¡Hola! Hace tiempo que no escribo nada y por eso me disculpo con todos los que han seguido esta historia, he tenido algunos problemas en la vida real que me han impedido mantenerme enfocado en ella, pero por ahora tengo algo de tiempo y ánimo para continuarla. Este es un episodio un poco más corto de lo acostumbrado, pero para mi es un buen comienzo para seguir desarrollando la historia. Bueno, sin mas que decir espero que este episodio les guste, es algo así como el principio de una serie de problemas a los que se enfrentarán Lincoln, Lucy y toda su familia. Disfrútenlo.

Brujas y humanos

1

El sol golpeaba de lleno su rostro, con sus rayos cálidos, gentiles, reconfortantes. Una sensación que le recordaba las tardes en familia, los días de vacaciones, los abrazos filiales, si, una sensación olvidada en esos momentos, perdida en el tiempo. No sabía por qué esos sentimientos nostálgicos despertaron mientras se encontraba caminando por la calle central, de camino a realizar unos mandados. No sabía por qué, pero lo obligaron a detener su camino.

A lo lejos divisó una parada de autobuses, desierta en esos momentos, y caminó hasta ella como hipnotizado. Se sentó y soltó un largo suspiro, no se sentía cansado, todo lo contrario, estaba lleno de energías esa mañana. Tal vez solo quería disfrutar de ese momento de tranquilidad, alejado momentáneamente de todos sus problemas, o tal vez solo quería estar solo consigo mismo y sus pensamientos.

Las cosas iban por fin en buen trayecto, sus hermanas decidieron ayudar a Lucy en su hora de necesidad, Lori y sus aliadas sufrieron una contundente derrota en la última reunión de la cual no se recuperará fácilmente. Aún quedaba la decisión final de sus padres pero conoce a su hermana mayor, ella no faltaría su palabra como mediadora de las hermanas. Hasta ahí terminaban las buenas noticias, y ahí comenzaban los nuevos problemas. Desde aquella reunión Lucy ya no le hablaba, solo se la pasaba leyendo en un rincón o simplemente durmiendo, había tratado de muchas formas entablar alguna conversación inocente e incluso disculparse por alguna falta que había cometido, pero solo caía en oídos sordos.

Y luego estaba el problema de Linka, la cual no parecía despegarse de él incluso a vista y paciencia de todas en la casa. Estaba aterrado, aterrado de ser descubierto por alguna de ellas y con ello su vida imperfecta se convertiría en un infierno. Si, sabia que estaba cometiendo un grave error al continuar esa relación prohibida, si, sabía que sería juzgado por todo el mundo como una abominación al incurrir en todo eso, pero por alguna razón no podía oponerse a la voluntad de su hermana gemela.

"No puedes elegir a las personas que amas"

Ese pensamiento le pegó de lleno, y lo hizo sentir como un ser sin una voluntad propia. Una extraña desesperación lo hizo levantarse y seguir con su trayecto, esta vez corriendo más que caminando, como tratando de alejar los demonios de la razón que le decían al oído que estaba cometiendo un grave error del cual no podría salvarse.

Cuando entró en el supermercado ya estaba sin aliento, le tomó un momento recuperarse y seguir con su misión, comprar las cosas para preparar el almuerzo. Saco de su bolsillo la lista de abarrotes y comenzó a recorrer las góndolas como un autómata desprovisto de preocupaciones y razón. Pero un golpe en su espalda lo despertó de su extraño estado.

-¡Alto ahí rufian!

-Debes estar bromeando.

Volteo a ver y allí estaba, la chica mas molesta que había tenido el placer de conocer hasta la fecha. Aun vestida como una scout, pero esta vez no cargaba con una maleta repleta de galletas en la espalda, sino con una pequeña mochila roja que hacía juego con sus mejillas coloradas.

-¿Qué quieres Cookie?

-¡Qué mal educado! Tengo un nombre, sabes.

-Pues no lo recuerdo. - dijo Lincoln tratando de hacer memoria - ¿Te importaría repetirlo?

-No hay tiempo para eso, tengo una propuesta de negocios en mente que de seguro te interesará.

-No necesito galletas.

-¡Qué sacrilegio! - dijo la chica sorprendida - Todos necesitan una o dos galletitas para alegrar su día.

-Mi día estaba lo suficientemente alegre hasta que me tope contigo.

-Se te nota, tienes la misma cara molesta de siempre.

-Pues disculpa por haber nacido con esa cara. - le respondió Lincoln algo molesto - Ahora dime qué es lo que quieras o déjame hacer las compras en paz, mi papá me está esperando.

-Pues no te lo diré hasta que dejes de hacer pucheros, pequeño malcriado. - dijo la chica en un tono juguetón.

-Que tengas un buen día.

Le dio la espalda a esa molesta chica y continuó con las compras, pero de pronto algo se aferró de su manga y lo hizo botar la botella de ketchup que tenía en la mano. El estrépito del vidrio golpeando el suelo, los ojos que lo veían con reprobación y la mancha roja muy parecida a la sangre desparramada por el pasillo le hicieron darse cuenta de que no se había dado cuenta de que tenía algo en las manos. ¿Estaba tan perdido en sus pensamientos que no sabía lo que hacía?

-¡Espera, solo estaba bromeando! - le dijo la chica y eso lo hizo volver a la realidad.

-¡Rayos! Ahora tendré que pagar por esa botella de ketchup.

-Toma. - dijo Cookie extendiendo un papel doblado.

-¿Y esto?

Abrió esa extraña hoja de papel y frunció el ceño con solo leer las primeras palabras escritas en él:

"Felicidades, has sido elegido para pertenecer a la Sociedad de Arcángeles de Royal Woods. Esperamos que puedas cumplir con las obligaciones del cargo y aportar cada día al cumplimiento de nuestra gran misión: La erradicación de la brujería en nuestro pueblo..."

-Has sido aceptado en nuestra organización. - dijo Cookie aplaudiendo con ímpetu - ¡Felicidades!

-No recuerdo haber aplicado a tu "organización", por favor borrame de sus registros y quema toda mi información personal. - dijo Lincoln arrugando el papel con la mano y metiéndolo en el bolsillo.

-Oh vamos, podremos cazar brujas juntos ¿A que no te suena divertido? Podrías convertirte en mi protegido por un tiempo, claro, hasta que aprendas los trucos del oficio.

-Mi hermana es una bruja.

Y esas simples palabras bastaron para que la chica pasara de la alegría a la seriedad, y luego al terror, todo en el espacio de unos segundos. Al ver como cambiaba su expresión se dio cuenta del grave error que había cometido y aun peor, ya era demasiado tarde como para enmendar las cosas.

-Estas bromeando… Estás… - dijo Cookie, incrédula.

Tenía que hacer algo para aclarar ese malentendido, pero estaba congelado ante su propia imprudencia ¿Que pasaría si esos locos le hacían daño a su hermana? Estaba seguro de que Cookie no sería capaz de dañar a nadie ¿Pero qué hay del resto de esos tipos?

-¡Lincoln como me haces reír! - dijo Cookie, de pronto soltando una fuerte risotada - Necesitamos ese sentido del humor en nuestras filas.

-¡Ya te dije que no! Digo… ¡Si, claro! Era una broma, una tonta broma sin sentido, no me hagas caso.

-Yo lo tomaré desde aquí, cabo. - dijo de pronto una voz grave.

Fue solo un parpadeo, pero de la nada una chica alta y de fría mirada apareció justo a las espaldas de Cookie. Su fantasmal aparición lo hizo saltar en el acto y hacer caer la botella de mayonesa que estaba en su mano.

"Espera un momento ¿Cuando fue que tomé esa mayonesa?"

Nuevamente su mente había sufrido un lapsus que no podía explicar, nuevamente lo atacó un miedo extraño, uno que no podía describir con simples palabras. Y todo ocurría mientras esa chica, un poco más madura que él, lo miraba con atención. Movió la cabeza como negándose a analizar qué estaba pasando con él y se centró en aquella extraña.

Aquella chica vestía de un modo extraño con colores bastante sobrios: una remera labanda, sudadera púrpura bastante deslavada atada en su cintura, una falda a cuadros negra y botas de combate ajustadas a la rodilla. Era alta, como de la estatura de Luan y su enigmática actitud, sus labios apretados y sus cejas arqueadas, su cabello oscuro que le llegaba hasta la cintura, todo ello le recordaba a su hermana menor, aquella que había dejado en el ático esa mañana.

"¿De dónde diablos salió esa chica? Estaba seguro que solo estábamos yo y Cooke en este pasillo."

-¡Je-je-je-JEFA! - dijo Cookie con voz temblorosa - Q-Qué alegría verla en este hermoso día de otoño, las hojas que caen resplandecen ante la luz que se refleja de sus hermosos cabellos azabache...

-Te dije que te largaras… - dijo la chica en un ademán frío, el cual cambió por una sonrisa fingida al notar la presencia de Lincoln - Por favor espérame en el punto delta, el transporte llegará en unos minutos y necesita de tu escolta.

Y de la nada los ojos de Cookie se iluminaron al escuchar sus órdenes.

-¡No la defraudare jefa! - dijo Cookie haciendo un saludo militar y corriendo en dirección opuesta, no sin antes voltearse en la mitad del pasillo para despedirse agitando sus manos al viento - ¡Te veo luego Linky!

-Solo lárgate de una vez. - dijo la chica alta en un murmullo - Por todos los cielos.

Pudo notar que su acento sonaba algo extraño, trataba de sonar como americana pero dejaba a relucir las típicas vocales británicas de vez en cuando, vocales que reconocía por la manera en que su hermana Luna hablaba a veces. Ese pequeño detalle no hizo más que sumar más misterio en su cabeza acerca de quién era en realidad esa persona que con solo unas cuantas palabras hacía temblar a Cookie.

-Lincoln Loud, hace un tiempo que quería conocerte. - dijo la chica de pronto, poniendo sus fríos y determinados ojos en él.

-Pues yo no. - dijo Lincoln - Si planeas invitarme a ese grupo de fanáticas caza-brujas entonces estás perdiendo tu tiempo, no me interesa en lo más mínimo.

-Oh claro que no. - dijo la chica con naturalidad - Solo quería tener una pequeña charla contigo, una amistosa e inofensiva charla.

-Eso se me hace bastante sospechoso. - dijo Lincoln, entrecerrando los ojos - Sabes mi nombre, pero ni siquiera me has dicho el tuyo.

-Oh claro, por favor disculpa mis modales. - dijo la chica con modestia - Mi nombre es Margareth Smith pero puedes llamarme Maggie, un gusto conocerte.

-Igualmente. - dijo Lincoln por reflejo - ¿Qué es lo que...?

-Antes de seguir con nuestra plática. - dijo Maggie con un atisbo de sonrisa en sus labios - ¿Te importaría acompañarme a la terraza?

-No, tengo muchas cosas que hacer. - dijo Lincoln con firmeza.

Esperaba ver molestia en el rostro de esa chica cascarrabias, pero en vez de eso ella le dio una cálida sonrisa. Sus ojos, quedó hipnotizado por sus hermosos ojos oscuros. Por un momento perdió la noción del tiempo y el espacio ¿Donde está y que estaba haciendo?

-¿Te importaría acompañarme a la terraza? - le dijo la chica.

-Claro, no tengo nada más que hacer. - dijo Lincoln y siguió a la chica al ascensor al otro lado de la tienda.

El sol golpeaba de lleno su rostro, con sus rayos cálidos, gentiles, reconfortantes. Estaba parado en la terraza del supermercado, observando como esa Maggie cambiaba de una manera elegante hacia el centro.

-Aquí estamos. - dijo la chica, parada de pronto en el centro de la terraza, mirando hacia el horizonte - Es un hermoso lugar, me refiero a este pequeño pueblo. Algo aburrido a veces, pero pacifico, muy pacifico.

-Así que no eres de por acá. - dijo Lincoln caminando al frente, mientras las puertas del elevador se cerraron detrás de él - Escucha, quiero que tu y Cookie me dejen en paz, no me interesa ser parte de su grupo. Te acompañe hasta aquí para aclararte eso y nada más.

-¿Has escuchado las historias de la bruja de cobalto? - dijo Maggie - Se han hecho muy famosas últimamente.

-No, no he escuchado acerca de esa bruja ¿Que tiene que ver ella conmigo?

-Tal vez todo, tal vez nada. - dijo la chica y una extraña sonrisa se formó en sus labios - Es una bruja que he tratado de cazar por meses, pero la condenada es muy buena ocultando sus rastros, o al menos lo que quedan de estos. La verdad estoy en un punto muerto y agradecería un poco de ayuda.

-Por que yo, un estudiante de secundaria debería ayudarte a cazar una bruja que no me ha hecho nada en absoluto.

-¿Acaso no odias a las brujas? - dijo Maggie, mirándolo de reojo - Son seres bastante peligrosos, manipuladores y maliciosos, seres que tienen poderes fuera de la imaginación, seres que podrían convertir este pueblo en cenizas si así lo quisieran.

-No podría odiar a alguien que no conozco, mucho menos a un grupo de personas que nunca me ha hecho daño.

-"Personas"

Y al decir esa palabra su interlocutora comenzó a reír, con risa triste pero a la vez cargada de un extraño resentimiento, una risa tétrica que lo hizo temblar en el acto. Como si despertara de un sueño recuperó su conciencia, y se preguntó por qué rayos había seguido a esa loca hasta ese lugar donde no había nadie más que ellos dos.

Trago saliva y caminó lentamente de espaldas hasta el elevador y presiono el botón de bajada con impaciencia mientras no le quitaba un ojo de encima a esa chica que aun reía. Pero su risa creció en intensidad cuando lo vio de reojo, mientras el ascensor no parecía responder a sus deseos.

-Pensaba que serías un cabeza hueca como Cookie, pero al parecer tendré que esforzarme más de la cuenta. - dijo Maggie lanzando un pesado suspiro - Que fastidio.

-¡Qué le hiciste a la puerta! - dijo Lincoln, mientras presionaba todos los botones con desesperación - ¿Le pusiste pegamento? ¡No es gracioso!

-... O tal vez SI eres un cabeza hueca. - dijo Maggie colocando su puño bajo su mentón - Interesante.

-Se acabó. - dijo Lincoln sacando su teléfono del bolsillo - Llamaré a la policía, al menos levantaran cargos por destrucción de propiedad pública o algo… ¿Pero qué...?

Su corazón comenzó a latir más fuerte cuando la pantalla de su teléfono comenzó a llenarse de estática para que luego de unos segundos se apagará por completo.

-Pensé que llamarías a la policía. - le dijo la chica - Aunque tal vez los bomberos serían los más indicados para destrabar esa puerta.

-Basta de juegos, qué rayos quieres. - dijo Lincoln, tratando de controlar el temblor en su voz.

-Ayuda de un chico que conoce a la bruja que busco. - dijo Maggie dejando de lado su tono conciliador, para reemplazarlo por una voz que calaba sus huesos - Es tu hermana la que me ha causado una serie de dolores de cabezas, y claro, la que ha asesinado a una serie de humanos en este "tranquilo" pueblo.

Por fin conocía la razón del súbito interés en él por ese grupo de cazadores, pero más que sentir alivio sintió terror. Su lengua se le pegó al paladar, incapaz de defenderse de esas serias acusaciones y sus rodillas temblaron. Todo mientras esa chica lo veía con unos ojos carentes de toda vida.

-Estas cometiendo un grave error. - dijo Lincoln - Lucy, ella no podría hacerle daño a nadie.

-Los he investigado, a la numerosa familia Loud. - dijo Maggie - Debo decir que han tratado a su pequeña bruja de una manera bastante deplorable. Haciéndola dormir en un sucio ático, tratándola como una verdadera basura y aun peor, dejándola en manos de esos médicos bastardos para deshacerse de ella. Dime ¿Acaso lo has disfrutado?, tratar a tu hermanita como un verdadero pedazo de excremento, cada día, cada hora, cada segundo.

-¡Estás equivocada, yo no podría!

-¡Silencio!

Primero fue una fuerte corriente de viento la que rozó su mejilla derecha de manera tan violenta que lo hizo cerrar los ojos y caer al suelo, y en unos momentos después un fuerte sonido como el de un trueno en su oído lo hizo quedar sordo y desorientado por unos segundos. Se arrastró por el suelo, tratando de levantarse, pero sus piernas temblaban y su instinto le decía que debía correr de ese lugar y de esa persona que lo miraba con furia.

-Todo es su culpa, su maldita culpa. - dijo Maggie, esta vez acercándose de una manera amenazante - Ustedes la han obligado a volverse un demonio, uno que disfruta quemando humanos sin ninguna razón o remordimiento… Tal como lo hicieron conmigo.

Abrió los ojos con dificultad y al ver esa chica acercarse comenzó a gatear de espaldas en dirección opuesta, hasta que ella acortó lo suficiente la distancia para poner su bota sobre su estómago. No tenía escapatoria, sabía que moriría en ese tejado, pero antes de eso quería entender la razón detrás de esos ojos llenos de furia de aquella chica.

-Eres…¿Eres una bruja?

-Si, eso soy, una bruja. ¿De qué otra forma podría haberte embrujado para que me siguieras hasta aquí? - dijo Maggie, con una sonrisa maníaca en sus labios - Oh, y soy una bruja de muy mal carácter ¿Acaso te da asco? Que una de las brujas que tanto odias tenga tanto poder sobre ti, pues acéptalo imbécil por que puedo hacerte pedazos si no comienzas a hablar.

"Aun tengo tiempo, si quiere algo de mi podría convencerla, pero no le daré a Lucy. Todo debe ser un error."

-Quiero que me escuches. - dijo Lincoln, tratando de ocultar el terror en su voz - Por favor, tratemos de aclarar esto antes de que cometas un error.

-¡Yo hago las preguntas aquí!

-¡Lucy no es la persona que buscas! - dijo Lincoln en un alarido - Tienes razón, mi familia la ha tratado como una paria y a mi también por tratar de defenderla ¡Pero ella nunca le haría daño a otros! Mucho menos a simples extraños, eso no tiene sentido.

-Un humano cuidando a una bruja. - dijo la chica soltando una carcajada - ¿Me tomas por idiota?

-No te conozco, no se quien eres, pero sé que mi vida está en riesgo… Si uno de esos proyectiles me pegará de lleno entonces estaría muerto en segundos. No me subestimes, sé el peligro que estoy corriendo, no tengo razones para mentirte.

Por primera vez pudo notar cierta vacilación en sus ojos, sin duda esa no era la respuesta que deseaba escuchar. se sacó el guante de cuero que llevaba en su mano derecha.

-Empecemos de nuevo, descríbeme el eneagrama de Lucy.

-¿Eneagrama?

-Mira la palma de mi mano.

Maggie le mostró la palma de su mano y allí pudo ver un tatuaje, un círculo perfecto rodeado de crípticas inscripciones a su alrededor y un sinnúmero de formas extrañas. No entendía el significado, pues nunca había visto nada parecido, pero esas formas parecían moverse por sí mismas, como si danzaran alrededor del círculo. No podía ser real, sin duda estaba muerto de miedo y su mente le estaba jugando una mala pasada.

-Parece un tatuaje...

-No tarado, es un eneagrama ¿Lucy no te ha mostrado el suyo?

-Es la primera vez que veo uno de esos símbolos ¿Qué representan?

-"Mi eneagrama, el símbolo de mi poder, el lenguaje de mi alma" - dijo Maggie de manera solemne - El motor que permite crear energía mágica, todas las brujas tenemos uno, claro, en distintas partes del cuerpo.

-Así que esa cosa te permite lanzar proyectiles.

-No te hagas el listo. - dijo Maggie cubriendo nuevamente su mano - No te revelare la naturaleza de mis poderes.

-Tampoco me interesa saberlo, solo quiero salir con vida de esto.

-Cuáles son los poderes de Lucy. - dijo Maggie.

-Algo así como… - dijo Lincoln, dubitativo - No, no te lo diré hasta que me prometas que no le harás daño.

-Oh tú no estás en posición de negociar. - dijo Maggie, mostrándole un pequeño clavo que sacó de su bolsillo - Este es un clavo de acero, tal como tu dijiste, podría perforar tu cráneo y hacerlo estallar como una maldita piñata. Por eso te recomiendo decirme toda la verdad.

Lo entendía, no tenía sentido tratar de ocultar la verdad, no cuando esa chica tenía la capacidad de matarlo en el acto.

-...Teletransportación, Lucy puede ir de un lado a otro en un instante. Cuando era pequeña lo usaba para asustarnos a todos, pero ahora… No le permitimos usar esa magia en la casa.

-¿Eso es todo?

-¡Eso es todo! Te dije que ella no era la bruja que buscas.

Maggie alejo la mirada y nuevamente puso su puño en su mentón, pensando en las acciones que debía tomar con esa nueva información.

-Dos brujas… - dijo Maggie en un murmullo - Pero eso no podría ser posible.

-Qué harás conmigo ¿Ya puedo irme a casa?

-Si, digo, no aun… Oh maldición.

Mientras las dudas en la mente de la chica crecían y crecían, también crecía la esperanza de que tal vez ese no sería su último día en la tierra. A duras penas se levantó del piso, y miró de reojo al ascensor, solo para no creer lo que veían sus ojos. Las puertas estaban dobladas hacia adentro, la fuerza de impacto había sido tan fuerte como para torcer el ese fuerte acero como si fuera un juguete de plástico, pero eso no era todo, en el centro había un agujero del tamaño de una toronja, el proyectil había derretido una parte de las puertas en el punto de impacto.

Trago saliva y remojo su garganta seca, era verdad, esa chica que aun pensaba tenía el poder para hacerlo desaparecer en el acto. Pero a pesar de todo, si tenía que elegir entre una muerte horrible o la seguridad de su hermana…

-Aún no te creo, necesito más pruebas, por eso me traerás a tu hermana para analizar sus capacidades.

-¿Por qué tendría que hacer eso? - dijo Lincoln, desafiante - Solo le harías daño, solo eres una bruja que asesina a otras brujas.

-Entonces morirás aquí. - dijo la chica, alistando el clavo en su mano.

-Si eso puede salvar a Lucy… E-estoy dispuesto, n-no te tengo miedo, haz lo que tengas que hacer.

-Tu hermanita está muriendo ¿cierto?

Y por primera vez en todo el encuentro se quedó sin palabras, la tristeza que sintió al oír esas palabras fueron como un balde de agua fría que confirmaba sus peores sospechas. Bajo la cabeza y se enfrentó al prospecto de perder para siempre a esa persona especial, esa persona que había sufrido tanto y recibido tan poco de la vida.

-El tratamiento médico la está matando, cielos, no se como ha podido aguantar tanto pero al final morirá. Así que no tiene sentido sacrificarse por ella, solo cambiarías tu larga vida por una moribunda.

-Es mi hermana menor, y la quiero. - dijo Lincoln, con tristeza en su voz - Esa es mi única razón, si ella puede vivir un día más, entonces estoy dispuesto a sacrificarme. Pero no dejaré que la asesines.

Por alguna razón su discurso se cortó de pronto, lágrimas comenzaban a agolparse en sus ojos. Alzó la vista para enfrentar a su ejecutora una vez más y solo encontró la misma tristeza en su rostro, pudo ver que la chica no era un ser frío sediento de venganza, sino una chica, una víctima más de ese mundo injusto.

-Eres un humano sumamente extraño, Lincoln Loud.

-¿Nos dejarás en paz, a mi y a Lucy?

-Eso ni pensarlo, aun debo asesinar a la bruja de cobalto, y algo me dice que tu hermana es la pieza faltante en el puzzle.

-¡Ya te dije que...!

-"Que ella no dañara una mosca" Ya lo sé tarado. - le dijo Maggie dándole un pequeño coscorrón - Pero tengo algo que podría serte de utilidad, mucha utilidad. Puedo curar a tu hermana.

-¿¡Curarla!? Estás mintiendo.

-Puedo revertir el proceso médico, de hecho, ya lo hice con otra bruja de este pueblo. No es bonito, pero puedo sacarle todo ese asqueroso veneno que corre por sus venas.

Y las cortinas de la tristeza se despejaron de pronto en su corazón. Un nuevo sentimiento, uno cálido que parecía haber olvidado hace tiempo, esperanza, lo envolvió por completo. Frente a él estaba la única esperanza real que había tenido en mucho tiempo y no la dejaría pasar. Se arrastró en el piso y abrazó sus pies, como no queriendo dejarla ir por nada del mundo.

-¡Alejate! - dijo Maggie, perturbada por su reacción.

-¡Por favor, tienes que salvarla!

-No me toques humano tonto. - dijo la bruja, despegándose de un sacudón - Solo lo hago para cazar a esa desquiciada de una vez, si dejo que esa perra de cobalto siga incinerando gente entonces las cosas serán aún peor para las brujas que nos escondemos de ustedes.

-No me importan tus razones, pero si puedes curarla, te ayudaré a buscarla te lo prometo.

-Tu ayuda no me interesa, pero tu hermana podría ser de utilidad. - dijo la chica, alejando la mirada de sus ojos vidriosos

La chica sacó una pequeña tarjeta de presentación de su falda y se la entregó en sus manos.

-Quiero que la traigas a esta dirección, asegúrate de que nadie te siga y si por alguna razón llamas a la policía te cazaré y te destruiré.

-Capto el mensaje, nada de policías.

-Bien.

Habiendo terminado con él, la chica se acercó al destartalado ascensor y comenzó a analizarlo. Él se levantó del suelo y la observó con atención, se veía como una chica normal, algo emo, algo cascarrabias, pero una persona normal como él y su hermana. Se dio cuenta de que incluso él tenía prejuicios en cuanto a las brujas se refería, prejuicios tontos que no hacían más que despojar de humanidad a las brujas.

-¿Puedes reparar esa cosa? - le dijo Lincoln.

-Solo observa.

Con solo tocar el acero este volvió a su estado original, claro, el gran agujero seguía allí dejando testimonio de los grandes poderes que poseía su nueva salvadora. Aún existían cosas que no entendía del todo, así que se decidió a obtener algunas respuestas de Maggie, por esa razón la siguió dentro de ese ascensor descompuesto.

-Tengo muchas preguntas… No sé por dónde empezar.

-Solo responderé una, así que asegúrate de que sea interesante.

-¿Por qué, si eres una bruja, eres parte de una organización que se encarga de cazarlas?

-"Esconde un árbol en un bosque", la mejor manera de esconder mi identidad de ustedes humanos es en ese tipo de organizaciones, por cierto no soy "parte de ella", es MI organización.

-Oh claro, tiene cierta lógica. - dijo Lincoln, poco convencido - ¿Por qué la llaman "bruja de cobalto"?

-Solo era una pregunta. - dijo Maggie mientras apretaba los botones - Tonto asensor ¿Que diablos le pasa?

-Si no quieres responder, dudo que sea de mucha ayuda en tu búsqueda…

-Es por que no necesito tu ayuda… - dijo la chica dándole una mirada furibunda, la que cambió por un pesado suspiro - Cobalto es el color de las llamas que genera, un fuego azulado oscuro que no puede apagarse con nada y lo consume todo. No soy la única que la busca, toda la policía de Royal Woods está de cabeza en el asunto y me temo que no falta mucho para que llamen a los inquisidores.

-¿Inquisidores?

-Parece que dañe el sistema eléctrico.

-Me lo imaginaba. - dijo Lincoln - Con respecto a la última pregunta…

-No importa, agárrate de algo.

-¿Qué? AAHHHH

Y sintió el ascensor caer en caída libre, si no se hubiera agarrado de una de sus manillas entonces su cabeza hubiera golpeado con el techo. Pero justo antes de quedar aplastado como un tomate en esa caja de acero, esta se detuvo de una manera gentil. Sus piernas cedieron y se quedó sentado, mientras las puertas se abrían.

-Listo, asegúrate de traer a tu hermana. O si no...

-O si no me buscaras y me destruirás, ya lo sé.

-Me alegra de que hayamos llegado a un acuerdo. - dijo la chica y salió del ascensor.

Pero se detuvo de pronto y se quedó observándolo unos segundos. Era una expresión extraña, como si de pronto lo viera con tristeza.

-Lincoln Loud. - dijo la chica en un tono sombrío - Quiero que recuerdes que todas las brujas terminamos destruyendo lo que amamos, esa es nuestra maldición. Para ti ella es tu hermana menor, tal vez tengas memorias cálidas de ella, días de verano, salidas del parque, bromas, risas… - dijo Maggie con cierta melancolía - Pero ella se convirtió en otra persona cuando el eneagrama se manifestó en su cuerpo y si alguna vez cumple con el sacrificio…

-No entiendo ni la mitad de lo que dijiste, pero creo en Lucy, ella es una buena persona.

-Espero que tengas razón. - dijo Maggie dándole la espalda - De todo corazón, espero que estés en lo correcto.

2

El sol se ocultaba en el horizonte y la oscuridad comenzaba a reinar en Royal Woods. Amaba la fría noche, su amiga desde pequeña, la única que evocaba en ella torrentes de infinita creatividad y la que la calmaba después de un día horrible en el mundo de los humanos. Pues ya no se consideraba uno de ellos, después de mucho tiempo lo había aceptado en su corazón, ella era una bruja y si al mundo no le gustaba entonces lucharía contra el mundo, sola, como siempre lo había estado.

Se sentía liviana, libre por primera vez, viendo a esa masa humana caminar por las calles desde la azotea del hospital, la fábrica de la muerte. No parecían personas, más bien hormigas que podía tomar con una mano y exprimir a su antojo. Sonrió ante ese pensamiento, el de devolverle a todos ellos todo lo que le habían hecho, el de hacer justicia por sus propias manos. Si, eso es lo que haría una vez terminara todo ese asunto.

-¿Estás segura? - dijo una voz.

Una voz sepulcral, la de su camarada bruja ,más cercana resonó a sus espaldas. Haiku había llegado a la hora convenida, ni un minuto antes ni después, trayendo tras de sí una serie de dudas que ella ya no compartía.

-Se que esperabas este momento con impaciencia, el día en que me convierta en una bruja sedienta de sangre como todas ustedes. - dijo Lucy.

-Más que eso, quería que sobrevivieras, verte morir sería un verdadero desperdicio… Y perder a una amiga me dejaría algo triste.

-Deja de mentir. - le reprocho a Haiku - Nunca fui importante para ti, y para mi tampoco eres importante.

Esas frías y desalmadas palabras no causaron ninguna reacción en su antigua amiga, y tampoco le importaba, ya nada importaba más que su propia supervivencia. Quería vivir, más que nada quería vivir y si tenía que pagar el precio por ello entonces que así sea, se dijo una y otra vez.

-Tus poderes no son los adecuados para asesinar a otra persona, pero no te preocupes, te conseguiré un cuchillo ceremonial.

-Como quieras. - dijo Lucy - Solo espero que sea rápido por que...

-"Por qué no disfruto haciendo sufrir a otros como ustedes" - le replicó Haiku - Ya me se ese cuento Lucy.

-Cuanto antes lo entiendas mejor. - dijo Lucy, sacando una hoja de papel del libro de poemas que llevaba en su regazo - Aquí está el nombre.

La chica leyó el nombre y una sádica sonrisa se dibujó en su rostro. Ya no podía negarlo, era igual a ellas, un ser despreciable sediento de revancha y cansado con ese mundo maldito. Fue Lincoln el que se lo demostró con sus actos, ese ser que decía ser su hermano, su único aliado en el mundo, ese ser impuro que eligió al ser más despreciable para ser su compañera. Sin él, entonces no tenía más razones para seguir fingiendo que era una humana decente, por fin podría ser libre, libre para desencadenar el infierno sobre aquellos que le hicieron mal. Empezando por él.

-Oh, esto será sencillo. - dijo Haiku, soltando una risita.