Es mejor un breve descanso

I

—¿Te sientes mejor, bro?

—Sí… solo necesito sentirme relajado

Eran las ocho de la noche con exactitud y todos arreglaban sus maletas con algunas cosas para pasar un fin de semana en ese club del que les habló su hermano.

Había llegado muy agotado del trabajo, pero eso no le restó las ganas de recuperar el tiempo perdido con sus hermanas. Su jefe le había dicho algo más acerca del pase para ese club, agregó que si quería podía ir el viernes en la noche. Eso era lo que iba a hacer.

Luna fue la primera en percatarse de que el ánimo de Lincoln estaba en picada por la manera en cómo hacía las cosas. Ya quería llegar al club para conversar con su hermano de esa chica y también porque quería ser más íntima.

—¡Ya estamos listas, Lincoln! —gritaba Lola con entusiasmo.

El chico Loud terminó de guardar algunas cosas más y bajó charlando con Luna sobre las expectativas que tenía de ese club que estaba en los límites de la ciudad y en la parte más interna de un bosque.

Lynn les ayudó a guardar sus equipajes en la parte de arriba de Vanzilla. La vieja furgoneta salió de la cochera porque Lincoln pensó que era un momento ideal para ir todos juntos y charlar. Fue gracias a Lana y Lisa que repararon aquel transporte familiar.

II

Lori y Leni se habían ofrecido a conducir, pero su hermano les dijo que no porque quería ser el que les diera el tour hacia esa parte de la ciudad. Sería una hora a lo mucho de recorrido. Lori y Leni en verdad querían conducir para que Lincoln fuera su copiloto.

El peliblanco se sentó frente al manubrio y Lucy era la que iba a su lado. Nadie pudo notar la pequeña sonrisa en el rostro de la chica espeluznante. Las demás no se sentían tan a gusto con la persona que le tocó al lado. Sí, la molestia mostrada hace días se mantenía en muchas de ellas.

—¿Te sucede algo Leni? —preguntó Lincoln.

—Eh, no… ¿por qué? —lo decía sonriente.

—Parece que estás fastidiada —lo decía tratando de no ser tan entrometido.

Lynn estaba sentada en medio de Lori y Leni, podía sentir que ni una de las dos quería estar en el mismo lugar que la otra. La castaña sabe que varias de ellas tienen asuntos pendientes. ¡Ni qué decir de Luna y Luan que eran las más resaltantes! Pero que por el momento se mantenían en silencio separadas por Lisa. Lily estaba en medio de las gemelas que de un momento a otro se daban miraban con tristeza y rencor porque desde hace mucho que ya no saben tanto de la otra porque dejaron de hablarse por una ligera discusión.

—Eh… es el asiento… recuerda que Vanzilla siempre tuvo sus fallas —agregaba con dificultad la segunda rubia.

—Literalmente, Leni tiene razón —Lori trataba de seguir el hilo—, por algo tú buscabas el punto dulce.

—Tienen razón —colocó las llaves y encendió la furgoneta—. Siguiente parada… el club.

III

El camino tenía regular tiempo en el recorrido, y Lincoln quería aprovecharlo para saber más de sus hermanas y tratar de hacer menos esos minutos. Ya deducía que había una que otra discusión pendiente entre ellas.

—Yo pensaba llevarlas a la playa y luego a una feria, claro que no sería Lactolandia, ya son adultas —lo decía mirando por el retrovisor a todas y volteando para mirar a Lucy.

—Lincoln, el que sea mayor de edad no quiere decir que no disfrute esas geniales atracciones mecánicas. Por donde vivo, a veces suelo ir a reparar las atracciones del parque de diversiones de allí y… una que otra vez me subo de gratis —Lana lo contaba con alegría.

—No eres la única, Lanita —Lola respondía con fastidio.

—No te creo, debes estar tan ocupada tomándote más de cien fotos y, de casualidad, recordar que respiras —le respondía de la misma manera.

Lola no soportó la respuesta y empezó una discusión que pocas entendían, pero no fueron las únicas que tenían cosas guardadas.

—¡Chicas, chicas! ¡No peleen! —Lincoln tuvo que frenar y hablar en voz alta.

No llevaban más de diez minutos de recorrido y ya empezaban las viejas riñas. Esta vez Lily, Lisa, Lucy y Lynn trataron de apaciguar el ambiente, no obstante, sus demás hermanas no dejaron de sacarle en cara muchas cosas a cualquiera de ellas.

—¡Rayos! ¡Somos hermanos, familia, debemos dialogar! ¡No somos canadienses! —eso último hizo reír a las demás—. El punto es que lo que menos quisiera es ocasionarles problemas camino a un lugar donde no debería haber alguno. Todos tenemos problemas, pero… debemos sentarnos a dialogar sobre ello con tiempo, y en otra ocasión, no en esta.

Lincoln les dio una mirada que desprendía calma a las gemelas, a las mayores y, sobre todo, a Luna y Luan. Se dieron su tiempo para suspirar y tratar de reanudar la paz que hubo al inicio del recorrido.

—Lo siento, hermanito —Leni lo decía compungida.

—Debo decir lo mismo, literalmente —respondió la otra rubia.

—Tienes razón, Linky, siento mucho seguir con esto —Luan miró apenada a su hermano.

—Lo siento, Lincoln —dijeron al mismo tiempo las gemelas que, por más que pasen los años, a veces terminan pensando igual para responder de la misma forma.

—Bueno… supongo que debemos continuar —no tardó en reanudar el avance hacia ese club.

Todas se hablaron de buena manera, ya habían hecho una tregua anteriormente, pero debían recordarla nuevamente y no discutir frente a su hermano que muchos problemas debía tener, sin sumar el contado por él.

IV

Lincoln habló con todas un poco mientras conducía, recordaban memorables momentos de sus tiempos cuando vivían todos juntos en la avenida Franklin. Todas ellas se mostraron muy encantadas al charlar con su hermano, se podía decir que en sus rostros jamás se habían notado unas bellas y sinceras sonrisas.

—¿Recuerdan el viaje a Escocia? —preguntó el peliblanco.

—Literalmente.

—¿Recuerdan a Lela? —esperaba la respuesta de ellas.

—Lincoln, Lela era una pintura, tú y Lily inventaron una magnífica historia, incluso Lisa se prestó para hacer un robot en forma de dragón pequeño por no dejarlos como mentirosos, literalmente.

—Pero yo estoy seguro que ese dragón era real, incluso estaba en un viejo diario de Morag, ¿no es así, Lily? —sentía que su familia no le creía.

—Sinceramente, hermanito, no lo recuerdo muy bien, sin embargo, sigo pensando que la dragoncita sí era real.

—La oyeron, ella y yo nos mantenemos firmes a lo que vimos —se divertía al recordar ese particular viaje.

—Escocia es un lugar hermoso, pero nuestro corazón pertenece a América.

—En efecto, segunda hermana mayor, ese lugar podía facilitar nuestras vidas, no obstante, nuestro estilo de vida es americano.

Recordar el viaje a Escocia era algo que siempre les alegraba el alma a todos allí. No todos los días descubres que tus descendientes fueron de la nobleza británica y que hubiera posibilidad de asumir el mandato de noble. Ese viaje fue uno de los que más nostalgia les traía porque fue el último viaje que hicieron fuera del Estado con sus padres.

V

El lugar era enorme, desde la entrada se podía ver el amplio estacionamiento y las cabañas ordenadas en distintos sectores que se perdían por los árboles que las ocultaban.

Salieron de Vanzilla rumbo al recibidor para tomar la reservación y registrarse como se debía. Las chicas no dejaban de mostrar asombro por el bello decorado que tenía el lugar.

—Supongo que usted es el señor Loud, ¿no es así? —quién preguntaba era un recepcionista.

—Por supuesto, pero solo Lincoln, el señor Loud era mi padre —respondía con la misma cordialidad con la que le preguntó.

—Oh, por supuesto, señor Lincoln —observó a las chicas—. El señor Grant me informó que usted y sus hermanas iban a quedarse este fin de semana, por ello le reservamos tres cabañas al lado del lago —exponía con antelación lo que Lincoln diría.

—Eso será genial —Lynn se mostraba alegre.

—No tengo más que agregar señor Lincoln y señoritas —su tono de voz expresaba mucha educación—. Le daré las llaves de las cabañas, allí cuenta con un dormitorio enorme con cuatro camas cada uno y… —el hombre empezaba a decirle las demás cosas que incluían las cabañas.

Lori y Lisa observaron con curiosidad aquellas cabañas y a las personas caminando y charlando alegremente, no se imaginaban tener algo como esto al solo querer ver a su hermano, cuánto necesitaban ese descanso.

VI

—¿Quién dormirá con quién? —fue la pregunta de Lana.

Todos se miraron a los ojos, aunque muchas de las miradas se iban hacia Lincoln, de quien esperaban que dijera su nombre para pasar esos dos días en una sola habitación.

—Supongo que lo dejaremos a la suerte —mostró un programa de su celular que hacía sorteos—. Sé que no se pelearán, ni se molestarán por la persona que les toque.

No podían ocultar el querer saber quiénes serían las que estuvieran con Lincoln. Ellas sabían que tener a Lincoln muy de cerca era como una gran chance de poder saber más de él y tener la confianza necesaria para llevar a cabo lo que se habían propuesto.

—Luna, Lola, Lynn y Lisa; Luan, Lana, Lucy y Leni; finalmente, Lily, Lori y yo —lo decía muy atento al orden.

—¡Nosotros seremos la cabaña de en medio! —agregó Lily.

—¿Están de acuerdo, chicas? —preguntó Lincoln con serenidad.

—Para nada —lo dijeron con un sarcasmo que Lincoln y las demás no notaron.

—¡Literalmente hay que desempacar! —tomó a Lincoln de su brazo derecho y a Lily del izquierdo para entrar.

Lori en su mente se imaginaba a Lincoln como su esposo y a Lily como su hija que estaban vacacionando. La alegría de Lori era notoria, Lily era más moderada, pero por dentro estaba estallando en alegría. Lincoln se quedó pensando en que quizás debió hacer que se escogieran los grupos mediante el diálogo.

—Descuiden, chicas, desempacamos y recorremos el lugar juntos —fue lo último que dijo porque Lori cerró la puerta.

Las demás no se percataron que todas al igual que sí misma, suspiraron de tristeza por no correr con la misma suerte que la menor y la mayor de todas. Solo debían disfrutar de cada momento con su querido hermano, sin olvidar todos los problemas que llevaban consigo...