Capítulo 12: Visitas.
Estaba sentada en su cama viendo con suma indiferencia hacia el techo. No tenía mucho que hacer o que decir con respecto a su estado.
No estaba lastimada ni nada, pero preferiría estarlo a tener que seguir encerrada en su casa. Se suponía que era una mujer libre. Hace mucho que se había escapado de casa y gracias a una estúpida humana volvía al lugar dónde su madre les gustaba tenerlos para controlarlos a todos.
Sus hermanos y su padre no eran la excepción. Todos eran marionetas de una tirana que disfrutaba manipular a los más débiles.
Ella lo entendió hace mucho y fue por eso que huyo. Se volvió una criminal, una mujer libre que hacía lo que se le viniera en gana.
A veces necesitaba dinero pero eso lo resolvía viniendo de vez en cuando a escondidas a la casa y robando alguna de las tarjetas de crédito de su madre. También abusaba y le quitaba el dinero a alguna de esas perdedoras cuándo iba a Hexside.
—La pobre Boscha siempre me hacía frente, pero aun así con un par de puñetazos en el rostro, caía al suelo —murmuró Amelia por lo bajo con una linda sonrisa.
Le fascinaba recordar los buenos tiempos.
Aunque su sonrisa despareció rápidamente, siendo reemplazada por una mueca de furia. Observó su mano, recordaba que la maldita humana le había arrancado su dedo y si no hubiera sido por Belos, pues aún le faltaría esa parte del cuerpo.
Si, esa chica Luz era peligrosa.
Por eso le prohibió a Edric, a Emira y a Amity que se alejarán de ella. Pero al parecer se la encontraron en el bosque nevado mientras Emira le enseñaba magia de fuego a Amity. Obviamente se acercaron a ella, desobedeciendola por completo.
Se tocó el collar de su cuello con su mano.
—Si no tuviera esta mierda en mi cuello... Los haría picadillo —comentó por lo bajo.
—¿A quién? —Preguntó Amity. La menor venía entrando a la habitación, le traía la cena a su hermana mayor, escuchando así lo que ella dijo.
—A mis tres inútiles hermanos menores —respondió Amelia muy seriamente. Haciendo a Amity retroceder.
—¿Q-que paso? —Preguntó la menor con miedo.
—¿Qué pasó? —Dijo Amelia sonriente. Luego su expresión cambió a una molesta. —¡Pasa que les ordené que se alejaran de la humana y no me hicieron caso! —Grito.
Amity frunció el ceño.
—¡Ya te dije que no fue nuestra culpa, ella nos encontró en el lugar por mera coincidencia! —Se defendió. —¡Además por lo que me contaron mis hermanos fue tu culpa que ella te atacará! ¡ASÍ QUE NO TE QUEJES! —La regaño.
Mala idea. La mayor adoptó una expresión furiosa. No toleraba que le dijeran sus verdades en la cara. Odiaba recibir órdenes y le partiría la cara a quien sea que la retará.
—¡Te voy a hacer añicos! —Se abalanzó contra su hermana pero el collar la detuvo.
Amelia cayó en su cama acostada mientras sentía su cuerpo muy débil. Al parecer sus fuerzas se habían ido.
—¡Hermana! —Amity corrió a ayudarla. Estaba preparada para huir pero recordó que su hermana no podía matar mientras tuviera ese collar en su cuello.
Era un alivio.
—A-a-alejate... D-de... L-la humana... —Dijo Amelia entre titubeos. Le salía mucha saliva de su boca. Parecía no poder moverse.
Amity bajo la mirada. Debía obedecer a su hermana mayor. Pero la verdad es que deseaba con toda el alma ver nuevamente a Luz por alguna razón.
—Esta bien... Te prometo que no volveré a ver a mi Luz —prometió falsamente la peliverde menor. Aunque abrió sus ojos en exceso al darse cuenta de lo que dijo. —¡Digo, no volveré a ver a la humana que quiero tanto! ¡DIGO QUE ODIO! ¡QUE ODIO CON TODO MI AMOR! —Estaba muy sonrojada.
Al final Amelia la observaba fijamente. No sabía que decir exactamente.
—Ugh... —Suspiró la mayor. Hundió su cabeza en la cama y decidió pensar en una manera de cobrar venganza contra la humana.
Solo así su familia estaría a salvo.
—Eres la mejor persona que existe y nadie puede decir lo contrario... —se decía Boscha a si misma mientras se peinaba el cabello mirándose al espejo sentada en una silla. Usaba su pijama que consistía en un pantalón de lana de color azul y una playera amarilla.
Estaba feliz. Los días de escuela eran los mejores desde que Amelia Blight dejó de venir a molestarlas. Ahora que esa bravucona se había ido.
Pues disfrutaba haciendo lo que más le gustaba hacer.
—Ser una bravucona es lo mejor cuándo no hay nadie que te moleste —dijo con una sonrisa malvada.
Se terminó de peinar y se fue a acostar. Era de noche y mañana tenía escuela. Deseaba con ansias ir para molestar a la casi bruja Willow, a su patético amigo enano y a muchos más.
—¡Soy invencible! —Exclamó en voz baja. No quería gritar o sus padres se molestarían ya que lo considerarían muy mal educado de su parte. —Nadie puede conmigo.
Cerró sus ojos. Se disponía a dormir. Pero recibió un mensaje en su pergamino.
Rápidamente lo hizo aparecer para revisarlo. Quería ver si era alguna notificación importante de alguna de sus redes sociales.
Pero rodó sus ojos al ver que era un mensaje de Skara. Una de sus mejores amigas y cómplice en sus crímenes a la hora de molestar a otros y hacerlos ver inferiores.
Leyó el mensaje atentamente para luego iniciar una conversación.
Skara: Oye, ¿Alguna noticia de la humana?
Boscha: No sé, ¿Por que debería estar buscando noticias de ella? Seguramente murió o algo, recuerda que los humanos son frágiles.
Skara: ¿Frágiles? ¿Viste lo que le hizo a Amelia? ¿La chica que nos molestaba y nos quitaba el dinero? ¡Prácticamente la mató de un golpe!
Boscha: ¿Cuál es tu punto?
Skara: Pues que deberíamos hacer que se una a nuestro grupo o si no, tendremos a una enemiga un millón de veces peor que Amelia y eso me aterra.
A la de cabello magenta le salió una gota de sudor de su frente. No había pensado en eso. Un tanto alarmada siguió mensajeando con su amiga.
Boscha: ¿Y que demonios quieres que haga? ¿Qué la busque en cada casa preguntando si vive una humana allí?
Skara: No es mala idea.
Boscha: Oye te puedes ir al demonio.
Skara: Ay que linda, Yo también te quiero... Pero tocar tu firme y enorme trasero y restregar mi cara en el.
La triclope puso una expresión perturbada. A veces no entendía las bromas de su amiga. Tal vez era por la confianza que se tenían.
Boscha: Entonces, ¿Alguna idea de dónde buscar a la humana?
Skara: Se llama Luz Noceda y vive en la Casa Búho, dónde vive Eda la Dama Búho, la bruja más poderosa de las Islas Hirvientes.
La de tres ojos alzó una ceja antes de seguir escribiendo.
Boscha: ¿Cómo sabes eso?
Skara: Se lo pregunte a Willow, mensajeo con ella y contigo ahora mismo.
La triclope tenia una tic en su ojo izquierdo. Odiaba esa maña de Skara de olvidar quién era el enemigo y ser amistosa con todos.
Boscha: Mejor no digo nada.
Skara: Mira, si te vas a poner así, lo mejor será que terminemos...
Boscha: ¿Qué terminemos?
Skara: Qué terminemos nuestra platica y sigamos hablando mañana para ver qué hacemos para que la humana se una a nuestro grupo, buenas noches hermosa juas juas.
Boscha se aguantó la risa. A veces su amiga le sacaba una que otra risa. Después de desearle buenas noches a su compañera y recibir un mensaje con muchas caritas sonrientes y corazones, pues se dispuso a dormir.
—¿Ser la líder de una humana con poderes destructivos? —Murmuró con una sonrisa perversa. —Suena genial.
Habían pasado unos días desde el incidente con la bestia búho y hoy era un nuevo día en las Islas Hirvientes y la dueña de la Casa Búho estaba feliz por alguna razón en específico.
Cierta bruja se levantó de muy buen ánimo. Se dio una ducha de agua caliente. Salió del baño envuelta en una toalla. Se encontró con su humana favorita en el pasillo y se dispuso a saludarla.
Luz se veía de muy mal humor.
¡SLAP!
Y se puso peor cuándo la bruja le dio una fuerte nalgada en su trasero.
—¡Oye! —Se quejo.
—¡Jajajaja! —Río Eda. —Arriba esos ánimos niña que hoy King vuelve a ser el mismo de antes. —Exclamó muy feliz.
No podía creer que su amigo peludo hoy tendría su cita de curación. Había estado esperando esto por muchos años.
Cinco para ser exactos y hoy todo volvería a la normalidad. Tendría a su compañero de crimen cómo nuevo. Juntos dominarían las Islas Hirvientes y ni Belos iba a poder evitarlo.
—¿Cómo se supone que le harán esa curación exactamente? —Preguntó Luz de brazos cruzados. Miraba a la bruja con suma indiferencia.
—Es complicado... Déjame ver si puedo explicarlo... —Mientras Eda pensaba en algún resumen.
La humana frunció el ceño. Ya no aguantaba ni a Eda, ni al peludo animal que desde la semana pasada la ha tenido de su sirvienta o mejor dicho.
Lacaya.
No odiaba a King y tampoco quería que le pasara algo malo. Sólo quería que la dejarán en paz para poder seguir investigando sobre el glifo que uso la semana pasada y de paso, encontrar el sobre del deseo que perdió durante la pelea que tuvo con la bestia búho.
Seguramente este se le cayó cuándo salió volando por los aires cuándo Eda la lanzó. Lo recordó a la mañana siguiente que se despertó. Iba a desear convertirse en una diosa inmortal pero al buscar el papel, no lo encontró en ninguna parte.
Por eso estaba molesta con la bruja, la cuál empezaba su explicación.
—Verás, primero lo van a abrir, haciéndole una incisión en su abdomen que es dónde tiene el extraño mal que le afecta y lo empezarán a sanar por dentro poco a poco. Es un proceso sencillo, pero según los médicos del Aquelarre de Curación pues hay una posibilidad de tres por ciento de que el muera y un noventa y siete por ciento de que salga todo bien —explicó Eda muy feliz.
Luz sonrió. Al parecer la medicina estaba muy avanzada en este lugar. Aunque recordó algo muy importante.
—Espera, ¿No puedes sanarlo tu misma? Me has curado muchas veces y eso que no han sido heridas leves que digamos —preguntó seria recordando que Eda fue la que le hizo la mayoría de esas heridas.
—Niña ya he intentado eso y me duele admitirlo pero no soy una bruja tan poderosa en ese tipo de magia cómo para curar a mi mejor amigo —bajó la mirada. Cerró sus ojos y se puso a recordar.
Había aprendido a usar muchos tipos de magia de distintas ramas, incluso del Aquelarre de repostería. Hacía unos pasteles que le quedaban de rechupete, pero no podía crear hechizos de curación avanzados para curar a su viejo amigo.
Al menos todo eso acabaría hoy.
Luz suspiró. Al parecer la magia es algo muy serio si hasta alguien tan poderoso como Eda aún no lo ha aprendido todo.
Un rato después.
—Bueno niña ya nos vamos —avisó Eda. Traía a King cargado en sus brazos cómo si fuera un bebe. Este estaba dormido. También traía una enorme mochila en su espalda cargada con todo el dinero que tenía. —Llévare los sesenta millones de caracoles que tengo... Es todo el dinero de la casa pero valdrá la pena después de que mi amigo vuelva a las andadas. —Dijo ella muy feliz.
Pero alzó una ceja al ver que la humana seguía buscando algo en la sala. Más precisos en sus pila de tesoros humanos.
Eso la hizo suspirar.
—¿Me escuchaste niña? —Preguntó de brazos cruzados.
—Si te escuche y si quieres un beso o un abrazo de despedida pues, puedes dárselo a alguien más por que Yo no hago esas cosas —dijo Luz duramente mientras observaba a la odiosa bruja.
Eda rodo sus ojos. Haría polvo a la humana allí mismo pero no tenía tiempo que perder. Debía llegar en dos horas a la clínica y no debía esperar más.
—¡Owlbert! —Llamó a su bastón y este apareció al instante.
Luego de eso se subió en el y mientras flotaba le dijo a Luz.
—Cuida la casa y no rompas nada o me lo pagarás, preferiblemente con dinero —dicho eso salio volando por la puerta.
La humana la observo mientras esta se iba alejando. Hasta que se perdió de vista.
—Suerte —fue lo único que les dijo. No podía hacer nada por ellos.
Siguió buscando el maldito sobre para luego pedir su deseo. No tenía tiempo que perder. Este tenía fecha de vencimiento y no podía dejar que se venciera.
Sería trágico si eso pasara.
Una hora después.
Mientras Luz seguía buscando, alguien abría la puerta de la entrada y así lograba ingresar a la casa.
Eso hizo suspirar a la humana. La bruja si que tenía un pésimo sistema de seguridad.
—Zzz... Zzz... Zzz... —Roncaba Hooty mientras una bomba de moco estaba formada en su nariz.
Se había quedado dormido.
—Oh descansa pequeño Hootcifer —dijo la mujer con dulzura para luego cerrar la puerta con sumo cuidado.
Luz observó a la desconocida. Era una mujer de piel blanca, alta y esbelta. Labios verde azulado oscuro. Cabello azul medianoche largo y oscuro. Ojos color aguamarina. Uñas de color gris oscuro en forma de garra. Una gema azul cielo en forma de cometa invertida en el esternón. Usaba un vestido color gris oscuro bicolor de manga larga y botas con cordones gris oscuro.
Esta se acercó a dónde estaba ella y le dijo amablemente.
—Disculpa, ¿Edalyn esta en casa? —Preguntó.
—No, no está —dijo Luz seriamente. Dejó su búsqueda y se dispuso a atender a la mujer para ver qué quería y así se largara de una vez por todas para seguir con lo suyo. —¿Quieres dejarle algún recado? —Se odio así misma por decir eso. Ya parecía la secretaria personal de Eda.
La mujer negó con su cabeza para luego tomar asiento en el sofá de la sala.
—Mi nombre es Lilith Clawthorne, un placer —se presentó. —¿Cuál es tu nombre jovencita? —Preguntó amablemente.
—Me llamó Luz Noceda, una humana como ya habrás notado —se presentó. Tomó asiento en el mismo sofá un poco más alejada de Lilith.
—¿Viniste a través del portal que Eda encontró hace mucho no? —Inquirió la mayor.
—Vaya, ¿Cómo lo supiste? —Respondió ella con una sonrisa sarcástica.
—Solo fue intuición jeje —río la mayor. Al parecer era ignorante del sarcasmo de la humana.
Luz rodó sus ojos.
—¿Eres la hermana de Eda cierto? —Preguntó pero se arrepintió de haberlo hecho ya que la otra se emocionó y se acercó a ella rápidamente tomando sus manos con delicadeza.
—¿¡Ella te ha hablado de mí!? —Preguntó emocionada.
—Si, me contó sobre una idiota que le lanzó una maldición —dijo Luz con una sonrisa perversa.
—Aaah... —La expresión de Lilith decayó. Se apartó de la humana mientras bajaba la mirada con sus ojos cerrados.
Se veía dolida. Luz se cruzó de brazos mientras la observaba. Al parecer a la hermana de Eda le iba muy bien. Sus ropas se veían finas y lujosas.
—¿Así que así se ven los ricos en este basurero que llaman Las Islas Hirvientes? —Murmuró por lo bajo.
La mujer se levantó. Al parecer ya se iba. Era lo mejor.
Así la iba a dejar de estar fastidiando y ella podría seguir buscando su sobre.
—Eda y Yo éramos las mejores amigas... —Pero empezó a contar una historia mientras caminaba de un lado a otro.
—Oye no es necesario que me lo cuentes, Eda ya me contó lo suficiente sobre ustedes dos...
—Nos llevábamos muy bien hasta el día en que la traicione...
Luz puso una expresión cansada. Al parecer acababan de ignorarla.
—El día en que supe que me enfrentaría a Eda me llené de mucho miedo, fui rápidamente al Mercado Nocturno y busqué un hechizo que sirviera para incrementar mi fuerza un millón de veces... —Contaba Lilith. Luego se sentó al lado de Luz y la observo casi al borde del llanto. —Pero cometí el mayor error de mi vida... ¡Pero estaba cansada ese día! ¿¡Sabes a que hora me levante para ir a ese mercado!? —Tomó a Luz del cuello de su camisa y la obligó a verla a los ojos. La humana simplemente la miraba con seriedad. —¡A las tres de la mañana! ¡No se llama el Mercado Nocturno por que abre de día, si no por que solo en la noche esta abierto! —Fue todo. Se alejó de la humana y empezó a llorar mientras se cubría el rostro.
Luz frunció el ceño más y más. No estaba allí para consolar a nadie. Además ella no era de las personas que consuelan a otros.
Y menos por algo tan patético.
—Todo cambió más cuándo Eda llevó a King a casa...
Hace unos años.
—¡Eda por favor dile que se detenga! —Gritaba la pelirroja entre llantos mientras el enorme lobo le mordía una de sus piernas.
—Pero si apenas estamos comenzando —dijo Eda con una expresión demoníaca. Rápidamente se transformó en una bestia búho. —Ha pasado una semana desde el encuentro y aún no te he felicitado por haber entrado en el Aquelarre del Emperador.
Lilith tembló al ver como su hermana se acercaba a ella. No tardó mucho para que ella se viera atacada por dos bestias feroces que disfrutaban morder sus extremidades con la suficiente fuerza para hacerla llorar, ejerciendo poca presión para no arrancarle nada.
Era su castigo por haberse metido con Edalyn.
Sufrir hasta la muerte.
¡SLAP!
La puerta de la habitación se abrió y una furiosa Gwendolyn entró por esta.
—¡Lilith deja de molestar a tu hermana! —Le grito a la pobre chica quién yacía lastimada en el suelo. —¿¡No ves que por tú culpa está muy enferma!? —Le siguió gritando.
—Mami... —La llamó Eda mientras se sujetaba la frente volviendo a la normalidad.
—Dime mi bebé... —La mujer suavizo su expresión.
—¿Quieres saber como me siento? —Le preguntó a su madre con tristeza.
Eso alarmó a su madre.
—¿¡Cómo!? —Gwendolyn parecía estar al borde del llanto.
—Así, mira... —La chica se acercó a donde estaba su hermana y se sentó sobre su cara. —Jajaja. —Empezó a reír a carcajadas.
Gwendolyn entendió el chiste y empezó a reír también al igual que King. Lilith era una burla para ellos.
Hablando de esta, se empezaba a ahogar ya que su hermana estaba sentada sobre su rostro impidiéndole respirar.
Al final Eda se levantó y se fue a cenar junto a King.
—Esperen... Yo también tengo hambre... —Pidió débilmente. Levantó su mano hacia la puerta.
Pero la dejaron abandonada.
Siempre la dejaban de lado.
Aunque todo cambiaría dentro de poco. Ya que debía irse a estudiar a la escuela privada del emperador ya que cómo miembro de su aquelarre podía irse a estudiar con los mejores estudiantes de la isla.
La élite.
—¿Me irán a visitar? —Preguntó mientras su madre la empujaba hacia a la puerta junto con sus maletas.
—Lo pensaré —dijo Gwendolyn con mucho enojo.
—¿No quieres que te lleve el almuerzo todos los días? —Dijo Eda con una sonrisa y tono sarcástico.
—No será necesario Eda, la comida la dan gratis allí. Con tu sola presencia me bastará —dijo Lilith muy feliz, siendo ignorante del sarcasmo de su hermana.
Eda rodó sus ojos y pensar que semejante bruta le hizo pedazos sus sueños. Era injusto.
¡SLAP!
Al final Gwendolyn le cerró la puerta en la cara a su hija logrando al fin deshacerse de ella de una vez por todas.
La de anteojos aún permanecía frente a la puerta de su casa. No podía creer que se estaba marchando de su hogar para cumplir sus sueños.
Le hubiera gustado decirle algo más a su hermana.
De repente la puerta se abrió y Lilith sonrió enormemente al ver que se trataba de Eda. Esta al parecer venía a despedirse.
¡PAM!
Le dio un puñetazo en el estómago a Lilith dejándola sin aire, haciendo que cayera al suelo de rodillas.
—Más te vale no volver o si no, ya verás —amenazó Eda mientras acercaba su puño al rostro de su hermana para amenazarla cómo era debido.
¡SLAP!
Luego cerró la puerta con fuerza.
Unos minutos pasaron hasta que Lilith se logró recuperar y ponerse de pie.
—¡D-de acuerdo Eda... Descuida Yo te visitaré pronto... Y no descansaré hasta encontrar una cura para tu enfermedad! —Prometió ella mientras gritaba a través de la puerta.
Vio que las luces de la casa se apagaron, también bajaron las cortinas y al ver que todos se fueron a dormir, pues se fue con rumbo a su nueva escuela.
A cumplir su sueño.
Volviendo al presente.
—Claro que aún me sigo preguntando por qué se fueron a dormir tan temprano si eran cómo las siete de la mañana... Supongo que fue por que tenían sueño o algo así —terminó de contar Lilith su historia.
Luz la observaba con una ceja levantada. No sabía si sentir lástima o decepción de la mujer.
O ambas.
—Bueno ya que Edalyn no está. Supongo que vendré otro día —avisó Lilith. Se puso de pie y camino a la salida con Luz siguiéndola de cerca. —Ah y una última cosa...
¡SLAP!
Iba a decir algo más pero la humana le cerró la puerta en la cara. Ya estaba harta de ella.
—Debo seguir buscando mi sobre —murmuró molesta.
Un rato después.
Seguía buscando y buscando por todos lados sin éxito alguno.
Pero para su mala suerte la puerta se abrió de repente, entrando a la casa una mujer mayor con anteojos de baja estatura sujetando un enorme bastón con un enorme taliamigo con apariencia de halcón o algo así. Esta usaba un vestido morado con una gema roja en el esternón y botas negras.
La conocía, era la madre de Eda.
—¡Edalyn te traje el almuerzo! —Exclamó al momento que sacaba muchísimos recipientes de colores, apilados que contenían mucho alimento.
Luz la observó y por la descripción que Eda le dijo de su madre hace unos días, se llamaba Gwendolyn y a veces le traía la comida.
—Eda no está doña —dijo Luz dejando de hacer lo suyo y acercándose a dónde estaba la mujer.
Esta suspiro. Parecía triste.
—Al parecer hoy no podré ver a mi pequeña comer la comida de mamá... —Parecía a punto de llorar. Luego su atención se fijo en Luz.
Esta retrocedió al ver la sonrisa y la mirada extraña con la que la vieja la observaba. Tenía un mal presentimiento.
Un rato después.
—Bueno, no fue tan malo como pensé... —Dijo satisfecha la humana.
Esta descansaba en el sofá después de que Gwendolyn la hizo comerse toda la comida de los diez recipientes, uno por uno.
La humana lo admitía. La mujer era muy buena cocinera, aunque la mayoría de platillos tenían ojos, órganos que se movían, dedos y tentáculos, pues ya se había acostumbrado a la comida del lugar y se sentía satisfecha ahora mismo.
Lo malo es que después de comer mucho, por ley cualquier persona se siente con ganas de hacer absolutamente nada.
Así como le pasaba a ella en estos momentos.
—Bueno, creo que dormiré un par de horas... Para luego seguir con la búsqueda... —Bostezo para luego recostarse en el sofá y dormir un largo rato.
—Dulces sueños —le deseo Gwendolyn y así como llegó. Se disponía a irse.
Vendría a ver a Eda otro día para saber cómo le fue con la operación de King.
Le preocupaba mucho su pequeña y su amigo peludo.
Más tarde.
Así cómo no se dio cuenta cuando la madre de Eda se fue, tampoco se dio cuenta cuándo cierta encapuchada entró a la casa y qué ahora la observaba mientras dormía.
—Tan atlética... —Murmuró por lo bajo. Veía fijamente los muslos de la chica. Se mordió el labio inferior cuándo la humana se movió entre sueños quedando boca abajo. —Uhmmm... Lindo trasero... No tan grande como el mio pero serviría para un rato de diversión...
Sonrió de forma maléfica. Recordaba haberla tocado la primer vez que se conocieron. Esa vez Eda no le dejó echarle mano a la humana pero al ver que no estaba hoy.
Pues podría aprovechar.
—Lástima que hoy hayas tenido que ir con tu mascota al hospital Edalyn... Nos hubiéramos divertido mucho. —Mientras hablaba poso su mano sobre el trasero de la chica.
Le gustaba su textura, su suavidad y su firmeza. La humana si que era atractiva.
Dejó de manosearla y acercó su rostro al de ella. Luz se removía entre sueños. Parecía incomoda al dormir.
Obviamente por qué la estaban viendo de frente mientras lo hacía.
De repente abrió sus ojos y se llevó una gran sorpresa al tener enfrente un par de ojos azules. Frunció el ceño al ver a quién le pertenecían.
—¿Dormiste bien linda? —Preguntó Odalia.
La humana no respondió. Ya estaba harta de la mujer y de sus acercamientos tan inoportunos. Eso pasaba desde el día que la conocía. Siempre que venía a la casa Búho no desaprovechaba la oportunidad de coquetearle.
No sabía si Eda y ella aún eran novias o cómo terminó la cosa. Aunque eso no le importaba.
No le gustaba que las personas se le acercaran así cómo así sin su consentimiento.
—¿Qué hace aquí señora? Eda no está en casa —Preguntó Luz de mal humor. Se sentó en el sofá un poco alejada de la calenturienta mujer. Esta se veía impaciente por titarsele encima y hacerle cosas a su cuerpo.
—Eso puedo verlo niña, olvide que ella y King tenían que ir al medico hoy —dijo la peliverde. Se sentó al lado de Luz importándole muy poco si la humana se molestaba o no. —Al menos tú estás aquí.
La latina sintió asco al ver la expresión coqueta con la que la mujer la veía. Eso le dejaba claro que la tal Odalia le quería hacer algo.
—¿Ay Dios mio por que me hiciste tan irresistible? —Murmuró Luz en voz baja. Luego volteó a ver a la mujer y le dijo. —Supongo que ya no tiene nada que hacer aquí... Nos vemos. —Se despidió.
Después de que Odalia se fuera, iba a seguir buscando su sobre. Debía pedir su deseo. Ya sabía cómo hacer hechizos de luz y era todo lo que necesitaba.
—¡Jajajajaja! —Río la mujer haciendo que la humana se estremeciera. Era una especie de risa malvada. —Niña, Yo pagué esta casa y se la regalé a Edalyn en su cumpleaños veinte. —Reveló con superioridad.
Luz apretó sus labios. Ahora resultaba que la mujer esta, tenía mucha autoridad en esta casa.
Hablando de ella, se acercó hasta estar más cerca. La abrazo con uno de sus brazos y mientras le acariciaba la mejilla con su mano libre, le dijo.
—Dime una cosa... —Dijo sonriente. —¿Eda no te ha enseñado algún hechizo? —Preguntó.
Luz negó.
—Aún no... Soy humana y eso es difícil para mí —mintió. No tenía por qué darle explicaciones a esta mujer aún desconocida para ella.
Aunque si dijo que compró esta casa. Pues debía suponer que era de la alta sociedad. Una mujer empoderada.
—Lástima... —Dijo triste la ojiazul. —Me hubiera gustado que aprendieras ese hechizo.
—¿Cuál? —Preguntó Luz.
La mayor sonrió. Acercó su cuerpo más a la humana para así poder sentir su calor.
—¿Eda te contó cómo adquirió su maldición verdad? —Preguntó por si acaso.
La humana asintió. Eso lo hizo más fácil.
—Bueno, verás...
Hace unos años.
Odalia POV.
Después del encuentro fallido dónde la maldita de Lilith hizo trampa para vencer a mi amada. Fui a buscarla.
Tenía miedo de que ella cometiera una estupidez. Con sus sueños rotos, podría suicidarse sin pensarlo o huir de las Islas Hirvientes.
Si eso pasaba no la hubiera vuelto a ver jamás y eso me hacía sentirme fatal.
Eda en verdad quería entrar al Aquelarre del Emperador. Siempre me lo decía. Esa era su meta y lo que le daba sentido a su vida.
—¡Edalyn! —Grité. La buscaba por todas partes.
Pasaron horas y horas. Pero seguí buscando. Incluso la busqué en el bosque y aunque era peligroso pues me aventuré allí.
Hasta que la encontré.
Ella estaba acostada en el suelo de una gran pradera verde, cubierta de pasto y otras flores.
La luz de la luna iluminaba el lugar. Este era hermoso. Aunque el estado de mi novia era muy deprimente. No parecía querer moverse.
Me acerque rápidamente y la abracé con fuerza. Estaba preocupada. Su pelaje emplumado era muy suave.
Aunque...
—¡Edalyn! ¿¡Dónde demonios has estado!? —Pregunté. Me aparte y le di una patada en la cara. Para luego seguirla regañando. —¡Estaba preocupada estúpida!
—Vete Odalia... No debes estar con una perdedora cómo Yo... —Lloró ella. Se veía patética.
Pero eso me importaba un reverendo gusano de cera.
—¡Yo decidiré con quién estar imbécil! —La seguí pateando. —¡Soy la hija del hombre más rico y poderoso de este maldito lugar y si te quiero seguir teniendo a mi lado cómo una mascota! ¡LO HARÉ SIN OBJECIÓN TUYA O DE NADIE MÁS!
Seguí pateándole por unos minutos más. Luego tuve que detenerme ya que ella empezó a gruñir bien feo.
—¿E-Edalyn? —Di un paso atrás.
Eda se levantó en dos patas. Era enorme estando así. Me veía con furia y sus dientes apretados. Parecía furiosa.
Fue entonces que ella sonrió.
—Sabes... Recuerdo que dijiste que ibamos a hacer eso que Yo tanto había querido después del duelo... —Dijo ella.
Yo trague en seco.
—Bueno si... Pero primero vuelve a la normalidad —le pedí de brazos cruzados. No iba a tener sexo con una bestia. Eso sería bochornoso.
—¡JAJAJAJAJA! —Río ella de forma estruendosa. —Sabes... Había estado aprendiendo un hechizo perfecto para la situación... Y creo que es momento de ponerlo a prueba.
El horror se apoderó de mi cuándo ella hizo un círculo de magia con su dedo y de su entrepierna empezó a crecer un enorme miembro de monstruo.
Era tan grueso como un puño de hombre y tan largo cómo un brazo. Estaba asqueada.
Sentí mucho miedo al verla acercarse. Hice lo que cualquiera haría en esa situación.
—¡AAAAAAAAAAHHHHH! —Salir huyendo mientras gritaba por ayuda. Lo malo es que estaba en un bosque muy alejado de la civilización. Debía correr mucho.
Aunque no sirvió de mucho. Eda me atrapó en cuestión de segundos.
Ahora estaba tirada en el suelo de panza. Edalyn estaba sobre mi. Yo lloraba mientras ella arrancaba mi ropa poco a poco.
Me sentía indefensa al estar sin nada puesto.
—Edalyn... Por favor déjame ir... —Le rogué. Pero ella acercó su boca a mi oído y me dijo.
—Seamos una Odalia...
Dicho esto sentí como esa cosa empezaba a entrar en mi intimidad. Dolió mucho al principio ya que era mi primera vez y luego de eso...
Dolió mucho más cuándo entró por completo.
—¡AAAAAAAHHHHHH! —Grité de agonía al sentir cómo mi vientre estaba siendo obligado a estirarse.
Sentí mi vida acabar cuándo Eda empezó a moverse. Sentí miedo al principio pero después de un rato.
Me encantaba.
Pasaron tal vez tres horas en dónde Eda y Yo lo hacíamos cómo bestias. Más ella que Yo.
Perdí la cuenta de las veces que me corrí y las veces que se corrió ella. Lo que si sé, es que Yo termine completamente bañada en semen.
—¡Oh si bebé! —Gritó Eda al correrse en mi cara bañandome por completo. Había hecho eso cómo tres veces.
Yo no sabía dónde estaba. Lo único que sabía es que el olor del líquido seminal de mi amada estaba impregnado en todo mi ser.
Su olor era embriagante.
Eda volvió a la normalidad, hizo desparecer su miembro y se puso su ropa. A diferencia de Yo, que no usaba nada. Hizo un hechizo de magia para vestirme en un santiamén. Luego de eso me ayudó a levantarme del suelo.
—Muy bien muñeca, fue un placer enorme pasar un rato contigo, pero debo ir a hablar con cierta perra —obviamente se refería a Lilith.
—T-te amo Edalyn... —Dije. Estaba toda mareada y cansada. No sabía ni dónde estaba.
Lo que si sabía es que amaba a esa mujer y que haría puré a quien se atreviera a quitármela.
Fin Odalia POV.
Volviendo al presente.
—¿Y se casaron? —Preguntó Luz un tanto curiosa. —Por qué no me parece que lo estén...
Esa pregunta hizo que la mujer bajara la mirada.
—Pasaron muchas cosas niña... —Dijo Odalia triste.
—¿Qué pasó? —Preguntó Luz.
—¡Jajajajaja! —Río Odalia. —Si quieres saber eso, debes descubrir dónde vivo y venir a mi casa en la noche. —Le propuso de forma indecorosa la mujer.
Luz negó lentamente con su cabeza. Obviamente no iba hacer eso.
—Bueno dejemoslo así... —Le resto importancia. Luego siguió acariciando a la humana. —Dime, ¿Eda no te ha enseñado ese hechizo? —Preguntó. Empezó a manosear uno de los muslos de Luz. —Serias enorme si lo aprendieras jeje. —Bromeó.
La humana ahora sí estaba más asqueada. La mujer se refería al hechizo del miembro que uso Eda en su historia. Obviamente no usaría algo así... Aún.
—Aprendelo y te aseguro que te divertirás mucho... Conmigo —le susurró en el oído.
Luego le dio un beso en la mejilla a Luz haciendo que esta se molestara más por tanta tocadera de la mujer sin su permiso.
Ella se levantó del sofá para luego dirigirse a la humana.
—Debo irme —avisó. La observó con burla. —A menos que alguien quiera divertirse en la habitación de Edalyn mientras ella no está. —Sugirió.
—Pasó —dijo Luz tajante.
Odalia frunció el ceño. No toleraba que la rechazarán. Ella siempre obtenía todo lo que quisiera.
—Tú te lo pierdes humana —se dio la vuelta y después de ponerse la capucha se dirigió a la puerta. —Descuida humana, terminaras siendo de mi propiedad tarde o temprano. —Dijo con una sonrisa maléfica.
Luz estaba en peligro.
¡SLAP!
La puerta del frente siendo azotada con fuerza le dio la señal de que la calenturienta mujer se había ido.
—Hora de seguir buscando mi sobre —puso manos a la obra.
Debía encontrar su sobre ya.
Más tarde.
Buscaba y buscaba en todas partes sin éxito alguno. No sé detendría hasta encontrar su reliquia.
¡TOC! ¡TOC!
Alguien tocó la puerta y desafortunadamente tendría que detenerse para ir a ver quién era.
—Por un demonio, cómo molestan —dijo malhumorada.
Abrió la puerta de golpe para ver quien demonios era. Se trataba de un sujeto alto, casi como Eda. Tenía cabello corto verde menta y blanco, ojos verdes, piel morena y usaba un traje negro de corbata.
Este se veía elegante y un poco tímido, además de que traía un violín consigo.
—¿Está Eda? —Dijo tímidamente.
Luz alzó una ceja. Su voz se oía un tanto femenina o algo así.
—No —pero para restarle tiempo a la visita del sujeto intento ser cortante.
—Oh... Ya veo —dijo este bajando la mirada. Parecía triste. Alzó la vista y preguntó con una sonrisa. —¿Puedes darle un recado?
—No.
¡SLAP!
Le cerró la puerta en la cara.
—¿Qué me vieron cara de secretaría o de sirvienta? —Dijo de mal humor.
Mejor siguió buscando su sobre. Debía estar por alguna parte.
Un rato después.
Se ponía de pie ya que le dolía la espalda de tanto estar agachada. Por más que buscará no lograba dar con el paradero del maldito sobre.
—¿Se habrá esfumado por arte de magia? —Se preguntó. Se tocó la barbilla y se puso a pensar en las posibilidades. —Ugh... —No tuvo de otra que suspirar.
Se moría de hambre y eso que ya había comido.
Vio el reloj en la pared y vio que casi eran las doce.
—Hora de comer —decidió tomarse un descanso. Luego seguiría con su búsqueda.
Se puso sus zapatos. Ya que andaba descalza únicamente usando sus pantalones cortos y una camisa blanca. Dejó su chaqueta en su habitación ya que tenía mucha calor.
Después de estar presentable por si encontraba en el camino a algún chico o chica que quieran pasar el rato, se dispuso a salir.
Grande fue su sorpresa al abrir la puerta y encontrar a Willow con su puño levantado. Al parecer la chica iba a tocar la puerta.
—Ah... Hola Luz —saludó la chica regordeta.
Luz se apoyo de espaldas contra el marco de la puerta mientras se cruzaba de brazos. Observaba con superioridad a la chica.
Esta usaba un vestido corto de color azul oscuro con cuello blanco y mangas largas con la muñecas también blancas. Usaba botas negras de suela gruesa y un broche en su cabello.
—Jeje... —Río la chica muy nerviosa al ver que la humana sólo se le quedaba viendo. Hace días que quería volver a verla y ahora que estaba frente suyo, pues no sabía que decir.
Estaba muy nerviosa.
—¿Qué pasa chica? —Preguntó Luz ya seria. Le aburría la chica que tenía enfrente.
—Cómo hoy no tuvimos clases... Vinimos a visitarte y... —Hizo aparecer una bolsa de papel con magia y se la ofreció. —¡Te traje el almuerzo! —Exclamó para luego cerrar sus ojos.
No sabía si venir a la Casa Búho sería buena idea. Ya que vivía una criminal peor que Amelia Blight en ella. Por eso le dijo a sus padres que iba a visitar a una amiga.
No quería mentir y no lo hizo.
Pero deseaba hablar más con Luz. Sentía que era la primer amiga de verdad que tenía en la vida. Gracias a ella aprobó la clase de abominables y la cambiaron de salón.
Era feliz en la clase de plantas mágicas y todo gracias a Luz que le habló bien de ella al director.
Hablando de Luz. Esta observaba la bolsa de papel que la chica le ofrecía. Dudaba que fuera algo envenenado ya que la chica no parecía ser mala. Era algo torpe y eso. Aquella vez le contó dónde vivía, pero no creía que iba a venir a visitarla sabiendo cómo era Eda.
Al parecer la chica era un poco más valiente de lo que creía.
—Ah bueno, de todos modos iba a ir por algo de comer —dijo Luz. Tomó la bolsa y vio que eran un par de sandwiches idénticos a los que el tal Gus le dio esa vez en el almuerzo cuándo fingió ser un abominable de Willow. Sacó uno y lo probó, eran deliciosos. Luego recordó lo que dijo Willow. —Espera, ¿Dijiste, vinimos? ¿El enano viene contigo? —Preguntó Luz sin dejar de comer.
—Ah... Bueno, no es Gus exactamente quien vino conmigo... Es alguien más que me escuchó hablando con él sobre visitarte y se ofreció para venir a verte ya que él no pudo venir... Jeje... —Respondió Willow nerviosa.
—¿Ah? —Luz no sabia que pasaba.
La de anteojos se hizo a un lado revelando a Amity. Quién se ocultaba atrás suyo. Esta se veía nerviosa. Usaba una camisa holgada de color negra y pantalones morados, botas negras y un collar con una gema morada en su cuello. Parecía que ambas vestían casual ya que no tuvieron clases cómo había dicho Willow.
—H-hola Luz... Buenas noches... —Titubeó esta. Parecía avergonzada. —¡Digo, buenas tardes! ¿¡Cómo te va!? —Y parecía ponerse aún más nerviosa.
Luz sonrió mientras terminaba de comer un sandwich y sacaba el otro que quedaba para empezar a comerlo. Le daba gracia la chica peliverde.
Recordaba haber conocido a un sin fin de chicos y chicas en su mundo que se comportaban igual que Amity. Seguramente se había cautivado por su belleza al igual que ellos.
Así qué decidió molestarla un poco.
—Ay chica, eres muy divertida —dijo Luz alegre.
Amity sonrió enormemente. Al parecer había causado una enorme impresión en la humana. Ser una Blight si que era un gran beneficio.
—¿¡En serio!? —Preguntó ella muy feliz.
—Así es —Luz siguió comiendo. Luego vio con una expresión malévola a la peliverde. —Si fueras un chico te invitaría a salir. —Murmuró.
Se deleitó al ver como la sonrisa de la chica desaparecía poco a poco hasta quedar una fea mueca de espanto.
—¿No, no te gustan las chicas? —Preguntó Amity al borde del llanto. No sabía por qué le dolía escuchar algo cómo eso.
Luz se aguantaba la risa al igual que Willow. Ella notó desde lejos que Amity quedó cautivada con su amiga humana desde que la vio por primera vez cuándo salió del caldero y fingía ser un abominable.
Ella era tan obvia. También sabía que Luz la estaba molestando. Notaba desde lejos cuándo alguien molestaba a otro. Era un don... Uno que obtuvo tras años y años siendo víctima de abusos.
Suspiro con pesar. Le dolía todo eso que vivió. Pero lo olvido y decidió ayudar a su pobre amiga.
—Luz, ¿No me habías dicho que eras bisexual? Y que eso significa que te gustan tanto chicos como chicas, ¿No es así? —Preguntó Willow entrometiéndose.
—¡JAJAJAJA! —Luz rió. —Rayos me atrapaste, había olvidado que te conté eso. —Le dijo a Willow.
Amity suspiró. Estaba feliz de que fuera una broma. Aunque aún debía aclarar algo.
—Pero, ¿Te gustan más las chicas o los chicos? —Preguntó acercándose mucho a Luz hasta estar frente a frente con ella.
—¿Por qué preguntas? —Preguntó Luz con una sonrisa coqueta.
Eso hizo a Amity sonrojarse al extremo. Estaba roja cómo un tomate.
—P-por nada... —Respondió casi sin aire. La humana sí que le hacía sentir varias emociones que no entendía.
—Ya veo... —Dijo Luz. Termino de comer y lanzó la envoltura en un bote de basura cercano. Volteo a ver a Willow y dijo. —Gracias por la comida chica. —La mencionada sonrió alegre. —Pasen un rato. Me vendría bien algo de compañía. —Las invitó a pasar.
Ella entró a la casa, siendo seguida rápidamente por Amity. Willow entró poco después.
—Entonces, ¿Si te gustan las chicas? —Preguntó Amity de repente.
—Pos si —contestó Luz restándole importancia al asunto.
Amity se sonrojó. Sus ojos observaron de un lado a otro. No sabía que decir ahora. Ni ella sabía por qué hacía tales preguntas.
Un rato después.
Todas se hallaban sobre la pila de tesoros del mundo humano de Eda. Ambas chicas tenían curiosidad de saber que eran varias cosas y Luz les explicaba lo que eran, ya llevaban un rato preguntando y descubriendo cosas nuevas.
Tal vez mientras movía objeto tras objeto, lograba así dar con su amado sobre.
—¿Qué es esto? —Preguntó Willow mientras levantaba una esfera de cristal con una casita en el interior de esta, para enseñárselo a Luz.
—Es un globo de nieve, agitalo y verás que pasa —le dijo Luz sin mucho interés.
La de anteojos así lo hizo y se quedó maravillada al ver cómo dentro de la esfera parecía caer nieve. Se veía bellísimo.
—Que bonito —dijo Wilow.
—Todo tuyo —le dijo Luz.
La de anteojos la volteó a ver con una sonrisa.
—¿En serio? —Preguntó ella.
—No —dijo Luz seria. Willow tembló dando un paso atrás. —Bromeó, si te lo regaló. —Dijo con una sonrisa tranquila.
Le gustaba molestar a las personas y más a Eda. Regalando sus preciados tesoros humanos.
—Muchas gracias Luz —ya aliviada se acercó y le dio un abrazó.
La humana simplemente gruñó. Odiaba esas muestras de afecto.
—Grrrrr... —La que también odiaba esas muestras de afecto de Willow hacía la humana, era Amity ya que gruñia cómo un animal rabioso al ver a la casi bruja Willow muy cerca de Luz.
Siguió seria cuándo se separaron, le gustaría que Willow se fuera y no volviera.
No podía perder ante alguien cómo ella.
—Luz, ¿Qué es esto? —Preguntó Amity levantando un extraño aparato rectangular de color gris.
—Es una consola de video juegos, no sé si saben lo que es eso —respondió Luz. No sabía que tanto conocía la gente de aquí su mundo.
Parecía una maestra dando clases y le aburría eso.
Ambas sonrieron. Más Amity ya que hace tiempo que su madre le regalo un pergamino con muchos juegos, pero por tantos deberes que debía hacer pues Emira y Edric lo usaban más que ella.
Y los malditos ni la invitaban a jugar aunque sea un rato.
—¡Por supuesto que hay videojuegos! —Exclamó Willow. —¿Jugamos un poco? —Preguntó emocionada. Le fascinaban, pero sus padres nunca le habían podido comprar un pergamino especial para jugar.
No eran ricos para consentirla con cosas materiales. Solo con amor y afecto, eso le bastaba.
—¿Crees poder vencerme? —Preguntó Luz desafiante. Ella amaba los videojuegos también. En su mundo su amiga Sasha la invitaba a jugar a su casa junto con Anne, Marcy y sus otras dos amigas que estaban en la cárcel. Siempre las vencía a todas en lo que fuera.
—Aceptó el reto —dijo Willow.
—Pero, ¿Y cómo funciona? —Preguntó Amity de repente. Había estado todo este tiempo analizando el aparato que decía PS4 para ver si había algo que lo hiciera funcionar pero no lograba entender mucho de el.
Luz se puso a buscar con la mirada a ver si lograba encontrar algo que pudiera ayudar para iniciar su hora de juegos.
Un rato después.
Habían tenido suerte.
Logró encontrar una pantalla de plasma de cincuenta y cinco pulgadas, varios juegos de peleas, de aventuras y de carreras, varios controles y un generador de energía portátil.
Willow y Amity estaban en la sala sentadas en el sofá viendo cómo Luz instalaba todo. Cada una tenía un control en su mano.
Al parecer ya los conocían ya que habían de esos en su mundo. Lo que les extraño fue la consola de video juegos y la televisión de las que les habló Luz.
Sin duda alguna venían de mundos diferentes.
—¡Listo! —Exclamó Luz al terminar.
Se fue a sentar entre medio de ambas en el sofá. Amity se movió un poco para darle espacio y luego se acercó más para estar más cerca de Luz.
Ambas quedaron asombradas cuándo Luz encendió la televisión y la consola. La calidad de imagen si que las maravillo.
Pero se maravillaron más cuándo la humana inició el juego.
—¿Mortal Kombat 11 Aftermath? —Preguntó Willow al leer la pantalla de inicio del juego. —¿De qué trata? —Volvió a preguntar.
—¿Conocen los juegos de pelea? —Preguntó.
Ambas asintieron.
—Entonces de eso trata, es un juego de peleas violento —murmuró Luz con mucha malicia.
Ambas tragaron al mismo tiempo. No conocían ese tipo de juegos y menos con la palabra violento.
—¿Nos darás una breve explicación de cómo usar los mandos de la consola? —Preguntó Amity.
Le gustaba que le explicaran cosas y si era Luz. Pues mejor.
—Obvio, no sería divertido hacerlas polvo si no saben jugar —respondió Luz.
Un rato de explicación después.
Tan pronto cómo Luz terminó de explicar empezaron a jugar y elegir personajes.
¡Sub-Zero!
¡Scorpion!
Las primeras en enfrentarse fueron Amity y Willow. La primera era Sub-Zero y la segunda No.
¡FIGHT!
La pelea inició y Luz se quedó sin habla al ver la habilidad de Amity en el juego. Al parecer era rápida aprendiendo.
—¿Qué pasa Willow no sabes jugar? —Preguntó Amity con una sonrisa burlona.
—Ah... Ah... No, espera... ¿Cómo era que se usaba esto? —Willow estaba nerviosa. No entendió mucho de lo que Luz explicó y ahora la estaban haciendo polvo.
—Relájate, es solo un juego —le dijo Luz sin mucho interés.
—Lo sé, pero es un poco difícil... —Dijo Willow al ver que la barra de vida de su personaje estaba casi vacía.
—Se lo decía a ella —dijo Luz mientras señalaba a Amity quien sonreía de forma perversa mientras aniquilaba a Willow en el juego.
—¡SIIIIII! ¡YO GANÉ! —Gritó Amity al levantarse de su asiento celebrando por la victoria. —¡Soy mejor que tú, inútil! —Se dirigió a Willow mientras la señalaba.
La de anteojos bajo la mirada. No podía vencer a Amity en nada.
Luz rodó sus ojos. Espero a que iniciaría y terminará el segundo round. Vio cómo Amity venció a la otra sin mucho esfuerzo y era el turno de ella.
—Hora de la verdad —dijo Luz con malicia.
—No me podrás ganar Luz, soy la dueña de tu corazón y, ¡Jamás voy a perderte! —Dijo Amity en modo competitivo.
—¿Qué? —Dijeron la humana y la bruja de anteojos al mismo tiempo cuándo voltearon a verla.
Esta se había dado cuenta de lo que dijo y ahora estaba roja cómo un tomate.
—Digo... —Se aclaro la garganta. Debía controlarse. —Soy mejor en este juego de lo que piensas, aprendo rápido ya que solo es cuestión de seguir patrones y movimientos del mando. —Explicó.
—¿Así que te crees mejor que Yo? —Preguntó Luz desafiante. —¿Qué tal si apostamos?
—¿Qué quieres apostar? —Preguntó Amity ya no muy segura. Al parecer llevó las cosas muy lejos. Pero odiaba perder y no lo haría ante una simple humana. —¿Dinero? Me sobra. Pero, ¿Y a ti? —Dijo con burla.
Luz frunció el ceño con una sonrisa.
—¿Por qué dinero princesa? ¿Temes ser mi sirvienta personal por un mes? —La reto Luz. Ya había conocido a niños ricos antes y ni con su dinero eran la gran cosa.
Amity se puso nerviosa. Si la veían sirviendole a alguien. Su madre y hermana Amelia la matarían. Ellas se tomaban en serio la superioridad del apellido Blight.
Tenía mucho que perder.
Luz sonrió. Al parecer había dado en el blanco. La chica no era la gran cosa. Todos los ricos eran iguales, no son nada sin su dinero.
—Está bien, viendo que tienes una crisis nerviosa, ¿Qué tal si Willow decide el castigo de la perdedora? —Preguntó Luz.
—Me parece bien —aceptó Amity ya más decidida.
Ambas estrecharon sus manos y después de que Luz eligió a Rambo y Amity al mismo que eligió contra Willow.
La pelea empezó.
Unos segundos después.
Amity estaba sentada en la cima de la pila de objetos humanos de Eda. Abrazaba sus rodillas con sus brazos, se veía molesta.
No podía creer que perdió tan rápido con la humana y ni siquiera le dio un solo golpe.
Le habían enseñado a ganar en todo y perder en algo aunque no sea importante, pues aún así dolía.
Debía ganar siempre.
Miró de reojo a aquellas dos jugar. Su castigo que la Casi Bruja Willow decidió fue estar en la zona de castigo por media hora. Lugar donde estaba ahora. Debía dejarlas jugar a ellas mientras que se terminaba su castigo.
La de anteojos se veía feliz al igual que Luz.
—¡Basta Luz! ¡No es justo que ganes siempre! —Se quejó Willow entre risas. Se estaba divirtiendo cómo nunca.
—Hey, no es mi culpa que seas tan mala en esto —dijo Luz divertida. Le hacía gracia que Willow la empujará con su cuerpo para hacerla perder la concentración. —Luego te regaló la consola y lo demás para que practiques en tu casa. —Dijo de repente. Le importaba un pretzel que fueran cosas de Eda.
De los ojos de Willow empezaron a caer lágrimas mientras jugaba. No eran por que estaba perdiendo. Eran de felicidad. Jamás había conocido a alguien tan buena con ella cómo lo era la humana.
—¡Gané otra vez! —Celebró Luz.
De repente se quedó sin habla ya que la bruja la abrazó con fuerza.
—Pero que...
—¡Gracias por llegar a mi vida! —Lloró Willow.
Eso dejó sin habla a Luz y enfureció a un nivel sin precedentes a cierta peliverde.
Amity no toleraba ver a esa perdedora tan cerca de la humana. Su estado la hacía actuar sin pensar.
Hizo aparecer una mano de abominable. Tomó una pesada bola de color negro con tres agujeros que había estado examinando desde hace rato y gritó...
—¡Oye Casi Bruja Willow!
La mencionada se separó de Luz y vio que quería su amiga. Odiaba que la llamara así pero no tenía de otra. Debía ver qué pasaba.
Lamentablemente fue tarde para esquivar el proyectil que le habían lanzado con total malicia.
—¡UGHHHMMMM!
Luz vio cómo una bola de boliche chocaba contra el estómago de su invitada y la enviaba a volar por los aires.
¡PRAAAAAM!
Esta chocó de espaldas contra la pared. La bola cayó al suelo seguido del cuerpo de Willow. Esta se sujetaba el estómago con sus manos mientras se retorcía de dolor.
Incluso lloraba a gritos.
Tanto Luz cómo Amity se acercaron a ella. La segunda se veía horrorizada por lo que hizo.
No sabía por qué actuó sin pensar. Pero el mal ya estaba hecho.
—¡Willow! —Gritó Amity muy preocupada.
Iba a ayudar a su amiga pero la humana se le puso enfrente.
—¿¡Cuál es tu maldito problema!? —Le gritó en la cara.
—Yo...
—¿¡Acaso te molesta que las demás personas sean felices!? —La atacó Luz. Sentía una furia ciega en estos momentos. No toleraba que atacarán a las personas más débiles y luego que los agresores actuarán cómo si nada.
Le caía bien Willow y ver cómo abusaban de ella, la hacían enfurecer a niveles sin precedentes.
—Luz... Espera... Yo...
—¡Cierra la maldita boca!
¡SMASH!
Se harto de la peliverde y le dio un puñetazo en la mejilla tal y cómo lo hizo cuándo la conoció. Empezaba a caerle muy mal.
Esta estaba en el suelo un tanto desorientada. La humana pegaba muy duro y era la segunda vez que le daba un golpe de esos. Se tocó la mejilla y levantó la vista para ver a Luz.
Ella la miraba con furia.
—¡Te me largas ahora mismo!
Sin mucho esfuerzo tomó a Amity de su hombro y la levantó para luego empezar a sacarla de la casa.
La peliverde estaba sin habla.
Al abrir la puerta se encontraron con Eda quien venía llegando y no parecía de buen humor.
—Aún lado niña —paso de lado a las chicas y se fue rumbo a la cocina ignorando a las intrusas y que una de ellas parecía agonizar en el suelo.
Luz simplemente espero a que la bruja entrará para seguir con lo suyo.
Echar a Amity.
¡SLAP!
Sintió muy feo cuándo la humana le cerró la puerta en la cara. De la nada empezó a derramar lágrimas de sus ojos. No por que hirió a Willow. Si no por que había arruinado todo con Luz.
Quería entrar a la casa para disculparse con ella pero la Dama Búho había llegado y sería un error hacerla enojar.
Lo único que pudo hacer fue salir corriendo mientras lloraba lágrimas de amargura y de odio.
—Es tu culpa Willow... Me las pagarás... —Dijo mientras corría.
Algo estaba mal con ella.
Mientras tanto.
—¿Qué es esta cosa? —Preguntó Eda de mal humor.
Se refería a Willow mientras bebía un poco de sangre de manzana.
—Es una chica que conocí en Hexside la vez que fui allí —explicó la humana mientras ayudaba a la bruja a levantarse.
—¡AAAAAAAHHHHHH! —Pero esta grito por el dolor. Volviendo a caer al suelo. Al parecer le dolía mucho.
—Aaaaarrrrrggg... —Gruñó Eda por el molesto ruido.
Se acercó a la chica y la curó con un hechizo. No sabía que paso y sinceramente no le importaba.
—Listo ya estas cómo nueva —le dijo. Luego se dirigió a Luz. —No sé que demonios pasa, pero no me importa, solo venía por algo de comer, debo regresar al hospital ya que la curación de King tardará un poco más de lo esperado. —Avisó.
Luz asintió. Vio cómo la mujer guardó algo de comida en un recipiente para luego retirarse, dejándolas solas y ya cuándo Eda salió por la puerta, ayudó a Willow a llegar al sofá.
No pasaron ni dos segundos cuándo la de anteojos la abrazó con fuerza mientras lloraba.
—¿¡Por qué Luz!? ¿¡POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL TENER AMIGOS DE VERDAD!? —Lloró.
Luz se quedó sin habla. Era difícil si, pero no imposible. Ella lo sabía por experiencia propia.
—Mientras dejes que te sigan pisoteando solo serás un tapete para todos y nunca alguien de importancia... —Dijo duramente.
Willow simplemente siguió llorando por un largo rato.
Un rato después.
—Vaya este juego es más difícil de lo que recuerdo... —Murmuró Luz después de volver a perder en el Bloodborne.
Willow dormía en el sofá mientras descansaba su cabeza en los muslos de la humana. Parecía cómoda.
Mientras que Luz simplemente se puso a jugar un rato. Luego seguiría con la búsqueda de su sobre, después de que Willow se fuera a casa y se llevara el juego y lo demás.
Cosa que no importaba ya que habían muchas consolas y pantallas de plasma en los tesoros de Eda.
Owlbert si que era un recolector experto.
Debía disfrutar de su momento de relajación para luego volver a buscar su propio tesoro.
Uno muy importante.
Continuará...
No olviden seguir mi perfil y así obligarme a seguir escribiendo xD.
Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.
