Capítulo 10: Bestias.

Luz esperaba pacientemente sentada en el sofá de la sala a que fueran las cinco de la tarde. Hora que la Dama Búho había acordado para enseñarle magia.

O para ser más precisos... Un miserable hechizo. La humana estaba segura que le había pagado lo suficiente cómo para comprarse una casa y lo que ella y Viney se comieron anoche no pasaban de los quinientos dólares.

Sin duda alguna, la bruja si que era una perfecta estafadora.

—Creo que empieza a agradarme —dijo Luz con una sonrisa. Al parecer las chicas malas saben entenderse a la perfección.

Siguió esperando hasta que su maestra temporal hizo acto de presencia.

Eda salía de la habitación de King y sigilosamente se acercaba a Luz. No sin antes tomar una cinta roja y ponersela alrededor de la frente. Al parecer, el entrenamiento estaba por empezar.

Luz la vio acercarse y mientras se cruzaba de brazos y piernas en el sitio dónde estaba sentada le habló.

—¿Ya vamos a empezar con el entrenamiento? —Preguntó la humana con una ceja levantada. Le parecía extraña la forma tan sigilosa de caminar de la bruja.

—¡Sssssshhhh!

Y le pareció más sospechoso cuándo ella la silencio.

—Guarda silencio, King necesita dormir bien. Tenemos que hacer algo importante la próxima semana y él debe descansar mucho —dijo Eda en voz baja.

Luz abrió sus ojos lo más que pudo. Empezaba a atar cabos. Ya estaba empezando a averiguar lo que pasaba con estos dos.

—¿Está enfermo o algo? —Preguntó.

Esa pregunta hizo que la bruja parpadeará un par de veces. Apretó sus labios por la impresión. Al parecer la humana no era tan tonta y estúpida cómo lo creía ella.

—Algo así... No es de tu incumbencia —pero Eda le resto importancia al asunto y le hizo señas a la chica para que la siguiera.

Luz simplemente obedeció. Tampoco es que le importara mucho los asuntos de los demás.

Únicamente los suyos le importaban.

Un rato después.

Eda y Luz se hallaban en un campo abierto. A unos quince metros de la Casa Búho.

—¿No íbamos a entrenar enfrente de tu casa? —Preguntó Luz.

—Estamos enfrente niña... A unos cuantos metros pero aún es el frente —respondió burlona la anciana.

Eso hizo que la humana pusiera una expresión de lo más cansada. Eda aparte de creerse su jefa, también se creía comediante. Era todo un personaje la Dama Búho.

Pero eso no le importaba mucho a Luz. Ella necesitaba aprender magia, sentía que su vida corría cada vez más peligro. Una por los extraños habitantes del lugar, otra por las bestias del lugar y también por los extraños desastres naturales que azotaban el lugar de vez en cuándo.

Sin duda alguna, tenía suerte de estar aún con vida.

—¿Y que quieres que te enseñe niña? —Preguntó la bruja mientras se tronaba sus nudillos y estiraba sus brazos. —¿Un hechizo de fuego? —De una de las palmas de sus manos salió una llamarada de fuego. —¿Magia de hielo? —De su otra palma salió mucha nieve. —¿Agua o electricidad? —De una de sus palmas salía agua mientras que de la otra salían relámpagos. —¿Abominables, plantas mágicas, música, curación o bestias místicas?

Luz abrió su boca en exceso al ver como la bruja hacia aparecer desde un enorme abominable hasta una enredadera más grande y letal que la que Willow hizo aparecer aquella vez, luego vio cómo hizo aparecer una guitarra y se ponía a tocarla haciendo temblar la tierra. Luego ella sacó una navaja y se hizo una herida en su brazo para luego sanarlo con magia y quedar cómo nueva.

Por último hizo aparecer un extraño y enorme gusano con cabeza de rata para luego hacerlo desaparecer.

—¡Tenemos de todo niña! —Exclamó la Dama Búho mientras alzaba sus brazos al aire lanzando fuegos artificiales de sus palmas demostrando así lo poderosa que era.

Además de que su respiración estaba un tanto acelerada seguramente por el cansancio.

Luz lo medito un poco. Cualquiera de esos hechizos la ayudaría a ganar más fuerza antes de saber cómo controlar el poder que utilizo para vencer a Amelia.

Pero lamentablemente debía aprender uno en especifico si quería usar aquel deseo que el mago le dio.

—Quiero aprender un hechizo de luz —pidió la humana de brazos cruzados.

Eda bajo sus brazos y observó a la chica con una expresión muy decepcionada.

—¿Hablas de esto? —Preguntó Eda. Seguidamente hizo un círculo de magia en el aire con su dedo y una pequeña luz apareció de este.

Era un poco patético el hechizo pero era lo que Luz necesitaba si quería lograr su cometido.

—Si, uno de esos —asintió Luz.

Eda gruñó con molestia.

—Niña acabas de perder el poco respeto que te tenía —platico la bruja de brazos cruzados.

Luz suspiró. Luego le sorprendió lo que la de ojos amarillos dijo.

—¿Espera, tu me respetas? —Preguntó Luz confundida.

—¡JAJAJAJA! —Eda río de forma estruendosa. —Claro que no, Yo no respeto a nadie. —Comentó.

Luz puso una expresión cansada. Pero repentinamente una sonrisa apareció en su rostro.

—¡JAJAJAJAJA! —Empezó a reír al igual que la bruja. —Si, ¿Para que respetar a los demás? —Dijo entre risas.

Y así ambas estuvieron riendo y riendo. Podrían ser de distintos mundos pero las dos tenían mucho en común. Disfrutaban el meterse en problemas, les gustaba el desorden, adoraban el poder, no tenían respeto por nada ni nadie, les gustaba el dinero y no durarían en irse a los golpes con quien sea a la menor provocación.

No tenían remedio.

Un rato después.

Luz escuchaba atentamente a su instructora, la humana estaba sentada en un tronco en el suelo mientras que Eda se hallaba frente suyo explicándole cómo era que los habitantes de las Islas Hirvientes podían hacer magia.

—Entonces, ¿Me dices que puedes hacer magia gracias a un saco de bilis que tienes unido al corazón? —Preguntó Luz alzando una de sus cejas.

—¡Así es! —Exclamó la de ojos amarillos. —Y a menos que encuentres la forma de trasplantarte uno de esos en tu interior, no veo cómo puedas hacer magia... —Dijo con una sonrisa burlona. —Perdedora. —Murmuró eso último en voz baja.

Luz apretó sus dientes. Obviamente escuchó eso. Aunque no podía hacer nada al respecto. La bruja si que tenía mucha fuerza por lo que un ataque en estos momentos sería un suicidio instantáneo.

—¿¡No hay alguna otra manera de aprender magia!? —Exclamó alzando sus brazos al aire. Estaba pensando en volver a su mundo mejor. Aunque debía esperar mejor un poco.

Eda se tocó la barbilla con uno de sus dedos. Sus ojos miraban hacia arriba. Se veía pensativa.

—Nop, no la hay —respondió restándole importancia al asunto.

Eso solo hizo molestar más a la humana.

—Aunque tengo entendido que las brujas en la antigüedad hacían magia de otra forma... Solo que nunca me importó buscar cuál era esa otra forma —comentó la bruja de repente.

Luz tuvo una pequeña esperanza. Se levantó de su asiento y se acercó a la bruja.

—¿¡Por que no me ayudas a buscar esa otra forma!? —Exclamó Luz.

La otra simplemente se cruzo de brazos y desvío la mirada.

—Nah, sigue sin interesarme —dijo Eda de forma tranquila.

La humana apretó sus dientes. Sus ojos veían de un lado a otro. Se empezaba a quedar sin opciones.

Incluso las ideas en su cabeza empezaban a sonarle algo tontas. De la nada sacó su celular y activó la videocámara para grabar.

—¿Qué tal si te grabó mientras haces el hechizo de luz? De algo tiene que servir, ¿No? —Preguntó Luz. En su vida había estado tan desesperada.

—No lo sé... –Eda la miró con suma indiferencia.

—¡Ah vamos! ¡Te di todo el dinero que tenia! ¿¡No puedo pagarte de alguna otra forma!? —Gritó Luz ya harta.

Aunque la sonrisa perversa de la Dama Búho que apareció en su rostro le dio muy mala espina.

—Hay una forma –comentó Eda. —Pero será un secreto y deberás hacer todo lo que diga sin reclamos, ¿De acuerdo? —Propuso ella.

Luz suspiro.

—Bien, bien... Ni que tuviera de otra —murmuró Luz con sus dientes muy apretados. En su vida había odiado tanto a alguien.

—¡Perfecto! —Exclamó Eda feliz.

Más tarde.

Eran cómo las dos de la mañana y dos siluetas encapuchadas caminaban sigilosamente por lo que parecía ser un mercado de mala muerte.

Se trataban de la humana y la bruja quién después de dejarse grabar por la primera haciendo un miserable y patético hechizo de luz. Pues arrastró a su lacaya hasta un lugar llamado...

El Mercado Nocturno. Un lugar peligroso dónde abundan los peores mal vivientes y los más grandes estafadores de todas Las Islas Hirvientes.

La bruja se quitó su capucha e inhalo una buena cantidad de aire por su nariz.

—Aaaah... —Suspiró complacida. —Se siente como estar en casa. —La bruja parecía complacida.

Aunque usaba un cubre bocas negro por alguna razón en particular, además de una capucha negra con capa, ropas negras y llevaba unas cuantas botellas con un papel metido en la abertura de estas.

Luz suspiro. Ella estaba vestida igual que Eda. Sólo que sus ropas eran morado oscuro y también llevaba botellas con papeles. Las observó detenidamente.

—Acaso son... ¿Cócteles molotov? —Se preguntó alzando una de sus cejas.

Sin duda alguna la bruja si que hacía cosas muy raras.

—Muy bien niña, andando —ordenó Eda.

Ambas caminaron hasta ocultarse cerca de un puesto colorido que era atendido por un pequeño ser con aspecto porcino. Este usaba lentes, traje morado con mangas blancas. Parecía otro vendedor cualquiera.

Lástima que no se esperaba lo que le iba a pasar a continuación.

–Muy bien niña, cuándo escuches la señal empezaremos a arrojar estos bebés... —Señaló las botellas. —Para quemar el puesto de ese loco... No permitiré que me robe clientela. —Comentaba ella no muy feliz al ver a ese cerdo vender cosas mejores que las que ella conseguía.

Luz simplemente asintió. Le importaba muy poco los problemas de la bruja. Ella sólo quería aprender magia.

—¿Les prenderas fuego? —Preguntó Luz.

—No, estas botellas se encienden por si solas al chocar contra algo —reveló Eda.

—Con magia obviamente —murmuró Luz molesta.

—Sip, así funciona todo aquí —dijo la bruja con una sonrisa divertida.

La humana sonrió. Al menos cometería vandalismo. Lo que más le gustaba hacer.

Unos minutos después.

Ambas corrían despavoridas buscando un lugar seguro para ocultarse. Habían logrado quemar el puesto del tal Tibbles y cómo no querían ser descubiertas pues huyeron del lugar.

Aunque el extraño ser les gritó mientras levantaba su puño.

—¡Me las pagaras Eda La Dama Búho! ¡Tibblet-Tibblie Grimm Hammer Tercero tendrá su venganza!

¡KABOOOOOMMM!

No pudo continuar ya que el puesto atrás suyo explotó junto con él. Seguramente murió o algo por el estilo.

Un rato después.

Las dos llegaban a La Casa Búho. Caminaban tranquilamente ya que estaban fuera de peligro.

—Hey, eso fue bárbaro —exclamó Luz para luego golpear con su puño el hombro de la bruja.

Esta se sobo el hombro por dicho contacto.

—¡JAJAJAJA! ¡SI! —Río Eda. —Tienes razón, eso fue, ¡BÁRBARO!

¡PAM!

Le devolvió el golpe solo que le pego un poco fuerte en el hombro a la humana ya que esta se sujeto inmediatamente el área afectada. Le dolía mucho.

Incluso le salieron un par de lágrimas de sus ojos por el dolor que sentía.

—Sabes, me divertí tanto contigo hoy que mañana te llevaré a un lugar genial cómo recompensa —platicó Eda.

—¿En serio? —Preguntó incrédula la humana.

La bruja asintió.

—Si, te va a encantar —comentó.

Luz asintió con una sonrisa. Lo que necesitaba. Unas buenas vacaciones. Sentía mucho estrés acumulado y quería relajarse.

—Justo lo que necesitaba —dijo Luz aceptando el ofrecimiento de la bruja.

Eda sonrió complacida. Al parecer podría mantener a la humana fuera de la casa para dejar que King descansará antes del gran compromiso que tenían que hacer dentro de una semana aproximadamente.

Al final ambas entraron a la casa y se fueron a dormir esperando a que fuera el día siguiente.

Al día siguiente.

La latina observaba fijamente el lugar a dónde la bruja la había traído. Se hallaban en un bosque montañoso con paisaje nevado.

Al haber nieve por todos lados y por el horrible frío que hacía. Pues, ambas usaban abrigos. Eda usaba un abrigo color gris de cuerpo completo junto con un gorro con ojos negros y colmillos dando la sensación de parecer una araña.

Mientras que Luz simplemente usaba un gorro de lana rojo, un pantalón negro abrigado, botas negras iguales a las de Eda y un suéter rojo con rayas rojas y decoraciones navideñas que constaban de muñecos de nieve y una que otra cara de Santa Claus.

Fue lo único que hallaron en la pila de objetos humanos que Eda tenía.

—Recuerda que debes devolver toda la ropa cuándo volvamos a casa –le recordó Eda a la chica.

Esta simplemente asintió sumamente disgustada. Odiaba usar ropa prestada. Una por que había veces que la persona que se las prestaba no las lavaba y eso le traia consecuencias tales como infecciones bacterianas muy molestas.

Luz tembló. Volvió a recordar esa vez que su amiga Karina le prestó unas bragas y eso le provocó una comezón terrible.

—Si me hubiera dicho que no las había lavado le hubiera roto la cara allí mismo... —Murmuró en voz baja y con suma molestia. Caminaba al lado de la bruja a un lugar en especifico. —¿Y a dónde vamos? —Preguntó volteando a verla.

—Buscamos un lugar perfecto para acampar, en esta parte de la Isla hay buenos lugares —platicó Eda.

—Sabes, me parece asqueroso que vivamos en un enorme cadáver que se pudre poco a poco —comentó Luz molesta y un tanto asqueada. A veces olvidaba que Eda le dijo que las Islas Hirvientes eran en realidad el cadáver de un Titan caído.

Solo esperaba que no apareciera alguna pandemia por tal pozo de contaminación dónde habitaban.

Debía aprender a usar esos poderes que uso para vencer a Amelia Blight lo antes posible y así poder regresar a su mundo para conquistarlo.

La bruja por su parte tenía un leve sonrojo en su rostro. No le gustaba que hablaran mal de su hogar, el lugar donde nació. Era capaz de irse a la guerra en nombre de Las Islas Hirvientes.

Le daría un golpe a la chica en la cara pero algo llamó su atención y podría usarlo para desquitarse de la molesta humana.

Luz se detuvo cuándo la bruja dio la orden de que lo hicieran.

—¿Para que nos detenemos? —Preguntó la latina.

—Para nada, solo quería que dieras un paso a tu derecha... —Pidió la bruja con una sonrisa extraña.

La humana la vio con sospecha. Algo no andaba bien. Pero le resto importancia e hizo lo que ella le pidió.

¡PRAAAAAMMM!

—¡AAAAHHHH!

Gritó Luz al ser impactada por una bola de fuego morado, esta le dio justo en la espalda y la hizo caer de cara en la nieve.

—¡JAJAJAJA! —Río la bruja a carcajadas. —¡Eso te pasa por burlarte de mi nación, perra! —Se burlo de la latina mientras la señalaba con su dedo.

La chica despego su cara del suelo. Había caído en la trampa de la bruja. Era otra que se iba a cobrar cuándo fuera más fuerte.

—¡Lo siento mucho! ¡No fue mi intención! —Se acercó corriendo cierta peliverde mientras se disculpaba.

Esta rápidamente ayudó a Luz a levantarse del suelo.

—Descuida, hace falta más que eso para matarme —dijo Luz divertida.

Amity se quedó paralizada al ver a quién le dio su ataque de fuego. Su rostro se sonrojó un poco al estar cerca de esa humana tan peculiar que desde hace poco la tenía muy pensativa.

Y no sólo por que le dio la paliza de su vida a su hermana mayor, si no que por otra cosa que ni ella entendía.

—L-Luz... —Titubeo Amity.

La humana alzó una ceja al ver que la chica la seguía sujetando del brazo y no sólo eso, si no que la observaba con una sonrisa extraña.

Parecía una loca.

—¿Te conozco? —Preguntó Luz con una sonrisa burlona.

Los ojos de Amity se achicaron al tiempo en que su sonrisa se borró de su rostro. No podía creer que la humana se olvidara de ella.

Era inaudito.

—¡Diste justo en el blanco hermanita! —Exclamó Emira divertida quién venía corriendo junto a su hermano gemelo llegando dónde Amity.

Esta se volteó furiosa hacia su hermana mayor.

—¡Emira! —Gritó. —¡Me dijiste que no había nadie cerca!

La peliverde mayor río fingiendo falsa culpa. Cosa que Luz notó.

—Lo siento, te aseguró que no logré ver que la humana que se fue con mi novia en la madrugada de ayer, estaba cerca —dijo Emira con una sonrisa y un dejo de molestia. Cosa que no entendió Amity.

—¿Te conozco? —Le preguntó Luz a Emira con mucha burla mientras se cruzaba de brazos.

Eso solo hizo que la chica mayor se molestara mucho. Nunca le perdonaría a la humana el haberse llevado a su novia.

En cualquier momento habría un pleito y Eda lo sabía.

—Le apuesto todo a la humana —le susurró Eda a Edric.

—Yo redoblo esa apuesta —dijo este en un susurro también.

Esperaban que alguna diera el primer golpe.

Aunque otra persona interrumpió todo.

—¡Soy Amity Blight la chica que te arrancó la ropa el otro día en la Academia! —Se presentó la peliverde colocándose en frente de Luz para evitar que siguiera viendo a su hermana y no a ella. Aunque lo que dijo sonó muy bochornoso. —Digo... Soy la hermana menor de Amelia... Jeje. —La mirada molesta de Luz la ponía muy nerviosa, también su cercanía y esos ojos. —Son bellísimos... —Dijo por lo bajo. Aunque ni ella supo por qué dijo eso.

Amity usaba un abrigo verde con orejeras moradas, pantalón negro y botas moradas. Emira usaba una chaqueta azul, un pantalón negro ajustado, un gorro azul y unas botas negras. Edric usaba una chaqueta rosa, un pantalón negro, botas grises para la nieve y un gorro gris. Estaban bien abrigados.

Aunque Amity parecía un poco más interesada en la humana que sus hermanos y eso era algo bueno para ella. Por alguna razón necesitaba que la humana le prestara atención.

—Soy Luz Noceda —dijo ella con una cara de pocos amigos.

No le agradaban mucho los Blight, aunque podría intentar no matarse con alguno de ellos de vez en cuándo.

Un rato después.

Todos se hallaban sentados en un tronco viejo que estaba por allí. Emira estaba un poco alejada ya que no le agradaba la humana, al contrario de Amity que estaba sentada muy cerca de Luz.

—¿Entonces Amelia esta en su casa usando un collar que le impide usar magia, cómo si fuera un arresto domiciliario? —Preguntó Luz confundida por lo que le acababa de contar la peliverde menor.

Y eso que ni se lo preguntó.

Amity asintió con una sonrisa triste, aunque no sabía que significaba eso de arrestó domiciliario. Su hermana si que sufría mucho por tener que estar encerrada todo el día en casa.

—Ugh... —Luz parecía sentirse culpable. —¡JAJAJAJAJAJAJAJA! —Hasta que empezó a reír a carcajadas. —¡Se lo merece por zorra! —Exclamó.

Los tres Blight abrieron sus ojos y boca por lo exageradamente impactados que estaban por la burla de la humana.

—¡JAJAJAJA! ¡SI! —Río la Dama Búho.

La risa de la poderosa bruja los dejó mucho más impactados.

Eso molesto mucho a la peliverde mayor. Emira se levantó de su asiento y grito.

—¡Nos vamos! —Avisó.

Los otros dos la vieron sin saber que decir.

—¿Ya se van? —Preguntó Eda mientras dejaba de reír y se limpiaba una lágrima de su ojo. Luego hizo un círculo de magia con su dedo y aparecieron dos botellas verdes. Las cuales tomó con sus manos y se las mostró a los chicos. —¿No se quedan a acompañarnos a beber algo? —Ofreció.

Su expresión era una muy relajada.

Amity iba a negarse obviamente. No tenía edad para beber y aunque había escuchado que algunos estudiantes de clases superiores cómo dónde cursan sus hermanos mayores, si bebían ese tipo de bebidas.

Pues no tenía ganas de empezar a beber aún o tal vez nunca.

—Pasame un poco que tengo sed —pidió Luz.

La peliverde la volteó a ver sorprendida. Le asombraba que la humana tomará ese tipo de bebidas y obviamente no quería quedar mal en su presencia.

—Y-Yo también quiero un poco —pidió Amity de forma tímida.

Incluso ella se sorprendió por eso.

—¡Por supuesto que no! —Gritó Emira furiosa. Se acercó a su hermana y la tomó de la mano haciendo que se levantará de su asiento. —¡Tu no vas a beber nada de eso! ¡Eres menor de edad!

—Oye hermana, ¿No teníamos la edad de Amity cuándo bebimos nuestra primera copa? —Dijo Edric confundido desde dónde estaba sentado.

—¡Tu cállate! —Le gritó su hermana gemela.

Amity apretó sus labios y su mirada se volvió furiosa. De repente su rostro se empezó a poner muy rojo. Parecía muy molesta.

—¡Aaaa...! —La menor tomó una bocanada de aire. Parecía haberlo necesitado. —Casi me desmayo... —Murmuró. Se sujeto el pecho al parecer le dolía un poco.

Sus hermanos se taparon la boca aguantando la risa. Pero rápidamente Emira tosió para luego hablar.

—Cómo dije, nos vamos —repitió.

La menor bajo la mirada. Al parecer debería ver a Luz otro día.

—Nos vemos —se despidió Luz. Emira la ignoró. —Que mal que le tengan miedo a un poco de licor. —Dijo con falso pesar.

Eso hizo que la peliverde mayor se diera vuelta lentamente para verla sin saber que decir.

—Yo no tengo miedo —murmuró con los dientes apretados.

—¿Y por qué huyes? —La reto Luz un tanto desafiante.

Eso molesto más a la chica. No iba a dejar que una chiquilla humana la llamará cobarde. Aún estaba resentida por que ella se había llevado a su novia, seguramente a su casa y dejarla sana y salva allí.

Cosa que debió hacer ella, pero que la humana no la dejó hacerlo.

Emira tomó asiento a un lado de la Dama Búho y le pidió un poco.

—Sirveme un poco —ordenó la peliverde.

—¿Disculpa? —Habló Eda muy molesta por el tono que uso la chica.

Eso hizo que la Blight mayor temblará. Olvidaba que hablaba con la bruja más poderosa de las Islas Hirvientes y la más peligrosa.

—L-lo siento... —Se disculpo. —¿Me da un poco por favor? —Pidió amablemente.

Eda sonrió.

—Así está mejor —acto seguido hizo aparecer un cuantos vasos desechables y le empezó a servir un poco a todos los chicos.

Pero extrañamente no se sirvió ella.

—¿Tu no quieres? —Le preguntó Luz a Amity.

Esta pegó un brinco en su sitio. Llevaba un rato de pie un tanto alejada de los demás. Veía expectante cómo sus hermanos y Luz tenían sus respectivas bebidas en sus vasos ya listos para empezar a beber.

Aunque le ponía nerviosa la mirada de la humana por alguna razón.

—Si, claro que te quiero —dijo Amity titubeante. Luego abrió sus ojos en exceso por lo que acababa de decir. Su rostro adquirió un color rojizo que se asemejaba a unas brazas ardientes.

—¿Ah? —Luz alzó una ceja. No entendía a esta chica en lo absoluto. Al principio le pareció muy seria y burlona, pero después de lo que le hizo a Amelia, su hermana mayor. Pues detectaba algo muy extraño en ella. —Seguramente me encuentra irresistible jeje. —Bromeó Luz por lo bajo.

Se iba a divertir mucho molestándola.

—Digo, no te quiero... Si, no si te quiero... Digo si, d-digo... N-no... —Entre tanto tartamudeo al final desvío la mirada a un lado totalmente sonrojada.

—¿Manoplas estas bien? —Preguntó Emira preocupada. Al parecer ya no le interesaba si su hermana bebía o no, debido a que quería dejar en su lugar a la humana.

—Si... —Respondió la Blight menor sin voltear a verla. —Solo dame la bebida y terminemos con esto para que me pueda ir a casa... Por favor —Murmuró molesta.

—De acuerdo niña —exclamó Eda. Su expresión era un tanto extraña. Parecía querer reírse o algo así.

Cuándo todos tenían sus vasos llenos, se dispusieron a beber. Después de tragar Luz volteó a ver a la bruja con la que vivía y al ver que esta no bebió nada y que sonreía de forma alegre, se atrevió a preguntar mientras sonreía.

—¿Las bebidas tenían algo? —Preguntó sonriente.

Los demás voltearon a ver a Luz y luego a la bruja mayor, ellos también tragaron un poco de la bebida.

—Obvio no... —Dijo Eda restándole importancia al asunto. Eso los calmo a todos. —Aunque no sé si sea buena idea que los jóvenes beban sudor de minotauro en esta época del año... —Mencionó mientras miraba el cielo y se tocaba la barbilla con su dedo.

Luego vio de reojo a los chicos y la expresión horrorizada de todos ellos le dio una enorme satisfacción.

Luz se tapó la boca con ambas manos. Se levantó de su asiento y se fue corriendo hasta llegar a un árbol en dónde vomitó todo lo que se había bebido y lo que se había desayunado.

Los Blight hicieron lo mismo. Emira se fue a vomitar detrás de una roca, Edric atrás de un árbol al igual que Luz y Amity se sujeto el estómago y vomitó antes de llegar a un lugar alejado, vaciando su estómago a medio camino.

—¡JAJAJAJA! ¡Cayeron redonditos! —Exclamó Eda entre carcajadas.

Unos minutos después.

Todos volvían a dónde estaba la Dama Búho. Se sujetaban el estómago y a juzgar por su expresión, su malestar era mucho.

—Hey chicos, ¿Quieren algo de beber? Esta vez si son bebidas alcohólicas de verdad —ofreció Eda.

Todos la observaron fijamente sin habla. No sabían que decir exactamente.

—Yo si quiero un poco... —Dijo Edric con una pequeña sonrisa mientras se acercaba a la mujer mayor.

—¡Esa es la actitud chico guapo! —Exclamó Eda feliz.

Las demás solo observaban sin decir nada. Vieron cómo la bruja le servía líquido de una botella verde en un vaso al peliverde.

Este como si no recordará lo que les acababa de pasar, pues simplemente le dio un sorbo a su bebida.

—Ummm... Delicioso —dijo complacido para luego darle otro sorbo. Parecía a gusto con el sabor.

—¿Te gusta? —Preguntó Eda. Él asintió contento. —Se llama vino rojo y es de la tierra. —Platico ella.

Las demás al ver que no era otra trampa se acercaron hasta dónde estaban esos dos y obviamente pidieron un poco.

Tal vez así se quitarían el horrible sabor de la boca.

Un rato después.

—¡Wiiiiiiii! —Gritaba Amity llena de felicidad. Parecía mareada y muy desorientada. Al parecer los cinco vasos que se bebió le cayeron muy fuertes.

Y bebió tanto al ver que Luz bebía y bebía sin parar. No quería mostrar debilidad ante ella, así que hizo lo mismo.

—¡Eso es chica! ¡Tú demuéstrale quien manda! —Gritó Luz al ver cómo la peliverde lanzaba bolas de fuego púrpura hacía los árboles quedando estos hechos cenizas.

—¡Allá va otro! —Celebró Amity. Su rostro estaba muy enrojecido y su cabeza un tanto tambaleante.

Parecía desorientada.

Mientras los demás se hallaban sentados. Continuaban bebiendo mientras las más jóvenes ya habían sido víctimas del efecto del alcohol.

Aunque ellos se veían igual de mal.

Más Emira.

—Y así es la vida... Un día tu madre te prohíbe que tengas pareja de tu mismo sexo y al otro encuentras al amor de tu vida... La cuál es de tu mismo sexo... —Platicaba la peliverde mayor totalmente ebria. —¡La amo pero odio sus estúpidos berrinches! —Gritó molesta.

—Hermana debes decir SI al amor... Y-y NO a la guerra... —Le pidió Edric. Parecía un poco sobrio. Más o menos.

—¡Yo prefiero hacer ambos! —Gritó Eda mientras abrazaba por la espalda al chico. Ella parecía mucho más ebria que todos. Incluso tenía un ojo medio cerrado. —En verdad, ¡Hip! Quiero hacer lo primero que dijiste... —Le susurró en el odio.

Edric sintió un enorme escalofrío recorrer todo su ser y no era por que estaban en una zona nevada.

Mientras tanto Amity seguía lanzando bolas de fuego por los aires con su varita, bajo la atenta mirada de Luz.

La humana tenía la cabeza un tanto tambaleante. Parecía que en cualquier momento iba a caer noqueada. Aunque tenía curiosidad por lo que hacía la peliverde.

—¡Wiiiiiiii! —Exclamó Amity muy feliz al lanzar otra bola de fuego por los aires. Esta casi golpea a su hermana Emira cuándo cayó al suelo.

—¡Fíjate estúpida! —Gritó está furiosa mientras levantaba su puño.

—Oye, dile... —Luz le susurró a Amity. Se tapó la boca para aguantarse la risa. —¡Sorryyyyyyyyy!

Amity no entendió pero asintió gustosa. Le fascinaba que la humana le hablara.

—¡SORRYYYYYYYYYY! —Le gritó Amity a su hermana mayor.

Emira alzó una ceja al ver como las dos se reían y reían de ella. Eso sin duda alguna la hizo enfurecer más y más.

Se levantó de su asiento y a paso torpe fue caminando hasta donde estaba su hermana menor y cuándo llegó.

¡SLAP!

Le arrebató su varita.

—¡Hey! —Se quejo la menor un tanto molesta. Iba a decirle algo más pero se asustó cuándo su hermana le apuntó con la varita a su nueva amiga Luz Noceda. —¿Qué haces? —Preguntó anonadada.

—E-estoy haciendo que me pague todas las que me debe... —Dijo Emira mientras apuntaba. No lograba ver bien a su objetivo ya que su estado de ebriedad era similar al de la Dama Búho. —Nos vemos humana... —Murmuró con una sonrisa perversa cuándo la tuvo en la mira.

¡BAAAAAAAMMM!

Disparó una enorme bola de fuego hacía la humana. Si ese golpe le daba directamente, podría hacerle mucho daño o tal vez matarla.

—¡AAAAAHHHH! —Gritó Luz mientras daba un salto a un lado para esquivar por poco el ataque.

—Rayos... Falle —murmuró Emira molesta.

Afortunadamente no logró darle a Luz. Si no que la bola de fuego pasó de paso y fue a impactar a un lugar muy lejano.

¡GROOOOOOWWWWWLLLLL!

Se escuchó un rugido muy potente.

—Oh no... —Dijo la Dama Búho un tanto preocupada. —¡BUAAAAAAKKK! —Luego vomitó detrás de un árbol.

Desafortunadamente para todos ellos la enorme bestia con pelaje blanco, enormes garras y colmillos, que de un gran salto desde dónde estaba llegó hasta dónde estaban todos ellos, no parecía muy contenta por el ataque de fuego que recibió justo en su cabeza.

Esta observó a todas partes y al ver a Emira directamente notó que la chica tenía una varita que echaba humo. Fue entonces que se enfureció más.

La peliverde le entregó la varita a Amity para luego ocultar sus manos atrás de su espalda y empezar a silbar.

—¿¡Es en serio!? —Gritó Amity furiosa.

La enorme bestia caminaba en círculos cómo estudiando a quién hacer pedazos primero. Estaban en peligro.

—¿Qué es esa cosa? —Preguntó Luz al acercarse a Eda. Parecía un poco preocupada.

La bruja estaba apoyada de espaldas contra un árbol. Le dolía mucho el estómago por tanto beber y por tanto vómitar. Volteó a ver a la humana y le respondió mientras observaba de reojo a la extraña criatura.

—Es la Reptibestia... —Respondió difícilmente.

—¿Es peligrosa? —Preguntó Luz seriamente.

—¡JAJAJAJA! —Río Eda divertida. —Es muy violenta y peligrosa... —Dijo seriamente.

Eso hizo que a los demás se les olvidara un poco su embriaguez y empezarán a temblar.

Rápidamente se pusieron en alerta reuniéndose en grupo.

—Tengo miedo... —Dijo Emira mientras abrazaba a Luz y a Amity con fuerza.

Ambas la observaron sumamente molestas.

—Oye poderosa bruja, ¿No puedes destruir esa cosa o algo? —Preguntó Luz a la inútil bruja.

—Si... —Respondió Eda, pero se tapó la boca con ambas manos. Parecía querer vómitar. —Aunque ahora no estoy... ¡Disponible!

Gritó para luego salir corriendo despavorida. Al parecer iba a ser una enorme cantidad de vomito la que iba a salir de su cuerpo.

Los demás al verla huir no tuvieron de otra que hacer lo mismo.

¡GROOOOOOWWWWWLLLLL!

Rugió la bestia.

La cacería había empezado.

Un par de horas después.

Le dolían muchísimo las piernas. Llevaba mucho tiempo corriendo. No debía detenerse, sentía que el aliento asqueroso del agresivo ser le daba en su nuca.

Si se detenía esta podría atraparla y hacerla pedazos. No quería morir. Y aunque la muerte sea algo natural pues no quería experimentarla de primera mano.

Era cierto que nunca le prestaba atención a ese tipo de cosas, ya que en el lugar dónde vivían cualquier cosa podría quitarte la vida. Incluso había conocido compañeros de escuela a los cuáles dejaba de ver de un día para otro por que fueron asesinados mientras iban de camino a la escuela o que un desastre natural debido a una plaga les haya quitado la vida en sus casas o en algún lugar de las Islas Hirvientes.

Pero eso no importaba. No quería morir y punto.

¡GROOOOOOWWWWWLLLLL!

Se escuchó rugir a la bestia cerca de su posición, parecía que la venía siguiendo.

Hace un rato que se separó de los demás y andar sola mientras un animal salvaje deambulaba cerca, no era la mejor idea.

Y mucho menos si era una bestia muy vengativa.

Amity se detuvo de repente ya que la Reptibestia apareció enfrente suyo. El enorme animal levantó su garra para darle un fuerte zarpaso a la chica.

—¡AAAAAAAAHHHHH! —Gritó ella al ver su vida llegando a su fin.

—¡Amity! —Gritó Emira al saltar al rescate de su hermana.

Logró abrazarla mientras la embestía duramente para alejarla del horrible animal. Cosa que logró hacer.

Ambas cayeron en una grieta en el suelo lo suficientemente estrecha para que las dos lograrán quedar acostadas lejos del alcance del furioso animal.

El cuál intentaba alcanzarlas pero era muy grande para entrar. Luego de unos minutos se detuvo y se puso a olfatear el aire.

Al parecer logró detectar el olor de alguien más. Por lo que se alejó dando largos saltos.

Ambas hermanas se veían inconscientes, seguramente por el golpe que se dieron, por el cansancio por estar huyendo y por que andaban un tanto ebrias aún.

Al menos estaban fuera de peligro.

Más tarde.

Acababa de anochecer y Luz caminaba sigilosamente en el interior de una cueva de hielo. Se introdujo rápidamente en esta al escuchar que el feroz animal andaba cerca.

No estaba tan loca cómo para enfrentar a ese repugnante ser.

Suficiente tenía con tener que pensar en una forma para vencer a otro repugnante ser llamado Eda.

Era horrible no saber que hacer. Debía admitirlo, era joven y aún habían cosas que no entendía.

A veces le gustaría que las cosas fueran más fáciles. Por ejemplo aprender magia, era su meta en estos momentos. Debía hacer un hechizo de luz para lograr usar aquel sobre que le dio el mago aquel y poder pedir un deseo.

Pero cómo no era originaria de las Islas Hirvientes, pues era un poco complicado que una humana pudiera hacer magia. Era horrible la situación por la que pasaba.

—Y aún no sé si lo que use para derrotar a Amelia era magia o algún poder oculto que desarrollé al llegar a este alocado mundo —murmuró por lo bajo.

En eso detuvo su andar al escuchar que algo se acercaba a toda prisa hacia su posición. Se giró rápidamente y se quedó paralizada al ver que se trataba de la Reptibestia que corría hacía ella.

Estaba perdida.

—¡Woah! —Exclamó cuándo algo la tomó del brazo y la jalo hacía un lado logrando quitarla justo a tiempo antes de que la bestia la atrapara.

Luz se quedó sin habla al ver que se trataba de Edric. Este ahora la abrazaba contra su pecho, manteniéndose ocultos mientras el feo animal merodeaba de un lado a otro intentando encontrarlos.

Por suerte para ellos por alguna razón no detectaba nada. Seguramente era por que estaba muy oscuro y el vapor en el aire hacia que su olfato no funcionará bien.

—"¿De dónde sale ese vapor?" —Se preguntó Luz mentalmente.

Al final la bestia se fue. Pero aún el chico la abrazaba con fuerza contra su pecho. Parecía aterrado pero aún así la protegía valientemente.

Eso le fascinó a Luz. Un hombre valiente que sabe cautivarla. Ella lo abrazo de la cintura mientras apoyaba su cabeza en su pecho y lo miraba fijamente con una sonrisa coqueta.

—Creo que ya se fue, deberíamos irnos —avisó él. Soltó a Luz pero se extrañó cuándo ella lo seguía abrazando aún. —¿Q-qué pasa? —Preguntó este nervioso por la mirada de la chica.

—Nada, solo que mi héroe se merece una recompensa por haberme salvado —comentó Luz.

Él no entendió nada de nada y mucho menos al ver que ella lo soltaba y se ponía de cuclillas enfrente suyo, tampoco entendió cuándo está le empezó a desabrochar el pantalón, menos cuándo sacó su miembro al aire.

—Que lindo...

Tampoco cuándo lo alago, mucho menos cuándo le dio un beso en la punta y jamás entendería por qué la humana lo metió en su boca y lo empezaba a chupar.

Edric estaba sumamente sonrojado y con la boca abierta. No sabía que sentir en estos momentos. La humana le hacía seguramente algo de humanos.

—¡Aaaahh! —Gritó al sentir un leve hormigueo en sus partes.

No sabía que le hacía Luz, pero le empezaba a gustar.

Mientras tanto Luz le chupaba el miembro con tranquilidad, recordaba las veces que llevó chicos a casa mientras su madre no estaba y a veces les hacía un oral antes de que empezarán a tener sexo.

Extrañaba esos días sin duda alguna.

—"Lo tiene pequeño pero aún así sirve" —Pensó ella mientras se deleitaba con las expresiones del chico Blight.

Este era guapo y alto. Tal y cómo a ella le gustaban. Tal vez lo invite a salir en el futuro o tal vez no.

Ya casi acababa.

—¡Los atrape! —Exclamó Eda saliendo de la nada.

Lamentablemente la aparición de la bruja evitó que la humana terminará su labor.

Luz sacó el miembro de su boca y volteo a ver a la anciana con suma molestia.

—¿No nos puedes dar algo de privacidad? —Preguntó la chica con semblante serio.

—¡Ja! —Río ella. —¿De qué hablas? Si ni lo estás haciendo bien. —Se burló.

Rápidamente se puso de cuclillas al lado de Luz y después de hacerla a un lado, tomó el miembro del chico y empezó a hacerle una mamada.

Luz abrió su boca por la impresión. Al parecer la bruja si sabía unos cuantos movimientos.

Edric abrió su boca y ojos al sentir un placer mucho más grande que el que la humana le provocó. Incluso arqueo su espalda hacia atrás mientras sentía que algo iba a salir.

—¡AAAAAHHHH! —Gritó cómo una niña al sentir como se corría en la boca de la bruja.

Eda saboreo la descarga y al sacar el miembro de su boca, tragar el semen y limpiarse los labios, dijo...

—¿35 segundos? —Preguntó alzando su vista un poco para ver al chico. —Creí que durarías más nene. —Lo regaño mientras le sonreía de forma pícara.

Este en respuesta se fue deslizando contra la pared hasta quedar sentado en el suelo con el miembro afuera. Estaba abatido. Parecía que le habían chupado el alma.

—Oye, ¿Aquí también saben hacer mamadas? —Preguntó Luz curiosa.

Eda la volteó a ver.

—Bueno, alguno que otro secreto del mundo humano se filtró hasta este y viceversa. Cómo las posiciones del kamasutra, el aborto, los juegos del hambre, los robos a mano armada, la tarea, la alquimia, las matemáticas y muchas otras cosas que sirven para darse placer en la cama jeje —reveló la bruja.

Luz alzó una ceja mientras una sonrisa aparecía en su rostro. Al parecer no todo en este mundo era aburrido.

Eda se puso de pie y cargo a Edric en sus hombros. Luego se dirigió a la humana mientras se alejaba.

—Ven niña, necesito un baño de agua caliente y conozco un lugar que te gustará —mencionó mientras la observaba de reojo.

Luz asintió. Rápidamente se puso de pie y fue siguiendo de cerca a la bruja. Ambas iban sigilosamente, ya que la bestia estaba cerca y el efecto de la bebida aún no se iba.

Más tarde.

—Aaaahh... —Suspiró Luz sumamente relajada mientras se recostaba de espaldas en la orilla de lo que parecía ser un lago de agua caliente. —Aguas termales... Las adoró... —Cerró sus ojos para descansar lo que fuera necesario.

Estaba desnuda. Al igual que la Dama Búho.

—Si, encontré estas aguas hace mucho en uno de mis viajes y quería mostrartelas al final del día... —Contó Eda. Ella estaba a un par de metros de Luz. Habían dejado su ropa y a Edric tirados a un lado para ellas tomar un refrescante baño. —Solo que no esperaba encontrarme a los hijos de los Blight y tampoco sabía que iban a hacer enojar a la Reptibestia. —Murmuró muy molesta.

Luz asintió. La tal Emira lo había arruinado todo. Al parecer le guardaba rencor por haberse llevado a su novia Viney la otra noche.

—Se morirá cuándo se entere de que me la cogí jeje —río por lo bajo.

—Au... —Edric se quejo mientras se levantaba y se sentaba en el suelo.

Se sujetó la cabeza con ambas manos. Al parecer estaba un tanto desorientado y con mucho dolor el pobre. Vio a todas partes, se hallaba en una especie de caverna de hielo. Lo extraño es que hacia algo de calor.

Cosa que no debería ocurrir en un lugar donde debería hacer frío.

—Oye guapo, ¿Nos acompañas? —Lo llamó una voz adulta.

Instintivamente volteó.

—¡UGH! —Pero cayó de espaldas mientras tenía una hemorragia nasal al ver a dos bellas chicas completamente desnudas.

—Extraña reacción de alguien que le gustan los chicos y no las chicas —dijo Luz extrañada. Si no mal recordaba, el chico Blight era novio de aquel chico Jerbo o algo así.

—¿Segura? —Preguntó Eda con una sonrisa traviesa.

—Si... —Dijo Luz. —¿Qué tienes en mente? —Preguntó con una sonrisa y una ceja alzada al ver a la bruja salir de agua y acercarse lentamente al inconsciente chico.

—Solo pongo a prueba al chico para ver si es ciento por ciento gay —dijo Eda con una sonrisa.

Luz alzó ambas cejas. Le extrañaba que la bruja conociera esa palabra. Al parecer los habitantes de este lugar y los del mundo humano tenían mucho en común.

Vio fijamente a la bruja. Esta a pesar de ser una anciana se veía en excelente condición física. Tenía un abdomen marcado, mucho más marcado que el suyo. Sus brazos eran musculosos y sus piernas también. Su trasero y sus pechos eran grandes, cosa que le provocaba algo de envidia a la joven humana.

Eso no se notaria si Eda no estuviera completamente desnuda.

Luz se vio fijamente. Ella no estaba tan mal. Tenía su buena condición física y su trasero no era pequeño aunque sus pechos no se habían desarrollado aún.

Estaba muy plana.

—Bah, solo es por un tiempo que estaré así —murmuró furiosa mientras se abrazaba a sí misma cubriéndose sus pechos.

Vio de reojo que la bruja se colocó sobre el chico. Le había quitado los pantalones y después de masajear un poco su miembro, este se puso erecto.

Estaba listo para lo siguiente.

—Vamos a ver chico, si te corres rápido quiere decir que no eres completamente gay y si te tardas... Pues también —sentenció Eda.

—¿Ah? —Este alzó la vista volviendo en sí. Miro hacia arriba y lo que vio lo dejo sin habla. Era la Dama Búho quién estaba completamente desnuda. Sus enormes pechos evitaban que viera su rostro, solo veía parte de sus ojos y estos lo observaban cómo diciéndole que la mujer tenía hambre y demasiada.

—¡Listo o no! ¡Allá voy! —Gritó ella. Se dejo caer de un fuerte senton sobre el chico.

Al caer se introdujo el miembro del pobre en su intimidad, este al instante se corrió de forma descomunal en su interior. Al parecer la bruja tenía demasiada habilidad en este tipo de cosas.

—¡UGH! —Edric sacó la lengua mientras hacía su cabeza hacia atrás, levantando un poco su cuerpo.

Sentía que le habían vuelto a succionar el alma a través de su miembro. No podía creer que la Dama Búho estuviera abusando de él prácticamente. Era horrible, si su Jerbo bebé se enteraba le rompería el corazón.

—Lastima que no aguantaste chico, nos hubiéramos divertido por horas —dijo molesta la Dama Búho.

Luz simplemente río. Le daba pena el pobre chico. Al parecer no pudo complacer a una simple anciana.

—Si lo hace conmigo podría romperlo jeje —bromeó ella por lo bajo.

Decidió seguir descansando. Se sumergió un poco más en las aguas termales. Dejando únicamente su cabeza de fuera. Era un momento de relajación que no había tenido desde hace mucho.

Al rato Edric y la Dama Búho se metieron al agua. El primero siendo cargado por la segunda quien se encargo de desnudarlo para así no mojar su ropa.

Más tarde.

El sol salía y dos chicas caminaban difícilmente por la espesa nieve. Amity y Emira habían salido hace poco de la grieta en dónde habían caído.

Tenían frío y hambre ya que pasaron toda la noche allí metidas. Por suerte para ellas la Reptibestia se había ido o eso pensaron ellas.

¡GROOOOWWWWWWLLL!

Se oyó rugir a esta a unos metros de su posición. Ambas voltearon a ver y se helaron más de lo que ya estaban al ver al enorme animal correr hacia ellas.

—Es el fin... —Dijo Amity resignada.

—¡No quiero morir! —Lloró Emira. Esta abrazo con fuerza a la malhumorada Amity.

La cuál estaba molesta con su hermana por ser la causante de todo esto.

—¿Aún sigue molestando ese animal eh? —Dijo Eda apareciendo a su lado.

Ambas la voltearon a ver y se sorprendieron de verla sana y salva. También suspiraron aliviadas al ver a Luz y a su hermano a salvo, aunque este último estaba temblando mucho mientras veía a Eda fijamente.

Aunque al principio Amity estaba feliz, la sonrisa de su rostro se borro al ver que Luz abrazaba el brazo de Edric con cariño. No le gustaba para nada la cercanía de esos dos.

—¡Ven aquí! —Dijo molesta. Se acercó a él y lo tomó de la oreja alejandolo de Luz en el acto.

—¡Ay! —Sé quejó él.

Luz rodó sus ojos a un lado. Importándole muy poco lo que hacían esos dos. Vio a Eda y luego a la bestia.

—¿Puedes hacer algo con esa cosa? —Preguntó viendo de reojo a la poderosa bruja.

—¡JAJAJAJAJA! —Río ella. —¡Ahora que estoy sobria puedo hacer lo que sea! —Presumió.

Acto seguido dio un paso al frente y con ambas manos formó un enorme círculo de magia en el aire y se lo lanzó a la bestia mientras decía.

—¡Hechizo de fuego exterminador!

La bestia instantáneamente quedó envuelta en llamas. Se tiró al suelo mientras se retorcía del dolor y al poco tiempo quedo inmóvil. Al parecer estaba muerta.

Todos quedaron con la boca abierta por lo que la bruja hizo. Luego la misma se acercó al animal y le dio una mordida.

—Uhmmm... —Se saboreo por el sabor. Luego volteó a ver a los chicos y con la boca llena les dijo. —Está cocinada a la perfección ya que su propia grasa y pelaje sirven cómo aceite, vengan a probar. —Los invito para luego seguir comiendo.

—¡Ni creas que yo voy a...

—De acuerdo, tengo hambre —dijo Luz interrumpiendo a Amity la cuál se veía muy molesta pero se relajo al escuchar lo que dijo la humana.

Vio cómo Luz se acercaba al animal y empezaba a comer. Sentía que debía hacer algo. Por alguna razón no quería mostrar debilidad ante la humana.

Corrió rápidamente y se coloco a su lado. La vio de reojo mientras está comía. No estaba segura de hacer lo mismo pero al final acercó su boca lentamente al cadáver de la bestia y le dio una pequeña mordida.

Mastico un poco y después de tragar abrió sus ojos lo más que pudo. Se relamio sus labios por el delicioso sabor que tenía la carne del animal.

Le dio otra mordida y otra. Siguió comiendo al igual que los demás. Sus hermanos se les unieron al poco tiempo.

Al parecer su desayuno fue uno muy nutritivo y balanceado.

Más tarde.

Eran cómo las nueve de la mañana y todos se disponían a regresar a su casa.

Aunque Amity hablaba con Luz mientras que Eda ayudaba a los gemelos a guardar un poco de la carne de la Reptibestia para llevar a su casa y comer un poco más tarde.

—Entonces... —Amity no sabia que decirle. Hasta que recordó algo que serviría para estar en contacto con la humana. —¿Me das tu Penstagram para seguir en contacto? —Preguntó viendo de reojo a otra parte.

—¿Mi que? —Preguntó Luz confundida.

Amity puso una expresión un tanto decaída.

—¿No tienes Penstagram en tu pergamino? —Preguntó Amity. Hizo aparecer su pergamino con magia y se lo mostró a Luz.

Esta negó con su cabeza.

—No, ni siquiera tengo uno de esos pergamin...

—¡Te regalaré uno y así podremos seguir en contacto! —La interrumpió Amity de repente. Sonreía de forma extraña. Luego se calmó y habló después de aclararse la garganta. —Digo, esperaré pacientemente a que te consigas uno. —Dijo tranquilamente.

—Ok... De acuerdo —dijo Luz seria mientras se cruzaba de brazos.

Amity ya no sabía que decir. Por alguna razón que no entendía se hallaba muy nerviosa.

—¡Niña ya vámonos! —Gritó Eda a la distancia. La bruja llevaba una enorme bolsa en su hombro, seguramente era carne de la bestia que ella mato.

—¡Voy! —Dijo Luz. Luego se dirigió a Amity. —Bueno chica, nos vemos.

Amity abrió sus ojos lo más que pudo cuándo Luz se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.

—Nos vemos —se despidió la humana nuevamente mientras se alejaba.

—Aaaaahhhh... —La peliverde no sabía que decir. Abrió su boca en exceso al igual que sus ojos. Un enorme sonrojo apareció en su rostro. —Me besó... —Luego una enorme sonrisa apareció en su rostro.

Se veía feliz. Aunque su felicidad se acabó cuándo Luz se acercó a su hermana y hermano y también les dio un beso en la mejilla.

—¡GRRRRRRR! —Gruñó. Eso que vio la hizo enfurecerse. Apretó sus dientes y puños con fuerza. Sentía que la sangre le hervía por alguna razón.

No sabía porque pero quería lanzarle un hechizo de fuego a Edric y a Emira para que quedarán igual que la Reptibestia.

Hablando de ellos. Ambos se tocaron la mejilla dónde Luz los beso. No sabían qué decir al respecto.

Emira se cruzó de brazos y desvío la mirada a un lado un tanto molesta. Aún no le agradaba la humana y Edric simplemente se despidió de la humana mientras agitaba su mano. Aunque tembló cuando vio que la Dama Búho lo veía fijamente.

Estaría traumado de por vida.

Al final los tres se fueron a su casa en dónde deberían dar muchas explicaciones a su madre por no haber llegado ayer a la casa.

Amity vio por última vez a Luz.

—¿Será que siente algo por mi y por eso me beso? —Sé preguntó por lo bajo. Una cálida sonrisa apareció en su rostro. Incluso no le importaba que también haya besado a sus hermanos.

Sentía que ella era especial para la humana. No podía esperar para escribirlo en su diario.

Mientras tanto.

—¿Oye y por qué los besaste a los tres? —Preguntó Eda viendo de reojo a su humana mientras caminaban de vuelta a casa.

—Es sólo un gesto de despedida en mi mundo, no tiene ningún valor o importancia —respondió Luz restándole importancia a esos tres chicos.

Ninguno le parecía interesante.

Además tenía cosas más importantes en las que preocuparse cómo para andar pensando en alguien más.

Cómo en aprender magia para volverse fuerte y poder pedir su deseo.

Era todo lo que quería.

Aunque no supiera cómo.

Continuará...


Gracias por leer el fic. No olviden seguir la historia, además de mi perfil de Wattpad o Fanfiction para obligarme a seguir escribiendo.

Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.