Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


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Capítulo 96

Horas más tarde, todos estamos ocupados en el taller. Mamá, Bella, Josie, y Alice se mueven de un lado al otro con bocadillos y bebidas. Geoffrey y Emmett McCarty han estacionado en fila varios coches —coches en los que he trabajado de la concesionaria de Geoff— y ambos hablan con clientes. Puede que Emmett sea dueño de un bar, pero es fácil ver que ama trabajar con autos también. Peter y Alec —mis dos compañeros mecánicos— y yo estamos hablando con posibles clientes, quienes hacen fila para las cosas gratis que Cullen Auto dará hoy. Papá también está ocupado haciendo lo mismo. Jazz charla sobre números con aquellos que tienen preguntas, y debo decir que él es un gran vendedor. Él puede, sin hacerlo evidente, decir que trabajamos con las mejores tiendas de autopartes del estado, y gracias a los acuerdos que hacemos con las compañías de transporte y de camiones, siempre podemos garantizar los mejores precios y mierdas como esa. Y ambos, Rose y Royce, permanecen cerca de Jasper, comentando de vez en cuando ya que están usando los servicios de Cullen Auto. Es buena publicidad para todos. No sé cuántas tarjetas de negocios he visto ser entregadas.

Los anuncios que papá colocó en los periódicos locales han atraído a una gran multitud, y diría que no pasará mucho tiempo para estar establecidos apropiadamente en Lakeside.

—No sé cuántos cambios de aceite he hecho en las últimas dos horas —me dice Peter, limpiándose las manos con un trapo. Me río y asiento, definitivamente de acuerdo—. Estamos en la escuela de nuevo.

Suelto un gruñido.

—No me lo recuerdes. Odié esa mierda. —Recuerdo cuando estudiaba para ser un mecánico... todas las cosas que nuestros profesores nos taladraban en la cabeza. Y como he estado alrededor de los autos toda mi vida, los cambios de aceite y mierdas igual de simples son solo una pérdida de mi tiempo.

—¿Lo están pasando bien, chicos? —pregunta Bella, apareciendo frente a nosotros con dos sodas frías. Después de limpiar mi rostro con la manga de mi camiseta, me inclino hacia adelante para plantar un beso ruidoso en sus labios—. Mmm... baba.

Me río y acepto la soda.

—Creo haber escuchado eso antes.

Por supuesto, ese es el momento en que Josie elige meterse.

—Lo escuchaste de mí, papá.

—Ve a buscar agua para Cash —le digo, ignorando su comentario—. Estoy seguro que pasaron diez minutos desde la última vez.

—¡OhporDios, tienes razón! —jadea ella, sosteniendo su rostro—. El pobre debe estar sufriendo en tu oficina todo solo.

Pobre, mi trasero. Sí, Cash se encuentra en mi oficina en el fondo, pero dicha oficina posee aire acondicionado, sin mencionar agua y bocados que Josie le lleva constantemente. El chucho vive como un rey.

—¡No te olvides de su almohada de terciopelo —grito detrás de ella.

Ella me manda al diablo por encima de su hombro, usando su dedo corazón.

Bella y yo suspiramos contentos.

—Estaaaaá bien. —Se ríe Peter—. Es hora de otro cambio de aceite.

—Sí, y saldré a saludar a papá —dice Bella—. Acaba de llegar.

Asiento.

—Estaré contigo ni bien termine con ese. —Señalo al Volvo en el que voy a trabajar. Maldito Volvo. Maldito problema de transmisión.

Los próximos veinte minutos transcurren rápidamente, y voy por la mitad del trabajo en el Volvo cuando tengo la sensación de deja vu.

Son palabras que he escuchado antes.

Palabras que son gritadas.

—¡Golpeo donde duele! ¡Recuerda eso, chiquillo!