Los brazos de Amity la envuelven con fuerza, como si fuese una especie de tesoro preciado que en cualquier momento podría desaparecer. Luz, sabe que es eso, porque ella lo siente del mismo modo. Por eso se acurruca más cerca, porque la necesidad de estar cerca de Amity es tan intensa que nunca se siente suficiente.
Una calidez relajante comienza a recorrer su cuerpo, es extraño, dadas las condiciones y todo lo que está a punto de pasar. Pero Luz se permite que pase, se permite sentir el sonido calmo y distendido de la respiración de su novia, sus latidos fuertes, cuyo ritmo podría aprenderse de memoria, si tan solo tuvieran más momentos así.
Luz lucha por mantenerse despierta, sus ojos arden y un bostezo amenaza con salir, pero necesita luchar contra ello. Hacerse la dormida hace algunos minutos fue la única forma que encontró para continuar con el plan sin que Amity se metiera en más problemas. Si algo salía mal, quería que todo fuese culpa de ella.
En su cabeza, comienza a repasar todo lo que Eda le dijo hace algunas horas. Encontrar una prueba, llevarse a Amity, y esperar lo peor. Solo tres cosas que podían cambiarlo absolutamente todo. Una mezcla de nerviosismo y anticipación comienza a arremolinarse en su interior. Luz quería ser optimista, necesitaba pensar que todo saldría bien, que el plan de Eda saldría bien, y que todo este esfuerzo le permitiría regresar a las Islas Hirvientes, sin que nada más que los propios peligros de las islas pusieran en peligro su vida.
De pronto, una sensación cálida la distrae. En su cuello el nuevo regalo de Eda vibra como si contuviera vida propia, y quizás así lo era. Según Eda, el artefacto era un tótem cambia formas, que había ganado de una apuesta nada legal.
Luz no tenía idea de que algo así podía existir hasta el momento en que lo tuvo entre sus manos. El collar no solo le ayudaba transformarse en un gato, también le permitía cambiar al animal o criatura que quisiera durante un corto periodo de tiempo, además de eso, también cambiaba su propia forma física, convirtiéndose en infinitas piezas de joyería que se adecuaban a sus nuevas formas. El único problema, era que todavía no entendía muy bien cómo funcionaba, y por esa razón, no le había explicado a Amity el detalle de su nueva habilidad.
El primer intento de transformarse fue un completo fracaso, pensó en una nutria, pero en cambio se transformó en algo horrendo, que era más parecido a una fusión entre un ornitorrinco y un basilisco. Le pareció genial, pero no era lo que buscaba en ese momento.
Después de su primer fracaso, pensó en transformarse en un ave, imaginó unas grandes alas, garras, y plumas. Lo mentalizo una y otra vez, pero al final, solo había logrado ser un pequeño y amarillo pollito. Muy lindo y todo, pero ser un pollito no le servía para infiltrarse en la Mansión Blight.
En el tercer intento, su cabeza no lograba enfocarse. Sus pensamientos eran un desastre, y necesitaba toda la concentración posible para que la magia del collar hiciera lo suyo. En un segundo, su cabeza cambió de rumbo, comenzó a pensar en Amity; imagino a su novia riendo a carcajadas, imagino la pálida piel de su rostro, suave y sonrojada, observándola como si ella fuese una especie única y especial, cuando ella solo se estaba dejando llevar por tonterías. Pensar en ella siempre funcionaba para subir sus ánimos, para alegrar sus días tristes, y sinceramente para mejorar toda su vida. Se dejó llevar, repasando los últimos días, qué extraño era pensar que la visita de una gata podría cambiarlo todo.
Sin querer, la magia del collar comenzó a actuar. Con Amity en su cabeza, el resultado no tardó en mostrarse, en un instante se había transformado en una criatura rápida, tan mortal como tierna, de pelaje completamente negro, como una pantera, pero chiquita. Un gato era la criatura perfecta para infiltrarse en la Mansión Blight. La agilidad y la velocidad eran las mejores cualidades de estos perfectos seres de cuatro patas.
Un indescifrable murmullo la trajo de regreso a la realidad, Amity se movió lejos de su cuerpo, abrazando al señor nutria en su lugar. Era una imagen hermosa, así que no dudo en sacar su teléfono y capturar una foto. Podría quedarse por siempre observando la escena, pero si seguía perdiendo más tiempo cautivada por la belleza de su novia, las cosas podrían empezar a salir mal.
Con mucho cuidado, comenzó a deslizarse fuera de la cama. Con pasos sigilosos camino hacia la puerta, antes de salir observó de reojo a Amity, quien continuaba profundamente dormida en la misma posición. La puerta crujió mínimamente al cerrarla, pero después de eso, todo fue silencio absoluto, no se escuchaban pasos, ni voces, solo el leve murmullo del viento en el exterior. Lo que significaba que todos los Blights estaban dormidos, o eso esperaba.
El primer paso del plan, era encontrar la oficina de Odalia. Según Eda, este era uno de los dos lugares donde podría encontrar las pruebas. El otro, era la habitación matrimonial, y por el titán, que no quería entrar allí.
Luego de un sutil vistazo a los alrededores, identificar la oficina de Odalia, fue lo más sencillo de todo. Era fácil, cuando era la única puerta vigilada por un abominable de aspecto mortal. La seguridad nueva, probablemente había sido instalada luego de que Lilith y Eda se infiltraran en la mansión para encarar a Odalia por todas sus maquinaciones.
Se acercó con cautela. Aunque el abominable mantenía la mirada fija en un punto ciego, algo de miedo recorrió todo su cuerpo. La vista era impactante, era una criatura enorme y corpulenta, tenía seis brazos los cuales funcionaban como una especie de barrera de seguridad que bloqueaba la puerta en todos los sentidos. Atravesar esa bestia sin ser descubierta sería una tarea casi imposible.
Pero ahora, Luz no tenía tan solo el poder de los glifos, el tótem era una nueva herramienta que podía ayudarla de formas mucho más creativas. Lo único que necesitaba era transformarse en un animal pequeño, tan diminuto, que lograra entrar por la alguna rendija en la puerta.
Lo primero que se le vino a la mente fue convertirse en una rata. Eran pequeñas, rápidas y la mayoría del tiempo eran silenciosas. Otra opción podría ser una serpiente pequeña, lo cual sería perfecto para introducirse por la rendija, aunque no estaba tan segura de transformarse en algo sin patas. La última opción que cruzó por su cabeza, la hizo sonreír con malevolencia.
Ocho patas y cuatro pares de ojos, gran agilidad en un tamaño mínimo. Lo mentalizo, formando una imagen clara en su cabeza. Apretó el collar contra su garganta. Un segundo después, las cosas se hicieron enormes a su alrededor. Era una araña, más grande de lo que había pensado. Su visión era un poco extraña, pero no tardó mucho en acostumbrarse. Sus patas funcionaban como un solo par, lo que facilitaba todo el movimiento. Al parecer cada pieza estaba correctamente en su lugar, agradeció mentalmente al tótem, y continuó con su misión.
Sus patas se aferraron con demasiada facilidad a la pared. Sin mucho esfuerzo, escaló hasta el techo, posicionándose justo arriba de la cabeza del abominable. El guardia, ni siquiera se movió, se mantuvo congelado en la misma posición, sin que nada lo afectara. Ahora la puerta estaba justo frente a sus ojos. La rendija que quedaba expuesta era mínima y todo lo demás estaba protegido por los brazos del abominable, estaba segura de que si se hubiera transformado en otro animal, ni siquiera habría logrado pasar. Una vez adentro, la oficina de Odalia se hizo enorme.
A simple vista, Luz pudo notar que estaba repleta de artefactos de aspecto caro, estantes llenos de libros y montones de pergaminos, justo como Eda le había dicho. Algo de pánico comenzó a acumularse en la boca de su estómago, quizás no tendría el tiempo suficiente para encontrar lo que necesitaba.
Y también había otro pequeño problema.
No tenía idea como dejar de ser una araña.
El frío y la sensación de vacío la hicieron despertar.
—¿Luz?
Todo el sueño se desvaneció, cómo si una corriente eléctrica atravesara todo su cuerpo. Enciende las luces de su habitación, pero Luz no está por ninguna parte. Revisa rápidamente el baño, pero ella tampoco está allí. Según la hora, todavía era plena noche ¿Por qué se iría sin avisar?, tenían un plan que seguir, no quería imaginar nada más.
Amity revisa nuevamente su cuarto, en busca de una nota o algo que le entregue pistas, pero no encuentra nada. Es extraño, pero en lugar de perder la calma, su intuición le dice que Luz aún sigue en la mansión.
Sale de su habitación, recorre los pasillos, pero todo está vacío y no hay señal de Luz por ningún lado. Cuando está a punto de rendirse, un sutil sonido proveniente de la oficina de su madre le llama la atención. Se acerca con cuidado, y de inmediato el abominable de la entrada se hace a un lado. Puede ser difícil de creer, pero su madre aún confía en todos los miembros de su familia.
Al ingresar, tiene que taparse la boca para no reír. Luz parece un poco desorientada, enredada entre un montón de papeles y tela de araña, espera ¿De dónde salió la tela de araña?
—¿Luz? ¿Qué haces aquí? —pregunta, sin comprender nada.
Durante un segundo la expresión en el rostro de Luz es de terror puro.
—¡Eres tú! —Luz se lleva la mano al pecho, y luego toma una respiración aliviada—. Por un segundo creí estar muerta.
—Es demasiado peligroso que estés aquí —Amity toma a Luz de la mano—. Vamos, tenemos que regresar a mi habitación rápido.
—¡No! Tengo que encontrar la prueba, solo dame unos segundos —explica Luz, subiendo su tono de voz un poco más de lo normal.
—Shhh… baja la voz, alguien puede escucharnos. —Amity hace una señal con la mano y cierra la puerta detrás suyo— ¿Qué se supone que andas buscando? ¿Por qué no me pediste ayuda? —Amity se deshace de toda la tela de araña con un rápido hechizo de fuego —. Y ¿¡De dónde salió toda esta maldita tela de araña!?
—Por favor no te enojes, no quería causarte más problemas. —Luz mueve las hojas en sus manos— Se supone que esto sería algo fácil, pero me quedé atrapada en forma de araña, y luego intente volver a mi forma normal, pero solo logré convertirme en una araña tamaño humano, fue algo horrible.
De pronto Amity pensó que quizás seguía durmiendo y todo esto era una especie de sueño, porque no lograba entender absolutamente nada de lo que Luz le estaba diciendo. Intentó preguntar, pero las dudas que tenía eran demasiadas.
—¡Esto puede servir! —celebró Luz, levantando un par de hojas entre sus manos—. Esto es exactamente lo que Eda pidió.
—¿Qué pruebas, Luz? —Amity se acerca y le quita una de las hojas de la mano.
—Son la evidencia de que tu madre le pidió al emperador que me expulsara de las Islas. Nos puede servir, en caso de que todo salga mal. Es lo único que podemos utilizar para exponerla.
Las palabras de Luz, causaron que un sentimiento denso e incómodo recorriera su cuerpo. Los detalles del plan se repitieron en su cabeza. Aceptó, sin darse cuenta de la magnitud de lo que estaba a punto de hacer. Expondría a su propia madre, ante todos sus amigos y familiares. Se lo merecía, pero quizá, podía existir otra forma…
—¿Quién anda allí?
La voz somnolienta de su madre, se escucha acercándose desde el pasillo. Amity oculta las hojas lo más rápido que puede bajo su ropa. Su corazón late desbocado, mientras Luz mira con desesperación donde ocultarse.
El abominable abre la puerta de un golpe, y Luz desaparece en un parpadeo. Ahora escucha unos sutiles aleteos sobre su cabeza, pero el nerviosismo es tanto, que los ignora.
—¡Amity! ¡Qué haces aquí! —Su madre la observa con una mezcla de sorpresa e indignación.
—¡Mamá! Yo… escuché algo —La explicación es interrumpida, cuando los aleteos se hacen cada vez más intensos sobre su cabeza. Actuando solo por sus reflejos, levanta las manos y atrapa algo suave, que comienza a retorcerse entre sus dedos—. Ya lo tengo, solo es un pequeño búho.
—¿Un búho? —Su madre se acerca y analiza al animal entre sus manos, su ceja acusadora se levanta de inmediato— ¿Cómo entro en mi oficina? ¿No serán esas malditas otra vez?
Su madre estira sus brazos e intenta arrebatarle al búho de entre sus manos. Con un movimiento rápido la esquiva, aferrando al pequeño animal contra su pecho.
—¡No! ¿Qué pasa contigo?, es solo un animal salvaje, iré afuera a liberarlo.
Amity sabe que su madre no dejará que salga con la suya, así que intenta alejarse y salir por la puerta lo más rápido posible. Su madre intenta alcanzarla, pero solo logra rozar el borde de su pijama.
—¡Amity! ¡Regresa aquí!
Su habitación está a solo unos pasos, cuando de pronto algo pegajoso bajo sus pies le impide moverse.
—¡No me desobedezcas! —ordena su madre, al mismo tiempo que una mano furiosa le arrebata al búho. La criatura chilla y trata de liberarse, pero todo se pone aún peor cuando una jaula luminosa emerge alrededor del animal—. Esta cosa se quedará aquí hasta mañana, así descubriremos si alguien viene por él.
—¿Quién vendrá por él? ¡Es solo un búho, estás exagerando!
El animal enfoca sus grandes ojos en ella. Y en ese instante la realización golpea su estómago tan fuerte como una patada.
Luz no desapareció…
—Ahora vete a dormir —Su madre se aleja y Luz transformada en búho no para observarla—. Abominación, acompaña a Amity hasta su habitación. Y por nada del mundo le permitas salir.
La puerta de la habitación de su madre se cierra, y todo su mundo se derrumba en ese instante.
