Capítulo 9 - Viney.

—¡Estoy muy decepcionada! ¡Muy pero muy decepcionada! —Gritaba sin parar una mujer adulta de cabello verde.

Esta era una mujer de cuerpo curvilíneo, con un rostro de rasgos afilados. Su cabello estaba recogido en un moño bajo. Su tez era clara y sus ojos azules. Vestía una blusa de color violeta con hombreras, un chaleco de vestir que cuenta con un patrón de tres esferas entrelazadas. Un pantalón azul muy ajustado y unos tacones grises. En su cuello tenía un collar con una gema de un color morado la cuál no se sabía para qué servía.

Era muy de madrugada y se hallaba en el interior de una enorme mansión la cuál estaba situada a las afueras de Huesosburgo. Se hallaba en la sala. Caminaba de un lado a otro bajo la atenta mirada de una muy molesta Amelia Blight la cuál estaba sentada en el sofá de la sala y al lado de ella, estaba Amity Blight.

La menor miraba al suelo con una expresión triste. De vez en cuándo miraba de reojo, para ver lo que su hermana mayor tenía en su cuello. Se trataba de un collar morado con luces verdes. Este le bloqueaba la magia en su totalidad a su hermana.

Era su castigo por haber cometido tantos crímenes. Por suerte y gracias a su madre y la enorme cantidad de dinero que pagó, no se la llevaron a la cárcel. Sólo le prohibieron usar muchos tipos de magia por cuarenta años.

Un castigo cruel pero justo.

—¿Te quieres callar? —Preguntó Amelia a su madre. Haciéndola detener en el acto. —Estoy pensando en una manera de quitarme esta porquería del cuello para así poder irme a vengar de la humana. —Dijo mientras señalaba el maldito collar.

Llevaba escuchando a su madre por un largo rato y ya estaba más que harta.

La mujer mayor se enfureció por eso. Antes no hubiera podido hacerle nada gracias a la magia salvaje que su hija usaba de manera violenta contra sus agresores.

Pero ahora...

¡SLAP!

Se acercó a Amelia y le dio una fuerte cachetada haciéndola voltear su rostro a un lado. Hace mucho que quería hacer eso.

—Me las pagaras por eso... —Murmuró por lo bajo. Amity se tapó la boca con ambas manos, temía ser la siguiente. Así que volvió a bajar la mirada rápidamente.

La ojiazul sonrió complacida. Al parecer su hija mayor estaba indefensa. Le gustaba tener el control de todo a su alrededor.

—Al parecer nuestra pequeña delincuente sólo es una sombra de lo que era en el pasado —se burló. Se cruzó de brazos. Vio cómo su hija la miraba con furia.

Daba gracias al Titan de que no pudiera usar magia o si no, estaría en grandes aprietos.

—¡Me las vas a pagar Odalia! —Exclamó Amelia al momento en que se levantó del sillón y señalaba a su madre con su dedo. Esta en respuesta simplemente sonrió. —¡Luego mataré a esa humana y todos los que me caen mal! —Gritó enardecida. Apretó sus puños.

Estaba muy furiosa.

¡SLAP!

Pero otra cachetada simplemente la hizo caer al suelo. El collar ese también le disminuía su fuerza física en gran medida.

—¡Hermana! —Amity fue a socorrerla.

La menor se preocupó demasiado. Su hermana mayor tenía un hilo de sangre en su labio inferior. Al parecer su fuerza era exageradamente poca. El collar ese sí que era un castigo peor que cien años de cárcel.

Pero al menos tenía a su hermana ya en casa. A veces casi se moría de la angustia al no saber dónde ella se metía ya que las Islas Hirvientes no son lo que se puede llamar, un lugar seguro.

Sobre todo cuándo caía la noche.

Por eso le fascinaba que ella estuviera en casa. Ya tenía a alguien con quién hablar.

—Amity aléjate... —Ordenó Amelia. Su molestia se notaba desde lejos.

—Pero estas herida... —Dijo la menor con una sonrisa nerviosa. Sabía que detrás de esa capa dura de enojo y burla, se hallaba un corazón dulce y gentil.

—¡Dije que te alejes! —Gritó la mayor ya harta de tanta cercanía de su familia.

Su madre simplemente se hallaba expectante. Odalia por alguna razón estaba pensativa viendo el techo. Una parte de ella estaba feliz de que su hija rebelde estuviera de vuelta en casa, pero por otro lado...

—Manoplas ve a tu cuarto —ordenó señalando a la salida.

Amelia la volteó a ver con enojo y sus dientes apretados. Le molestaba recibir órdenes de su madre y le molestaba aún más que sus hermanos las recibieran.

—¡Ella no va a ir a ninguna...

—Enseguida madre —respondió Amity inclinando levemente su cabeza hacía el frente interrumpiendo en el acto a su hermana mayor. Subiendo las escaleras para ir directo a su habitación. Aún usaba su uniforme escolar.

—Parte —finalizó Amelia su oración. No tuvo de otra que suspirar. Al parecer su hermana y los demás le hacían demasiado caso a su madre. Debía hacer algo al respecto.

Se sentó en el sofá con sus piernas y brazos cruzados. Tenía mucho que planear si quería volver a ser la de antes.

Observaba fijamente uno de sus dedos índices. Ese que la humana se atrevió a arrancarle y que Belos le devolvió con magia.

Apretó sus dientes con fuerza. Esos dos caerían ante ella. Aunque muriera en el intento.

Pero para su mala suerte, su momento de reflexión fue interrumpido por su madre, quién se coloco enfrente de ella. La mayor alzó la vista y sin mucho ánimo preguntó.

—¿Y tú que quieres? —Su molestia estaba presente. Odiaba a su madre. La haría trizas en ese instante si no fuera por esa basura en su cuello.

—Dime una cosa, ¿Quién te dejó así de mal? —Preguntó. Debía aclarar eso. Las únicas personas más fuertes que su hija mayor, eran Eda y el Emperador y por lo que supo, él estuvo presente pero no fue quién la venció.

Y la Dama Búho pues, estaba con ella a esa hora.

—Una humana... —Murmuró Amelia apretando sus dientes con fuerza. Su sonrojo demostraba su vergüenza al ser casi asesinada por una simple humana.

Odalia se mordió uno de sus pulgares. Su molestia era notoria. No importaba cuántas veces se lo dijeran, era algo que no podía creer.

—Pero, ¿Cómo? —Preguntó sentándose al lado de su hija mayor. En verdad necesitaba más información.

—¡Ay no lo sé, simplemente uso sus poderes de humana y me dio un golpe mortal en la cara! ¡YA DEJA DE MOLESTAR MUJER! —Gritó Amelia ya harta de todo. Se levantó del sofá viendo a su madre con enojo.

—Pero, ¡Los humanos no tienen poderes o magia! —Gritó Odalia haciendo lo mismo que su hija.

—¡Pues muy bien informados estamos! —Dijo Amelia.

—¡Es imposible que hayan mejorado tanto! —Se defendió Odalia.

—¡Me vale! ¡LUZ LA HUMANA MORIRÁ Y SERÉ YO QUIÉN SE ENCARGUE DE ACABAR CON SU EXISTENCIA!

El potente grito de Amelia provocó un silencio sepulcral en la habitación. Su madre simplemente la observó mientras está se retiraba, subía las escaleras al segundo piso y se dirigía a su habitación.

Dejando a su madre sola.

—Al parecer tú humana es una caja llena de sorpresas o no, Edalyn... —Murmuró ella por lo bajó.

Debía investigar más sobre los humanos. Al parecer estos son más peligrosos de lo que creía.

Mientras tanto.

Amity se hallaba acostada en su cama. Veía fijamente el techo. La más joven de los Blight estaba muy pensativa. Hace más de un día que vivió un momento de lo más aterrador.

Casi pierde a una de sus hermanas a manos de una chica un tanto peculiar. Una humana con una fuerza descomunal.

Ella fue testigo de ese poder abrumador. El cómo esa chica uso una gran fuerza para acabar de un solo golpe, enviando a volar el cuerpo de Amelia por lo más alto.

Fue un momento de lo más traumatizante.

—Luz Noceda... —Dijo su nombre por lo bajo. No lo sabía, pero se lo preguntó a Willow en la tarde mientras estaban en la escuela.

Por alguna razón sonrió. Pero luego frunció el ceño con un leve dejo de molestia. Nunca le perdonaría a esa chica el haber lastimado a su hermana pero por otro lado estaba agradecida con ella por haberla detenido.

Amelia estaba con ellos y podría verla a diario. Su hermana ahora podría ser una mejor persona y no andar de criminal. Ambas llevarían a lo más alto el apellido Blight.

Nadie podría con ellas.

Y todo gracias a Luz. Amity cerró sus ojos. Disponiéndose a dormir. No sin antes decir lo siguiente.

—Te amo humana... —Dijo con mucho enojo. Luego abrió sus ojos excesivamente dándose cuenta de lo que acababa de decir. —Digo te odio, te odio. Te odio muchísimo por lo que hiciste. No importa lo genial y hermosa que te vieras, aún te odio con todo mi corazón... —Finalizó poniendo sus manos en su pecho esbozando una enorme sonrisa acompañada por un leve sonrojo.

Parecía todo menos molesta.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Alguien llamó a su puerta. Llamando su atención.

—Amity soy Yo, déjame pasar —dijo Amelia al otro lado de la puerta.

Y sin esperar a que la menor respondiera, entró al cuarto y cerró la puerta con seguro.

—¿Qué pasa hermana? —Preguntó Amity.

—Debo hablar contigo seriamente antes de que te duermas —dijo la mayor seriamente.

—¿Qué pasa? —Preguntó la menor. Se levantó un poco tomando asiento en su cama.

—Bueno iba a hablar con tus hermanos también pero no están en sus cuartos... —Informó Amelia mientras tomaba asiento al lado de su hermana.

Amity simplemente puso una expresión cansada.

—Si, siempre salen a escondidas de nuestros padres... —Dijo ella sin mucho interés.

—Cómo los envidio —dijo Amelia con enojo. Quería estar en otra parte que no fuera este lugar. Pero antes de buscar una solución a su problema. Debía hablar con su hermana menor. —En fin, debo hablar contigo y dejar unas cosas en claro.

Amity puso total atención. Al parecer lo que Amelia le iba a decir era algo importante.

Mientras tanto.

—¡Nos rendimos! ¡No nos haga daño! —Gritó la peliverde.

—¡Si! ¡Todo fue idea de Emira! —Gritó el peliverde muerto del miedo.

—¡Hey! —Se quejó esta viendo a su hermano gemelo con furia. —¡Es mentira! ¡Todo fue idea de Viney! ¡Ella me obligó a pintarrajear la pared! ¡Arrestenla es una criminal! —Gritó señalando a la castaña a su lado.

Esta observó con la boca bien abierta a su amiga. No lo podía creer.

Y pensar que solo llevaban unas semanas saliendo y ahora se le cruzaba la idea de mandarla al demonio. Aunque podría esperar a ver si pasaba algo más.

—Seguramente debe ser producto del miedo... —Murmuró la chica fornida.

Fue entonces que en un rápido movimiento, la peliverde la tomó de los hombros y se colocó detrás. Empujándola hacia adelante para entregarla a los que ellos creían eran las autoridades.

—¡Llevesela a ella por favor y no me haga nada! —Gritó entre lágrimas.

La castaña abrió su boca en exceso. Para luego adoptar una expresión furiosa.

—Sip, terminaré con ella...

Pero se mordió el labio inferior al ver que Emira lloraba en exceso.

Luz por su parte observaba la escena con una expresión cansada. No esperaba una reacción tan patética. Ella sólo quería sorprenderlos y al parecer, logró hacerlo. Sólo que no de la manera en la que se imaginaba.

—A veces cuándo planeas una cosa, te sale otra completamente diferente... —Murmuró para luego apagar la linterna de su celular y hablarle a los chicos.

Estos abrazaban con fuerza a la castaña la cuál mantenía una expresión sumamente cansada. Parecía harta de todo esto.

—Oigan tranquilos niños, solo jugaba —dijo la humana mientras se acercaba a ellos de brazos cruzados.

—Lo sé, me tomó unos segundos poder verte a través de la luz pero al parecer ellos aún no se han dado cuenta... —Murmuró sin mucho interés la chica de ojos verdes.

Luz río. Le parecía graciosa la escena. Los dos peliverdes lloraban mientras la abrazaban con fuerza y el último chico simplemente temblaba mucho al lado de ellos.

Un rato después.

Después de que todo se aclarará, ahora todos se hallaban sentados alrededor de la fogata.

—Admito que me sorprendiste al principio pero no fue para tanto... —Murmuró la peliverde de brazos cruzados. Desvió su vista a un lado. Se veía molesta.

Luz le vio las piernas y estas aún le temblaban un poco.

—Si, no fue para tanto —comentó Luz con mucha burla.

—¡Jajajajaja! —Río la castaña.

—Cállate Viney... —Murmuró la peliverde por lo bajo. Tenía un leve sonrojo en su rostro, por lo que no iba a tolerar más burlas a su persona.

Y menos de su novia.

—Perdona a Emira, odia que le hagan bromas —la castaña habló. Abrazó con uno de sus brazos a la peliverde y la atrajo más hacia ella y continuo. —Ahora parece un gatito enojado pero es muy dulce siempre.

Ese halago hizo a Emira sonrojarse. Al parecer su enojo disminuyó.

—Pues eso esta muy mal —habló Luz. —A mi me gusta que me hagan bromas, solo si están dispuestos a pagar las consecuencias jaja. —Río. Provocando la risa en los demás.

Así estuvieron hablando un largo rato hasta que llegó el momento de las presentaciones.

—Soy Emira, Emira Blight y él es mi hermano Edric...

—¿Hermanos de Amelia y Amity o me equivoco? —Preguntó Luz con una expresión cansada. Tenían que ser miembros de la familia Blight.

Eso hizo que ellos dos la observarán con suma sorpresa. No podían creer que la humana de la que todos hablan conociera a sus hermanas.

Era fantástico.

—¿Conoces a nuestras hermanas? —Preguntaron al mismo tiempo.

—Bueno... Digamos que tuvimos un breve enfrentamiento... Sobre todo con Amelia... Jeje —rió Luz de forma perversa al recordar cómo hizo añicos a Amelia Blight.

Los rostros de los otros dos se pusieron pálidos. Sabían de antemano lo que le pasó a su hermana mayor. Lo más impactante fue que se enteraron de que una humana con poderes la venció sin el más mínimo esfuerzo.

Fue un relato horrible.

Luz los observó fijamente. Emira era una chica de tez pálida con un lunar debajo de su ojo izquierdo, sus ojos eran dorados y su cabello era verde oscuro, este estaba recogido en un trenza voluminosa, tenía piercings esféricos en su orejas. Usaba una blusa blanca con un chaleco sin mangas de color negro con una letra E pegada al lado de su pecho. Usaba un jean azul desteñido y unos tenis blancos y verdes. Además de que usaba un collar en su cuello de color negro y pulseras rojas en cada una de sus muñecas.

Edric estaba vestido un poco más casual. Este usaba un suéter de cuello de tortuga y un pantalón negro además de tenis blancos. Su cabello era verde oscuro al igual que el de su hermana solo que este era corto. Sus ojos eran dorados y su tez también era pálida con un lunar abajo de su ojo derecho.

Se veían asustados. Luz suspiró. No sabía por qué, pero por ahora ya no quería más enemigos así que se dispuso a tranquilizarlos mientras tocaba el fuego de la hoguera con una vara.

—¿Saben por qué me peleé con Amelia? —Preguntó Luz bajo la atenta mirada de los demás.

Ambos gemelos negaron con su cabeza mientras que los otros dos simplemente observaban expectantes.

Un rato después.

Tanto Emira cómo Edric miraban el suelo con mucha pena. Luz les había contado sobre el incidente del edificio. Al parecer su hermana mayor se lo había buscado.

—Al parecer, Amelia empezó todo... —Dijo Emira muy triste.

—Si... Siempre de buscapleitos... —Murmuró Edric.

Mientras tanto la castaña se había levantado de su asiento y se fue a sentar al lado de Luz para escuchar más de cerca la emocionante historia.

—Entonces, ¿La venciste de un solo golpe? —Preguntó Viney emocionada.

—Así es... —Exclamó Luz. —Usando mis músculos, logré enviar a esa canalla a casa con sus padres. —Alzó sus brazos y los flexiono un poco para mostrar sus músculos. —¡Twin cobra! —Exclamó.

La castaña y los demás quedaron impresionados. Al parecer la humana si que tenía buena condición física.

—¿Puedo tocarlos? —Preguntó la castaña señalando uno de los brazos de Luz.

—¡Oye! —Gritó Emira muy celosa y furiosa.

—¿Yo también puedo? —Preguntó Edric levantando su mano.

—¡Edric! —Lo regañó Emira también.

No pudo evitar que esos dos se acercarán más a la humana y empezarán a tocar sus brazos. Esto era de lo peor.

Pero lo peor de todo fue ver que esa chica los abrazaba a ambos pasando sus brazos por encima de sus hombros y atrayéndolos más hacía su cuerpo.

—¿Se sienten seguros en mis brazos? —Preguntó Luz con una sonrisa sugerente provocando un enorme sonrojo en ambos.

—Grrr... —Gruñó Emira.

Estaba muy furiosa. Tanto cómo para irse a los golpes con la humana. Aunque lo pensó dos veces, una porque no quería quedar cómo una idiota peleonera frente a su hermano y su novia, pero más con su hermano y la otra por que escuchó que la humana era muy violenta.

Los rumores de que le rompió todos los huesos a Amelia, su hermana mayor y de que la hizo andar en cuatro patas por los alrededores de la academia, se escucharon por todas partes.

Sin duda fue algo horrible.

—Hey chicos, ¿Qué tal si vamos a dar una vuelta? —Sugirió la peliverde para acabar con esa maldita cercanía de una vez por todas.

Su novia y los demás la voltearon a ver. Sonrieron al ver que era una genial idea.

—Me parece una genial idea —dijo la de ojos verdes. Luego volteó a ver a Luz y le preguntó. —¿Quieres venir?

—Yo iré a dónde tú vayas dulzura —dijo Luz con una expresión coqueta.

Eso hizo sonrojar a la chica. También hizo sonrojarse a Emira pero de la furia. Se veía muy molesta.

Otra vez cruzaba por su mente la idea de atacar a la humana.

—¡AAAAAAAAHHHHH!

Y eso hizo.

—¿Ah? —Se giró Luz.

En un abrir y cerrar de ojos estaba en el suelo con la chica de cabello verde sobre ella. Esta la tomaba del cuello, lo apretaba con fuerza pero al parecer no tenía tanta.

—¿Qué crees que haces? —Preguntó Luz molesta. Iba a levantarse y darle una lección a la chica pero alguien intervino.

—¡Ah! —Se quejó Emira al ser tomada del brazo y ser obligada a alejarse de la humana. —¿¡Qué te pasa Viney!? —Le exigió saber a su novia. La observaba con furia.

—¿¡Qué crees tú que me pasa!? —Le gritó Viney igual de furiosa. —¡Evitó que me pongas en ridículo! ¡Eso hago!

—Y no crees que coquetear con una humana enfrente mio no es muy bonito por que no se... Ah... —Se puso a pensar mientras miraba a otra parte para luego volver a verla. —¡Soy tu maldita novia y no apruebo que tengas ojos para nadie más! ¡Bruta! —Le gritó.

Eso al parecer le dolió un poco a la castaña. Desvió la mirada a un lado mientras amenazaba con llorar.

La peliverde suavizo su expresión. Al parecer la había regado.

—Viney, Yo... Sabes que eres muy especial para mi y eso... —Intentó disculparse pero la otra la interrumpió.

—¡S-si me consideraras alguien especial, me hubieras llevado a tú casa a conocer a tus padres hace mucho! ¡Yo te doy pena admitelo! —Sollozo.

Luz observaba todo desde el suelo dónde aún seguía sentada. Edric la ayudo a levantarse mientras su hermana seguía discutiendo.

—Perdónala, mi hermana es muy celosa y al ver qué su novia estaba muy cerca de ti, pues tuvo miedo de que te fueras con ella jaja —río él.

—Si, siempre es lo mismo con esas dos —dijo el chico de cabello castaño. El cuál estaba al lado de Edric. —Soy Jerbo y la que discute es mi amiga Viney, ya que no nos dejaron presentarnos. —Se presentó él y a su amiga.

—Soy Luz Noceda, tampoco me dejaron presentarme jaja —río Luz de forma tranquila.

Los otros dos rieron un poco.

Jerbo era un chico alto, este tenía el cabello castaño corto peinado sobre el lado derecho de la frente. Tenía orejas puntiagudas cómo todos los demás y espesas cejas negras, nariz puntiaguda y ojos marrones. Usaba una sudadera color gris con capucha la cuál no la tenía puesta. Un pantalón negro y zapatos blancos. Viney por su parte era una chica un poco más alta que Luz, tenía el cabello castaño con cuatro flequillos tramados y un moño desordenado que se mantiene unido por una cinta para el cabello de color naranja oscuro. Lleva un pendiente de anzuelo en una oreja. Sus ojos eran verdes con una pestaña en la parte superior y una pestaña en la parte inferior. Usaba una blusa holgada de color negro con mangas largas y un pantalón azul ajustado con un cinturon negro con una hebilla dorada con una silueta de un grifo estampado en ella, además de botas negras.

—Entonces, ¿No te llevaras a Viney o si? Mi hermana no tendría oportunidad contra alguien como tú y Viney parecía encantada contigo —dijo Edric de manera tímida. Incluso él sentía algo de admiración por la humana.

Luz sonrió de manera perversa por lo que el chico dijo. Al parecer ya tenía una forma de vengarse de la flacucha de cabello verde.

—Descuida guapo, tengo ese efecto en las personas —le dijo a él mientras le sonreía y le guiñaba un ojo para luego acercarse a dónde estaban las otras dos.

Eso lo dejó sin palabras. También lo sonrojó en exceso. La humana sí que era atractiva, además de genial.

—Oye bebé... —Le dijo a Jerbo.

—¿Si corazón? —Preguntó este con tranquilidad. Había visto lo que la humana hizo y hasta él estaba cautivado.

—¿Es normal quedar viendo a alguien por mucho tiempo? —Preguntó mientras no dejaba de observar a Luz.

—Yo creó que no... —Respondió el castaño también sin dejar de ver a Luz.

Los había cautivado.

Mientras tanto con Emira. Ella intentaba calmar a su novia.

—Mira bebé, aún no te he llevado con mis padres por que... Emmm... —No sabía que decir.

—¡Lo ves, te doy pena! —Lloro Viney. —¿¡Es por que estoy gorda cierto!? —Preguntó furiosa. Era muy insegura acerca de su apariencia. Siempre intentaba adelgazar pero su figura no le permitía tener un cuerpo menos robusto.

Era un problema.

—Ammm... —Emira estaba contra la espada y la pared. Su madre era muy estricta y si supiera que anda con una chica pues le cortaría las piernas sin dudarlo. Ya que solo se permitían relaciones hetero en su familia y no cómo las que tenían ella y su hermano en secreto.

Y ni cómo decírselo a su amada.

—¡Lo sabía, solo soy un chiste para ti y para todo el maldito mundo! —Gritó Viney por lo alto.

Emira retrocedió al ver cómo ella apretaba ambos puños y su expresión cambiaba a una furiosa. Era peligroso, su novia era muy violenta y no dudaría en pulverizar al primero que viera.

—Hey dulzura, ¿Por que tan molesta? —Preguntó Luz quién llegó de la nada y abrazó a Viney de la cintura acercándola más a su cuerpo.

Debía admitir que le fascinaban las chicas temperamentales. Eran mejores que las delicadas.

Emira se enfureció por esa acción de la humana pero enseguida tembló al ver que su novia la alejaba bruscamente.

Viney había encontrado a alguien para descargar su ira.

O eso pensó ella.

—Grrr... —Gruñó antes de lanzar un fuerte puñetazo hacia Luz.

Grande fue la sorpresa de todos cuándo la humana lo detuvo fácilmente con la palma de su mano. Se veía sumamente tranquila.

—Uy cuidado —dijo Luz con mucha burla.

Viney aparto su puño y sin esperar lanzó otro más. El cuál tuvo el mismo resultado.

Así estuvieron por unos minutos. Viney lanzando puñetazos y Luz bloqueándolos todos sin mucho esfuerzo, incluso empezaba a aburrirle mucho.

Pero todo acabó rápido.

—Aahhh... —Sollozo Viney al caer de rodillas apoyando sus manos contra el suelo. —S-soy patética... —Lloró.

Luz vio con pena ajena cómo la chica lloraba. Sus lágrimas caían suelo como gotas de agua. Al principio le pareció muy ruda pero ahora que la veía con detenimiento...

Era patética. Aún así se acercó a la chica y la ayudó a ponerse de pie.

—Ven, te llevaré a casa —se ofreció Luz.

La otra simplemente asintió débilmente sin despegar su vista del suelo. Parecía muy afectada. Al igual que Emira quién observaba con impotencia y enojo cómo esa chica se llevaba a su novia a quien sabe dónde.

Esta simplemente se quedó de pie viendo furiosa como Viney se alejaba. No sabía que hacer exactamente.

—Hermanita eso de quedarte parada mientras tu chica sufre esta muy mal —la regaño Edric. Ganándose una mirada de molestia por parte de su gemela.

—¡Viney espera! —Gritó. Levantó su mano hacia ella para intentar alcanzarla pero ni siquiera fue tras ella.

—¡Aléjate Emira! ¡No quiero verte! —Gritó Viney quién se alejaba cada vez más y más.

Eso hizo que la peliverde se enojara mucho.

—¡Bien! —Gritó resignada. Se giró hacia su hermano y Jerbo para hablarles. —¡Nos vamos! —Ordenó.

Ellos simplemente rodaron sus ojos y decidieron irse con ella. Para no estropear más la noche, más de lo que ya estaba.

—Ya verás Viney... Te demostraré que no te necesito para estar bien... —Parecía molesta pero las lágrimas en sus ojos daban a entender que quería llorar mucho.

Más tarde.

Iban a dar las cuatro de la mañana y dos chicas se hallaban en la casa búho. Se veían manoseando y rebuscando en una pila de basura y cosas en buen estado. Todas del mundo humano.

Viney le dijo a Luz que no quería ir a casa, que la llevará a otra parte.

Y eso hizo la humana.

—Y este es un collar de diamantes —explicó Luz mientras le ponía el accesorio en el cuello a su invitada.

—¿Cómo me veo? —Preguntó Viney un tanto nerviosa.

Luz la observaba detenidamente, era cómo si la analizará antes de responder lo cuál empezaba a poner nerviosa a la chica. Luego se sorprendió cuándo la humana colocó sus manos sobre sus hombros y viéndola a los ojos le dijo.

—Chica, ese collar se ve más hermoso cuándo lo usas tú —comentó con una sonrisa.

—Aaaahhh... —Viney titubeó. Nunca me habían dicho algo tan hermoso.

Ni siquiera su novia. Ella la llamaba gordis o gordita y eso no le gustaba para nada. Luz se separó de ella y fue a buscar algo más en la pila de objetos humanos de Eda.

De todos modos si la bruja no le iba a enseñar nada de magia, pues se cobraría tomando muchas de las cosas del mundo humano que Eda atesoraba con tanto afecto.

—Mira esto —habló Luz al encontrar algo muy útil según ella a la hora de dar palizas.

Viney observó el extraño madero negro que la humana le ofrecía.

—¿Qué es? —Preguntó con sumo interés.

—Es un bate de béisbol —se lo dio en sus manos. —Sirve para darle buenos golpes a tus oponentes jeje. —Reveló. Le dio la espalda y se puso a buscar más cosas geniales.

La ojiverde observó fijamente el objeto en sus manos. Luego vio a Luz de reojo. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Le agradaba la chica.

Puso el bate a un lado para ver que más cosas geniales le mostraba la humana de su mundo.

Un rato después.

Estuvieron un largo rato buscando cosas en la montaña de basura de Eda. Luz le explicaba a su invitada secreta lo que era cada cosa.

Y lo que más le intereso a Viney fue cuándo la humana mencionó la palabra comida. Si, un par de extrañas cosas llamadas máquinas expendedoras tenían muchas golosinas deliciosas.

Luz no necesito dinero para sacar los chocolates y bebidas azucaradas de las maquinas. Simplemente uso una palanca que había por allí para abrir la puerta de estas y poder comer algo de lo que allí había.

—Me sorprende lo fuerte que es ese pequeño búho —murmuró por lo bajo refiriéndose a Owlbert.

Vio de reojo a Viney y esta comía sin detenerse. Al parecer se había vuelto adicta al chocolate, a los dulces y al refresco enlatado.

—Oye tranquila, hay suficiente comida para días y no se acabará así cómo así —le dijo Luz intentando calmar a la chica ya que parecía no tener auto control.

—Lo siento mucho... —Habló ella mientras masticaba lo que parecía ser un rol de canela. —Es que toda esta comida humana sabe tan deliciosa... —Finalizó con lágrimas en sus ojos.

Luz suspiró.

Tomó una barra de chocolate y decidió comerla mientras bebía una gaseosa.

—Nah, que coma. No podría acabar con todo esto aunque quisiera —murmuró por lo bajó dejando a la chica comer.

Unos minutos después.

—Sip... Se acabó todo —dijo Luz al ver todas las envolturas y latas vacías en el suelo.

Vio con desagrado a la responsable de la falta de golosinas y comida chatarra, esta se hallaba buscando más comida entre toda la basura.

—Tiene que haber algo más por aquí... —Exclamó la bruja un tanto desesperada.

—Ya no hay nada, lo que te tragaste era todo lo que había... —Dijo Luz de brazos cruzados. Se sentó en el sofá y dejó a la chica seguir buscando más comida.

Hurgaba y hurgaba la montaña de cosas del mundo humano de Eda. Se veía desesperada por encontrar algo más de comer. Parecía una loca. Al parecer si que tenía un enorme problema con la comida.

Luz la miraba fijamente. La chica en si era atractiva. Sólo que estaba un poco subida de peso y al verla buscar más comida como una completa lunática pues llegó a la conclusión de que algo en su interior la hacía comer y comer a más no poder.

—Nunca tendrá un físico cómo el mío si sigue así —murmuró la humana con mucha burla.

Luego de un rato de estar viendo a Viney buscar comida pues por fin le dio sueño. Iban a ser las cinco de la mañana y su cuerpo le pedía a gritos que se fuera a dormir.

—Oye quiero dormir, así qué, ¡Vete ya, Viney! —dijo Luz con un dejo de molestia mientras señalaba la salida.

La chica simplemente la ignoró y siguió buscando algo de comer.

—¡Bingo! —Exclamó muy feliz al encontrar un six pack de latas de refresco.

Aunque Luz lo observó bien y eso no era exactamente refresco. Era otra cosa.

—Oye eso no es refresco, es... —Se detuvo al ver que la chica empezaba a abrir las latas y a beber el contenido de estas. Las bebió en un abrir y cerrar de ojos. —Cerveza. —Finalizó Luz.

Solo tuvieron que pasar unos segundos para que Viney se sujetará la cabeza con ambas manos. Parecía dolerle. Se acercó a la humana y dijo.

—No me siento nada bien... —Murmuró.

Se sentó a su lado mientras se recostaba en el sofá. Parecía haber caído inconsciente.

—¿Y cómo no te vas a sentir así?, Si te acabas de beber tu sola un six pack de cervezas... —La regaño Luz. Se levantó de su asiento y le habló nuevamente. —Y lo peor es que no me dejaste alguna. —Al final decidió irse a dormir y dejar sola a la chica con problemas alimenticios. —Tienes suerte de ser bonita por que sino...

Fue lo último que dijo la humana antes de subir las escaleras y perderse de vista.

Poco después la bruja levantó la vista y volteó a ver por dónde se había ido Luz. Viney tenía un ojo medio cerrado y su cabeza un poco tambaleante. Al parecer los efectos del alcohol empezaban a hacer efecto.

—¿Dijo que soy hermosa? —Preguntó a la nada. Luego sonrió de forma tonta. Un enorme sonrojó apareció en su rostro.

No pasó mucho tiempo para que se levantara del sofá y se fuera detrás de Luz. No sin antes tomar el bate de béisbol que había dejado por allí.

Mientras tanto.

Luz se había quitado su ropa usando únicamente su sostén y short deportivo, el cuál cómo recordarán era muy pequeño. Casi parecía que vestía un traje de baño.

—¿Me preguntó si Owlbert habrá conseguido algún conjunto de una sola pieza? —Se preguntó. Estaba recostada de espaldas viendo el techo. Pensando en los distintos trajes de baño y ropa de gimnasio que desearía usar. —Quizás busque mañana. —Luego de eso cerró sus ojos.

Al poco tiempo los abrió para ver el sobre que le dio el mago. Aún no sabía que desear y peor sabía como hacer un hechizo de luz. Estaba en un gran dilema.

Al final decidió guardarlo y disponerse a dormir.

Cerró sus ojos. Parecía estar cómoda.

Aunque cometió un grave error.

No cerrar la puerta.

—¿Crees que soy hermosa?

Al escuchar esas palabras abrió sus ojos de inmediato. Encontrándose con la típica escena de una película de terror dónde hay una psicópata con un arma al lado de tu cama mientras duermes.

Se trataba de Viney quién sonreía de manera perversa casi pervertida mientras veía el bello cuerpo de Luz. Levantaba el bate de béisbol por lo alto con ambas manos. Estaba lista para golpear a la humana con el y dejarla inconsciente para poder tenerla a su merced.

No pensaba con claridad. Sólo recordaba que Luz la llamo bellísima y cómo nunca nadie le dijo algo tan bonito pues no podía dejar ir a esa persona tan fácilmente.

—¡Te haré mía! —Gritó. Bajó el bate lo más rápido que pudo para noquear a Luz. Pero extrañamente ella simplemente observaba todo con desinterés.

Incluso ni se inmutó cuando el objeto ese bajaba a toda velocidad hacia su cabeza. En vez de eso, alzó su mano y detuvo el bate sin mucho esfuerzo. Dejando sin habla a Viney.

—Ahhhh... —Está no sabia que decir, quedando con su boca y ojos bien abiertos.

—Hay que ver quién hará suya a quien —dijo Luz con una expresión diabólica.

—¡Ahhhh! —Gritó la bruja al ser tomada de las manos y ser atraída por la humana para luego ser besada apasionadamente cómo nunca nadie lo había hecho.

Un largo rato después.

—Ahhh... Ahhh... —Soltaba gemido tras gemido mientras arqueaba su espalda hacia atrás.

No podía creer que una simple humana fuera capaz de darle tanto placer únicamente usando su lengua para lamer su zona íntima. Era asqueroso pero sentía que iba a morir por tantas descargas eléctricas que sentía en su espalda.

No quería que parara. Era de lo mejor que había sentido en la vida.

Luz por su parte simplemente le enseñaba a esta chica lo hábil que era con su lengua. No era la primera vez que estaba con una chica y obviamente no sería la última. Al parecer las chicas de éste mundo tenían la misma anatomía que las chicas de la tierra.

Eso lo hacía más fácil a la hora de complacerlas.

Con un movimiento majestuoso de su lengua, probaba y probaba la intimidad de Viney. Le complacía ver cómo ella se retorcía.

—¡Aaaahhh! —Gritó ella. Sacó su lengua mientras sus ojos miraban hacía arriba. Al parecer había llegado al clímax.

Lo cuál la empezaba a dejar exhausta.

Pero aún con la cara toda mojada por los líquidos que la intimidad de Viney, Luz siguió lamiendo y lamiendo. Haciendo que la bruja apretara sus dientes mostrando una extraña sonrisa al tiempo en que sus ojos no dejaban de lagrimear.

Estaba en el mejor lugar del mundo.

Y todo mejoró cuándo Luz se recostó sobre ella. Empezó a besar su cuello pero sin dejar olvidada su frágil intimidad. La humana le metió sus dedos para luego empezar a moverlos de manera frenética sin dejar que Viney descansará.

—Ahhh... Luz... —Gimió esta. Un vapor caliente salía de su boca. Estaba exhausta además de ebria.

—Di mi nombre... —Le susurró Luz justo en el oído.

—Ah... —Ella no podía pensar claramente.

—¡Dilo! —Ordenó Luz. Aumentó la velocidad de los movimientos de sus dedos. Haciendo que ella sintiera que ya pronto acabaría por cuarta vez.

—Luz... —Dijo Viney en un susurró sumamente inaudible. Cerró sus ojos.

—Otra vez... —Ordenó Luz.

—L-Luz... —Dijo un poco más fuerte.

—Otra vez...

—Luz...

—Otra vez y más fuerte...

La bruja apretó sus dientes y en el momento en que dejaba salir todo lo que tenia en su interior abrió su boca y dijo.

—¡LUZ! —Gritó con todas sus fuerzas.

La humana sacó sus dedos del interior de la bruja y mientras se los acercaba al rostro para meterlos en su boca. Dijo...

—Y que no se te olvide —dijo Luz con malicia.

Viney quedó completamente exhausta mientras chupaba los cinco dedos de la humana. Ni se dio cuenta cuándo se quedó dormida.

La latina vio con cansancio el cuerpo desnudo de su invitada. Al parecer la diversión se había acabado.

Suspiro.

Se vio así misma, aún usaba su conjunto ligero para dormir. No le dio tiempo para quitárselo. No le quedó de otra que recostarse de lado dándole la espalda a la chica y disponerse a dormir.

Eran más de la cinco de la mañana pero eso no le importaba mucho que digamos.

Más tarde.

Iban a dar las doce del mediodía y Viney caminaba cabizbaja directo a su casa. No podía creer que se quedó durmiendo en casa de una chica que no conocía mucho. Además de que hoy no fue a la escuela.

No esperaba quedarse dormida.

Y lo peor de todo es que tuvo relaciones con la humana. Le dio su primera vez. Engañando a su novia Emira.

—Me quiero matar... —Murmuró con lágrimas en sus ojos.

No podía creer lo que hizo. Hace unos minutos que se despertó y se horrorizó al ver dónde dormía. Obviamente recordaba lo que hizo ayer. Se cambió rápidamente y salió de la casa sin despertar a Luz.

Y lo que más le aterraba era que le fascinó. No sólo la buena comida y el sexo tan salvaje que tuvo, si no que la compañía de la humana era algo que la cautivo. Luz era una chica muy genial y una que no tenía miedo de hacer las cosas.

—No cómo a Emira... —Dijo con enojo. Alzó su vista al frente mientras apretaba sus puños. Recordaba que ella ni siquiera la había llevado a conocer a sus padres y eso le dolía.

¡DING! ¡DING!

Se detuvo al recibir un mensaje en su pergamino. Rápidamente lo hizo aparecer para leer el mensaje. Seguramente era de su madre. Obviamente la haría polvo por no haber llegado a la casa a dormir y mucho menos por no haber ido a la escuela.

Pero no. Gruñó al ver que era un mensaje de Emira.

De Emira:

—Mi bebé. Lamentó todo lo que pasó. Estoy dispuesta a compensarte, invitandote a cenar a mi casa con mis padres el sábado, ¿Qué dices?

Eso hizo sonreír a Viney.

—Vaya, al parecer es hora de conocer a mis futuros suegros —dijo emocionada.

Siguió su camino ya con ánimos renovados. Decidió no decirle nada a Emira sobre qué pasó la noche con alguien más. Sería su secreto.

Quién sabe por cuánto tiempo.

Más tarde.

Eran las tres de la tarde y Luz despertaba de su largo sueño. Lo primero que hizo fue sentarse en su cama, no vio a Viney a su lado y al no verla por ninguna parte, decidió restarle importancia e iniciar su día.

Tenía sus propios problemas cómo para andar pensando en alguien más y menos en alguien que no conocía mucho.

Iba a empezar a vestirse cuándo su puerta se abrió de la nada. Se trataba de Eda quién al parecer se acababa de despertar de su larga siesta.

—Hey niña —saludo sin muchos ánimos.

—Hey —Saludo Luz con enojo. Algo que notó la Dama Búho.

—Mira se que estas molesta por que prometí enseñarte magia ayer o antier... —Se puso a pensar. —Bueno antes de quedar profundamente dormida jeje. —Río.

La expresión de la humana se torno más y más molesta. Pero a la bruja no le interesaba.

—Sólo venía a decirte que el entrenamiento comienza a las cinco de la tarde enfrente de mi casa —Dicho esto volvió a salir del cuarto.

Luz relajó su expresión. Al parecer al fin podría usar magia.

Para el mal.

—Ah y otra cosa, no llegues tarde —se asomo Eda nuevamente para luego volver a salir.

Luz asintió.

—Ah y una última cosa, cómo tú y la chica con quién dormiste usaron varías de mis cosas anoche, pues solo te enseñaré un hechizo... —Avisó Eda un tanto molesta. Luego sonrió. —Es todo.

Dicho eso volvió a salir.

La latina rodó sus ojos a un lado. Al parecer la vieja sabía lo que pasaba en su casa las veinticuatro horas del día y que gracias a eso sus enseñanzas serían limitadas.

—Un hechizo, ¿Eh? —Murmuró con suma malicia. —Creó que ya sé cuál quiero aprender. —Dijo para después sacar el sobre rojo de dónde lo había dejado y verlo fijamente.

Quién sabe qué tipo de deseo llegaría a pedir cuándo tuviera todo lo necesario para hacerlo.

Solo ella lo sabe.

Continuará...


Lamentó la demora. Los deberes y esas cosas. No olviden compartir la historia con sus amigos para ayudarme a llegar a más lectores.

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Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.