Disclaimer 1: Fanfic sin ánimos de lucro. The Loud House es creación de Chris Savino, The Casagrandes es desarrollo basado en sus personajes a cargo de Michael Rubiner y ambos son propiedad material de Nickelodeon Intl, bajo licencia de Viacom y Jam Filled Entertainment.

Disclaimer 2: Los materiales referidos y/o parodiados son propiedad intelectual y material de sus respectivos creadores.

El encanto del crepúsculo

IV

Enmetrados

Ciudad de México, México

5 de febrero de 2028

8:10 am

Bajo tierra

Durante el poco tiempo que se las arreglaron para mantener su relación en el más riguroso secreto, jamás contaron con que Lori le aplicaría a Sid un pequeño persuasivo tan delicado como le es humanamente posible.

-¿Tienes idea de lo que podrías hacerle a ambos si uno de ustedes o los tres salen heridos? -cuestionó Lori, subiendo las largas escaleras del subterráneo con una bebé en brazos- No pueden medir las consecuencias de sus acciones y quieren algo así de irresponsable.

-¿Y crees que no lo quise? -devolvió Sid, cargada con varias bolsas pese a lo delgada que está- No veo problema en salir con tu hermano y tu cuñada.

-No creo que sea algo que convenza a todo el mundo, incluyéndome -dijo Lori-. Escucha, la idea de una relación amorosa es que sean solo dos. Dos. ¿Literalmente lo entiendes?

-Los tres estamos conscientes de eso, y ya tenemos un posible arreglo prenupcial -sonrió Sid, animada con la idea-. Bienes separados, visitas ocasionales, hijos accidentales

-¿Accidentales? -dijo sorprendida Lori.

-Si, es complicado, pero Ronnie Anne dice que puede funcionar -expone Sid ya subiendo a la salida Norte-. Por cierto, ¿dónde dices que estamos?

-Según los mapas, creo que dice algo como Auditorio.

-¿Qué se supone que hay aquí?

-¿No es aquí donde hay un enorme teatro?

-Lo siento, señoritas -dijo un paseante de cola de caballo y lentes tras ellas con fluidez-, pero el Zoológico de Chapultepec está más cerca que el Auditorio Nacional.

-¿Puede decirnos dónde estamos? -pidió Lori.

-Metro Auditorio -respondió el paseante-. Por aquí hay museos, está el zoológico y están los accesos más cercanos al bosque y el Castillo de Chapultepec.

-¿No es aquí el palacio de Bellas Artes?

-Ese está en el Centro, señorita -dijo el paseante antes de irse.

-¡Rayos!

.

Como si hubiera pasado de una toma aérea que fuera de la salida norte de la estación del subterráneo Auditorio a una calle céntrica de la capital mexicana, la historia pasa ahora a uno de los más populares locales de la capital. Sobre la calle 16 de Septiembre, tanto Ronnie Anne como Lincoln están saliendo de un local que, por fuera, luce como uno de los vetustos edificios coloniales y por dentro hierve por la actividad mercantil. Ella, por extraño que se viera, está comiendo una concha de vainilla por la que su abuela no le perdonaría por decir que es mejor que las que hace, mientras que el peliblanco carga un envoltorio con al menos seis libras… o tres kilos de pan dulce variado.

A duras penas, Lincoln puede tener una mano libre estando cargado antes con una bolsa con cuentas de cuarzos varios para la tía Frida. Ya hace un rato habían encontrado a una feminista que les convenció de la forma más airada que sea él quien corra con todos los gastos y cargue lo que van comprando (misma que, para colmo, se les pegó como una lapa a la distancia), razón por la que él ya resiente tanto el calor en el ambiente como lo que le depara su estado de cuenta.

-¿ Cuánto nos falta? -preguntó Lincoln, agobiado por la carga- Necesito descansar.

-Lori nos dijo que nos veía en una cafetería junto a la Catedral -respondió Ronnie Anne-. ¿Crees que la hayamos perdido?

-Me llega hasta aquí su perfume, así que creo que no -lamentó Lincoln-. Oye, ¿no pasaste por algo parecido?

-La verdad, no desde que Chandler se mudó cuando cumplí catorce -respondió Ronnie Anne-. Jamás creí que se invitaría solo a tres cumpleaños seguidos y a la boda de Carlota, ¡y que su regalo fue un auto robado!

-¿Por qué crees que Paige, Nikki y Jordan tienen órdenes de restricción kilométricas contra él? -preguntó irónico Lincoln- Desde la primaria vende robado, es un tacaño y su único amigo lo quiere ver muerto cuando lo humilló en la preparatoria y lo expulsaron. Un favor… ¿puedes… -añadió-… sacar mi teléfono y llamar a Lori o a Sid?

-Llámala tú, huevón! -gritó tras ellos aquella insolente chica de tez pálida y cabello oscuro con luces rosas.

Ignorando a la local, Ronnie Anne sacó el teléfono del bolsillo de Lincoln y, como si tal fuera la cosa…

-¡Oye! -gritó ofendida Ronnie Anne.

… un ladrón con facha bastante llamativa y ropa de imitación de marcas costosas tomó el aparato.

-¿Qué ocurre, Ronnie? -preguntó Lincoln, sin alcanzar a ver.

-Ah, bueno… ya les llamo -titubeó nerviosa la latina, haciendo uso del marcado rápido- ¿Lori?

-Ahora no, Ronnie Anne -respondió Lori, sonando como si hubiera sido mortalmente insultada-. ¡Llevamos horas esperándolos en una verdadera cloaca!

-Huele a papaya fermentada -alcanzó a decir Sid.

-Les dije que los veía en una de las terrazas junto a la Catedral. ¿Dónde rayos están?

-Sé que estamos en una panadería -contestó Ronnie Anne, dudando-, ¿qué calle nos dijeron que es?

-16 de septiembre -afirmó Lincoln.

-16 de septiembre.

-¡No se muevan! -ordenó Lori- ¡O literalmente los haré un pretzel humano doble! ¡¿QUEDÓ CLARO?! -colgó.

-¿Dónde dijo que estaban? -preguntó Lincoln de nuevo.

-Sid dijo algo que olía a papaya podrida o algo así -contestó Ronnie Anne, un tanto apurada-, y ya escuchaste a esa loca. No podemos movernos de aquí.

-¿Sabes dónde está la catedral, al menos?

-No.

-¿Y por qué mejor buscamos ese lugar? -planteó Lincoln, a nada de caer- ¿No había mapas en el subterráneo?

.

Para no hacer más largo el asunto, tanto Sid y Lori como Lincoln y Ronnie Anne volvieron a las entrañas de la red del tren subterráneo de la Ciudad de México. Empero, sin tener ambas partes la más remota idea de dónde estaban ambas parejas se movieron.

Así, por ejemplo, Lori y Sid fueron a dar a la estación más al noroeste de la ciudad donde encontraran dos centros comerciales en menos de una milla a la redonda y Lincoln y Ronnie Anne terminaron viendo los restos de un mamut en la línea 4 que estos se detuvieron a comprar fruta en La Merced, lo mismo que la latina y el peliblanco terminaron afuera de una sala de conciertos y la rubia y la mestiza acabaron siendo robadas cuando alguien las abordó en un sitio donde el logo eran dos buitres. De haber tenido un plano, la cosa habría sido más o menos graciosa, pero la verdad es que, para los cuatro, no tenía nada de hilarante.

Agotadas, ambas parejas terminaron, sin pensarlo y ya casi sin dinero (Lori y Sid por razones más que evidentes, Ronnie Anne y Lincoln por los gastos que ambos han tenido que sortear) por fin coincidieron en la estación Allende, por lógica bastante lejos del hotel donde se alojan y, para complicarse, dicha estación no tiene paso si no es pagando otro boleto. Por suerte para ambos, las dos siguientes en ambas direcciones tienen ese pequeño beneficio, por lo que Lori y Sid decidieron esperarlos.

-¿Y ustedes dónde estaban? -preguntó cansada Lori.

-Vagando por toda la ciudad por pensar que no sabrían donde estábamos -respondió Ronnie Anne.

-¿Y ustedes? -preguntó preocupado Lincoln.

-Nos asaltaron, manosearon y golpearon -respondió Sid, que estaba alterada hasta las puntas del vello en salva sea la parte.

-¿Tienen idea de lo que Sidney y yo sufrimos por su culpa? -cuestionó Lori, no menos alterada pese al cansancio.

-Lori, lo último que queremos hoy es que nos reproches todo lo que los tres hemos estado haciendo en privado -dijo Lincoln, cayendo bajo al menos unos quince kilos de carga-. ¿Puedes, por favor, dejarnos en paz hasta mañana?

-Dalo por hecho, Torpe -sonrió Lori, más por la expectativa de tener reclusos en el hotel que por otra cosa.

-¿Y Bobby? -preguntó Sid.

-Dijo que se sentía mal y se quedó allá -respondió Lori, sin deseos de decirles que él prefirió regresar a Michigan después de la cena de la noche anterior, unos pambazos que le cayeron demasiado pesados.

-¿Nos dejarás al menos dormir juntos está noche?

-Ya qué me queda -suspiró la rubia antes de ver a Lincoln palparse los bolsillos-. ¿Qué tienes?

-Creo que necesitaré comprar un teléfono -jadeó resignado Lincoln mientras saca del paquete de la panadería un bizcocho con grajeas y mermelada de chabacano. ¿Alguien quiere?

~O~

Día 4, listo y sobre la hora.

A veces, andarse en el subterráneo de la Ciudad de México es todo un reto. Los autores que vivimos en este valle sabemos bien de qué va la cosa.

Para señas... Lori y Sid empezaron en Auditorio, Lincoln y Ronnie Anne cerca de Bellas Artes. Los puntos referidos son El Rosario (vivo cerca de allí), Talismán (allá encontraron restos de mamut en las obras de construcción), Linc compró fruta en La Merced, a Sid y Lori las asaltaron en Barranca del Muerto y Ronnie Anne con el peliblanco terminaron en La Viga, afuera del Circo Volador.

Mañana, saquen la pijama.

Sigan sintonizados

Sam the Stormbringer