Lincoln era de ver a Leni desde su asiento. Eran sus piernas, su figura y esa mirada que escapa a la suya, la que le movía a tener todas esas imaginaciones e ideas en la mente, cuando le mostraba un conjunto a su familia del que había estado trabajando.
Aquel solo se masturba a veces pensando en ella. Le da placer recordar que tenía relaciones con su hermana, mientras ella los observaba. Luan no sabe o se imagina nada de eso, pero no le gusta que Lincoln vea a sus hermanas. Trae los celos de Lynn, pero en menor frecuencia y muestra que ella. Son más tenues, pero más serios. Se lo ha dicho, la ha escuchado, y el que diga: "es mi hermana, ¿cómo puede gustarme?", no aplica ya en nada dado el contexto en lo que se remite, pero no sospecha en la ya silenciosa modista, porque no ha tenido las muestras, o porque se siente muy culpable por lo sucedido aquel día en que el Lincoln no pudo controlarse de nuevo, además de que eyaculo de nueva cuenta adentro suyo, como lo siguió haciendo sucesivamente los días posteriores, ya no siendo lo suficiente que diga cuando no se quiere poner el preservativo: "Puedo embarazarme Linc... ", con voz triste y endeble, o que al menos lo saque a fuera cuando ya está en su punto. No puede, y se escuda recordándole que antes era ella la que le pedía que lo hiciera a piel desnuda, a qué se viniera en su rostro, boca, vientre, pechos y finalmente, en su vagina un día de los seguros, solo que Lincoln ya no pudo con lo bien que se sentía el contacto de su interior, y quiso hacerlo siempre sin un condon. Ya la bromista, no pudo persuadirlo, y ahora tiene que aguantar náuseas mañaneras, mareos y fatiga. ¿Qué se le dice acá a la maestra para que la deje salir temprano? Si todos sus síntomas remiten al embarazo. Sería un escándanlo hasta para la institución y todo el municipio, y los programas para prevención en educación sexual, que a muy a fuerzas los conservadores y padres habían cedido que se impartiera, con tal de bajar las madres preadolescentes, que bien salen en los programas que a Lori le gusta ver con patatas y soda, diciendo: "Pobres idiotas, por andar de perras... ".
Lynn Jr, sabe de esas cuestiones, Lucy le ha traído anticonceptivos de juego, porque le ha dicho que un bebé fruto del incesto, es una deformidad que merece la muerte o la pena del ojo publico. Lynn Jr la aparta, "deja de bromear", le dice, y sus fantasías no ceden, se masturba olisqueando los bóxers de Lincoln cuando lleva sus ropas sudorosas a lavar. Arriba de la secadora inactiva, juega con su botón "mágico" de su entrepierna aún teniendo sus shorts, y Luna le descubre a los minutos, consternada, extrañada y confundida, mientras la otra avienta la ropa enrojecida al canasto.
—Dude, ¿que mierda hacías?
—¡Nada! ¡Nada! —repetía nerviosa —Llevaba la ropa a lavar!
Y era difícil creerle, más cuando revolvía las prendas, y la rockera, se iba ignorándola para que el disgusto se le pasara, no sabiendo que regresaría a la hora de la comida, cuando la mirara y se preguntara de quién era la ropa que olía.
Ya ni el susto de que la encontraran infranganti pudo quitarle esa manía de olerle la ropa a su hermano, que encontraba hasta los olores de la axila de sus camisas anaranjadas excitantes, hasta el punto de introducirla en su boca y pasarles la lengua, mientras se introducía unos dedos tímidos a su intimidad, y veía su foto preciada, aquella arrugada, donde su hermanito de unos once años, sonreía con los dientes.
¿Qué culpa tenía que le gustara su hermano? Ningún otro de sus compañeros de clases, o celebridades juveniles en tendencia le hacían tener el mismo toque de estar ansiosa y embobada como la hacía estar Lincoln, que más últimamente le hacia que su corazón saltara y se enamorara al pensar más en las razones que habían detrás de ese sentimiento que le cegaba tantos de sus sentidos, deseándolo. Se diría que empezó esa vez del parque al no poder ir a su juego por culpa suya, y que los cabellos blancos bajo el sol y la sombra de los árboles, le daban un aspecto platinado que la hacía sentirse hipnotizada.
Luan no le gustaba que Lynn Jr se quisiera pegar tanto a su hermano o se entrometiera en "sus citas al cubierto". Lincoln ulteriormente, tenía que calmarla, le habría dicho que solo tenía ojos para ella, sin que sus hermanas estuvieran relacionadas muy bien a la ecuación amorosa y prohibida que se ejerce, y aquella había jurado lo mismo, con más gravedad y significado, aunque Luan se reiría diciendo, "¿Quién me amaría a mí, con mis dientes, mi cuerpo y rostro?", y Lincoln le reñiría diciendo que era hermosa, y ella le besaba los labios después de girarse a los lados viendo a la habitación, por si habían moros en la costa, rodeándolo con sus brazos con amor y dulzura.
Lo buscaba más a menudo a su cama o sentado por la cocina al volver de clases, que a veces se sentía desplazada por él, o que ya no le hablaba mucho, sino que estaba sumergido en quien sabe qué cosas, y no tenía oportunidad de decirle o formular, que no le había llegado la regla, que llevaba una semana de atraso.
Lo peor de todo, era que tenía sueños en donde acompañada de un Lincoln abrumado postrada en una camilla empapada por sangre, rodeada de enfermeras, seguido de un dolor indescriptible, de un desgarramiento que la dejó sin voz, daba a luz a un niño que no podía ver dado que se sentía tan cansada y adolorida, que cerraba los ojos mientras Lincoln lloraba sobre su cuerpo abrazándolo.
Pensó en ello a raíz del sueño, de que su cuerpo tal vez no estaba en las condiciones como para poder concebir, pero sí para provocar el libido de su consanguíneo, que acostados en paz, no dejaba de acariciarle los hombros, los senos, su vientre, la cadera, los muslos o las piernas que pronto separaba, para verle las pantaletas blancas y posar su palma en la entrada.
Le decía cosas sucias en su oído, cosas que nunca antes se imagino decir o hacer.
También veía a Leni como antes se mencionó, y la interceptaba con preguntas inocentes en primera instancia, que ya no fungía como su modelo, o que ya no hablaba con él en particular, haciendo que la rubia se pusiera algo nerviosa y cabizbaja, y cediera a seguirle la platica, bajo una insistencia de que fuera en su cuarto, en privado.
Fue un domingo después de que le pidiera que hablaran en su pieza, cuando sentada en la orilla de su cama, su hermano se sentó junto a ella, y le cuestionó acerca del día en que Leni los vio a ellos. Y aquella se puso muy extraña en cuanto aquel poso su mano en su muslo, y se junto más consigo, tocándole la cintura con la derecha, haciendo que se petrificara, cuando él empezó a besarle la mejilla, para pasar a la boca, al cabo de una abnegación de un corto lapso, al par de que ascendía la mano a uno de sus pechos, y empezaba a estrujarlo levemente, moverlo de arriba a abajo, provocándole un gemido, que le permitió a Lincoln succionar sus labios y lamerle los dientes con la lengua dentro de su boca.
No siguió a mas porque Lucy los descubrió al abrir la puerta. Y Lincoln pálido y asustado, se retiró de Leni, que sonrojada por todo, aún no podía carburar lo acontecido.
