Capítulo 10 – Regalo

Eras cosas del destino.

Bueno, la verdad es que nadie se puede hacer una idea sobre esto lo que habían visto y que si alguien más venía y les decía que era una verdad, no lo iban a creer. Por supuesto, ver esto con sus propios ojos es otra realidad… y la verdad es que es así, es que no se puede creer, incluso ahora si lo están viendo en vivo y en persona.

—¿Lemy?

—¿Sí madre?

—¿Cómo es que Lani…? No, no, no creo que… o… ¿en serio esa es Lani hijo?

—¿Ella? Sí, es ella. Esta hermosa niña es Lani, ¿por qué la pregunta?

—Porque no recuerdo que sea tan buena… menos contigo. Te odiaba… ¿qué has hecho?

—He hecho lo que haría un hermano mayor. Le di un poco de amor, amor de verdad. Le demostré que no tengo miedo alguno… aunque si repasamos algunas cosillas…

De hecho, no fue fácil ganarse su cariño. Parece tonto, parece que pasó un día nada más pero la misma demostró pelear hasta el final en temas de afecto… y diablos, la misma no quería saber nada de nada… pero de alguna manera, le ganó. Claro, le dolió porque ella golpeaba fuerte para una niña de 4 años pero y aun así, le ganó y ahora es un poco dócil a su lado.

Le traía algunos recuerdos esto pero nada como mirar al futuro y dejar de pensar en su antigua vida, una vida que ya no quiere saber para nada y disfrutar de este momento de nuevos hermanos y nuevas relaciones.

—… ¿quieres decir que Lani es buena todo este tiempo? —preguntaba Luna que todavía seguía con algo de miedo y sorpresa al ver este suceso tan inesperado—. ¿Qué? ¿Ha tenido una piedra en su calzado todo este tiempo?

—…

—… —notó la cara de su hijo y ella, quien tenía confianza ahora mismo, se puso un tanto seria, como de no creer que tuviera ella razón—. Bromeas, ¿verdad?

—Mitad y mitad —contestó Lemy—. Ya dije que es como Lupa, fría pero con muchas ganas de algo de cariño y afecto.

—Pero no te llevas del todo bien con ella

—Bueno… algo haré madre, no te preocupes… —en eso, también recordó algo—. Por cierto… ¿Lyra?

—Lyra está ocupada. No creo que puedas hablar con ella hasta que llegue la noche —Lemy no entendió para nada a lo que se refería. Suspiraba—. Tiene una vida hijo. Tú no haces nada por el golpe a la cabeza. Pronto deberás retomar tus estudios. No tengo mucha fe en ello. No me interesa que repitas el año, al menos estás bien y eso es lo que importa…

—… ¿en serio?

—No, quiero que pases de año y no seas como tu madre —ella se reía—. No terminé el secundario.

—… ¿de verdad? ¿No terminaste?

—Estudiar no es lo mío. No quiero que también eso sea lo tuyo —con dudas se acercó. Él todavía tenía a Lani en sus brazos, una Lani que estaba dormida al parecer de tanto jugar con él, y por lo tanto no sabía si ella haría algo de la nada. Con esas dudas se acercó a su hijo y le besó la mejilla para luego acariciar la misma—. Procura estudiar. ¿Sí hijo? Haz lo que yo no pude hacer…

—… está bien mamá… —le costó mirarle. Miró a un costado, algo apenado.

—Gracias cariño. Haces muy feliz a tu madre.

Luna no quería que su hijo fuera por ese camino. Su hijo debe estudiar y dedicarse a hacer lo que más le guste después de estudiar mucho. Por supuesto, entre medio de sus estudios puede hacer cosas que a él le gusten. Lo único que quiere es que termine sus estudios y así, una vez terminado, tendrá ese título que ella nunca podrá conseguir. Ya sabe que puede estudiar ahora, más ahora sobre todo… pero estudiar ya no es algo que le guste ni es lo suyo.

—Espero que seas mejor que yo incluso hijo…

Su hijo no era bueno de hecho y tampoco veía que le gustaba estudiar.

Pero viendo este nuevo hijo suyo, este Lemy, sonreía.

Ya podía verle graduado.

En otro lado

—¿Qué sucede con Liena hijo?

—¿Ella? Mm… la verdad es que ha estado algo raro todo este rato… no sé qué le pasa… siento… siento como si le gustara alguien…

—¿En serio? Mm, hijo, creo que tienes razón. Puede ser que tu hermana le guste alguien. Esa mirada, seguro piensa en ese chico. Aw, se ve tan linda ella… le voy a preguntar.

—¿No sería mejor que no le preguntes y que la dejes venir cuando ella tenga dudas?

—¿Te gusta alguien Lyle?

—Ve y pregúntale a Liena mamá…

En la residencia de Leni, la modista estaba como si nada, viendo a sus hijos que estaban disfrutando de estar en la sala, Liena en la cocina de hecho, y disfrutar de este día. Como tal, quería saber cómo estaban y cuando vio de lejos a su hija, notó esa mirada rara. Le preguntó a hu hijo y cuando dijo aquello, sí, tenía razón. Liena parece tener la cara de una chica que está enamorada, que no podía pensar en esa otra persona.

Ella pasó por ello. Era una sensación de lo más hermosa. Pensar que su hermosa hija tenía a alguien en su mente le hacía creer que estaba creciendo.

Pero recordó algo.

Recordó a esa persona.

Se detuvo a medio camino de ir a preguntarle algo sobre esa persona.

Lo recordó.

Lincoln.

Por unos momentos, recordó a su hermano. Lo recordó por completo. Recordó todo de su persona, gustos, hábitos, todo. No puede olvidar para nada ese momento fatídico de su vida que ocasionó que este se fuera para siempre y nunca más pudiera verle otra vez.

Lo recordaba por completo.

Pero había una diferencia con todas las demás.

Leni sabía muy bien de la vida de Lincoln, de dónde este andaba y de cómo le iba en la vida misma, lo sabía todo. Claro, de la muerte de él no supo nada más porque llegó un momento que no quería saber nada más de él porque sabe muy bien que ya no aguantaba y rompería la ley y eso es lo que menos necesitaba en su vida. Siempre que leía informes de él, se sentía tan mal por no poder sorprenderle y decirle algo, decirle que le quería, que le amaba, que deseaba poder sentir su abrazo, poder sentir que le ayudaba como en los viejos tiempos.

No pudo hacer nada mejor que dejar de saber que él.

Era la mejor decisión que tomó.

Se tomó el pecho y tragó saliva.

A día de hoy, le gustaría saber en dónde anda.

—¡Hija! —en eso, Leni volvió a ser como era antes y se acercó a ella, asustando a la misma y casi que tirando el teléfono de sus manos—. ¿En qué piensas? ¿Qué ves? ¿Ves el chico que te gusta? ¿Hay algo que quieres y deseas?

—¿Qué? E-eh… ¿No? Digo, ¡no! —exclamó ella nerviosamente mientras abrazaba su teléfono—. No, no me gusta nadie…

—¿En serio? —y ella entrecerraba sus ojos y pinchaba la cara de su hija que se apenaba cada vez más y más—. Esa cara tuya me dice que te gusta alguien… mm… ¿puedo adivinar? —Liena le dijo que no con la cabeza pero ella lo tomó como un sí—. Bien, bien. Mm, veamos… —fijó su mirada en ella que quería escapar pero la mano de ella no le dejaba—. Ha de ser alguien menor a ti… y es… algo complicado seguro, no sabes si estará bien o mal el hecho de que te guste esa persona… ¿no?

Más allá de la pena y vergüenza, Liena miró asombrada a su madre por esto.

No es que le guste, se siente de alguna manera curiosa pero siente que también es algo que siquiera sea normal, para nada. Su madre de alguna manera parece adivinar lo que pensaba lo que en serio le estaba asustando a tal punto que no sabe si su madre es una genia o una tonta. Como sea, que haya adivinado le asusta.

—Veo que estoy en lo cierto —Leni estaba muy feliz y segura de esto. Le tomó de los hombros a su hija mientras juntaba su cara con la suya—. No te preocupes hija. Debes seguir tu corazón y todo saldrá muy bien.

—Pero… —ella dudó ahora—. ...¿no importa si le saco algunos años?

—Tranquila hija —le palmeó y se paró frente a ella, a un costado porque ella estaba sentada de lo más normal—. Para eso tenemos abogados ¿no?

—Eso… no ayuda para nada mamá…

—No te preocupes hija —le palmeó la espalda un poco. A Liena casi se le salen los ojos cuando sintió esas palmadas—. Entre más arriesgado, mejor es la recompensa…

—… ¿de verdad?

—Se puede decir eso de tu padre —comentaba—. Nada del otro mundo.

Eran cosas del otro mundo de hecho.

Liena miró por encima de su madre, mirando a Lyle que estaba en el fondo y cuando él sintió su mirada, lo único que hizo fue mirar de reojo un par de veces para luego mirar al frente, mirar la televisión como si nada, como si Liena no existiese. No quería meterse en eso porque la última vez que quiso meterse cuando a ella le gustaba a alguien, Lyle terminó siendo interpretado como que le gustaba un hombre y bueno, cosas pasaron.

Aun así, Liena volvió a mirar a su madre.

Se quedó pensando un poco en lo de su padre.

¿Ella tomó un gran riesgo con el tema de su padre?

Si su padre, tras ya saber la verdad de todo, es el hermano de su madre, pues entonces ella tampoco debería de temer a las consecuencias de lo que pueda suceder ya que total, a ella tampoco le había importado.

Liena no sabe para nada del cómo es que nació. Solo sabe, por parte de su madre y algunas tías pero sobre todo de su madre, que su padre es el hermano de ella, persona que técnicamente también es su tío. Hubo problemas y tuvo que alejarse. Es raro, según ella cree, que termine embarazando a todas sus tías y que de la nada desaparezca. Le resulta extraño, demasiado.

Era complicado el tema.

Liena no pensó mucho ya.

Volvió a avergonzarse con el simple hecho de volver a pensar en esa persona.

No era nada serio.

Sabe que solamente se siente rara a su lado ahora, más cuando recibía mensajes de él para saber cómo estaba y si se encontraba bien y demás cosas. Era raro de hecho porque nunca antes recibía tales mensajes y tampoco preguntaba demasiado de ella él. Era como otra persona de hecho. Sentía que era raro Lemy, demasiado. Desde que despertó de ese accidente, era estar con otra persona a su lado. Ese golpe a la cabeza, según Lyle, le aclaró las ideas y le está haciendo ser una persona diferente pero conservando un poco de la mística de lo que era Lemy.

Se calmó mientras se ventilaba con la mano un poco.

Mientras, Leni pensaba en su hija que estaba enamorada.

Sea como sea, sea el chico que sea, ella le apoyaría por completo y de tener un lindo yerno, apoyaría tal relación y esperaba que ese chico le hiciera feliz porque de no hacerlo… ella lentamente abría sus ojos e imaginaba cómo "hablaría" con ese chico… y con hablar, por supuesto, nos referimos a que lo va a matar.

La puerta sonó.

Ella, despreocupada como siempre, fue a abrir la puerta.

Fue una grata sorpresa encontrarse con ella justamente.

—¡Lori! —exclamó la modista con una gran sonrisa—. ¡Por fin vienes a visitarme! —y le abrazó sin dejar que dicha mujer pudiera decir algo—. ¡Si tan solo me hubieses avisado yo…! —pero se detuvo. Su nariz empezó a olfatear algo. No era algo muy lindo de oler. Se alejó de ella mientras se tapaba la nariz—. Ew… Lori, Dios… ¿qué diablos es ese olor?

—… si tan solo dejaras que hable antes de saltar encima de mía —la misma decía esto con un tono algo desalentador. Agachaba su cabeza y negaba ante su hermana menor… por un año, pero menor—. Vengo de correr un poco. Pasé por aquí y pasé a saludar… aparte de pedirte algo…

—Imagino que un baño porque… hueles horrible…

—Sí, gracias por la sinceridad Leni, realmente la aprecio…

—¡De nada! Aunque… no, en serio, ven, pasa. Tengo algo de ropa que te puede quedar… —hizo una pausa antes de dejarle pasar. De acto reflejo, ella, con la mano libre que tenía porque la otra todavía seguía tapando su nariz, llevó su mano al estómago de su hermana. Apretó un poco—. …o puede que no…

Lori vio esto.

Estaba vestida con calzas y sostén deportivo. Estaba vestida como una atleta… o una persona que tenía dinero para comprar este tipo de ropa y salía a correr para poder estar un poco en forma… se le veía bien. El sudor corría por todas partes.

Cuando ella vio esto, sentir también esa mano que apretaba su estómago, se sonrojó.

Luego levantó su cabeza y miró muy roja a Leni para después empezar a molestarse cada vez más.

—3 segundos para soltarme…

—Hehe… —le soltó enseguida. Luego, inclinó su cabeza mientras sonreía—. Gorda…

—…

—…

Lori a veces se pregunta de cómo diablos todavía no le hizo nada a Leni.

Dos días después, por la noche

Lyra llegaba a casa.

Había salido por la mañana. Fue a hacer algunas cosas en particular, nada como para destacar o escribir aquí mismo. Pasó un rato con sus amistades, practicó bastante con el mismo, participó de una salida recreativa que terminó un poco apresurado debido a unos incidentes que hubo en la zona que arruinó la misma.

Ahora mismo no tenía muchos ánimos de algo.

Tampoco le gustaba quedarse en casa por las mañanas.

Era por las mañanas ver a Lemy hacer nada misma y le preocupaba bastante. No le gustaba ver que hiciera nada misma – aunque desconocía por completo el simple hecho de que él en realidad hacía muchas cosas más – y sentía como dolor e incomodidad. Ella si no hace algo siente que le falta algo.

Entre eso y que todavía no puede tolerar ese cambio tan repentino de él, no le gustaba estar tanto en casa.

Era anormal de hecho.

Por un lado le encantaba ver que ahora Lemy mostraba ser un buen muchacho, uno que alguna vez había sido pero se descarriló por completo. Por otro lado, le hacía sentir demasiado incómoda, no pudiendo borrar ya la imagen que tenía de él siendo revoltoso y siendo un muchacho… bastante malo.

Era contradictorio.

No sabía qué pensar ya.

—¿Lyra?

—¿Qué?

Sin darse cuenta, había elevado su voz por completo, asustando entonces a Lemy que no esperaba esto para nada.

—Perdona, perdona Lemy —decía ella tomándose su cabeza—. Tuve un día… raro.

—No, bueno, si quieres te puedo hablar en un rato —señalaba al lado contrario a donde ambos estaban—. No es la gran cosa…

—… ¿de dónde vienes? —preguntó.

Fue algo curiosa.

Le vio que no estaba como yendo para el baño o bajando a la primera planta, tampoco intentando ir a su cuarto.

—De mi cuarto

—¿En serio?

—¿Alguna vez he mentido?

—¿Debo responder a esa pregunta?

—Puedes hacerlo, de todas formas nunca me voy a acordar —sonreía Lemy—. Ya sabes —se señalaba la cabeza—, el golpe a la cabeza.

—Claro. Si no era nada, entonces iré a mi cuarto. Quiero descansar y olvidar que tuve este día…

—Oye Lyra…

Lemy detuvo a Lyra. Ella le miró por unos segundos.

Suspiró.

—No, perdona, no era nada…

—Entiendo

Lyra entró a su cuarto.

Era un cuarto muy ordenado, tanto que asustaba. Aparte de eso, estaba muy limpio. Todo estaba en su lugar, sea algún que otro instrumento, sus carpetas, sus libros, todo. Estaba muy ordenado y nada estaba fuera de lugar.

Se lanzó encima de su cama mientras enterraba su cara en la almohada. No quería pensar más en este día ni lo que había pasado. Quería que terminara por completo y empezar un nuevo día y ser una nueva Lyra por completo.

Para variar, sigue pensando en Lemy.

¿Por qué? No tiene idea alguna.

Seguro tiene que ver con el hecho aquel de que le gusta que sea bueno pero a la vez no.

A veces no entiende para nada lo que le sucede a ella misma.

Lemy intenta ser bueno con ella y es ella quien le rechaza por no estar acostumbrada a la idea de que sea bueno. ¿Era la mala en la película? Tal vez lo sea, tal vez sea la buena y él el malo por intentar ser bueno para luego engañarla. Había miles de cosas dentro de su cabeza que podrían ser ciertas como también ser falsas.

Golpeaba, gritaba y pataleaba en estos momentos en su cama. Quedó boca arriba, con su brazo encima de su cabeza, posando su antebrazo en su frente, teniendo la mirada perdida.

—… ¿soy una mala hermana?

Si uno pudiera responder, tal vez le diría que sí.

No, no era una mala hermana.

Si solo encierra a Lemy con el término mismo de ser una mala hermana, puede que lo sea, puede que no. Siempre ha sido seria con él por vivir juntos y porque debe cuidarlo y protegerlo. Si hablamos de las demás hermanas que tiene, y Lyle, se puede considerar una buena hermana porque se preocupa mucho por ellos, demasiado. No es mala para nada…

Esto le estaba comiendo la cabeza.

Se levantó de su cama como para ver entonces qué hacer.

Caminaba de un lado a otro en su cuarto, ya desprovista de toda ropa posible, estando en ropa interior y dejando ver también que llevaba pantimedias puestas. Se mordía una de las uñas de sus dedos, la del dedo gordo, algo preocupada, pensando en este tema.

—… a veces me asusto a mí misma —decía sola al mirarse al espejo—. …¿por qué soy así? Siempre quise que Lemy fuera como lo es ahora… ¿por qué…?

Porque no estás acostumbrada al cambio de rutina

Lyra por unos momentos se sobresaltó al ver su reflejo hablar. Se refregó sus ojos y miró más detenidamente esto.

Cabe decir que esto no era normal

Pero si tiene en cuenta eso, pensó, "¿Rutina? ¿No estoy acostumbrada a la rutina?". Su vida siempre era la misma, independientemente del cambio de sus hermanos…

—No, es la misma de siempre…

¿Segura? Porque tú y yo sabemos que nuestro hermano siendo así significa que ha cambiado… y lo mismo cambia también tu vida, para bien o para mal… admítelo, te gusta este Lemy, te gusta este hermano que sea bueno. Tan solo te niegas a aceptar tu sueño…

Era la conciencia misma que le hablaba.

Tenía al hermano soñado, un hermano bueno y que se comportaba como ella lo hace. Quizás tenga algún que otro momento que sigue siendo Lemy pero luego era como otra persona. Pero ahí recaía el tema, sigue siendo Lemy, su hermano. El golpe le hizo actuar diferente, sí. ¿Qué tiene? Su tía Lisa dijo que esto era muy normal tras los golpes en la cabeza.

Miraba para todos lados entonces, ya volviendo a pensar.

En lo que miró para todos lados, en un momento que miró al costado, notó algo raro que había en su cama, algo que parecía haberse acostado encima. Era como una especie de paquete. No era muy grande de hecho. Era pequeño. Alzó una ceja. Se acercó hasta el mismo.

—"Para Lyra" —decía el mismo. También venía pegado con algo. Era una carta pequeña, no. Era un papel con algunas palabras más—. "Perdona. No soy bueno para estas cosas" —tras ver que abajo tenía el dibujo de alguien, se sorprendió más porque era el rostro de Lemy de una forma algo carituresca con unos brillos a los costados. De alguna manera esto le hizo soltar una pequeña carcajada—. Bueno… a ver qué es…

Seguro que era un regalo, sí.

Bueno, podría interpretarse como uno de hecho.

De hecho, no era nada como un regalo normal.

La verdad que de regalo, cuando lo abrió y lo vio, no tenía nada.

Cerró sus ojos y suspiraba pesadamente mientras juntaba sus manos.

Definitivamente era el mismo Lemy de siempre.