Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com


Capítulo 84

—¿Estás bien, cariño? —le susurro al oído. Desde que llegamos a la casa de panqueques, Bella ha ido al baño tres veces solo para calmarse. Después de haber escuchado casi toda mi conversación con Josie esta mañana, ella ha estado más que un poco emocional. Irradia felicidad, al juzgar por las sonrisas, pero está extremadamente emocional... juzgando por el constante sorbido de nariz y las pausas para usar el baño.

—Estoy bien —dice suavemente con voz ronca.

Lo está, pero no está. Si entiendes a lo que me refiero.

—Entonces, ¿también son novio y novia ahora? —Jo pregunta casualmente, sentada frente a nosotros.

Sacudo la cabeza con diversión y me acerco para limpiar un poco de jalea de frambuesa de su mejilla.

Por debajo de la mesa, Bella enlaza nuestros dedos.

Y toda la duda se desvanece.

Estamos en la misma página.

—Sí, lo somos —le digo, pinchando un poco de panqueques—. ¿Eso está bien?

—Dah.

Cierto.

Me río y meto un bocado de panqueques en mi boca.

—Disculpen —dice Bella, volviéndose a parar. Entonces, corre al baño de nuevo.

Suspiro. Mi corazón la comprende, en serio que sí, y duele que la felicidad le haya llegado con tanta fuerza que apenas pueda relajarse. Solo prueba lo duro que ha sido para ella en el pasado—lo miserable que ha sido. Pero me aseguraré que ella sea feliz desde ahora. Se lo merece más que nadie.

—Papi.

—¿Sí?

Ella exhala.

—Bella... ella es realmente increíble —dice—, pero sí que llora muchísimo.

Le sonrío con tristeza.

—Esto es muy importante para ella. Es muy abrumador.

—Lo sé. Me lo dijiste. Pero estoy aquí ahora. Ella ya no tiene que estar triste.

Abro la boca, pero la vuelvo a cerrar. Es hora de elegir de nuevo con cuidado mis palabras.

—Solo tienes ocho años, cariño. Es difícil que comprendas...

Ella me interrumpe con un bufido.

—¿Me estás subalternando porque soy una niña?

¿Qué?

Subalternando... oh. Me río un poco.

—Quieres decir subestimando.

—Eso es lo que dije —responde ella, agitando una mano—. Entonces, ¿lo estás?

—No. No lo estoy —prometo, tratando de contener la sonrisa—. Está bien, ¿qué tal esto...? —Tomo aire profundo, organizando mis pensamientos. Lo que estoy por decir ni se acerca a lo que realmente es, pero espero que ayude a poner las cosas en perspectiva para mi niña de ocho años—. Imagina tener que dejar todas tus cartas de béisbol, todos tus CDs, todas tus camisetas de bandas, y todos tus libros para colorear... Imagina no ser capaz de meterte al océano de nuevo. —Definitivamente tengo su atención. Ella luce completamente horrorizada—. Y entonces un día, muchos, muchos años después, finalmente tienes permitido tener todas esas cosas de nuevo.

Sus ojos se agrandan, moviéndose entre la dirección de los baños y yo.

Su boca se abre.

—Oh, por Dios, pobrecita —susurra—. Quizás debería ir a darle un abrazo.

Dicho eso, corre hacia el baño, con tenedor aún en mano.

Mierda, necesito una cebolla o algo para culpar al ardor en mis ojos.