Esta historia está basada en personajes secundarios de Amphibia. Uno de ellos siendo la madre de Anne, a la cual nos referiremos por el nombre de "Lamai Boonchuy", ya que como imaginarán, hasta el día de la fecha de publicación de este relato, la misma no cuenta con un nombre oficial, por lo cual me pareció acertado bautizarla con el fin de no referirme a ella como "La Sra. Boonchuy" o "La mamá de Anne".

Con eso aclarado, me gustaría avisar que esta historia buscará tocar ciertos géneros y tramas que no he tocado en mis relatos anteriores, así que quedan advertidos respecto a qué pueden llegar a encontrarse en la misma.

Ella me dice "Mami"

Para abrir este relato, hará falta mirar un poco en el futuro, ubicarnos en una cierta hora, en un cierto lugar y escuchar, de una forma muy atenta, los pensamientos y reflexiones de una de nuestras dos protagonistas. Todo esto será con el fin de dar un contexto inicial y aclarar, ya desde un inicio, hacia donde irá la historia antes de especificar el cómo fue que se llegó a esta situación en un primer lugar.

El momento sería aproximadamente unas dos o tres semanas previas al cumpleaños de Anne y la evidente partida de esta y sus dos inseparables amigas a Amphibia.

Siendo más específicos, eran las 7 PM del día martes. El sol estaba iluminando con sus últimos haces de luz la ajetreada ciudad de Los Ángeles, dándole el paso a la oscuridad de la noche.

Es en ese horario cuando los modestos y numerosos locales de comidas, como aquel en el que nos estaremos centrando en la brevedad, comienzan a cerrar sus puertas luego de un largo día de trabajo.

Avanzamos por las calles hasta finalmente encontrarnos y fijar nuestro ojo en uno de los locales antes descritos, el cual, si bien contaba ya con un notorio cartel de "Cerrado" colgado en el vidrio de su puerta, si uno se paraba a mirar a detalle, a lo mejor llegaría a caer en cuenta que todavía contaba con una gran cantidad de luz y un par de voces provenientes de la cocina.

El sitio en cuestión, obviamente, no podría ser otro más que "Thai GO", el restaurante dirigido por la familia Boonchuy, una modesta familia nuclear compuesta por una pareja de inmigrantes Tailandeses de 1ra generación y una hija, nacida y criada en EEUU.

Ahora, en lo que respecta al origen de la peculiar luz y las voces provenientes del interior del sitio. Bien… quizá lo mejor sería que el mismo sea narrado por la que en ese momento sería la única miembro de la familia presente en el sitio; la cual además, será nuestra protagonista y narradora en la gran mayoría de esta primera parte del relato.

-Quizá se han de estar preguntando lo que ocurre, ¿No es así?- Preguntó Lamai, en una voz imaginaria únicamente dirigida a nosotros, el público, al mismo tiempo que el imaginario ojo de este último se abría paso por el local y comenzaba a distinguir una serie de gritos provenientes de la cocina .

-Es decir, ¿Qué hace la propietaria de un modesto pero lucrativo sitio de comida asiática luego de la hora de cierre, en lugar de juntar sus cosas e ir a casa con su amorosa familia?- Continuó ella, conforme la vista de su escucha avanzaba por el sitio.

-Y sobre todo… ¿Cómo fue que acabo…?- Acotó entonces, coordinándose con el momento en el cual un agudo y poderoso gemido hizo eco en las paredes, y el momento en el que el público finalmente fuese capaz de observar con todo lujo de detalle lo que estaba ocurriendo en la escena.

Ahí veríamos como una temblorosa Lamai se encontraba presionada bocarriba contra el piso del lugar, con su rostro adornado por un gran número de nerviosas gotas de sudor, con sus ojos entonados y fijos en una única dirección y con la camisa color lavanda que componía la parte superior de su atuendo abierta de par en par, dejando a la vista dos tentadores y maduros pechos color caramelo, los cuales estaban siendo asediados por un inesperado juego de manos y boca pertenecientes a una misteriosa figura de la cual únicamente destacaremos su evidente silueta femenil y adolescente.

-¿…así?- Terminó de decir Lamai, concluyendo así su frase anterior y retomando su labor de narradora mientras su "Otra yo" se dedicaba a temblar con intensidad y solicitar, con una lagrimilla en el ojo, un cese a la lujuriosa forma en que la persona encima suyo había comenzado a sorber y lamer su pezón.

-Pues bien, para responder a eso…- Continuó la incorpórea voz de la mujer, en un tono que, si bien estaba calmado, denotaba un aire de tristeza y melancolía que combinaba y hacía una especie de encantadora disonancia con la manera en que su contraparte visual jadeaba y se retorcía luego de sentir como la persona que abusaba actualmente de ella comenzaba a hacer girar la punta de su lengua alrededor de su pezón, degustándolo y estimulando todo alrededor de ellos segundos antes de fruncir sus labios, ejercer presión con la boca y retroceder su cabeza hacia atrás para así jalar y estirar una gran parte de la voluminosa areola de la mujer, quién no pudo evitar que su saliva escapase por un costado de su labio debido a la intensidad del estímulo.

-Lo mejor será que retrocedamos un poco…- Prosiguió la voz de invariable tonalidad, aun cuando, en escena, el ahora caliente y algo sudado cuerpo de su dueña se dedicaba a apretar los dientes, sonrojarse y fruncir el ceño mientras la misteriosa muchacha encima suyo había tomado su busto desde la base, asegurándose de rodear ambos y hundir levemente sus palmas, momentos antes de hacer las manos hacia atrás, estirando los pechos ligeramente caídos de la madura mujer, levantándolos en el aire hasta que, al final del recorrido hecho por sus manos, los dedos de las mismas acabasen por sujetar con firmeza los erectos pezones de una Lamai que finalmente acabaría por dejar salir un nuevo jadeo que, además de deleitar y hacer sonreír con malicia a la misteriosa figura, también haría que esta última decidiese juntar ambos pezones entre sí para así poder estimular aún más a ambos con una seguidilla de lamidas que solo acrecentaron la excitación y enojo de su indefensa víctima.

-Así que, por ahora, dejemos de lado esto y dejen que les narre el día en que… TODO comenzó.- Dijo a continuación la voz narradora de Lamai, quién deliberadamente hizo una pausa antes de su última oración para que así el público pudiese ver como su contraparte física le dedicaba una nueva mirada de enojo a la figura de la todavía enigmática chica mientras esta última comenzaba a lamer y preparar sus dedos para así acertar el "Golpe de gracia" al sensible y sobreexcitado cuerpo de Lamai.

-Eso fue en uno de los partidos de Tenis de mi hija.- Continuó la voz, a la vez que la muchacha encima de la Lamai real sujetó con fuerza uno de los muslos de esta última, haciéndole una seña para indicarle que levantase sus caderas y adoptase una pose más "Acorde" con lo que haría a continuación.

-Fue ahí donde ambas nos conocimos y donde, por desgracia…- Siguió la narración, mientras que, por su parte, una Lamai reposicionada y bien abierta de piernas, sintió como la mano alrededor de su muslo comenzó a deslizarse por el mismo hasta finalmente acabar en la entrada de su humedecido y palpitante coño.

Ahí, la mano perteneciente a la figura procedería a reunir una parte del líquido que afloraba de la intimidad de su avergonzada e impotente pareja, colocando dos de sus dedos debajo de la parte inferior de esta y deslizando los mismos hasta la cima de su clítoris para así no solo deleitarse del desastre que ella había sido capaz de ocasionar en dicha zona, sino también darle el tiempo de llevar su mano hasta su propia entrepierna y humedecer con anticipación los voraces labios de su boca antes de volver a cazar uno de los pezones de la mujer dentro de la misma y, acto seguido, calar dos dedos tanto en el interior de Lamai como en su propia vagina, iniciando un acto masturbatorio simultaneo.

-Yo permití… que ella entrase en mi vida.- Terminó diciendo la voz, coordinándose así con el momento preciso en el que Lamai llegaba a un inevitable clímax, causado tanto por la frenética e invasiva manera en que la joven hacía penetrar sus dedos dentro de ella, la forma agresiva y hambrienta en que succionaba sus pechos; la cual hacía que sus mejillas se hundiesen y diesen la impresión de que estaba empecinada a extraer aunque sea una mísera gota de leche de ellos; y, por supuesto, debido a todo el jugueteo previamente detallado.

Tras esa escena, lo último que veríamos como público antes de meternos de lleno en la historia que llevaría finalmente a esta conclusión sería una imagen de la muchacha, todavía envuelta en sombras, incorporándose y llevándose a la boca los dos dedos que había usado para llevar a Lamai al orgasmo. Los cuales, inmediatamente comenzaría a lamer con un recelo y una excitación que resultaría más que evidentes debido a la manera en que había comenzado a gemir con cada nueva lamida dada y por el visible incremento en los movimientos de los dedos y la mano que todavía se encontraban masturbando su feminidad.

-¡Aaaaaaaahhhh! ¡Joooooooodeeeeeer! Este sabor es verdaderamente… ¡GLORIOSO! Tú en verdad sabes lo que a mí me gusta, ¿No es así…?- Comentó la chica, segundos antes de que las sombras que la habían estado rodeando hasta ahora se desvaneciesen y se comenzasen a distinguir ciertos rasgos y características en su apariencia y atuendo tales como el uso de una gorra con la visera echada hacia atrás, un juego de trenzas a juego que desembocaban detrás de su cabeza y tenían un distinguible color pelirrojo, y una sonrisa a la que le faltaba uno de sus dientes frontales. -¿…"Mami"?- Terminó de decir, justo después de formar una "V" con sus dedos y acabar de lamer el jugo restante entre estos, poco antes de finalmente retirar los mismos de su boca y despedir la escena al separar los labios de su coño; dejando que de él se formase un hilillo de líquido; y sonreír maliciosamente mientras una idea se arremolinaba en su cabeza. -Espero que tú también pienses lo mismo de mí cuando "Me pruebes".-

Dejando de lado aquella escena lasciva y perteneciente a un futuro no muy distante, nos tocará ahora meternos finalmente de lleno en el desarrollo de los acontecimientos, ubicándonos así un par de semanas atrás, en medio del susodicho partido de Tenis de Anne, en el cual no sólo sus padres, sino también varios de sus compañeros de escuela se encontraban presentes.

-Ah. Todavía recuerdo bien ese día. Recuerdo lo emocionada que estaba mi niña por finalmente tener la oportunidad de darse a conocer y aspirar a convertirse en la campeona que ya desde pequeña había deseado ser.- Comentó la voz incorpórea de nuestra narradora, dejando entrever en su tono un ápice de felicidad y añoro que concordaban con los sentimientos de aquel momento.

La razón detrás de esto era que el partido en cuestión se trataba nada más y nada menos que de una clasificatoria para un torneo de gran importancia tanto para la joven Boonchuy como para el propio cuerpo estudiantil, razón por la cual había presente una considerable masa de personas formada por los locales y los visitantes de la escuela rival, quienes obviamente tenían como foco central de su atención a las dos chicas presentes en la cancha.

-Creo que jamás había visto a mi pequeña recibir tantos elogios en su vida. Pero supongo que eran algo que ella se había ganado en todo derecho, ya que su forma de jugar ese día era algo digno de admiración.- Declaró una conmovida y alegre Lamai, a la vez que las imágenes del animado público presente en la cancha aquel día y la majestuosa forma en que su hija y estos celebraban cada nuevo punto conseguido en contra del rival cobraban cada vez más y más fuerza en su mente.

De hecho, el nivel de detalle en el recuerdo era tal que Lamai incluso podía recordar cosas tales como la forma en que la tribuna entera enloquecía cada vez que Anne lograba salvar una pelota que había sido lanzada al otro extremo de la cancha y estaba a solo unos pocos centímetros de acabar en el suelo, la manera en que tanto la imponente Sasha como la tierna Marcy se encontraban sentadas en la banca de los locales para así brindar aliento, vitoreos y uno que otro consejo mientras desempeñaban su papel como asistentes de su querida amiga, y como no, la forma en que su marido, generalmente atento a las llamadas y mensajes de sus contactos en los diversos y variados depósitos y mercados de ingredientes exóticos locales, había decidido apagar su teléfono para así estar cien por ciento presente y apoyar de manera plena a su hija en este gran momento.

-(Suspiro) Si tan solo las cosas hubiesen seguido así, estoy segura de que Anne habría podido ganar, o como mínimo habría podido salir con la frente en alto ese día, pero…tal parece que el destino tenía otras cosas en mente.- Mencionó la mujer en un tono de tristeza originado por la inevitable llegada al "Incidente" ocurrido aquel día.

Más o menos después de que ambas chicas tuviesen unos minutos para descansar y así luego empezar el siguiente Set del partido, un dúo de muchachas adolescentes que se habían auto-denominado como "Ayudantes del lugar" habían ingresado al sitio donde se llevaba a cabo el partido para así dejar una enorme máquina lanza-pelotas en uno de los costados de la cancha. Esto obviamente habría resultado extraño para aquellos que se dieron cuenta, como fue el caso de Lamai o Sasha quienes, si bien consideraron raro el hecho de aparcar un armatoste tan grande y molesto como ese en medio de un partido tan importante, no tuvieron nada que decir al respecto luego de escuchar el "Porque" detrás de esto.

Resulta que las chicas explicaron que un grupo de vándalos se las habían arreglado para romper el candado que por lo general mantenía a la máquina fuera del alcance de terceros, obligándolos así a mantener la que sería la pieza de equipo más costosa dentro del sitio en un lugar público y vigilado, al menos hasta que un nuevo candado fuese conseguido.

Dicha escusa, si bien fue aceptada por unos y cuestionada y criticada por muchos otros, bastaría para hacer que el referí declarará que no había problema y que el partido podía continuar de todas formas. Así que, luego de que la pareja de chicas terminase de acomodar la máquina en el lado de la cancha de Anne, alegando que lo hacían como un acto de buena fe con la competidora invitada, estas ofrecieron una disculpa breve a la audiencia y procedieron a desaparecer por donde habían venido, no sin antes intercambiar una fugaz y peculiar felicitación mutua de la que solo Lamai, y un selecto número de espectadores ahí presentes, notaría debido a su ubicación en las gradas.

-De haber interpretado las señales, o quizá simplemente actuando con algo más de egoísmo al decirles que no era justo que el lado izquierdo de mi niña fuese ligeramente bloqueado por aquella cosa, quizás, y solo quizás, las cosas no habrían terminado de la forma en que lo hicieron.- Continuó Lamai, denotando un enojo y frustración palpables y propios de alguien que se recriminaba el no haber sido capaz de anticipar o evitar alguna desgracia ocurrida a uno de sus seres queridos.

Inmediatamente después, dentro del recuerdo del partido, la Lamai de ese entonces vislumbró con enfado el momento en el cual, tras haberse reanudado el partido, una de las dos chicas antes mencionadas había regresado a la cancha por segunda vez, esta vez trayendo consigo una abultada y aparentemente pesada bolsa de pelotas, la cual sigilosamente pasaría a ubicar junto a la máquina, segundos antes de echar una breve mirada a su alrededor para así comprobar que pocas personas la veían, centrarse entonces en Anne y, finalmente, sonreír con malicia poco antes de comenzar a descargar todo el contenido de la bolsa dentro del aparato.

De más está decir que, tras haber sido una de las pocas testigos en ese momento, la primera reacción de Lamai fue poner en entre aviso a su hija, pero debido a una desafortunada oleada de aplausos provenientes de su tribuna luego de la anotación de un nuevo punto, dicha advertencia pasaría desapercibida y permitiría, a quién sea que se encontrase ahora junto al aparato, el poner en marcha el mismo antes de retirarse velozmente del lugar.

Lo siguiente que se supo, luego de la partida de la joven, fue que en medio del estupor de alegría por parte de Anne y sus allegados, una inesperada pelota acabaría golpeando uno de los costados de la cabeza de la muchacha de tés morena, segundos antes de que esta última se voltease en la dirección de origen de la misma solo para acabar recibiendo un nuevo impacto justo en su frente, desorientándola y dando inicio a una sorpresiva lluvia de proyectiles que, más temprano que tarde, la obligarían a adoptar una posición defensiva con su raqueta.

Las pelotas, lejos de ser simples pelotas de Tenis, parecían estar cubiertas de una especie de líquido viscoso y de apariencia y olor desagradable, cosa que se vería reflejada en la forma en que Anne, con el objetivo de no ser impactada una tercera vez por los mismos, comenzó abanicar y hacer reveses con su raqueta para así desviar los proyectiles, haciendo que muchos de los mismo volasen por las gradas y golpeasen o cayesen a los pies del público invitado, convirtiendo la escena en un caos absoluto que no se detuvo sino hasta que una de las amigas de Anne logró acercarse a la máquina lo suficiente como para finalmente apagarla.

-Luego de que eso pasara, el partido no solo tuvo que ser cancelado, sino que además tuvo que acabar como una victoria por Default en favor de los visitantes, quienes alegaron que, debido a su único punto de ventaja obtenido momentos antes del incidente y a la terrible falta de disciplina que la secundaria Saint James había mostrado en el encuentro llevado a cabo en su cancha, el ceder su puesto en el torneo no solo era lo más indicado, sino lo ÚNICO que podrían hacer en esta situación.- Relató una Lamai a la cual dicha decisión tomada tan esporádicamente por el referí de ese día le seguía enfureciendo hasta el día de hoy tanto como el día en que la misma había sido tomada.

-Ni siquiera pueden imaginar la clase de desilusión que se vio reflejada en el rostro de Anne en ese momento. Y los gritos de frustración e insultos que le dedico al referí mientras este último luchaba por mitigar el dolor de su rostro luego de ser golpeado por una de las pelotas desviadas por ella. Pero bueno… solo digamos que se equipararon con la forma en la que lloró luego de que yo y mi esposo nos reuniésemos con ella en los vestidores.- Continuó la mujer, ligeramente acongojada luego de rememorar el estado emocional de su hija luego de aquella dura experiencia.

-Es más, recuerdo bien que lo único que REALMENTE fue capaz de animarla aunque sea un poco fue el haber recibido el aviso de que Sasha; con la ayuda de algunos alumnos y el propio instructor de Tenis; se las habían arreglado para atrapar y llevar a dirección a las dos responsables de aquel hecho. Así que, como su madre, sabía que tenía que hacer algo al respecto.- Mencionó ella, segundos antes de que su versión pasada apretase con firmeza los puños, le dedicase un último par de palabras de aliento a su hija y finalmente emprendiese su marcha hacia la oficina donde se encontraban las dos muchachas en cuestión.

Luego de unos pocos minutos de viaje por los pasillos de la escuela, Lamai acabaría por llegar a su destino, lugar donde, tras apenas haber atravesado la puerta, tendría un breve pero intenso intercambio de miradas con ambas muchachas.

La primera de ellas se trataba de una joven de cabello marrón largo y suelto, la cual, por su expresión y rapidez a la hora de desviar sus ojos de los de la madre de la chica a la que había perjudicado, irradiaba un aire de arrepentimiento o, como mínimo, preocupación por los problemas en los que se había metido.

La segunda, por otra parte, se trataba de una muchacha de cabello rojizo, el cual había sido peinado para así conformar dos trenzas medianamente largas, que empezaban detrás de su cabeza y terminaban sobre sus hombros. Ella vestía una chaqueta color celeste encima del típico uniforme y llevaba además una gorra con visera, que aparentemente tenía la costumbre de usar con la misma apuntando hacia atrás. Otras características a destacar en ella podrían ser el pequeño número de pecas alrededor de sus mejillas, o la falta de uno de sus dos incisivos, sin embargo, lo que realmente habría que señalar sería aquello que captó de inmediato la atención de Lamai una vez que ella ingresó en la habitación, y eso sería la falta total de arrepentimiento en su rostro o la manera desafiante en que la joven adolescente mantenía su implacable duelo de miradas con la mujer.

-Mi idea original al ir a ver a esas dos era para cerciorarme no solo de que fuesen las muchachas que había visto, sino también para asegurarme de que las mismas recibiesen un castigo acorde con lo que habían hecho. Algo que las hiciese reflexionar y arrepentirse de lo que le hicieron a mi pequeña.- Declaró Lamai, poco antes de dejar que el recuerdo prosiguiese con naturalidad.

Por lo que, luego de que su contraparte pasada se ubicase junto al director y recibiese por parte de este una disculpa breve por lo sucedido, la mujer rápidamente haría avanzar la conversación al preguntar "¿Qué pensaba hacer con esas dos delincuentes?".

A partir de ahí, Lamai se limitaría a escuchar los regaños dados a ambas muchachas, los cuales, si bien habían hecho estremecer y poner nerviosa a una de ellas, únicamente consiguieron que la otra, que había sido la responsable de encender la máquina e iniciar verdaderamente con la broma, hiciera la mirada hacia un lado con desinterés, a la vez que hacía mofa del discurso al improvisar un títere con su mano y hacer que este último "Hablase" con ironía cada nueva palabra pronunciada por el directivo, quién, cuando ya se hubo hartado de aquella insolencia, procedería a golpear el escritorio con su puño antes de finalmente declarar cual sería el castigo impartido al dúo de alborotadoras.

La reacción de las dos, luego de oír que recibirían una semana de suspensión, sumada a otras tres de castigo luego del horario de clase, como era de esperarse, fue muy distinta entre ambas.

La castaña por un lado parecía emocional y físicamente destruida por la sentencia, alegando que su participación en el incidente había sido mínima, que no merecía un castigo tan severo y que, si sus padres se enteraban de la suspensión, bien podrían matarla o peor, quitarle su celular y básicamente todo lo que ella amase.

La pelirroja, muy por el contrario, solo se limitó a soltar una única carcajada luego de oír el veredicto y escuchar los lloriqueos de la que había sido su cómplice, momentos antes de decir cosas como "¡Ha! Esa perdedora se lo merecía.", "El ver su expresión hizo que valiese la pena" o "¿Solo una semana, viejo? ¿Acaso te estás ablandando con la edad?".

Todo eso hizo que el director terminase por estallar de furia y decidiese, en el caso de la pelirroja, redoblar la apuesta y declarar que, por esa clase de comentarios, su castigo pasaría a ser una suspensión de un mes, seguida de unos tres meses de castigo.

Sin embargo, ni siquiera eso hizo estremecer o siquiera moverle un pelo a la pelirroja, quien únicamente se limitó a forzar un sonoro bostezo, el cual amortiguo con su boca poco antes de ponerse de pie, preguntar irónicamente si "¿Eso era todo?" y si "¿Ya habían terminado entonces?", momentos previos a saludar a su, ya para este punto enfurecida cómplice, saludar a los dos adultos de la habitación y salir de la misma mientras declaraba que los vería en un mes.

-De más está decir que, luego de ver eso, lo único que pude sentir fue una increíble mezcla de rabia e impotencia. ¡Esa chica había arruinado por completo el gran día de mi hija y no sentía la más mínima culpa por ello!- Vocifero Lamai, dando así una descripción de los sentimientos y pensamientos presentes en su "Otra yo" luego de ver la manera en que la principal responsable de todo se tomaba en chiste el castigo por sus actos.

-En ese momento, yo sabía que debería tomar cartas en el asunto y que, si quería hacer que esa mocosa, esa… Maggie aprendiese su lección, sin duda tendría que arreglarlo a través de vías ajenas a la autoridad escolar.- Comentó ella, dando así los motivos por los cuales solicitó los datos de la joven al frustrado administrador educativo que se encontraba a su lado, averiguando así cosas como el nombre completo de la chica, su situación familiar y su lugar de residencia, todo mientras recibía el anticipo de que no debería esperar conseguir la gran cosa si su idea era ir a hablar con la madre; y única tutora legal; de la misma.

No obstante, Lamai haría oídos sordos ante esa última parte, limitándose así a agradecer al director por su ayuda y exclamar, sin ningún tipo de tapujos o vergüenza, "Que ella sería la que juzgaría si eso era verdad o no".

Tras oír esas palabras llenas de seguridad y confianza; que presidieron a la salida de la oficina por parte de la mujer del recuerdo; la voz que encarnaba los pensamientos de la Lamai actual no pudo hacer otra cosa más que soltar un comentario breve lleno de aires de melancolía.

-Ese, en retrospectiva… sería el primero de una larga cadena de errores.- Acotó finalmente Lamai, momentos antes de que la historia se trasladase hacia un nuevo escenario.

Al día siguiente del incidente, luego de que tanto Lamai como su esposo y las amigas de su hija decidiesen pasar lo que quedase del día anterior tratando de animar y reconfortar a Anne, la mujer finalmente había conseguido hacerse un tiempo lejos del trabajo para así efectuar una visita al departamento de la conflictiva Maggie y poder intercambiar algunas palabras con la madre de esta última.

El sitio en cuestión se encontraba en una zona suburbana y algo apartada del centro de la ciudad. Básicamente formaba parte de un viejo complejo de edificios departamentales, el cual, solo con verlo, daba la impresión de que tenía varios años de uso.

Sin embargo, lejos de dar importancia a esto, Lamai simplemente se limitaría a continuar en su búsqueda luego de haber llegado a la dirección provista por la escuela, razón por la cual, luego de ubicar el edificio en cuestión y obtener el permiso del portero para entrar al mismo, ella avanzaría por los pasillos llenos de paredes decoloradas y puertas de madera vieja hasta finalmente acabar frente a la puerta del lugar de residencia de la muchacha.

-No quisiera sonar prejuiciosa ni nada, pero teniendo en cuenta lo poco que el director de la escuela me había dicho respecto a la madre de esa chica, y luego de ver el ambiente en el que ambas vivían, pues… realmente creí que estaría preparada para encarar al tipo de persona que saldría por la puerta luego de que yo tocara.- Afirmó Lamai, segundos antes de fruncir un imaginario ceño al rememorar las primeras palabras dichas por la mujer luego de que abriese ligeramente su puerta; asegurada por una cadena, cabe aclarar; para así darle un vistazo rápido a la persona al otro lado de la misma.

-"¡No ordené comida India! ¿¡Oyó!? ¡Así que mejor no fastidie! ¿¡Que no sabe qué hora es!?" me dijo ella, usando un tono y una forma de hablar que me dijeron dos cosas. La primera, ella apenas se había levantado. Y la segunda… tenía una evidente y fuerte resaca.- Declaró Lamai, quien, hasta el día de hoy, seguía debatiéndose cual de todas esas oraciones o acciones había sido la que más la había ofendido o sacado de quicio; disputándose entre la suposición racista de que ella fuese una repartidora de comida hindú, la forma descortés en que le había cerrado la puerta en la cara o el hecho de que se estuviese quejando porque la despertaron a las 10:30 de la mañana de un día laboral.

Fuese cual fuese el caso, Lamai no dejó que aquella terrible y desagradable experiencia la desalentara, por lo que rápidamente volvería a llamar a la puerta solo para recibir una respuesta como "¡Tampoco me interesa cambiar de religión o ningún otro "Producto milagroso" que ofrezcas! ¡Solo lárgate!", la cual finalmente la haría estallar de ira y anunciar; de una forma lo suficientemente fuerte y clara para que todos los vecinos oyesen; que era la madre de una compañera de escuela de su hija y había venido a hablar con ella respecto a la forma de comportar de esta última.

Tras decir eso, y tener un momento de silencio lo suficientemente largo como para apreciar como el grito que acababa de sonar hacía eco por varias de las paredes del edificio, lo siguiente que Lamai escuchó fue el sonido de una cadena y un seguro de puerta abriéndose, momentos antes de ver como la entrada al apartamento se habría para así revelar a una mujer fornida y de ojos cansados, la cual se recargo sobre el umbral de la puerta con un visible fastidio antes de preguntar "¡Joder! ¿Y ahora que hizo esa mocosa de mierda?".

Viendo entonces que finalmente había logrado captar la atención de la mujer, Lamai procedió a narrarle a esta todos los sucesos del partido, las consecuencias de la broma de su hija y el castigo que esta última había recibido, siendo ese el tema que más llamaría la atención de la mujer, quién antes de eso sólo se habría dedicado a oír con desinterés mientras se fumaba un cigarrillo mentolado.

-Siendo honesta, luego de haber interactuado unos minutos con la chica esa y ver su reacción tras recibir un mes entero de suspensión, estaba segura de que definitivamente no iría a contarle nada de eso a sus padres, pero… luego de ver la reacción de su madre ante la noticia, pues… Umm, ¿Cómo decirlo sin que parezca justificación?… Supongo que podría decirse que ENTENDÍ el porque decidiría no hacerlo.- Admitió Lamai, al mismo tiempo que en el recuerdo se podía apreciar como una cierta mujer de cabello pelirrojo, y una actitud mucho más despierta que al inicio acababa de extinguir con enojo el cigarro que tenía en mano, a la vez que agradecía amablemente el haber sido informada de esto y decía que "Se aseguraría de corregirla para que eso no volviese a pasar"; todo mientras adoptaba una mueca que, acompañada de los susurros de enojo que soltaba por lo bajo, daba a entender que dicha "Corrección" involucraría algo de violencia.

Si bien Lamai trataría de que dicha impresión dada por la mujer no le afectase, alegando que ella podía educar a su hija como quisiera y que, en cierta parte, Maggie había sido la que se lo había buscado, la parte más blanda y comprensiva de ella no pudo hacer oídos sordos cuando oyó a la madre de la muchacha ventilando numerosas frustraciones tanto de su trabajo actual como del pasado, las cuales sin duda tendría pensado desquitar en el momento en que su hija volviese a la casa.

-Al ver algo así, simplemente no pude evitar sentir lástima por la muchacha. Es decir, su madre no parecía alguien estable y dijo que "Le enseñaría la misma clase de disciplina que el ejército le enseño a ella". ¿Podría alguien, especialmente una madre como yo, realmente quedarse tranquila luego de oír que impartirían esa clase de castigo a una menor?… En mi caso, no.- Afirmó abiertamente Lamai, segundos antes de completar el resto de su frase con desánimo y tristeza. -Pero esa clase de pensamiento y lo que decidí hacer a continuación no serían más que otro error de mi parte.-

Luego de eso, el recuerdo que presentaba a ambas mujeres y madres pasaría a tener otro enfoque, en el cual el rumbo de la conversación pasaría a ser dirigido por Lamai, quien quiso presentar una forma de castigo que, desde su punto de vista, sería más acorde y humanitario.

La propuesta básicamente consistía en que la chica trabajase en su local durante el mes que durase la suspensión, para que así ella no solo pudiese resarcir de forma directa a la familia de la muchacha a la que perjudico, sino también para instruirla con disciplina tanto laboral como escolar; ya que Lamai aseguraba que se encargaría de que Maggie copiase los apuntes y tareas que le enviasen a su hija en los ratos libres que está última tuviese en el trabajo.

Si bien, la oferta en sí sonaba tentadora y liberaba a la madre de la pelirroja de mucha responsabilidad, esta última todavía parecía renuente a aceptar, diciendo textualmente que "Era muy amable por ofrecerlo, pero no estoy segura de que realmente pudieras manejar a mi hija". No obstante, la mujer recapacitaría y acabaría por aceptar de buena gana la propuesta luego de que Lamai mencionase que pagaría por tener a su hija trabajando a su lado y que, si ella REALMENTE deseaba darle una lección, bien podría confiscarle el dinero que ganase, a fin de darle mayor peso al hecho de "Responsabilizarse por lo que hizo".

Dicho de otra forma, el dúo de mujeres habían sellado un acuerdo que sirviese para castigar, compensar y corregir el comportamiento de Maggie, asegurarse de que esta no se retrase en su educación y, para colmo, ganar una pequeña cantidad de dinero que vendría sumamente bien para su madre y su hogar. Es decir, era una situación de "Ganar-ganar" desde casi cualquier punto de vista que se lo mirara.

No obstante, el silencio repentino y anticlimático adoptado por la Lamai que ya desde hace tiempo venía acompañándonos en el trascurso de la historia, sumado al último comentario dado por esta, debería servir como una idea de lo equivocada que estaba esta suposición inicial.

-Eso nos llevaría entonces a los eventos ocurridos luego de que ella comenzase a trabajar con nosotros.- Afirmó la mujer, recuperando así sus deseos de hablar y coordinándose con el cambio de día y escena en la que proseguiría la historia.

-Para mí gran sorpresa, la chica llegó en el horario que había acordado con su madre. Visiblemente molesta y sumamente fastidiada por la situación, sí. Pero estaba aquí y parecía dispuesta a tomarse su castigo en serio.- Comentó Lamai, sin poder imaginarse con exactitud qué tipo de conversación pudo haber tenido la madre de una muchacha que literalmente se había reído en la cara del director de su escuela para así hacer que está última cumpliera tan a rajatabla un castigo impuesto por ella. Pero teniendo en cuenta que la mujer en cuestión tenía signos de ser violenta, Lamai consideró que tampoco deseaba saberlo.

Pero dejando eso de lado, lo siguiente que veríamos sería el desempeño de la problemática muchacha frente a su complicada y sumamente larga primer semana de trabajo en Thai GO.

En general, a la chica se le encargaron labores sencillas pero vitales para el mantenimiento de un local de comidas. Tales como mantener limpias las mesas vacías, recoger y lavar los platos dejados por los clientes, barrer y trapear el piso, asear los baños y recoger y sacar la basura.

No se le había dado ninguna clase de tarea relacionada con la cocina o el manejo de la caja ya que, debido a la naturaleza maliciosa que Lamai había visto en ella, la misma consideró que el delegarle dichas labores solo podría acabar en desastre. Ella además le advirtió a Maggie; luego de que esta "Casualmente" mostrase interés por quedarse a cargo de la registradora en medio de una de las salidas de compras de su esposo; que había varias cámaras instaladas en puntos estratégicos del local y que, en caso de que ella o su esposo notasen cualquier tipo de inconsistencia o faltante en sus registros, no tendrían problemas en atraparla y acusarla con su madre, la cual mencionó que "Tomaría medidas si se llegase a dar dicho caso".

-En verdad, no tengo idea de qué es lo que su madre le haría si llegase a decirle que había habido un problema con su hija. Pero fuera lo que fuera, parecía bastar para mantenerla a raya y evitar que tuviésemos problemas durante toda esa semana.- Mencionó Lamai, dejando que su tono de voz denotase un breve resquicio de la felicidad que había sentido luego de ver que su plan estaba rindiendo frutos.

Literalmente, la incorporación de la chica venía resultando mejor de lo que esperaba, ya que con ella, la propia carga laboral de Anne y su esposo se habían reducido en forma significativa.

La primera de estos no sólo podía deleitarse al ver a la muchacha que la había humillado ocuparse de las tareas que odiaba, sino también contar con una gran cantidad de tiempo libre que bien podría gastar en sus pasatiempos, estudios o las salidas con sus amigas.

El segundo, por otro lado, le sacaba provecho a la situación enfrascándose todavía más en su ya acostumbrado hobby de cazador de ingredientes y especias que estuviesen a precio y calidad, una manía que, si bien su esposa no acababa de comprender, venía bastante bien para evitar importantes pérdidas monetarias que a la larga podrían llegar a perjudicar enormemente a un pequeño local de comida dirigido por dos inmigrantes que habían apostado todo y todavía no habían acabado de asentarse en el país que ahora llamaban su hogar.

-Se podría decir entonces que, a todas luces, mi idea había resultado de maravilla. Pero en el fondo sabía que si EN VERDAD quería provocar algún tipo de cambio en la actitud de esa muchacha, tendría que tomar un enfoque "Diferente" y que en definitiva su madre nunca había tratado de poner en práctica.- Declaró la mujer, justo antes de que se nos mostrase lo ocurrido al final de la semana, momento en el que Maggie recibiría su primera paga.

Llegada la última hora del día sábado, Lamai mandó a llamar a la muchacha, quien, lejos de expresar emoción por la finalización de su primera semana de trabajo o la llegada de su sueldo, únicamente se limitó a arrojar de manera indiferente el mango del trapeador que había estado usando hasta ese momento, dejando que el mismo cayera de manera laxa contra una pared, momentos antes de marchar en dirección a su jefa.

En cuantito estuvo al alcance de la mujer, la pelirroja portadora de una mirada y forma de actuar en general que parecían estar gritando "Como sea. Acabemos con esto rápido", se limitó a estirar su mano con desinterés y evitar deliberadamente el contacto visual, mientras esperaba recibir el dinero que ella sabía, tendría que entregarle a su madre tan pronto como volviese a su casa.

Si bien, el comportamiento de la chica irritó ligeramente a Lamai antes de que comenzase a poner en marcha su plan, esta última se abstuvo de hacer algún comentario al respecto, guardando así sus quejas y enfado antes de humedecer uno de sus pulgares y comenzar a contar y separar la cantidad de dinero que le daría a la muchacha.

Una vez hubo terminado, Lamai hizo entrega de un pequeño fajo de billetes a Maggie, quién, si bien en un primer momento mantenía su invariable semblante de indiferencia, luego de haber recibido el dinero y realizar un breve recuento de la cantidad en su cabeza, esta última no pudo hacer otra cosa más que dejar entrever una fugaz mirada de sorpresa y confusión, momentos antes de atinar a guardar el fajo en su bolsillo, darse media vuelta y emprender su camino de salida lo más rápido que pudiese.

La razón detrás de este accionar era sencilla, pero el motivo por el cual se dio aquel "Error de cálculo" en favor de la pelirroja; que obviamente estaba tratando de huir del lugar antes de que la otra persona se diese cuenta del mismo; fue algo que la mujer se vio en la necesidad de esclarecer.

-En ese momento, yo le explique a ella que, si bien había acordado un cierto precio con su madre, mi intensión siempre había sido darle un sueldo que fuese ligeramente superior al mismo. Para que, de ese modo, ella pudiese darle la cantidad acordada a su madre y tener aunque sea algo de dinero honesto ganado con el sudor de su propia frente.- Explicó la voz incorpórea de la mujer, revelándonos así una parte del plan que tenía como objetivo el comenzar a sentar las bases de un buen comportamiento dentro de la conflictiva y pendenciera joven.

Desde la perspectiva de Lamai, la razón detrás de la actitud de la chica se debía en gran medida a la falta de interés y de adecuados refuerzos positivos por parte de su única figura familiar. Por lo que, si ella era capaz de congraciarse y empezara a suministrarla de aquello que creía que le hacía falta, quizás y sólo quizás, conseguiría que el comportamiento de Maggie cambiase para bien.

Bajo esa misma lógica, la Lamai presente en el recuerdo comenzaría a protagonizar un breve pero emotivo discurso, el cual englobaba temas como la responsabilidad, el compromiso y las recompensas por llevar a cabo un trabajo bien hecho. Discurso que, lejos de ser enteramente dulce no tuvo tapujos de señalar las falencias y elementos a mejorar por parte de la chica; como lo sería por ejemplo el tratar de sonreír y ser amable con la clientela para así recibir una propina por parte de esta.

-Si bien no estaba 100% segura de que esta idea funcionase, sin duda valía la pena intentarlo si con eso se lograba encaminar a una chica que todavía estuviese a tiempo de hacerlo. Y déjenme decirles, el oír a Maggie dedicándome aunque sea un pequeño y tímido "Gracias" luego de nuestra charla, fue suficiente para hacerme saber que no estaba del todo equivocada.- Comentó Lamai, coordinándose así con el momento en que dicha frase; y un "Lo tendré en cuenta"; saliese de los labios de la pelirroja poco antes de marcharse finalmente del lugar, a la vez que se aferraba ligeramente al dinero dentro de sus bolsillos.

Tras eso, la imagen del recuerdo cambiaría con el fin de que pasásemos a conocer los eventos ocurridos durante la segunda semana, destacando así los puntos claves y los ligeros pero notorios cambios percibidos en la actitud de Maggie.

Para empezar, la muchacha que otro hora había tenido la costumbre de entregar los platos que le ordenaban llevar a las mesas de la manera más agresiva y antipática posible; osease, dejándolos caer sobre la mesa en lugar de depositarlos sobre la misma con suavidad; ahora se aseguraba no solo de que los mismos llegasen con cuidado hasta su destino sino que gradualmente había comenzado a tener la cortesía de preguntar cosas como "¿Si necesitaban algo más?" o decir otras tales como "Que disfruten su comida" a los clientes que anteriormente trataba con desprecio.

También estaba el hecho de que la chica, que hasta hace menos de una semana se había dedicado a realizar todas sus labores de limpieza de mala gana o de una forma que se resumiese como "Rápida e ineficiente", comenzó a mostrar un mayor compromiso y mejor desempeño en las mismas, logrando así que una más que complacida Lamai llegase incluso a felicitarla en ciertos momentos, ganándose así una inesperada pero a la vez tierna reacción de vergüenza por parte de la pelirroja, quien afirmaba no darle importancia al asunto y que; y cito; "Solo hacía lo que hacía para que así no la forzasen a re-hacer todo otra vez. Tal y como hicieron la semana pasada".

No obstante, y más allá de lo que la pelirroja dijese, la mejora en el comportamiento de esta última había sido tal que, en un momento determinado, le habían hecho merecedora de formar parte de una actividad que antes le había sido prohibida.

-Ahora, si bien uno podría pensar que sería algo raro el premiar el desempeño de un buen trabajo agregando nuevas tareas y por ende, más trabajo, yo veía esto más bien como una forma de demostrarle a esa chica el nivel de confianza en el que había entrado con ella. Y, basándome en la forma en que ella reaccionó al momento de pedirle ayuda cortando los vegetales, pareció que esa misma fue la impresión que ella también había tenido.- Dijo Lamai, a la vez que recordaba con nostalgia las expresiones, tanto de extrañes como de felicidad, adoptadas tanto por Maggie como por su esposo, quién parecía haber captado con mayor rapidez el significado oculto detrás de dicho accionar.

Pero con eso dicho, no todo fue color de rosas, ya que, en medio de la explicación de Lamai sobre cómo se debían de tratar las verduras y de las idas y venidas del cuchillo empuñado por las inexpertas manos de la chica, la misma acabaría por cortarse de manera accidental uno de sus dedos, causando así que un irrefrenable chorro de sangre comenzase a brotar de la herida y provocase una breve oleada de malas palabras y maldiciones por parte de Maggie, quien culpaba enteramente a la adulta por lo ocurrido.

Sin embargo, gracias al rápido accionar de Lamai a la hora de atender de manera paciente y amorosa la herida; así como por el hecho de mantenerse al pendiente de esta y preguntar con relativa frecuencia a la chica si la misma todavía le dolía; incluso dicho accidente había acabado por resultar beneficioso para su plan, ya que aquello le habría servido para exponer un lado más amable y maternalmente atento ante una muchacha que desde hacía siempre le había hecho muy en falta eso mismo.

Es más, el sacar a la luz dicho lado y atestiguar como la pelirroja no parecía molestarse debido a esa clase de actitudes maternales, permitió que la mujer se sintiese no solo en la confianza, sino en la necesidad de comenzar a reforzar las bases del afecto que ya de por sí tenía construido, haciendo uso de una serie de buenos tratos o gestos que hiciesen sentir a Maggie como alguien más cercana a ella. Entre los cuales destacaremos incentivos como palmadas de hombros o cabeza por una labor bien ejecutada, pequeños y fugaces abrazos; acompañados de una u otra pregunta sorpresiva o palabras de aliento; cuando notaba que la muchacha comenzaba a caer presa del sueño mientras se encontraba realizando sus tareas escolares, y otras tales como ciertos picoteos o caricias juguetonas dadas a la cara, las cuales la mujer había usado repetidamente y en situaciones puntuales con su propia hija, logrando así que tanto esta última como la pelirroja en cuestión se sonrojasen tiernamente debido a la vergüenza que dicho acto les provocaba, cosa que le causaba mucha gracia a Lamai.

Quizás Lamai no lo sabía, pero fue justamente por esa clase de cosas que, en aquel momento la visión que Maggie tenía hacia ella comenzaría a cambiar, visualizándola y percibiéndola como aquella figura maternal idónea con la que tantas veces había fantaseado con tener durante sus primeros años. Es decir, alguien que si bien pudiese ser bastante temperamental, demandante y mandona, también fuese amable, atenta y dulce siempre que la situación lo requiriera o la persona en cuestión se ganase el derecho a dicho trato.

Aunque claro, sería imposible no resaltar el hecho de que aquel accionar descuidado y fraternal empleado por la mujer también contaba con ciertas "Contras" que alguien que pertenecía a otra clase de tiempo, cultura y que, en definitiva, no había pasado por la misma clase de cosas por las cuales Maggie sí, sería simplemente incapaz de ver hasta que fuese sencillamente demasiado tarde. Dicho de otra forma, sí bien lo que la mujer hacía resultaría "Correcto" desde su punto de vista, también sería aquello que desencadenaría ciertas emociones dentro de la joven que, más temprano que tarde, la perjudicarían como no tenía una idea.

-Pero bueno, dejando eso a un lado, nos tocaría ver entonces la última parte de esta historia. Y para eso, deberemos llegar al fatídico fin de semana que cambiaría para siempre tanto mi vida como la de esa chica.- Declaró Lamai, poco antes de dejar salir un pesado y largo suspiro que le ayudase a aclarar tanto su cabeza como garganta antes de finalmente perfilar su narración hacia aquel sábado en concreto.

Una vez que la mujer estuvo calmada, ella inició su relato diciendo que, aprovechando el hecho de que Anne asistiría a una pijama da en la casa de Marcy, tanto ella como su esposo habían decidido organizar una salida solo entre ellos dos, algo que no habían hecho desde hace muchísimo tiempo.

La mujer también aclaró que, debido a esto, ambos habían optado por cerrar temprano su local ese día, con el objetivo de llegar a tiempo a la reservación que habían hecho en un elegante y conocido restaurante de las cercanías, dándoles así el lujo no solo de probar nuevos platillos, sino de estar en el lugar de los comensales por primera vez en mucho tiempo.

Por este mismo motivo, Lamai habría mandado a llamar, hacer entrega de su paga y despachar a Maggie unas dos horas antes del horario de cierre habitual, causando una ligera mezcla de sorpresa, alegría y enojo en la pelirroja quien, si bien estaba feliz por haber terminado antes de tiempo y por recibir nuevamente una pequeña cantidad de dinero, no pudo ocultar su fastidio por el hecho de que, de haberle avisado del cambio con más tiempo, bien podría haber sido capaz de organizar su propia salida o algo que ella quisiese hacer.

-En mi defensa, yo estoy SEGURA de haberle pedido a mi esposo que se encargará de transmitir la noticia de nuestro cierre temprano tanto a la chica como a nuestros clientes regulares. Pero considerando que su "Solución" fue el pegar a las prisas una nota escrita en frente del vidrio de la puerta, poco antes de salir a ver una supuesta "Oferta imperdible", pues… no me quedó otra más que aceptar la culpa por su descuido y disculparme con la chica haciendo gala de mi mejor sonrisa y un par de palabras dulces.- Comento Lamai, a la vez que en el recuerdo se podía apreciar la manera en que ella se disculpaba; juntando sus manos para así hacer una especie de "Almohada" sobre la que procedería a apoyar su mejilla luego de inclinar la cabeza, antes de cerrar los ojos con vergüenza y sonreír lo mejor posible; momentos antes de decir que le compensaría por aquel descuido.

No obstante, Maggie no parecía estar del todo conforme con la respuesta, razón por la cual, una mucho menos apenada Lamai se vio obligada a cambiar su estrategia, agregando a su disculpa cosas como "Que eso no volvería a pasar" o "Que sabía que esa no era forma de pagar por el esfuerzo y compromiso que ella había mostrado esta semana", la cuales acabarían por hacer mella en la actitud apática y molesta de la muchacha, quien finalmente dejaría salir sus frustraciones con un suspiro antes de guardar su paga en su bolsillo, dedicarle una fugaz sonrisa a la mujer y luego comenzar a dirigirse a la puerta de salida, comentando que quizás podría alcanzar a organizar algo si lograba llegar a su casa y darse una ducha rápida para así quitarse el sudor y la mugre luego de un largo día de trabajo.

-"Fue una suerte que ella pudiese comprenderme" o "Me alegro de que eso no haya destruido el avance que había logrado con ella" fueron quizás los dos pensamientos que lograron hacer que me calmara luego de ellos, pero a la vez, también fueron los responsables de hacer que no pudiese evitar reírme del hecho de estar oyendo a una muchacha de la edad de mi hija hablando y quejándose como lo haría una persona de cuarenta.- Acotó de forma lúgubre la voz de Lamai, quien recordaba como ese pequeño descuido y el subsecuente comentario dado a modo de excusa de su contraparte física habían sido el desencadenante del resto de sucesos esa noche.

Ya que, como verán, con el fin de no quedar mal con la recientemente resarcida chica, lo primero que vino a la cabeza de la mujer para así dar una razón a la risa que se le había escapado luego del comentario de la pelirroja fue el decirle que su forma de hablar y actuar en ese momento le recordó mucho a la forma en que lo hacía Anne luego del trabajo. Cosa que la llevaría a bromear diciendo que "Por un segundo pensó que hablaba con una segunda hija o algo así", causando así una reacción de vergüenza explosiva en una Maggie que no tardaría en ponerse roja como un tómate y afirmar que "No se parecía en NADA a ella" o decir "Que se guardará esas comparaciones para ella", poco antes de finalmente retirarse del sitio de una vez por todas.

Y así, luego de quedar a solas en el local, la Lamai del recuerdo comenzaría a dejar salir una breve pero divertida carcajada producto de rememorar e imitar la seriedad y forma en que la chica había expresado sus quejas, causando así una disonancia notable con el silencio y la pesadez del tono proveniente de la Lamai que ungía como narradora luego de que esta última volviese a hablar.

-Quizás… de no haber dicho eso, aquel desastre nunca hubiese tenido lugar. Pero sea como sea, es innegable el hecho de que eso marcó el punto de inicio en una serie de eventos desafortunados.- Declaró con amargura la mujer sabiendo que cada vez se acercaba más y más al meollo del asunto con cada nueva frase o detalle que narrase.

Lo siguiente que Lamai contó fue que, siguiendo el plan acordado con su marido, ella había comenzado a arreglarse y cambiarse usando una muda de ropa y maquillaje que había traído consigo al local ese día. Esto fue obviamente con el fin de ahorrarle tiempo a la pareja, la cual, debido a su apretado horario laboral y a la esporádica salida de compras de última hora orquestada por el hombre, a duras penas sería capaz de llegar al sitio de su salida en el horario en el cual tenían su cita.

Es por ese motivo que su idea había sido optimizar el poco tiempo que tenían, haciendo que Lamai se arreglara y preparase mientras esperaba a su esposo en el local, para que así, tan pronto como él llegase y se asegurará de descargar todo lo que había comprado, se higienizara y cambiase lo más rápido posible antes de que ambos emprendiesen su rumbo hacia el restaurante en cuestión.

El tiempo fue pasando, y si bien Lamai hubo tenido tiempo más que suficiente como para refrescar y lavar superficialmente su piel en el baño, enmascarar el olor a comida que tenía encima con un perfume, maquillarse y colocarse de manera adecuada el vestido de noche color negro azabache de escote amplio y piernas ligeramente descubiertas que había reservado para ese día, al cabo de no menos de unos 30 o 40 minutos de espera, todavía no había señales claras de su esposo o su actual paradero, razón por la que ella se vio en la obligación de llamarlo.

Por fortuna, el hombre no tardó mucho en contestar a la llamada, descartando así la posibilidad de que el mismo hubiese caído presa de alguna clase de accidente u altercado de algún tipo, cosa que, si bien alegro ligeramente a Lamai, no llegaría a servirle para contrarrestar el sentimiento de enojo y decepción que la abordo luego de que su marido le contará el motivo de su retraso y su ubicación actual.

En dicha explicación, el hombre comentaría que el sitio al cual había tenido que ir a retirar la oferta de especias de origen oriental conseguida a través de sus contactos resultó estar en un lugar mucho más alejado del que había calculado y que, debido a un cierto accidente en la autopista en el camino de regreso, él se encontraba actualmente atrapado en un embotellamiento que difícilmente comenzaría a moverse en la brevedad. Es decir, la noche de cita acababa de arruinarse por completo antes de siquiera haber iniciado.

Teniendo presente ese hecho, Lamai, quien todavía tenía a su esposo al teléfono y continuaba escuchando como este se disculpaba encarecidamente con ella por su fallo, no pudo hacer más que mantener una expresión en blanco, la cual gradualmente se habría ido deformando por la frustración hasta finalmente llegar a un punto cumbre en el cual sus alborotadas emociones la harían enrojecer de rabia, poco antes de comenzar a lanzar toda clase de insultos, reclamos e improperios a través del micrófono de su celular; los cuales, cabe aclarar, fueron vocalizados en su lengua madre, el Tailandés.

-Esta de hecho es una parte de la historia de la cual no me enorgullezco. Es decir, sé que no debería haberme alterado de esa manera, pero yo realmente me sentí furiosa al momento de enterarme de lo ocurrido. También sé que no fue culpa suya el que haya habido un accidente en su viaje de regreso pero… pónganse en mi lugar, ¿De acuerdo? Si uno acuerda algo y hace planes para así ir a un sitio en tiempo y forma, ¿Cómo reaccionarían inicialmente cuando esa otra persona, POR PURO CAPRICHO DE AHORRARSE UNOS CUANTOS DÓLARES, acabara por arruinar dichos planes? ¿Eh?- Pregunto Lamai, mientras se veía como su "Otra-Yo" había acabado por cortar la llamada con su marido luego de decirle que ella pasaría la noche en el local para así poder calmarse y que, si él tenía problemas con eso, podría ir a la casa y quejarse con Domino o las "Queridísimas" especias que había comprado.

Y así, luego de acabar la llamada, la todavía fúrica mujer se tomaría un segundo para apreciar el silencio presente en el lugar, momentos antes de que ella pusiese un fin al mismo a la hora de dar inicio a una segunda ola de barbaridades dichas en Tailandés. Ola que se extendería durante el tiempo que Lamai tardaría en ir hasta el baño, ponerse frente al espejo y retirarse o eliminar de su rostro cualquier tipo de accesorio o maquillaje que se hubo puesto para aquella "Ocasión Especial".

Finalmente, ya cuando su rostro quedó desprovisto de casi cualquier indicio que había quedado de la ahora cancelada cita, y el enfado que sentía se hubo reducido en gran medida, la mujer tuvo la ocasión de soltar un profundo respiro de cansancio proveniente de lo más profundo de su agotado ser, poco antes de fijar su mirada en su reflejo; ahora desaliñado y con ligeras y unidireccionales manchas alargadas de sombra de ojos y labial; y pensar qué es lo que haría ahora.

Es decir, está no había sido la primera vez que ella y su esposo habían discutido de esa forma, pero si era la primera en la que ella había optado por quedarse en el local con tal de no volver a la casa y tener que ver la cara del hombre que la acababa de desilusionar. Así que la pregunta era, además de cocinar su propia cena, ¿Qué otra cosa haría para pasar el rato?

Teniendo esa pregunta en mente, Lamai cerró los ojos y pensó por cosa de unos segundos, antes de finalmente ser iluminada con una idea que la ayudaría no solo con esa cuestión, sino también para reducir el despecho que tenía con su marido.

Bajo esta lógica, una ahora sonriente y maliciosa Lamai le dedico una fugaz sonrisa a su reflejo antes de salir del baño y enfilarse a una parte del local que ungía a modo de almacén, lugar donde ella sabía que iba a encontrar una peculiar y exclusiva bebida alcohólica de origen Tailandés, la cual su esposo tenía la costumbre de guardar bajo llave y solo sacar en ocasiones sumamente especiales luego del horario de trabajo, ya que, según él, esa era su bebida favorita en todo el mundo.

-En general, yo soy más bien una persona relativamente abstemia, y solo acostumbro beber en situaciones en las que eso es algo requerido. Pero, visto y considerando todo lo que había ocurrido y teniendo la idea de que eso podría ser una pequeña y adecuada venganza contra él, estaba más que dispuesta a ahogar aunque sea un poco mis penas de ese día.- Explicó la voz narradora de Lamai, al mismo tiempo que su contraparte vertió el contenido de la botella en un pequeño vaso de Shots, antes de hacerlo descender por su garganta, llenando la misma de un ligero escozor y una sensación de calor que rápidamente comenzaría a subírsele a la cabeza. -(Suspiro) Y ese… ese acabó siendo el último clavo en el ataúd, la gota que derramaría el vaso, o cualquier otra expresión que les parezca más apropiada. Ya que fue ESO lo que desencadenaría los sucesos que les narrare ahora. Los cuales, lejos de recordar, solo puedo dar fe basándome lo que me contaron y lo poco que mi nebulosa mente fue capaz de almacenar.- Anunció Lamai, segundos antes de que el enfoque del recuerdo cambiase una última vez, situándonos varios minutos en el futuro y dejándonos ver la clase de estado en el cual se encontraba ella luego de consumir varios vasos de la bebida.

-Recuerdo que, luego de haberme bebido más de la mitad de la botella, yo acabe recostándome en el piso, auto-compadeciéndome de mí misma mientras sujetaba la botella y miraba un par de fotos viejas de mi esposo y yo en mi celular. Cosa que acababa por hacerme llorar y reír en iguales proporciones pero, a la final, solo acababan por convencerme de darle un nuevo trago a la botella.- Comenzó a describir la mujer, a la vez que dicha imagen se hacía presente en el recuerdo.

-Pero en un cierto momento, comencé a oír sonidos raros provenientes del exterior, a los cuales, si bien en un principio no les di importancia, acabarían por darme un gran susto luego de que mi atolondrada mente distinguiese que los mismos se acercaban cada vez más hasta finalmente tomar la forma de unos golpes de puños y pequeños gritos al otro lado de la puerta trasera.- Continuó la morena, poco antes de que su casi adormecida contraparte diese un brinco desde donde se encontraba y se ponía en guardia ante el posible peligro que moraba ahora detrás de la puerta.

-Estoy segura de también de que, en ese momento, quien sea que se encontrara al otro lado me grito una y una vez el porque se encontraba aquí. Pero como ya dije, debido al estado en el que estaba, y a la paranoia y miedo que me invadía, solo pude pensar que dicha persona se podía tratar solo de mi esposo que había venido a buscarme para hablar, o de un ladrón mezquino que buscaba entrar al local.- Comentó ella, segundos antes de que se apreciase como, de una forma poco elegante o amenazante siquiera, su "Yo" del recuerdo caminase haciendo maniobras de zigzag y cubriéndose detrás de diversos muebles antes de finalmente ubicarse junto a la puerta y tomar el primer objeto que tuviese a mano para así usar a modo de arma antes de permitirle el paso a la persona y continuar con su narración.

-Pero, fuera cual fuera el caso, en ese momento tenía pensado darle lo que él se merecía sin importar cuál de las dos opciones fuese.- Acotó entonces, revelando así que, aun si el visitante se tratase de su marido, ella estaría más que dispuesta a partirle la cara con la sartén que sujetaba ahora entre sus manos.

Más sin embargo, cuando Lamai estuvo a medio camino de arremeter contra la persona que acababa de abrir la puerta y dar un paso al frente en el local, esta última logró tener un fugaz momento de lucidez, el cual, si bien no le basto para frenar en seco su cuerpo o recuperar su equilibrio luego de arremeter hacia el frente, si bastó para que ella simplemente acabase por caer junto a la estupefacta y afortunada visitante que acababa de librarse de un más que doloroso golpe por parte del utensilio.

-Sin embargo, ya imaginaran mi sorpresa luego de caer en cuenta de quién era la persona en cuestión y la vergüenza que tuve luego de "Caer" de lleno sobre ella.- Afirmó la voz de la mujer, mientras que en el recuerdo se veía como su contraparte pasada acababa de terminar justo encima y prácticamente cara a cara de una sumamente nerviosa y confundida Maggie, quien, entre muchas cosas, se apresuraría a disculparse por la intromisión y a explicar que había vuelto únicamente para recoger la chaqueta que había olvidado ahí, ya que esta última tenía las llaves de entrada de su casa dentro de ella.

A continuación, lo siguiente que se apreció en la escena fue la manera en que Lamai rápidamente procedió a alejarse y pedirle perdón a la chica, quien, por su parte, solo se limitaría a sacudirse un poco el polvo, aceptar las disculpas y preguntar la razón por la cual ella todavía se encontraba en el local cuando se suponía que saldría esa noche.

-Pero les aseguro que no sería nada comparado con lo que sentiría un par de segundos luego de que ella hiciese ese comentario y se percatase de lo vulnerable que me encontraba en ese momento.- Comentó la voz, al mismo tiempo que una nuevamente sollozante y deprimida Lamai comenzaba a aferrarse con fuerza al cuerpo de una esbelta y contrariada Maggie, quien rápidamente reconocería los síntomas y manierismos presentes en el aliento y comportamiento de una mujer que se encontraba sumamente alcoholizada.

Dándose cuenta de ello, la joven de cabellos pelirrojos comenzaría a poner de su parte para así afianzar la fuerza del agarre que las tenía unidas, al mismo tiempo que habilidosamente se dedicaba a deslizar sus manos alrededor del cuerpo de la mujer; haciendo que las mismas se rozasen con la parte expuesta y desnuda que debía de haber en su espalda debido al vestido que traía puesto, o se aventurase a hacer ligeramente a un lado uno de los tirantes sobre los hombros que sostenían a este último; todo con el fin de comprobar si el estado de Lamai le permitiese ver lo "Inadecuado" en dicha situación.

-Sé que será tonto viniendo de una mujer madura como yo, pero… en ese momento, el sentir la calidez del cuerpo de esa muchacha mientras me abrazaba me resultaba algo sumamente… reconfortante. Y el hecho de que ella respondiese a mis quejas o inseguridades respecto a sí mi marido todavía me encontraba atractiva o sí siquiera seguía siendo más importante para él que sus tontas ofertas, usando palabras dulces, pues… hacían que simplemente no quisiese alejarla de mi lado.- Confesó la voz Lamai, denotando así un pesado tono de vergüenza mientras su contraparte no era capaz de advertir el hecho de que las caricias propiciadas por Maggie durante su "Abrazo" iban escalando progresivamente en osadía, haciendo así que la ahora enrojecida y jadeante muchacha lograse incluso hundir de lleno su rostro en medio de los voluptuosos pechos de la mujer sin que esta dijese algo al respecto.

Sin embargo, la cosa no solo quedaría ahí, sino que pasaría a mayores. Ya que, como verán, impulsada por una repentina idea y una cada vez más intensa y embriagadora sensación de calor, la chica procedería a levantar su cabeza; hasta ahora enterrada entre medio del escote; antes de pronunciar unas palabras que bien podrían meterla en serios problemas, o ayudarla a sacar todavía más ventaja de la situación en la que estaba.

-Pero ella entonces comenzó a hablar, diciendo todo tipo de cosas como "Lo hermosa que era yo", "Lo intensa que le resultaba mi personalidad", y otras tantas frases vergonzosas como "Lo cariñosa que podía ser" o "Lo mucho que desearía haber tenido una madre como yo". En realidad, no recuerdo bien todos los detalles, pero sí recuerdo lo que sentí al oír a aquella pequeña chica problemática que había prácticamente apadrinado decir cosas de ese estilo. Y eso fue… felicidad.- Dijo con amargura la mujer, mientras rememoraba la forma maternal y amorosa en que había correspondido a las palabras de la muchacha, segundos antes de que el rostro de esta última se tiñese completamente de rojo ante la respuesta que la impulsaría a seguir adelante con lo que tenía pensado.

-Sin embargo, algo en nuestra conversación y forma de actuar cambió radicalmente. Y… n-no puedo recordar qué habrá sido pero… tenía que ver con una extraña solicitud que esa chica había decidido hacerme en aquel entonces.- Comentó de forma resquebrajada Lamai, casi como si estuviese a punto de romper en llanto, mientras que, en paralelo, se podía distinguir entre las imágenes del recuerdo la manera en que una temblorosamente nerviosa pero excitada Maggie había decidido acercar su boca al oído de la mujer con el fin de agradecer por el tipo de tratos que había tenido con ella; resaltando aquellos roces o caricias "Amorosos" que le dedicaba cada tanto; antes de finalmente reunir su valor para hacer una solicitud presentada bajo una excusa que podría resumirse como "El deseo de llevar a cabo un acto que le causaba curiosidad y que ella siempre quiso hacer, pero que su madre le había negado en sus primeros años de vida".

-Y… no sé. No sé porque razón se lo había permitido. Quizá haya sido por el calor del momento o quizás como una forma de "Corresponder" al apoyo y las palabras que me dedicó en un momento de necesidad pero… (Sollozo).- Continuó la voz, soltando así uno que otro gimoteo a la vez que, en pantalla, se veía como Maggie había tratado de posar su mano y hacer a un lado uno de los tirantes que sujetaba el vestido usado por la confusa mujer, solo para acabar recibiendo un ligero regaño.

No obstante, lejos de dejar que aquel pequeño atisbo de resistencia la desanimase, la chica rápidamente procedería a hacer que la mujer frente a ella la mirase a los ojos, tomase la mano con la cual había detenido su intento de desvestirla y se asegurase de posar esta última bajo su mentón, poco antes de dedicarle una mirada poseedora de unos ojos llorosos y un semblante de súplica que, más temprano que tarde, acabarían por hacer ceder a la todavía contrariada pero sentimental morena.

-Ya sea por una cosa o la otra, lo que sí sé es que fui YO la que acabo por darle vía libre para hacer lo que ella quería.- Admitió Lamai, sincronizándose así con el momento en que su contraparte aparto la mirada del rostro de la joven y procuro una silenciosa mueca de aprobación que haría iluminar los ojos de Maggie, segundos antes de que esta volviese a encaminar sus manos en la dirección de los tirantes.

Una vez ahí, los dedos de la pelirroja irían por debajo de los mismos y, de una forma que podría resultar una disonante mezcla de cuidado e impaciencia, se apresuraría a hacer a un lado una de aquellas tiras de ropa, liberando y exponiendo así el enorme, maduro y algo caído seno de una Lamai que simplemente se limitaría a permanecer silente mientras la muchacha se maravillaba con la vista y los ligeros toques que le daba al pecho luego de su tan ansiada revelación.

Pero claro, dicha timidez o impresión mostrada inicialmente por la joven no llegaría a durar mucho, ya que de un momento para otro; quizás temiendo que la mujer volviese en sí o simplemente siendo incapaz de refrenarse por más tiempo; veríamos como Maggie rápidamente dejaría a un lado sus inhibiciones poco después de que el espacio intermedio del índice y pulgar de su palma finalmente rodease la areola de un pezón que se comenzaba a erectar debido a la vergüenza.

Es así entonces que, antes de siquiera detenerse a analizar la razón detrás de esto, veríamos como la boca de la chica instintivamente se abriría y comenzaría a salivar con intensidad antes de dar un esporádico paso al frente e introducir en la misma el tentador punto de carne color chocolate que acababa de hallar. La chica, tras esto, entraría en una especie de voraz frenesí que la llevaría a comenzar a lamer los alrededores o, ya de lleno, introducir su lengua dentro del área donde yacía en todavía oculto pezón de una Lamai que, por su parte, comenzaría a gemir, morderse con fuerza el labio o soltar un par de palabras a modo de queja, mientras sentía como la muchacha acrecentaba la fuerza del agarre que sus dos manos ceñían sobre su teta derecha o intensificaba los esfuerzos por conseguir una reacción por parte de su cada vez más endurecido y resaltado pezón.

-En verdad no tengo IDEA de cómo fue que la cosa terminó en esta… esta… INVEROSÍMIL SITUACIÓN. ¿¡Cómo pudo una mujer casada, madura y decente como yo acabar en algo así!?- Se preguntó de forma retorica Lamai, al mismo tiempo que el pezón de su doble finalmente fue sacado de su aletargada y hundida posición inicial, para luego caer presa de un abrupto agarre por parte de los labios y lengua de la chica.

El cual resultaba curioso y se distinguía debido al hecho de que el rosado y serpenteante músculo había quedado por encima del labio inferior, haciendo así que, al fruncir el mismo sobre la ahora erecta y elevada área que sobresalía en el centro de la areola, le diese a Maggie la oportunidad de saborear y lametear la misma de forma pervertida poco antes de hacer retroceder su cabeza y sujetar con la punta de los dientes la tetilla antes de finalmente fruncir sus labios y concentrarse de lleno en la punta de esta.

-La única pista o "Justificación" que tuve respecto a eso fue la explicación que Maggie me daría poco después, y que yo no podría hacer más que aceptar como verdad debido al único fragmento de recuerdo y sensación que me quedó de aquel entonces.- Comentó Lamai, a la vez que en pantalla se apreciaba como ella había sido incapaz de contener sus jadeos en el aquel entonces, y, por algún motivo, había comenzado a reclamar a la pelirroja por la forma tan desesperada y poco inocente en la cual ella estaba tratando el pecho de su "Mami". Dándonos así la pista de que la chica habría convencido a la mujer dándole un enfoque "Maternal" a un acto que, a leguas, sería indudablemente de una índole pura y exclusivamente "Sexual".

La escena continuaría entonces con Maggie llevando las cosas a un nuevo nivel, haciendo uso de su otra mano libre para así descubrir de forma inmediata el segundo pecho de Lamai, quién si bien trataría de detenerla o alegar que "Esto había sido suficiente", al final sus quejas caerían en oídos sordos y acabarían por ser simplemente opacadas debido a la prontitud casi inhumana con la cual la joven haría hundir su cabeza contra su siguiente objetivo. Pasando así a empujar y ejercer la presión de su rostro contra el rechazo que orquestaba aquella flácida masa de carne, mientras, a su vez, era atacada por una succión por parte de la incansable boca y una eficaz serie de pellizcos y caricias por parte de la mano que ahora aprisionaba al seno que había sido recientemente liberado.

-Pero dicho todo eso, sigo sin comprender como fue que AQUELLO, en AQUEL momento y lugar… ¿No hizo sonar las alarmas dentro de mi mente atolondrada y difusa?- Se preguntó la mujer, mientras se veía como una Maggie completamente embelesada y absorta en su tarea de mamar, procedía a dar el remate que pondría fin a la situación.

El cual consistiría en que, luego de hacer una pausa para tomar aire, y soltar así un profuso suspiro que hiciese juego con el grado de excitación que su enrojecida y lasciva mirada denotase, la misma se aventuraría a realizar un nuevo agarre sobre la zona media de ambos pechos, haciendo así que sus manos se hundiesen ligeramente y la parte que contenía las areolas de Lamai sobresaliese a través del espacio entre sus dedos índice y pulgar. Dando así una imagen que simplemente se podría describir como "Celestial" y que inmediatamente restauraría el hambre y la voracidad de su boca, la cual pasó a llevarse ambas tetillas dentro de sí, antes de comenzar a succionar y lamer de una forma más desesperada que antes. Haciendo uso de sus dientes para morder de forma ocasional, de sus labios para apretujar o jalar con fuerza y de su lengua para no dejar de estimular los pezones cuando se veía en la necesidad de tomar aire antes de continuar con su imparable ataque.

-Pues… aparentemente no. Ni durante eso, ni… en ESE momento.- Acotó Lamai, antes de que se nos mostrase como el jadeante y enrojecido rostro de su contraparte no era aparentemente capaz de coordinar palabras o pensamiento alguno, algo que, sumado al resto de su cada vez más tembloroso y sobreexcitado cuerpo, daba indicios de un orgasmo que resultaba más notorio y obvio debido a la manera en que sus muslos se frotaban entre sí.

No obstante, el mismo no se haría presente sino hasta que, siendo incapaz de seguir manteniéndose erguida, Lamai fuese derribada y colocada sumisamente en el suelo por una Maggie que, lejos de refrenar o detener el asedio dado hacia sus pechos, comenzaría a separar las piernas de la mujer y deslizar suavemente una de sus manos por debajo de la abertura del vestido de esta hasta finalmente hacer contacto con su entrepierna. El cual, si bien resultaría ligero y poco menos de un simple roce, acabaría por ser el detonante que haría que los ojos de la morena se abriesen de par en par, que su espalda se entumeciese y que un grito primal surgiese de lo más profuso de su interior, a la vez que un caliente y abundante caudal de jugo comenzaba a brotar de su intimidad mientras esta ardía y se agitaba con una intensidad que llegó a preocupar e intimidar incluso a la propia Maggie.

-Aunque claro, siendo justos, sería difícil que mi cerebro pudiese pensar en algo ajeno a lo agotada que estaba o lo mucho que necesitaba dormir luego de todo lo que acababa de ocurrirme.- Afirmó la Lamai narradora, segundos antes de que la imagen que nos ayudaba a visualizar el desarrollo comenzase a hacerse borrosa y solo nos permitiese ver como una atemorizada y aparentemente más despierta Maggie había decidido alejarse lo más rápido posible de la mujer antes de que esta cerrase sus ojos por completo.

-(Suspiro)… Lo siguiente que supe tras recobrar la conciencia fue que mi esposo fue a recogerme al local a la mañana siguiente y que, mientras yo me recuperaba de la fuerte resaca que tenía, él se dedicó a limpiar el desastre que había dejado en el sitio antes de llevarme a la casa y ocuparse de mí a modo de compensación por lo que había ocurrido ayer.- Comentó la mujer, mientras una seguidilla de imágenes rápidas mostraban el desarrollo de esas situaciones, las cuales acabarían mostrando un cuadro en el que se veía a la pareja recostada junta y compartiendo una empalagosa película de romance Tailandés.

-Para ser honesta, yo creí que eso había sido todo en aquel entonces ya que, si bien tuve la sensación de que algo "Malo" me había ocurrido en medio de mi borrachera, al verme en un espejo y no encontrar nada que indicase algo fuera de lo común, pues… simplemente acorde que aquello se había tratado solo de un mal sueño.- Admitió la morena, antes de hacer una breve pausa que acabaría por ser rota finalmente con el sonido de sollozo que precedería al monologo final que narraría los hechos ocurridos el Lunes que Maggie y ella volverían a estar frente a frente la una de la otra.

Ahí Lamai nos contaría que, más allá de haber notado cierta "Extrañez" en la actitud de la joven al inicio del día; como podrían ser algunos sonrojos esporádicos, sobrerreacciones al momento de tener algún contacto físico inesperado o ciertos "Incidentes" que le ocurrieron a la misma al distraerse con diversas cosas que casualmente se hallaban en la dirección de la morena; la mujer simplemente no fue capaz de recordar o imaginar el porque detrás de ello hasta que finalmente ambas hubieron quedado a solas en un cierto momento del día.

-Pero… luego de que ella me encarase y me contará todo la siguiente vez que nos vimos, no pude hacer otra cosa más que horrorizarme y avergonzarme por mi forma de actuar. Yo… pensé que esa había sido la razón por la cual había decidido contarme acerca de ello, p-pero…- Comentó una temblorosa Lamai, al mismo tiempo que su contraparte; que hasta ese momento había estado disculpándose y suplicando por el perdón y discreción de la chica respecto a este asunto; se sorprendiese al ver como la muchacha se había enfadado al punto de alzar la voz.

Acto seguido, Maggie se apresuraría a preguntar si la intensión de la mujer realmente era esa, sí REALMENTE deseaba que olvidasen todo lo ocurrido y volviesen a tener, o al menos intentar tener, la misma clase de relación que habían forjado en las últimas semanas.

-Resultó que de hecho eso NO era así. Lo que ella quería… lo que DECÍA necesitar… era algo que yo no podía y no quería darle.- Afirmó la mujer, poco antes de que viésemos a Maggie dedicándole una expresión llena de amargura y enfado a su contraparte del recuerdo, quien de inmediato sintió una enorme sensación de peligro e inquietud al momento de ver como la pelirroja se mordía el labio hasta casi hacerlo sangrar antes de proceder a explicar el motivo originaria de su ira.

Tras ello, la chica rompería en llanto y comenzaría a decir toda clase de cosas que helarían la sangre de Lamai, tales como, "Que lo que había sucedido aquel día fue lo mejor que le había pasado jamás", "Que no había dejado de pensar en ello luego de haberse ido ese día" o "Que gracias a lo ocurrido, ella había sentido por primera vez la clase de amor que desde siempre le hubo estando haciendo falta".

Sin embargo, lejos de compartir su punto de vista en el asunto, la mujer simplemente se limitaría a taparse la boca con espanto y continuar afirmando que "Lo que había sucedido había sido un error de su parte", cosa que solo provocaría un empeoramiento en el ya de por sí lamentable e irascible estado de la joven, quién entonces optaría por tomar cartas en el asunto y revelar el As que tenía escondido bajo su manga.

-Pero claro, esa muchacha ya debía de haberse imaginado eso. Ya que, sin importar lo que yo tuviera que decir u opinar respecto a ello, ella ya se había asegurado de tomarse ciertas "Precauciones" que se asegurarían de tenerme justo donde me quería.- Declaró la voz de la morena, tras reponer ligeramente su calma, momentos antes de que en las imágenes del recuerdo se mostrase como Maggie acababa de sacar el celular que tenía guardado y había estado sujetando con firmeza dentro de su bolsillo, para así enseñarle a Lamai un video que recopilaba una parte de lo que ambas habían hecho durante aquella fatídica noche.

Teniendo eso de frente, la primera pregunta que surgió en la mente de Lamai fue la de donde había sacado o cuando había tenido la muchacha la ocasión de filmar algo como eso. A lo que Maggie, ahora con una maliciosa sonrisa y restos de lágrimas en la cara, respondería diciendo que lo había conseguido gracias a las cámaras de vigilancia que ella y su esposo habían instalado en el local. Mencionando además que eso se trataba solo de un fragmento que había grabado con prisas antes de robar y esconder la cinta del sitio donde se almacenaban las grabaciones de seguridad, y asegurarse de dejar su inconsciente cuerpo en un estado presentable antes de abandonar definitivamente el lugar aquel día.

-No obstante, aún tras haber oído todo, yo trate de plantarle cara.- Dijo con amargura, antes de decidirse a continuar con un tono que difícilmente reflejaba la rebeldía que la contraparte visual sí demostraba dentro del recuerdo. -Le dije claramente que "Sin importar lo que ahí se viese, prefería arriesgarme con las autoridades antes de aceptar sin más que ella me mangonease y controle a su gusto". Pero…- Continuó ella, mientras se denotaba lo mucho que se le dificultaba tocar aquel tema en particular.

-Resultó que, aun con todo eso dicho, ella todavía tenía algo con lo cual doblegarme. Y lo peor de todo es que… ese "Algo" fue causado por las propias y descuidadas acciones que había decidido emplear estando en un estado mental plenamente funcional.- Reveló Lamai, segundos antes de que la Maggie presente en la pantalla comenzase a explicarle la razón por la cual ella alegaba que todo lo ocurrido había sido única y exclusivamente por culpa de la mujer.

En dicha explicación, la muchacha enumeraba cosas tales como que "La que había iniciado con los "Toqueteos" o "Caricias" en primer lugar había sido ella", "Que sus acciones habían deformado lo poco que le quedaba de la imagen de una buena madre", y otras sandeces que, si bien resultarían incoherentes para algunos, en realidad habían tenido un impacto en Lamai, quién sufriría de una irrefrenable mezcla de culpa y desasosiego, ya sea por la decepción o por no ser capaz de sacudirse esa semilla de incertidumbre que la muchacha acababa de plantar y le hacía cuestionarse sí en realidad había obrado como debería de hacerlo hecho.

La escena entonces acabaría con Lamai, dejándose caer de rodillas al suelo, tras oír como Maggie afirmaba que se aseguraría no solo de dar a conocer el video a su madre, sino de presentarlo ante las autoridades con el fin de hacer que su vida se volviese un infierno tanto para ella como para su familia. A no ser claro, que ella se asegurase no solo de comportarse como la "Amorosa mami" que había sido en aquella ocasión, sino de hacer caso a cualquier otra demanda que ella, como su "Querida hija", tuviese pensado hacerle de ahora en más.

-Y así fue. Justo así fue cómo acabe en esta situación…- Declaró la mujer, al momento de regresar el foco de atención a un presente en el cual veríamos como su rostro se encontraba siendo acariciado gentilmente por la mano de una muchacha cuya figura ya no debería resultar misteriosa para nadie.

-No tengo idea de qué pasará conmigo a partir de ahora, pero… por lo que veo…- Continuó ella, segundos antes de que la mano sobre su mejilla continuase avanzando por un costado de su rostro, rozando levemente su cabello y orejas hasta finalmente acabar por ubicarse por detrás de su cabeza, antes de que su dueña decidiese comenzar a jalar y musitar una orden que la morena encontraría desagradablemente predecible para estas alturas.

-Difícilmente vaya a mejor ahora que esta muchacha ha decidido volverme su… "Mami".- Finalizó diciendo, para luego dejar salir una lagrimilla que recorrería todo su rostro y llegaría a tocar finalmente suelo bajo sí antes de verse obligada; debido a las reiteradas exigencias de la pelirroja; a adelantar su cabeza para así satisfacer el deseo de "Probar" lo que su ahora "Hija" había preparado para ella.

Fin del capítulo 1

Y con eso doy por terminada esta 1ra parte del relato, la cual decidí desarrollar siguiendo una estructura narrativa distinta de la habitual, que me permitiese contar una introducción de forma relativamente rápida y que me dejase la vía libre para así llevar a cabo lo que seguiría a partir de aquí.

Mi idea original sería sacar otras dos partes luego de esta, las cuales dejarían ver el tipo de cosas que hará Maggie ahora que tiene el control de la situación. Lo cual se traduciría en muchas más y variadas escenas sexuales siendo las protagonistas y el eje central de las siguientes dos partes que planeo desarrollar.

Así que, si desean ver o al menos tienen curiosidad de atestiguar lo que puedo llegar a escribir en una situación como esa, no duden en dejarme sus opiniones en los comentarios y demostrarme su apoyo para así hacer que empiece a escribir lo que sigue.

Desde ya, muchas gracias por leer.