Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com


Capítulo 77

—Mierda, eso fue increíble —dice ella sin aliento y comienza a darme besos. En mi neblina llena de lujuria, suelto una risita chillona, pero no es mi culpa. Es ella. Todo ella. Su... entusiasmo—. Mmm, mi turno —susurra contra mis labios.

Mierda. Sí.

Sin embargo, antes de que pueda hacer algo, sugiero que llevemos esto a mi cuarto.

—Marca el camino —es su respuesta.

Y lo hago.

Pronto, estamos tras puertas cerradas y trabadas, y nos tumbamos juntos sobre la cama.

—Dios, nena —gimo cuando ella me empuja sobre el colchón. Estoy listo para explotar. Y su boca... Tan ansiosa. Ella besa por todo mi pecho, haciéndome sisear de placer cuando juguetonamente muerde mi pezón izquierdo. Manos. Sus manos, se deslizan hacia abajo.

Trago con fuerza. Ella está allí abajo. Sus dedos se meten por la cintura de mis bóxers y me levanto y ella los quita y observa mi dura polla y, y, estoy muriendo. ¿De dónde salió esta chica?

—No tienes que hacerlo —digo rápidamente cuando la veo bajar su cabeza. A algunas mujeres no les gusta el sexo oral, y no quiero que ella piense que demando eso. Porque no es así.

Además, simplemente pensé que usaría su mano.

—Eso quiero —me dice suavemente.

Ella quiere hacerlo. Carajo, ella quiere hacerlo.

Apoyándome sobre mis codos —porque, enfrentémoslo, no me perderé esto— miro cómo vuelve a bajar su cabeza, y esta vez no se detiene hasta que la cabeza de mi polla se encuentra en su boca. Por todo lo que es...

Maldigo.

Ella lame la parte inferior de mi erección, comenzando por mis pelotas, terminando con mi cabeza, y gimo, gimo tan jodidamente fuerte. Más palabrotas le siguen. Santo cielo, me succiona. Me estremezco. Ella toma mis bolas. Lame un poco más. Gruño un poco más. Diablos, no te detengas nunca, cielo.

—Bella —suelto en un suspiro. Tentativamente, estiro una mano y acaricio su mejilla, la mejilla ahuecadas. Entonces sus labios, labios que están húmedos y firmemente envueltos a mi alrededor—. Mierda, te sientes tan bien —gruño, embistiendo instintivamente una vez. Solo una vez, y estoy a punto de disculparme por eso, pero ella asiente con la cabeza.

De nuevo, me está matando.

Su respiración es elaborada cuando me suelta con un húmedo tronido.

—Suéltate, Edward.

La miro.

Suéltate.

Suéltate.

Le asiento rápidamente, sintiendo repentinamente la necesidad de contener la respiración por alguna razón.

Mientras ella me vuelve a succionar, me suelto. Me dejo caer por completo sobre la cama y cierro los ojos. Ella quiere esto. Me lo dijo. Así que, me suelto. Respirando profundo, enlazo mis dedos en su cabello. Siento el calor y la humedad rodearme, siento su lengua mientras lame, sus labios mientras me mama.

—No falta mucho, nena —gimo, lentamente embistiendo dentro y fuera de su boca. Ella tararea a mi alrededor, las vibraciones hacen que mis abdominales se contraigan—. Oh, mierda. —Toco la parte trasera de su garganta. Ella acelera, gimiendo y tarareando. Mis ojos están cerrados fuertemente. Presiono con más fuerza. Ella lo pidió. La mujer gime de nuevo—. Bella... agh... ¡Dios, tu boca es jodidamente buena! —gruño. Más rápido, más brusco. Más profundo—. Eso es... —Casi, casi, mierda, ella jala de mis pelotas—. Nena, detente. Me vengo...

Ella ignora mi advertencia.

Cada músculo de mi cuerpo se contrae violentamente, y siento el orgasmo atravesarme, pequeñas erupciones que vienen de todas partes. Envuelto en calor y humedad, mi polla pulsa tres veces mientras me corro en su garganta. No estoy respirando. Mis manos aferran las sábanas. El placer simplemente es increíble. Como nada que pueda recordar.

—Demonios. —Y entonces estoy jadeando como si acabara de correr una maratón. Parpadeo. Intento orientarme. Pero al sentirme tan exhausto, la necesidad de estar más cerca de Bella toma poder sobre mí fácilmente, así que me levanto... solo para verla lamiéndose los labios. Sí, gruño y me dejo caer sobre el colchón de nuevo.

Me. Está. Matando.

—Ven aquí —digo, aún sin aliento—. Ahora mismo.

Ella se ríe, lo que me hace sonreír una sonrisa ridícula, y gatea hacia mí, sobre mí, encima de mí... como sea. Y entonces está justo allí, mirándome con una expresión tierna. Hermosa. Tomándola del cuello, la jalo hacia mí y cubro su boca con la mía.

—Espera —masculla—. Solo necesito cepillar mis dientes.

A la mierda eso.

—¿Por qué?

Se toca los labios, frunciendo el ceño un poco.

—Porque acabo de tener tu... —Incluso en la tenue luz, puedo ver el sonrojo en sus mejillas.

Oh, ¿así que ahora es tímida?

—¿Y? —mascullo, jalándola hacia abajo una vez más—. Bésame.

Nariz contra nariz.

—¿No... No te molesta?

Me río un poco, porque está loca.

—No.

—Oh —dice con un suspiro.

Chica tonta.

Nos besamos, y cambia. Un segundo, es salvaje con dientes chocando y gemidos escapando. Y al siguiente, es dulce con labios rozando y suaves suspiros.

—Quédate —mascullo, una vez más cerniéndome sobre ella. Ya estamos bajos las mantas y nos deshicimos de la ropa interior—. Pasa la noche.

Su cuerpo desnudo contra el mío es increíble. No hay manera que le permita conducir a casa ahora.

Además, estoy seguro que me he enamorado por completo de esta mujer.

—Me quedaré.