Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com


Capítulo 79

—¿Escuchas eso? —masculla en mi oído.

Asiento lentamente y beso su pecho.

Sí lo escucho. Josie está despierta.

—¿Cómo crees que reaccionará?

¿Honestamente? Creo que ella ya sabe que Bella está aquí.

—Ella estará bien —digo suavemente—. Pero deberíamos levantarnos.

Beso sus labios una vez, dos, tres veces, antes de quitar mi trasero de la cama.

Cuando escucho un silbido detrás de mí, juro por todo lo que es sagrado que me sonrojo. Aunque qué bueno que Bella no puede ver eso. La chica es jodidamente honesta.

—¿Chequeas mi trasero, cariño? —Me río, encontrando un par de pantalones deportivos grises en mi armario.

—No puedo evitarlo. Es un trasero encantador. ¿Y vas sin ropa interior? Mmm.

Diablos.

—Oye, ¿puedo usar tu ducha?

—Claro —respondo, colocándome una camiseta negra—. Me ducharé después del desayuno.

—Está bien, eh...

La miro por encima de mi hombro.

Ella me sonríe tímidamente.

—Tengo mis bragas y mi top aquí, pero no mis otras prendas...

Ah. Cierto.

—Están en la sala.

—Exacto.

Volviendo hacia mi armario, tomo una camiseta de Cullen Auto y se la lanzo.

—¿Quieres tomar prestado un par de shorts también? —mascullo, tratando de encontrar un par con cordón ajustable.

—Sí, por favor.

Sonrío cuando ella se acerca por detrás y desliza sus brazos por mis costados.

—No me daré la vuelta.

—¿Por qué? —Se ríe contra mi espalda.

Me río por debajo de mi aliento.

—Porque sé que estás desnuda. Si te veo ahora, el desayuno será lo último en mi mente. Y a menos que quieras a Jo tocando la puerta y...

—Entendido. —Tose—. Por cierto, ¿puedo mejor invitarlos a desayunar?

No queriendo tener esta conversación con mi armario, finalmente giro, aunque me aseguro de no mirar por debajo de su rostro.

Dios, realmente amo a esta mujer.

—¿Quieres llevarnos a una cita para desayunar, Srta. Swan? —bromeo y beso su nariz. Ella suspira y asiente. Yo también suspiro—. Mmm. Depende lo que eso conlleve. ¿Pagas tú? Entonces, no.

—De hecho, sí. —Se ríe, y gruño juguetonamente mientras mordisqueo su mandíbula. Mi mamá me crio mejor que eso. Las mujeres no pagan—. Y me vas a dejar.

—Lo dudo. —Me río, y... ¿cómo terminaron mis manos aferrando su culo?

Carajo, no sé.

—Por favor —dice, suave pero seriamente—. Quiero hacerlo.

Suspiro.

—Solo no lo hagas una costumbre —concedo—. Y será mejor que traigas mucha plata, porque quiero una montaña de panqueques.

—Entendido. Espera, ¿Monte Everest o K2? Porque no estoy segura de si tengo suficiente para Everest.

Esta mujer, se los juro.

—De hecho, pensaba en Kilimanjaro, así que estás bien.

—Uf.

Me río por la nariz y le doy una pequeña nalgada. No pude evitarlo.

—Vete a duchar. Le diré a Josie que saldremos.


Alguien deberá responder a Jo por esas prendas en la sala... JAJAJA