Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


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Capítulo 68

Con un pequeño empujón, ella me echa atrás contra el sofá. Se sube a horcajadas sobre mí, noto de inmediato que no es sexual. No estoy seguro todavía si eso es lo que hubiera preferido.

El día que Bella y yo nos despedimos, recuerdo cómo presioné nuestras frentes juntas y le dije lo increíble que era. Esta vez, es Bella quien presiona nuestras frentes juntas.

—Estas últimas cinco semanas —suspira suavemente—, ver a Jo en el agua, llegándola a conocer un poco...

Sonrío, sabiendo muy bien cómo tú te enamoras por completo de mi niña o la encuentras muy intensa. No hay un intermedio porque Jo es... Me río por debajo de mi aliento. Ella está jodidamente loca, como he dicho antes. Y pocas personas —viejas profesoras, mayormente— creen que es difícil lidiar con ella. Claro, ella es salvaje y ruidosa, pero también es un encanto. Ella es genuina y cariñosa. Una bromista. Demasiado leal. Brutalmente honesta.

—Ella es increíble, ¿sabes? —Se ríe.

Sonrío y aprieto sus caderas.

—Has hecho un trabajo increíble —susurra, y se pone seria de nuevo—. Te dije que serías el mejor papá, ¿o no?

Sí. Lo hizo.

Incapaz de encontrar mis palabras, cierro la distancia y en cambio beso su mejilla, de nuevo permaneciendo allí más de lo necesario.

—Quiero más —admite—. Quiero que ella me conozca. —Su voz se llena de emoción—. Y lamento sonar egoísta, pero estoy muy feliz de que Kate no esté en la escena.

Carajo, yo también.

No me arrepiento de nada.

Le ofrecí todo a Kate, y ella se fue. No era como si yo estuviera pasando todo el tiempo entonces hablando de Bella o haciéndome tatuajes en su honor. Estaba demasiado ocupado cuidando de la pequeña con la que Kate se negaba a crear un vínculo. Aferrarme al recuerdo de Bella fue algo que comencé a hacer después que eché a Kate. En ese entonces, así como ahora mismo, Bella era la única mujer más genuina que he conocido. No era de sorprenderse que la extrañara.

—También soy egoísta entonces —digo suavemente, encogiéndome de hombros ligeramente—. Su pérdida.

Ella inhala, luciendo extremadamente nerviosa y preocupada de repente.

—¿Mi ganancia?

Y allí está.

Asiento, tomo su rostro y cubro su boca con la mía.

—Lo siento —mascullo, aún besándola—. No es mi intención ser atrevido, pero... —La beso suavemente—. Eso es lo que quería escuchar. Eres su madre, Bella.

Ella exhala, y escucho el alivio—el peso esfumándose de sus hombros.

—Quiero ganármelo —dice con lágrimas en los ojos—. Quiero merecerlo.

Ella ya se lo merece en mi opinión, pero sé lo que quiere decir.

—Dudo que haya problemas —digo con sinceridad—. Josie quiere lo que tú ya tienes.

—¿Y qué es eso? —pregunta nerviosamente.

No puedo evitar sonreír. Ella no tiene nada por lo que estar nerviosa.

—Lealtad, amor, buen gusto musical, —Ambos nos reímos—. Y estabilidad. Ella es un fenómeno de la naturaleza, así que necesita personas que siempre estén allí para mantenerla con los pies en la tierra. —Sonrío engreídamente—. Recuerdo a tu papá decir algo similar sobre cierta chica que solía conocer. —Vuelvo a dar un apretón a sus caderas—. Una cierta chica que se encuentra sentada en mi regazo ahora mismo.

Ella se sonroja. De nuevo. Hombre, amo eso.

—Oye, era una niña tranquila. Siempre callada, y...

—Sí, mientes, cielo. —Me río.

Una sonrisa tímida.

—Está bien. Era un poco salvaje.

Recuerdo a Charlie decir «¿Bella de niña? Jodidamente loca. Una vez la perdí en la tienda... tres veces. Cada vez, la encontré en el pasillo de los dulces. No que ella necesitara azúcar para estar drogada».

—Un poco salvaje —repito, sacudiendo la cabeza con diversión—. Lo que sea que digas, Swan.

Eso me otorga una sonrisa enorme.

—Dios, se siente bien escuchar eso de nuevo —suspira. Claro que sí. Nada de Call. Ella es una Swan—. Terminé de ser estúpida.

—Me parece bien —mascullo. No que crea que ella era estúpida. Solo estaba harta de estar triste. Ella quería normalidad y fue a por ello. No puedo culparla por desear—. Y bien... —La miro a los ojos—. Ya hablamos de Jo. ¿Qué tal de tú y yo?

Es obvio ahora que la atracción es mutua, pero no tengo idea para lo que Bella está lista, y me niego a asumir cosas.