Capítulo 11: Más bestias.
Eran más de las once de la noche y Luz se removía en su cama mientras dormía. Algo molestaba a la joven chica evitando que pudiera dormir tranquilamente.
¡AAAAARGH!
Y eso seguramente se debía a los horribles gritos que agonía que se escuchaban en la casa. Parecían provenir del cuarto de la Dama Búho.
Al parecer algo le estaba pasando a la poderosa bruja y Luz no se había dado cuenta. Hace muchas horas que llegaron a la casa después del incidente con la Reptibestia. Luego de que Eda preparó algo de carne para el almuerzo y también en la cena. Pues, no hubo mucho que hacer.
Mientras la humana limpiaba un poco la casa, lo que consistía más en apilar las cosas del mundo humano que Owlber le traía a Eda a través del portal. La bruja simplemente estuvo metida en el cuarto de King durante un largo tiempo.
Hubo un rato dónde escuchó que ambos empezaron a discutir. La humana puso total atención. No supo de qué hablaban. Pero al parecer el asunto era sumamente delicado.
Escuchó que King dijo unas palabras cómo...
¡No puedes evitar lo inevitable!
Y luego Eda grito algo cómo...
¡No me voy a dar por vencida hasta que todo este en perfecto estado y vuelva a ser cómo antes!
Luego paso algo que no esperaba ver.
La mujer de mayor edad salió de la habitación de King. Se cubría el rostro mientras lloraba sin consuelo alguno. Se veía devastada. Las lágrimas caían y caían de su ojos deslizándose por sus mejillas sin que pudiera ocultarlo.
Aún así la mujer de mayor edad se veía furiosa. Un tanto frustrada por así decirlo.
Incluso Luz sintió un poco de lástima por ella. Iba a decirle algo pero Eda se fue corriendo, se encerró en su habitación en dónde siguió llorando y llorando hasta que se quedó en silencio.
Los llantos al principio no eran para nada silenciosos. Pero cómo dijimos, al parecer luego siguió llorando en voz baja.
La latina fue a tocar a su puerta y le dijo...
—Oye, ¿Todo bien? —Preguntó mientras se apoyaba de espaldas contra la puerta y se cruzaba de brazos. Se veía seria.
—¡Lárgate mocosa! —Gritó Eda desde el interior de su habitación. Parecía seguir llorando.
Luz no preguntó más. Simplemente se fue a bañar y a cambiar para irse a dormir. Tenía mucho sueño y su cansancio era demasiado cómo para estar pensando en los problemas de los demás.
Eda estaba lo suficientemente grande como para resolver sus cosas por si sola.
Pasaron las horas en dónde todo era total calma. Hasta que la mujer empezó a pegar fuertes gritos de agonía que resonaban en toda la casa y que obviamente no iban a dejar a Luz dormir en paz.
Ahora si era problema suyo.
—¡AAAAHHHH! —Gritó Luz enfurecida. Se sentó en su cama por un momento.
Vio a todas partes. Su molestia y su cansancio se veían reflejados en su expresión de pocos amigos y en las enormes ojeras que tenía abajo de sus ojos.
No podía dormir.
Obviamente.
—¡Ya estoy harta! —Gritó.
Se levantó de su cama y después de ponerse algo de ropa ya que estaba en ropa interior, se dirigió a la habitación de la bruja para ver si podía hacer algo para tranquilizarla.
Iba caminando por el pasillo y recogió un bate de béisbol que estaba por allí.
—Tal vez si le doy un buen golpe, se calle de una buena vez —murmuró con una sonrisa perversa.
Iba a hacer lo que fuera para callarla, así fuera golpearla hasta matarla mientras lloraba de dolor o lo que fuera que estuviera haciendo.
Parecía más un animal salvaje por los gritos que pegaba.
Llegó a la habitación y cuándo iba a tocar, notó que la puerta estaba entre abierta. Sonrió maliciosamente.
Así podría entrar de manera sigilosa y ver si podía pegarle en la cabeza para callarla.
Entró a la habitación sin hacer ruido. Buscó a la mujer con la mirada. Estaba oscuro. Camino por la habitación estirando su mano al frente buscando tocar la cama de la bruja y ver si está estaba allí.
Le extraño que ya no gritará de dolor. Al parecer se había dormido. Ella pensó en regresar a la cama, solo quería estar segura de que la bruja estuviera en dormida.
Luego de unos segundos de estar tocando cosas que no eran la cama de Eda, logró tocar algo que parecía muy suave, incluso daba la sensación de que estuviera tocando una especie de pelaje emplumado.
Eso le extraño mucho.
—Que raro... —Sintió cuándo este se removió un poco.
Estiro su mano a los lados buscando una especie de lámpara y cuándo la encontró, no perdió tiempo y la encendió.
¡GRRRRR!
Instantáneamente sintió una especie de respiración y un gruñido cerca de su oreja.
Lentamente se dio la vuelta y lo que vio la dejó paralizada.
Era una enorme bestia cuadrúpeda con alas negras y pelaje emplumado de distintos tonos de gris, largas orejas puntiagudas. Media más de dos metros de alto. Tenía enormes colmillos, enormes garras de ave y sus ojos eran completamente negros. Parecía furiosa, incluso hambrienta.
—Eda... —Dijo Luz reconociendo al instante a la vieja bruja. No era tan tonta cómo para no reconocer a la desagradable mujer.
Algo le había pasado y al parecer no era nada bueno.
Dio un paso atrás y eso molestó más a la mujer monstruo.
¡GRRRR!
¡GRRRRAAAAAAAWWWWWLLLLL!
El potente rugido hizo que la humana se pusiera en posición de ataque. Debía pelear si quería sobrevivir. Uso el bate para cubrirse de un posible ataque.
Aunque Eda simplemente le dio un zarpaso con su garra, haciendo añicos el bate de béisbol, enviándola a volar por los aires.
¡PRAM!
El cuerpo de la humana destrozó la puerta de la habitación terminando con ella chocando duramente contra la pared.
Luz quedó sentada semi inconsciente en el suelo. Estaba muy lastimada. El ataque de la bruja logró no sólo destruir su arma, si no que también le hizo un feo corte en ambos brazos y en el pecho provocándole mucho dolor.
—¡Buak! —Escupió un poco de sangre.
Al parecer el daño también era interno.
Alzo la vista un poco y tuvo que saltar a un lado ya que el feroz animal se había abalanzado sobre ella y por poco y no lo ve.
¡PRAAAAAMMMM!
Eda chocó de cara contra la pared destrozandola casi por completo. Luz vio una oportunidad para escapar al ver que la bestia quedaba atorada en el enorme agujero que hizo.
Mientras está luchaba por escapar de dónde estaba metida. La humana camino tambaleante fuera del peligro.
Bajo difícilmente las escaleras y al llegar al pie de estas, se encontró con King. Al parecer había despertado.
—¿Qué pasa? —Preguntó el pequeño ser.
—¡No hay tiempo para explicar! —Dijo Luz seriamente alzando sus brazos por lo alto. —Eda se convirtió en una gran bestia feroz y debemos huir. —Comentó.
—Rayos... —King suspiró. —Otra vez... —Murmuró molesto.
Eso extraño a Luz. Al parecer no era la primer vez que la mujer se convertía en un monstruo.
—Espera, ¿Cuántas veces le ha pasado eso? —Preguntó Luz confundida.
El pequeño demonio le hizo señas de que la siguiera y ya cuándo estaban encerrados en la habitación del peludo ser, este respondió en voz baja.
—Ella se convierte en monstruo desde antes de conocernos —contó. —La vez que nos conocimos llegó hambrienta dónde Yo estaba comiendo, diciendo que había matado a su padre y en efecto, escuché que lo hizo pedazos. —Siguió contando.
Luz abrió su boca y ojos por la impresión. Sabía que la bruja era cruel pero no a tal punto de matar a alguien de su familia.
Aunque si sabía que había matado personas.
—Descuida, escuche que el tipo le pegó a su madre y Eda solo se vuelve una bestia búho cuándo algo la atormenta y su mente se ve abrumada en exceso, también cuando se enfurece y a veces cuándo bebe demasiado —dijo King restándole importancia al asunto.
Luz rodó sus ojos.
Sabía que este mundo era peligroso pero esto ya era demasiado.
—¿Hay alguna forma de hacer que vuelva a la normalidad? —Preguntó seriamente.
—Si que la hay —respondió King mientras se echaba en su cama. Se disponía a dormir no sin antes hablarle a la chica. —Solo debes hacer que se tome uno de esos elixires dorados que Eda guarda en su habitación y listo, ella volverá a la normalidad. —Finalizó este.
Para este punto Luz tenía un severo tic en su ojo izquierdo. Todo bien hasta la parte donde debía hacer que un feroz animal se tomará una especie de medicina.
—Uy si, que fácil —dijo sarcástica.
—Niña solo inmovilizala con un hechizo de luz, Eda es muy sensible a la luz cuándo está convertida en ese feroz animal —le aconsejo él.
Después de eso ya no le dijo nada más. Al parecer estaba demasiado agotado.
Luz bajó la mirada un tanto frustrada. La solución era muy simple. Sólo que había un pequeño problema.
Uno muy insignificante.
Ella no podía hacer magia aún y a menos que alguien le enseñará a hacer un hechizo en este instante, pues debería intentar huir de la casa e irse a vivir a otro lado.
Se sentó en el suelo de espaldas contra la pared. Abrazo sus rodillas contra su pecho. Se veía muy decaída. Sacó su celular y miró una y otra vez el vídeo que grabó de Eda haciendo un miserable hechizo de luz y en dónde concluía sus enseñanzas.
Si quería que le enseñará más cosas, debía pagarle mucho por que sus lecciones eran costosas, tal y cómo lo dijo la bruja.
—Ugh... —Suspiró. Puso pausa al vídeo. Estaba aburrida de verlo.
Ya no tenía sentido seguir viéndolo. Sólo era una bruja haciendo un círculo de magia en el aire y nada más.
Iba a guardar el celular pero algo llamó su atención.
—Un segundo... —En el vídeo pausado se veía a la bruja haciendo el círculo de magia. Sólo que en este se lograba ver una especie de patrón. —Será que... —Buscó un lápiz y un papel en la habitación y al encontrarlos se puso a dibujar el círculo con el patrón. —Uhmmm... —Vio detenidamente el patrón que acababa de dibujar. No sabía que hacer ahora. Hasta que lo tocó con su dedo y de la nada el papel se convirtió en una esfera de luz.
Abrió su boca y ojos a más no poder. Vio de un lado a otro sin poderlo creer.
Había hecho magia.
Dibujo más círculos con patrones en más papeles para ver si no había sido suerte y al ver que ocurría lo mismo que la primer vez. Pudo darse cuenta de que había encontrado la forma de hacer magia.
Observó todas las esferas de luz que flotaban en la habitación. Sonrió muy feliz.
Luego bajo su mirada. Una sombra cubrió sus ojos por completo. Su sonrisa de felicidad se volvió una muy perversa.
Al parecer había logrado hallar una manera para empezar a hacer su cometido.
—Jaja... —Río por lo bajo. —¡JAJAJAJAJAJAJA! –Alzó su vista y empezó a reír de forma desquiciada. Estaba feliz.
Aunque había olvidado algo.
¡PRAM!
De repente una mano con enormes garras atravesó la pared cerca de dónde estaba ella y la tomó del rostro.
—¡UUUHMMMM! —Gimió Luz al sentir cómo le apretaban su cabeza con una fuerza descomunal.
Luego de eso la enorme garra la jaló haciendo que el cuerpo de la humana atravesara la pared sin mucho esfuerzo.
—Jaja... Idiota —Río King mientras dormía.
Mientras tanto.
Eda lanzó a Luz por los aires después de haberla hecho atravesar la pared a la fuerza. El cuerpo de esta voló hasta aterrizar a unos cuántos metros de su posición, quedando cerca de la puerta de la entrada.
Estaba semi inconsciente. Sentía varios de sus huesos rotos, entre ellos su brazo izquierdo y uno de sus tobillos. Le solía mucho todo.
No podía creer que ahora que acababa de hacer magia iba a morir. Era inaudito.
Se hallaba tirada en el suelo boca abajo, intentó levantarse cuándo escuchó los pesados pasos del horrible animal. Este se acercaba lentamente a su posición.
Sin duda alguna iba a hacerla pedazos allí mismo.
Nada podría salvarla.
¡SLAP!
De repente la puerta de la entrada se abrió con fuerza. Entrando por esta un furioso y pequeño ser.
—Ay... Solo debías tocar... Ay... —Se quejó Hooty.
¡SLAP!
Tibbles volvió a cerrar la puerta con fuerza. Traía en sus manos un papel y estaba dispuesto a entregárselo a la responsable de todas sus desgracias.
Al no ver nada gracias a que las luces estaban apagadas, fijo su vista en el primer ser viviente que sus ojos notaron.
—¡Oye tú! —Le gritó a Luz. —¿¡Dónde está esa criminal llamada Eda!? —Preguntó furioso. La humana logró sentarse en el suelo y lo primero que vio fue a ese cerdo parlante frente suyo. Este le mostraba un papel. —¡Le traigo esta factura y no me iré de aquí hasta que me pague todo lo que me debe! —Exigió.
Luz en respuesta puso una expresión furiosa mientras alzaba su vista. Apretaba sus dientes con fuerza. Estaba lista para pelear y no era con el odioso demonio que le gritaba, si no con el otro odioso ser que estaba a las espaldas de este.
—¡Mi familia ha mantenido ese puesto por generaciones, Yo nací en el y... —Gritaba Tibbles pero se detuvo cuándo sintió que algo goteaba en su hombro.
Volteó al ver que más gotas caían sobre su ser. Fue hasta que alzo la vista y se quedó inmóvil al ver a la horrible bestia que lo observaba babeante.
—¡AAAAAAAAAAAHHHH!
Lo único que pudo hacer fue gritar al ver cómo la bestia abría su boca mostrando sus enormes dientes para luego morderlo con fuerza en el cuello.
Luz retrocedió mientras veía impactada lo que pasaba. Parecía un documental de esos canales de animales dónde un feroz león atacaba y se comía a un pobre e indefenso jabalí o cerdo o lo que sea.
—¡AAAAHHHH! ¡NO! ¡ESPERA! —Gritaba el pobre demonio mientras era destrozado y devorado poco a poco.
La latina sintió asco al ver a la bruja comerse a su presa aún viva. Pero era lo que necesitaba para lograr escapar.
Cómo pudo se levantó y cuándo iba a salir por la puerta, se detuvo.
Recordó lo que le dijo King sobre cómo detener a la bestia búho.
Vio hacia arriba, directo al segundo piso. Si bien podría irse del lugar y dejar que alguien más se hiciera cargo, no podía quedar cómo una cobarde.
Si quería vencer a Eda algún día, debía empezar por no tenerle miedo.
—Ya verás... Te venceré —dijo decidida.
Mientras cojeaba se fue caminando escaleras arriba con rumbo a la habitación de la Dama Búho.
Tenía un plan.
Un rato después.
Luz esperaba pacientemente en el fondo del pasillo del segundo piso. Llevaba un marcador en una de sus manos junto con un frasco redondo de elixir dorado.
Le había preparado una trampa a la bestia y sólo esperaba que funcionará. Hace un rato que dejó de escuchar los gritos de aquel cerdo. Seguramente ya había pasado a mejor vida.
Lo que le decía que el monstruo había terminado de comer.
¡GRAAAAAAAWWWWWLLLL!
Se puso en posición de batalla cuándo escucho el rugido de Eda. Esta se aproximaba rápidamente. Al parecer tenía más hambre y ahora venía por algo más.
—¡Aquí te espero! —Gritó Luz.
Enseguida el animal hizo acto de presencia luego de subir por las escaleras.
Esta detecto a Luz, esbozó una sonrisa de dientes puntiagudos. Su rostro estaba todo lleno de sangre.
Observo fijamente a la humana y luego de pegar otro rugido, corrió rápidamente hacia ella para hacerla pedazos y seguir comiendo.
Luz la espero y cuándo ya estaba a medio metro.
—¡Espero funcione! —Gritó Luz. Se giró rápidamente para golpear con su palma la pared a sus espaldas.
Enseguida un enorme círculo se iluminó, en este estaba dibujado un gran patrón, era el mismo que hizo ella para hacer un hechizo de luz hace un rato.
La bestia de detuvo cuándo un enorme destello luminoso le dio en la cara dejándola completamente ciega e indefensa.
El hechizo fue tan potente que iluminó toda la casa, además de que dejó a la bestia sumamente mareada y muy, pero muy indefensa.
—Así te quería agarrar —dijo Luz muy furiosa. —¡AAAAAAAAAAAHHHH! —Gritó para luego embestir con todas sus fuerzas a la bestia. La abrazo de la cintura y usando todo lo que tenía la logro levantar para llevarla cargando en uno de sus hombros.
Corrió rápidamente hasta dónde estaban las escaleras y al llegar, la soltó para hacerla caer por ellas.
La bestia no supo que pasó. Estaba completamente ciega y no pudo evitar rodar escaleras abajo haciéndose mucho daño hasta llegar al pie de estas.
Luz vio satisfecha al ver que la bruja quedó tirada en el suelo. Eso le fascinó. No la había vencido pero se sentía bien cobrarse unas cuántas de las que le ha hecho la odiosa mujer.
Camino lentamente. Le quitó el corcho a la botella de elixir para dárselo de beber a la bruja.
Debía acabar con ésto ya mismo.
Un par de horas después.
—Au... —Se quejaba Eda mientras se despertaba.
Se hallaba sentada al lado de Luz en el sofá de la sala. Sentía que todo le daba vueltas y vueltas. Colocó una de sus manos en su cabeza seguramente por que esta le dolía muchísimo.
Se preguntaba el por qué, pero poco a poco empezaba a recordar todo lo que vivió hace ratos y el por qué se volvió un monstruo.
—Fue por la discusión con King... —Dijo mientras bajaba su mirada.
—¿Qué pasó? —Preguntó Luz. Ella estuvo despierta todo este tiempo observando a la anciana. Quería ver si no volvía a convertirse en una feroz bestia.
Estaba lista para volver a dejarla inconsciente. Aunque después de darle de beber el elixir pues ya no parecía haber problema.
Aunque seguiría atenta por si las dudas.
La bruja en cambio volteó a ver a la persona que le habló.
—¿Y tu cuándo llegaste? —Preguntó extrañada.
Luz rodó sus ojos.
—Hace un par de días, ¿No te diste cuenta? —Dijo sarcástica la humana.
Eda puso una expresión cansada.
—Muy bien, ya entendí señorita comediante —refunfuño. Iba a contar todo pero noto el estado de la humana. —¿Yo te hice eso? —Preguntó.
Luz tuvo un tic en su ojo izquierdo.
—No, cómo crees. Si me caí ayer de la cama —dijo Luz muy molesta. Se suponía qué este lugar donde vivía debía ser un sitio seguro.
Pero ha salido más lastimada aquí que en cualquier otro.
Debería mudarse.
—Aaaah... —Eda suspiro. Se cubrió el rostro con ambas manos con mucha pesadez. —Lo siento niña... —Se disculpo. Cosa que hacía cada vez que le hacía algo a la humana. Esta ya no sabía si creer que de verdad lo sentía, si a cada rato la atormentaba de una forma u otra.
—Ay si, aja... —Luz se cruzó de brazos y la observo con cara de pocos amigos. Ya estaba harta de sufrir lesiones por culpa de la mujer.
—¡Perfecto! —Celebró Eda ignorando el enojo en la joven. Acercó su mano al rostro de Luz y después de hacer un hechizo, la curo por completo. —Ahora que ya me perdonaste y me suplicaste que te curará, te voy a contar todo. —Dijo alegre la anciana.
Luz seguía con el tic nervioso en su ojo. No sabía ni qué pensar de la odiosa mujer.
—Verás... Hace mucho una persona que detesto me lanzó una maldición... —Empezó a contar.
–Espera... —La detuvo la humana. La bruja la observó fijamente. —¿No me ibas a contar lo que pasó con King anoche? —Preguntó extrañada.
—¡JAJAJAJA! —Eda río. —Si, pero debes saber todo con detalle, ¿De acuerdo? —Propuso ella.
Luz suspiró.
—Al menos preparemos algo de comer, por si la historia se alarga —propuso Luz.
La bruja se tocó su barbilla mientras meditaba lo dicho por la humana.
—Me parece bien —aceptó.
Un rato después.
Ambas estaban en la cocina comiendo comida chatarra y bebiendo gaseosas repletas de azúcar.
—¿Más azúcar para tu refresco de insecto? —Preguntó Eda mientras le ofrecía a Luz un poco con una cuchara.
La latina asintió y después de acercar su vaso para que le sirvieran más endulzante. La bruja puso manos a la obra y empezó a contar.
—Verás hace mucho tiempo Yo era una linda, hermosa, educada, genial, asombrosa, espectacular, detallista, bella, bonita, deslumbrante, inteligente, popular, insuperable, amable, divertida, simpática y muy buena niña —comenzó Eda.
Luz alzó una ceja y volteó a ver a la cuarta pared. Para luego verla a la de cabello gris nuevamente.
—Si, seguro —dijo la latina con burla.
—Es en serio —dijo Eda divertida. —Aunque la antigua Yo, no se comparaba con lo asombrosa que soy ahora, pues aún así tenía mucho que presumir en ese entonces. —Siguió contando.
Luz mejor solo puso atención. Llevaba casi tres meses en este lugar y ya era tiempo que supiera algo más de la bruja.
Así podría saber cómo vencerla por completo en el futuro y no a medias.
—En mi juventud Yo era la chica más popular en la academia Hexside —Eda observó al techo cómo si recordará los buenos tiempos. Pero de pronto puso una expresión furiosa. Era cómo si hubiera recordado algo malo. —Pero cómo todos, tenía algo que me limitaba y me hacía avergonzar todo el tiempo... Una hermana... Lilith. —Reveló.
La humana asintió. No sabía por qué pero la historia se ponía cada vez mejor.
Hace muchos años.
Eda POV.
A mis diez años Yo lograba sobresalir bastante. Mi dominio en la magia era superior a cualquier bruja de mayor edad de la época y eso sin duda alguna enorgullecía a mis padres.
Bueno, al menos a mi madre ya que mi padre se la pasaba todo el día en el bar bebiendo y coqueteando con bellas chicas demonios.
Era un tipo patético.
Pero no hablaré mucho de él.
Por ahora.
Cómo decía, tenía una hermana mayor. Ella era un completo desastre. Su control en la magia hacia que mi madre se sintiera decepcionada.
—¡Lilith, nunca había visto a alguien tan, pero tan imbécil! —Siempre le gritaba mi madre Gwendolyn a mi hermana. Mi madre en ese tiempo era una mujer con carácter. Su cabello era marrón rojizo con un frente y lados de color más claro con un estilo simétrico hasta el cuello. Ojos verde oliva y sus ropas eran un vestido rojo y camisa manga larga blanca, no recuerdo muy bien el color.
—Lo siento madre... —Lilith siempre se disculpaba bajando su mirada. Mi hermana era pelirroja cuándo era joven, su cabello era esponjoso atado con una cola de caballo con un flequillo hasta los ojos. Usaba anteojos la muy nerd, sus ojos eran de color aguamarina. Usaba el uniforme de Hexside de la clase de pociones.
—¡JAJAJA! ¡Lilith eres tremenda! —Le dije. Yo usaba también el uniforme de Hexside de la clase de pociones y mi cabello era naranja. Un hermoso e indomable cabello naranja.
Ella me volteó a ver con una sonrisa esperanzadora.
—¿Crees que soy tremenda? —Me preguntó con muchas esperanzas. En ese tiempo esa palabra significaba ser una persona genial.
—Si, ¡Pero una tremenda inecta! —Le grité mientras me reía a carcajadas. Me acerque y pase mi brazo por encima de su hombro. —¿Cómo no puedes hacer un simple hechizo de fuego? —Me separe de ella y sin mucho esfuerzo hice un circulo de magia haciendo que una llamarada saliera de el. Eso hizo que mi hermana y mi madre abrieran su boca a más no poder.
Yo era grandiosa.
—¡Ay mi niña es la mejor bruja de todas! —Me alago mi madre. Se acercó a mí mientras hacía a un lado a mi hermana y me daba uno de esos asfixiantes abrazos.
No ayudaba mucho que mi madre estuviera en el aquelarre de Bestias y que cuándo era más joven fuera de esas mujeres que les gustaba ejercitar su cuerpo hasta volverlo musculoso.
Sus abrazos dolían mucho.
Vi que mi hermana se fue llorando a nuestra habitación. Éramos una familia muy pobre y en ese tiempo nuestra casa era muy pequeña.
Pero todo cambiaría cuándo me uniera al Aquelarre del Emperador y con lo que iba a ganar iba a sacarlos a todos de la miseria.
¡SLAP!
En ese momento la puerta se abrió y mi borracho padre entró por la puerta.
Arruinando un bello momento con mi madre.
—¡Vieja hazme a la cena que tengo hambre! —Gritó este.
Luego entro tambaleándose a la casa y se acerco a dónde estábamos nosotras.
Mi madre obviamente me alejó de él y me dijo en voz baja.
—Mi vida, ve a tú habitación y luego de que termine de hablar con tu padre, les llevaré la cena, ¿Ok? —Me dijo con mucho amor.
Yo cómo era buena niña, además de linda y hermosa, obedecí.
Mientras me alejaba pude ver cómo mi madre se subía las mangas de su camisa, mostrando sus musculosos brazos. Para luego observar a mi padre con una expresión furiosa y empezar a golpearlo en la cara.
Seguramente por no traer dinero a la casa nuevamente.
—Jajaja... Pobre diablo —me reí. Metí mis manos en los bolsillos de mi uniforme y me fui a mi habitación.
Encontré a Lilith en la cama que compartía conmigo, leyendo un sin fin de libros cómo de costumbre.
—¡Hey cerebruta! —La moleste. Salté en la cama, cayendo a un lado de ella. Mandando a volar todos los libros por los aires.
—Edalyn... Mis libros —se quejo ella con esa timidez tan patética que Yo tanto odiaba.
—Edalyn... Mis libros —repetí lo que dijo ella pero con un tono muy tonto. —¿No te cansas de dar lastima? —Le pregunté. Me acomode un poco en la cama y la observé fijamente con cansancio.
—¿Me dejas seguir estudiando? —Me preguntó ignorando la pregunta que Yo le hice. —Debo aprender a hacer magia de fuego antes de la clase de mañana o reprobaré... —Me pidió.
Yo le hice un ademán con mi mano indicándole que hiciera lo que quisiera.
Ella asintió y volvió a tomar sus libros para continuar con la lectura.
—¿Si sabes que la magia fluye a través de nosotras y que tanto estudio solo es una perdida de tiempo? —Le dije con una sonrisa burlona.
Era triste y divertido verla esforzarse tanto para luego fallar de forma inevitable.
Ella bajo su mirada en respuesta. Parecía que iba a ponerse a llorar pero en vez de eso se limpió las lágrimas y siguió estudiando.
—Ya veo, no todos nacemos con un don tan asombroso cómo el mío —me puse a presumir.
Ella siguió leyendo su libro.
Recuerdo que al día siguiente llegó tan desvelada a la clase que no tenía ni fuerzas para levantar su dedo. Fue tan gracioso verla fallar.
Los años pasaron y mi control en la magia mejoró. Si antes era asombrosa, pues me volví mucho más genial y asombrosa.
Había estado entrenando junto con mi hermana para lo que venía.
El torneo para entrar al Aquelarre del Emperador.
Eso sucedía una vez al año y al cumplir los quince ya podía participar para ganar el concurso y unirme a la élite de las Islas Hirvientes.
Era mi momento.
Solo debía entrenar con mi tonta hermana un poco más y listo. Estaría lista para lo que fuera.
¡PAM!
—¡Aaah! —Gritó Lilith al recibir un puñetazo mio en su nariz. Esta obviamente cayó al suelo mientras lloraba cómo una niña pequeña.
—¡Oh vamos Lilith! ¡Ya no eres una niña pequeña! —La regañe. —¡Tienes casi veinte años!
—T-tengo dieciséis Edalyn... —Sollozo ella mientras se ponía de pie.
Ambas usabamos el uniforme de Hexside de la clase de pociones. Acabábamos de llegar de la escuela y tuvimos que cancelar una cita con nuestras respectivas parejas para deber de entrenar a gusto.
Aunque mi novia no dejaba de enviarme mensajes a cada rato diciéndome que si la estaba engañando, me iba a hervir en mi propio aceite. Lo cuál si me perturbó.
—Edalyn, ¿Crees que Yo pueda entrar al Aquelarre del Emperador contigo? —Me preguntó Lilith con una mirada esperanzadora.
Coloque mis manos sobre sus hombros y con una sonrisa sincera le dije.
—Claro, solo debes vencer a tu oponente y listo, me podrás acompañar. Así ambas nos podremos dar la buena vida —le dije, eso la puso feliz. La mera verdad no creía que pudiera llegar lejos.
No era tan fuerte como Yo y seguramente su oponente la iba a hacer añicos.
Solo esperaba que ella pudiera salir viva el día del encuentro.
—Solo hay un puesto vacante este año y se deberán enfrentar entre sí para ver quien será aceptada —nos dijo uno de los guardias del Emperador, quién era encargado de aceptar a los nuevos reclutas.
Al parecer Lilith no iba a sobrevivir ese día ya que le tocó luchar contra la mejor de todas.
Yo.
Volteé a verla y ella temblaba cómo nunca. Al parecer tenía miedo de enfrentarme.
No la culpo. Yo también tendría miedo si me enfrentará a mi misma.
Tal vez, solo tal vez.
No le rompa todos los huesos ese día.
Le hubiera deseado suerte pero era cómo decirle, "Que te diviertas" a un animal que va rumbo al matadero listo para ser hecho carne molida.
Sentía lastima por ella. Pero si quería sacar a mi familia de la pobreza. Debía de hacer añicos a alguien de mi propia familia.
El día del encuentro llegó y ambas estábamos en la arena de combate. Habían muchos espectadores, incluidos nuestras respectivas parejas, muchos estudiantes, maestros, guardias del emperador y el mismo Emperador, usando su perfectamente bien peinado cabello al estilo afro.
Él siempre estaba a la moda.
Fin Eda POV.
—Espero que Edalyn gane... Quiero irme a celebrar en grande con ella esta noche —le dijo una chica peliverde con un moño atrás de su nuca a un chico de cabello castaño.
—Yo espero que Lilith gané... No me gusta ver a mi amorcito tan triste... —Dijo él.
La chica puso una expresión cansada. Ambos usabam uniformes de Hexside de la clase de abominables.
—Alador cómo tu mejor amiga te pregunto, ¿Sabes que es contra Eda con quién Lilith va a pelear verdad? —Preguntó ella.
—Ooooohhhh... —Dijo este cómo apenas dándose cuenta. —Odalia... —La llamó.
—¿Si?
—¿Crees que ella tarde de salir del hospital? —Preguntó con una sonrisa nerviosa.
—No creo... —Dijo la peliverde despreocupada haciendo que él se tranquilizara. —Yo creo que los muertos salen de la morgue en un par de días. —Bromeó ella con una sonrisa perversa.
Eso hizo que él se pusiera pálido. Estaba a punto de quedarse sin novia.
Mientras tanto.
Eda y Lilith ya se encontraban en la arena listas para el combate.
Esperaban que el árbitro diera inicio al combate. El nerviosismo, el miedo, la desconfianza, el pavor, el temor y cualquier emoción negativa estaban presentes...
En Lilith.
Ya que la pobre temblaba cómo nunca. Tenía suerte de que sus padres no estuvieran presentes ya que su madre trabajaba doble turno para llevar un poco de dinero extra a la casa. Debido a que su padre se bebía todo lo que ganaba.
Eda por su parte bostezaba por el aburrimiento. Nunca espero que unirse a un aquelarre poderoso sería tan sencillo.
Solo debía medio matar a su hermana y listo. Tendría su futuro asegurado.
—¡Inicien! —Dio la orden el árbitro.
—¡AAAAAAHHHHH! —Gritó Eda al salir corriendo al ataque.
Lilith retrocedió y al ver que la cosa iba bien en serio, frunció el ceño y con la mayor determinación nunca antes vista en su persona.
—¡AAAAAAAHHHHHH! —Gritó al momento de salir corriendo al ataque.
Debía vencer a su hermana si quería demostrar que ella también servía para algo.
Un segundo después.
—¡AAAAAAHHHHH! —Gritaba Lilith aterrada mientras caía desde lo más alto.
Eda simplemente uso un hechizo de viento para mandar a volar a su hermana por los aires.
¡PAM!
El cuerpo de esta cayó de cara en el suelo. Rebotando un par de veces en este. Quedando inmóvil al instante.
Parecía ya no poder más.
Esta despegó su rostro del suelo. Había perdido sus anteojos. Miró hacia arriba mientras las lágrimas caían de sus ojos. No podía más, pero ella deseaba con toda el alma entrar al Aquelarre del Emperador y ser reconocida.
Y para eso debía vencer a su hermana menor.
A su poderosa y altamente dotada hermana menor.
Vio cómo Eda se acercaba a su persona mientras la observaba de forma despiadada. Esta se tronaba sus nudillos. Parecía disfrutar mucho el verla sufrir.
—Lo siento Lilith pero para que Yo logré cumplir mis sueños tú debes morir —dijo la menor con una sonrisa endemoniada.
La pelirroja puso una expresión aterrada.
—E-espera... Solo debes vencerme y no matarme... —Dijo Lilith con una sonrisa nerviosa.
¡PAM!
Aunque la patada que le dio Eda en la cara, enviándola a rodar un par de metros de distancia. Le dejó en claro de que su hermana iba con todo.
—Lo sé hermana, pero lo mejor será no arriesgarnos... —Se acercó rápidamente y le puso un pie en la cabeza a la ya derrotada Lilith. —¡ASÍ QUE MUERE CÓMO SE DEBE! —Gritó mientras mostraba esa sonrisa perversa tan característica de ella. Hundió la cabeza de su pariente en el lodo y empezó a ahogarla.
¡WOOOOHOOOOOOO!
Gritaba el público eufórico. Adoraban ver peleas a muerte.
—¡Esa es mi novia! —Gritó Odalia mientras se ponía de pie y vitoreaba a Edalyn.
—¡Esa es mi futura líder del aquelarre! —Gritó el Emperador mientras también se ponía de pie y señalaba a Eda.
Todos disfrutaban la gran demostración de distintos tipos de magia que la joven bruja usaba.
Desde invocar una pandilla de abominables para que atacarán al enemigo, luego ver como quemaba con magia de fuego a su rival, luego cómo la mojaba y la congelaba, el ver cómo usaba plantas mágicas para apretar su frágil cuerpo hasta hacerla gritar, cómo la agarraba a puñetazo limpio desfigurándole poco a poco la cara, el ver cómo le rompía una pierna con un palo, luego le dislocaba un brazo con suma facilidad.
Para luego hacerla comer tierra.
Todo eso tuvo que aguantar la pobre Lilith.
La cuál en estos momentos solo le pedía al Titan que su sufrimiento acabará.
—Oye, eso último que uso para atacar a Lilith ni siquiera es magia —le dijo un guardia del Emperador que estaba en las gradas a otro.
—¿Y que importa? Es divertido y emocionante ver a los jóvenes usar tanta energía —respondió el otro mientras comía unas extrañas palomitas con ojos.
Durante las próximas dos horas Lilith soporto algo peor que un infierno.
Ahora se hallaba tirada en el centro de la arena viendo al cielo. Le dolía prácticamente todo. No sentía varias partes de su cuerpo.
Vio de reojo a las gradas pidiendo al Titan o a quien sea, que uno de los miembros del Aquelarre de Curación viniera a curarla antes de que Eda la siguiera haciendo pedazos.
—¡ROMPELE MÁS LAS PIERNAS!
Pero sintió un nudo en su garganta al escuchar cómo uno de los miembros de ese Aquelarre gritaba semejante cosa.
La pelirroja alzó la vista para ver dónde estaba su hermana. La vio cerca de las gradas hablando con Odalia y varios estudiantes más. Seguramente estos le pedían su autógrafo o algo por el estilo.
—Edalyn eres la mejor bruja. Claro, después de mi obviamente —dijo Odalia en tono altanero.
—Tranquila señorita millonaria o tu ego puede ahogar a todos aquí —bromeó Eda.
Todos los presentes rieron. Incluida la peliverde. Amaba a Eda y todo su ser.
—Hoy haremos eso que tanto haz querido que hagamos, hermosa. Cómo recompensa por tú victoria —le susurró en el oído a su amada.
Eda se sonrojo. Sonrió muy feliz. No podía pedir nada más. Tenía una amorosa madre, un futuro asegurado y una bella y sexy novia.
Solo debía darle el golpe de gracia a su hermana y podría vivir en grande.
—¿¡Eda me das tu autógrafo!? —Pidió uno de sus compañeros de escuela.
—Tranquilos chicos, Eda firmara todos los autógrafos que quieran después de que firme este documento dónde acepta formar parte del Aquelarre del Emperador —dijo uno de los guardias.
Eda río.
—Chicos, chicos. Primero debo darle la estocada mortal a mi hermana para así acabar con el encuentro —comentó la menor de los Clawthorne.
Todos celebraron al ver cómo ella hacía un círculo de magia con su dedo prendiendo su mano en llamas.
Era el fin de Lilith.
Hablando de esta. Pues luchaba por levantarse del suelo.
—D-debo usar eso o si no... N-no podré ganar... O vivir... —Se puso de pie difícilmente. Buscaba algo en su camisa con mucha desesperación.
Veía a su hermana acercarse y eso solo la alarmaba más y más.
—¡BINGO! —Logró encontrar lo que buscaba. Una especie de pergamino sellado con la insignia de un búho.
—¿Es tu testamento? —Preguntó Eda divertida.
—No... ¡Es mi carta a la victoria! —Gritó Lilith al tiempo en que abría el pergamino y le mostraba el contenido de este, directo en la cara a su hermana.
—Pero, ¿Qué? —Eda no supo que decir ya que un enorme rayo de luz salió del papel y la envío a volar muy lejos.
¡PRAAAAAAMMMMMM!
El cuerpo de Eda choco contra la pared de las graderías. Haciendo que todo el mundo quedara boquiabierto.
Voltearon a ver lentamente a Lilith. No pudiendo creer lo que acababan de ver.
—Yo... ¡Gané! —Celebró Lilith mientras lloraba. No podía creer que gastar sus ahorros en un hechizo de poder en el Mercado Nocturno hubiera servido de algo.
Estaba feliz. Pero su felicidad se desvaneció al ver como su hermana salía de los escombros.
Esta tenía una expresión de felicidad mientras se limpiaba el polvo.
—Hey hermana, eso estuvo bien —la alago Eda. —Ahora te haré lo mismo multiplicado por cien millones. —Sentenció muy furiosa.
—Esos son muchos millones —le dijo el árbitro a Lilith la cuál se había orinado en sus pantalones al ver el infierno que se le venía encima.
Eda metió las manos en sus bolsillos mientras caminaba tranquilamente hacia dónde estaba su hermana mayor. Si antes iba a borrarla de la existencia, ahora la iba a hacer polvo hasta que ya no quedará nada de su persona.
Iba muy tranquila hasta que de la nada cayó al suelo de rodillas. Parecía que le dolía algo. Empezó a gritar de agonía.
—Edalyn... —Habló Odalia muy preocupada.
De la nada el público se empezó a alarmar al ver cómo el cuerpo de Eda empezaba a cambiar. Era horrible. Primero le salieron alas en su espalda, luego sus piernas y brazos se hicieron más grandes volviéndose feas y horribles garras.
Cambio hasta quedar convertida en una fea bestia búho con pelaje emplumado color naranja.
—¡Edalyn! —Gritó Lilith aterrada. Miró el pergamino en su mano. —¡No se suponía que eso debía pasar! —Gritó.
—¡Niña dame eso! —Dijo el árbitro. Le quitó el pergamino de las manos a la mayor y después de revisarlo le dijo. —¿¡Niña por que usaste esto!?
—¡Solo era un hechizo de ataque! —Se defendió ella.
—¿¡Hechizo de ataque!? —La regaño el árbitro. —¡Esto es una maldición pequeña idiota! —Reveló este muy furioso.
Ella retrocedió. No podía creer lo que le acababa de hacer a su hermana menor.
—Eda... —La volteó a ver y esta se veía muy furiosa. Incluso echaba espuma por la boca.
—¿¡Que me hiciste!? —Gritó la bestia.
Iba a atacar a Lilith pero el Emperador hizo acto de presencia. Haciendo que Eda detuviera su ataque.
—A ver, a ver ¿Qué paso aquí? —Preguntó este un poco molesto. —¿Eda ganó o perdió?
—Señor el reglamento dice que nada de bestias en el Aquelarre del Emperador —dijo el árbitro.
Eda retrocedió ante lo que escuchó. Sentía su mundo caerse a pedazos.
—¿Y quién fue el imbécil que escribió esa regla? —Preguntó Belos muy molesto.
Todos los guardias se miraron entre sí. Para luego señalarlo a él.
—Pues usted —dijeron con expresión cansada.
—Oh cierto, cierto... Fue por el incidente de pelos en mi cama... —Dijo este recordando todo. Luego se dirigió a Lilith y le dijo con decepción. —Muy bien Lilith, bienvenida al Aquelarre del Emperador. —La felicito sin muchas ganas. Luego se fue caminando junto con sus guardias mientras iba murmurando cosas. —Pero que desperdicio, hubiera preferido que la mataran y que Eda se uniera... Creo que el que salió perdiendo más aquí, fui Yo...
La mayor de los Clawthorne por su parte aún temblaba mucho. Pero sonrió cuándo escucho lo que le dijo el Emperador.
—¿Yo gane? —Preguntó.
—Si...
Lilith volteó a ver a Eda quien fue la que habló. Se le partió el alma al verla llorar.
—Felicidades... Acabas de arruinar mi vida... —Sollozo Eda.
La pelirroja no pudo decirle nada más a su hermana bestia ya que ella salió huyendo del lugar mientras lloraba sin consuelo alguno.
—¡Edalyn espera! —Gritó mientras extendía su mano hacia ella. Iba a seguirla aunque le doliera todo.
Pero...
—¡Quítate! —Gritó Odalia mientras la empujaba tirándola al suelo. Para luego ser ella quién fuera tras su novia. —¡Edalyn!
Lilith se levantó cómo pudo. Tuvo que soportar los gritos de odio de sus compañeros, maestros y uno que otro guardia que pasaba por allí ya que consideraban que hizo trampa en su combate.
—Pero... Yo solo quería impresionar a mi hermana y a mi madre... —Murmuró por lo bajo.
Al final su novio fue el único que la consoló y la ayudo a llegar a la enfermería para que tratarán sus heridas.
Para luego poder irse a casa, no sin antes buscar a Edalyn y pedirle perdón. Cosa que no logró hacer.
Más tarde.
Después de lo que le hizo a su novia, Odalia. Eda había vuelto a la normalidad y caminaba sonriente a casa. Sentía que en cualquier momento la bestia en su interior volvería a salir.
Y le gustaba eso. Se sentía mucho más poderosa que de costumbre.
—Ya verás lo que te haré querida Lilith... —Dijo con una sonrisa.
Seguramente por eso sonreía. Por las cosas que le iba a hacer a la culpable de que su futuro se haya ido al demonio.
Al llegar a su casa miró la puerta por unos segundos.
Hasta que...
¡SLAP!
De una patada la abrió.
—¡Tú! —Le gritó a la responsable de que su futuro se haya arruinado.
Vio a su hermana sentada en el sillón de la sala. Está se veía muy mal herida todavía. Usaba vendajes y su condición no era una muy buena que digamos.
—Edalyn... —Dijo su nombre.
Eda se acercó a su hermana y cuándo iba a empezar a hacerla polvo.
—¡Perdóname por favor! —Lilith le pidió de rodillas al tiempo en que apoyaba su frente contra el suelo.
Parecía arrepentida.
—Tus disculpas no harán que mi sueño se cumpla... —Dijo Eda duramente mientras ella también empezaba a llorar. Su hermana levantó la vista y le valía muy poco que la viera así.
Ya nada importaba.
—Déjame arreglarlo por favor, buscaré una cura —dijo Lilith. Se puso de pie y tomó el brazo de Eda.
La menor la aparto con mucha brusquedad para luego tomarla del cuello y hacerla que la viera a los ojos.
—¡Más te vale que te apresures antes de que vuelva mamá y Yo le cuente todo! —Amenazo Eda.
Lilith tembló y cuándo iba a correr al Mercado Nocturno, pues la puerta se abrió de repente.
Eran sus padres quienes acababan de llegar.
—¡No puedo creer que otra vez te hayas gastado todo el dinero que ganaste en más bebidas! —Regañó Gwendolyn a su esposo.
—Vieja no quiero oírte... Estoy harto de ti... —Dijo este tambaleante.
¡PUNCH!
Pero cayó al suelo después de recibir un puñetazo de su mujer en la cara. Ella también estaba harta. Iba a decirle que se fuera pero su hija menor la abrazo de la cintura.
—¡Mami, Lilith me lanzó una maldición e hizo que perdiera el encuentro para que me aceptarán en el Aquelarre del Emperador! —Lloró Eda. Ya no le importaba sonar cómo una niña pequeña siendo ya una adolescente.
La mujer estaba impactada, tanto que su boca estaba bien abierta. No podía creer lo que escuchaba.
—¿¡QUE LILITH HIZO QUÉ!? —Gritó enfurecida.
Volteó a ver a su hija mayor con mucha furia. Se subió las mangas de su camisa mientras se acercaba. Iba a hacerla polvo.
—¡Mami espera, puedo arreglarlo! —Se defendió la menor muerta del miedo. —¡Solo debo ir con el vendedor para que me diga como solucionar la maldición y listo! —Intentó dar una excusa pero de poco le basto.
¡PUNCH!
Recibió un fuerte puñetazo igual o mayor que el que recibió su padre. Estaba perdida y las excusas no servirían de nada.
—¡Siempre te he dicho que protejas a tu hermana! —Le grito a su hija mientras está estaba en el suelo. —¡Si fue la envidia la que te hizo actuar créeme que Yo me encargaré de educarte mejor! —Sentenció Gwendolyn.
Iba a darle otro golpe a Lilith, pero...
¡CRASH!
Su marido le rompió una botella en la cabeza haciéndola caer al suelo indefensa y con mucho dolor.
—¡Ahora Yo te daré una lección! —Dijo él.
Empezó a patear a su esposa bajo la atenta mirada de sus hijas.
Mientras Lilith temblaba por el miedo. Eda sentía la ira acumularse en su interior. No podía permitir que alguien maltratara a su madre.
Y mucho menos un bueno para nada cómo su padre.
¡GRAAAAAAWWWWLLLLL!
El rugido que pego llegó a los oídos de todos.
El hombre volteó y se aterro mucho al ver a la desagradable bestia que se había metido a la casa.
—¿¡Que es eso!? —Gritó. No tuvo tiempo de reaccionar ya que Eda se le abalanzó encima. —¡AAAAAAHHHHH! —Gritó mientras era destrozado miembro por miembro.
Unos minutos después.
La masacre había acabado y la sala estaba pintada de rojo. Tanto cómo Lilith y su madre miraban con horror lo que ella había hecho.
Mientras que la pelirroja se desmayo. Su madre se acercó a Eda lentamente. Vio que su hija menor estaba muy furiosa, pero le daba igual. Solo quería abrazarla.
Eda sostenía la cabeza de su padre en sus garras. Seguía furiosa con él por no darles una mejor vida.
Lo odiaba.
—Hijita... —La llamó su madre.
—Soy un monstruo... —Lloró Eda con voz monstruosa.
—No hija, solo debemos encontrar una cura y todo estará bien... —Le dijo para calmarla. —Olvida a tu padre, era un inútil... Ven Yo te ayudare... —Pidió entre lágrimas. Le dolía más ver a su hija sufrir que a ver a su hermoso regado por todas partes.
—¡Soy un monstruo! —Gritó Eda. Se sujeto la cabeza con sus manos de monstruo.
Para no hacerle daño a su madre, decidió huir por la puerta. Aunque Gwendolyn salió corriendo tras ella al instante.
—¡Edalyn espera! —La llamó mientras está se metía al bosque.
Al poco tiempo la perdió de vista pero aún así la siguió buscando. No iba a dejarla sola.
Más tarde.
Era de madrugada y Eda buscaba algo de comer. Siendo una bestia búho olfateaba el suelo para ver si detectaba algo comestible cerca.
Hasta que su olfato detecto algo delicioso a muy pocos metros. Parecía ser carne.
Corrió hasta el lugar dónde sintió el aroma y se enfureció al ver a un enorme animal muerto con apariencia de elefante siendo devorado por lo que parecía ser un enorme lobo negro con cuernos y cráneo huesudo.
Este se veía muy feroz.
—¿Qué veo? ¿Una niña retando al rey de los demonios? —Dijo este con burla.
Veía a la patética bestia búho gruñirle cosa que le causaba mucha risa.
Eda intentaba atacar pero su instinto animal le decía que no lo hiciera. Seguramente por que el enorme ser podría partirla en dos sin mucho esfuerzo.
Eso la hizo ver al suelo. Las lágrimas empezaron a caer. De la nada volvió a la normalidad.
El lobo alzó una ceja al ver que la bestia búho se convirtió en una bruja.
Eso le hizo restarle más importancia y seguir comiendo el animal que acababa de cazar.
—Ve a casa niña, este lugar es peligroso —dijo él mientras comía.
—P-pero tengo hambre... —Lloró Eda.
El lobo rodó sus ojos y después de hacerse a un lado, le indico a la chica que comiera un poco. Esta así lo hizo. Por alguna razón la carne cruda le sabía de maravilla.
—¿Cómo te llamas? —Preguntó el lobo.
—Soy Edalyn, pero puedes llamarme Eda... —Se presentó ella mientras comía. —¿Y tu cómo te llamas? —Preguntó a su nuevo amigo.
—Soy King, el rey de los demonios —se presentó él.
Eda abrió sus ojos de par en par. Estaba asombrada.
—Su alteza —le hizo una reverencia.
Así estuvieron un rato hablando y llevándose bien. Eda le contó que la sangre que traía en su ropa era de su padre y que ahora podía convertirse en bestia.
—Descuida niña, Yo también mate a mi padre para ascender al trono —dijo este divertido.
Ambos rieron después de eso. Luego de un rato su madre apareció y no espero para correr a abrazarla. Estaba feliz de haberla encontrado.
—¿Mami me lo puedo quedar? —Preguntó Eda a su madre. Obviamente refiriéndose a King.
—Oye niña, no soy una mascota. Tengo mis propios deberes, ¿Sabias? —Gruñó este molesto.
—Está bien, serás parte de la familia y dormirás en la sala, en una cama cómoda mientras te hacemos tu propia habitación, ¿De acuerdo? —Propuso Gwendolyn. Cumpliría los caprichos de su hija a como diera lugar y ahora que su esposo había pasado a mejor vida y la mayoría de los crímenes quedan impunes. Pues no habría problema con llevar al amigo de su hija a casa.
—Eso suena mucho mejor —dijo King complacido.
Un poco de aire hogareño le caería muy bien. Además de que le agradaba mucho Eda.
Podrían ser un equipo de crimen perfecto.
Volviendo al presente.
—Luego King enfermo con una enfermedad muy extraña que lo volvió así de pequeño y adorable y es por eso que tengo que pagar mucho dinero para que los del Aquelarre de curación puedan curarlo —finalizó Eda su relato.
Luz la observaba con una ceja levantada. No sabía que decir exactamente por lo que acababa de escuchar.
Sabía que la bruja era despiadada pero no al grado de abusar de su hermana y no sentir nada al matar a su padre.
Sin duda alguna debía tener más cuidado con ella.
—¿Y que te han dicho exactamente los del Aquelarre ese? —Preguntó Luz seriamente.
—¿Tu que crees? Que debo pagar una fortuna para que los mejores médicos lo atiendan y sea curado cuanto antes —exclamó Eda molesta. —Pero la buena noticia es que ya tengo el dinero suficiente y la próxima semana será atendido. —Dijo Eda feliz. —Mi amigo será el mismo de antes.
Luz sonrió mientras rodaba sus ojos. Al menos habían buenas noticias.
Aunque sentía que se le olvidaba algo. Algo muy importante.
—Seguramente después de dormir bien, lo recordaré —murmuró Luz por lo bajo.
Vio a la bruja bostezar y después de ella hacer lo mismo, se fue a dormir.
—Dormiré hasta las tres de la tarde jeje —bromeó Luz.
Ya después de una noche tan agitada le caería bien una buena siesta.
Sentía que se lo merecía y lo iba a disfrutar en grande.
Aunque parte de ella sentía que había otra cosa por la cual celebrar y no era por que había hallado una manera de hacer magia. Era otra cosa.
Solo que no se acordaba de lo que era.
Mañana tal vez lo recordaría.
Debía hacerlo.
Continuará...
Sigan la historia para saber qué pasará luego :D.
Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.
