Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com


Capítulo 82

—¿Recuerdas que te conté sobre las edades? —pregunto, apartando un mechón de cabello de su rostro—. ¿Cuándo pasas de ser una niña a una adulta?

—Sí —dice con voz chillona—. Dijiste que debo tener dieciocho para ser una adulta, pero que yo debo tener treinta porque soy especial.

Le doy una sonrisa torcida.

—Así es. Y... —Exhalo—. Bella solo tenía quince años —digo—. Ella hizo cosas de adultos incluso cuando no era una adulta todavía. Y quedó embarazada de ti. —Beso sus mejillas—. Ella no tuvo cuidado cuando hizo las cosas de adultos. —Elijo mis palabras con cuidado—. Así que, cuando ella supo que estabas en su vientre, supo que era demasiado joven para cuidar de ti. —Esto, ya se lo he dicho—. Y a veces, los adultos que quieren hijos, no pueden tenerlos.

—Tú y esa otra señora —termina ella suavemente—. No podían tener bebés.

—Exactamente. Y como Bella no podía cuidarte ella misma, quiso buscar a dos personas que sí podrían. Dos personas para que se conviertan en tus padres.

—Entonces, ella te encontró, y me has dicho que la señora que quería ser mi mamá cambió de parecer.

—También te dije que los adultos son estúpidos a veces, ¿recuerdas? —continúo con voz suave. Ella asiente—. Cierto. Bueno, lo que ella hizo fue jodidamente retorcido.

—El vocabulario, papá —masculla automáticamente.

Suelto una risita ahogada.

—Dios, te amo, bebita. —Beso su frente—. Como sea... —Suspiro e inclino su barbilla para que me mire—. Lo que quiero decir es que hay una diferencia entre ser estúpido y hacer algo estúpido. Bella no debería haber hecho lo que hizo, porque era una niña. Pero... y esto es importante, Jo... —Ella asiente lentamente, escuchando—. Ella nunca y jamás se ha arrepentido de ti. Porque ella te amó desde el principio. Y si no fuera por su error, supongo que podrías llamarlo así, no te tendría ahora.

—Entonces, ¿realmente no es un error? —pregunta con voz chiquita.

—No, no lo es —concuerdo—. Quiero decir, ¿qué hubiera hecho sin ti en mi vida, eh? —Le sonrío—. Estaría tan devastado.

Soy muy increíble —dice, asintiendo.

—Por supuesto que lo eres. ¿Y sabes por qué?

Ella frunce su nariz en pensamiento.

—¿Porque tengo un papá increíble?

—Y una mamá increíble —añado, presionando juntas nuestras frentes—. Te he criado hasta ahora, y he cambiado tus pañales olorosos. —Le hago unas cosquillas, lo que me gana una risita—. También te he alimentado, arropado en las noches, y he estado allí cuando has estado enferma. —Ella asiente y descansa su cabeza sobre mi pecho. Uno de sus brazos me rodea y su mano juega con el cabello en la parte trasera de mi cuello—. Estuve allí cuando diste tus primeros pasos —sigo, mis labios rozando contra la parte superior de su cabeza—. Estuve allí cuando lanzaste tu avena al rostro del abuelo, y cuando dijiste tu primera palabra.

»—Pero sin importar cuánto tiempo he estado allí para ti, hay cosas que siempre vendrán de Bella —termino.

Ante esto, ella levanta la mirada.

—¿Qué cosas? —pregunta con curiosidad.

Sonrío y jalo suavemente de su cabello.

—Para comenzar, tu cabello, tus ojos, y tu nariz. Tu boca, tus hoyuelos, y tus patas de gallina.

—¡No tengo patas de gallina! —gruñe ella. Me río—. Y Bella tampoco tiene. Así que, ahí está. —Bufa.

—Ya no —digo en broma—. He visto fotos de Bella de cuando tenía tu edad, ¿sabes? Luces igual a ella.

—Bella es bonita.

Bella es jodidamente hermosa.

—También tú. Ambas son perfectas —digo—. Y como luces como ella, siempre serás deslumbrante.

Eso no me vendrá bien cuando Jo se de cuenta que los niños no tienen piojos.

—Pero hay más que eso —mascullo—. Así como tú, Bella era una pequeña salvaje cuando era niña.

Y Jo sonríe, por supuesto. Bastante orgullosa. Sí, a ella le gusta volverme loco.

—A ella tampoco le gustaba el rosa, era la primera en saltar en el lodo cuando llovía, escuchaba los álbumes de Led Zeppelin de su papá en vez de canciones infantiles, y era ruidosa y loca.

Ella se ríe.

—Así como yo.

—Así como tú.