Polidrama - Capítulo 23

-Está despertando…

Aquella frase se perdió como un barullo sin sentido en la mente de Coop. No logró reconocer a su emisor. Se sentía completamente desorientado. La luz brillante le hirió la vista, impidiéndole reconocer a las sombras que lo rodeaban.

-Hijo, ¿te encuentras bien?

Apenas logró reconocer la voz de su padre, sintió que lo abrazaba fervientemente. El dolor corporal lo despertó de un golpe, identificando claramente donde estaba. Era una pequeña habitación de hospital que, sumada a la gente que rodeaba la cama sobre la que descansaba, se hacía un lugar asfixiante.

-Papá, será mejor que lo dejes –Millie, quien también se encontraba a su lado, tocó el hombro de su padre en un intento por alejarlo de su hermano tras notar que le estaba doliendo su afecto.

-Es que… es que… -gimoteó obedeciendo mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo de tela.

-Ya, ya, tranquilo –Millie lo abrazó, permitiéndole desahogarse sobre su hombro.

El chico había despertado completamente. Estaba tan atento como una hiena con cafeína. A su alrededor, además de su familia, pudo reconocer a Dennis, Yang, Yin, Fiona y Leni. Al toparse con la mirada de aquella última chica, su memoria comenzó a marchar. Como una película, le fue mostrando poco a pocos la lista de acontecimientos que lo llevaron hasta este punto.

La habitación que recibió a los secuestrados se le hizo horrendamente familiar. Estaba rodeado de una madera mal cuidada y desprolija. El hedor a humedad y polvo le molestaba. Los muebles estaban viejos y mal cuidados. Se encontraba sentado en el suelo, con sus manos atadas tras un pilar. Detrás de él, pudo notar que Leni se encontraba en la misma situación de él.

-¿Dónde estamos? –oyó la voz aterrada de la chica.

Coop observó para todos lados, recabando más indicios que le confirmaran sus sospechas.

-En los viejos edificios industriales –le respondió con una voz demasiado decidida de lo que pretendía sonar.

-¿Y por qué estamos aquí? –se repitió la voz aterrada de Leni.

-No lo sé –la determinación se le escapó de su voz.

El chico tironeó de sus amarres. Para su ya acostumbrada fortuna, de toda la madera roñosa y débil del lugar, la única que parecía firme era precisamente de aquel pilar. Podía sentir con sus manos las manos heladas de Leni. Las movía con rapidez y violencia. Sentía que en más de algún momento arañó las suyas. Podía oír que hacia el mismo esfuerzo que él por escapar. Tras un largo rato forcejeando, las fuerzas los abandonaron.

Durante todo aquel rato pudo oír los gemidos de Leni. Pudo oírla parlotear sobre cualquier tema. Pudo oírla desesperarse. Incluso pudo oírla llorar. Fue una amargura que se instaló en su garganta, inútil ante tal momento. No dejaba de mirar su alrededor en busca de algo que les ayudara. Él no era el de las ideas. No había nada que pudiera ayudarlo.

Cuando Leni se había cansado, la puerta ubicada a un costado de ambos se abrió de golpe. Desde ahí entraron sus secuestradores. Eran tres sujetos altos, grandes y fornidos. Se encontraban cubiertos de pies a cabezas con un traje oscuro que les imposibilitaba su reconocimiento. Sus cabezas estaban cubiertas con una máscara antigases que no dejaba pista sobre sus identidades. Usaban guantes, bototos y un abrigo de cuero negro. Lo único llamativo de estos sujetos, es que cada uno tenía dos pares de brazos: un par a la izquierda, y un par a la derecha.

La voz de Leni se apagó de golpe. Coop no pudo evitar sentir el terror recorrerle su cuerpo ante la presencia de esos seres. Estaban frente a ellos, con los puños apretados. Estaban preparados para comenzar la sesión de tortura.

-¿Qué quieren de nosotros? –Coop se atrevió a preguntar con un valor que terminó por estrujarle el corazón.

El trío los rodeó, observando detenidamente a sus víctimas. Coop intentaba mostrarse valiente frunciendo el ceño, pero sus labios temblaban.

-Es un excelente botín –comentó uno de los enmascarados con una voz distorsionada.

-Sí, creo que tuvimos suerte –comentó el segundo con voz similar.

-La chica es muy hermosa –el tercero se acercó a Leni. Su máscara quedó a centímetros de ella, quien sentía que se iba a desmayar en cualquier segundo.

-El chico tampoco está mal –otro de los enmascarados se acercó a Coop. Le tomó del mentón y le giró la cabeza para observarlo mejor. El agarre fue tan fuerte que el chico no pudo resistirse. Intentó regalarle una mirada desafiante, pero su respiración agitada lo terminó por delatar.

-Creo que tendremos un buen espectáculo –comentó el tercero, que se quedó de brazos cruzados.

-Trae la fórmula –le ordenó el secuestrador junto a Leni.

El aludido abandonó la habitación. Mientras esperaban, los otros dos se quedaron comentando la enorme suerte que tuvieron al toparse con sus víctimas. Leni sollozaba por lo bajo, luchando contra su propio destino. Coop no podía evitar balbucear ni temblar ante la situación. Aquellos tipos parecían tan fuertes, que temía que un arrebato terminara por arrancarle la cabeza.

El tercero llegó con dos botellas de vidrio. Eran de aproximadamente un litro cada una. Estaban llenas de un líquido gaseoso color amarillo mostaza.

-Muy bien –el enmascarado junto a Coop se puso de pie.

Cada uno de los enmascarados se acercó al tercero, tomando una de las botellas cada uno.

-Bien, escúchenme –por primera vez uno de los secuestradores se dirigió a sus víctimas-. Ahora van a beber esto –agregó mostrando su botella.

-¿Qué es eso? –preguntó Coop.

No hubo respuesta. El enmascarado, botella en mano, se arrodilló frente a Coop. Destapó la botella, y sujetó con fuerza el mentó del chico. El terror frente a la botella a centímetros suyo lo empujó a resistirse con todas sus fuerzas. Pataleó y se movió como si su vida dependiera de ello. Los golpes y arrebatos no le sirvieron de nada. Su carcelero sujetó con fuerza sus piernas con sus dos brazos inferiores, y con los dos brazos superiores lo obligó a beberse el contenido de la botella. Detrás de él Leni se encontraba en una situación similar. Congelada por el miedo, le hizo el trabajo más fácil a su secuestrador. Eso no significó que redujera la rudeza en su actuar. Introdujo la boquilla de su botella más adentro de su boca de lo necesario. Leni casi terminó por atragantarse con el contenido.

Coop se esforzó hasta su último aliento por resistirse a beber. Era evidente que no sería nada bueno. Aunque pudo evitar que parte de su contenido terminara dentro de su estómago, se vio forzado a tragarse gran parte de ese líquido. Terminó chorreando gran parte, cayendo desde su boca y manchando su ropa y parte del piso. El sabor era levemente dulce, como un jarabe infantil para la toz. Apenas lo dejaron libre, tosió y escupió con la intención de conseguir revertir aquel efecto.

Los tres enmascarados terminaron rodeándolos a la espera del efecto. Los secuestrados terminaron tosiendo y escupiendo con la vaga esperanza de devolver el líquido. Leni respiraba ruidosamente y con agitación. Lo último que recuerda Coop del momento es el llanto afligido de la chica.

El tren de pensamientos fue seriamente interrumpido por unos gritos provenientes desde afuera de la habitación. De forma inconsciente, se reincorporó sobre la cama, con la intención de salir a averiguar qué estaba ocurriendo. Dennis lo detuvo de inmediato, y lo obligó a acostarse.

-Tranquilo, debes descansar –le aconsejó.

Vio como los gemelos Chad salían junto con Fiona. Leni y Burt salieron más atrás. En el pasillo pudieron ver a los señores Loud junto con Lincoln y Lynn. El Maestro Yo se encontraba junto a ellos intentando calmar al matrimonio.

-¿Cómo que una relación poliamorosa? –cuestionó el señor Loud sorprendido antes de centrar su mirada en Leni.

-Pues es eso lo que me han comentado los chicos –intentó calmarlo el panda aún de espalda a los recién llegados.

-¡Papá! –exclamó Leni corriendo hacia su padre.

El aludido la recibió con los brazos abiertos. La abrazó con fuerza y una emoción que humedeció sus ojos. Su esposa los abrazó a ambos mientras la alegría y la emoción la inundaban.

-Mi preciosa Leni –balbuceó su padre comenzando a llorar.

-¡Papá! Tuve mucho miedo –Leni comenzaba a sentirse contagiada por la emoción del momento.

-Tranquila, ya pasó todo –le respondió su padre al oído.

El abrazo se extendió durante unos cuantos segundos más. El resto de los presentes fueron testigos silentes del emotivo instante. Parecía que la calma regresaba luego de la tormenta. Fueron horas de angustia para la familia, hasta que los gemelos Chad anunciaron que habían encontrado a los desaparecidos. Las circunstancias aún eran confusas para todos. La teoría que más resonaba era que Coop la habría secuestrado. Gracias a la intervención de Burt, Dennis, Yin y el Maestro Yo la duda imperó sobre la seguridad sin evidencia. La nebulosa regresó, y solo los testimonios podrían dilucidarla.

-Me alegra tanto de que estés bien –le dijo su padre con una sonrisa imborrable y una mirada brillante una vez finalizado el abrazo con su hija.

No pudieron evitar regalarse un nuevo abrazo.

-Bien, como dicen los sagrados pergaminos Woo Foo –intervino el Maestro Yo a su vez que un pergamino aparecía de la nada a su lado-: Todo lo bueno termina bien.

-Un momento –la señora Loud intervino acercándose al panda-, aún tenemos algo pendiente.

-Sí –su esposo finalizó el abrazo para dirigirse al panda-. ¿Qué es eso de una relación poliamorosa?

-¡Ah! ¡Eso! –exclamó Leni atrayendo la atención de sus progenitores-. Estoy saliendo con alguien que también tiene otra novia. Eso es poliamor.

El rostro impresionado de sus padres no impidió que la chica lo presentara.

-De hecho ahí está –agregó señalando a Yang-. ¡Ven aquí Yang! ¡Ven a conocer a tus suegros!

El conejo se encontraba junto a la puerta al momento de la alusión. La mirada compungida de los padres de Leni ampliaron los nervios que ya estaba cargando por el solo hecho de ver el tema del poliamor sobre la mesa.

-¡Hola! ¿Cómo les va? –el chico se acercó saludando torpemente.

La amplia sonrisa de Leni aparentaba haber borrado el trauma que recientemente había vivido. El rostro del resto de la familia de su novia no parecía haber cambiado en lo más mínimo.

-¿Maestro Yang? –Lynn parecía ser a quien más parecía no caberle en la cabeza la revelación. Lo siguiente la impactó con la fuerza de un volcán.

Yang se aproximaba lentamente como si estuviera cruzando el patíbulo. Leni no lo esperó y se aproximó a grandes zancadas hacia él. El encuentro lo selló con un beso que el conejo, ni ninguno de los presentes, se esperaba.

-¡Un momento! –exclamó el señor Loud perturbado interrumpiendo el momento-. ¿Qué significa todo esto?

Yang le regaló un rápido vistazo a su padre. El panda le regaló una afirmación de confianza.

-¿Qué tal señor Loud? –lo enfrentó con nerviosismo estirando su mano-. Soy Yang Chad –se presentó intentando mostrarse lo más educado que su ansiedad le permitían.

Su suegro le regaló una mirada inquisidora. Su esposa se le acercó con curiosidad.

-¿Qué rayos? –se le escapó a la mujer.

Ante la reacción, Yang decidió bajar su brazo.

-Entonces además de Leni tienes otra novia, ¿verdad? –cuestionó el señor Loud.

-¡Oh sí! –respondió el conejo riendo nerviosamente-. Pero no se preocupe. Todo está acordado entre los tres hasta el más mínimo detalle –logró sonar más seguro en aquella última frase.

-¡Y justo ahí está! –exclamó Leni apuntando hacia la entrada de la habitación de Coop-. ¡Ven aquí Millie!

La aludida acababa de ser llamada por Yin para que saliera de la habitación de su hermano. En el momento en que le comentó que estaban hablando de su relación poliamorosa se le subieron los colores al rostro. ¿Era precisamente ahora un buen momento para sacar el tema? Antes de abandonar la habitación, le regaló una mirada asesina a Coop. En el fondo, sospechaba que él era el culpable de todo. El chico simplemente le regaló una mirada confundida. La vergüenza cayó sobre Coop cuando Yin se volteó a verlo. Ni siquiera habían transcurrido dos semanas cuando nuevamente había caído en el hospital. ¿Es que acaso no era capaz de escapar de los problemas?

La chica comenzó a caminar en medio de la gente con la esperanza de reducir el minuto de vergüenza. Era el turno de Lincoln de impresionarse tras reconocerla. Millie le regaló una rápida mirada. Sabía que Lincoln era pariente de Leni, y era más que evidente que vendría a ver a su hermana. Toparse con él en aquellas circunstancias no era algo que deseaba.

-Buenas tardes –saludó al matrimonio con amabilidad-. Soy Millie Burtonberguer.

Lincoln no pudo evitar dar un respingo. Sus neuronas estaban comenzando a conectar sus ideas. Sus padres en cambio, la observaban con un signo de interrogación.

Cuando el momento comenzaba a ser incómodo, el Maestro Yo decidió intervenir:

-Bien, creo que ahora que ustedes están al tanto de todo, quizás sea un buen momento de que el señor Burtonberguer también lo haga. Digo, aprovechando el momento.

En un instante todas las miradas se centraron en Burt. El pobrecito terminó tragando saliva ante el repentino ataque de tantas miradas. Millie por su parte terminó mordiéndose los labios mientras comenzaban a sudarle las manos.

El panda arqueó una ceja decidido. Lo tenía todo planificado. Cuando fue a visitarlo a la Casa del Canje, su amigo le contó sus pesares. Inicialmente no pretendía intervenir, pero cuando escuchó sus sospechas sobre Yang y comprendió la gravedad de las mismas, decidió hacerlo antes que su hijo terminara en problemas.

-¿Estás seguro que Yang no la está manipulando?

El tic tac de un reloj cucú era el único sonido capaz de atravesar el tenso momento en la Casa del Canje. Al panda no se le había pasado por la cabeza una acusación de esa naturaleza.

-¿A qué te refieres? –le preguntó consternado. Quería darle el beneficio de la duda.

-No lo sé –Burt sonaba un tanto inseguro de sus palabras-… con esto del poliamor y de que Millie no se me ha acercado desde que comenzó todo eso yo… me imagino lo peor…

-¿Qué cosa? –el panda frunció el ceño.

Burt no quería enojarlo. Los nervios se multiplicaron.

-Yo, sé que eres alguien sensato –comento apesadumbrado-, y yo tengo miedo. Tengo miedo de que le hagan algo a mi hija…

-¿Y crees que mi hijo le está haciendo algo? –se le escapó al panda.

El hombre afirmó con la cabeza.

Millie no se le podría escapar ahora. Era momento que su familia conociera el proyecto de Yang y de sus novias.

-Buenas tardes, señor Burtonberguer –Yang se aproximó con el mismo nerviosismo de antes extendiendo su mano.

La mirada inquisidora se repitió. Burt se centró en el conejo en un intento de olvidarse del resto de los presentes. No podía evitar desconfiar de él. No luego de los escenarios presentados por su mente y sembrados por Coop.

-Millie, ¿qué está sucediendo? –el hombre se volteó hacia su hija.

A la chica se le olvidó hasta respirar. Se volteó hacia un costado, encontrándose con la amplia sonrisa confiada de Leni. Si ella fue capaz de enfrentar todo esto con tan liviandad, ¿por qué ella no podría hacerlo? Aunque, del dicho al hecho hay mucho trecho.

La mano de Yang sobre su hombro le regaló la confianza que necesitaba. Respiró profundo, y comenzó:

-Papá, lamento mucho no haberte podido hablar de esto antes, pero es verdad. Estoy saliendo con Yang en una relación poliamorosa.

Aquella última palabra quedó resonando en su cabeza como si la hubieran gritado en una iglesia. Los músculos de todo su cuerpo se habían tensado como cuerdas de guitarra. Podía sentir cómo se rompía el corazón de su padre. A la distancia, Lincoln podía verlo. Era a la única de los tres que le podía leer la mente. Un vacío oscuro se apoderaba de sus pensamientos, al punto de arrancarla del presente.

-V-v-vaya e-e-e-eso no me lo esperaba –tartamudeó tan nervioso como su hija-. Aunque tu hermano algo me contó, lo que me dijo me dejó algo preocupado… -agregó rascándose la nuca.

-¡¿Qué?! –los nervios fueron expulsados cargando nuevamente a la chica de su acostumbrada seguridad.

-Bueno, estábamos muy preocupados sobre lo que realmente estaba pasando… -comentó su padre.

-En serio, ¿qué te dijo Coop? –Millie frunció el ceño. Al final del día ella tenía razón. Todo era culpa de Coop.

-Bueno, eso no importa –Burt pretendía cortar el tema-, lo importante es que tú estés bien –aquella última frase salió con una confianza definitoria.

Su padre la sujetó de las manos y le regaló una sonrisa. Por fin, luego de varios días, podía volver a tenerla frente a él. Ella no pudo evitar devolverle la sonrisa. Tarde o temprano, debía enfrentar sus temores. Más valía que fuera temprano y sin aviso. La sonrisa de su padre le iluminó la vida.

El momento finalizó con un abrazo entre los dos.

-Bien, ahora síganme.

No pasó mucho tiempo para que el líquido bebido surtiera efecto. Las miradas de Leni y Coop se nublaron cubriendo sus pupilas. Se quedaron inmóviles, sin más señales de vida que la respiración pausada. Uno de los enmascarados se acercó con una navaja y cortó los amarres. Las víctimas ni siquiera se inmutaron.

Ambos chicos se pusieron de pie apenas oyeron la orden, siguiente a paso tranquilo al enmascarado que les habló. Los otros dos los seguían por detrás, atentos ante cualquier imprevisto. El secuestrador que dirigía la comitiva los siguió por un estrecho pasillo hasta una puerta contigua. El enmascarado la abrió, mostrando una habitación sencilla. Había una cama junto a una ventana cerrada con las cortinas opacas corridas. La luz encendida le daba la iluminación requerida. Junto a la pared opuesta a la ventana había una cámara sobre un trípode. Su lente estaba apuntando en dirección a la cama.

-Párense ahí –les ordenó el secuestrador a los chicos apuntando al lugar junto a la cama.

Los chicos obedecieron sin rechistar. Sus miradas apagadas se encontraron frente a frente a tan solo centímetros de distancia.

El enmascarado encendió la cámara. Una pequeña bombilla roja se encendió sobre el aparato.

-Ahora quiero que hagan el amor –les ordenó.

Acto seguido, ambos chicos se abrazaron mientras se daban un beso apasionado.