Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com


Capítulo 95

—Josie, ¿puedes abrir la puerta? —grito por encima de la música. Después de tomar una Coca Cola del refrigerador, camino hacia la sala y bajo el volumen un poco. A papá le encanta la misma música, pero mamá prefiere un rock más suave.

—¿Están aquí? —pregunta Bella, apareciendo en la puerta.

Contengo una risita, porque ella me golpearía. No sé cuántas veces le he dicho que mis padres van a amarla, pero no importa. Ella aún sigue nerviosa. Incluso viste prendas que no son realmente de ella. Lo son, pero no es lo que ella prefiere. En vez de una camiseta de alguna banda y una falda o short de jean, tiene puesto un vestido. No hay nada femenino en él, gracias a Dios, pero aún así. Honestamente, ella luce despampanante —un simple vestido negro, ni modesto ni provocativo— pero no es necesario... es todo lo que digo.

Entonces está el hecho que mamá y papá acaban de pasar las últimas tres semanas visitando los talleres de Cullen Auto a lo largo de la costa. Dudo que lucirán como la jodida familia real de Inglaterra cuando lleguen aquí... cosa que es ahora.

—Sí, están aquí, nena —digo, pasando por su lado. Al hacerlo, también la jalo hacia mí—. Luces... —Mierda, ¿cuál es la respuesta que ella busca? Porque diría sexy o despampanante, o incluso guapa. Pero quizás ella quiera "linda", "hermosa", o... mierda, me quedo sin palabras.

—Increíble —es lo que elijo, y eso está bien porque siempre es la verdad.

Ella frunce sus labios, mirándome.

Al mismo tiempo, puedo escuchar a Josie saludar a mis padres en el pasillo. Fuertemente.

—Oh, al diablo —dice Bella de repente—. Dame cinco minutos para cambiarme. —Y entonces, se va.

Simplemente sacudo la cabeza y sonrío mientras la miro irse.

—Mujeres. —Me río por debajo de mi aliento, dirigiéndome hacia el pasillo. Una vez allí, sonrío al ver a Josie aferrándose a papá mientras mamá intenta arreglarle el cabello.

—¡Edward, mi bebé! —exclama mamá ni bien me ve. Intercambio una mirada con mi hija, expresando silenciosamente... Tengo treinta y tres años y sigo siendo un bebé. ¿Tú solo tienes ocho pero te quejas cuando te llamo bebé? Creo que ella me entiende. Tal vez.

—Hola, ma —digo, abrazándola—. Luces genial. —Beso su mejilla antes de dar un paso hacia atrás—. Bella bajará pronto.

Como si eso fuera algún detonante, los ojos de mamá se llenan de lágrimas.

—Aún no puedo creer que se hayan encontrado de nuevo —dice, apretando mi mano—. Es increíble.

—También pienso eso —mascullo, guiñándole un ojo a Jo.

—Mi mamá es asombrosa —dice naturalmente—. Pero, ¿nana? No llores; puede que eso haga llorar a Bella también, y eso no está bien, te lo digo.

—Entendido. —Mamá se sorbe la nariz, abrazando a Jo de nuevo—. No más lágrimas.

—Oye, niño —dice papá, y entonces hay más abrazos—. ¿Estás bien?

—Muy —respondo, sonriendo—. Es bueno verlos de nuevo.

—Lo mismo digo. Ha pasado un tiempo desde que estuvimos aquí. ¿Dónde está Jazz?

Me encojo de hombros.

—Cruzando la calle. Estarán en el taller más tarde. —Mientras digo esto, siento una mano en mi espalda, ante lo cual sonrío para ver a Bella detrás de mí. Oh, sí. Ella volvió a shorts de jean y una remera negra sin mangas. Esa es mi mujer—. Allí estás —mascullo y envuelvo un brazo alrededor de sus hombros. Sonriéndole a mis padres, digo—: Mamá, papá, ella es Bella.

—Hola —Bella dice suave, pero tímidamente—. Es un placer conocerlos al fin.

No puedo decir que me sorprende cuando veo a mamá y a papá simplemente observarla. Sé lo que ven—el parecido entre ella y Josie. Es como mirar al futuro de Jo.

—Oh, mierda —dice mamá, suspirando—. Josie, cielo. No creo que pueda cumplir tu promesa.

Con eso, estalla en llanto y jala a Bella hacia un abrazo.

—Diablos —masculla papá por debajo de su aliento—. Te sacaste el gordo con ella. Está super buena.

Le codeo.

—Cállate, viejo.

—¿Qué? —pregunta, intentando sonar inocente—. Solo digo que si ella está buscando a alguien como tú, solo un poco más grande...

Asco.

Aunque sí luzco un poco como mi papá... eso no está bien.

—Un poco más grande. —Resoplo—. Eso deseas.

Puede que él esté en buena forma, tatuado como yo, y vistiendo casi las mismas prendas que yo, pero vamos.

—Estoy jodiendo contigo, niño. —Se ríe, dando unas palmadas a mi espalda—. Aunque ella es despampanante.

Lo sé.

—Asno.

—¿De qué hablas, papá? —pregunta Josie, jalando de mi camiseta.

Le sonrío.

—Nada, cariño. Absolutamente nada. Ahora, ¿por qué no sueltas a Cash de tu cuarto? Ya casi es hora de irnos al taller.

Tenemos que estar allí una hora antes de abrir al mediodía, así que... sí, hora de movernos.

—Oh, ¿Cash es el perro del que nos hablaste, Josie? —pregunta papá, y Jo es una niña feliz.

—Sí, él es el mejor.

—No estoy de acuerdo —mascullo.