Capítulo 7 – Hermano – Parte 1
—¿Por qué muy contento y elegante hijo?
—Hoy el primer día que voy a estar con el abuelo en su local de comida
—¿En serio? ¿Vas a ir a trabajar? ¿Tú hijo? ¿De verdad? Oh vaya… mi hijo en serio está cambiando bastante para mejorar… huh, hijo, a veces me das tanto orgullo y me alegra que ahora quieras mejorar…
—Mamá… por favor… que sigo siendo el mismo, solo quiero algo de dinero…
—¿Una novia por la cual necesites dinero? Ya sabes que solo tienes que pedirme. La familia es rica ¿sabes?
—¿Cómo es que entonces mis demás hermanas no tienen dinero?
—Sus madres no quieren darle, yo soy diferente, yo soy mejor, yo sí quiero a mis dos pequeños…
—Entiendo… pero, no te preocupes. Lo voy a ganar honestamente
—¿Dices que lo he ganado de manera ilegal? Eso no está bien viejo, para nada. Tendré que castigarte después con que limpies la casa luego de que vengas…
—… no se oye como castigo…
—Tan solo espera…
Lemy, tras unos días, estuvo haciendo muchas cosas, que de cosas es simplemente nada y estaba pensando todo esto que tenía que ver con respecto a ser padre, a ser padre de unos chicos que la razón de nacer es porque sus lindas hermanas no tenían nada para recordarle y, que cosas de la vida, de allí, nacieron. No es algo que le guste, no le gustaba para nada. Significaba que la razón de nacer de estos chicos es por motivos muy egoístas de su parte. Saben algo de su padre, saben que él es el padre, que es el hermano. Saben eso… pero, no había mucho para pensar ya.
Sí, sigue pensando en eso entre tanto que pasaba estos dos días. No había otra cosa. Entre lo que era mirar a Lyra un poco muy por encima, verle actuar a veces algo mala pero luego en secreto que ella estaba muy enojada consigo mismo, no había más. Su madre era la misma de siempre. No había cambio alguno.
Luna al parecer que sí era una gran madre… pero a veces también es un poco… impulsiva.
—¿Volverás tarde?
Fue entonces que Lyra, quien miraba todo, habló.
Ella estaba al tanto de todo. Le sorprende que su hermano de la nada sea tan amable pero indiferente. Le trataba como él había prometido pero no dijo cosas malas como que Lupa es mejor hermana. No, ella no cree eso para nada. Ella era mejor, demasiado. ¿Lupa? ¿Mejor hermana? Eso no es posible, para nada. Si tiene que compararse con ella, sabe muy bien que ella misma es la mejor de todas… pero para su hermano, era obvio que no lo era. A un lado de sus pensamientos, ver que su hermano ahora iría a trabajar con el abuelo, cocinar… ahora duda si realmente está fingiendo o parece que quiere cambiar como bien dice.
—Creo… que volveré en la tarde, ¿por qué? —en eso, Lemy, sonreía como niño tonto que quiere molestar—. Oh, ya entiendo… no puedes estar sin tu hermano…
—No vuelvas entonces —respondió al inmediato cuando escuchó esto de él—. Estaré mejor sin ti, no te preocupes.
—Mm… te haces la difícil ¿eh? —asentía una y otra vez Lemy—. Bien, que así sea —volteó a ver a su madre—. ¿Podrías dejarme en el local del abuelo?
—Dime mami y por favor y me lo pensaré —se cruzaba de brazos, mirando a otro lado con una sonrisa pícara y de reojo, esperando a ver que su hijo hiciera esto, cosa que veía la cara que hacía de desagrado, feliz ella internamente.
Lemy suspiró pesadamente mientras negaba una y otra vez.
—Mami… ¿me llevas con el abuelo por favor?
Luna fue comprada al notar la cara de lástima de él.
—Aw, ¿cómo decir que no cuando haces esa cara hijo? —y lo abrazó, sorprendiendo a Lemy—. Claro que te voy a llevar, hijo mío. Venga, vamos.
En secreto, Lyra veía esto y sentía un tanto de celos.
Los celos entre hijos es normal, por supuesto. En este caso, su madre no era tan así con ella. Al principio lo había sido pero cuando nació Lemy, sabe que su atención se fue poco a poco. Ella lo entendió, cuidó a Lemy toda su vida y lo veía a veces como un pequeño hijo… pero a medida que crecía, de par en par, se dio cuenta que al final su madre lo prefería mucho más a él por más que ella siempre sea buena. Si ella sacaba una A, él venía con una C- y su madre estaba feliz por eso que por ella que sacó una excelente nota. Si ella hacía miles de cosas a la vez, nada. Si él hacía dos a la vez, era lo mejor del mundo.
Esto se asemeja a eso. Siente que por más que ella haga cosas para ganar dinero, así sea un trabajo serio o no, si Lemy sale y gana un dólar o dos haciendo tonterías, su madre le felicitaría como si ganara algo.
De tener algo en mano, lo quebraría con esa fuerza de celos que acaba de ganar.
Lemy, Lincoln, por supuesto que notó esto y en secreto, esperaba que su hermana estuviera bien cuando ponga en marcha su plan.
Restaurante de su abuelo
Su madre le dejó allí.
Le dijo de pasar a ver al abuelo que ya se encontraba adentro y preparando todo para abrir y dar comienzo a una jornada laboral más en la vida, sorprendido de que ahora haga desayunos en este lugar cuando recordaba que él dijo que no haría tales cosas cuando tuviera su propio restaurante para hacer lo que más amaba que era cocinar.
Ella dijo que tenía trabajo que hacer pero cuando venga a recogerle, que seguro pasaba y saludaba a su padre.
Se fue y Lemy no paraba de dudar si realmente sus hermanas, su madre y tías ahora, tienen buena relación con sus abuelos, con sus padres. Se supone que son cercanos, que después de todo lo que a él conlleva, que tenía que ver con él con respecto a lo de la mala suerte, serían muy unidos. Sí, pueden tener diferencias, pueden tener momentos que haya pasado en su ausencia, que estén incómodos en situaciones que pasaron pero, siguen siendo tus padres. Tienes que ir a verles cada tanto, más cuando ya son ancianos. En esa época, debes al menos pasar un día a la semana con ellos, para saber si están bien y alegrarlos.
Pero, en secreto, se alegra que esto ya no le importa tanto. Es un niño de nuevo y debe importarle él mismo… aunque pensar que tiene a sus padres aquí al frente, no haría esto para nada.
—Lemy —estas fueron las palabras de su abuelo al verle que entraba como si nada. Claro, la gente que trabajaba allí, llegando poco a poco, lo miraron con dudas—. No pensé que vendrías al final
—Lamento decepcionarte…
—¿Decepcionarme? No, estoy contento hijo —aunque sabe muy bien que eso de hijo lo dice de cariño y por referirse a su edad, la sensación rara que recorrió todo su cuerpo le hizo sentirse raro, demasiado—. ¿Viniste solo?
—Mamá me trajo pero se fue —decía. Notó en su respuesta el leve cambio de expresión en su abuelo. Claramente necesita ver también a sus hijos—. Manda saludos. Dijo que a la tarde, si es que viene a por mí, te saludaría. Pero ahora dice que esté bien…
—Al menos eso…
Y Lynn sonreía plácidamente al ver que un poco le importaba a su hija.
Lemy miró en lo que su abuelo estaba algo perdido el restaurante.
Había… mejorado bastante. Se adaptó a lo que puede ser esta época futura que de futuro no tiene nada y sigue todo igual, solamente cambiando electrodomésticos, teléfonos personales, computadoras, entre otras cosas. Aun así, el lugar es realmente hermoso y por lo que ve en un cartel pegado en la pared, hay internet. Entró rápidamente tras sacar su teléfono para conectarse y la conexión era demasiado buena. A quien se le haya ocurrido esto, merece el cielo y puede entender si este lugar es bueno.
—¿Abuelo?
—… —reaccionó cuando Lemy le tocó la mano. Él estaba… mirándole con dudas—. Perdona, perdona, estoy bien, no te preocupes por este anciano de tu abuelo —en eso, le hacía señas para que le siguiera—. Me alegra que hayas venido. Aunque tengamos mano de obra suficiente, siempre es bueno contar contigo o con Liena
—Supongo que es porque no debes pagar ¿no?
—Debo pagarles si trabajan aquí… —en eso, se dio la media vuelta para verle y sonreír—. Pero tienes razón en eso, más si es un negocio familiar —le guió el ojo y siguió caminando hacia delante—. Es por eso que mientras vamos abriendo y la gente viene a por sus respectivos desayunos, quiero que me demuestres lo que puedes hacer
—¿Cocinar?
—Tú querías demostrar eso ¿no?
—Yo había dicho alegremente de venir… pero cocinar… —murmuraba para sí mismo. Su abuelo parecía muy expectante, demasiado. Estaba pensando si hacer esto o simplemente ser mesero, cosa que se le ha dado bien un poco antes. Cuando uno necesita dinero, cualquier trabajo es digno… si es legal—. Supongo que puedo intentarlo —se encogía de hombros—. Nunca cociné algo serio en mi vida…
—Pensé que no sabías
—Ay abuelo —y se reía—. Hay tantas cosas que no sabes de mí…
—Si tan solo me visitaras más, lo sabría…
Se frenó, levantó su cabeza, su mirada y vio a su abuelo que seguía como si no hubiese dicho nada del otro mundo. Tenía un tic en su ojo derecho. Si no le recuerdan que es gay o idiota, le recuerdan que le visita poco.
No hay en este mundo para él.
Un rato después
Liena arribó al lugar.
Fue un pequeño rato luego de que abriera el lugar.
Solía venir cuando abría, todo para estar con su abuelo y seguir aprendiendo más sobre cocina ya que le encanta, demasiado. En esta ocasión, ella pensaba en dormir porque no estaba muy bien que digamos pero terminó viniendo igual, solamente porque sentía que sería algo bueno, sobre todo hoy.
—Ey, hola Liena
—Hola chicos —ella saludó a las personas que trabajaban aquí como meseros. Ella notó ahora las sorpresas en sus rostros—. ¿Qué sucede?
—Ese chico, el de la banda, ¿lo conoces?
—¿Muchacho de banda?
Había alguien en su mente ahora mismo.
—Sí, tatuaje en sus brazos, pelo que parece algodón de azúcar, algo pequeño, un rostro áspero… —ahora, mientras hablaba uno de los meseros, había una sola persona en su mente—. …¿no habías dicho que eras la única que cocinaba como tu abuelo?
—¿Qué? —y ella no pudo evitar sorprenderse ahora.
—Sí —una chica se metió—. Pasó un rato pero le hemos visto y hemos probado algunas cosas… cosa que creo que nadie debería probar carne a estas horas de la mañana pero… —se relamía sus labios—. Ha sido lo mejor que he comido… ¿tiene novia? —decía como si nada—. No parece que tenga al menos 15 años de edad… pero eso no me detiene para nada…
—Tienes 24 años mujer —decía su compañero de trabajo que le miraba con ojos abiertos—. No quieres…
—Irá creciendo poco a poco y será el hombre perfecto —respondió con una sonrisa—. Es cuestión de ver a futuro, claro que sí…
Liena simplemente estaba un tanto sorprendida de saber que Lemy pudiera cocinar y que encima digan que su comida es muy buena. Más allá de eso, caminó unos pasos y cuando se acercó poco a poco en la cocina, ese aroma delicioso a comida invadió por completo su nariz. Era como un paraíso. Abrió sus ojos nuevamente.
Por un momento creyó que era su abuelo pero se podía ver por la ventana que daba entre la cocina y lo que es la parte del restaurante, lugar donde dejaban los pedidos colgando. Pero cuando vio mejor, era Lemy quien cocinaba como si nada, muy serio. Por lo poco que vio, muy por encima, ha visto que lo está haciendo demasiado bien, tanto que babeaba un poco.
—Wow… —al reaccionar, miró a un costado, apuntando a la chica que había dicho, y seguía diciendo, que quería tener a Lemy como novio no solo porque sabe que seguro crecerá y será más hermoso sino porque parece cocinar muy bien—. Y no te acerques a él si no quieres que te mate —decía mientras entraba lentamente en la cocina.
—¿Escuchaste? —decía alguien—. Deja tus pensamientos de asaltacunas y evita ir presa…
—No lo sé, el riesgo lo vale…
—… voy a llamar a la policía…
Sea broma o no lo que diga esta chica, no se la iban a jugar y teniendo en cuenta el muchacho parecía ser algo importante para Liena, entonces algo iban a hacer.
—¿No es ese el hermano? —preguntó otro.
—¿Hermano? ¿No son primos? —otro más pensaba y pensaba esto—. …¿no?
Los dos restantes se miraron y no entendieron nada.
Horas después
Fue… una sorpresa.
Ni Liena ni Lynn esperaban que Lemy fuera bueno haciendo esto, cocinar.
No lo tenían con esa habilidad, había que admitir esto. Era más del tipo de persona que serviría, si es que realmente llegan a necesitar, como guardia. Aunque fuera algo pequeño, su apariencia tosca y su forma de hablar y actuar lo harían un excelente guardia. Claro, eso dependerá si él quería de esto puesto que según saben, él era bueno arreglando cosas… aunque no parece que eso quiera hacer debido al golpe a la cabeza.
Para seguir agregando, Lynn seguía sorprendido que supiera hacer todo bien. Es decir, él le dio a su nieto una lista con los platos que usualmente sirven, cómo lo hacen y con qué cantidad, variando claramente entre los clientes ya que algunos quieren más de esto que aquello. Lemy se las arregló bien, demostrando que es una persona que sabe cocinar, que sabe preparar todo y por encima de todo, tiene una gran sonrisa en su rostro.
Era como Liena… aunque parece ser que es un poco mejor que ella. No quiere admitirlo. Entre tantos nietos, ella siempre está con él, más para trabajar. Siempre hablan de cómo cocinar alguna comida y por ende, es su favorita. Hay una o dos menores de la familia que las ama y adora pero nadie le gana a Liena. Viendo cómo se comportaba Lemy y cómo trabajaba, tal vez tenga dos favoritos… o tal vez un nuevo favorito.
—Me sorprende que sepas cocinar Lemy
—¿En serio? Yo también estoy sorprendido
—Espera, espera, ¿no sabes cocinar y has hecho todo esto?
—… ¿suena mal Liena?
—… ¿cómo puedes saber cocinar si nunca…? Oh, espera, espera… creo que lo sé
—¿En serio?
—Loan me ha hablado siempre de estas cosas, ya sabes, ella suele leer… estas cosas raras de gente que de la nada sabe muchas cosas tras golpearse la cabeza… ¿es tu caso hermanito?
—No lo sé… ¿creo?
Por dentro, Lemy no quiere admitir que también ha leído también esas cosas y sabe perfectamente de lo que está hablando. En su mente también está Loan. La muchacha rubia entró en sus recuerdos. No eran muy buenos. Se tomaba la cabeza. Su mente bloqueaba un poco esos recuerdos aunque veía que algo había sucedido entre ellos dos.
—¿Crees? —y ella sonreía—. No dejes que Loan te vea… aunque ya sabe cómo te encuentras
—¿Por qué no la veo? —preguntó.
—No sé, eso depende de ti hermanito —hizo una pausa en lo que hacía y tocó la mejilla de Lemy—. Ella siempre habla muy bien de ti. Te desea ver. Está muy preocupada por ti. No seas malo y ve a verle.
—Tranquila Liena —en respuesta, él tomó la mano de Liena que tocaba su cara. Por alguna razón, ella mostró un tenue color rojo en sus mejillas a lo que él se sintió raro por tocar la mano de ella y sonreír—. …iré ver en algún momento a nuestra hermana…
—Chicos —Lynn, el abuelo de ambos, apareció entre medio de los dos—. Es lindo que se quieran pero estamos en medio del trabajo —ambos se separaron al escuchar esto por parte de su abuelo y siguieron adelante con sus cosas. Apoyó su mano entonces en Lemy, sobresaltándose un poco al pensar que le iba a regañar—. Escucha, alguien te busca fuera —dijo. Lemy se volteó a verle extrañado—. Es importante. Ve.
—¿Quién? —preguntó curioso.
—La hija de Lola, Leia.
—¿Leia? —preguntaba sin entender.
—Nuestra hermana —le murmuró Liena.
—No la hagas esperar —le dijo su abuelo—. No parece de buenas…
Cuando vio que Lynn se alejó, Lemy miró a Liena con más dudas.
—¿Por qué murmuraste que era nuestra hermana? —seguía murmurando, para seguirle el juego a ella—. ¿Los abuelos no saben?
—Lo saben pero… prefieren mentirse a sí mismos
—¿Por qué?
—Porque… es complicado de digerir, ¿no lo crees?
Para él es más complicado, por lejos, creer que Liena nace porque su hermana no tenía nada para recordarle y por ende, nace ella. Una linda muchacha que entre más la veía, más se ponía cerca y cerca de ella, sea para pasarse cosas y para ayudarse al otro, se sentía muy incómodo, demasiado. No es la forma de un hombre de más de 40 años de vida que actúe frente a una muchacha que no parece ser mayor que su hermana Lyra. Es… demasiado raro, en serio.
Pero ahora sabe que sus padres saben de esto, que su hermoso hijo que dejaron fuera por algo tonto como la mala suerte es el padre de todos ellos por culpa de Lisa. En resumen, se hacen los tontos… y de alguna manera capaz se alegra… o eso cree.
Fuera de la cocina
Imagina pensar que por momento ves de nuevo a Lola…
Pues tan solo imagina por completo eso porque es imposible y lo que tienes en frente es una niña parecida a ella, al menos el aura que irradia esta niña frente a él es la misma que recuerda de Lola, tanto que pensó que era ella pero, ¿no tendría que ser mayor? Que cosas de la vida seria.
Rubia, ojos claros, dos coletas con moños negros, una camisa corta blanca con un suéter corto azul oscuro y falda rosa con franjas y pantimedias blancas y zapatos negros. Era… un detalle bastante raro las pantimedias en una niña de su edad… aunque le importa más que está cruzada de brazos y muy molesta.
Se paró del lugar que ella tenía, claro, con algo de comida que recibió gratis supone puesto que a veces la familia come, a veces, gratis.
—Al fin has venido —su tono de voz era como el de Lola pero un toque más agudo—. ¿Sabes cuánto tiempo he estado esperando por ti Lemuel?
—… ¿perdón?
—¿Qué? ¿Te haces el tonto? Te dije que hoy es el día cuando necesitaba tu ayuda con mis cosas. Prometiste venir porque te pagué, ¿no te acuerdas de eso?
Lemy intentó hacer memoria como hace con todo pero, curioso, no recordaba nada. Era como si fuera algo raro, algo único. Si tiene que ver con dinero que le han dado por prometer algo, no había recuerdo… y Lemy en secreto maldecía, Lincoln de hecho, a este chico tan irresponsable y estafador.
—Lo siento… eh, ¿Leia? —y ella se mostró más indignada porque no sabía, aparentemente, el nombre de ella—. No recuerdo eso y…
—No te hagas el idiota, Lemuel —ella le señaló con odio—. Sé que por más que te golpeaste la cabeza, sigues siendo un idiota. Sé que finges, no te hagas el idiota. Ahora, ven conmigo y ayúdame con mis cosas. ¡Ahora!
—… —se quedó en silencio como respuesta porque no esperaba que ella reaccione de esta manera. Claramente no recuerda eso por cuestiones del dueño del cuerpo anterior y entonces, miraba confundido a Leia—. Perdona pero… en serio, no recuerdo nada… perdona hermana —decía bajando la cabeza—. Pero ahora tengo cosas que hacer y…
—Te daré ahora 100 dólares si me ayudas con mis cosas —dijo con su tono molesta. Aparte, su mirada lo decía todo también.
Ella estaba muy molesta.
Este día era de ella. Lemy le había prometido que le ayudaría por completo con sus cosas, más porque le dio algo de dinero en su momento. Con eso, compró al interesado de su hermano mayor, alguien que prefiere el dinero antes que cualquier cosa. Ahora, con darle 100 dólares, en su interior, sonreía. Sabe que esto no lo resistiría para nada y que ahora dejaría esto que está haciendo.
Eso le fue muy confuso al principio.
¿Su hermano mayor cocinando?
No era bueno para empezar, primero. Segundo, no se le daba para nada tener que recibir órdenes por parte de alguien, sobre todo si es familia. ¿Abuelo? Sabe que le quiere pero ni a él respeta. ¿Cómo es que ahora está siendo bueno?
Por unos momentos pensó que esta comida que tenía al frente lo había hecho él. Era demasiado falso, sabía demasiado bien como para ser hecho por él. No lo iba a creer por más que le viera hacer la misma.
Aun así, estaba espectacular y no podía dejar de comer.
—No Liea —respondió al final Lemy muy serio.
—¿Qué has dicho? —era como si dijera algo que no creía que se le pudiera decir—. ¿Has dicho que no?
—He dicho que no y es más —se levantó del asiento. Señaló la comida de ella—, eso lo hice yo. Me alegra ver que disfrutes de mi comida —sonreía ahora—. Sé que el abuelo no te va a cobrar nada, yo menos. Pero por favor, si vienes a decirme que hagas cosas que no recuerdo, por favor, no vengas.
—Prometiste ayudarme a vender galletas Lemuel
—No lo recuerdo —se encogió de hombros—. Apenas recuerdo tu cara, es más que suficiente Leia. Tenme paciencia, tengo pérdida de memoria. No recuerdo todo, ¿sí?
—… ¿es un no al final?
—Tengo trabajo ahora, con el abuelo y Liena. Si tengo tiempo, puedo ayudarte —se limpiaba un poco su ropa y en eso, miró seriamente a Leia—. Como tu madre, recuerda esto Leia: el dinero no convence a todas las personas. Si quieres algo más, avisa. Haré más para ti. Debo seguir cocinando, adiós.
Lemy tiró eso como algo casual.
Entiende que este Lemy se movía mucho por dinero. Él no es así. Claro, de joven tal vez un poco lo fue pero entendió a la larga que debe ser más derecho con sus reglas morales. Ahora no sería ese chico para nada y cambiaría esto de Lemy a como dé lugar. Es por eso que rechazó el dinero de Leia porque puede ganar cocinando, bastante. Además, pasa tiempo con su padre/abuelo como debe y de paso, como un plus a todo esto, estaba con Liena… aunque también es raro esto. Ya el hecho de que su mente de 40 años de edad le diga todavía cosas de hacer con Liena que era una joven… más sumando el hecho que es incesto… siente que algo mal anda en su cabeza.
Leia se quedó muda.
Como vio que esto no salió como esperaba, asentía.
Era la primera vez que le rechazan de esta manera.
Pero por sobre todas las cosas, era la primera vez que Lemy le rechaza tanto dinero como ahora, viendo que en serio pareció cambiar un poco pero, sabe que está fingiendo, bastante.
—Vas a ver Lemy lo que te va a pasar por haber hecho esto
Claro, estaba enojada y ya sabe lo que tiene que hacer, un plan contra él… pero luego de terminar de comer el plato que él dijo que hizo.
Lo quiere matar en estos momentos pero tras ver y degustar que en serio cocinaba bien, tal vez ese plan se cambie a tenerlo como cocinero de por vida… encontrando por fin algo bueno en ese muchacho de la banda.
