C7 Primera Betónica.

Una vez en el salón de clases, Luz miró el asiento que ocupó la mayor parte del día de ayer, junto a Amity.

Lo encontró vacío.

La joven yacía en su propio asiento, leyendo el mismo libro de tapas negras del día anterior.

Era un libro bastante grueso.

Y ya llevaba más de la mitad…

Por mera curiosidad, Luz miró un segundo más de lo necesario, y sintiéndose observada, Amity levantó la mirada.

En un ridículo intento por disimular el descaro de su mirada, Luz giró velozmente la cabeza.

Pero el daño estaba hecho, Amity se había dado cuenta, si acaso la forma en la que rodó los ojos significaba algo.

Luz frunció el ceño y caminó al lugar junto al de Willow, donde se sentó.

De nuevo miró a Amity, esta vez de reojo, la encontró haciendo lo mismo, y, por segunda vez en menos de un minuto, desvió la mirada con pánico.

Cosa que, aunque ella no lo notó, Amity había hecho también.

Ugh…

No empezamos bien.

Luz suspiró.

No tendría que lidiar con Amity al menos hasta el receso, por ahora podría relajarse.

Luz preparó sus útiles mientras Willow se sentaba a su lado, esperando a que el profesor de la clase de matemáticas se presentara.

Y si, el profesor entró, un hombre joven, rubio, enjuto y probablemente más bajito Luz, pero no iba solo, iba acompañado de la señorita Morningstar.

El estómago de Luz se tensó.

― ¡Buen día chicos! ― Saludó la profesora con un tono demasiado estridente para tales horas de la mañana, hubo algunos gruñidos desanimados como respuesta.

La maestra rio.

― Como se nota que es el segundo día… ― Pensó en voz alta. ― Bueno chicos, el profesor Massour me permitió usar cinco minutos de su clase para asignar sus asientos definitivos, pensaba hacerlo mañana durante la clase, pero prefiero que vayan acostumbrándose lo más pronto posible, así que por favor, empezando por la fila derecha, salgan ordenadamente y entren conforme los vaya llamando.

El profesor Massour se sentó en el escritorio y acomodó sus materiales mientras los estudiantes salían perezosamente del aula.

Y cómo al parecer las cosas nunca van a salir como Luz espera, termina en la cuarta fila de la cuarta columna, junto a la ventana.

Y justo al lado de Amity.

No es que tuviera la particular mala suerte de terminar sentada junto a Amity, sino que claramente la señorita Morningstar pretendía que las parejas estuvieran juntas el mayor tiempo posible, y, al igual que ellas, todos los pares estaban sentados uno al lado del otro.

No hubo más instrucciones por parte de la docente, quien simplemente agradeció su tiempo al profesor y se retiró despidiéndose hasta el día siguiente.

Y por tanto, no se dirigieron la palabra durante el lapso de la clase.

Y Amity se sentía… Inquieta.

Y molesta, porqué se sentía inquieta.

Por un lado, aunque sólo la había conocido un día, la actitud de Luz se sentía… Rara.

Un día hace todo lo posible por disculparse, al punto de ser un fastidio, añorando ser su amiga, y al día siguiente… ¿La ignora?

Amity bufó con desdén.

Ni siquiera había intentado saludarla.

¿Pues quién se cree?

¡Ugh!

No debería importarle.

Seguramente Luz se había conformado con la disculpa de ayer, probablemente sólo quería saciar su culpa.

Y ahora mantenía su distancia.

Y eso estaba bien.

¿No?

Agh.

Los minutos se convirtieron en horas al paso lento de la primera semana de clases, hasta que, finalmente, llegó la hora del receso.

Luz permaneció estática en su asiento, con el cuello tenso.

Había pasado las clases evitando girarse a mirar a Amity.

Pero ahora no sabía qué hacer.

Ahora tenía que hablarle.

Y Amity seguramente resentía haber sido ignorada deliberadamente toda la mañana.

O tal vez no.

Tal vez Amity estaba agradecida de que Luz finalmente había dejado de molestarla, de que al fin se había limitado a hablarle sólo cuando fuera absolutamente necesario, sí… Probablemente-

― Luz. ― Pronunció su pareja con severidad. ― Estoy literalmente parada junto a ti, al menos podrías mirarme.

Sí, definitivamente estaba resentida.

― Ah, lo siento. ― Se excusó la morena al mirarla finalmente. ― He estado distraída toda la mañana.

― Lo noté… ― Respondió Amity. ― Parece ser tu estado natural.

Amity no lo decía como una broma, pero aun así, Luz rio.

Y por alguna razón, Amity sonrió y resopló suavemente.

― Uh… ― Comenzó Luz con leve incomodidad. ― ¿Vamos al prado?

― Ah, sí, es un lugar amplio, así que no hay mucho ruido, ahí podemos hablar tranquilamente. ―Las chicas salieron del aula y caminaron por el pasillo, Luz se despidió brevemente de Willow con un saludo. ― Sólo trata de no liberar ningún caballo, por favor.

Ambas volvieron a reír con ligereza mientras caminaban por los pasillos para salir del edificio y dirigirse hacia el prado, entre pasos tranquilos y un silencio que los imitaba una frase inundó simultáneamente la mente de ambas jovencitas.

Se supone que yo estoy molesta con ella…

A pocos metros del sendero que lleva al prado, Amity finalmente hizo la pregunta que guardó en el fondo de su mente toda la mañana.

―Luz… ― Dijo rompiendo el silencio con suavidad. ― ¿Te pasa algo? Ayer estabas mucho más animada.

Y Luz entró en pánico.

No le puedo decir que sé que es homofóbica y que eso me incomoda.

―Uhhhh… ― Titubeó, buscando una excusa. ― Ayer me dijiste que sólo íbamos a trabajar juntas así que eh… ¿No quería incomodarte?

Amity alzó las cejas con sorpresa.

― Oh… ― Ese tono en su voz era… ¿Decepción? ― Entiendo, pero… Ya no estoy enojada, no me habría molestado que al menos me saludaras…

Luz no pudo evitar sentirse culpable.

Amity no sabía lo que ella sabía… Y tenía que llevarse bien con ella, al menos a lo largo del primer semestre.

―Uh… Es bueno saberlo. ― Dijo sonriendo con timidez.

― Sentémonos aquí. ― Dijo Amity antes de que Luz pudiera decir otra cosa.

Procedieron entonces a tomar asiento bajo un grueso y frondoso roble.

― Entonces… ― Comenzó Luz. ― ¿De que deberíamos hablar?

La castaña sacó de su bolsa el libro de tapas negras y, de su interior, un papel grueso y alargado que extendió frente a sí.

― Hice una lista. ― Anunció.

Luz resopló y Amity la miró con el ceño fruncido.

― ¿Qué es tan gracioso? ― Preguntó alzando una ceja.

Luz levanta las manos con inocencia.

― ¡Nada, nada! Sólo que… Creo que hacer una lista es algo que va mucho contigo.

― ¡Ohhh! ― Exclamó la castaña largamente. ― ¿Entonces un día es suficiente para convertirme en un libro abierto?

― ¡No dije eso! ― Luz ladeó la cabeza sonriendo con presunción. ― Además ni siquiera fue un día completo, sólo accediste a hablarme por la mañana y antes de salir.

Amity sonrió.

― Totalmente tu culpa, y viendo lo que hiciste ayer, estoy segura de que siempre te metes en problemas absurdos.

Luz rio.

― Probablemente tan seguido como tu haces listas. ― Concedió.

Amity jadeó dramáticamente.

― ¡Oh no! ¡Deberías estar en la cárcel entonces!

― ¿Estás admitiendo que haces demasiadas listas?

Amity resopló de nuevo.

― Ya que me conoces tan bien. ¿Por qué no me cuentas más cosas que yo no sepa?

Luz la miró con diversión, aceptando el desafío, y llevando una mano a su mentón, comenzó a cavilar.

― A ver… Eres la mejor de la clase, en todas las clases, también en deportes y lo que sea que tomes en artes, entregas todo siempre perfecto y a tiempo… ― Pensó un poco más mordiendo la uña de su índice derecho. ― Apenas somos freshman pero estoy segura de que estabas en el consejo estudiantil de middle school, y apostaría mi edición especial del cómic exclusivo de la bruja buena Azura a que eras la presidenta.

Amity quedó sorprendida, casi en shock, por unos instantes.

― Así de bien ¿Eh? ― Continuó Luz, ufana.

Amity finalmente salió de su estupor.

― Ah… Sí. ― Dijo recuperando su propia seguridad. ― ¿Quieres saber que pienso yo?

― ¿Oh? ― Respondió Luz enarcando también una ceja. ― ¿Dime?

― Pienso… ― Amity caviló. ― Que eres espontánea, tanto que eres impulsiva, probablemente el tipo de persona que recoge animales callejeros sin pensarlo dos veces, eres… Fastidiosamente alegre, y animada, estoy segura de que has hecho cosas muy locas, probablemente peligrosas, le hablas a la gente como si nada y te olvidas de que existe el espacio personal, como ahora. ― Concluyó empujando la cara de la morena, que había avanzado a la suya conforme su discurso avanzaba.

Los ojos de Luz relucían con emoción.

― ¿Cómo supiste? ― Le preguntó fascinada.

Amity pensó unos instantes.

―Yo…― Comenzó. ― Realmente no lo sé, sólo… ¿Lo adiviné? Por como actuaste ayer…

― ¡Wow! ¡Sigamos jugando! Déjame ver… ― Caviló de nuevo. ― Te gustan las cosas sencillas, como leer por tu cuenta o escribir en un diario, eres de pocos, pero buenos amigos, trabajas duro, tienes sueños muy grandes y… Tu color favorito es el rosa.

― ¡Qu- ¡¿Cómo supiste lo del diario?! ¡¿Y lo del rosa?!

Luz rio suavemente.

― No sé, me pareces muy la chica de rosa.

L-la. ¿La shicah do rouseh? ― Musitó Amity, confundida.

La chica de rosa. ― Dijo nuevamente Luz, con más claridad. ― Es una película que nos gusta a mi mamá y a mí, es una chica a la que molestan en la escuela porqué no tiene mucho dinero, pero el novio de su bully,en realidad gusta de ella y-

― ¡Oh! Pretty in Pink, la conozco, a mis hermanos les encanta, se saben los diálogos de memoria. ― Dijo rodando los ojos.

― No conocía el nombre en inglés… ¡Pero no te distraigas, es mi turno!

― Ok… ― Dijo Amity siguiendo el juego. ― Yo creo que… Te gustan los colores brillantes y las cosas llamativas, estoy segura de que te gusta el anime, incluso de que has hecho cosplay, ya me dijiste que practicabas boxeo y beisbol, pero con la energía que tienes estoy casi segura de que patinas, y… De seguro tienes alguna fractura.

Luz, cada vez más cerca sin que Amity lo notara, irradiaba fascinación.

― ¿Tabla o patines? ― Preguntó a la castaña.

Amity lo pensó por un momento.

― Patines. ― Dijo finalmente. ― Más libertad de movimiento… Y más peligro de caer.

Luz aplaudió con entusiasmo.

―¡Sí! ― Afirmó con emoción. ― Hice un cosplay de Anthy Himemiya hace unos años, y me encanta patinar, tengo unos rollers-

― ¿Morados? ― Tentó Amity. ― ¿Ese es tu color favorito?

Luz jadeó.

― ¡Woooooow! ― Exclamó con asombro. ― ¡Eres muy buena! Peeeeero… Nunca me he fracturado.

― No te creo. ― Respondió Amity cruzando los brazos.

― ¡Es en serio! No es que no lo haya intentado, es que tengo huesos fuertes. ― Proclamó Luz golpeteando su rodilla.

Que ahora estaba tocando la de Amity.

Al igual que el resto de su pierna.

¿En qué momento…?

― ¡Mi turno! ― Exclamó Luz llamando de nuevo la atención de Amity.

― Yo creo que… ― Luz la miró fijamente, como si la estuviera estudiando, también miró su uniforme y los objetos que llevaba, y terminó mirando de cerca su rostro.

Muy de cerca.

― Adoras a tus hermanos aunque parezca que te sacan de quicio, y eran más cercanos de pequeños, sospecho que te gustan mucho los libros románticos y las películas también, y tus gustos culposos son las comedias románticas ridículas, así que pretty in Pink, debe encantarte también.

― Taaaaal vez~. ― Canturreó Amity.

Y Luz hizo trampa.

― Te gusta tanto el romance, que sueñas con un príncipe azul, el hombre perfecto, que te enamore por completo y te de la familia perfecta, y la casa perfecta.

Amity ladeó la cabeza, luego resopló.

― Eso te lo dijo Willow. ― Dijo sin poder evitar reír. ― Ya no es exactamente así, es lo que le decía cuando éramos niñas.

Amity guardó silencio por unos segundos, mirando como el pasto se movía gracias a la suave brisa del verano, y sonrió con nostalgia.

Esa sonrisa tan extraña que le pellizcaba a Luz en el diafragma.

― Creo que ocultas algo… ― Soltó Luz sin poder evitarlo, y Amity la miró con sorpresa, y hasta un poco de indignación. ― Creo que eres más sensible de lo que admites, que no te dejas llevar por las emociones, pero te encantaría hacerlo, creo que sueñas despierta muy seguido… Creo que te gustaría ser más libre.

Las palabras de Luz ya no iban cargadas de entusiasmo, eran calmas, llevadas con cautela.

Los pulmones de Amity se vaciaron.

Pero incluso con tanto cuidado, las palabras de Luz la hicieron sentir vulnerable.

― Ah… ― Pronunció Luz rompiendo los segundos de aquel incómodo silencio, se rascó la nuca y con una voz tan suave que podía confundirse con la brisa dijo. ― Me pasé. ¿Verdad? Lo siento mucho.

Amity guardó su estupefacto silencio por unos instantes más.

Y cuando la brisa volvió a soplar se sorprendió a si misma diciendo.

― Está bien.

La sorpresa no eran las palabras, las había dicho mil veces.

La sorpresa era que ella misma las creía.

Luz había descifrado sus más profundos secretos sin el más mínimo esfuerzo.

La hizo sentir vulnerable, una de las cosas que ella más aborrece.

Y… Por alguna razón, eso estaba bien.

― Ah. ― Habló Luz de nuevo. ― No te muevas.

La joven morena levantó su mano acercándola al rostro de la castaña, aterrizando finalmente en su cabello, capturando delicadamente una hoja aventurera que había terminado en su cabello.

Índice y pulgar sostenían a la naturaleza intrusa, y el dorso de su mano, alisó suavemente las hebras color maple.

Luz puso la hoja sobre su propia palma, y sopló para que acompañara a la brisa veraniega.

Amity sintió un tironcillo en el pecho.

¿Qué…

¿Sus mejillas estaban tibias?

Está…

¡A ella nunca le sudaban las manos!

Pasando?

Una alarma suave interrumpió sus pensamientos y el jugueteo de Luz con las hebras del suelo.

― Ah, quedan cinco minutos de receso. ― Anunció poniéndose de pie y extendiendo la mano para ayudar a Amity a levantarse. ― Vamos, o llegaremos tarde.

La castaña tomó la mano de la morena y se levantó lentamente del pasto, limpiándose de naturaleza muerta y alisando su uniforme.

Eso fue muy extraño.

La hija del decano levantó su bolsa y dio el primer paso hacia el sendero.

― Oh espera… ― Irrumpió Luz de nuevo, inclinándose a recoger algo del suelo.

― Casi olvidas tu lista.

Fin Cap 7.