El frío rasgaba la débil garganta de Lynn con cada desesperada bocanada, sintiendo como aquel vaho gélido destruía su sistema respiratorio mientras el ardor de cada músculo en sus piernas le obligaba a mantenerse consiente, corriendo a través de las calles del pueblo ignorando las señales de los semáforos, insultos de conductores o personas que impactaba, obligando a su cuerpo a moverse aun con la fría sensación de sudor por su cuerpo bajando aún más su temperatura corporal, algo que el pobre intento de ejercicio del adulto con su corrida improvisada no lograba nivelar, dándole poca importancia a las exigencias de su cuerpo mientras mantenía el ritmo y una gran furia acumulada.

Su cuerpo conocía el camino tanto como su mente, aunque esta le jugaba la mala pasada de recordar aquella imagen mientras una burlesca risa resonaba en su mente, una que para su desgracia y propio calvario conocía muy bien, una que le había condenado al peor de los infiernos, uno que no le dejaría en paz jamás, uno donde el solo se podía quejar.

Era un infierno al que sus propias acciones le habían condenado, él y su maldita inutilidad.

Con aquella furia y asco se encamino por las calles del tranquilo pueblo, siendo capaz de observar cómo iniciaba el aquel barrio residencial donde tenía tantos recuerdos bellos con sus hijas, recuerdos de su feliz inicio a la paternidad, recuerdos de como todo comenzó a cambiar y ahora no podía ver otra cosa que no fuera el inicio de su propio infierno, viendo a la encarnación de sus desgracias sentada tranquilamente en el pórtico de aquella casa de dos pisos, una que era conocida como una casa donde el ruido y el desastre estaban a la orden del día, algo que era demostrado en ese preciso momento... algo que en ese preciso momento no hacía sino enfermar a Lynn.

La mujer al ver como la figura del sudoroso adulto comenzaba a bajar la velocidad mientras se acercaba a ella se levantó tranquilamente mientras tenía un pequeño objeto en su mano, viendo con expresión neutra al adulto sin miedo a la fulminante mirada con la que este le observaba y se acercaba mientras apretaba sus puños con toda la furia contenida por tanto de su cuerpo.

- Llegaste antes de lo que esperaba.

- (Furioso) Y una mierda Rita, más vale que te expliques ahora maldita.

- Más te vale que te calmes Lynn, o sino tus hijitas podrían escucharte.

- ¡No salgas con eso ahora y contesta de una puta vez!

El usual bullicio de la casa comenzaba lentamente a apagarse tras los dos bramidos de Lynn, quien miraba con sus ojos enrojecidos por la furia acumulada a la mujer que mantenía su fría mirada sobre el adulto, postura que parecía no sería capaz de romper o siquiera alterar.

- ¿Qué quieres que te diga? ¿O acaso no eres capaz de entender una simple imagen? Je, no es como si esperase más de ti en todo caso.

- Sabes bien a lo que me refiero ¡No te hagas la estúpida!

- ¿Te refieres a esto? - Señala el objeto en su mano derecha, momento en que lo arroja sin interés cayendo frente al enfurecido Lynn - Pues, es solo un recordatorio.

- ¿Un recordatorio? - Aquella palabra usada por Rita calo profundo en la mente de Lynn, removiendo parte de la furia que había acumulado durante todo su trayecto cambiándola por incredulidad - ¿Llamas a esto un recordatorio? ¿Cómo puede ser esto un recordatorio para ti?

- Eres increíble verdad, ni siquiera puedes entender algo tan simple, quizás lo haces para compensar ese mediocre humor tuyo.

- ¡Cállate de una puta vez zorra!

- ¿O sino que Lynn? ¿Me vas a golpear? ¿Te atreverías a golpear a la mujer que está embarazada de tu siguiente hijo? Ja, ni siquiera se para que me molesto generalizando, a tu siguiente hija Lynn, tu siguiente "bendición".

Aquellas acidas palabras habían sacudido la conciencia del adulto, sintiéndose motivado a demostrarle lo contrario preparando su puño para desahogar años de insultos, molestias, dolor y sufrimiento por vivir con una familia quebrada, por no poder disfrutar de aquella convivencia que tanto soñó y tener que mentir descaradamente a las personas que más amaba en ese mundo, pero había algo dentro de aquellas palabras que le generaba mucha duda en su ser por lo que confrontando su mirada logro enlazar la suficiente energía para preguntar una vez más.

- ¿Es que no puedes tratar dignamente a alguien ni siquiera si es tu propio hijo? - La colérica mirada de Lynn se vio debilitada por aquella indiferencia y cinismo con el que la mujer se estaba refiriendo a sus hijos, no podía comprender como ese era el comportamiento de la misma mujer con la que un día eran felices y se mencionaban bellas promesas de amor y ansias de paternidad... no podía entender como aquella persona que tanto amo en el pasado podía ser aquella misma por la que ahora no podía sentir sino odio y asco - ¿Es que no las vez más que como piezas en tu juego? Es que... no...

- "No" que Lynn, al menos termina tus frases.

- Lucy... Lana... Lola... Lisa... ellas...

La mirada atónita que el hombre exponía en su rostro no solo cargaba su incertidumbre respecto a lo que ahora imaginaba y solo podía rogar que fuese un retorcido pensamiento de su enfurecida mente, que aquellos momentos no habían sido nuevas mentiras de la boca de la mujer que tenía en frente... quería creer que ni siquiera ella era capaz de llegar a esos extremos.

- Esos intentos de reiniciar todo...

- Ahh... ¿Esas pérdidas de tiempo? Nada importante.

La furia que constantemente menguaba dentro del adulto ahora había sido completamente ahogada por la incertidumbre e incredulidad, sintiendo como su mente le fallaba mientras pensaba en el significado de aquellas palabras, como esos seres que tanto amaba no eran lo que él alguna vez quiso creer. Con ello en mente y su voz perdiendo toda su fuerza se dirigió una vez más contra Rita.

- ¿Entonces que fue eso? ¿Por qué lo hiciste?

- ¿De verdad que ya no viene al caso ocultarlo verdad? Bueno, déjame decirte... Para mi propia desgracia te conozco muy bien y aun me eras útil, eres alguien necesario para controlarlas y no puedo permitir que olvides ese rol tuyo, tienes un deber aquí Lynn, no lo olvides.

- ¿Pero hacer esto... llegar a este punto... que es lo que quieres?

- ¿Estabilidad? ¿Tranquilidad? No sabría decirte, solo sé que hay cosas que realmente importan en este mundo y es mi deber protegerlas.

- Pero usar una vida para ello, un ser viviente... ¡Una criatura inocente!... ¡¿Estás loca?!

- Este no es un mundo donde todos podamos ser felices, la realidad es cruel y castiga a quienes menos lo esperan o se lo merecen, nos pone múltiples pruebas y ninguna pista o ventaja para solucionarlas quedando a nuestra merced soportar lo perra que esta puede ser... o levantarse y usar cada cosa que tengamos a nuestro alcance y así poder cuidar de quienes amamos, tú lo sabes bien verdad oh señor mártir... debemos proteger aquello que amamos mientras lo demás... realmente no importa.

- Pero... pero... es tu hija... ¡Tus hijas!...

- Y también son tuyas Lynn, espero no lo olvides y sé que no lo harás, eres demasiado cobarde para abandonarlas y demasiado estúpido para ganarme un juicio, no tienes nada a tu favor, solo puedes seguir siendo el "gran padre" que siempre has sido y entender tu lugar en esta casa, entender que los demás no importan pues... si no estas tú ¿A quién tendrán?

Aquello daño sumamente a su propia estabilidad mental, empuñando sus manos con tal furia que incluso logro enterrar sus uñas en sus palmas, sintiendo como la cólera una vez más aumentaba y comenzaba a nublar su vista sintió su cuerpo ligero, su mente la cual se encontraba procesando aquella información de un momento a otro corto todo traspaso de información mientras sentía que las cosas eran simples, como tenía control completo de su cuerpo y aquel errático pensamiento se centraba en una sola cosa.

"Ella no es humana, ella es el obstáculo a mi felicidad"

"Ella me lo ha arrebatado todo"

"Ella no merece vivir"

Con aquel pensamiento su cuerpo comenzó a caminar sin importarle pisar la prueba de embarazo que antes la mujer le había lanzado a sus pies mientras miraba con una expresión neutra a Rita, quien veía la indiferencia de Lynn mientras de sus puños escurrían unas pocas gotas de sangre mientras él no mostraba signos de dolor pese al cansancio de su corrida o la furia y asco durante la discusión, viendo como el adulto carente de emociones se le acercaba fue el primer momento donde la mujer comenzó a sentirse preocupada, pues era la primera vez que se vio intimidada por Lynn.

Instintivamente comenzó a retroceder sin dejar de observar al hombre, quien no variaba su velocidad o expresión, hasta que su espalda impacto suavemente con la puerta, dándole unos instantes hasta que Lynn quedo parado frente a esta, momento en el que, sin dejar de mirarla con aquellos ojos vacíos alzo su puño.

Ya no le importaba lo que sucedería a continuación.

Horas después, hogar de Lincoln

Las luces se encontraban apagadas, pues ni siquiera se había molestado en encenderlas una vez los últimos rayos de sol habían sido consumidos por el manto de oscuridad nocturna, siendo aquella pobre iluminación acorde a las intactas parafernalias y presentes que se hallaban repartidos por parte de la sala mientras un pastel intacto yacía coronando los escasos restos de picadillos varios y refresco sin acabar, siendo una única presencia humana la que se encontraba en medio de aquella oda a la muestra que la realidad no es un cuento de hadas con un final feliz.

La única figura que se encontraba apenas con algo más de calor que el gélido espectáculo de soledad se hallaba justo en el centro de todo, sentado en el piso mientras abrazaba sus piernas y enterraba su rostro en sus piernas, como si desease ocultarse de algo, disminuir su propia existencia a lo más mínimo posible e incluso desaparecer de ser posible, en completo silencio, tal como sus años mozos o la realidad de la que creía podía escapar.

Su rostro bañado en algunas lágrimas secas se enfocaba en el piso, arqueado sobre sí mismo miraba con neutralidad a ninguna parte, se halla perdido en sí mismo, lo que había iniciado en un intento de entender o siquiera comprender las acciones de quienes lo rodeaban se había transformado en una pregunta más personal, comprender que era lo que él quería, lo que él sentía y lo que a él le importaba, pues ya no era capaz de comprender a su entorno, ya no le importaba tampoco, sintiendo que quizás el problema no eran ellos si no él mismo, ya que no encontraba otra solución, no para lo que estaba ocurriendo.

Con el pasar del tiempo y sentir como su cuerpo comenzaba a tiritar producto del frío pensaba en romper aquella posición para dirigirse a su cama y dormir, pensando que quizás ello calmaría un poco su mente y le haría sentir mejor, o quizás no le haría nada y solo seguiría porque su instinto le dictaba que debía subir su temperatura, aquella discusión en su interior tampoco le importaba en ese punto, lo único que si sabía es que quería seguir aunque sea unos momentos más en esa posición, al menos hasta que se sintiera capaz de levantarse.

Y con ello seguían pasando los minutos, hasta que sintió el golpe seco de la abertura de la entrada.

Reconocía ese sonido, era uno que durante muchos años había aprendido a diferenciar y reaccionar para rápidamente acercarse a la persona que este evocaba, uno que después intento olvidar y hace unos pocos meses comenzó a apreciar nuevamente... pero ahora, no sabía que le significaba.

Levanto lentamente la mirada solo para ver aquella figura que creía conocer, pero que no pudo reconocer.

Era la misma ropa, era la misma postura, eran las mismas facciones... lo diferente era su expresión.

Su mirada usualmente cansada ahora era vacía, tan gélida como el aire exterior a ese lugar, podía notar algunos rasguños y moretones en su cara junto a algo de sangre seca en sus puños, aspecto que lograba intimidar ligeramente al niño, quien pese a eso no rompió su postura, solo le devolvía la mirada.

Aquel encuentro de miradas duro unos pocos minutos, momentos en que ambos inspeccionaban el aspecto el otro, viendo como ambos demostraban haber sufrido, con la diferencia que solo uno de los dos pudo encontrar las respuestas que necesitaba.

Una vez terminaron su estudio fue Lincoln quien rompió el silencio.

- No estabas.

- ¿Te sorprenderte acaso? Seamos sinceros, nunca estuve aquí realmente.

- Esta vez parecía que sería diferente.

- Pues no lo es chico, y nunca lo será, estoy atrapado en un ciclo que no va a acabar jamás, ni siquiera tuve la determinación de terminar algo que ya había empezado.

El chico, incrédulo, continuaba hablando, casi como si ignorase las secas respuestas que pronunciaba el adulto.

- Tú me prometiste que estarías para mí.

- Entonces mentí, no importa.

- ¿Como... que no importa? - La voz neutra del chico por primera vez lograba mostrar una emoción, pena - Yo te esperé... quise olvidar que éramos familia... pero tú me dijiste...

- ¡¿Te dije qué cosa?! ¡¿Qué fue lo que te dije?! - La neutralidad de Lincoln había sido por completo opacada por la reciente furia de Lynn, quien exploto al sentir la tristeza en la voz del pequeño - ¡¿Te prometí cariño?! ¡¿Te prometí respeto?! ¡¿Te prometí dinero?! ¡¿Qué mierda fue lo que te prometí Lincoln?!

- ¡Me prometiste que seriamos una familia maldita sea! - Los sentimientos embotellados en el pequeño alcanzaron su límite en ese momento, pues no solo había dejado salir la pena y la furia que se había acumulado en su interior, sino que de un rápido movimiento se levantó, encarando al adulto frente a él - ¡Me hiciste sentir aceptado pese a que te equivocabas todo el tiempo o mientras se notaba como apenas si querías estar conmigo, pero creía que era cosa de tiempo, que algún día me aceptarías de verdad y ahora me sales con esto! ¡¿Qué querías realmente?! ¡dímelo de una maldita vez!

- ¡quería que ya no fueras una molestia en mi corazón, verte me hizo creer muchas tonterías que solo me llevaron a que todo se fuera al carajo, absolutamente todo se fue al carajo cuando se me ocurrió la maravillosa idea de preguntarme que estabas haciendo! – En este punto no solo la furia de Lynn se evidenciaba por sus gritos, sino que su expresión era severa y molesta, algo que los rasguños y sangre seca solo empeoraban - ¡Yo llevaba bien mi vida, cansado pero felizmente disfrutando felizmente de la maldita mentira en la que vivía, viéndolas crecer felizmente mientras tú eras independiente y te criabas a ti mismo! ¡¿Quieres saber que provoco mi estúpido intento?! ¡Pues me da igual si te interesa, debes saber que solo me provoco dolor, me hizo darme cuenta de que todo lo que hice fue inútil y para peor que he desperdiciado estos últimos 10 años criando a 4 niñas que solo son rehenes de una desgraciada y un niño con quien creí podría hacer la diferencia pero que solo me demostró cuan inútil soy!

El cuerpo le fallaba, sentía como su cada músculo de su cuerpo estaba por reventar mientras su cabeza hervía en fiebre y sus pulmones no eran capaces de almacenar la cantidad correcta de aire, pero aun así sentía que había por fin terminado de soltar todo, y ya no le importaba nada tampoco.

Había golpeado a la mujer que una vez amo y ahora odiaba con todo su ser, sin saber si ello podía dañar a la criatura que dentro de ella comenzaba a gestarse pero tampoco había tenido la valentía de desquitarse completamente con ella por aquella estúpida barrera moral que le impedía hacerle más daño, su segunda hija le odiaba por haber visto como golpeaba a su madre, santificándola mientras él era quien recibía el castigo y juicio por parte de su propia sangre, soportando el castigo antes de retirarse de aquel lugar y descargando toda la furia de su interior en el pequeño que siquiera tenía culpa al respecto, viendo como ahora la figura de este se reducía todo lo que podía, escuchando como ahora lloraba por las propias palabras que había usado.

No le tomo mucho darse cuenta de lo que había hecho una vez la furia se apagó en su ser, viendo como había roto completamente el corazón de su hijo mientras veía de reojo la prueba de que había transformado su día especial en un infierno infantil, sintiendo como los dolores de su cuerpo aumentaban solo por ver como el niño daba lastimeros gritos en el piso sin importarle ya nada, dando unos torpes y lentos pasos se acercó al pequeño, estirando su cansado brazo en dirección a este, pensando en cómo intentar disculparse después de cometer aquel error o si quiera si tenía alguna oportunidad de poder enmendarlo, intento que se vio frustrado en el momento que toco el hombro del muchacho e intento gesticular una palabra.

Al sentir el contacto del adulto Lincoln rápidamente lo rechazo, alejándose de aquella posición y del adulto, casi como si le hubiese quemado aquel contacto siendo ese el momento donde levanto su mirada, mirándole con furia mientras las lágrimas seguían surgiendo desde sus enrojecidos ojos, mirándole como si todo su odio estuviese enfocado en una sola existencia... él.

- ¡Yo tampoco pedí ser tu hijo! – Las palabras eran escupidas con una mezcla de furia y asco - ¡Ni siquiera te pedí nacer, ni siquiera te quiero volver a ver! ¡Te odio Lynn!

En el impulso de furia se dirigió al atril que yacía cubierto por una manta cerca de la ventana, arrancando con furia la misma para tomar la hoja que en esta yacía solo para romperla en cuatro partes y lanzárselas en la cara al adulto.

- ¡Maldigo el día en que nací como tú hijo! ¡Ojalá te mueras!

Dicho eso el muchacho corrió rápidamente a la habitación, cerrándola con fuerza antes de comenzar a empujar todas las cosas que pudo en un intento de bloquear por dentro el acceso a esta, cosa que realmente no le importaba a Lynn en ese momento quien escuchaba resonar aquellas palabras que su hijo había mencionado una vez tras otra en su mente, sintiendo como la furia de sus palabras y el odio en su mirada eran un recuerdo que todavía sentía hacía su ser pese a que el muchacho había abandonado la sala, cosa que termino por hacer fallar las piernas del adulto finalmente, cayendo en su misma posición sin ser capaz de detener aquel torrente de palabras con la voz de su hijo, sintiendo como su pecho se cerraba y su ya dificultada respiración se hacía cada vez más difícil mientras entraba en un estado de hiperventilación, tapando sus oídos en un intento de calmar aquella dolida voz que le recriminaba y le mencionaba aquello por lo que tanto lucho en un momento, sintiendo como una pesadilla se había vuelto su propia realidad mientras sus ojos también comenzaban a desbordarse en lágrimas, manchando todavía más su magullado rostro y sucio suéter, sintiéndose la peor escoria que podía existir en ese mundo.

Pues sabía que lo único que había logrado en los 10 años de vida de su hijo, fue romperle definitivamente.

En su desesperación abrió sus ojos nuevamente, momento en el que percibió el dibujo que yacía roto alrededor de él, el cual se le hacía sumamente familiar, tomándole unos minutos hasta poder controlarse lo suficiente para poder mover sus temblorosas manos de sus oídos y reunir los pedazos de aquel retrato, sintiendo como el recuerdo llegaba a él, pues era aquel cuadro que hace tantos meses había presenciado y le había hecho darse cuenta del error que había cometido con el pequeño, viendo como aparecían retratados dos niños similares con cabellos de tonalidad blanca, aunque uno de ellos parecía tener más un gorro que cabello, un chico castaño y una chica castaña, siendo que en el centro se hallaba un adulto sonriente de tez clara abrazando al pequeño de cabello blanco, uno que era evidente que no era él, además de notar el título del cuadro escrito en una bella letra cursiva en la esquina de este señalando "mi familia", pero este cuadro no era el mismo, pues tenía una clara diferencia... a la derecha del muchacho peliblanco se hallaba otra figura adulta, una que se notaba era más alta que quien le estaba abrazando, una figura castaña de suéter verde y sonrisa cansada, una que le tomaba del hombro mientras la mirada del muchacho en el retrato resaltaba felicidad pura al verle.

Era la prueba de que le había aceptado.

Y él lo había arruinado... para siempre.

Al ver ello solo pudo tomar los pedazos de tela y abrazarlos mientras sus lágrimas y otros fluidos se mezclaban en su rostro, gimiendo no ante el dolor general de su cuerpo, aquellas punzadas en su corazón, el ardor en sus costillas o la fiebre, sino ante el dolor de aquella perdida que acababa de tener... sintiendo como el vínculo con su hijo... ahora si ya estaba completamente roto.

Al día siguiente, casa de Lincoln

Lincoln simplemente no tenía energías, no se quería levantar de su cama y el solo hecho de ver el desastre de muebles acopiados en la entrada de la puerta solo le motivaba a no querer salir de esa posición, ni siquiera le importaba que ese fuese día de escuela pues era probable que su maestro entendiese y se lo perdonara, aunque realmente no le importaba mucho eso.

Al ver la hora en el despertador de su pa... de Lynn supo que ya era lo suficientemente tarde para que este no estuviese en el domicilio, agradeciendo eso ya que no tenía los ánimos para confrontarlo después de lo ocurrido en la noche, quizás el adulto tampoco tuviese el deseo y evitase también el contacto, algo que lo agradecería enormemente.

Con ese pensamiento en mente perezosamente comenzó a limpiar el acceso para poder salir, pues por más que no tuviese ganas de nada aún tenía necesidades biológicas que le estaban pidiendo ser resueltas, algo que al cabo de unos pocos minutos estaba completado y pudo abrir la puerta.

Al momento de abrirla pudo notar como había una figura a un par de metros, sentada en el piso con la cabeza agachada y los brazos caídos, algo a lo que reacciono ocultándose tras la puerta.

- (Pensando) ¿Qué hace aquí? ¿No debería estar trabajando?

Fueron unos pocos pensamientos que rondaron su cabeza hasta que se armó de valor y rápidamente salió de la habitación e ingreso al baño, como si intentase evitar que el adulto le viese, pues aún si en la noche había exhalado lo que sinceramente sentía por el adulto este seguía teniendo autoridad sobre él, y después de esa actitud temía que este estuviese lo suficientemente enojado para hacerle algún daño, pues le había insultado y le había prohibido el acceso a la habitación, una vez terminando sus necesidades abrió con timidez la puerta del baño, notando como la figura seguía en la misma posición que la había visto en un principio.

El chico paso un par de minutos observando aquella figura, sintiéndose sumamente incomodo respecto a esta y la tranquilidad que esta emanaba, por lo que en cierto punto se armó del valor para encararle y se le acerco.

- Oye...

Al intentar llamar su atención toco su hombro, el cual no provoco ninguna reacción en el adulto.

- Oye...

Comenzó a mecerlo, viendo como este no oponía resistencia alguna, aumentando la intensidad progresivamente.

- Oye...

La no respuesta del adulto comenzó a preocupar al niño, pues pese al insistente movimiento este no reaccionaba.

- Oye... despierta...

Con la insistencia logro romper el equilibrio en el que se encontraba, observando como este caía de lado sin presentar respuesta alguna.

- (Preocupado) Oye...

Al momento de caer el chico intento tomar la mano del adulto y notar que esta se encontraba sumamente helada.

- ¿Papá...?