Capítulo 23 – Todo sea por la familia (II)

Es complicado de explicar este sentimiento raro dentro de él.

No puede negar que desde que ha visto a Liena, se ha sentido de alguna manera algo atraído, ignorando el hecho de que no solo era la hermana mayor de la persona de este cuerpo sino que era, ahora dentro de él, su hija. Eran sentimientos o sensaciones que no podía sentir por una niña de 16 años de edad. Él ya es viejo. No debería de sentirse atraído por niñas como ellas… pero no, no puede. Aparte de él, el cuerpo este también reacciona cuando tiene ganas. Tal vez es sincero ante el mero recuerdo de Liena, una linda chica que si bien tiene unos kilos de más, le hace ser más hermosa que nunca.

Comprende que no puede sentirse de esta manera pero de alguna manera, no puede dejar de pensar en ella. Está mal pero, ¿qué puede hacer? No solo el cuerpo de su disque hijo sino todas sus demás hermanas, hijas si lo ve desde su punto de vista, seguro crecieron con la idea que el padre de todos ellos es el hermano de sus madres y que el amor puede superar toda barrera posible y que, obviamente, ellos podrían hacer lo mismo.

Es un dolor de cabeza de tan solo pensar en esto. Le preocupa que hayan crecido de esta manera… no, le preocupa que hayan nacido de primeras con la mera idea que necesitaban algo para recordarle porque no podían recordarle para nada… es… no tiene sentido si lo piensa detenidamente.

No había mucho que pudiera hacer.

En algún momento pensó en volver al pasado. Ahora con Lisa, seguro que algo puede hacer… pero no sería ético para nada. Aprendió que una decisión tiene una consecuencia. Sea bueno o malo el resultado, sigue siendo una consecuencia. Debe de vivir con todas las cosas que suceden en la vida y afrontar todo con la frente en alto porque así la gente puede avanzar en la vida y superarse a sí mismo.

¿A qué viene todo esto?

—Perdona… creo que me dejé llevar un poco… tal vez… la idea de estar con mi papá… no lo sé, es tentador… sucio y asqueroso… pero de alguna manera… excitante

—Suenas a Lucy

—… ahora entiendo la razón de ser pervertida…

—Esto… no pasará nunca más…

—Oh, no, claro que no… a no ser…

—Lupa, no.

—Tsk, arruinas todo papá

—Lemy… dime Lemy por favor.

—Ooooooookey… idiota.

—…

—…

Para aclarar, Lincoln no hizo NADA con Lupa.

En ese momento que la albina decidió subirse al regazo de Lemy, Lincoln para los chavos, ella decidió ser un poco molesta, mover su cintura un poco para provocarle, todo para molestar, nada más. El beso era en la mejilla pero él se movió más de la cuenta y sus labios se juntaron. Para cuando se quiso dar cuenta, ella no pudo separarse para nada. Ese gusto de Lemy… era algo que no podía hacer que se separarse. Quería más y comenzó a besar a su hermano pero que la persona dentro es justamente Lincoln, su padre que siempre ha querido conocer.

Ya saben lo que dicen, nada mejor que conocer a tus familiares a base de besos con lengua… ¿no?

Lupa invadió la boca de Lincoln como si nada y de tanto que ella presionaba y presionaba a su padre, que solamente seguía la corriente, inclinaron la silla en lo que ambos cayeron. Ella cayó encima de él y no pudo aguantar mucho más que digamos. Sus manos pasaron de tomar la cabellera blanca de él a empezar a juguetear con el cuerpo del mismo, queriendo por favor que sea tomada ahora mismo por su padre.

Poco sabía que Lina estaba mirando como una de las mejores espectadoras posibles y que imploraba que siguieran ya que ella, de la nada, comenzó a sentir ese cosquilleo peligroso que le hacía temblar un poco.

Pero Lina se sintió decepcionada al ver que pararon de la nada y que Lupa fue empujaba como si nada. Con esto, la rubia decidió esconderse y no dar señal de vida alguna. Volvió justamente con Lyra para ver si podía imitar eso, pensado.

Ahora, en estos momentos, Lemy decidió volverse a su cuarto a lo que Lupa, obviamente, decidió seguirle, sonriente pero callada.

—¿No te gustó?

La pregunta en sí descolocaba un poco a Lemy.

—¿Besarme con mi hermana que es mi hija? La verdad es que no, no me gustó para nada…

—¿No? —ella entrecerraba sus ojos—. Las manos que sentí en mi trasero dicen otra cosa.

—Es una reacción natural. Usualmente suele pasar en la mayoría de los casos. Si tienes a una linda chica encima de ti y te besa y menea sus caderas para buscar algo más que besos y abrazos, naturalmente las manos de ese hombre, o mujer, se moverán al trasero de la otra persona…

—¿Linda…? ¿Yo?

—Una lástima que esa chica linda no eras tú —respondió seriamente. Pasó de ver a una Lupa apenada a una Lupa enojada. Debe de admitir que tiene esa belleza extraña de Lucy. Obvio que tiene en mente la Lucy de 8 años, no la Lucy de ahora. Poco le interesa ahora mismo el cómo puede reaccionar con esto que dijo ahora la albina. Él se levantó de su cama. Caminó y caminó para ir al espejo. Ahí mismo notó todo de él—. No puedo creer que me vea de esta manera…

—¿Idiota?

—Ahora me parezco a ti por lo tanto… también eres idiota —no dejaba de mirar al espejo en lo que contestaba—. Pero… no entiendo… no tendría que parecerme a así como si nada… pero he aquí, mirándome al espejo y poder notar que me parezco a Lincoln…

—¿No es algo bueno?

—¿Cómo crees que podrán reaccionar todas mis hermanas si ven que de la nada me parezco a Lincoln, hermano que ha desaparecido por como 20 años? —seguía mirando al espejo. Se movía y sí, quitando el aspecto facial que tenía, los demás rasgos, dientes, pecas, la nariz, el cabello, eran los de Lincoln, los de él. Era… era algo que asustaba porque no entendía. Bueno, entendía porque leía este tipo de cosas pero… vivirlo es diferente—. No estarán bien para nada…

—Entonces mamá reaccionó…

—Tu madre es una persona extraña. Ella… no sé, desde que tenía 6 años podía sentir auras y ese tipo de cosas. No es extraño que ella realmente supiera que era yo con tan solo verme.

—Si mi mamá sabe ese tipo de cosas, ¿qué me dices de las demás? —preguntaba Lupa—. ¿O solo es algo que mi mamá podrá saber o sabe?

—No creo que nadie sepa que soy yo como tu madre… pero si tengo que pensar… no, nadie de hecho. Estoy seguro que soy Lincoln… pequeño… viniendo a buscar retribución… —se puso a pensar en eso mientras asentía—. Mm…

—Entonces supongo que nadie sabrá que eres tú

—Solo Loan… y ahora tú

—Ah, no me sorprende de Loan —decía Lupa—. Una vez dijo que estaba en el hospital porque se sentía mal. La tía Lori la llevo y dijo que mientras iba caminando, creo que estuvo una semana en el mismo, al salir pasó por un cuarto y dijo que vio unos ángeles calculando el tamaño de unas alas a una chica y también la aureola… es raro…

—…

No era raro. Esa niña que vio Loan seguro se murió si de verdad ha visto a esos ángeles tomando medidas de la niña. Es… ¿de verdad ha visto eso? Diablos. Loan en serio está mal.

Pero volviendo al tema…

—¿Qué harás entonces con la madre de Lina? —preguntó Lupa—. Me cuesta creer que Lina esté abierta a querer lastimar a su madre de tal manera. Digo, entiendo que la odie y todo pero… ¿no va a molestarse? ¿No hará algo tonto como para evitar? Tipo, que de la nada traicione todo y eso

—No creo que eso suceda

—¿Nunca dudarías de una chica linda?

—De ti dudo… y eres fea —le contestó—. Pero Lina es la única hija que he tenido, al parecer, que no fuera una de mis hermanas… pero es hija de Sam, la chica que me jodió la vida…

—Entonces es un 50/50

—No sabría decirte la verdad Lupa. Simplemente quiero pensar que todo saldrá bien con lo que pueda suceder… aunque… todo será muy jodido, lo sé…

—¿Crees que todo será peor cuando hagas lo que hagas? —Lemy se encogió de hombros como respuesta. Le miraba la espalda. Le miraba por el reflejo del espejo mejor dicho. Lentamente se daba vuelta. Sacando la cara de idiota, en serio se parece un poco a ella. El cabello era blanco pero se notaban todavía partes de color castaño. Le quedaba bien, debe de admitir—. Cuando todo eso suceda —dejó de mirarle tan fijamente como recién—, quiero estar aquí

—No, no puedes

—¿No?

—Te lo ordeno, como hermano mayor y como tu padre.

—Ow… si es así —no podía evitarlo—. ¿No hay alguna forma posible para convencerte?

Unos 10 minutos después

Estaba enojada.

Había muchas cosas que quería gritarle a su hermano pero se estaba conteniendo mucho. Todo por la situación que se encontraba. Debía actuar como una chica adulta y ser el respaldo de todos ellos, actuar con serenidad y mantenerse calmada… pero le costaba. Quería gritar también y quería llorar desconsoladamente con todo esto de su padre y encima, las ganas de querer lastimar a su madre por ser tan idiota comenzaron a surgir en ella, algo que nunca había tenido. Tal vez estaba molesta por actitudes de su madre en el pasado pero ahora… ahora es más que nunca las ganas de golpearle que tenía.

—No tienes por qué de estar enojada Lyra. Tal vez… Lemy tenía razones para no decir nada de esto… ¿no?

Al menos tenía a alguien que le consolaba un poco, un poco bastante además.

Es… es raro también eso.

Desde que conoció a Lina, siempre tenía en mente que esta niña era como si fuera una versión femenina de su hermano menor… pero más tranquila y con una personalidad más llevable que la de su hermano. Aparte de eso, no podía entenderlo pero se le hacía linda. Era linda, claro. Pero parece que era más linda de lo normal y por alguna extraña razón, verle sonreír era como… bueno, también eso es raro. No podía explicarlo.

Cosas extrañas pasaban por su cabeza de tan solo pensar y ver a la pequeña Lina que como siempre, ella sonreía como si nada. Era la misma tonta sonrisa que tenía su hermano menor pero en este caso, la sensación era muy diferente. Una le generaba ira y la otra tranquilidad.

—¿Realmente crees que oculta todo para protegerme?

—No conozco a tu hermano mucho que digamos… bueno, no lo conozco para nada salvo estos días… pero si no te quiere contar las cosas, creo que es para protegerte… ¿no es así?

Todavía tiene en mente esas palabras.

¿De verdad Lemy le estaba protegiendo de la triste verdad?

¿En serio su hermano se ha vuelto así de dedicado? ¿Lemuel? ¿Siendo así de bueno?

Cuesta creerlo pero sí realmente ha hecho esto de ocultar la verdad sobre su padre con tal que ella no salga lastimada o se sienta muy mal por saber la triste verdad de su papá, entonces Lemuel hizo algo que sería lo más bueno que ha hecho en su vida.

Como tal, lo único que podía hacer es ir hasta Lemy y darle las gracias, aparte de preguntar más a fondo sobre lo que sabe de papá.

—¿Lupa?

—¿Qué quieres?

—¿… por qué la mala cara?

—Lemy me echó de su cuarto —contestó de mala gana—. Y además, dijo que hasta que no sea buena, no podía verlo.

—Osea nunca

—Ha ha ha, claro, tú también…

—¿Está dentro?

—Sí, está dentro. No quiere que le molesten, sí. Por eso mismo, vete Lyra.

Lyra le miró dos segundos. Luego le dio un tincazo en la nariz a Lupa la cual se tomaba la misma por el pequeño dolor generado. Le miró mal con esto, claro. A Lyra poco le interesaba los enojos de su hermanita.

—Ignoraré lo que me dijiste antes de comer. Solamente, quiero hablar con mi hermano menor… a solas…

—Oye, si te lo quieres coger, no te preocupes, que no diré nada…

—… —le dio otro tincazo a Lupa—. Vete.

—Ya, ya, maldita sea —chistaba—. Tsk, maldita santurrona, ya verás…

De nuevo, ignoraba todo lo que Lupa pudiera decir. Como perro que ladra, ella hace lo mismo. Muerde a veces claro pero sabe controlarla por completo. Entonces, golpeó la puerta varias veces del cuarto de su hermanito.

—¿Lemy?

—¿Sí?

Contestó entonces su hermano del otro lado.

—¿Podemos hablar?

—… ¿sí?

—Es sobre papá

Escuchó algunos ruidos detrás de la puerta. Ella dio un paso atrás. Al cabo de unos segundos, Lemy abrió la puerta de su cuarto. Ahora, podía más o menos darse cuenta que su hermano era muy diferente a lo que recordaba. Ese cabello blanco, era igual al de Lupa pero no solo eso. Ella tiene, obvio que fue algo de una vez, una foto de su padre que le robó a su madre. Era idéntico. Era como ver a una versión pequeña de su padre… que curiosamente hablando, la foto que tenía encima era justamente de él siendo de la misma edad de Lemy…

—¿Lyra?

—¿Eh?

—Te estoy hablando pero no respondes… ¿qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? ¿Soy feo?

—Eh… es que… —sacudió su cabeza. Pensaría que su hermano se ve de igual manera que su padre luego. Ahora, necesita aclarar algunos temas—. Perdona, estuve distraída —se aclaró la garganta—. ¿Puedo pasar?

—No lo sé… ¿un chico y una chica solos en un cuarto?

—Somos hermanos

—Eso no detuvo a nuestras tías… ¿verdad?

A diferencia de Lupa, a Lemy le dio con el puño cerrado. No, no es que le dio un puñetazo en la cara, no. Ella levantó su brazo y bajó el mismo con su puño cerrado en la parte superior de la cabeza de Lemy. De poder, se le hundiría la cabeza de la forma más cómica posible… pero, no.

—¡Auch! —soltó un fuerte quejido. Se tomó su cabeza y retrocedía unos pasos—. ¡Oye! ¡Eso duele!

—¿En serio? A ver —le dio otro golpe a Lemy y este de nuevo se quejaba del dolor. Ella por extraño que parezca, le hacía sonreír. Es raro—. Bueno, claramente duele ¿no? Pero no vine a golpearte. Solamente quiero que me hables de papá

—… ¡¿Por qué entonces me golpeas?!

—Es jueves

Lemy por unos segundos miró al lector. ¿De verdad Lyra está aplicando algo que diría él contra su persona? ¿De verdad? No, mejor dicho, ¿es jueves realmente? Aun así, que viniera para eso y le golpeara, por placer… Dios…

—… dime por favor qué quieres saber —decía muy molesto—. Por favor.

—¿Por qué nunca me dijiste que sabías de papá?

—Oh… —con que era eso. Se calmó. Tomó algo de aire. Trató de estar sereno para explicarle esto a su hermana mayor Lyra que se encontraba muy seria también—. Bueno… ¿sabes? Es mejor que no hablemos de esto Lyra

—Es algo que necesitamos hablar Lemy, ahora. No me vas a ocultar nada. Me has prometido…

—Lo que haya prometido antes de ese golpe en la cabeza tras querer ver a Loan desnuda, no lo recuerdo así que, esa promesa se ha ido…

—¿Cómo que has querido ver desnuda a Loan?

—No lo sé. Ya te dije, no tengo idea de hacer eso. Simplemente, parecía que quería ver a Lori y terminé viendo a Loan.

—¿Ver a la tía Lori?

—No sé, ambas se parecen ¿no? Son iguales… bueno, una es más desequilibrada mental… pero es buena persona.

—No pensé que querías tanto a Lori

—Es que… oye, espera —se dio cuenta de eso—. ¿Lori? No, no, hablo de Loan.

—Ah… creía que hablabas de Lori… —ella también se dio cuenta de algo. El tema se estaba yendo de las manos—. No, espera Lemy. Quiero saber al menos algo de papá. Estoy segura que te ha contado cosas. Por favor. Debes de contarme algo.

—Lyra, no…

—¿Por qué te pareces a él entonces?

Como no le daba una respuesta que quería, como no le quería contar sobre papá, entonces es hora de ir a la carga.

—¿Qué?

—Tengo una foto de papá a tu edad. Te ves igual a él. No solo eso, estoy segura que también te comportas como él ¿no? Eso es algo que no entiendo tampoco. ¿Cómo puede ser que tras ese golpe en la cabeza tú realmente seas otra persona? Me hace pensar muchas cosas…

—Espero que esas cosas sean buenas

—Que sean buenas o no, no importan Lemuel. Lo que importa es que quiero que me respondas y seas sincero porque sabes que no me gustan para nada las mentiras.

—… entendido.

—Vamos, dime, ¿por qué te ves como papá?

—Porque quería al menos honrarlo en vida.

—¿Verte igual a él es una manera de honrarlo? —ella asentía—. Puedo entenderlo de alguna manera. Bien. Dime, ¿eres realmente mi hermano?

—Lo soy.

—Sin mentiras

—Soy tu hermano Lyra. El golpe en la cabeza me hizo ver muchas otras cosas que antes no podía ver o darme cuenta. He sido mal hermano, lo sé. Todo lo que he hecho en el pasado, apenas lo recuerdo. Apenas recuerdo quién diablos es mi familia. Estoy seguro que habré hecho cosas malas para decepcionarles a todos, sobre todo a ti porque eres mi hermana mayor… bueno, todas lo son pero contigo el asunto es muy diferente… pero, yo solo quiero que sepas que en serio soy tu hermano. Estoy actuando raro y diferente al Lemy que conoces, lo sé… pero… supongo que era hora de madurar un poco ¿no?

Eran tiernas palabras.

Lincoln realmente creyó que esto era más que suficiente para poder dejar a Lyra un poco sorprendida y por la cara que ella tenía, de verdad lo estaba. Sus ojos estaban abiertos de la sorpresa. Tal vez, solamente tal vez, él sentía que todo esto que dijo podría ser algo que Lemy podría decir. Lo sintió demasiado natural. El hecho de ser un versado en palabras podría ser algo genial… aunque no del todo teniendo en cuenta cómo podría haber sido Lemy.

Creía que esto era suficiente. Tenía que salir. Todavía tenía algo que hacer antes de ponerse de lleno en castigar a Sam como se merece.

—¿A dónde vas?

Lyra le detuvo por completo. Volvió a la realidad también. Fue tomado de los hombros y sentía una enorme presión de ellos. Odiaba ser enano.

—Tengo que salir —contestó.

—No saldrás —su tono de voz… era grave—. No dejaré que salgas hasta que seas sincero conmigo, Lemuel.

—… ¿no he sido sincero antes?

—Hehe… —ella sonreía. Daba miedo esa sonrisa suya—. No cuando ya has dicho eso varias veces —ese agarre a sus hombros comenzó a apretarse más de la cuenta. Ahora mismo le estaba doliendo—. No creo nada de lo que has dicho.

—L-lyra… —el dolor se hacía presente. Este cuerpo era genial, pensaba. Un día podría tirar abajo una pared y a los dos segundos una leve brisa podría matarlo—. D-duele… e-en serio…

—Duele más todavía el hecho que me mientas en la cara. Acepto que el resto mienta. Loan, Liena, Liby, me da igual. ¿Tú? —aparte de seguir sonriendo, se escuchaba una risilla proveniente de su boca—. Cada vez que me mientes en la cara, no sabes el enorme dolor que me ocasionas —ahora de enojada, sonaba dolida—. Mi hermanito no confía en su hermana mayor y debe de mentirle en la cara… como siempre has hecho con todos… —sus ojos mostraban dolor. Aun así, ella volvió en sí. Se mostró muy enojada—. Por eso no puedo tolerar más esto Lemuel.

—…

—No solo no saldrás de aquí sino que además —ella de pronto empujó a Lemy. Este mucho no podía moverse. Sus brazos estaban algo dormidos. El hecho que ella aplicara tanta fuerza en sus hombros ocasionando que sus brazos no pudieran moverse del todo era alucinante. Fue por eso que cuando fue amarrado contra algo, no lo sintió. Solamente tuvo que mirar que había sido encadenado incluso—, te quedarás encerrado hasta que me seas honesto.

—Lyra, me parece que…

—¿Estoy llevando las cosas lejos? Mm, puede ser. Hasta que me digas la verdad, no te soltaré.

—¿Moriré entonces?

—Ah, no, no vas a morir. Te voy a cuidar… nah, te vas a morir.

—¿Por no decir la verdad?

—Así es.

—¿Qué si la verdad es algo que no puedes digerir?

—¿Tengo cara de no poder digerir las cosas? Saber que papá está muerto… estoy tragando el sentimiento de querer llorar en todo momento, todo porque debo cuidar de ti y del resto, más ahora con Lina. Me debo mentir a mí mismo en que seguro eso que papá está muerto es mentira y poder vivir ilusionada con volver a verle. Es feo… pero al menos sigo de pie como si nada…

—… me quedaré encadenado entonces…

—¿No vas a decirme la verdad?

—¿Verdad de qué Lyra? —preguntaba angustiado ahora—. ¿Qué quieres saber? ¿Qué diablos quieres que te diga? Ya te dije que estoy arrepentido por todo lo que he hecho antes del golpe de la cabeza…

—No puedes pedir disculpas de algo que no recuerdas

—¿Qué hago entonces? ¿Qué quieres que te diga? Si me disculpo, solamente estaré diciendo cosas seguro que quieres oír. ¿Quieres oír entonces que papá está vivo?

—Cállate

—Papá no está vivo, nunca lo estuvo, nunca lo estará.

—Cállate…

—Lisa solamente usó cosas de papá para que todas nuestras tías y nuestra madre tuvieran un recuerdo de él y adivina…

—Lemy, en serio, cierra la boca…

—Papá nunca tuvo se relacionó con nuestra madre y con nuestras tías porque la tía Lisa usó esperma que habrá sacado de quién sabe dónde de él para poder fecundar a todas ellas…

—Lemy…

—Sí, ¿quieres saber de eso Lyra? Nadie de nosotros nació porque papá quería a nuestra madre o a la madre de nuestros hermanos, no. Todas ellas nos tuvieron a nosotros porque querían tener algo con el cual poder recordar a papá…

¡YA CÁLLATE MALDITA SEA! ¡CIERRA LA PUTA BOCA TUYA DE MIERDA! ¡CIERRALA! ¡CIERRALA! ¡CIERRA TU PUTA BOCAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

No podía aguantar más.

Lyra, de la ira de tener que escuchar tales falacias, no pudo resistirlo. Terminó golpeando a Lemy con una fuerte patada en el rostro. Fue tanta la fuerza aplicada junto con el odio y el resentimiento pasado, encima por no recordar nada de nada y más esa promesa, que lo terminó durmiendo por completo. Lo dejó casi muerto. Es exagerar en decir que lo mató de una patada o que casi lo mata. Simplemente, le apagó la televisión, lo desmayó… o lo dejó bastante herido porque de tener un poco más de fuerza, la mandíbula se la arrancaba. Unos dos dientes volaron con tal patada.

Ella estaba enfurecida encima. Estaba totalmente roja. Sangre salían de sus puños cerrados que para variar, una voz parecía decirle que no solo no dejara de pegarle sino que también debía atarlo también desde el cuello.

Esa voz también decía que si Lupa o Lina se enteraban de esto, también debería de atarlas o matarlas. La sangre en de sus puños parecían nublarle el juicio por completo.

Se trataba de calmar como podía. Hizo todo lo posible.

Al menos un poco pudo calmarse y tratar de ser la misma chica serena de toda la vida.

Fue ahí cuando pudo notar que tanto Lupa como Lina miraban muy preocupadas con el albino de ojos claros que estaba incapaz de moverse por estar encadenado contra algo. Además de eso, su boca no paraba de sangrar y Dios que tuvo un poco de suerte que su nariz tampoco fue pateada porque se la partería por completo por tal patada. Las dos miraban y miraban a Lemy para luego mirar Lina sorprendida a ella y Lupa con una furia latente.

Lentamente entendía que se había pasado y por lejos.

—…

—Siempre pensé que eras idiota Lyra —dijo Lupa—, no pensé que fueras tanto de hecho. ¿Qué mierda te pasa por la cabeza para hacer eso? —señalaba a Lemy—. ¡¿Qué mierda te pasa?! ¿Todo porque no dice lo que quieres escuchar? —luego miró a Lina—. ¿Es esta la chica que quieres que te deje en silla de ruedas?

—¡¿Eh?!

Lina se apenó demasiado al escuchar algo tan pervertido y sucio como eso…

Ella quería que se la cogieran hasta que pierda la sensibilidad de todo su cuerpo, lo cual es un poco diferente.

—Sabía que no debía dejar te a solas con él —seguía Lupa—. Lo sabía… pero decidí confiar en Lemy porque dijo que querías seguro hablar con él… —ella negaba, muy decepcionada con Lyra pero más con Lemy porque ella tuvo que prometer que no haría nada en caso de pasar algo… nunca pensó que pasaría algo así pero bueno…—. Tenemos que preocuparnos por nuestra madre… y tú vienes y le haces esto…

—Papá…

—¿Es por papá? —decía Lupa, incapaz de entender a Lyra. Ella soltó una risa de no poder creer esto. Miró a Lemy por unos instantes. Lo pensó pero no había forma de guardarlo. Debe de evitar más problemas como este—. ¿Quieres saber de papá? ¿Eso quieres Lyra? —ella seguía callada, todavía procesando lo que había hecho—. Bueno, escucha muy bien lo que te voy a decir y más te vale que ni se te ocurra contarle al resto porque te juro que te voy a matar… te lo juro —miró a Lina—. Lina, tú también. Esto es algo que se quedará con nosotros y no saldrá de aquí por nada del mundo y de hacerlo, en serio me olvidaré que son familia y las voy a matar.

—… no diré nada

—…

—… —Lyra seguía callada. Lupa suspiraba. No había forma de hacerle entrar en razón. Bueno, con esta info seguro que se le cae las bragas—. Ambas, escuchen bien… —volteó a Lemy—. Papá, perdona pero no puedo guardar esto, no puedo hacerlo.

—¿Papá?

No solo Lina sino Lyra dijeron aquello a modo de pregunta. Referirse como papá a Lemy es… es algo muy extraño. Si tuvieran un juego de rol de tal manera, bueno, se entiende. Pero no lo tienen y tampoco son de tener tal relación. Ambas miraron a Lupa sin entender, más que nada Lina porque cuando escuchó que le dijo papá a su hermano Lemuel, fue ahí cuando los cables dentro de ella comenzaron a conectarse y a relacionar todo.

—¿Recuerdas el accidente de Lemy que se cayó y se golpeó la cabeza? Lisa dijo que ese golpe lo tendría que haber matado. Tendría que haberse muerto porque la suerte que tiene él es tan grande que de 99% para poder vivir, le pasó el 1% y se murió —hizo una pausa. Miró a Lina—. No sabes pero Lemy quiso mirar desnuda a una hermana nuestra…

—¿Y está buena?

—No empieces con tus homosexualidades ahora Lina, luego pero ahora no.

—Oh, okey

—¿En qué iba? Sí, ya recuerdo. Tras golpearse la cabeza, Lisa dijo que Lemy murió y que es imposible que siguiera vivo —señaló a Lemy—. ¿Lo ves muerto? No, sigue vivo. Lisa no puede explicar del cómo sigue vivo pero lo hace. No solo eso sino que, ¿no te has preguntando la razón de cómo es que es tan diferente y tan bueno contigo y con todos? ¿No te das cuenta? Bueno, Lyra, Lina, quiero que sepan que Lemuel… nuestro hermano, nuestro VERDADERO hermano está muerto desde esa caída —esta vez se acercó. Tomó de la cabeza a Lemy. Hizo que su cabeza mirara tanto a Lina como a Lyra. El detalle que ella estaba omitiendo es que Lemy estaba despierto y sus ojos miraban a ambas—, y la persona que está dentro del cuerpo muerto de nuestro hermano Lemuel…

—Es papá…

Lyra respondía esto en lo que retrocedía con demasiado miedo de entender esto que estaba contando Lupa.

Lina miró a todos lados. Lyra y luego Lupa. Luego miró a Lemy que estaba mirando a ambas.

—… ¿Papá está dentro del cuerpo de Lemy? —preguntó Lina—. Osea, ¿de una manera no gay?

—¿Qué te dije de dejar con tus cosas de gay? —Lupa soltó a su padre y golpeó de una manera no tan cómica a Lina—. ¡Y sí! ¡Es como lo has escuchado!

—¡No hace falta golpearme!

—No te falta razón pero, no. Bueno… no sé cómo explicarlo pero cuando nuestro padre murió, también lo hizo Lemy. Eso hizo que él, papá, su alma termine dentro del cuerpo de nuestro hermano. Eso hizo que… bueno… ¿ahora viva como nuestro hermano?

—¿Eso significa que Lemy vive en el cuerpo de él?

—Estoy enterrado bajo dos metros de tierra

Lemy, Lincoln entonces, habló. Costó un poco. La sangre molesta. Aparte le duele hablar y sus muecas se notaban.

Todos le miraron. Nadie sabía esto de que estaba enterrado. Para nada.

Pero no había ya forma alguna de ocultar más de esto.

Como pudo, sonreía. Se notaba los dientes faltantes y la sangre que perdía, también.

—Hola… hijas mías… —no era la mejor presentación, lo sabía—. …un gusto…

Nada como una presentación… tardía con tus hijas que una no para de ser gay y la otra… la otra casi te mata.