Al sentir los primeros rayos del sol atravesando enérgicamente por mi ventana, abrí los ojos con increíble serenidad; y me dispuse a recordar de cada uno de los apasionados momentos que había logrado disfrutar, a lo largo de las últimas semanas.

Luego de levantarme, y aprovechando que aún era temprano, me dirigí cuidadosamente hasta la entrada del baño, para no alertar a ninguna de mis hermanas; ya que lo que menos quería en ese momento, era estar en medio de una salvaje estampida.

Al llegar ahí, y lograr darme cuenta de la forma en la que la puerta permanecía parcialmente entreabierta, no tardé en sonreír con desbordante intensidad; ya que después de mucho tiempo, podía entrar al baño sin tener que esperar.

Sin lugar a dudas, ¡La suerte estaba de mi lado!.

Pero justo en el instante en el que me disponía a ingresar, siento como alguien posa su mano levemente en mi hombro, y me da un fuerte jalonazo hacia atrás, que no tarda en mandarme al suelo.

Sorprendido, levanto la mirada con inmensa rapidez, tan solo para darme cuenta de la manera en la que Lynn aparecía repentinamente frente a mis ojos, con la toalla en el hombro, y una clara intención de meterse al baño.

Lleno de ofuscación, no demoro en ponerme de pie para tratar de encarar a Lynn, y luchar por mi derecho de entrar primero; pero tan pronto logré hacerlo, Lynn me lanza otro enérgico manotazo, que nuevamente me manda al suelo. ¡Rayos!.

Después de hacerme a un lado sin demasiada dificultad, y al constatar la gran expresión de odio presente en mi mirada, me dice con bastante cinismo:

Lynn: ¡Hazte a un lado tontolón!. ¡Es mi turno de entrar al baño!.

- No es justo, Lynn. ¡Yo llegué primero!.

Lynn: ¡Ya conoces las reglas, Link!. El baño es de quien entre primero.

De ese modo, y sin siquiera prestarme atención, la muy infeliz se encierra velozmente en el baño; dejándome con el cuerpo adolorido y la voluntad echa pedazos.

¡Ya llegará el momento de ajustar cuentas!.

Derrotado, y con la moral completamente por los suelos, permanecí parado junto a la habitación de Lori, a la espera de que llegase mi turno de ingresar.

Al cabo de un rato, y mientras luchaba por no desfallecer, logré darme cuenta de la manera en que la puerta que yacía a mi lado, lentamente comenzaba a abrirse.

Lleno de curiosidad, mantuve la vista puesta sobre el reducido umbral que enmarcaba tan resguardado acceso; a la espera de lograr determinar de quien se trataba.

Fue así como de un instante al otro, aparece frente a mis ojos la dulce silueta de Leni; mientras abría de manera lenta y despreocupada, la enigmática puerta de su habitación.

Y mientras lo hacía, logré apreciar con infinita satisfacción, la manera en la que Lori se contorsionaba con total tranquilidad; mientras realizaba sus extasiante ejercicios de yoga a un lado de su cama. ¡¿Acaso estaría soñando?!

Lori estaba vestida con una corta camiseta blanca, y con una ajustada trusa de color negro, que resaltaba enormemente sus imponentes caderas; lo que sumado a su empinada posición de perrito, me permitía contemplar con indescriptible claridad, las sorprendentes curvas de su exquisito cuerpo.

Después de visualizar la majestuosa forma en la que Lori retorcía tan espléndidamente su maravillosa silueta sobre el suelo, detuve a Leni por un breve instante, para tratar de evitar que cerrase la puerta.

De ese modo, y sin llegar a perder detalle alguno de los acalorados movimientos que tan abiertamente realizaba Lori adentro de la habitación; le dije a Leni de forma casi casual:

- ¡Ho-Hola, Leni!.

Leni: ¡Ahh!. ¡Hola Linky!.

Una vez que Leni se percata de mi presencia, dirige sus inocentes ojos hacia los míos; y tras comenzar a mirarme con absoluta incredulidad, me susurra suavemente:

Leni: Me sorprende verte despierto un domingo tan temprano. ¿Vas para algún lado?.

- ¡N-No en realidad!. Tan solo quería entrar al baño. ¡Ehm!. Aunque me va a tocar aguantarme; ya que al parecer, Lynn está empeñada en gastarse toda el agua caliente de la casa.

Leni: ¡Pobre!. ¡Te va a tocar esperar bastante!.

- Y que hay de ti Leni. ¿Tienes planeado hacer algo el día de hoy?.

Leni: ¡De hecho, si!. Voy a ayudar a Fiona con el inventario del almacén; y tan pronto terminemos, iremos de compras con el resto de las chicas.

Mientras Leni hablaba, no podía apartar la vista de la delirante forma en la que Lori alzaba su pequeño y firme trasero; ya que al tenerlo tan empinado, podía apreciar perfectamente el contorno de su tanga.

Por lo que llevado por la sofocante calentura que tan renuentememte deambulaba en mi interior, y para poder tener una clara excusa que me permitiese continuar mirando hacia adentro de la habitación, le dije a Leni con total serenidad:

- ¡Uhm!. Es que pensé que ibas a acompañar a Lori a practicar yoga.

Al terminar de pronunciar esas cortas pero efectivas palabras, dirijo mi mano hacia la distraída silueta de Lori; quien para ese entonces, continuaba meneando su lascivo trasero al compás de la suave música de fondo.

Una vez que Leni entendió lo que le decía, arruga su rostro con increíble rapidez; y me responde de manera casi automática:

Leni: ¡Pará nada!. Lori está cada vez más obsesionada con el yoga y el ejercicio; por lo que siempre que empiezo una rutina con ella, se vuelve mucho más regañona de lo que ya es. ¡Mmm!. Sin mencionar los raros sonidos que constantemente produce cuando se estira.

No tenía idea de el porqué Lori había estado tan empeñada en tratar de ponerse en forma últimamente; aunque en ese momento... ¡Eso era lo que menos me importaba!.

Ya sin mayores cosas que preguntar, posé mi vista una última vez sobre el redondeado trasero de Lori; y me aparté poco a poco de la entrada de su alcoba, para tratar de disimular mi dolorosa erección.

Al ver la forma en la que mi enérgica polla se estremecía dentro de mí delgado pantalón, el rostro de Leni se sonrojó de manera inmediata; por lo que arrugando la cara con bastante nerviosismo, comienza a atraer muy lentamente la puerta hacia ella, hasta lograr cerrarla por completo.

Aunque sólo había podido contemplar la majestuosa silueta de Lori durante un par de cortos segundos, no era capaz de apartarla de mi mente. ¡Rayos!.

Una vez que estuve de vuelta en la soledad de mi habitación, no tardé en recordar la delirante manera en la Lori retorcía tan eróticamente su imponente figura.

Fue así como lleno de una agobiante excitación en todo el cuerpo, intenté apaciguar mi elevado grado de calentura, toqueteandome la polla con innegable rapidez. Pero por más que lo intentaba, no era capaz de hacerlo sin llegar a experimentar algún tipo de dolor.

El vivaz recuerdo de la salvaje silueta de Lori, me tenía con las bolas altamente efervescentes, y el cuerpo electrificado.

Cegado por la inexorable excitación que retumbaba en lo más profundo de mi agobiada existencia, tomé los pequeños pantys que me había dado Luna después de nuestro encuentro furtivo, y comencé a frotar mi polla con deslumbrante suavidad.

Una vez que logré sentir la suave textura de tan reducido pedazo de tela, mi cuerpo entero comenzó a sacudirse de manera descontrolada; por lo que continúe estimulando fervientemente mi enrojecido miembro, para tratar de correrme lo antes posible.

Entre más se acumulaba el fogoso semen en la punta de mi polla, mayor era la sensación de escalofrío que deambulaba por todo mi cuerpo.

Fue en ese momento en el que se me vino a la cabeza una idea de lo más absurda y retorcida, que me hizo estremecer de forma intermitente. Y es que... Ya que no podía estar con Lori directamente, al menos podría intentar aplacar las increíbles ganas que le tenía, de una manera mucho más "indirecta".

De ese modo, y mientras continuaba estimulandome la polla con increíble rapidez, no tardé en imaginar lo bien que podría llegar a sentirse, el frotar directamente mi sensitivo miembro con una de sus sensuales tangas.

Fue así como decidí adueñarme de una de sus llamativas prendas, para tratar de aliviar el inmenso ardor que me producía su recuerdo. Aunque para lograr conseguirlo, tendría que hallar algún método que me permitiese acercarme a la ropa de Lori, sin levantar sospecha.

Luego de meditarlo con bastante detenimiento, y tras comprobar con entusiasmo, la manera en la Lori salía de la ducha con su trusa entre sus manos; decidí que la opción más viable para lograr mi cometido, era haciéndome cargo del manejo de la ropa sucia.

Una vez que tuve claro lo que pretendía hacer, me armé de valor, y lentamente comencé a enfilar el rumbo hacia la habitación de Lori; para poner en práctica mi lascivo plan.

En ese instante en particular me sentía de lo más caliente y desesperado, y mi cabeza daba un gran número de vueltas; pero aún así, continúe moviéndome de manera automática.

Al llegar a la entrada de su habitación, logré darme cuenta de la forma en la que Lori permanecían sentada en un extremo de su cama, mientras revisaba tranquilamente su celular.

Desde mi posición podía sentir el dulce olor de su perfume, y contemplar el reluciente brillo de su piel; por lo que temblando con absoluta incertidumbre, toqué suavemente en la puerta para anunciar mi llegada.

Luego de percatarse de mi presencia, Lori dirige su efusiva mirada sobre la mía; y tras comenzar a observarme con descomunal desprecio, me dice con inmensa seriedad:

Lori: ¡Lincoln!. ¿Que haces en mi habitación?.

Lleno de horror, y sin dejar de temblar de manera descontrolada, comencé a acercarme poco a poco hasta el lugar en donde se encontraba Lori; y una vez que estuve cerca, le dije con absoluta suavidad:

- ¡Lo-Lori!. ¡Necesito que me ayudes con algo!.

Luego de escuchar mis cortas palabras, y sin siquiera dejarme terminar, Lori arruga gran parte de su empalidecido rostro; y me dice con rapidez:

Lori: ¡Que estás tramando, Lincoln!. ¿A donde quieres que te lleve esta vez?.

- P-Porque dices eso, si ni siquiera te he dicho lo que necesito.

Lori: ¡Déjate de tonterías, y dime de una buena vez que es lo quieres!. Date prisa que tengo demasiadas cosas por hacer.

Como era de esperarse, Lori estaba siendo de lo más fría y despreciable conmigo, por lo que no tenía caso continuar dándole vueltas al asunto.

De esa manera, alcé la mirada con absoluta determinación; y tras respirar con profundidad, le dije sin vacilar:

- ¡Esta bien, Lori!. ¡Te lo diré!. La próxima semana van a inaugurar una nueva tienda de cómics junto al mega domo de la ciudad; y quería saber si me podías llevar.

Lori: ¡¿Junto al mega domo?!. ¡Pero si ese lugar está al otro lado de la ciudad!. Ya decía yo que te traías algo entre manos.

- ¡Anda, Lori!. ¡No seas así!. Ese día van a haber muchas promociones, y no me las quiero perder.

Lori: ¡Emm!. ¡¿Y porque tendría que ayudarte?!.

- ¡No digas esas cosas!. Ya le pregunté a mis padres y ese día no van a poder llevarme; y sabes muy bien que de todas mis hermanas, tu eres la única que tiene pase.

Lori: ¡Mmm!. A ver... ¡Dejame pensar!.

Mientras debatía en su cabeza lo que debería de hacer, no pudo evitar sonreír con indiscutible malicia; por lo que al cabo de un rato, y sin dejar de mirarme a la cara de manera altamente retadora, me dice sin titubear:

Lori: ¡Uhm!. ¡Este favor si que te saldrá caro!.

- ¡No seas así, Lori!. Mira que tu eres la única que me puede llevar a ese lugar.

Lori: Sabes muy bien que mi tiempo es muy valioso, así que no puedo darme el lujo de andar llevándolos a donde se les antoje, cada vez que me lo pidan.

Fue así que agachando la cabeza levemente, le dije a Lori con total resignación:

- E-Está bien Lori... ¡Tu ganas!. Si me llevas ese día, ¡Lavaré tu ropa!.

Luego de apreciar mi clara expresión de derrota, Lori extiende ambas manos sobre su delgada cinturita; y sin dejar de sonreír con inmenso agrado, me dice rápidamente:

Lori: ¡¿Solo eso?!. ¡Nah!.

- ¡¿Te parece poco?!.

Lori: ¡En realidad, si!. Ese lugar está realmente lejos, y no puedo llevarte por tan poco.

Fue así que sin dejar de sonreír de manera complaciente, me dice con gran tranquilidad:

Lori: ¡Mmm!. Pero si lavas la ropa sucia de toda la casa, quizás podría pensarlo con mayor detenimiento.

- ¡¿De toda la casa?!. ¡Vamos Lori!. Es demasiada ropa que lavar; y a decir verdad, no creo que lo valga.

Lori: ¿Quieres que te lleve a tu ridículo evento de comics o no?.

- ¡Aghh!. ¡De acuerdo Lori... Lo haré!.

Luego de aceptar el trato a regañadientes, Lori me da la canasta de la ropa sucia que tenía en un rincón de su habitación; por lo que apretando fuertemente los labios para no demostrar la inmensa emoción que me sacudía por dentro, tomé la cesta con increíble lentitud, y me dispuse a marcharme de ese lugar.

Pero tan pronto di la vuelta para salir de su habitación, Lori me frena con una de sus manos, y me dice con enorme seriedad:

Lori: ¡Está bien, Lincoln!. Literalmente puedes ayudarme con el lavado de la ropa; pero eso si... Como llegues a dañar algo... Sin importar su tamaño, te dejaré como un auténtico pretzel humano. ¡¿Entiendes lo que te digo?!.

Después de aceptar sus abusivas condiciones, salí de su habitación con inigualable alegría, y me dirigí rápidamente hacia la parte más baja de la casa; para poder dar rueda suelta a mi extasiante plan.

¡Finalmente había llegado el momento que tanto anhelaba!.

Luego de llegar al sótano, y de asegurar la puerta para que nadie más ingresase, procedí a colocar la pequeña cesta que traía en mis manos, junto a las demás canastas de ropa sucia que permanecían amontonadas, en la parte más oscura de la habitación.

En ese pausado momento me sentía tan tenso y desesperado, que no era capaz de controlar las enérgicas ráfagas de sensaciones, que arremetían contra mi joven cuerpo.

Fue así que de manera casi instintiva, tumbé dos tanques de ropa sucia sobre el suelo, para poder acomodarme encima de ellos; y tan pronto logré hacerlo, comencé a revisar en la canasta de Lori, para poder hallar lo que tanto anhelaba.

A medida que buscaba entre sus cosas, no dejaba de sorprenderme ante la gran variedad de tangas, e imponentes pantys ajustados, que solían emplear tanto Lori como Leni; y es que a pesar de las notables diferencias que existían entre ambas, parecían estar de acuerdo en su singular "agrado" por las prendas altamente reveladoras.

Al cabo de unos cortos segundos, cargados de infinita agonía, finalmente logré posar mis manos sobre las arrugadas prendas que se acababa de quitar.

En ese momento mi cuerpo entero se paralizó, y pude sentir la despiadada manera en la que un intenso ardor, se comenzó a expandir desde lo más profundo de mi vientre, hasta impactar contra mis bolas.

Lleno de ansiedad, y con la polla cada vez más erguida, tomé entre mis manos la sedosa lycra negra que hasta hace un par de horas traía puesta Lori; y tras abrirla con delicadeza, logré comprobar con increíble admiración, la forma en la que su reducida prenda íntima aparecía frente a mis extasiados ojos. ¡Esto era demasiado para mí joven cuerpo!.

Fue así como de un instante al otro emergía frente a mí, una sencilla tanga de color lila; la cual había estado usando Lori tan solo un par de horas atrás, mientras realizaba sus ejercicios matutinos de yoga.

La delicada tanga de Lori era tan corta y atrevida, que no tardó en hacerme suspirar con apoteósica emoción; por lo que impulsado por tan lasciva imagen, comencé a degustar de su delirante aroma, hasta prácticamente babear con intensidad.

Las diversas sensaciones que tan abiertamente bombardeaban cada centímetro de mi sensitivo ser, me tenían de lo más frenético, y alborotado.

El cautivante aroma proveniente del transpirando coño Lori, me tenía con la polla palpitante y la cabeza dandome vueltas; por lo que llevado por la inigualable excitación que me producía tan ardiente prenda, no tarde en bajarme el pantalón, hasta dejar mi resorteada polla en libertad.

Una vez que estuve acomodado, comencé a envolver su diminuta pantaleta sobre mi palpitante estaca, y lentamente comencé a frotarla de arriba hacia abajo; hasta lograr sentir

la increíble calidez que emanaba de su tela.

A pesar de haber pasado un par de horas desde el mismísimo instante en el que Lori se había desecho de ella, su tanga aún permanecía de lo más caliente; lo que me hacía palpitar la polla con auténtico descontrol.

Lleno de ansiedad y con el cuerpo cada vez más electrificado, comencé a incrementar el salvaje ritmo de mis eufóricos jalonazos; hasta prácticamente sentir la manera en la que se me nublaba la vista.

Los suaves roces de su acalorada tanga, sumados al abrumador recuerdo de su imponente silueta, rápidamente me catapultaron a un delirante umbral de agobiantes sensaciones; que poco a poco fueron desgastado mi aplacada resistencia.

En ese momento me sentía tan altamente desesperado, que no era capaz ni de mantener los ojos abiertos.

Fue así como continúe incrementando mis salvajes movimientos, hasta prácticamente comenzar a sentir la brutal manera en la que mi decidido néctar, se iba acumulando en la magullada punta de mi pene.

Claramente había llegado al umbral de mi resistencia, y no podía hacer nada para impedirlo.

Bastaron un par de tenues jalonazos para que mi espalda se arquease con violencia, y lograse entregarme al despiadado frenesí, que me provocaba el agobiante calor de su pequeña prenda.

Lleno de algarabía, y con la punta de la polla cada vez más entumecida, comencé a correrme con indescriptible intensidad; hasta prácticamente caer rendido de tanto agotamiento.

Era increíble la alucinante cantidad de semen que tan repentinamente comenzó a brotar de mi electrificado miembro; hasta ir a parar sobre el reducido fragmento de tela, con el que Lori cubría sus partes más apasionadas.

Entre más me retorcía sobre la delgada capa de ropa que había en el suelo, mayores eran las contundentes descargas eléctricas que sacudían mi débil cuerpo. Era la primera vez en mucho tiempo en que lograba experimentar este tipo de sensaciones de manera manual; y a decir verdad, no estaba dispuesto a que fuese la última.

Luego de aplacar momentáneamente las infinitas ganas que le tenía a Lori, quedé tenido sobre el frío suelo del sótano, a la espera de lograr recuperar el aliento perdido; y mientras lo hacía, comencé a escarbar dentro de la interminable montaña de ropa sucia que tenía a mi lado, para ver que más hallaba.

Fue en ese momento en el que logré encontrar una gran variedad de prendas únicas, que iban desde ajustadas tangas y cacheteros, hasta una ajustada pantaleta blanca con pequeños corazones rosa; que por su forma y tamaño, de seguro le pertenecía a Luan.

Cargado de una inexorable exitacion en todo el cuerpo, continúe escarbando entre el impresionante tumulto de ropa sucia que tenía a mi lado... Hasta que de un momento al otro, mi piel entera se erizo con increíble notoriedad; en el instante en el que empecé a escuchar una tenue voz que me decía: "Me doy cuenta de lo mucho que te atraen tus hermanas".

Lleno de un incomparable horror en todo el cuerpo, comencé a girar insistentemente la mirada de un lado al otro, para tratar de determinar de quién se trataba.

Hasta que después de un par de angustiantes segundos, logré apreciar la deslumbrante manera en la que la sombría silueta de Lucy, se materializaba de entre uno de los pequeños canastos, que permanecían apilados en la parte más oscura del sótano. ¡¿Es en serio?!.

Luego de apreciar la sorpresiva manera en la que el relajado cuerpo de Lucy emergía de entre las sombras, pegué un leve brinco plagado de inconfundible pánico; casi al tiempo en que comencé a decir:

- ¡Pe-Pero Lucy!. ¿Que rayos hacías dentro de ese canasto?.

Una vez que logró apartarse de su impensado escondite, Lucy comienza a sacudir su pequeño traje con absoluta delicadeza; y al terminar de hacerlo, me esboza suavemente:

Lucy: A veces me escondo en este lugar para poder estar a solas, y lograr encontrar inspiración para mis poemas. ¡Suspiro!. Aunque está vez... ¡Hallé algo mucho más interesante!.

Después de mencionar estas raras palabras, Lucy empieza a acercarse lentamente hacia mi lado; y tan pronto estuvo en frente mío, me susurra con enorme seriedad:

Lucy: ¡Tranquilízate Lincoln!. ¡No hay nada de lo que debas avergonzarte!.

- ¡¿Po-Porqué lo dices?!.

Lucy: Tu no tienes ni idea de la gran cantidad de secretos que esconden tus hermanas, ni de las sombrías cosas que hacen cuando están solas en sus habitaciones. ¡Suspiro!.

Mientras hablaba, un ligero escalofrío comenzó a sacudir cada tramo de mi alterada existencia; por lo que incliné la cabeza levemente hacia un costado, para tratar de apaciguar el inmenso miedo que sentía por dentro.

Lucy: Y lo digo desde Lori hasta la mismísima Lisa... Y no te quiero ni mencionar las extrañas cosas que hace Lana.

Las reveladoras palabras de Lucy para lo único que sirvieron, fue para llenar mi cabeza con un montón de nuevos interrogantes, que me tenían cada vez más desorientado.

Luego de apreciar el incuestionable nerviosismo que mantenía en mi agitado rostro, Lucy comienza a acariciar mi desaliñada cabellera con sus manos, para tratar de tranquilizarme un poco; y una vez que lo consigue, me expresa con innegable ligereza:

Lucy: Ya que estamos solos, creo que podemos ayudarnos mutuamente para lograr satisfacer nuestros más oscuros pensamientos. ¡Suspiro!.

Las pausadas palabras de Lucy, para lo único para lo que sirvieron, fue para acelerar aún más a mi estresado corazón.

Al terminar de hablar, Lucy se pone de rodillas, y coloca una de sus delgadas manos por encima de mi pecho; tras lo cual, me dice lentamente:

Lucy: ¡E-Espérame Lincoln!. ¡Ya regreso!.

Diciendo esas palabras, Lucy se levanta poco a poco de mi lado, y abandona el sótano sin demasiada prisa; dejándome completamente contrariado, y con la cabeza dándome vueltas.

Pe-pero... ¿Que rayos acabó de pasar?.

Después de un agónico par de minutos, Lucy volvió a aparecer en la entrada del sótano; pero esta vez, y para mi completa sorpresa, ¡No estaba sola!.

Lucy había vuelto con la pequeña Lily cargada entre sus brazos, y con una misteriosa bolsa en una de sus manos.

Ver la forma en la que Lucy había comenzado a descender las escaleras con la dulce Lily acurrucada en su pequeño pecho, me desconcertó completamente; ya que en un principio pensé que lo único que quería en ese instante, era tener una intensa sesión de sexo sobre algún lugar extraño como la lavadora, o encima de la ropa sucia. Pero al parecer... ¡Las cosas iban más allá!.

Luego de descender las escaleras con increíble tranquilidad, Lucy coloca a su pequeña hermana sobre un diminuto montículo de ropa, que permanecía apilado en un costado del salón; y tan pronto lo consigue, comienza a observarme con indescriptible fijación.

Completamente atónito, y con el cuerpo cada vez más sulfurado, no demoro en preguntarle:

- N-No, no lo entiendo, Lucy... ¿Para que trajiste a Lily a este lugar?.

Lucy: ¡Es muy simple!. La traje para poder llevar a cabo una de mis más grandes fantasías.

- ¡¿Fantasías?!. ¿Pero de que rayos estás hablando?.

Lucy: Desde el momento en el que estuvimos juntos, no he dejado de pensar en lo que se sentiría ser penetraba de manera intensa y desenfrenada; mientras alguien más te observa con absoluto detenimiento. ¡Suspiro!.

- ¡¿Espera... Qué?!.

Lucy: Es por eso que traje a Lily... Ya que quien mejor que nuestra pequeña hermana, para ayudarnos a cumplir esa importante parte de mi asfixiante fantasía.

En ese momento no tenía idea del marcado lado voyeurista que escondía Lucy en su perturbado interior; por lo que no sabía si debía continuar con tan desquiciada petición, o si simplemente debería de hacerme a un lado.

Me pregunto... ¡¿Que otros macabros secretos guardará mi lasciva hermana en su escalofriante mente?!.

Luego de mencionar tan inquietantes palabras, Lucy extiende una de sus pequeñas manos hacia su delgada cintura, y comienza a levantar la acortada falda que traía; hasta dejarme completamente atónito, y sin un solo ápice de respiración. ¡¿Pero que rayos?!.

Lucy llevaba puesta la ceñida tanga de Lori, con la que recientemente me acababa de correr; y que había dejado a un lado mientras recuperaba el aliento.

En su ausencia, Lucy se había quitado la pantaleta que traía puesta, y se había colocado la chorreada tanga de su hermana mayor; la cual mantenía levemente sujeta a sus caderas, con un par de nudos en los costados.

Ver a Lucy frente a mi, con la falda hasta la cintura, mientras llevaba puesta la humedecida ropa interior de Lori, me hizo temblar con indiscutible emoción.

Esa sencilla escena me tenía con los pelos de punta, y la polla totalmente empalmada. Y cuando pensé que ya no podía excitarme más, Lucy me demuestra todo lo contrario, susurrándome unas cortas pero extasiante palabras; que me catapultaron más allá del éxtasis:

Lucy: ¡Que estás esperando Lincoln Boo, Boo!. ¡Hazme tuya!. Literalmente estoy chorreando por ti.

Jamás pensé que Lucy sería capaz de alcanzar tan alto grado de sensualidad; y mucho menos que se atreviese a utilizar la manchada ropa interior de su hermana mayor para calentarme.

Luego de apreciar la alucinante forma en la que Lucy imitaba la suave voz de Lori para atraerme hacia ella, no logré contenerme más; por lo que cargado de una agobiante calentura en todo mi ser, me abalancé rápidamente sobre el delicado cuerpo de mi hermana, hasta ir a parar encima de una empinada pila de ropa sucia.

Una vez que tuve a Lucy bajo mi control, y sin la más remota intención de querer apartarse; comencé a besarla con innegable deseo, mientras toqueteaba su cuerpo desesperadamente.

En ese instante estaba completamente frenético y fuera de mi. Por lo que luego de besar su dulce boca, y de repasar con mis dedos la suave rajita que tan eróticamente se dibujaba sobre su empapada ropa interior; decidí dejarme de rodeos, y darle rienda suelta al desaforado deseo que revoloteaba en lo más profundo de mi afiebrado ser.

Fue así que tras correr a un lado la suave tela de su improvisada pantaleta, y de contemplar la inigualable forma en la que su ajustada almejita permanecía totalmente bañada bajo mi espeso semen; que decidí aprovechar su ilimitada complacencia, para lograr hacerla mía lo antes posible.

Por lo que respirando con total dificultad, y sin dejar de sonreír con infinita alegría, acomodé mi polla en medio de sus palpitantes labios vaginales, y la penetré con todas las fuerzas que prevalecían en mi cuerpo; hasta lograr abrirme paso en su tembloroso interior.

Una vez que mi eufórica estaca se adentró en lo más profundo de su lubricada abertura, Lucy se aferró fuertemente a mí delgada espalda; casi al tiempo en que jadeaba sin control.

Lucy: ¡Ahh, Ahhh! ¡Eso!. ¡Mmm, Mmmh!. ¡Así!. ¡Así!. Dame... ¡Mmm!. ¡Dame más duro, mi Lincoln Boo, Boo!.

Al parecer Lucy estaba totalmente comprometida en interpretar a cabalidad su improvisado papel de Lori, así que no perdía ni la más remota oportunidad de imitar sus pausados movimientos, o sus más sutiles expresiones corporales. Y a decir verdad... ¡No podía estar más complacido!.

De esa forma, y tras haber penetrado completamente la lujuriosa abertura de mi complaciente hermana menor, comencé a batir mis electrificadas caderas con indescriptible soltura; hasta hacerla aullar de la emoción.

Lucy: ¡Ohh, Lincoln!. ¡Si, si... Así!. Tu sabes, ¡Mmm!. ¡Tu sabes como es que me gusta!. Dame... ¡Mmmh!. D-Dame más duro. ¡Oohh, Ooghh, Mmghh!.

Entre más hacía desaparecer mi enrojecida verga dentro de sus encharcados labios vaginales, mayor era la desesperación con la que mi eufórica acompañante, estremecía sus aceleradas caderas bajo mi sudado cuerpo.

Lucy era bastante siniestra y retorcida, pero sin lugar a dudas... ¡Sabía como complacerme!.

En ese momento Lucy estaba totalmente fuera de si, por lo que continúe penetrandola con todas las fuerzas que prevalecían en mi cuerpo, para tratar de dejarla mucho más que satisfecha.

Lucy: ¡Así, así... Mmghh, siiií!. No pares... ¡Mghhh!. ¡No te atrevas a parar!.

Los continuos jadeos que escapaban de la animada boca de Lucy, me tenían sumamente acalorado, y con la polla cada vez más sensible; por lo que de continuar a ese ritmo, no sería capaz de controlarme.

Después de un intenso rato cargado de numerosas estocadas y continuos jadeos, Lucy voltea la cabeza hacia un costado; y sin dejar de estremecer su cuerpo con agobiante intensidad, pronuncia una serie de cortas palabras, que me dejaron frío y con los pelos de punta.

Lucy: ¡¿Te gusta?!. ¡Mmm!. ¡¿T-Te gusta lo que ves... Lily?!.

- ¡¿Espera... Qué?!.

Había olvidado completamente que Lily también estaba ahí. ¡Rayos!.

Luego de voltear la mirada hasta el lugar en donde se encontraba, pude ver con elevado asombro, la manera en la que Lily permanecía totalmente quieta y en absoluto silencio; mientras apreciaba el violento modo en el que mi enloquecida polla, taladraba de manera despiadada la humedecida concha de su hermana mayor.

Ver la forma de en la que Lily permanecía atenta a cada una de las salvajes estocadas, que tan enérgicamente le propinaba a su agitada hermana mayor; no tardó en provocarme toda clase de corrientazos en las entrañas, que me tenían cada vez más acelerado.

Así que lleno de ardor y de un insaciable vacío en mi interior, comencé a incrementar el brioso ritmo de mis intensas estocadas; hasta prácticamente comenzar a sentir la sofocante manera en la que mi copiosa leche, se iba acumulando poco a poco en la irritada punta de mi estresada polla.

Sin fuerzas para resistir, continúe arremetiendo intensamente contra el humedecido coño de mi jadeante hermana pequeña; mientras luchaba por todos los medios posibles, para tratar de mantener la concentración.

Aunque mi resistencia llegó a su límite, justo en el instante en el que comencé a percibir la enérgica manera en la que mi lasciva acompañante, se aferraba cada vez más a mi debilitado cuerpo, con sus uñas en mi espalda.

Sentir la dolorosa manera en la que Lucy había empezado a enterrarme sus afiladas garras en todo el centro de mi espalda, no tardó en erradicar la poca concentración que aún prevalecía en mí mente; así que luego de una impetuosa serie de concisas estocadas, comencé a correrme justo en medio de sus empalidecidas piernas, hasta hacerla sollozar con deslumbrante efusividad:

Lucy: ¡Ay, Ay!. ¡Mmm, Ahhh, Aghhh!. ¡Nghhh!.

Entre más la penetraba, mayor era la intensidad con la que su agitado cuerpecito, se sacudía al compás de mis acelerados movimientos.

En ese momento Lucy estaba tan sensible y sulfurada, que bastaron un par de secas embestidas en lo más profundo de su acalorado interior, para hacerla sollozar con delirante descontrol.

Lucy: ¡Ay, Ay!. ¡Si, siiiií... Así!. ¡Dame... Ughh!. ¡Dame más duro mi Linky Boo, Boo, Bear!.

A medida que escarbaba entre sus temblorosas piernas, se me hacía cada vez más fácil el lograr percibir, la incomparable calidez que emanaba de su consternado coño.

Agotado, y con el cuerpo mucho más de adolorido, continúe embistiendo en lo más profundo de su apretado cuerpo; hasta lograr sentir la incomparable manera en la que mi copioso semen, se abría paso en su interior.

Luego de inundar cada tramo de su delirante sexo, comencé a besar deliberadamente la brillante boca de Lucy; mientras sentía como las últimas gotas de mi grumosa esencia, se deslizaban poco a poco entre sus piernas.

Había dado lo mejor de mí, y no tenía fuerza alguna para poder continuar.

Totalmente abatido, y con la polla cada vez más enrojecida, caí tendido junto a la reluciente figura de Lucy, mientras resoplaba de manera descontrolada.

El delgado cuerpo de mi siniestra hermana menor era realmente incomparable; y entra más estaba con ella, mayor era el deseo y la fuerte atracción, que me impulsaban a estar a su lado.

Sin darme cuenta, me estaba volviendo adicto a su presencia.

Al voltear la mirada hacia el lugar en donde se encontraba Lily, logré ver con infinito asombro, la manera en la que permanecía con leves temblores en su cuerpo, y con el rostro completamente enrojecido.

No sabía a ciencia cierta si se mantenía en ese estado debido al inmenso grado de excitación que deambulaba en su tierno interior; o si lo hacía por simple y pura vergüenza... Aún así, jamás la había visto comportarse de esa manera.

Luego de tomar aire durante unos cortos minutos, Lucy se pone de pie, y comienza a quitarse la ropa de manera provocativa; hasta quedar completamente desnuda.

Y una vez que lo consigue, se dirige hacia el lugar en donde se encontraba Lily, y comienza a desplazar muy suavemente la frágil punta de sus pequeños dedos, sobre su chorreante intimidad; hasta lograr impregnarlo con mi blancuzco semen.

Al terminar, voltea el rostro hacia el lugar en donde se encontraba Lily; y tras levantar su dedo con infinita delicadeza, le pregunta con gran tranquilidad:

Lucy: ¡Lily!. ¿Quieres probar la leche de tu hermano?.

Después de escuchar tan sugestivas palabras, el extenuado rostro de Lily se llena de infinita felicidad. Y tras comenzar a sonreír con desbordante alegría, dirige su agitada boquita hacia el delgado dedo que tenía en frente suyo; para comenzar a chuparlo de forma desenfrenada, como si de un chupón se tratase.

Y a medida que lo hacía, no podía dejar de observar la ferviente manera con la que mi acalorada hermanita, batía sus animadas caderas bajo el incesante mete y saca impuesto por Lucy.

Una vez que Lily logró retirar los abundantes restos de semen que permanecían alojados sobre el escuálido dedo de su retorcida hermana mayor, Lucy la toma entre sus brazos, y procede a recostarla sobre una reducida montaña de ropa que había junto a ella. Tras lo cual, comienza a desnudarla de manera despreocupada, hasta dejarla completamente al natural.

Cuando finalmente estuvo expuesta, Lucy acomoda su cuerpo justo en medio de las blancas piernas de su jadeante hermanita; y tras estirar su mano con velocidad, comienza a acariciar la cara interna de sus delegados muslos, hasta lograr llegar a su resplandeciente intimidad.

Después de tener sus ansiosos dedos en posición, comienza a entreabrir los abultados labios vaginales de Lily, una y otra vez; hasta hacerla resollar de manera descontrolada.

Contemplar los suaves gemidos de placer emitidos por la dulce boquita de Lily, me hicieron estremecer la polla con majestuosa intensidad; sobre todo al lograr darme cuenta, de lo mucho que lo estaba disfrutando.

Jamás se me pasó por la cabeza que en algún instante de mi vida, llegaría a escuchar los incesantes jadeos de placer, provenientes de la inocente boca de mi hermana más pequeña.

De un momento al otro, Lucy extiende una de sus ansiosas manos hacia un costado, hasta tomar con delicadeza, la misteriosa bolsa que había traído; y una vez que la tuvo en su poder, procedió a sacar de su interior un pequeño recipiente con jarabe de chocolate, que era con lo que generalmente decorabamos los postres que nos hacía papá.

Una vez que tuvo el oscurecido recipiente entre sus manos, procedió a aplicarlo por todo lo largo de los regordetes labios vaginales de su enrojecida hermana; hasta dejar su delicada rajita, completamente bañada en chocolate.

Al terminar de cubrir cada tramo de su esponjosa hendidura, Lucy desciende la cabeza entre sus agitadas piernas; y tras sacar su rosada lengua con apoteósica velocidad, no demora en dar inicio a una surrealista sesión oral tan erótica y retorcida, que me tenía cada vez más encendido.

Con las manos temblorosas y la punta de mi polla cada vez más inflamada, mantuve la vista puesta sobre la delirante escena que tenía frente a mis ojos. Y es que jamás se me pasó por la cabeza lo lejos que sería capaz de llegar Lucy, con tal de satisfacer sus deseos más reprimidos.

A medida que Lucy continuaba desplazando su afiebrada lengua sobre sensitivos labios vaginales de su agitada hermana pequeña, podía notar con deslumbrante escépticismo, la manera en la que el relajado rostro de Lily se iba tornando cada vez más enrojecido; hasta quedar con la boca abierta y los ojos completamente cerrados.

Lucy se mantenía revoloteando su ansiosa lengua de una manera tan desenfrenada; que faltó poco para que los consternados ojos de Lily se pusieran completamente en blanco.

Aunque parezca increíble de creer, Lucy sabía perfectamente lo que estaba haciendo.

Lleno de un incomparable miedo en todo el cuerpo, y con las bolas cada vez más entumecidas; le pregunté a Lucy con exorbitante impaciencia:

- ¡Pe-Pero Lucy!. ¿Para que le haces eso a Lily?.

Después de escuchar mi pregunta, Lucy aparta la cabeza levemente de entre las delgadas piernas de su jadeante hermanita; y tras comenzar a observarme con gran detenimiento, me susurrar con increíble suavidad.

Lucy: Después de haber fundido nuestras almas en la agonía perpetua del infinito pecado, no he dejado de pensar en la enorme fragilidad que se esconde tras la punzante lucha entre la luz y la oscuridad. ¡Suspiro!.

Las efusiva palabras de Lucy no tardaron en provocarme un intenso cosquilleo en todo el cuerpo, que me tenía sumamente perturbado; y que me impedía apartar la mirada de la suya.

Lucy: Es por eso que quise saber si el brillo interno que se oculta detrás de una alma tan frágil y pura como la de Lily, podía llegar a ser corrompido por el asfixiante deseo, que permanece dormido en lo más profundo de su inocente cuerpecito.

- ¡¿Espera... Qué?!.

Al terminar de esbozar tan crudas palabras, Lucy se vuelve a sumergir entre las oscilantes piernas de su sumisa acompañante; para volver a retomar sus profundos lametazos.

Entre más observaba la particular manera en la que Lucy devoraba la fina capa de chocolate que cubría la inocente intimidad de su irritada hermana pequeña, mayor era el sofocante ardor que emanaba de mi tambaleante pene.

Contemplar tan irreal escena me tenía con la vista cada vez más perturbada, y el cuerpo altamente enloquecido.

Lucy posaba su brillante lengua justo en medio de los engruesados labios vaginales de Lily, para tratar de quitarle todo el chocolate que había en su interior; y lo hacía con tanta destreza y velocidad, que daba la sensación de que no era la primera vez que lo hacía.

Al darse cuenta de la inquietante manera con la que retumbaba mi estresado pecho, Lucy voltea una vez más su lascivo rostro hacia el mío; y tras comenzar a observarme con indudable frialdad, me pregunta con gran indiferencia:

Lucy: ¿Quieres probar?.

Luego de escuchar su inesperada pregunta, no pude evitar temblar con apoteósica incertidumbre; y es que por más que lo repetía en mi mente, no era capaz de creer lo que había escuchado.

Lucy me estaba pidiendo con total tranquilidad, que le devorase la blancuzca raja a mi sofocada hermanita; y aunque tenía la polla cada vez más temblorosa, y el cuerpo sumamente acalambrado... ¡No era capaz de responderle!.

Las sorpresivas ráfagas de sensaciones que bombardeaban mi sulfurada existencia, me tenían con los vellos de punta, y la respiración altamente entrecortada.

Después de contemplar el evidente estado de confusión en el que claramente me encontraba sumergido; y sin dejar de recorrer el delicado coño de Lily con la punta de sus grisáceos dedos, Lucy me dice con inmensa lentitud:

Lucy: ¡¿Porqué lo piensas tanto?!. Estoy segura de que a Lily no le desagrada la idea.

Al terminar de decir esa extraña oración, Lucy se aparta levemente del conmocionado cuerpo de Lily, para que pudiese contemplar la inigualable expresión que mantenía en su arrugado rostro.

Fue así como de un momento al otro Lily abre los ojos con gran velocidad, y empieza a dirigir sus delgados brazos hacia mí, como intentando llamar mi atención; y tan pronto lo consigue, comienza a flexionar sus reducidos dedos con incomparable insistencia, para tratar de atraerme hacia su lado.

Todo parecía indicar que mi trastornada hermanita menor, estaba mucho más que deseosa de que le echase mano a sus sensibles partes.

Cargado de una inmensa excitación en todo el cuerpo, y con las bolas cada vez más adoloridas; emití la única respuesta que me pareció prudente en ese instante.

- ¡N-No... No puedo!.

Una vez que escuchó mis sentidas palabras, y tras comenzar a relamerse las notorias manchas de chocolate que aún permanecían presentes en sus empalidecidos labios; Lucy me dice con gran serenidad:

Lucy: ¡No sabes de lo que te estás perdiendo!. A Lily cada vez le gustan más nuestros efusivos encuentros; y entre más estamos juntas, mayor es el placer que escapa de su cuerpo.

- ¡¿Espera... Qué?!. ¡Cómo así que sus encuentros!. ¿Es que acaso ya lo han hecho antes?.

Lucy: ¡Claro que si, Lincoln!. ¡Suspiro!. Hemos estado haciendo esto desde hace un par de meses; y entre más lo hacemos, mayor es el furor que nos impulsa a ir cada vez más lejos.

Jamás pensé que Lucy fuese capaz de hacer ese tipo de cosas; y mucho menos con su inocente hermana menor. Aunque eso explicaría el porqué Lily había estado comportándose de manera tan cooperativa, cada vez que la movían de un lado para el otro.

Después de emitir esa impactante respuesta, Lucy se vuelve a colocar en medio de las delgadas piernas de Lily; y sin siquiera darle tiempo de acomodar su consternado cuerpecito, volvió a arremeter eufóricamente contra su dilatada endidura, hasta hacerla retorcer con increíble claridad.

Al ver el modo en el que mi sombría hermana serpenteaba su afiebrada lengua dentro de los ceñidos labios vaginales de Lily, no pude continuar soportando las estrambóticas descargas de placer que arremetían contra mí frágil silueta.

Por lo que aprovechando su agraciada postura y su profundo lapso de desconcentración, tomé mi polla con firmeza; y procedí a enterrarsela con total seguridad, hasta lograr abrirme paso dentro de su chapoteante interior.

A medida que la penetraba, podía sentir la incomparable calidez que desprendía de su ajustado coño; así como los desbordantes hilos de incuestionable humedad, que lentamente fueron emanando desde su receptivos labios.

A pesar de haberla penetrando de manera casi repentina, Lucy parecía estar altamente complacida de tener mi pene en lo más profundo de su irritado sexo; así que en lugar de intentar apartarse de mi lado, comenzó a intensificar los continuos lametazos que se mantenía propinándole a la eléctrizada silueta de Lily, hasta hacerla resoplar con evidente algarabía.

En ese momento podía darme cuenta de la incomparable rapidez, con la que el afiebrado coño de Lucy se iba tornando mucho más dócil y sensitivo, cada vez que mi endurecido miembro se abría paso en su interior; por lo que bastaron un par de leves roces en su exaltada hendidura, para que comenzase a jadear con evidente algarabía.

A medida que iba aumentando mis briosas embestidas sobre su agobiada intimidad, mayores eran los temibles estertores de placer, que sacudían libremente dentro de mis consternadas bolas; así que lleno de un inigualable ardor en mis entrañas, continúe arremetiendo enérgicamente contra el complaciente coño de Lucy, para tratar de saciar la terrible comezón que me sacudía por dentro.

Entre más hacía desaparecer mi venosa polla en medio de los entumecidos labios de Lucy, mayor era la velocidad con la que mi extasiada pareja, arremetía contra el dulce coño de Lily.

De continuar así, no tardaría en perder el control de la situación.

De un momento al otro, Lucy aparta la cabeza del extasiado coño de Lily; y tras girar la mirada hacia mi lado, me hizo un par de señas para que me acostase sobre el suelo.

En ese instante no tenía ni la menor idea, de lo que Lucy pretendía; pero al ver la clara expresión de lujuria presente en su sulfurado rostro, decidí hacerle caso sin siquiera protestar.

Una vez que estuve tendido sobre el frío piso del sótano, Lucy se coloca a un lado de mi cuerpo; y tras comenzar a relamerse sus finos labios con total lascividad, empieza a estimular mi enrojecido miembro con una de sus manos, hasta dejarme mucho más que electrizado.

Sin fuerzas para resistirme, continúe siendo víctima de las feroces caricias a las que mi sombría hermana pequeña, me tenía sometido.

En ese momento Lucy estaba totalmente fuera de sí, y no tardó en demostrarlo; ya que entre más me estimulaba la polla, mayor era la mueca de placer que se dibujaba en su intrigante rostro.

Al cabo de un rato, Lucy comenzó a buscar a su inocente hermana con la mirada; y una vez que lo logró, le balbuceó suavemente:

Lucy: ¡Acércate Lily!. Ya va siendo hora de que te vayas familiarizando con el sexo opuesto.

Luego de escuchar las impactantes palabras de su deslumbrante hermana mayor, Lily se coloca lentamente de rodillas, y comienza a acercar su radiante figura desnuda hasta el lugar en donde me encontraba; y una vez que lo consigue, empieza a observar con auténtico recelo, cada uno de los limitados movimientos de mi tambaleante miembro.

Lily permanecía con la mirada fija, y el cuerpo completamente paralizado, mientras observaba con total nerviosismo, a mi enrojecida estaca. No sé si era la primera vez que veía una polla en su vida, pero por la efusiva expresión presente en su intranquilo rostro, de seguro llamó su atención.

Después de sobreponerse a su presencia, Lily acerca su reducida mano hasta la punta de mi falo; y tras presionar sus dedos sutilmente sobre esta, comienza a reírse con enorme desparpajo.

Sentir la pequeña mano de Lily estimular tan insistentemente la voluminosa cabeza de mi inflamada polla, me produjo toda una serie de atroces corrientazos; que amenazaban con hacerme explotar en cualquier descuido.

Pero por suerte para mi, Lucy intervino con total velocidad, apartando la curiosa mano de su sonriente hermana menor; hasta volver a dejar mi polla en libertad. Y tan pronto lo consiguió, tomó mi pene entre sus manos; y bajo la atenta mirada de Lily, se la metió directamente en la boca, hasta lograr desaparecerla con inigualable rapidez.

Sorprendida, Lily abrió sus pequeños ojos con total admiración, para no perder detalle alguno de lo que acontecía en frente suyo.

Una vez que Lucy logró tener gran parte de mi polla alojada entre sus tersos labios, comenzó a devorarla muy suavemente de arriba hacia abajo; hasta lograr embadurnarla con su tibia saliva.

Con el paso de las semanas, Lucy se había vuelto toda una experta en sacarle brillo a mi pene; por lo que no tuvo demasiados inconvenientes en hacerme estremecer, hasta acabar con mi limitada resistencia.

Cuándo mi polla estuvo totalmente enrojecida, Lucy agarró las diminutas manos de Lily, y las volvió a colocar sobre mi palpitante intimidad; para que intentase imitar, lo que acababa de presenciar.

Una vez que tuvo mi oscilante hombría en medio de sus pequeños dedos, Lily comenzó a acercar su llamativa boquita hasta la inflamada punta de mi angustiada polla; para intentar devorarla, como lo había hecho su hermana.

Al sentir la suave manera con la que sus delgados labios comenzaban a rozar sobre mi congestionada intimidad, mi cuerpo entero se estremeció con enorme rudeza; dificultandome en gran medida, el mantener el ritmo de mi acelerada respiración.

La inigualable excitación que me producían sus suaves estímulos, me tenían cada vez más caliente, y desesperado; por lo que a pesar de mis prolongados esfuerzos, no era capaz de soportar las torpes caricias que tan insistentemente me continuaba propinando mi temblorosa acompañante.

Fue así que sin fuerzas para continuar, comencé a correrme con gran arrebato; logrando liberar una inmensa cantidad de mi espeso semen, dentro de su humedecida boquita.

En el mismísimo instante en el que el primer chorro de mi leche impactó en lo más profundo de su apretada cavidad, Lily abrió los ojos con auténtica sorpresa; e instintivamente procedió a a apartar mi angustiado miembro de sus temblorosos labios.

Pero tan pronto lo consiguió, logré observar con inigualable claridad, la manera en la que diversos chorros de mi más espesa lefa, impactaban de forma deliberada, sobre el asombrado rostro de mi aturdida hermanita.

¡No podía creer lo que había pasado!. Acababa de llenar la pequeña boca de Lily, y gran parte de su agitado cuerpecito, con diversos hilos de mi viscoso néctar; y en lugar de estar incómodo, me sentía cada vez más vivo y lleno de energía.

La sombría influencia de Lucy había comenzado a sacar lo peor de mi.

Agotado, y con la polla completamente maltratada, caí tendido sobre el duro piso del sótano; a la espera de lograr recuperar el sentido.

Y mientras lo hacía, comencé a visualizar con gran desconcierto, la manera en la que Lily sonreía con deslumbrante intensidad; cada vez que sus acortados deditos, toqueteaban la pegajosa leche que cubría su inocente rostro.

En ese instante estaba más que seguro de que en un par de años, Lily se iba a convertir en la más perversa de todas mis hermanas.

Con el pasar de los minutos, y aún sin fuerzas para levantarme, comencé a observar con total admiración, la manera en la que Lucy limpiaba los abundantes restos de semen que aún permanecían sobre el resplandeciente rostro de Lily... ¡Con su propia lengua!.

Era asombroso el poder divisar la impactante forma en la que Lucy desplazaba su intrépida lengua por encima del animado rostro de su pequeña hermana; más aún, cuando al finalizar su extasiante faena, procede a darle un apoteósico beso en todo los labios, que me hizo burbujear la sangre con increíble velocidad.

Después de contemplar tan electrizante escena, no tardé en apreciar la asombrosa manera en la que Lucy se ponía poco a poco de pie; prácticamente como si nada hubiese pasado.

Era increíble el alto grado de resistencia que podía mantener en tan reducida silueta.

En el instante en el que estuvo reincorporada, Lucy empieza a organizar cuidadosamente la ropa de los tanques, para poder meterla en la lavadora; y tan pronto lo consigue, procede a encenderla con total normalidad, para que hiciera su trabajo.

Una vez que la lavadora estuvo activa, Lucy se acerca lentamente hasta mi lado; y tras posar su desorbitante silueta desnuda sobre la mía, me susurra con sensualidad:

Lucy: Ahora que la lavadora está encendida, creo que tenemos tiempo para continuar con lo nuestro.

Después de formular tan inesperada oración, Lucy se lanza sobre mi asombrado cuerpo; permitiéndome sentir con inigualable claridad, la exorbitante calidez de su aclarada figura.

A pesar de continuar acalambrado, y con la piel completamente enrojecida, no podía evitar sentir la sorprendente manera en la que de a poco, mi maltratada polla había comenzado a recuperar su vitalidad perdida.

El alucinante cuerpo de Lucy me tenía cada vez más encendido. Por lo que llevado por su extasiante calentura, posé mis manos sobre su redondeado trasero; mientras nos besábamos con sorprendente efusividad.

A medida que intercambiabamos besos y estimulantes caricias, podía sentir el modo en el que mi sollozante hermana menor, comenzaba a buscar mi palpitante miembro con su mano.

A pesar de haber estado juntos no hace mucho tiempo, Lucy se mantenía empeñada en volver a cabalgarme; sin importar las consecuencias.

Fue así como de un instante al otro, Lucy acomoda su delgada cintura a la altura de mi bamboleante verga; y sin pensarlo demasiado, se dejó caer con total seguridad, hasta lograr chocar su afiebrado cuerpo contra mis rugosas bolas.

Una vez que tuvo mi punzante polla en su interior, Lucy comenzó a estremecer sus sofocantes caderas bajo un incesante ritmo tan altamente demoledor; que aceleró mis latidos, con dramática impaciencia.

Lentamente fuimos acoplando nuestros debilitados sexos, hasta lograr unirnos en la extasiante locura del infinito deseo.

Lleno de un intenso ardor en todo el cuerpo, y con la punta de mi falo cada vez más entumecida, comencé a enfocar la mirada sobre el sistemático movimiento que tan fervientemente realizaba, la vibrante lavadora que había en un costado.

Entre más era cabalgado por las apretadas caderas de mi hermana, mayores eran las sublimes ganas, que me impulsaba a machacar su placentero interior.

De ese modo, y tras estar completamente decidido, giré el cuerpo de Lucy hacia un costado, hasta lograr apartarme de su lado; y una vez que conseguí hacerlo, enfilé el rumbo hacia un extremo de la lavadora, para comenzar a subirme sobre esta.

En el instante en el que mi brillante miembro quedó oscilando sobre la parte alta de la lavadora, el rostro de Lucy se iluminó con incomparable vistosidad; luego de darse cuenta, de lo que pretendía realizar.

Fue así como en un rápido movimiento, Lucy tomó uno de los pocos tanques de ropa sucia que aún permanecían llenos en un rincón, y lo regó eufóricamente en frente de la lavadora. Y una vez que lo consiguió, subió su cuerpo sobre el reducido montículo que había formado, para lograr llegar a donde me encontraba sentado.

Cuando finalmente volvimos a estar frente a frente, tomé a Lucy entre mis brazos, y la sostuve con auténtica delicadeza; mientras posaba sus acaloradas caderas sobre mi pene.

Una vez que volvió a estar sobre mi, Lucy acomoda mi alucinante polla en medio de sus labios; y se deja caer de manera lenta y pausada, hasta lograr engullirla completamente.

Tal parece que Lucy se moría de las ganas de volver sentir mi palpitante miembro, en tan lasciva posición; ya que no dejaba de liberar diversos hilos de flujo, de su conmocionado interior.

Al terminar de devorar mi polla, Lucy enreda sus aclaradas manos detrás de mi nuca; y comienza a batir su electrificada cintura sobre mi cuerpo, hasta hacerme enloquecer con desbordante intensidad.

Lucy se mantenía restregando sus placenteras caderas cada vez con mayor velocidad, hasta lograr adaptarse al sistemático bamboleo, impuesto por la lavadora.

A medida que el pequeño cuerpo de Lucy continuaba devorando una y otra vez a mi sensitiva polla, podía notar con increíble claridad; la manera en la que el paralizado rostro de Lily, se mantenía claramente enfocado en cada uno de los efusivos movimientos que realizábamos, encima de la lavadora.

Fue en ese momento en el que mi cuerpo entero sufrió un colapso inimaginable, una vez que logré darme cuenta del impactante modo en el que mi jadeante hermana pequeña, dirigía su delgada mano hacia su abultada intimidad.

De manera casi instintiva, Lily había empezado a estimular su lubricada rajita con auténtica soltura; mientras contemplaba con gran detenimiento, la forma en la que su retorcida maestra, rebotaba ansiosamente sobre mi pene.

Ver la forma en la que Lily deslizaba sus pequeños dedos sobre su delicada hendidura, me hizo estremecer el cuerpo con innegable algarabía; por lo que llevado por la sublime calentura que me provocaba su presencia, comencé a intensificar mis salvajes embestidas.

Con el pasar de los minutos, y al darse cuenta de lo encendido que me encontraba, Lucy volteó la mirada brevemente hacia un costado; hasta lograr apreciar con auténtica satisfacción, la manera en la que su eufórica hermanita, se toqueteaba abiertamente en medio de sus piernas.

Y en lugar de reprocharle, comenzó a besarme apasionadamente en los labios, mientras intensificaba su feroz contorneo de cintura.

Tener a Lily como espectadora, aunque parezca extraño de creer, nos tenía a ambos completamente extasiados y llenos de frenesí; por lo que en lugar de detenernos, seguimos acelerando nuestros efusivos movimientos, para tratar de saciar todo el ardor que sentíamos dentro.

En ese instante en particular, y a pesar del enorme ruido producido por la lavadora, se podían percibir con inmensa facilidad, cada uno de los desenfrenados gemidos de placer, que escapaban de nuestras alteradas bocas.

Después de una intensa sesión de continuos jadeos y portentosas embestidas, logré darme cuenta de la asfixiante manera en la que el sensitivo cuerpo de Lucy, finalmente había llegado a su límite.

Llevada por su inigualable calentura, Lucy acerca su sensuales labios a mi oreja; y sin dejar de rebotar insistentemente sobre mi temblorosa polla, me dice con completa alteración:

Lucy: No aguanto, Lincoln. ¡Mmmh!. ¡N-No aguanto más!.

De repente, Lucy comenzó a batir sus apretadas caderas con descomunal velocidad; hasta que finalmente no pudo continuar soportando los intensos temblores que arremetían contra su desaforada silueta, y comenzó a correrse con inigualable fortaleza.

Lucy estaba tan eufórica y descontrolada, que en lugar de detenerse, continuó incrementando sus salvajes movimientos de cintura, hasta hacerme retorcer.

En ese instante no lograba asimilar la increíble magnitud de lo que estaba observando; ya que era la primera vez en mucho tiempo, en la que veía a mi inexpresiva hermana menor, tan altamente receptiva.

De esa manera, bastaron un par de suaves sacudidas de su parte, para que Lucy estallase en un delirante mar de tormentosas sensaciones; que la tenían cada vez más roja y alterada.

Ya sin fuerzas para continuar, apartó sus manos de mi cuerpo, y tras aflojar su cintura con indiscutible rapidez, comenzó a inclinarse lentamente para atrás; hasta caer de espaldas sobre el tumulto de ropa que había en el suelo.

¡Era increíble lo que acababa de pasar!. Lucy acababa de apartarse de mi lado, dejando caer su agitado cuerpo al vacío.

Luego de caer sobre la montaña de ropa, Lucy comenzó a retorcer cada tramo de su enrojecido cuerpo; mientras luchaba fervientemente, contra los intensos calambres que le habían generado un su salvaje corrida.

Ya sin mayores fuerzas en el cuerpo, y con la mente completamente en blanco, me dejé llevar por las briosas sacudidas que había comenzado a dar la lavadora; y sin siquiera dudarlo, empecé a masturbarme con total frenesí, mientras veía la agitada silueta desnuda de Lucy, revolcándose debajo de mi.

A medida que incrementaba los electrizantes latigazos que le estaba propinando a mi enrojecida verga, pude contemplar con auténtica sorpresa, la manera en la que la pequeña Lily, se había acercado hasta el lugar en donde se encontraba su agobiada hermana mayor.

Fue ahí cuando finalmente no pude continuar soportando las lasciva ráfagas de placer que arremetían contra mis acaloradas entrañas; y comencé a correrme con inaudita velocidad, hasta empezar a rociar mi acalorada semilla sobre sus incautas siluetas desnudas.

Ver la forma en la que mi espesa leche salpicaba los blancos cuerpos de mis extasiadas hermanitas, fue el estímulo que necesitaba, para quedar completamente inamovible sobre la lavadora.

Había sido la culminación perfecta para una mañana de domingo tan altamente estimulante; y aunque aún tenía un montonal de ropa por lavar... ¡Valía la pena el esfuerzo!.