Capítulo 7: Belos.
Era casi el final de la tarde. Casi el anochecer.
Caminaba tranquilamente en medio de un bosque. Observó el cielo y este estaba despejado, al parecer no habría ninguna lluvia hirviente o un terremoto que pudiera arruinar sus planes.
Iba de camino a visitar a una vieja amiga con la cuál tenía una larga y emocionante historia. Esa que empezó hace mucho, exactamente el primer día de clases en la Escuela de Magia y Demonios Hexside.
Pero miren a quién tenemos aquí. A la nerd, más nerd de los Blight.
Oh que veo... Una chica que no merece mi atención en lo más mínimo.
Sonrió al recordar cómo fue la primer vez que se conocieron y lo que pasó desde ese entonces.
—Espero que a Eda le gusten mis ojos —murmuró la extraña mujer con una abrigo el cual tenia una capucha que ocultaba su identidad y que era aquella amiga de la Dama Búho. —Hoy usaré unos de un color rojo brillante. —Mencionó. —Seré una vampiro, grawl.
Jugó un poco.
Procedió a hacer un círculo de magia con su dedo y acto seguido, sus ojos cambiaron de azul a rojo.
—Ella me ha dicho que le fascinan mis ojos, así que me encanta deleitarla —platicó contenta.
—¡Hoot-Hoot! —Exclamó Hooty.
—Tienes razón... Creo que mejor los dejó azules... No me dijo nada la última vez que los traía amarillos... —Apretó sus dientes. Parecía algo nerviosa.
—Si me gustaron, lo que pasa es que olvidé decirte lo bellos que eran... —Habló una voz a las espaldas de la peliverde lo que la hizo voltear. —Ese día si que tenía pereza... Lo siento, mi error jeje... —Río nerviosa.
—Eda... —Dijo su nombre. No tardó en acercarse a darle un abrazo. —Te extrañé...
La Dama Búho suspiró. Simplemente correspondió el abrazo de la peliverde. Ella y King son sus dos personas más queridas en el mundo, también está la humana pero lo cierto es que no confiaba mucho en Luz.
Y ahora resulta que le interesa aprender magia pues eso le resultaba muy sospechoso. Pero lo cierto es que tenía otros problemas más importantes que una simple humana curiosa.
—Bah, si hace algo malo, simplemente le romperé el cuello y venderé su cuerpo a un restaurante de comida exótica... He escuchado que la carne de humano es muy sabrosa o algo así... —Murmuró para si misma.
Un rato después.
Ahora ambas estaban en el sofá de la sala conversando y bebiendo un poco de café antes de irse a la habitación de Eda a hacer sus travesuras.
—¿Y cómo están las cosas en tu casa? —Preguntó Eda mientras le servía un bollo de pan caliente a su invitada.
—Gracias —agradeció la peliverde luego de tomar el bollo y después de darle una mordida y tragar, dijo... —Pues tu sabes, mi esposo sigue trabajando en el taller... Jeje...
—Espera... No se suponía que estaba... ¿Muy enfermo? —Preguntó Eda con una ceja levantada.
La otra suspiró.
—¿Y que se le va a hacer? —Dijo ella con tono melancólico. —Si queremos seguir conservando la fortuna de nuestros padres, pues... Debemos seguir trabajando. —Cerró sus ojos. Parecía triste.
Eda la comenzó a ver con una expresión acusatoria.
—¿Debemos? —Preguntó. —Yo te veo aquí en mi casa descansando, ¿No se supone que deberías estar en alguna junta o promocionando algún producto abominable? —Preguntó severamente.
La otra abrió uno de sus ojos para luego observar a la de cabello blanco y grisáceo.
—¡Jajajaja! —Para luego soltar una carcajada. —Pues había una junta pero la cancele... —Confesó. Luego tomó una de la manos de Eda y continuó. —Te extrañaba mucho... —Sonrió para luego besarle la mano.
La de ojos amarillos se sonrojo. Desvió su mirada a un lado al tiempo en que jalaba su mano, alejandola de esa mujer tan irresponsable.
—¿Y tus hijos cómo están? —Preguntó viéndola de reojo.
La peliverde aún sonreía. Luego se tocó la barbilla con su dedo índice mientras miraba al techo cómo si estuviera pensando.
—Bueno... Los mellizos están en la escuela junto con Amity... —Comentó. —A veces les ordenó hacer deberes extra para no tenerlos que estar soportando tanto... —Dijo un tanto molesta.
Eda rodó sus ojos. Sabía muy bien que está mujer parecía no amar a sus hijos. Pero poco podía hacer. No era su asunto. Si los quería abandonar era su problema, no el suyo.
—¿Y la mayor? —Preguntó Eda con una sonrisa burlona.
Eso hizo que la mujer frunciera el ceño. Al parecer estaba más molesta.
—No me hables de esa delincuente... —Exigió. —Hace horas me llegó un mensaje del banco diciéndome que alguien uso una de mis tarjetas para comprar algo muy caro. —Dijo molesta. Le dio un sorbo a su café.
—¿Una motocicleta? —Preguntó Eda con una sonrisa.
Eso hizo que la otra escupiera a un lado el café que había bebido. Volteó a ver rápidamente a Eda casi sin poder creer lo que había escuchado.
—¿Cómo lo sabes... —Se detuvo a media pregunta. —Ah... Fuiste tu quién le vendió esa cosa rara que no sé que es... —Su expresión era muy cansada.
—¡JAJAJAJAJAJAJA! —Río Eda de manera estruendosa. Al parecer le parecía muy divertido todo esto. —Así es, le vendí a tu mocosa un vehículo del mundo humano... —Confesó. —Qué bueno que la humana me dijo que era esa cosa, así la pude vender más cara. —Murmuró por lo bajo.
La otra simplemente observaba a la bruja con molestia. Acto seguido terminó de beber su café, puso la taza a un lado y se levantó de su asiento.
Se coloco enfrente de la Dama Búho y dijo.
—Eres una chica mala Edalyn y debo castigarte —sentenció con una sonrisa perversa. Se desabrocho el abrigo que traía y lo dejo caer al suelo, quedando usando nada más un bikini de color amarillo de dos piezas. —¿Te gusta lo que ves? —Preguntó mientras se paseaba por la estancia.
Eda la observaba con una sonrisa. Le fascinaba esta mujer.
—Sabes que no puedo encontrarte defectos... Eres perfecta —dijo Eda. —Creo que podrías matarme si te sientas sobre mi... Pero eso valdría la pena.
La otra simplemente sonrió y se acercó por detrás a la de cabello gris. La abrazó por la espalda y después de verse fijamente por unos segundos. Se dieron un largo beso apasionado.
Al final terminaron dándose beso tras beso mientras se hallaban acostadas en el sofá. Eda estaba abajo y la peliverde encima, abrazando el cuello de su amada.
No había nada que pudiera interrumpir este momento.
¡RIIIIIIIIIIIIIINNNNGGGGGG!
Sonó una especie de tono de celular. Lo que hizo que la peliverde se levantara de encima de Eda, hiciera aparacer un pergamino y lo contestara cómo si fuera un celular.
—¿Si? ¿Qué pasa? —Preguntó un tanto molesta. Y mientras la persona al otro lado de la línea le informaba sobre algo, la Dama Búho la abrazo por la espalda y le empezó a besar el cuello. A la peliverde no le molesto simplemente la dejó hacerlo. Pero cuándo terminaron de informarle que pasó, pues... —¿¡QUEEEEEEEEEEEEEE!? —Gritó entre enardecida, impactada, triste y angustiada.
Algo había pasado.
Hace un par de horas.
¡PAM!
Sonó el duro golpe al momento en que ambas chocaron sus puños contra la cara de la otra. Eso las hizo caer al suelo, además de que les empezaba a salir una enorme cantidad de sangre de la boca.
—¡AAAAAHHH! —Gritó Luz al momento de abalanzarse en contra de la mayor.
Embistiendo su cuerpo contra el de ella. Quedando sentada sobre el estómago de la peliverde lista para empezar a pegarle.
Pero la otra no se dejó. Simplemente empezó a rodar junto con la humana por el lodo que había en el suelo y en todas partes. Debía enseñarle a la mocosa lo que sucede cuando se atreven a retarla.
—¡Ah! ¡Maldita! —Gritó Amelia al sentir cómo la herida de su dedo faltante empezaba a provocarle mucho dolor.
¡PAM!
Luz aprovechó y le dio una golpe en la cara con su puño ya que había quedado sobre ella nuevamente.
¡PAM!
Logró darle otro.
—¡AH! —Gritó Luz al ser lanzada a un lado. Ya que la mayor uso su fuerza para quitársela de encima. —¡Ya veras! —Gritó. Iba a ponerse de pie pero de repente una mano enorme hecha de baba morada aplastó su cuerpo por completo. —Ugh...
Se quejo. Su cuerpo quedó tendido en el suelo semi enterrado.
La peliverde se acercaba cogeando hasta donde estaba la humana. Con un simple movimiento de su dedo índice de la otra mano, pudo usar magia para invocar un abominable para dejar fuera de combate a la molesta chica.
—Qué pena que tu no puedas usar magia —se burló mientras observaba el cuerpo todo malherido de Luz. Le encantaba darle su merecido a los que se atrevían a molestarla.
¡Splash!
Pero se descuido y Luz aprovecho eso para tomar un poco de lodo del suelo y tirarselo en la cara a la peliverde.
—¡Ahh! ¡NO! —Gritó Amelia mientras se tapaba la cara intentando quitarse la suciedad que le cayó en ambos ojos.
La humana difícilmente se pudo levantar. Vio con furia a su rival. Apretó sus dientes con fuerza. Busco con la vista algo en el suelo, vio a todas partes hasta que vio un pequeño tronco tirado por allí.
Después de tomarlo, camino lentamente hasta donde estaba la peliverde y sin ningún remordimiento.
¡PAM!
Le dio un fuerte golpe con el madero en la pierna.
—¡AAAAAAAHHHH! —Gritó la mayor. Empezó a saltar mientras se sujetaba el área adolorida. Aún no veía bien por lo que estaba indefensa.
¡PAM!
Luz no tuvo piedad y le dio un fuerte golpe en la espalda a Amelia. Esta apretó sus dientes por el dolor mientras caía lentamente de rodillas.
La humana vio su oportunidad de acabar con todo esto de una vez por todas. Así que se acercó hasta estar frente a la peliverde. Levantó el tronco lo más alto que pudo, se disponía a bajarlo a toda velocidad para darle en la cabeza de la indefensa chica.
Pero no podría hacerlo.
—¡NOOOOO! —Gritó una voz a las espaldas de Luz.
La humana fue embestida por Amity quien había recuperado la consciencia y fue al rescate de su hermana.
Ambas rodaron por el suelo. El golpe hizo que Luz perdiera el tronco y que cayera junto con la peliverde menor al suelo.
Al parecer ambas habían resultado muy dañadas por la caída.
La humana intentó ponerse de pie pero un fuerte puntapié en su estómago la hizo rodar por el suelo nuevamente y caer de lado. Rápidamente se sujeto el área afectada, le dolía mucho.
Vio de reojo y un tanto borroso que Amelia se había puesto de pie y ahora se acercaba a ella caminando lentamente hasta ponerse enfrente para observarla con cara de pocos amigos.
—Sabes... Eres la primera persona que me logra hacer tanto daño... —Murmuró sin emoción alguna.
¡PAM!
Para luego darle otra patada en el estómago y enviar a la pobre Luz a rodar hasta el borde de un agujero que había cerca de allí y que no era muy profundo, tal vez unos cinco metros de caída hasta el fondo de este, en el cuál se veían muchas piedras, la mayoría con puntas filosas.
Aún así cualquiera que cayera allí saldría muy malherido.
—Espero que disfrutes la caída... Por que Yo si lo haré... —Dijo Amelia con suma malicia.
Iba a darle una patada a Luz para enviarla al olvido pero algo la abrazó de la cintura haciéndola voltear.
—¿Amity? —Vio por encima de sus hombros que su hermana la abrazaba hundiendo su cabeza en su espalda.
—Por favor... Dejala... —Pidió la menor.
—¿¡Pero que... ¡AAAAAHHH! —La mayor se puso furiosa, más de lo que ya estaba, pero no pudo terminar ya que Luz en un rápido movimiento se abalanzó sobre ella.
Logrando envolver sus piernas sobre el cuello de la peliverde y haciendo que perdiera el equilibro, caminando sin querer hacia el frente.
Cayendo irremediablemente por el gran agujero.
Lamentablemente para Amity y Luz, ambas fueron arrastradas hasta el fondo de este.
—¡AAAAAAAAHHHHH! —Gritaron las tres mientras caían y caían.
Mientras tanto las demás simplemente observaban con la boca abierta lo que había pasado.
—¿P-pe-pero quién ganó? —Preguntó Skara ya muy aterrada por lo que acababa de presenciar.
Fue una pelea salvaje y horrible.
—Yo ganó... —Dijo Boscha muy complacida al ver que Amelia Blight probablemente había muerto. —Sin esa idiota cerca Yo seré la única que mande en la escuela y seré la más popular en todas las Islas Hirvien...
¡AAAAAAAAAAHHHHHHH!
Un potente grito de furia la hizo callar. Inmediatamente todas voltearon a ver hacia el agujero y el horror se apoderó de ellas al ver salir una enorme mano morada de este.
Esta mano apretaba fuertemente el cuerpo de la humana cómo si quisiera romperlo, para luego empezar a estirarse por los alrededores y estrellar el cuerpo de Luz contra todos los árboles qué se encontrarán en el camino.
¡PRRRRAAAAAMMMM!
La enorme mano finalizó estrellando el cuerpo de la humana contra un enorme árbol que allí había. Este quedó hecho pedazos al igual que el cuerpo de Luz.
Quién ya no se movía o parecía dar señales de vida.
Todas las presentes vieron con horror lo que había pasado. Obviamente sabían de quién era esa magia tan poderosa.
Lentamente voltearon a ver hacia el agujero por donde había caído Amelia y el horror se apoderó de sus cuerpos al ver a la peliverde salir de este. Con su hermana menor cargada en sus hombros.
—No sé por que hiciste eso Amity... —Dijo con suma tristeza mientras dejaba el cuerpo de la menor en el suelo. Estaba inconsciente con una herida sangrante en su cabeza pero estaría bien. —Pero no importa... Aunque seas mi hermana te debo castigar... —Dijo con mucha tristeza. Pero luego volteo a ver hacia donde estaba el grupo de chicas. De la nada se formó una enorme sonrisa siniestra que hizo temblar aún más al grupo de Boscha y a la misma Boscha. —Y ya se cómo castigarte...
—¿Q-qué harás? —Preguntó Cat mientras temblaba mucho. Habían escuchado lo que la mayor dijo y tenían un mal presentimiento.
—Nada... —Negó Amelia mientras se acercaba a las chicas. —Simplemente eliminaré a una de ustedes para darle a Amity una lección... Jajajaja... —Sentenció mientras reía.
Ellas dieron un paso atrás por el miedo. Debían escapar pero la mayor las atraparía rápidamente con su magia tan poderosa.
Estaban perdidas.
—¡Listas para pelear! —Gritó Boscha.
Se puso en posición de pelea. Aunque tenía miedo no podía dejar que la eliminarán. Las demás hicieron lo mismo pero estas temblaban mucho.
Eso solo hizo que la peliverde riera por lo patéticas que se veían estas niñas.
Al parecer iba a disfrutar lo que les iba a hacer.
Mientras tanto Luz se hallaba viendo todo con suma impotencia. No sentía sus piernas y sus brazos parecían no estar en su lugar. El dolor había hecho que su cuerpo cayera en un estado de coma.
De vez en cuándo tenía pequeños espasmos que daban a entender el estado tan delicado en el que quedó.
Se sentía muy débil y más al ver que no pudo vencer a Amelia Blight tal y como lo prometió.
—¿P-por... Qué no soy... Más fuerte? —Se preguntó a si misma.
No tuvo más remedio que cerrar sus ojos. Estaba perdida.
No tardó en empezar a llorar. Derramando esas lágrimas de frustración tan comunes en ella. Esas que solo salían cuándo su odio se elevaba a niveles monumentales.
Eso solo hacía incrementar su furia.
—¿Por qué... ¡¿NO SOY MÁS FUERTE?! —Gritó con todas sus fuerzas para luego abrir sus ojos.
Estos por alguna razón estaban completamente amarillos brillando con intensidad. Esa Luz no tardó en cubrir su cuerpo haciendo que el dolor y las heridas desaparecieran momentáneamente.
El poder en su persona crecía y crecía a cada minuto, su fuerza empezaba a ser descomunal.
Mientras tanto en otra parte hace unos minutos.
En el interior de un enorme castillo se veía un gran salón con un trono. En este se hallaba sentado un extraño personaje que usaba una máscara con dos largos cuernos que miran hacia arriba. Sus ojos están hundidos a través de la máscara creando la apariencia de no tener globos oculares. Llevaba una larga capa con blanco y café, así como adornos de oro.
—Ay maldito tótem... —Maldijo este. Intentaba quitar una especie de taliamigo con forma de camaleón de un bastón.
Muy similar al que usaba la Dama Búho.
Al final se aburrió y lanzó el bastón por los aires, cayendo este en una pila de bastones. Que al parecer, también no logró quitarles el taliamigo.
Se cruzó de brazos y desvío la mirada a un lado.
—Odio tener que depender de la magia de bastones viejos que ya nadie usa... —Murmuró molesto.
—¿Problemas con los bastones? —Preguntó una extraña mujer de una estatura muy baja que venía entrando al salón del trono del emperador.
Esta era un demonio de baja estatura. Su cuerpo completo era bastante pequeño, tiene la apariencia y el tamaño de un niño pequeño. Aunque sus manos y pies tienen forma de garras de pájaro, con piel roja, orejas grandes y puntiagudas y garras de color rojo oscuro. En vez de cabello tenía una gran mano con uñas turquesa claro que actuaban cómo flequillo y cubren su ojo derecho. Su ojo izquierdo es redondo, con un iris marrón oscuro y la esclerótica amarilla. Su cabello termina en un moño en forma de mano atado en la parte posterior de su cabeza con un rizo negro. Lo que le da a su cabello la apariencia de manos unidas.
Usaba una túnica blanca con reflejos amarillo grisáceos, un collar que obstruye su boca con una banda amarilla alrededor de su cuello y una hombrera de forma triangular. Debajo de esta túnica hay otra túnica de color gris oscuro sujeta con muñequeras negras.
Esta se veía tranquila. Al ver la pila de bastones que su señor no pudo romper para drenarles la magia, pues se acercó a tomar uno y cómo si fuera un huevo, lo golpeó contra una columna que había cerca haciendo que este se agrietara.
—Aquí tiene su alteza —aviso ella mientras le entregaba el taliamigo al que al parecer era el Emperador.
—¡WOOHOOOOO! —Celebró este alzando sus brazos al aire para luego arrebatarle el objeto de las manos a la mujer y derramar el contenido de este en su ojo. —Aaahhh... —Suspiró aliviado. Al principio no se le veían sus ojos pero al terminar de drenar el líquido verdoso pues estos aparecieron tomando un color azul pálido.
—Me alegra verlo feliz mi señor —dijo alegre la mujer de baja estatura.
—Me alegra que te alegre —dijo este contento. —¿Y a que se debe tu presencia Kiki? —Preguntó viendo de reojo a otra parte. Sabía que ella solo quería ponerlo a trabajar.
—No nada... —Dijo esta cerrando sus ojos y ocultando sus manos detrás de su espalda. —Solo venía para que revisara estos documentos. —Dijo rápidamente sacando una enormes pila de papeles ordenados de atrás de su espalda.
—Aaaaahhhh... —Gruñó él. Se recostó en su trono mientras se cruzaba de brazos. —Más deberes... Si hubiera sabido que ser emperador era tan agotador pues no me hubiera reelegido por otros cincuenta años más... —Gruñó.
Un rato después.
Él se hallaba sentado en un escritorio en una oficina de una habitación al lado del salón del trono, leyendo cada uno de los documentos mientras sostenía una hoja con una mano y con la otra sujetaba un sello.
—A ver... El último desastre natural hizo que la ciudad de Huesosburgo necesite más dinero por los daños a viviendas que este causó, así cómo más suministros, recursos y ayuda humanitaria para... Blah, blah, blah... —Al final se cansó de leer y dejó la hoja a un lado. Se recostó en su escritorio.
Se veía aburrido. De repente un pensamiento vino a su mente.
—Me preguntó qué fue de ti... —Se preguntó mientras miraba al techo. —Lo último que supe fue que nuestro amado tesoro empezaba a desarrollar magia... —Comentó. Luego se levantó de su asiento y se acercó a la ventana para ver a través de esta. —Hummm... Me pregunto que le habrá pasado... —Se tocó la barbilla. Se veía aún más pensativo. —Estará allá afuera...
Seguía pensativo. Iba a seguir con su trabajo pero algo pasó.
De pronto sintió una extraña perturbación que lo hizo voltear. Era cómo si hubiera sentido una especie de energía.
—Allí está otra vez... Es la tercer vez que siento esa energía... ¡La segunda en menos de un mes! —Rápidamente salió de la habitación. —¡Es mucha coincidencia, debo ir a averiguar en persona! —Exclamó mientras corría por los largos pasillos de su palacio.
Pero se detuvo de repente. Vio que su ayudante y consejera estaba en el pasillo revisando un cuadro sin notar su presencia. Así que camino de puntitas pasando de lado para que ella no logrará verlo.
Así tuvo que hacerle unas cincuenta veces más para evitar que sus guardias lo vieran.
Y ya cuándo estaba fuera del alcance de todos. Pues siguió corriendo. Al salir de su castillo, se paro en una parte del jardín llena de césped, inmediatamente su cuerpo se desvaneció desapareciendo en el suelo.
Al parecer era una especie de teletransportación.
Quién sabe a dónde iba.
Volviendo con Luz.
Su cuerpo emanaba una poderosa luz de color amarilla, casi dorada. Se puso de pie de forma inconsciente. Para luego ver a dónde estaba su rival.
La vio acercándose a dónde estaban Boscha y sus amigas. Parecía que les iba a hacer daño.
Pero eso no le importó, iba a despedazarla ella misma por lo que le hizo. Debía pagar por todo. Debía hacerla polvo y luego de eso asegurarse de que no volviera a ser un problema para ella.
—¡AMELIAAAAAAAAAA!
El potente grito demoníaco de la joven humana llegó hasta los oídos de todas, incluidos los de la peliverde mayor. Incluso a los de toda la escuela y al de varios seres a varios kilómetros a la redonda.
—¿Qué fue eso? —Preguntó Amelia viendo a todas partes. Luego le resto importancia y ya cuándo iba a darle un golpe a Skara, pues...
Se quedó paralizada. Veía en cámara lenta cómo la humana estaba enfrente de ella, Luz había volado desde dónde estaba a toda velocidad con su puño cerrado dirigiéndolo directo a la cara de su rival.
¡SMAAAAAAAAAAAASSSSH!
El golpe del puño de Luz chocando a toda velocidad contra la cara de la peliverde provocó una onda de choque que mandó a volar a las demás un par de metros de dónde estaban.
Pero a la pobre Amelia la envío a chocar directamente contra una parte del bosque, impactando contra un árbol y provocando una fuerte explosión como si hubieran lanzado un misil en esa zona.
Las demás se levantaron rápidamente. Vieron con la boca abierta lo que había pasado. Estaban inmóviles por lo que acababa de pasar.
Permanecieron así un par de minutos.
Hasta que empezaron a celebrar, luego a gritar eufóricas y asombradas mientras se acercarban a dónde estaba la humana.
Todas estaban alegres menos la de cabello magenta.
—Ahora lo entiendo... Willow nos engaño a todos con el abominable... —Murmuró Boscha muy furiosa. Al parecer iba a tomar represalias contra la chica de anteojos por semejante engaño.
Luz estaba de pie con la respiración acelerada. Se veía las palmas de sus manos aún no sabiendo que pasó. Había vuelto a la normalidad y eso era malo. El dolor había vuelto a su cuerpo lo que la hizo caer apoyándose en una de sus rodillas y cerrando uno de sus ojos por lo mal que se sentía.
Pero aún así sonrió.
Había ganado.
—¡Eso fue increíble! —Exclamó Skara llegando dónde Luz. La humana volteó a verla. Vio cómo esas chicas a excepción de una de ellas, la observaban con felicidad.
—¡Nos has salvado, estamos agradecidas! —Dijeron al unísono Skara, Cat y la otra Amelia mientras celebraban muy felices por lo que su salvadora hizo.
—Bah... Yo iba a hacer lo mismo pero el doble de épico... —Murmuró Boscha. Esta estaba de brazos cruzados mientras miraba a otra parte con enojo.
Estaba al lado de sus amigas las cuáles no parecían prestarle la atención que ella exigía siempre.
Todo había acabado.
—T-tu no... P-puedes vencerme... —Dijo una voz a las espaldas de todas, una que sonaba un tanto adolorida.
Eso hizo que todas voltearan.
Se trataba de Amelia quién se acercaba lentamente a dónde estaban las chicas, se veía fatal. Su ropa estaba toda rasgada, estaba descalza, le faltaba uno de sus pies y uno de sus brazos estaba tan torcido que dejaba ver sus huesos, su cara estaba peor, le hacían falta muchos dientes y tenía la mitad de su rostro demasiado inflamado, además de que el ojo que estaba en ese lado de su cara, pues ya no estaba, dando paso a una cantidad descomunal de sangre que salía de su cuenca ocular.
—T-te mataré... H-humana... —Decía mientras saltaba en un pie en dirección a dónde estaba Luz.
—Jaja... —Una débil risa la hizo detenerse. La peliverde observó a la que se atrevió a reírse. Se trataba de Boscha. —¡JAJAJAJAJAJA! —De la nada esta empezó a reír a carcajadas mientras señalaba con su dedo índice a la que una vez le hizo la vida imposible.
—Grrrr... —Gruñó Amelia.
—¡Ya no eres tan agresiva verdad! —Exclamó Boscha entre risas. Las demás también rieron en voz baja, incluso Luz rió.
La peliverde se veía patética.
—¡M-moriran todas! —Gritó Amelia ya enloquecida. Iba a darle un golpe a Boscha pero esta simplemente lo esquivo haciendo que la mayor cayera de cara al suelo.
La triclope se limpió una lágrima que caía de su ojo derecho por tanto reír para luego acercarse a dónde estaba su enemiga, esta luchaba por ponerse de pie pero al parecer las heridas ya no dejaban que controlará su cuerpo.
Boscha se tronó sus nudillos.
—Te daré tu merecido... Y lo voy a gozar, cómo no lo puedes imaginar —dijo mientras miraba con malicia a la malherida Amelia.
—¡NOOOOOOO!
Para suerte de la peliverde, Amity corrió a su rescate y se inrerpuso entre su hermana y Boscha con sus brazos extendidos.
—¿Te quieres mover? —Preguntó Boscha muy molesta. —Tengo que cobrarme todas las que me ha hecho.
—¡No te lo permitiré! —Sentenció Amity. Se preparó para pelear en defensa de su hermana.
—Tú lo pediste Blight —sentenció también Boscha. Iba a moler a golpes primero a su amiga y luego a la hermana de su amiga.
Las demás simplemente observaban con sumo cansancio lo que pasaba. Luego le restaron importancia y centraron su atención en algo más importante.
En la humana, su salvadora.
—¿Tienes seguro médico para llevarte al hospital? —Le preguntó Skara a Luz con una sonrisa.
Esta simplemente negó con su cabeza.
—Awwww... —La albina simplemente bajo su mirada con suma tristeza. Luego volvió a sonreír al tiempo que alzaba su mirada. Luz vio cómo sacaba una especie de tarjeta de crédito de su bolsillo. —No importa, yo pago. —Se ofreció.
Luz simplemente suspiró. Mientras Cat y Amelia intentaban ayudarla a caminar.
Las otras dos por su parte chocaban sus frentes mientras tenían sus manos entrelazadas, intentaban hacer retroceder a la otra, ejerciendo algo de fuerza para empujar a su rival.
—Rindete Blight, soy más fuerte que tú —dijo Boscha en un tono burlon. Aunque su ojo de la frente empezaba a dolerle por la presión. No debía demostrar debilidad.
—Ya quisieras —dijo Amity mientras sudaba. La verdad es que ella no tenía mucha fuerza, por lo que su amiga tenía gran ventaja.
En cualquier momento su cuerpo cedería.
—¡Alto allí! —Exclamó una voz a sus espaldas.
Lo que hizo que se detuvieran y se voltearan al igual que las demás.
Luz vio que se acercaban tres de esos guardias que perseguían a Eda a veces. Pero no eran cómo los del Conformatorio, si no que estos eran más delgados, usaban túnicas con capas blancas y máscaras de pájaro de color gris con el pico más pequeño, pantalones negros y botas de suela gruesa de color también negras.
Uno de ellos se acercó a dónde estaba Amelia Blight y le lanzó una red encima.
—¡Listo, ya la tenemos! —Celebró uno de ellos.
Las presentes vieron cómo estos celebraban el haber atrapado a una de muchas criminales peligrosas que son muy buscadas en las Islas Hirvientes.
Luz por su parte, la habían ayudado a ponerse de pie. Vio con cansancio a Amelia, esta ya no se podía ni mover, tenía la respiración muy dificultosa y parecía agonizar.
—Nah, tuvo una buena vida —ella simplemente se encogió de hombros restándole importancia al estado de su rival.
Vio a todas partes, su vista se posó primero en los sujetos de la ley, estos aún celebraban, luego volteo a ver a Amity y esta lloraba mientras se cubría su rostro con sus manos, parecía afectada por ver a su hermana siendo arrestada en tan mal estado.
Cat y la otra Amelia incluida Boscha intentaban consolarla. Sin éxito alguno.
Vio su mano y está estaba tomada por Skara, la cuál le había prometido llevarla al hospital.
—Chicas, ustedes lleven a Amity a su casa mientras yo llevo a la humana al hospital —avisó Skara.
Y sin esperar respuesta de las demás, fue jalando a Luz hacia el hospital pero algo la hizo detenerse.
La humana levantó una ceja. Un sujeto alto con túnica blanca les tapaba el paso.
—¿Hola? —Lo llamó la latina.
Este simplemente se acercó hasta estar frente suyo haciendo a un lado a Skara, provocando que soltara el agarre con Luz. La bruja parecía no haberse dado cuenta de que la soltó ya que su boca y ojos estaban exageradamente abiertos viendo al sujeto ese que llegó de quién sabe dónde.
Luz vio a las demás, se sorprendió al ver que todas estaban igual que Skara incluso los guardias se veían impactados.
—¿¡PERO QUE SUCEDIÓ AQUÍ!? —Exigió saber el Director Bump quién llegaba junto con Willow, Gus y varios guardias que tenía la academia. De esos que tienen la cara al revés y que usan un bastón con gancho para agarrar y sujetar a los estudiantes que se portan mal.
—¡Es el Emperador Belos! —Gritaron los guardias al unísono.
El director al instante quedó impactado y a la vez sorprendido.
—Su alteza —dijo rápidamente el director al tiempo en que se arrodillaba frente a él.
—Su alteza —todos los presentes excepto Luz hicieron lo mismo.
Esta simplemente suspiro. Al parecer había llegado el sujeto que Eda mencionó varias veces y que era el responsable de ponerle precio a su cabeza.
—Su alteza, lamentó tener que recibirlo en un lugar tan sucio y descuidado como este... —Se disculpo el director.
—Uhmmm... Esta sucio... —Murmuró el emperador. Acto seguido. Hizo aparecer su bastón el cual era muy largo con una gema roja en la punta y un ala metálica dorada al lado. Solo basto que golpeara el suelo un par de veces con la parte inferior de este para que todo el lodo y suciedad de los alrededores fuera reemplazado por un limpio y bien cuidado campo de flores.
Además de que los árboles destruidos a los alrededores volvieron a la normalidad y los atuendos de todos quedaron sumamente limpios.
—Es cómo si fuera nuevo otra vez —dijo uno de los guardias al ver su túnica limpia.
Todos aplaudieron la demostración de magia del emperador.
—Dime, ¿Tú la dejaste así? —Le pregunto el emperador a Luz mientras señalaba a Amelia, la cuál parecía haber muerto.
—Y lo volvería a hacer —amenazó Luz con enojo.
—Uhmmm si... Es de lo peor —comentó Belos.
Observó fijamente a Luz y su estado era casi tan deprimente cómo el de la criminal.
—No puedo dejarte así... —Susurró en voz baja.
Acto seguido hizo un círculo de magia con su bastón e inmediatamente el cuerpo de ambas chicas empezaron a brillar. Sanando sus heridas y reconstruyendo sus ropas por completo. Dejándolas cómo nuevas.
—Todo con magia obviamente —murmuró Luz ya harta de todo esto. Vio molesta a su rival y ver que estaba bien nuevamente la llenaba de una furia ciega.
—¡Ah! ¿Qué pasó? —Amelia volvió en si y al verse envuelta en una red se hallaba confundida.
Luego vio a la humana y recordó todo. Intentó atacarla pero la red se lo impedía. Esta además le bloqueaba la magia y evitaría así que se escapará.
Era su fin.
—¿Qué pasará con ella? —Preguntó Luz.
El emperador volteó a ver a los guardias y estos se apresuraron a responder.
—Será llevada a la cárcel más cercana por los crímenes que cometió y se le dará aviso a sus padres, señor —respondió este.
El emperador asintió y acto seguido, los guardias se llevaron a Amelia lejos del lugar, esta obviamente maldecía a gritos a la humana y al mismo Emperador.
—Mamá va estar furiosa cuando reciba la llamada... —Murmuró Amity preocupada temiendo por el bienestar de su hermana.
Belos por algún motivo no dejaba de ver a la humana. Parecía estarla estudiando.
—¿Es una de tus estudiantes Bump? —Le preguntó al director.
—No, me temo que no se ha inscrito en la academia aún, su alteza —respondió este de manera solemne.
El Emperador simplemente no dijo nada más. Siguió observando a Luz hasta que está se fue caminando, alejándose tranquilamente del lugar sin despedirse de nadie, ya no tenía nada que hacer allí obviamente.
Las demás estudiantes hicieron lo mismo mientras que a él, el director le ofreció un tour por la academia. El cuál acepto gustoso ya que no tenía ganas de volver a su palacio a hacer más deberes.
—Ya nos veremos humana, ya nos veremos —murmuró él por lo bajo mientras el director le platicaba unas cosas de la academia mientras caminaban por los pasillos de esta.
Quién sabe que era lo que quería de Luz.
Más tarde.
Era casi el anochecer y ella entraba a la Casa Búho con una enorme bolsa muy pesada sobre su espalda.
—¡AAAAHHHHH! —Exclamó luego de dejarla en el suelo. Colocó sus manos en su espalda y la arqueo hacia atrás para tronarla.
Al parecer le dolía un poco.
—Hey niña, ¿Qué pasa? —Preguntó Eda con una sonrisa. Estaba sentada en uno de los muebles de la sala descansando.
—No mucho... Solo que al parecer atrape a una de las criminales más buscadas de este mundo o algo así... —Comentó Luz sin mucho interés.
Eda arqueo una ceja. No sabía de qué hablaba la humana y tampoco parecía interesarle. Por lo que volvió a su estado de relación.
Pero no estuvo así mucho tiempo. Arrugó su nariz un par de veces. Parecía haber detectado el olor de algo.
Algo muy preciado y amado por ella.
—¡Dinero! —Exclamó para luego saltar del sofá y mientras andaba en cuatro patas olfateando el suelo como si fuera un sabueso, Luz solamente la vio de forma cansada.
Solo quería irse a dormir.
Fue entonces que Eda se acercó a la bolsa qué Luz trajo y sin su permiso la abrió, sus ojos se engrandecieron al ver muchas monedas o caracoles cómo allí llamaban al dinero, en el interior de esta.
—D-dinero... —Murmuró babeante.
—Si, verás...
Hace unos cuantos minutos.
Luz llegaba casi a la casa Búho cuándo de repente un guardia de esos que se llevaron a Amelia saltó enfrente suyo.
—Oye tu fuiste la que atrapo a esa criminal y por eso te ganaste esto... —Acto seguido sacó una enorme bolsa de monedas de atrás de su espalda y se la dio a la humana, quedando esta con las piernas tambaleantes. —Quinientos mil caracoles y todos tuyos... Nos vemos. —Después de decirle la cantidad se fue del lugar caminando tranquilamente.
Mientras que Luz caminaba difícilmente hacia la casa con la enorme bolsa en sus manos.
Volviendo al presente.
—Y eso fue lo que pasó —terminó de contar pero vio que Eda no le prestaba atención. Parecía más interesada en la bolsa llena de dinero. —Tal vez pueda sacarle provecho al asunto... —Murmuró por lo bajo y ya que no había podido ingresar a la academia, pues necesitaría aprender magia de otra forma. —Sabes, estaba pensando en darte ese dinero...
—¿¡En serio!? —Exclamó Eda volteandola a ver con una enorme sonrisa.
—A cambio de que me enseñes a hacer magia —Finalizó Luz su oración esbozando una enorme sonrisa malévola.
La Dama Búho abrió su boca y ojos en exceso.
Su expresión fue cambiando lentamente hasta mostrar una muy molesta. Parecía muy furiosa ya que apretaba sus dientes y puños con fuerza.
Se puso frente a la chica mirándola hacia abajo con furia. No parecía muy contenta.
Y eso puso en alerta a la humana.
Hasta que Eda sonrió con sus ojos cerrados ofreciendole su mano para que la estrechara.
—Tenemos un trato niña —dijo la bruja muy feliz.
La latina simplemente estrecho la mano de la anciana con una expresión cansada.
Siempre caía en ese truco.
—El entrenamiento comienza mañana a las cinco de la mañana —informó Eda.
—Me parece bien —aceptó Luz. Al parecer su entrenamiento comenzaría mañana muy temprano.
Al día siguiente, pasado el mediodía.
—Oye ya levántate, llevamos muchas horas de retraso —exclamó Luz molesta mientras movía a Eda en su cama para hacerla levantarse.
—Espérame una hora más... Por favoooooor... —Pidió ella toda somnolienta para luego volver a dormirse profundamente.
—Por un demonio... Lo que faltaba... —Murmuró Luz furiosa.
No tuvo de otra que cruzarse de brazos para luego salir de la habitación con una cara de pocos amigos.
Al parecer su entrenamiento comenzaría cuando Eda quisiera.
O quién sabe.
Continuará...
No olviden invitar amigos a leer mi historia, se los agradecería muchísimo.
Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.
