Capítulo 19 – Un hermoso reencuentro

No había duda alguna que esa mujer de negro, que curiosamente tenía un cabello negro y su aura misma y todo su ser casi era negro, era justamente la tía de los chicos presentes, Lucy.

Una mujer de gustos oscuros, puede decirse que de alguna manera se relaciona con Lola por temas de gustos de excentricidad pero después de eso son básicamente los polos opuestos. Una mujer de un cuerpo envidiable, no tanto como sus hermanas mayores y digamos que una de sus hermanas menores pero, ella tiene lo suyo.

Ella, que había estado con sus amigos para honrar la muerte de alguien de su grupo de amigos que se puede decir que eran del mismo grupo – por no poder decir que era una especie de culto oscuro que venera a un Dios oscuro – y que compartieron mucho tiempo juntos. De una casualidad, mientras todos se iban, ella decidió pasear un poco por ahí. No encontró nada de nada, solamente caminaba por ahí porque sentía que era un lindo lugar para ella, más porque siempre se reunían aquí desde que tenía memoria alguna. De esa memoria, pronto, le hizo recordar algunas cosas que no quiso recordar, no por odio ni nada sino por tristeza… y algo de odio porque ella siente que tuvo mucha culpa en ese hecho.

Pero en eso que caminaba y caminaba entonces para subir a su auto y volver a casa y tener que seguir con su trabajo y tener que controlar un poco a Lupa, llegó a donde estaban sus sobrinos, escuchando un poco de todo lo que dijeron y descubriendo dos cosas.

Esa niña rubia que le sorprendió escuchar que era una hermana

Y lo segundo y más importante, fue encontrarse con Lemy, no que él le haya visto ni nada pero verle desde donde estaba, era algo que no podía creer, para nada, abriendo sus ojos impactada y casi que teniendo que correr su cabello que cubría sus ojos debido a lo impactante que estaba viendo.

Solo vio su espalda pero de alguna manera, podía sentir algo de él que no era Lemy por completo. Vio en él una postura muy diferente a como siempre suele estar. Además de eso, notó que ese cabello castaño suyo ya no era castaño, no. En parte lo era pero un poco. Se notaba que lentamente estaba volviéndose blanco a grandes pasos.

Los vio irse.

No quiso frenarles, para nada.

Ella se quedó congelada porque cuando vio a Lemy, no solo notó eso sino esa aura que envuelve a la persona, esa aura que tenía su sobrino que siempre era algo inestable, ahora notó un aura fuerte, clara, como si fuera lo contrario a ella.

Era un aura que no podía olvidarse nunca.

Tras su gran shock, ella, sonrió.

Pero nada de lo contado antes importa en estos momentos.

Ante de que Lina y Lyra estuviesen como estuviesen, uno o dos días atrás, ambas, más que nada Lina, volvió a su casa para buscar unas cosas junto a Lyra que, por supuesto, no podía dejarla sola para nada.

Era… complicado de explicar para ella.

—¿Por qué vinimos a tu casa Lina?

—Es porque quiero agarrar algunas cosas —contestó entonces la pequeña rubia de mechón turquesa a la castaña religiosa que miraba a todos lados—. Quiero guardar esto antes de que mamá… bueno…

—¿Los romperá? —no vio que asintió. Ella seguía mirando para todos lados—. ¿Lina?

—Sí, los romperá —contestó al ver que ella no pareció ver que asentía como una tonta. Tomaba algunas de esas cosas, sobre todo una pequeña cajita—. Y no quiero que lo haga…

—¿Ya lo ha hecho? —ahora sí la miró y esta vez notó que sostenía una pequeña caja—. ¿Qué hay dentro? —preguntó—. Debe ser algo de papá, supongo.

Lina asintió. Abrió esa pequeña caja donde tenía algo que según su madre, era de su padre. Allí no se podía ver mucho, al menos desde la perspectiva de Lyra, no veía mucho que digamos. No, para ser más exactos, no había nada de nada allí dentro lo que hizo que, ahora Lyra viendo a Lina, se mostrara impactada.

—No está…

—¿No está? ¿Había algo dentro allí?

—… —ella estaba muy sorprendida. No podía creerlo, para nada—. … n-no… no…

Ni su madre sabía de este pequeño objeto que tenía.

¿Cómo puede ser? Nunca lo sacaba. Nunca lo usó de hecho. Nunca lo tocó…

Eso es algo dramático, claro está. Una que otra vez que estaba muy mal y necesitaba algo para estar algo feliz y hacer que sus sueños fueran reales por unos momentos para luego enfrentar la cruel realidad que nos rodea a todos, ella lo abrazaba y luego volvía a su vida normal, más alegre pero deprimida porque no puede tener un abrazo de verdad de esa persona que siempre ha deseado tener con ella.

—Shh… —Lina entonces sintió una mano en su hombro. Volteó a ver a Lyra que le hacía señas de que no haga ruido—. Alguien está en casa

—¿Ladrón? —preguntó algo temerosa.

—No, imposible. Menos en esta área —comentó Lyra. Miró la casa de esa hermanita suya. Debe de admitir que es una muy buena casa. Además, no vive en una zona que es propensa a robos o que es algo normal que los haya. Es un buen lugar de hecho. De vez en cuando pasan patrullas para asegurarse que todo sea bueno y nada malo pase. Parece un barrio privado pero no lo era lo cual era algo raro para ella—. ¿Quieres…?

—Escóndete

—¿Qué?

—Vamos, escóndete.

No quiso decir la pequeña rubia de mechón turquesa que esos pasos que ahora escuchaba eran los de su madre. Ella reconoce muy bien a su madre, más cuando camina de esa manera, una manera que no es muy buena que digamos. Era una forma de caminar cuando estaba muy enojada, demasiado. Algunas veces la ha visto de esa manera y ha sufrido las consecuencias y por ende, quiso que Lyra no viera nada de esto, por eso hizo que se esconda en el armario que estaba allí para guardar algunas cosas…

Porque estaba en su cuarto, claro.

—¿Lina?

Su madre apareció entonces dentro de su cuarto, como si nada estuviese pasando. Ella, Sam, no prestó mucho atención – o mejor dicho decidió ignorar – a cómo estaba un tanto agitada su hija en estos momentos.

—¿Sí? —preguntó ella.

Lentamente ella retrocedía unos pasos.

El hecho de que su madre esté actuando muy normal que digamos después de haberle dicho todo lo que le dijo, le asustaba. Sabía que su madre estaba a punto de explotar. Solamente esperaba que Lyra, quien estaba escondida, no decidiera intervenir. No la quiere meter en este problema suyo que se ha generado.

—Veo que estás bien —le decía como si nada. En lo que su hija lentamente iba retrocediendo, ella avanzaba poco a poco, para no estar muy lejos de la niña que tanto ama—. ¿Qué se siente tener hermanos ahora?

—¿Bien? —respondía un tanto confundida. Ella tenía dudas en responder pero lo hizo, todavía retrocediendo. Poco a poco llegaba contra la pared. Estaba un tanto acorralada—. E-es… raro… digo… —por un lado quería hablar, por otro lado no. De reojo miraba en donde estaba Lyra escondida. Había tantas cosas para decir y no quería decir ninguna de ellas, porque ella, Lyra, estaba allí y no quería apenarse para nada—. E-es… lindo… tener hermanas… y hermanos…

—¿Te gusta alguno de ellos? —la mera pregunta que le hizo, incomodó bastante a Lina—. Se ve que miras con unos ojos… raros a ellos… ¿no es curioso? —para esto, ella ya se había parado frente a ella. No había forma que su hija pudiera escaparse en estos momentos—. Dijiste que era una puta y muchas cosas más… pero, ¿quién lo diría? Mi hija es como yo… ¿no?

—…

Había terror en los ojos de Lina.

Su forma de ver a su madre pasó de tener un poco de miedo a abrirse por completo por el miedo que tenía, más porque su madre de la nada le tomó del cuello y la levantó como si fuera excremento siendo levantado por una pala para luego ser tirado por ahí aunque aquí no se está diciendo que Lina sea mierda, para nada.

Tal vez un poco pero, no viene al caso.

El punto de todo esto que Sam no olvidó para nada las cosas que su hija le dijo, sin importarle para nada que todo lo dijo con el calor del momento. Su hija le faltó el respeto de una manera que ella nunca iba a creer, más haciendo caso a las palabras de ese muchacho que dijo muy claro que sabe muy bien la razón de su muerte. La mera idea de que alguien de esa familia supiera muy bien sobre eso… y que encima Lincoln decidiera contarle todo, lo hacía peligroso…

Lina pataleaba e intentaba librarse pero no podía, no podía porque su madre apretaba con más fuerza.

Su aire poco a poco se iba perdiendo y no podía concentrarse para nada. Sentía ahora un fuerte e intenso dolor en su rostro pero no podía quejarse para nada. No podía porque se estaba quedando sin aire y sus ojos se estaban yendo lentamente, sintiendo que todo se estaba haciendo demasiado borroso.

—…

Intentó hablar de alguna manera pero nada salía ya.

Realmente sentía que se estaba por ir en cualquier momento.

Borrosamente veía a su madre hablar pero no entendía nada de nada. Ella ya estaba pensando en que esto ya era su final, soltando lágrimas de tan solo pensar y ver en carne propia que su madre la está a punto de matar sin importarle para nada que sea ella su hija, para nada. Pero por otro lado, de tan solo pensar que se iba a morir, al menos sonreía un poco.

Sonreía porque sabía que pronto podría ver a su padre.

Borroso, pasó de estar a la altura de su madre, sostenida contra la pared, a estar tirada en el suelo, no sintiendo mucho que digamos de todas maneras porque estaba ya con un pie en el otro lado, no pudiendo hacer siquiera un ruido de dolor. Lo habrá sentido, sí, pero no pudo quejarse.

Tampoco mostraba signos de querer recuperar aire.

Ya se había resignado por completo.

Cerró sus ojos por completo.

Bueno, intentó porque incluso para hacer eso le costaba bastante. Solamente cerró, intentó de nuevo tengo que decir, sus ojos en lo que ahora podía escuchar ruidos y ruidos fuera de allí.

—… pa-papá… —murmuraba ella ahora con un poco de aire—. …pr-pronto… es-estaremos…

Y perdió la conciencia por completo.

Lo que haya pasado mientras Lina estaba abrazando la cálida pero fría muerte, no es algo que Lyra le gustaría contar, para nada. No es algo que merezca la pena, no ahora que su hermano está que no va a escuchar a nadie y tampoco razonar.

Prefiere quedarse al margen… hasta cierto punto.

—Una vez dentro, vamos, encontramos a Sam y la golpeamos hasta que nadie reconozca que es la madre de Lina

—Me parece perfecto.

—Cuando hayamos hecho eso, culpamos a alguna minoría.

—Es una buena idea.

—Luego de eso, podemos simplemente disfrutar de haber hecho algo bien

—¿Puedo dar mi opinión?

NO

Lina quiso ponerse en contra.

Su madre la intentó matar, claro. Ella, a pesar de eso, no quiere que se muera o que algo malo le pase. Ya suficiente que ha tenido que crecer con una sola persona, que es ella, y no puede imaginarse el tener que crecer sin padres. No quiere convertirse en esa chica que no tiene padres, para nada. No le gusta la idea, para nada. Aunque si tiene que pensarlo detenidamente, ahora tiene hermanos.

¿Perdía o ganaba?

Viendo sus nuevos hermanos… ella dudaba si ganaba o perdía.

—Y cuando terminemos de hacer esto Lemy —ahora era Lacy quien hablaba y complotaba con su hermano menor. Le apoyó su mano en el hombro. Lemy le miró raro ante esto porque ella apretó con fuerza—. Me vas a contar toda esta situación mejor, ¿sí?

Lemy mostró dudas pero luego, sonrió.

—¿Cómo no decirle nada a mi hermana favorita?

Lacy de pronto pasó de estar enojada a tener flores flotando a su alrededor tras escuchar que Lemy le decía que era su favorita. No había forma alguna de enojarse con él tras decirle eso. Ya que le considere su favorita era como ganar el mejor premio de todos. No le importaba para nada ya el resto de las cosas.

Por otro lado, Lyra observó detenidamente a Lemy – muchacho que sentía un fuerte escalofrío ahora mismo – tras escuchar claramente las palabras que le dedicó a Lacy. Lina no tanto porque todavía está en una etapa de adaptación por lo que mucho no le importaba de hecho que dijera esto, seguro que era muy normal puesto que la actitud de Lacy por lo poco que ha visto fue… ¿buena? No sabe. Seguro que si la conoce mejor, la considera la mejor pero ella de reojo miraba a la castaña, Lyra, y en secreto, sabía de sobra que nadie podría ser mejor que ella.

Lemy en estos momentos, Lincoln, estaba muy concentrado. Ya dejó de lado todo lo que le rodeaba. Quería simplemente deshacerse de esa mujer. No aceptaba para nada que esa maldita perra estuviera saliendo con su hermana. Para variar, que deje de esa manera a su hija… él no es nadie para meterse en la educación de los hijos de los demás pero, Lina era su hija después de todo. Odia la idea de que tenga una hija con esa maldita basura de ser humano que literalmente le arruinó por completo la vida.

Pero nadie merece tener padres como lo es Sam. Lina no se merece para nada ser tratada de esa manera.

Cerró sus ojos unos momentos antes de entrar a su casa, la de Luna claro, para pensar en lo que debería de hacer con respecto con Lina.

Dejó ya atrás todo.

No se podía esperar para nada.

Había que encarar esta situación como un hombre adulto.

Y como hombre adulto que es, lo mejor que puede hacer es matar a esa mujer.

Matar no es bueno pero, ¿lo vale en este caso? Claro que lo vale. Además de eso, hay que aclarar que eso de matar no es muy adulto que digamos… pero, ahora es un niño y mientras diga que estaba preso en el calor del momento y que no pudo pensar con claridad lo que había hecho, además de dejar en claro que previamente había bebido alcohol al punto de estar ebrio de haber sido alcoholizado por esa mujer que lo intentaba violar para luego, tras levantarse en armas y rebelarse contra su madrastra que le quería hacer cosas malas, se iba a drogar.

Así, era increíblemente inimputable.

Pero nada de eso pasaría, no las razones por las cuales él cree que sería inocente.

Entró como si nada, ya preparado para matar.

No había nadie.

Nadie estaba en la casa.

Las demás se sorprendieron también al notar que no había nadie en la casa por lo que ayudaron al medio castaño – medio albino a buscar por la misma a la rubia y a la castaña.

Nada de nada.

—Hay una nota —dijo Lyra entonces tomando la misma sobre la mesa de la cocina. Todos acudieron allí para reagruparse junto a ella—. Dice, "Sam y yo no estaremos aquí por unos días. Saldremos juntas a pasarla bien. Espero que no nos odien. Lyra, estás a cargo de cuidar la casa y de paso a Lina. Te amo"

Lyra soltó la nota como si nada. Lacy y Lina quisieron leer a ver qué más decía. Habían más cosas pero no eran relevantes para la historia misma.

Lemy por su parte, estaba completamente abatido.

Había planeado miles de cosas para este momento. No solo la idea de matarla sino lo que sucedería después si de descubre todo esto, además de otros factores que tuvo cubierto en lo que caminaba hasta aquí. Pensó en varios planes que tendrían éxitos…

Pero lo increíble pasó.

Sam decidió hacerla fácil y se llevó a su madre para algún lugar, seguro que no con muy buenas intenciones que digamos. Esto le hacía enfurecer demasiado porque su madre es ciega y tonta y confía completamente en Sam para no darse cuenta que seguro hará algo que arruine todo por completo.

Pero de hecho, había otra cosa que le hizo apretar con fuerza manos y dientes.

Una puta le superó en inteligencia.

Al otro día

Estaba tranquila en su casa, relajada, sin hacer nada, fumando mientras miraba algunas cosas en el teléfono, más esa nota de una persona que decía que Chile no existía para nada y que los chilenos eran actores pagados para que finjan que son justamente eso, chilenos.

—¿Puedes ir a buscar a Lemy?

Su madre le dijo eso.

Quería decir que no pero luego aclaró que era algo importante, algo que solamente él podría hacer. Además de eso, quiere que pase tiempo con él. No le gustaba la idea de tener que pasar tiempo con él, sobre todo con que su madre diga que lo necesita a él para hacer cosas.

¿Pasar tiempo con Lemy?

Tenía escalofríos del asco.

Pero ella, su madre, fue muy clara con que tiene que decirle que vaya a su casa.

Le sacó su teléfono para que no le avise y vaya en persona.

Su madre a veces era un dolor de ovarios.

Tocó la puerta entonces mientras miraba para todos lados. No tenía cigarros para variar en estos momentos como para olvidar la idea de pasar tiempo ante esta tortura horrible.

—¿Hola?

—Oh, ey…

Se detuvo en saludar.

Estaba sin emoción alguna en su rostro pecoso pero la sorpresa de ver que una chica abría la puerta, una chica que parecía ser de su edad, le hizo sorprenderse un poco.

Lo que es peor es que vestía la ropa de Lemy.

—¿Quién eres?

Esto no lo dijo la rubia que abrió la puerta que Lupa veía. Era ella misma que preguntó eso. El hecho de que una chica abra y encima use la ropa de su hermano mayor no es algo que le agrade, para nada. No, tiene que ser honesta, no le gustaba para nada.

—Y-yo, eh… —ella mostró un poco de temor y tragó algo de saliva—. …b-bueno, soy…

—¿Eres la novia de mi hermano? —preguntó arisca como siempre.

—¿Novia?

Pasar de ser la novia de un muchacho que parece una mujer a la novia de un muchacho que se parece a ella… claramente, no consigue mejora alguna sino que empeora.

—Sí, llevas la ropa de mi hermano —la señaló ahora—. Quítatela —dijo rápidamente.

—¿Eh?

—No puedes usar la ropa de mi hermano, nadie puede, nadie.

—Pero él dijo que podía —contestó—. Y dijo que me queda bien —dio una pequeña vuelta encima para presumir un poco a Lupa que lentamente su rostro se oscurecía. Solamente llevaba una camiseta mangas largas de él, nada más. Es por eso que Lupa estaba muy enojada en estos momentos, estando a nada de sacar la navaja que lleva escondida que para informar, no la tiene en bolsillos o detrás. Eso se los dejo a su imaginación—. Pero, ¿quién eres tú?

—Soy su hermana —dijo rápidamente—. Soy la única que usa las cosas de él. Vamos, sácate eso antes que…

—¿Apenas 9am y empiezas a molestar Lupa? —Lemy hizo acto de presencia en estos momentos. Se paró detrás de Lina que no decía ahora nada. Es más, se puso detrás de él. Al contrario de Lina, él no llevaba nada encima, solamente un pantalón pijama, descalzo y con el torso descubierto, mostrando un poco su cuerpo y su tatuaje, además de unas cuantas marcas que él no tiene idea para nada cómo las tuvo—. Es… temprano —bostezó—. ¿Qué quieres?

Lupa vio esto y vio que Lemy tenía marcas en su cuerpo, marcas que en el cuello que tendría un hombre que una mujer le dejaría su marca.

Esto la enfurecía.

Odia a su hermano y odia que tenga una chica como la rubia que está ahora detrás de él. Más allá de que se burla de que las chicas le rechacen por completo, también está feliz por dentro porque no quiere que ninguna puta le lastime, para nada. Hablando de lastimar, esa rubia mostraba signos de golpes y viendo que su hermano también está de esa manera, cree por completo que han tenido esa noche y esa relación de golpes en la cama…

Ella ya estaba muy decidida en matar a la rubia cuando tenga chance.

—Vine a buscarte —contestó entonces tras un rato de silencio en observar a Lina que seguía sin decir mucho que digamos.

—¿Para?

—Quiero estar contigo

—Oh… pero no me agradas —le dijo como si nada—. No puedo estar con gente que no me agrada. Lo siento, aparte tengo el día ocupado.

—No puedo aceptar un NO como respuesta —antes de que le cierre la puerta en la cara, ella detuvo la misma con su pie. La abrió de nuevo. Apretaba con fuerza sus puños. No quería rebajarse mucho que digamos pero otra no le quedaba—. Yo… —le daba asco tener que mostrarse un tanto débil—. …mamá quiere verte.

—¿Mamá? —en eso, pensó un poco y recordó—. Ah, ¿Lucy? —decía como si nada. Lupa solamente asintió mirando al suelo, no queriendo mostrar lo débil que se sentía en estos momentos—. Mm… bueno, todavía me falta ver a Lucy, Luan, Lana y Lily creo… —murmuraba en estos momentos—. ¿Estás bien si te quedas sola Lina?

C-creo que no…

Estoy seguro que Lyra puede cuidarte

Lincoln, Lemy, no era un tonto, no como antes, no tanto de hecho.

Cuando mencionaba a Lyra frente a Lina, pudo notar claramente cómo ella se mostraba un tanto… rara. Notaba esto y sabía de sobra lo que estaba pasando. Teniendo en cuenta cómo es su hermana y las creencias que tiene, hablando de Lyra, nada bueno puede salir con esto pero si algo llega a suceder, debe de admitir que estaría sorprendido.

—¿Lucy de verdad quiere verme? —preguntó. No hubo respuesta ante su pregunta. Lupa estaba callada. Suspiró—. Deja que me ponga algo de ropa e iré contigo ¿sí? —ella seguía sin decir nada—. Tan solo espera aquí. Ya me cambio.

Lemy dejó a solas de nuevo a Lina y a Lupa.

En estos momentos, Lina dejó de lado su pequeño temor por la albina y sonreía.

—Hermana ¿eh?

—…

—Tal vez te puedas sorprender pero, tú y yo somos muy cercanas

—Nunca te voy a reconocer como cercana a mí —frialdad pura salía de ella—. Procura que no te vuelva a ver junto a él.

—Es curioso que digas eso, sobretodo porque eres alguien que siempre lo ha odiado ¿no? —ella seguía sonriendo—. Lemy me habló de una hermana suya que le trata mal pero tampoco es que le deje hacer mucho… debes de ser tú

Con esa descripción cruda, no solo Lupa entraba allí sino también Leia… y si uno quiere agregar a Lizy, puede hacerlo. La última usaba su enorme cara de ángel para manipular a todos y conseguir lo que quería por lo que le convertía en una muy fuerte amenaza.

—¿Y?

—Oh, nada, nada… ¿sabes? Apenas conozco a Lemy por… ¿tres días? No, creo que son dos pero… he de admitir que es un buen hermano

—¿Hermano?

—Me habló de muchas cosas y, me sorprende que nadie aprecie lo bueno que es… —ella por unos instantes sonrió más brillante que nunca. Luego de eso, volvió a sentirse algo abatida—. Tengo envidia de ti. Pudiste crecer con él

—Fue algo horrible, te lo aseguro…

Lina recordaba la charla que tuvo no con él sino con Lyra y Lacy anoche. Como ahora se quedaron a solas en esta casa, Lyra y Lemy por vivir aquí y Lacy se quedó a dormir, se dio cuenta de que toda su familia, al parecer, es un completo desastre. No en sentido de relaciones sino en sentido de que todos son hermanos y su padre tuvo sexo con sus madres y se iba para luego volver una y otra vez. No entendía nada de nada pero decidió callarse. Decidió simplemente no creer en eso. No, acepta esa realidad pero prefiere pensar que su padre hizo lo que tenía que hacer y siempre será una buena persona.

—Listo —no tardó mucho Lemy para cambiarse. Estaba listo, como siempre. Camiseta blanca corta, un chaleco negro encima, vaqueros no rotos y bien arreglado. Esa esa su apariencia actual, sumando que ahora tenía esos dientes de conejo, pecas de más, unos ojos de color más claro y un cabello que cualquiera que lo viera, diría que la persona que le ha teñido ha hecho un excelente trabajo—. Vamos —antes de salir, miró a Lina con algo de vergüenza, apenado también—. …procura no salir.

Claro… hermano…

Lina iba a abrazarle, no porque quisiera sino para molestar a la albina que notaba muy bien los celos de esta.

Hoy despertó con ganas de molestar, de ser una pequeña puta mejor dicho…

Lo cual es algo irónico dada la situación vivida con su madre.

Lemy le esquivó como si nada y se puso delante de Lupa para que esta empiece a caminar, cosa que hizo después de mirar de mala muerte a una Lina que sonreía pero estaba callada.

Con solo verle una vez y su primera impresión era muy obvia.

Tiene una hermana tsundere.

Va a amar molestarle.

De camino a la residencia de Lucy…

—¿Quién era?

—¿Quién?

—Esa perra, ¿quién era?

—Nuestra hermana

—… no quiero que empieces con tus mierdas Lemy. Dime la verdad, ¿quién mierda era esa puta? ¿Por qué estabas arañado y mordido por todas partes? ¿Por qué ella también estaba igual?

—… alto, alto. ¿Qué? ¿Ella…? No, ¿Lyra no…?

—¿Qué andas murmurando? ¡Dime la puta verdad?

—¡¿Qué mierda te importa a ti?!

Esta fue la primera vez en la vida que Lupa se asusta con el cambio repentino del tono de voz de Lemy. Es más, es la primera vez en su vida que no quiere estar muy cerca de él.

¿Por qué se asustaba? Solamente era un Lemy.

—¿Eh? ¿Qué te importa? —le cuestionaba—. Siempre has sido una mierda conmigo.

—…

—Cuando te pedí que me acompañes a casa de la tía Lisa para poder saber más sobre papá y de cómo diablos nacimos, ¿qué hiciste? Me bloqueaste. ¿No recuerdas?

Lo recuerda bien porque en ese momento, tenía una enorme cantidad de cosas que hacer.

Era nada pero para hacer bien nada, hay que tener mucho tiempo, más si quieres hacerlo 10/10.

—No recuerdo mucho antes del golpe. De lo poco que recuerdo, que recordaba, tú y yo nos llevábamos algo mal pero siempre estábamos juntos. Pensé que podía contar contigo para todo porque somos, fuimos mejor dicho, cercanos. ¿Qué hay de ahora? Podré haberte molestado pero cuando yo necesitaba a alguien, tú por ejemplo, ¿dónde estuviste? Claro, me diste la espalda —hizo una pausa. Se detuvo por completo. Lupa avanzó pequeños pasos y se dio media vuelta para verle. Él se quedó callado. Estaba recordando dónde estaba la casa de su tía Lucy. En nada recordó cómo llegar, entre otras cosas de ella—. Ya recuerdo cómo llegar a tu casa… —le dijo. Se adelantó pero no sin antes pararse junto a la albina que le miraba sorprendida—. Siempre creí que Lyra o Leia eran las peores hermanas de todas —la miró—. Me equivoqué —miró al frente nuevamente—. Nos vemos en tu casa.

Había sentimientos encontrados y cruzados dentro de lo que se puede decir que era Lincoln. De alguna manera, esto de que le dio la espalda y quiso restregárselo en la casa a Lupa claramente era algo de él pero las palabras con las cuales las dijo, no eran de él. En parte sí pero sentía que por la forma, por el tono más que nada, eran más de este cuerpo.

A veces no comprendía mucho que digamos esto. A veces sentía que era él pero por momentos, para responder algunas cosas y hacer otras, unas cosas pequeñas, sentía que no era él por completo, era como si fuera otra persona más.

Se miró sus manos unos segundos. Las apretó en forma de puños. Sacudió su cabeza y caminó de nuevo al frente, dejando atrás a Lupa que seguía en conflicto con todo esto escuchando, no solo dejando atrás a ella sino también dejando lentamente parte de su cabello que frente a una albina que le miró la espalda por completo, pudo ver cómo gran parte de las partes castañas se convertían en cabello blanco como el suyo, algo que le hizo sorprenderse más aún todavía.

Residencia de Lucy

Lupa no volvió con Lemy a su casa.

Ella realmente necesitaba hablar con su hermana mayor Liby puesto que Lacy le dejó en claro que por estos días, no iba a poder reunirse con ella, menos con el resto. Por eso, Liby era la única que podía darle una mano, mostrar su inseguridad que ha sentido en este momento con Lemy.

Pero, ¿a quién le importa otra perra como Lupa?

Lemy entró a casa de Lucy.

No, mejor dicho, Lucy hizo que Lemy entre. El casi albino miraba para todos lados pero no había señal de que Lucy le haya abierto la puerta. Es como si se hubiese abierto sola, además de que la voz de "pase" que se escuchó detrás de la puerta. Era como si se hubiese desvanecido por completo.

Él miraba esta casa de ella. Había estado aquí antes según recuerda. Más también recuerda que aparte de hacer nada con Lupa todos los días, también venía porque su tía Lucy tenía un cuerpo con el que quería jugar por completo y que deseaba tener a su lado. Era como un sueño de su hijo, de este cuerpo, el poder abrir sus ojos y tener a su lado a Lucy desnuda, teniendo la marca de ser su mujer por completo.

Claramente este chico tenía muy malos pensamientos.

En serio, entiende que le guste una de sus tías pero, ¿qué diablos son esos pensamientos sobre patas y demás?

Ahora le daba miedo conocer de verdad a su hijo.

—¿Tía Lucy?

No había respuesta.

La casa era bonita, claro.

Era para alguien que le gusta lo oscuro, estilo gótico, claro. No era su gusto, tiene que admitirlo, no le iban mucho las góticas.

En su momento, cuando era Lincoln, había salido con una chica que unos pueden confundirle con ser gótica pero no lo era. Era como una onda emo, dark, de todo un poco. El tema es que era una chica oscura, no como Lucy sino más todavía. Solamente ella fue una chica que pudo tolerar todo de ella y ella tolerar todo de él. A veces pensaba en ella y esperaba que estuviese bien. Se pelearon antes de que él conociera de nuevo a Sam y termine… de la manera que ha terminado que prefiere no contar de nuevo.

Caminó por toda la casa, viendo cosas más y más oscuras.

Era una casa que realmente para una mujer gótica como lo era Lucy.

Lucy… por recuerdos de Lemy, la recordaba. El cuerpo de ella…

Realmente la reacción de su cuerpo no fue de él. Claramente esto era por parte de la reacción del cuerpo de su hijo. No tendría esa reacción, para nada.

Eso creía hasta que…

Hola Lincoln

En lo que miraba la casa, miró una puerta algo abierta. La empujó porque vio algo que – pensando – parecía ser cuarto de Lupa y quería ver qué onda con su cuarto. Tal vez era una chica dura y en su cuarto, era lo más hermoso del mundo.

No era para nada de ella.

Encontró, curiosamente, un cuarto de una mujer adulta como lo podría ser Lucy, y de paso a una Lucy con un cuerpo precioso, casi como el de Leni pero de alguna manera, la reacción de este cuerpo fue más fuerte que nunca.

Sí, en este cuarto, encontró a una Lucy desnuda por completo y con una sonrisa coqueta.

—… ¿hola?

Lucy se reía entonces al escuchar cómo Lemy saludaba con muchas dudas.

Ella estaba recostaba en su cama de lado, exhibiendo su cuerpo por completo. Era hermoso y ella estaba orgullosa. Todo con tal de presumirle a esa princesita de hermana que tiene, de ser modelo como ella, la destrozaría pero como es buena, algo, no lo hace.

¿Qué pasa? ¿Esa es la forma de saludarme?

—Lucy, estás… desnuda… por completo… —trataba de no mirar pero algo hacía que mirase con todas las ganas del mundo—. …¿Cómo esperas…?

¿Acaso te molesta ver desnuda a tu hermana Lincoln?

—… —en eso, sintió que ya era una broma seguir fingiendo—. ¿Cómo has dicho?

¿Tengo que decirlo? —ella sonreía—. Te vi una sola vez y supe que eras tú. Tus dientes, tu cabello, tus pecas, tu forma de pararte incluso… mírate, has ocupado el cuerpo de tu hijo y poco a poco lo conviertes en tú. Estoy impresionada. Nunca antes he conocido a alguien que ocupe el cuerpo de otra persona lo domine por completo a tal punto de cambiarlo… aunque sé muy bien que tú nunca mirarías a una hermana tuya de esa manera… por lo que veo que pierdes el control cuando ves a una mujer hermosa… ¿no es así? —ella soltó una pequeña risa, no una risa de mujer sino esa risa rara suya y entrecortada que siempre hacía. Se levantó y caminó hasta él. No dejó que dijera nada, lo tomó como si nada y lo tiró a su cama. Ella, seductoramente, se subió encima de él—. Lemy siempre quiso hacerme de todo pero nunca tuvo el placer de hacerlo, nunca lo iba a tener. Era un pervertido. Pensar que él se había muerto tras caerse de un segundo piso… y que tú tomes su lugar… oh Lincoln, creo que por fin mis plegarias han sido escuchadas…

—…

—… sí, no digas nada mejor. Arruinas este hermoso momento…

Lincoln seguía sin poder hablar.

Había algo que no le dejaba.

No eran los pechos de Lucy que le tapaban la boca, no. Había algo de humo que rondaba en el cuarto que hacía que su cabeza diera vueltas por completo. Le hacía sentir raro. Poco a poco sentía que su cuerpo iba a moverse solo y su mente se iba nublando de a poco. Reconocía esto por completo porque antes de cagarse la vida con esa noche con Sam, su antigua pareja usaba esto lo que hizo que tuvieran las mejores noches posibles.

Peleaba y resistía al mismo tiempo esto.

Lucy solamente miraba y miraba a este casi albino Lemy.

Pensar que su hermano ha vuelto y más todavía en el cuerpo de su sobrino, le hacía pensar ahora las cosas más sucias posibles. Es capaz de ignorar que lo estaría haciendo con el cuerpo de Lemy pero el dueño de este cuerpo ya no era él para nada, era su hermano que alguna vez creyó que estaba muerto. Era como el cielo mismo.

Por fin te tengo conmigo… y, ¿sabes? —ella comenzó a sonreír no de una buena manera—. Tal vez mate a Lupa y luego me mate a mí para poder reencarnar en ella… ¿qué te parece? Así seremos hermanos, padres e hijos al mismo tiempo… imagina las posibilidades…

Lucy dijo esto como si nada lo que había generado que Lincoln se muestre extremadamente asustado.

No solo él sino también Lupa.

¿Por qué ella?

Digamos que ella se había olvidado algo de dinero y no tenía ya cigarros. Fue a buscar también su teléfono para poder hablar con Liby y así avisarle que iba, más a su madre porque cuando cae de la nada a casa de esta, la bombardea con chistes por horas hasta que Liby se desocupa y no quiere escuchar horas y horas de malos chistes.

Y ella, por ende, escuchaba la risa imposible de no reconocer de su madre.

Se acercó al cuarto de ella y vio todo esto, olfateando entonces ese aroma que Lincoln podía olfatear también, haciendo que ella empiece a sentirse también rara pero aguantando con la enorme fuerza de voluntad que tenía ahora mismo.

Pero también estaba shockeada.

Su madre… ¿realmente dijo eso que ha escuchado?