Lynn llevaba rato probándolo; días, semanas; Lucy, solo observaba en su mayoría, pero no hace nada para detenerlo.
Ella levantaba la pierna, y la estiraba hasta la altura de la cabeza, mientras se mantenía con la otra, sudorosa y estática.
—Sí, ya vi Lynn —decía Lincoln y apenado desviaba la mirada, sintiendo sus ojos inquisitivos y penetrantes.
Él se sonrojaba levemente y luego pensaba, que definitivamente era extraño que le excitara esa posición, tomando en cuenta que eran familia, pero no podía evitarlo, todo el asunto estaba en su entrepierna, en donde "esta su entrada", cosa que le hacía agitar la cabeza del albino literalmente, girándola, como para quitar toda la lubricidad del asunto de su mente al movimiento. Y tampoco, no se sabe a qué viene al caso de ello, de mostrar aquel estiramiento. Lori era partidaria de esa idea también (la última), "¿a qué viene?", y le hizo el reclamo a la deportista, la cuál argumentó que dicho movimiento no es simple, y que requería de una condición óptima del cuerpo para ejecutarlo, haciendo que no cualquiera podría hacerlo.
Lisa apoyo la moción naturalmente, ya de eso, a qué gran parte de las hermanas se metieran en el asunto debido a un escándalo mediano en el segundo piso de la casa Loud, y mientras las voces se elevaban por el pasillo, Lynn seguía con la pierna hasta el hombro, con la vista puesta en su hermano, que le veía de forma asertiva y tentada, hasta que llegaba a mirarla, y le sonreía con los labios, y entrecerraba los ojos, ruborizándose un poco, columpiándose un tanto con la pierna, con la que se sostenía. Su aire despreocupado, o su rubor y sonrisa coqueta, habían hecho que aquel se colorara más, desviando la vista nervioso.
Luego ella dejaba de hacer aquello cuando veía que su hermano ya no la veía, y aminoraba la discusión creciente de las hermanas, proponiéndoles pasar a resolver la cuestión, pasando a la prueba de campo, para aclarar las cosas, aunque su objetivo era otro. Es por eso que les propuso poner en prueba sus "capacidades" a cada una de las hermanas en estiramientos, no tomando en cuenta a la menor de todas, Lisa y Lynn, que estás dos ultimas estarían de jueces, aunque no faltaría que Lynn Jr estirara la pierna para dar el ejemplo, cuando oportunamente estuviera en el rango de visión de Lincoln, irguiendo la pierna en lo alto, y el albino, desviando la mirada después de centrar su vista en la entrepierna, los shorts rojos y muslos de su hermana.
Lori siguió protestando de la proposición, pero es cierto que ella lo llevó acabo primero, levantando su pierna, no tan recta a como ella le hubiera gustado, mas si decisiva, pero avergonzada al sentir los ojos de su hermano sonrojado en su intento. Aquello rápidamente la hizo desequilibrarse, y cayó de trasero al piso. La bulla no tardó entre las hermanas más competidoras, burlonas y sadicas, y la rubia se levantó apenada, recibió un cinco de calificación por parte de Lynn, y Lisa le dio un seis. Lori se fue a su cuarto, abochornada y evitando contacto visual con su hermano menor: "¡Qué estupidez!", exclamó antes de azotar la puerta y no volver a salir.
Las gemelas se ofrecieron después de que Lori corriera de la competencia; Lana sacó de calificación un cuatro sintiéndose orgullosa, y Lola le tocó un cinco de Lynn, y un seis de Lisa. Ambas desprestigiando las calificaciones, y después yéndose al piso de abajo.
La siguiente fue Leni, que subía a la segunda planta, y estaba inadvertida de los sucesos y no entendía porque lo hacían, pero que terminó participando sin objetar, y ejemplarmente; Estiro la pierna enhiesta hasta lo alto, con naturalidad despistada e inocente, y el vestido verde se le levantó tanto, que sus panties blancas con rayas celestes se mostraron. Luna le tapó los ojos a Lincoln que seguía en la tertulia, en lo que le decía a Leni que bajara la pierna, y ella confundida, lo hacía despistada, en el ardor de la efímera discusión entre Luna y Lynn, de dejar a Lincoln, que viera la "competencia"; Aquel por su parte enrojeció, y el calor ya empezaba a endurecerlo, y no hablamos del amor fraternal.
Lynn le dio a Leni de calificación un nueve, y Lisa un diez; Leni se apartó después de ello distraída, y con curiosidad, que prefirió no abordar, ya que tenía un vestido que modificar.
Luna siguió, y se le vio apenada mientras no apartaba los ojos del peli blanco. Se sonrojó al levantar su extremidad, y la falda morada pasó a mostrar sus pantaletas rosas con círculos morados, e hizo un puchero, al par de que veía como su hermano menor la veía de palmo a palmo, ruborizado y posiblemente excitado. Su pierna estaba más inclinada que Leni, pero no tanto que Lori, a unos ochenta grados, y Lincoln podía ver el contorno de sus glúteos por su ropa interior, además, de una que otra peca de la entrepierna. "Me está viendo...", pensó, "...es un hombre después de todo, ¿no... ? ", y su mirada paro a los pantalones de su hermano, todavía que hace unos momentos quería apartarlo del pasillo.
Bajo su pierna, y tragó saliva. Se sentía de repente "caliente" y extraña, y recibió un siete y un ocho de sus consanguíneas, que ni escucho o tomó importancia, solo pensando en él y en sus ojos, y se apartó y se encerró en su cuarto sin decir mucho, con los colores a tope. Lincoln sintió tremendas ganas de acompañarla, pero, sí lo hace, considera que se extrañaría o se excitaría, y no sabe qué situación le teme más, y la imagen de la ropa interior de Luna vuelve a su mente. "Son tus hermanas, bastardo", se dice en sus adentros para calmarse, y agita la cabeza, para regresar con Luan.
Ella es un cuatro punto cinco, y un cinco, pero se esfuerza para que Lynn le ponga el punto cinco faltante, tomando su muslo grande con los dos brazos, y haciendo vislumbrar un poco sus pantaletas blancas, para después bajarla debido al límite de su esfuerzo. Miró a Lincoln sonrojada, y remató el momento, con un mal chiste, del que nadie se rio más que la comediante nerviosamente, y terminó yendo a su estancia, con el pretexto de ir a anotarlo en su libreta.
Para ese punto, Lisa diagnóstico el asunto, de banal e intrascendente, por lo que fue a su cuarto para seguir con los programas de sus investigaciones, dejándole toda operación a Lynn, que poco le importaba aquello a decir verdad.
Cuando se escucho la puerta cerrarse, ya para entonces sólo quedaban tres en el pasillo: Lynn Jr, Lucy y Lincoln.
La menor de cabellos oscuros seguía, era cuestión simple de ir descartando y continuando, y Lincoln habrá comentado, que "no es necesario seguir" con la "competencia". Lynn objeta severa, modulando el tono de forma tenue, y Lucy le siguió la corriente a la castaña, silenciosa todavía, y sonrojada, poniéndole un ojo a su hermano, que no ha dejado de prestarle atención. Quería mostrarle también a él, y no sabe porque a ciencia ciertas. Pasando musita las conversaciones, solo se dedicó a observar a las hermanas, y al albino, que veía de hito a hito el espectáculo.
Por eso tomo su pantorrilla y la fue estirando ascendente, mientras el vestido negro se le levantaba, mostrando su ropa interior negra, como ella había dicho que era su alma, y pasó la mano cerca del tobillo, sobre sus medias, manteniendo la extremidad firme e inclinada.
No fue lo que se acordó, pero Lynn ya no prestaba atención al ejercicio o a su hermana, sino que observaba y se acercaba a Lincoln deliberadamente. Le pasaba el brazo por el hombro, y él sonrojado, dejaba de ver a Lucy, para mover unos centímetros la cabeza, y oír la respiración de su hermana mayor, y bajar la mirada, por donde siente que la castaña pasa su mano derecha, suavemente por el torso, jugueteando, bajándola en cuestión de segundos, a la cintura.
—¿Te gusto ver a tus hermanas estirarse para ti? —le pregunta inocente, y comienza a palparle y tomarle el bulto que se origina en sus jeans con la palma —¿Qué dices? ¿Cuanto le pondrías a Lucy
Le cuestiona, y él vuelve al frente, con Lucy que sigue manteniendo su posición.
—¿No contestas Lincoln? —le susurró por la oreja dándole cosquillas, y Lucy bajo la pierna ya cansada, pero quedándose ahí avergonzada —¿Eh? ¿No dices nada? —le dice y besa su barbilla, su cuello.
Luego ella le desabrocha el pantalón, bajándole la bragueta hasta abajo, y aquel ya está duro bajo sus bóxers.
Ella quiere sacársela, pero Lincoln la detiene.
Lynn se separa unos centímetros para hacer contacto visual, con los ojos suplicantes, sin despegar ni un solo momento su vista de su mirada.
—¿Qué pasa? —pregunta inocente y vuelve a querer meter unos dedos en su prenda interior, que obstruye Lincoln con lo poco de cordura que le queda.
No es difícil pensar porque no quería, aunque lo quería en el fondo, es cierto. Y no podía, no podía decir: "Somos hermanos, ¿que te sucede? Esta mal", porque no quería romper la ilusión, no quería perder el estímulo, y en debate mental que traía, se descuido un poco, y Lynn le saco la verga enhiesta de sus bóxers.
Lucy se puso roja como un tomate al verle el miembro afuera de la ropa interior; erguida, dura y punzante, mientras hacía contacto visual con él, y ella no dio más que el impulso candente de sus entrañas, de levantarse el vestido negro, mostrando sus muslos, panties y parte del delgado torso, mientras Lynn le tomaba el tronco del pene con la mano, y la subía y la bajaba, en un vaivén tosco e inexperto, aparte de pegar sus piernas a su muslo, y hacer fricción de forma desesperada contra su entrepierna.
Estaba muy mojada, y estaba a punto de ponerse en cuclillas y metérselo a la boca, para cuando se escuchó el girar del picaporte de una las puertas del pasillo, y el abrir de esta, sorprendiendo y palideciendo (unos más que otros), a Lynn, Lucy y Lincoln.
