Polidrama - Capítulo 25
-Esta tarde iré a las audiciones para la obra para la fiesta de aniversario de la ciudad –comentó Yin-. ¿Quieres venir?
Ella se encontraba arreglando las cosas dentro de su bolso en la oficina del gimnasio. Su hermano se encontraba en la misma habitación buscando el juego de llaves en un estante para cerrar el local. Ambos se disponían a marchar tras una jornada más de trabajo. Eran pasadas las cinco de la tarde y al sol aún le quedaba brillo en el cielo como para disfrutar lo que quedaba del día.
Al no oír respuesta, la coneja alzó la vista. Vio a Yang con la mirada perdida mientras jugueteaba con las llaves inconscientemente, generando un ruido blanco que buscaba tranquilizarlo.
-¿Yang? –insistió su hermana.
El silencio no amainó el actuar automático del conejo, quien parecía no interesarse por nada más que la película que su mente proyectaba.
-¡Yang!
El remezón en su hombro fue suficiente despertador para detener toda proyección interior.
-¿Ah? ¿Qué? –preguntó confundido intentando guardar el juego de llaves en el bolsillo de sus pantalones, quedando algunas de ellas colgando desde allí.
Yin simplemente se limitó a suspirar. Su hermano había estado despistado durante todo aquel día. Se desconcentraba más de lo usual, al punto de que los alumnos llegaron a notarlo. No podía reprocharle esa actitud. Había pasado por mucho en poco tiempo. Aunque lo habían conversado durante el almuerzo, no era suficiente como para tranquilizarlo.
-Sé que has tenido días un tanto difíciles –comentó-. Por lo mismo te invito a las audiciones. Quién sabe si te quedas con algún papel –sonrió.
-Paso –contestó serio-. Además, debo irme temprano –agregó tomando su bolso junto a él-. No quiero dejar sola a Millie, más ahora que Leni se está quedando en casa de sus padres.
-Entiendo –aceptó Yin.
Luego de ordenar los últimos pendientes, ambos conejos salieron del local que ocupaban en el centro comercial. Los grandes ventanales fueron cubiertos con las cortinas metálicas, las cuales fueron selladas con doce candados de todos los tamaños. Cada uno de los conejos tenía una copia de todas las llaves. Yang guardó las suyas al interior de su bolso.
Caminaron en silencio rumbo a la salida del edificio. Yin pretendía romper el hielo con algún comentario. El ambiente festivo que ya se vivía por los pasillos no lograba colar el ceño fruncido de su hermano. No era para menos. Su novia –o al menos una de ellas-, pasó por un terrible trauma cuyas consecuencias eran difíciles de determinar. Esto, sumado a que las sospechas apuntaban a Coop, aumentaba aún más la intensidad de su ánimo. Tenía al chico entre ceja y ceja, a pesar de las réplicas de Yin. Ella inquiría que él parecía ser más víctima que victimario, pero solo el avance policial podía determinar la culpabilidad del muchacho. Para colmo de males, aquella torpe e improvisada presentación frente a sus suegros aumentó su inseguridad respecto al futuro de su relación poliamorosa. El conejo era un mar de emociones cercanas al espectro negativo. Desde la ira, pasando por la inseguridad, miedo, inquietud y vergüenza. Una montaña rusa la cual no le veía escapatoria.
Ambos se despidieron en silencio a la salida, tomando caminos opuestos. Durante un par de cuadras, Yin no pudo quitarse aquella aura nefasta de su hermano. Simplemente no parecía el mismo, y le preocupaba. Era un aura tan enredada que le impedía hasta pensar con claridad. Tras divisar el edificio de ATTV, sintió que aquel peso desaparecía. Era mejor preocuparse por el presente. Frente a ella se encontraba la mejor distracción para olvidarse de los problemas.
La obra teatral del Aniversario de Anasatero era una de las tradiciones de la ciudad desde inicios de la década del 2010. Año a año, asistían los vecinos de la comunidad a hacer una audición con la esperanza de obtener algún papel en la obra de turno. Era el canal ATTV quien se encargaba de la organización, dejando una obra prácticamente preparada y ensayada en cuestión de semanas. En particular, Luan Loud y su esposo, Benny Stein, estaban a cargo de la organización. Desde el arribo de ambos al canal, han podido preparar en tiempo récord obras que han emocionado a la ciudad.
Yin sonrió al ver que el lobby de entrada del canal se encontraba lleno de vida. Desde niños hasta ancianos. Hombres, mujeres, animales de todas las especies, hadas duendes, todos se encontraban repartidos en el lugar. Muchos de ellos ya tenían unas hojas engrapadas entre sus manos, revisando el guion de la obra. La coneja se acercó al centro de la habitación, lugar en donde había una mesa sencilla con cientos de copias del documento.
Obra elegida: "El rey y yo" versaba un letrero impreso en una hoja de oficio colgando en la orilla de dicha mesa.
Mientras la coneja tomaba una de las copias del guion, no pudo evitar recordar a Coop. Él mismo le había hablado de aquella obra hace poco. Decía estar interesado en participar de la actividad de este año, si no fuera por todo lo que le había ocurrido. Del hospital pasó inmediatamente a la cárcel, cosa que lo descolocó. No pudo evitar suspirar al recordar su mirada confusa mientras era llevado por dos policías.
-¡Mira! ¡Este año van a preparar el rey y yo!
Una voz infantil la desconcentró de sus recuerdos. Vio pasar por su lado a una niña, quien rápidamente se apoderó de una de las copias.
-¡Podría ser la Hada Celestina! ¿O qué tal Lady Penélope? ¡O ya sé! ¡El árbol que entorpece el camino de los protagonistas! ¡Esa parte es clave en la obra! –la niña revisó con interés las hojas para luego voltearse hacia su acompañante. Al levantar la vista, Yin pudo reconocerlo.
-¡Dennis! ¡Qué sorpresa! –exclamó al verlo.
El chico había llegado distraídamente hacia el lugar. Como había ocurrido durante esa semana, debió hacerse cargo de su hermanita. Tuvo que llevarla a las clases que debió impartir en la universidad, cosa de lo que la niña se quejó durante todo el camino por su aburrimiento. Emilie había insistido desde hace meses en su deseo de participar en la obra de teatro del aniversario, cosa a la que sus padres accedieron ese año. Dennis no tenía problemas en llevarla a probar suerte al canal, sin tan siquiera esperar con lo que se encontraría.
El cartel sobre la mesa comenzó advirtiéndole sobre lo que venía. No pudo evitar la llegada de nefastos recuerdos sobre su cabeza apenas vio el nombre de la obra. Aplausos distantes de los días de secundaria mientras él, con un traje de terciopelo púrpura danzaba sobre las tablas abrazado a nada menos que Fiona Manson.
El saludo de Yin, aunque le ayudó a escapar de sus memorias, lo arrastró a un presente que no parecía ser mejor.
-¡Yin! –se le escapó la exclamación-. Que sorpresa –agregó nervioso.
-¿Vienes por lo de la obra? –comentó la coneja.
-Sí, bueno, de hecho… no, o sea… -comenzó a enredarse en su propia explicación mientras se rascaba la nuca.
-Este año van a representar El rey y yo -comentó la coneja ignorando los nervios del chico-. Coop me comentó que te salía muy bien el papel del rey Yakko, ¿verdad?
Aquel comentario prácticamente lo dejó sin aliento. Sus dos peores pesadillas se estaban interrelacionando en una mezcolanza del terror. Un sudor frio terminó por congelar al chico en su sitio, con una mirada suplicante hacia algún halo de buena fortuna que viniera a socorrerlo.
-¿Tú también vienes por la obra? –intervino Emilie regalándole un respiro a su hermano.
-Sí –contestó Yin con una sonrisa-. Espero este año tener un papel en la obra.
-¿Y qué papel te gustaría? –volvió a preguntar la pequeña.
-Hmm veamos –Yin hojeó el guion-, no estoy muy familiarizada con la obra. Supongo que cualquier papel me vendría bien.
-¿Y qué te parece la princesa Violet? –propuso Emilie-. Podrías actuar junto con Dennis, ¿no?
-¿Tú crees? –cuestionó la coneja levantando la vista sobre el guion.
-¡No! ¡No! ¡No! –Dennis finalmente pudo huir de su ansiedad congeladora-. Yo no vine a hacer audición. Solo vine a acompañar a Emilie. Ella estaba muy interesada en participar este año –agregó soltando una risa nerviosa.
-Pero mamá me dijo que tú hiciste al mejor rey Yakko de la historia en la secundaria –insistió Emilie-. ¡El teatro te necesita!
-Tu sabes que las madres a veces exageran –se disculpó el chico aprovechando de acercar a su hermana y taparle la boca con una de sus manos para evitar otro comentario-. Yo nunca he sido fanático del teatro y desde la secundaria que no he vuelto a actuar.
-Oh bueno –comentó Yin encogiéndose de hombros-. Aprovecharé de revisar el guion para ver si la princesa Violet me convence. ¡Suerte chicos!
Yin se despidió agitando la palma mientras se daba la media vuelta. Los hermanos Chan hicieron lo mismo, despidiéndola agitando sus palmas. El corazón de Dennis poco a poco se iba apaciguando en la medida en que el peligro se iba alejando. A diferencia de aquella vez en el hospital, ya no sentía el temor a flor de piel con la misma intensidad. Desde aquel incidente con Coop, ella había demostrado ser bastante amable, dejando en evidencia que un ataque de ese calibre era la excepción y no la regla. Aun así, el temor a que se repitiera siempre seguía latente.
-¡Lily! –sintió un repentino tirón que logró la liberación de su hermana. La niña se fue corriendo hacia un costado llamando a su mejor amiga. Dennis simplemente se quedó con una mano ensalivada, cosa que lo asqueó. Terminó limpiándose con sus pantalones.
-¡Emilie! –la saludó su amiga acercándose corriendo hacia la chica. Detrás de la rubia, venían consigo sus hermanas mayores Lana y Lola. Lana mantenía la vista fija ante cualquier movimiento de su hermana menor, mientras que su gemela les echaba revista a todos los voluntarios en búsqueda de un papel.
-¿Viniste por lo de la obra? –le preguntó Emilie.
-¡Sí! –contestó animada-. Quiero ser el Hada Celestina. Ella es quien le da pistas a la princesa Violet sobre cómo conquistar al rey Yakko. ¡Ese papel está hecho para mí!
-¡Qué bien! –exclamó la chica asiática-. Ese papel es casi tan importante como los protagónicos.
Mientras las niñas conversaban, las gemelas centraron su vista en Dennis, quién aún se encontraba intentando limpiar su mano con la ayuda de una botellita de alcohol gel que tenía en su bolso.
-¡Dennis! ¿Qué tal estás? –lo saludó Lola con una amabilidad ufana.
-Hola –las saludó con amabilidad-. Bien, ¿y ustedes?
-Yo muy bien –respondió con orgullo-. Vine porque mi hermana Luan ya me tiene reservado el papel de la princesa Violet para la obra de este año. ¡Desde aquí mi próximo destino es el éxito! –agregó con dramatismo.
-Pues espero que te vaya bien en eso –contestó Dennis con cierta inseguridad sobre cómo responder ante tal performance.
En eso, el chico se percató de la ausencia de Lana. Por lo general ambas solían ser igual de enérgicas cuando están juntas. El silencio de una se notaba a la distancia frente a las personas que las conocían.
-¿Está todo bien, Lana? –el chico se volteó hacia la gemela. Como respuesta, recibió la mirada de impacto y un rubor en las mejillas por parta de Lana.
-¡Oh! Ella digamos que tuvo un triste rechazo por parte de un petulante que ni siquiera se merecía su atención –respondió Lola en su lugar cruzándose de brazos-. Ese gótico pelirrojo se cree la gran cosota mirando feo a toda la escuela. ¿A quién le ha ganado ese imbécil? –agregó en un peligroso tono molesto.
Ante aquel comentario, Lana agachó la mirada, confirmando la veracidad de la explicación de su hermana.
-¿Chico pelirrojo? –cuestionó Dennis pensativo-. ¿No es aquel que te salvó de aquel camión la otra vez?
-¿Tú también lo viste? –a Lana se le escapó la pregunta. Alzó una mirada cargada de temor e impresión, disparándola directamente contra Dennis.
-Pues sí –respondió extrañado ante la reacción de la chica-. Recuerdo que te abrazó y detuvo con sus manos el camión, para luego escapar hacia el otro lado.
-¿Qué? –intervino Lola confundida-. ¿De qué rayos están hablando?
Sus interlocutores le regalaron una mirada confusa.
-Lo único que recuerdo es que el camión se detuvo de milagro a centímetros de Lana –les explicó-. De ese idiota pelirrojo no hubo el menor rastro –agregó frunciendo el ceño.
Lana en cambio, centró su vista en Dennis. Aquella tarde hubo cientos de testigos del hecho, pero todos negaron la presencia de Nataniel en el lugar de los hechos. Le preguntó a sus hermanas, a amigos, conocidos, otros testigos. La respuesta fue siempre la misma. Le sorprendió inmensamente encontrarse un primer testimonio que concordara con sus recuerdos.
-¿Cómo es que tú eres el único que lo ha podido ver? –cuestionó la chica.
-No lo sé –respondió Dennis igualmente extrañado-. Solo recuerdo que luego de salvarte, se quedó discutiendo con su madre.
-¿Su madre? –preguntó alzando una ceja.
-Sí. Esa señora sí que daba miedo –comentó mientras sentía un escalofrío recorrerle el espinazo.
-¿Era muy fea? –preguntó Lola.
-Era… -en aquel instante las palabras abandonaron la mente del chico. Volver a recordarla, más allá de infundirle terror, le infundía confusión. Era la personificación de un misterio sin resolver. Era un espejismo fantasmagórico y aterrador. Era la duda entre la ficción y la realidad.
-Era extraña –sentenció finalmente.
-¿Extraña? –cuestionó Lana.
Dennis se remitió a asentir con la cabeza.
El momento fue interrumpido por una voz femenina oída a través de un megáfono.
-¡Buenas tardes! –se escuchó-. ¡Bienvenidos sean todos a las audiciones de la obra dedicada al aniversario de Anasatero! ¡Les agradezco la enorme convocatoria y disposición este año! De verdad me sorprende que tanta gente quiera participar de manera voluntaria y ocupando el horario destinado a descansar y a pasar el tiempo con sus familias.
Desde uno de los costados, se pudo encontrar a Luan hablando desde el megáfono en compañía de un chico de cabellos castaños y rizados junto a una amplia sonrisa. Luan se encontraba con los cabellos tomados con un moño y usaba una tenida casual y cómoda para lo que quedaba de jornada.
-Como habrán visto –continuó ya con la atención absoluta centrada en ella-, este año representaremos la historia de El rey y yo. Una obra contemporánea moderna que, ambientada en los días del feudalismo, busca presentarnos una sátira moderna de la estupidez predominante cuando la emoción es desmedida. Es una obra muy especial –agregó con melodrama-. Creada de forma anónima, se fue conociendo de grupo en grupo, principalmente a través de escuelas y universidades de todo el mundo, hasta llegar a nuestras manos. ¡Siempre he soñado con dirigir esta obra! ¿Saben por qué? –la emoción la comenzó a desbordar-. Esta obra teatral carga con la leyenda de que quienes representen a la pareja protagónica: el rey Yakko y la princesa Violet, terminará unidos en un amor eterno fuera de las tablas.
Los cuchicheos se apoderaron del lugar. Luan, de un solo grito a través de su megáfono, acabó con el momento.
-¿Quién será digno de interpretar al torpe e ingenuo rey Yakko? –exclamó-. ¿Quién será digna de interpretar a la lista y hermosa princesa Violet? ¿Veremos el surgimiento de un gran amor sobre las tablas? ¿Quiénes serán los testigos de esta aventura? –agregó alzando su puño-. ¿Quién quiere compartir la magia de esta maravillosa obra?
-¡Yo! –se oyó el grito por todo el lobby de los presentes ya contagiados por la emoción de la chica.
El chico que la acompañaba le quitó el megáfono, y con este se dirigió a la audiencia con voz suave.
-Por favor, vengan a recoger su número para asegurar su atención. Iremos viendo sus audiciones una por una.
La gente se abalanzó sobre la pareja en busca de asegurar su lugar. Yin se quedó más atrás, aun revisando el guion. Se estaba convenciendo de apostar por lo alto con la princesa Violet, pero primero debía encontrar una escena con la cual sentirse cómoda.
-¡Yin! ¡Qué sorpresa!
Al voltearse, la coneja se topó con nadie menos que con Lina. La perrita se aproximó a ella cargada con una docena de pesadas carpetas, además de su cartera y un bolso abarrotado de papeles.
-¡Lina! ¡Qué sorpresa! –la saludó su amiga.
-Veo que pretendes participar en la obra de este año –le comentó Lina-. ¿Eso significa que no te veremos durante un buen tiempo en el bar de siempre?
-Primero tengo que conseguir un papel –la coneja le sonrió mientras hojeaba el guion.
-¿Qué papel quieres hacer? –le preguntó su amiga.
-Me está convenciendo el papel de la princesa Violet.
-Hmm, pensando a lo grande, ¿no? –Lina soltó una grácil risa-. ¿O pretendes conseguir a tu rey Yakko? –agregó guiñándole un ojo.
-Dudo que sea real eso que cuentan –le comentó Yin.
-Bueno, de que ha ocurrido, ha ocurrido –Lina se encogió de hombros-. Aunque claro, también ha habido muchos casos en que no ha ocurrido, ¿pero a quién le importa?
-Solo quiero actuar en la obra –zanjó Yin.
-Igual un rey Yakko es mejor que el pollo que visitas ahora –lanzó la perrita.
-¿Qué? ¿Tú también? –exclamó Yin entre molesta y hastiada-. Yang ya me vino con ese cuento.
-Y es en lo único que estoy de acuerdo con él hoy por hoy –respondió Lina con una mirada cargada de seriedad.
Ante eso, Yin decidió no seguir discutiendo. Hace días que ni siquiera había visto a Coop. Ya no era su máxima prioridad.
Poco a poco los números de presentación se fueron repartiendo. Tras repartirlos casi todos, el chico con el megáfono invitó a la muchedumbre a uno de los estudios del canal. Era un enorme teatro con aproximadamente cien butacas frente a un verdadero escenario de teatro. El piso brillaba por lo recién lustrado. Las cortinas carmesí eran de terciopelo. El techo estaba iluminado con un complejo juego de luces. Mientras se hacía el traslado, Lola, junto con Lana y Lily, se aproximaron a Luan.
-Hola Luan –Lola la saludó con suspicacia.
-¡Hola chicas! –le respondió con energía-. Me alegra que hayan podido venir.
-¿Cómo no iba a venir a tomar mi lugar como la futura princesa Violet en tu obra? –exclamó la chica.
Luan se detuvo debido a un repentino ataque de risa que la atrapó tras oír aquellas palabras. El chico que la acompañaba se detuvo un par de paso adelante tras percatarse que no lo seguían. La risa maniática de Luan hacía eco en todo su entorno.
-¿Qué? –cuestionó Lola molesta.
-Te dije que te daría el papel solo si no encontraba una princesa Violet mejor –respondió su hermana.
-¿Y quién podría ser una mejor princesa Violet que yo? –cuestionó ególatramente.
-Ya lo veremos –Luan retomó su caminar con una enorme sonrisa que apenas podía ocultar.
-Oye, yo pensé que tú ibas a hacer el papel de la princesa Violet si no encontrábamos a la ideal –intervino el chico con un tono de nerviosismo-. Recuerda que también me habías designado como rey Yakko si no encontrábamos a nadie, y no quiero terminar actuando junto a ella –agregó regalándole una mirada molesta a la rubia, mirada respondida con una mirada cargada de rabia por parte de Lola.
-Hay mi amor –respondió Luan rodeándolo con uno de sus brazos y sin perder su ánimo-, le di la oportunidad a Lola porque ella más que nadie desea triunfar en Hollywood, y porque siempre me avisa de las tendencias en la moda, ayudándome a mantenerme siempre mi estilo para mi matinal –agregó casi susurrándole al oído-. Además, no espero que tú te quedes con el papel.
-¿Ah no? –respondió el chico arqueando una ceja.
-El rey Yakko es uno de los papeles más especiales que existe en el teatro –Luan soltó al chico, adelantándose un par de pasos cargada de emoción-. Es un chico torpe, con una sensibilidad única, percibida a través de su aura. Delicado y caballero en su trato –agregó con una emoción que atrajo la atención de más de alguien-. Créeme, Benny –se volteó hacia el chico-. Es muy probable que jamás encontremos al rey Yakko perfecto, y si lo hacemos…
La chica quedó en blanco, detenida con la mirada vacía frente a su pareja y sus hermanas, manteniendo la expectación en el ambiente.
-¿Si lo encontramos… qué? –preguntó Benny con delicadeza.
-Será hermoso –la cálida sonrisa de Luan fácilmente podría trascender más allá de la vida misma.
Una vez instalados en el teatro, comenzaron las audiciones para los diferentes papeles. Lana, Lola y Lily se quedaron acompañando a Luan y su esposo sobre el escenario. Las chicas se sentaron en el suelo, mientras que Luan y Benny se sentaron en unas sillas plegables. Fue un proceso largo y tedioso, puesto que eran más de cien audiciones. La mayoría de ellas tomó más de lo necesario. Tras la introducción motivadora de Luan, la gran mayoría apostó por los papeles principales, intentando utilizar la obra como una especie de Tinder. Luan rechazó todas aquellas audiciones, aunque en la mayoría de los casos –con la ayuda de Benny-, le sugería a los participantes otros papeles con los cuales quedaba contenta. Gracias a esta decisión, pudo completar gran parte del elenco, a excepción de los roles protagónicos.
En la medida en que las princesas Violets eran rechazadas, la sonrisa de Lola se hacía más grande, los nervios de Benny se acrecentaban, y la actitud de Luan se volvía más seria.
-La princesa Violet es casi mía –le comentaba Lola a su gemela tras ver partir a la última chica que intentó postular al papel y recibiendo el rol de Lady Penélope.
-¡No puedo creerlo! –exclamó Luan frustrada haciendo caso omiso a los comentarios de su hermana-. ¡Ninguna es capaz de llegar a la altura de la prestigiosa princesa Violet! ¿Y dónde está el rey Yakko? Los únicos que han llegado son un montón de petulantes sobreactuados.
-Ehm, ¿Luan? ¿No crees que estás siendo un poco exigente con la gente? –intervino Benny un tanto nervioso-. Es tan solo una obra voluntaria a cargo de los vecinos de Anasatero, ¡ni siquiera estamos hablando de actores profesionales!
-¿Exigente? –Luan se sobresaltó poniéndose de pie-. ¿Crees que esto es una simple obra? ¡Es LA obra! Escogí El rey y yo porque creo en la gente de Anasatero. Sé que ellos están a la altura de esta obra –continuó con dramatismo levantando los puños al cielo-. ¡Sólo necesito encontrar a mi pareja! ¡Oh! ¿Dónde estás, rey Yakko? ¿Dónde estás, princesa Violet?
-Este… ¿hola?
Aquel saludo regresó a Luan a la realidad. A unos cuantos pasos de ella se encontraba Yin con guion en la mano. Observaba a la chica con extrañeza y curiosidad.
-Soy Yin Chad, y vengo por el papel de la princesa Violet.
-¡Perfecto! –exclamó con la mirada desorbitada juntando sus palmas-. Nos presentarás la escena quince del segundo acto. ¡Benny! ¡Necesitamos tu ayuda!
-Pero yo… -replicó la coneja.
-Preparaste otra escena, ¿verdad? –completó Luan al tiempo que su esposo se aproximaba a ambas-. Querida, la escena quince del segundo acto muestra a la princesa Violet en su máximo esplendor –agregó con expectación-. En ésta, el rey Yakko le encara los primeros rumores que le dicen que ella lo está usando. Es aquí en donde la princesa Violet debe mostrar toda su capacidad de manipulación y dejarle muy claro a todo el mundo que su falso amor es sincero. ¡No debes solo convencer al ingenuo rey! ¡Debes convencer a toda la audiencia! ¡Convénceme!
Mientras lanzaba su perorata, instaló a Benny frente a frente a Yin, dejándolos a tan solo a un metro de distancia. La expectación e ilusión de Luan mientras hablaba llegaba a niveles que parecían ser enfermizos. Era difícil discernir si se trataba de un personaje o el personaje se había apoderado de ella.
-¡Ahora sorpréndeme! –exclamó Luan regresando a su asiento entrecruzando sus dedos.
Yin comenzó a buscar dicha escena en el guion con ahínco, mientras que Benny comenzó con su escena.
-¡Oh amada mía! –el chico se llevó el dorso de su mano a la frente con pesar-. ¡He recibido horrendas noticias! Dicen las malas lenguas que vuestro amor es sincero.
-¡Oh amor mío! –Yin logró pronunciar tras encontrar la página correcta-. Se me parte el alma que tan solo consideres aquellas malas lenguas como una posibilidad tan siquiera.
-Corte, corte, corte –intervino Luan molesta-. Escucha –se acercó a Yin-, en esta escena debes ser lo más convincente que debe existir sobre el planeta, y no me estás convenciendo para nada. ¡Al contrario! Muestras la inseguridad que debería tener Yakko –agregó regalándola una mirada molesta a Benny-. Escúchame –la tomó de los hombros, obligándola a mirarla a sus ojos cargados con una seriedad jamás vista-: ¿tienes novio?
-Sí –se apresuró en responder.
-¿Y lo amas?
-Este…
-No lo amas –sentenció-. Aquí es exactamente igual. El hombre que tienes al frente es ese novio que no amas pero debes convencerlo de que lo amas. ¿Por qué lo haces?
-¿Qué? –Yin comenzaba a confundirse.
-Yo te daré la razón –prosiguió con determinación apuntándola con un índice-: por la posibilidad de que ese rey Yakko que debes convencer sea tu verdadera otra mitad. Ese amor que te llene de mariposas el estómago y te devuelva la ilusión perdida. ¡Tal y como en las películas! ¿No te gustaría?
-Este…
-¡Excelente! –la interrumpió alejándose-. ¡Vamos de nuevo! –Luan retomó su asiento-. A la cuenta de tres.
La confusión había empeorado la seguridad de la coneja. Las audiciones le parecían aún más difíciles este año. La perorata de Luan se convirtió en un ruido blanco sin sentido. Respiró profundo en busca de su centro. Lo importante era la escena en curso. Era una chica manipuladora que estaba jugando con los sentimientos de un hombre. No había absolutamente nada parecido a qué aferrarse en su vida. De hecho incluso se preguntaba por qué había dicho tener novio. Eso no importaba ahora. Solo quería darle una lección a esa loca.
-¡Oh amada mía! –Benny reinició la escena-. ¡He recibido horrendas noticias! Dicen las malas lenguas que vuestro amor es sincero.
-¡Oh amor mío! –Yin respondió en el mismo tono-. Se me parte el alma que tan solo consideres aquellas malas lenguas como una posibilidad tan siquiera.
-¡Por favor, querida! ¡Dime que no es cierto! Si sale de tus labios, te juro que mandaré a volar aquellas malas lenguas –continuó con determinación tomándola de las manos.
-Mi amado rey –Yin le acarició la mejilla con ternura-, desde que entraste a mi vida, conocí el verdadero significado del amor. Estoy embriagada de amor, respiro amor. ¡Vivo en el amor!
Dando una media vuelta, Yin se alejó de Benny, prosiguiendo con un discurso que la iba contagiando.
-Mi único deseo en la vida es amaros, acompañaros, cuidaros, proteger ese bello corazón que late allí adentro. Tu presencia en mi vida me da nuevas razones para seguir viviendo en este mundo.
-¡Palabras, palabras, palabras! –Benny se acercó a la coneja agitando sus brazos-. ¡Quiero sentimientos! ¡Quiero que ese amor que tanto pregonas me atasque hasta las entrañas! –el chico la abrazó hasta tener su rostro a centímetros de su cara-. Quiero que me digas que me amas- agregó en un suspiro.
-Te amo –respondió en el mismo tono.
-De nuevo –Benny cerró los ojos.
-Te amo.
-Otra vez.
-Te amo.
-Adoro tu voz, adoro tu aliento, adoro tu calor –Benny se acercó al cuello de la coneja-. Quiero que seas mía para siempre. No quiero que seas tan solo una ilusión.
Yin sabía que lo siguiente era un beso. No estaba tan segura de dar ese paso. Por lo general en las audiciones no era necesario. Todo ocurrió muy rápido. Benny alzó su vista y estiró sus labios. Atrapada por el momento, unió los suyos al de él. Fue un beso apasionado, demasiado para un simple ensayo de una obra. No sabía que tan romántica era la obra a la que estaba haciendo audición, pero ya con esa muestra gratis estaba empezando a comprender en qué se estaba metiendo.
-¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravísimo! ¡Maravilloso! –Luan los interrumpió poniéndose de pie y aplaudiendo fervorosamente con una sonrisa envidiable.
Yin se volteó hacia las chicas. Mientras Luan aplaudía con una emoción desbordante, las otras tres chicas la observaban con el rostro desencajado.
-¡Tienes el papel, querida! –se acercó Luan y la abrazó con una fuerza que amenazaba con romperle los pulmones-. Jamás, en todos mis años de experiencia, he visto una mejor princesa Violet que tú –la soltó y la sujetó de los hombros con una sonrisa que cubría al menos la mitad de su rostro.
-Muchas gracias –respondió Yin finalmente aliviada por haber terminado la escena.
Por más que intentó, Lola Loud no pudo replicar ante aquella decisión.
La noche cayó sobre la ciudad de Anasatero, y las audiciones aún no finalizaban. La frustración y nervios se hicieron presentes en Emilie. La pobre chica consiguió el número ciento veinticinco, lo que equivalía en una espera de horas. Como era de esperarse, cuando llegó su turno, prácticamente todos los papeles a los que quería postular se encontraban listos.
-Sí mamá –Dennis se paseaba por el lobby hablando por teléfono-, justo ahora Emilie está presentando. Apenas esté lista nos vamos para la casa… sí, sé que se nos hizo tarde, pero a ella le tocó un número grande y tuvimos que esperar… bueno, pasaré por leche… también te quiero, adiós.
Justo cuando había cortado, vio salir a Emilie. Su caminar cabizbajo le anunció lo que ya se veía venir.
-¿Cómo te fue? –le preguntó.
-No me aceptaron –respondió con pesar-. Me dijeron que si no podía hacer de rey Yakko mejor que me fuera.
-¿Qué? –preguntó extrañado.
La presentación de Emilie fue la última de la noche. Tras ella, pronto apareció Luan y compañía. La chica se encontraba en un frenesí de frustración y pesar.
-¡No puedo creer que aún no hayamos encontrado a nuestro rey Yakko! –exclamó tirándose de las mechas-. ¿Por qué el milagro no se repitió? ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?!
-De todas formas no te preocupes –mientras tanto, Dennis intentaba consolar a Emilie-, sé que el próximo año podrás tener el mejor de los papeles.
-En serio esa tipa está loca –Emilie se cruzó de brazos con el ceño fruncido-. ¿Por qué no dejan a otro a cargo de la obra del aniversario el próximo año?
Justo cuando Dennis se había volteado rumbo a la salida, chocó con alguien. Los papeles y carpetas volaron alrededor desparramándose por todo el piso.
-¡Disculpa! ¡Disculpa! –balbuceó el chico asustado por la repentina aparición.
Casi en modo automático, se arrodilló a recoger los papeles con la vana esperanza de que nadie se diera cuenta del despelote ocasionado.
-¡Hey! ¡Ten más cuidado! –replicó la chica con quién había chocado. Se trataba ni más ni menos de Lina, quien de inmediato también se arrodilló a recoger los papeles.
-S-sí-sí –tartamudeó nervioso-, l-l-lo t-t-tendré.
En un santiamén entre ambos habían recogido todo. Dennis guardó cuidadosamente las hojas en el bolso.
-Ten –le entregó el bolso con una sonrisa tímida.
-Gracias –Lina le sonrió de vuelta.
-De todas formas te ofrezco una disculpa –agregó el chico rascándose la nuca-, espero no haberte hecho daño.
-¡Oh no! ¡Claro que no! –respondió Lina un tanto alagada-. Estoy bien.
Tras la despedida, Dennis vio a la perrita alejarse a paso rápido hacia la salida del edificio. Mientras tanto, a unos metros de distancia, Luan Loud observaba con una atención imperturbable cada detalle de aquel momento.
-¡TÚ! –exclamó apuntándolo con su índice mientras se acercaba a grandes zancadas.
Dennis y Emilie se voltearon hacia Luan con un verdadero signo de interrogación en sus rostros.
-¡Eres el rey Yakko perfecto! –exclamó con euforia.
-¿Qué? –cuestionó Dennis cohibido retrocediendo ante aquel nombre.
-¡Sí! –Luan lo alcanzó y lo rodeó con uno de sus brazos-. Tienes la esencia, el espíritu, el alma del rey Yakko. Si el rey Yakko reencarnara en nuestro mundo, sin duda serías tú –prosiguió con emoción-. Tienes la torpeza, la ingenuidad, la caballerosidad, la cercanía, el porte, la calidez… ¡Ay Dios mío! ¡Tienes todo! ¡Debes ser nuestro rey Yakko! –agregó sujetándolo de los hombros y regalándole una mirada en llamas.
-No, no, no, no –Dennis se zafó del agarre y retrocedió atemorizado-. No quiero actuar, y no quiero ser el rey Yakko.
-¡Ay por favor! –le rogó Luan poniéndose de rodillas frente a él-. Un rey Yakko perfecto es como el cometa Halley. ¡Aparece solo una vez en la vida! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!
Dennis miró hacia su alrededor, recibiendo miradas confusas de parte de la gente. Luan comenzaba a agarrarse de sus pantalones mientras gimoteaba. El corazón empezó a latirle con fuerza intentando escapar por su garganta mientras sus piernas quedaban atrapadas en el amarre de aquella chica desquiciada.
-¡Vamos Dennis! –lo animó su hermana con emoción-. ¡Ahora sí que el teatro te necesita!
No le quedó otra más que aceptar.
Debido a que me atrasé, llegué justo a tiempo para desearles un muy feliz Halloween. Ojalá que puedan ver muchas películas de terror, disfrazarse y comer muchos dulces.
PD: para mis amigos mexicanos, que disfruten este día de muertos!
