Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
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Capítulo 66
Escucharla decir eso, que ella nunca obtiene lo que desea, es muy devastador.
—¿Qué quieres? —pregunto suavemente, sujetando su mejilla. Mi pulgar roza la suave piel debajo de su ojo, quitando una lágrima solitaria—. Dime lo que quieres.
Ella se sorbe de la nariz y baja la cabeza, pero se queda quieta.
—Oh, Dios —exhala, y estoy confundido de nuevo. ¿Qué pasa ahora?
Siguiendo su mirada... oh. Eso.
Su mirada se encuentra sobre mi pecho. En el tatuaje sobre mi corazón, para ser preciso.
Josie Belle Cullen.
Entonces, su mirada se mueve hacia mi brazo izquierdo. Sus dedos la siguen. Rozando mi piel, haciéndome estremecer.
Ella pausa cuando se topa con una camioneta en mi antebrazo, y me mira, para lo cual le doy un pequeño asentimiento, porque sí, es su vieja Chevy. Es uno de los tatuajes que me hice en recuerdo de Charlie y Bella. Para asegurarme que nunca olvidara el día que pasamos en su garaje, hablando de restaurar coches. La frase «Apreciar y restaurar» está escrita sobre el auto, representando mi pasión por los autos y el recuerdo de los Swan.
—Edward —susurra, dos dedos trazan las huellas de los pies de Jo cuando tenía dos años. Fue el primer tatuaje que me hice en Tampa, y representa a los dos asentándonos en Florida—. ¿Esto es...? —Ella levanta la mirada hacia mí de nuevo, y esbozo una sonrisa. Sus dedos trazan la pila de CDs, inclinados hacia un lado así puedes ver claramente cuáles son. Hay once, el mismo número de CDs que Bella me dio cuando estaba embarazada de Josie.
—Sí —mascullo, aclarándome la garganta—. Son los que me diste.
Las lágrimas caen por su rostro, pero no por primera vez puedo ver que no son lágrimas de tristeza. Creo que finalmente está dándose cuenta lo mucho que significa para mí y que siempre fue así. La amo, no se puede negar eso, y aunque solo la he amado platónicamente hasta ahora, estoy seguro que está cambiando. La intensa necesidad que siempre he tenido por ella prueba que ella es alguien especial para mí. Hace ocho años, la anhelaba porque compartíamos mucho. Esos deseos nunca han desaparecido. Solo han crecido y evolucionado a algo más.
Bella vuelve a decir mi nombre, esta vez en un gemido, y ha llegado al corazón rojo a medio tono en mi bícep. Claves de sol rodean el corazón como un alambre de púas, y en el centro dice «El regalo más preciado». Representa todo lo que Bella me dio hace ocho años. Jo, su amistad, recuerdos...
—¿Lo ves ahora? —pregunto suavemente, implorando. Su aliento trastabilla cuando me mira a los ojos—. Quiero que me digas lo que quieres porque creo que puedo dártelo.
Si ella quiere mi amistad, puede tenerla.
Si quiere la amistad de Jo, puede tenerla.
Si ella quiere más... Estoy muy seguro que también puede tener eso.
