II

Cuando volvieron a salir, estaban de vuelta en la habitación con el sofá con estampado de flores y los libros por todas partes, el fuego aún crepitaba alegremente en la chimenea.

Harry luchó por respirar, pero no podía pensar por qué. Ya habían sido pellizcados a través de ese frío negro tres veces. Nunca le había hecho daño antes, pero ahora sentía que le ardían los pulmones, porque Dudley...

Dudley…

John Major ya no sería primer ministro, y EastEnders incluso podría haber sido cancelada, y Piers Polkiss podría estar en Take That. Puede que Take That ya ni siquiera sea una banda. Era 2012 y Harry-

Harry tenía treinta y un años.

Al otro lado de la habitación, los libros comenzaron a salir disparados del estante.

—¿Qué-? —dijo el señor Malfoy, soltando el brazo de Harry.

Todos los libros volaban por todas partes y Harry no entendía por qué.

—Oh —dijo el señor Malfoy—. Potter, cálmate.

Harry todavía no podía respirar.

—Potter —dijo el señor Malfoy, sonando un poco exaltado—, ¡bebe esto!

—¿Qué? —Harry trató de decir, volviéndose para mirar al señor Malfoy, quien sostenía un frasco. Harry no pudo verlo muy bien. Cuando extendió la mano, parecía estar temblando.

Las paredes también temblaban.

—Potter, está bien —dijo el señor Malfoy—. Está bien. Shh, estás bien —Y cuando Harry se dio cuenta, el señor Malfoy lo estaba tocando, una mano cálida sobre su hombro, y Harry no estaba seguro de por qué. Tal vez fue para que dejara de temblar lo suficiente como para beber el líquido naranja del frasco, así que Harry lo bebió. El temblor se detuvo y Harry pudo respirar de nuevo, la presión en sus pulmones disminuyó. La mano permaneció sobre él de todos modos, tocando su cabello, alisándose contra su cuello, sobre su hombro, luego comenzando a subir en su cabello nuevamente. Se sintió muy bien.

Harry se preguntó si eso era lo que había sentido Heloise cuando la acariciaba.

—Shh —dijo el señor Malfoy—. Harry, está bien. Por favor, te encuentras bien. Todo está bien. Tú estás bien.

Los libros estaban esparcidos en el suelo por todas partes, y Harry se dio cuenta de que era algo gracioso lo que había sucedido, y que, de alguna manera, toda la situación era graciosa era él.

—L-lo- lo siento —tartamudeó.

—Está bien —dijo el señor Malfoy, apartando su mano y poniéndose de pie. Entonces su brazo se movió, y Harry se tambaleó hacia atrás, levantando un brazo para proteger sus lentes.

El tío Vernon no se acordaba de ser cuidadoso con las gafas de Harry cuando sucedían muchas "cosas extrañas".

Accio vaso de leche —fue todo lo que dijo el señor Malfoy, y luego—, está bien. Potter, los libros han dejado de volar.

Lentamente, Harry bajó el brazo y miró alrededor de la habitación.

—¿Qué fue eso? —preguntó, un poco aprensivo.

El vaso de leche flotó hacia la mano del señor Malfoy, quien lo golpeó con su palo.

—Magia accidental —dijo, tendiéndole el vaso a Harry—. Toma un poco de esto.

—¿Qué fue esa otra cosa que me dio? —La verdad que Harry no quería tomar la leche, pero el señor Malfoy no parecía enojado. Con cautela, Harry tomó la leche, todavía sosteniendo el frasco en su otra mano. Miró hacia abajo—. ¿Fue veneno?

—¿Por qué siempre…? —El señor Malfoy se detuvo y luego suspiró—. Fue esa poción cura-todo que fui a buscar para ti antes. Supongo que no funcionó.

—Me siento mejor.

—Correcto —Señalando con su palo los libros, el señor Malfoy comenzó a regresarlos a los estantes flotando sobre ellos—. Funciona para cancelar los efectos de pociones o hechizos menores. No revirtió los efectos la poción rejuvenecedora, lo que significa que la poción es poderosa. Pero debe de haberlo sido para durar todo este tiempo. La cura-todo no hace nada para el pánico, por lo que debe haberte dado algo más en lo que concentrarte —Ni siquiera les decía nada a los libros, solo los señalaba.

—No estaba entrando en pánico —dijo Harry, moviéndose para poner la leche y el frasco en la mesa para poder ayudar a recoger los libros.

—Potter —comenzó a decir el señor Malfoy, luego se detuvo.

Harry lo miró, tomando un libro cerca de la mesa. Era bastante grande y pesado, con encuadernaciones de latón y metal.

—No te preocupes por los libros —dijo el señor Malfoy abruptamente, acercándose y tomando el libro—. Toma asiento —Cruzó la habitación para acercar una silla a la mesa—. Mi madre siempre me daba leche tibia cuando explotaba y cosas como estas sucedían.

—Pero yo no exploté —Harry cruzó la habitación hacia la mesa, en parte porque todavía pensaba que podría meterse en problemas, pero sobre todo porque todavía no se había metido en ningún problema.

—Mi madre dijo que me haría sentir mejor de todos modos —dijo el señor Malfoy, su tono firme.

Harry realmente no creía que los adultos tuvieran mamá, pero ahora veía que sí. Supuso que la madre del señor Malfoy debía ser muy hermosa.

—¿Qué es la magia accidental? —Preguntó Harry, sentándose, pero sin beber la leche.

—Podemos hablar de ello más tarde —El señor Malfoy agitó su palo en dirección a la puerta que no conducía a la planta baja. Era de ahí donde había obtenido la poción cura-todo, se dio cuenta Harry—. Accio café.

Harry miró a su alrededor, pero el café no se materializó.

—¿Dónde está?

—Primero tiene que prepararse —El señor Malfoy se sentó frente a él—. Tu primo debe de estar preocupado por ti —dijo—. Podrías escribirle una carta para hacerle saber que estás bien, aunque con la forma en que escribes a esta edad, es posible que no se sienta satisfecho. Podría preparar una poción para simular tu voz adulta, para que puedas llamarlo por celular.

—¿Qué es un celular? —Preguntó Harry, ya que no le importaba particularmente que Dudley estuviera preocupado.

El señor Malfoy sonrió levemente, era la primera vez que Harry lo veía sonreír. Fue agradable.

—Un dispositivo de comunicación muggle —dijo el señor Malfoy. No parecía tener ningún problema con que Harry hiciera preguntas, no como el tío Vernon—. Es una especie de teléfono.

—¿Qué es un muggle?

La sonrisa se desvaneció un poco.

—Alguien que no es mágico.

—Oh —Harry pensó en eso—. ¿Soy un muggle?

La sonrisa desapareció por completo.

—Por las setas venenosas de Merlín —La expresión del señor Malfoy ahora se estaba convirtiendo en un ceño fruncido. Quizás, después de todo, no le gustaban las preguntas—. Obviamente, no eres un muggle. Deberías saber esto ya. Tu tía y tu tío deberían habértelo dicho. Dumbledore debería habértelo dicho. Cielos. ¿Qué te dijeron tu tío y tu tía sobre lo que les pasó a tus padres?

Si alguien le hubiera hablado de magos y magia y todo a la vez, Harry podría haber respondido esa pregunta de la manera más sencilla posible, simplemente diciéndole al señor Malfoy la verdad. Sin embargo, Harry había tenido algo de tiempo para pensar en ello, así que en su lugar dijo:

—¿Los conocías?

El señor Malfoy retrocedió. —Potter, ¿cuántos años crees que tengo?

—¿Cincuenta? —Harry supuso, porque todos los adultos eran viejos para él. Ante la mirada de incredulidad del hombre, Harry dijo—: ¿Cuarenta y nueve? —Luego empezó a pensar. Era el año 2012. Sus padres habían muerto hacía casi treinta años—. Usted también tiene treinta y un años, ¿no es así? —Preguntó Harry.

—Treinta y dos, pero soy mayor que tú solo por poco.

—¿Por qué sigue preguntando por mis padres, entonces?

En ese momento, la taza de café entró flotando.

Accio leche y azúcar —dijo el señor Malfoy, señalando a través de la puerta de nuevo—. ¿Querías hablar con tu primo? —preguntó.

El señor Malfoy no debería evitar el tema. Después de todo, él lo había sacado a colación, así que Harry se encogió de hombros.

—Realmente no.

—Creo que estará preocupado —dijo el señor Malfoy, recogiendo la leche y el azúcar.

—Lo dudo.

El señor Malfoy lo miró por encima de su pequeña jarra blanca de leche.

—¿Por qué dices eso?

—Dudley nunca se preocupó mucho por mí.

—Por supuesto que lo hace.

—No. Estoy bastante seguro de que no lo hace.

—Él es tu familia —dijo el señor Malfoy con desdén.

—Si eso significa que debo de caerle bien, no creo que nadie se lo haya dicho.

Tomando una cuchara para el azúcar, el señor Malfoy hizo un sonido de incredulidad.

—¿Qué te hace pensar que no le agradas? ¿A veces no quiere jugar contigo?

—Me pega mucho, para empezar.

La cuchara repiqueteó en el azucarero.

—¿Él… te pega?

—Él y sus amigos —Harry finalmente probó un sorbo de su leche. No fue tan malo—. Me golpean todo el tiempo.

—Ah —Cogiendo la cuchara, el señor Malfoy añadió azúcar a su café y luego lo removió lentamente—. ¿Qué hacen tú y tus amiguitos para tomar vengarse? Estoy seguro de que eres muy creativo.

—Eh, no hacemos nada —dijo Harry, sin mencionar que no tenía amigos en absoluto. Era bueno el hecho de que los Dursley no pudieran decirle al señor Malfoy nada sobre él. Eso significaba que, si Harry tenía cuidado, podría evitar que el señor Malfoy, quien parecía ser muy agradable, se diera cuenta que había algo malo en él.

—Por supuesto que no —dijo el señor Malfoy, luciendo divertido—, eres un pequeño angelito.

Eso sonó un poco sarcástico, así que Harry no respondió nada. En cambio, preguntó: —¿Quién es Dumbledore?

—Cielos —El señor Malfoy parecía que se estaba tragando un suspiro—, haces tantas preguntas.

—Lo siento —dijo Harry, a pesar de que en realidad no lo sentía. El tío Vernon siempre decía: "No hagas preguntas", pero para Harry eso nunca había tenido ningún sentido. ¿Cómo descubriría las cosas si no hacía preguntas? A veces, Harry pensaba que el tío Vernon solo tenía miedo de las respuestas—. ¿Quién es él? —Preguntó Harry de nuevo.

—El director de la escuela a la que fuimos —Mecánicamente, el señor Malfoy tomó un sorbo de café—. La Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería.

—¿Fuimos a la escuela juntos? —Preguntó Harry, pensando por un segundo que el señor Malfoy debía haber sido un maestro allí. Pero no, por supuesto, se suponía que tenían la misma edad, lo que significaba que habían estado en el mismo año.

—Sí, Potter. Fuimos a la escuela juntos —La tasa del señor Malfoy hizo un ruido seco sobre la mesa. Poniéndose de pie, dijo—: Si te sientes mejor, puedo hacerte algunos diagnósticos y podemos ver cómo revertir esa poción.

—No quiero revertirla.

El señor Malfoy lo miró fijamente —¿Perdón?

—No quiero regresar.

—Potter —dijo el señor Malfoy con irritación—. Ni siquiera recuerdas tener treinta y un años.

—Si me hace mayor, entonces mi yo de diez años tendrá que regresar a Privet Drive, con tío Vernon, con tía Petunia y a la alacena debajo de las escaleras, y no quiero.

—¿Qué estás...? —El señor Malfoy frunció el ceño—. Mira, Potter. No estás cambiando de lugar. Tu yo de diez años ya está ahí, en el pasado.

—¿Cómo lo sabe?

Pareciendo impaciente, el señor Malfoy evidentemente decidió cambiar de táctica.

—Incluso si cambiaste de lugar, ¿realmente quieres dejar a tu yo de treinta años en el pasado?

Harry se encogió de hombros. —Probablemente él lo manejaría mejor que yo. Y, de todos modos, él podría ir a la escuela con usted.

—Ya fuiste a la escuela conmigo.

Harry se encogió de hombros de nuevo. —Prefiero quedarme aquí.

—Merlín —murmuró el señor Malfoy—, pensé que mi memoria había exagerado lo obtuso que eras. No es de extrañar que nunca nos lleváramos bien.

—Nosotros… ¿no eran amigos? —Supuso que debió haberlo esperado, con lo agradable que se veía el señor Malfoy y lo amable que era. Harry trató de no mostrar su decepción.

El señor Malfoy solo suspiró.

—Estaba acostumbrado a salirme con la mía. Obviamente tú también lo estabas. En retrospectiva, no había posibilidad de que trabajáramos bien juntos.

—No soy obtuso —dijo Harry, obtusamente—. Puedo limpiar. Y puedo cocinar muy bien. No soy muy desordenado ni muy ruidoso. Puedo lavar la ropa, barrer y ... y todo lo que usted quiera, de verdad.

—Sí, estoy seguro de que tienes mucho talento —El señor Malfoy no parecía impresionado en absoluto.

—Y no ocupo mucho espacio —agregó Harry—. Puedo- solo necesito una alacena.

—Potter, ¿de qué estás hablando?

—Podemos llevarnos bien —dijo Harry—. Podemos llevarnos muy bien, y usted no tiene que deshacer la poción, y yo no tengo que volver.

—Tú quieres… ¿vivir aquí? —Harry asintió vigorosamente—. Pero… ¿por qué?

Tratando de pensar rápidamente, Harry dijo:

—Bueno… Heloise es muy agradable.

—¿Quieres vivir aquí por mi lechuza? —Harry asintió aún más vigorosamente.

—Potter —comenzó el señor Malfoy, luego se detuvo—. Tú… —comenzó de nuevo—. ¿A qué te refieres con que solo necesitas una alacena?

—Para dormir —dijo Harry—. Puedes guardar otras cosas allí. La mantendré muy limpia.

—Potter —dijo el señor Malfoy de nuevo, todavía pareciendo perdido. Sus labios se arquearon, casi una sonrisa, pero luego se la tragó—. Potter, yo nunca te pondría en una alacena.

—Pero se lo prometo —suplicó Harry—. No le molestaría.

—Sí —Los labios del señor Malfoy se arquearon de nuevo—. Y si te mantuviera en una alacena, dímelo, Potter, ¿dónde pondrías tu cama?

—Oh, no necesito una cama. Puedo usar un estante. ¿Tiene una alacena debajo de las escaleras? Esas son buenas.

—Mencionaste eso antes —La sonrisa estaba creciendo ahora, pero no era mala. Simplemente… divertida—. ¿Tu tía y tu tío tienen una alacena debajo de las escaleras? —Harry asintió, no tan vigorosamente ahora—. ¿Y te gusta jugar en ella?

—Eh… —Harry vaciló—. Algunas veces.

—¿Y todos tus juguetes? —Preguntó el señor Malfoy, su voz también divertida—. ¿Encajarían allí?

Harry pensó en el pequeño soldadito de plástico que tenía.

—No necesito ningún juguete —dijo rápidamente. Estaba triste por renunciar al soldado, pero preferiría vivir con el señor Malfoy.

—Por supuesto —La sonrisa del señor Malfoy era aún más grande, porque no le creía, se dio cuenta Harry.

Por alguna razón, el señor Malfoy no creía que pudiera vivir en una alacena debajo de las escaleras. Quizás pensaba que Harry sería demasiado ruidoso.

—Podría… podría quedarme en el techo —sugirió Harry a continuación.

—Sí —dijo el señor Malfoy, pero ahora estaba tratando de complacerlo. Harry podía notarlo—. ¿Ahí arriba con Heloise?

Harry había tenido un maestro, o dos, que eran así. Maestros muy agradables, pero que no creían las cosas que decía. En esos casos, Harry siempre había asumido que el tío Vernon o la tía Petunia les habían dicho lo mentiroso que era, pero por primera vez se le ocurrió a Harry que tal vez solo parecía un mentiroso. También siempre se veía como si fuera muy revoltoso y desordenado, debido a su cabello.

La decepción se apoderó de Harry cuando se dio cuenta de que no tenía ninguna forma de hacer que el señor Malfoy lo dejara quedarse con él.

—Te diré qué —El señor Malfoy sonaba más divertido que nunca—: Si no puedo arreglar la poción rejuvenecedora, puedes quedarte en la alacena todo lo que quieras. ¿Cómo suena eso?

—Sí. Está bien —El señor Malfoy le estaba hablando como si él no entendiera las cosas. Harry se sintió estúpido, pero eso no cambió el hecho de que el señor Malfoy era realmente genial, podía hacer magia y ni siquiera lo había castigado todavía por lo de los libros.

—Excelente —dijo el señor Malfoy—. ¿Te gustaría venir conmigo al laboratorio?

—¿Tiene un laboratorio? —Harry se animó un poco—. ¿Como los de la tele?

—No lo sé —respondió el señor Malfoy, dirigiéndose hacia la puerta que iba hacia abajo—. ¿Cómo son los laboratorios en la televisión?

Harry se apresuró a alcanzarlo, siguiendo al señor Malfoy, quien encendió los candelabros en la pared mientras bajaban las escaleras.

—Tienen máquinas grandes —dijo Harry, bajando los escalones. Aunque estaba abatido, y no había podido convencer al señor Malfoy de que lo dejara quedarse, estaba muy interesado en ver cómo era un laboratorio mágico—, y tienen muchas cosas de vidrio con cosas burbujeantes y tubos de ensayo. Y tienen una cama con correas y una cosa que ilumina el lugar.

—Me temo que no hay máquinas grandes —dijo el señor Malfoy—. Ni camas con correas.

—Eso es para Frankenstein —dijo Harry—. ¿Puede hacer un Frankenstein?

—Depende —contestó el señor Malfoy. Atravesaron el pequeño pasillo hasta la habitación del fondo, y el señor Malfoy usó su palo para encender la linterna que colgaba del techo—. ¿Qué es un Frankenstein?

—Es un monstruo —dijo Harry, orgulloso de saber algo que el señor Malfoy no sabía—. Tiene tornillos saliendo de su cuello, y una cabeza plana, y camina así —El señor Malfoy miró hacia arriba y Harry hizo una demostración con sus brazos, sosteniéndolos frente a él. El señor Malfoy sonrió y Harry dejó caer los brazos—. O tal vez sean brazos de momia. No me acuerdo.

—Eso suena como un ghoul.

—¿Qué es un ghoul?

—¿Puedes sentarte aquí, por favor? —Pidió el señor Malfoy, y Harry se dio cuenta de que se había olvidado de mirar a su alrededor.

Harry había pasado por la habitación antes, pero en realidad no se había detenido para inspeccionar. Varias mesas los rodeaban, con armarios y tres estufas a lo largo de las paredes. Todas las estufas tenían ollas, grandes ollas negras redondas, como las que usaban las brujas, y las mesas tenían el equipamiento de vidrio que Harry había imaginado. Algunas de las esferas y tubos de vidrio incluso tenían un líquido burbujeante, aunque ninguno de ellos parecía estar a punto de explotar. También había otras cosas en las mesas: plantas, polvos, bolsas pequeñas y recipientes grandes llenos de lo que parecían ser escarabajos, plumas y ojos. Un plato de piedra con una hermosa escritura tallada estaba justo al lado de un frasco con un cerebro dentro. Tablas de cortar, cuchillos, cucharas, plumas y pergaminos estaban esparcidos entre todos los materiales, y Harry sabía que tenía la boca abierta.

—Potter —dijo el señor Malfoy, sonando divertido. Estaba de pie junto a un taburete que estaba al lado de una mesa, así que Harry fue a sentarse en el taburete.

—¿Por qué me llama Potter? —Preguntó Harry, sentándose.

—¿Cómo prefieres que te llame? —Preguntó el señor Malfoy, dándose la vuelta para despejar un lugar en la mesa.

—Eh —Harry se subió las gafas—, mi nombre es Harry.

—Te llamaré Harry, entonces.

El señor Malfoy todavía estaba limpiando la mesa, así que Harry no pudo ver la expresión de su rostro. Una vez que todos los frascos estuvieron fuera del camino, colocó un pergamino con una pluma al lado. Finalmente, volteándose, dijo:

—Voy a hacerte un poco de magia, Harry. Puede que sientas un hormigueo, pero no va a dolerte.

Harry esperó a que el señor Malfoy usara su palo, pero justo cuando el señor Malfoy lo estaba levantando, Harry agarró sus lentes. Se los quitó y los puso sobre la mesa. El señor Malfoy era solo un borrón ahora, pero Harry podía saber lo que iba a preguntarle.

—Para que no se rompan —explicó Harry.

—¿Por qué diablos los rompería? —Preguntó el señor Malfoy, sonando un poco impaciente. Aunque ahora era más que nada una mancha, Harry se dio cuenta de que el señor Malfoy estaba apuntándolo con su palo—. Sanguinem egritudo —dijo, y Harry sintió que su corazón se aceleraba.

—¿Qué está haciendo? —Preguntó Harry.

—Revisando tu sangre —El señor Malfoy escribió algo en el pergamino, luego se volvió hacia Harry, haciendo otro movimiento con su bastón—. Lympha egritudo —dijo, y el corazón de Harry dejó de acelerarse, pero sintió un cosquilleo en puntos extraños de su cuerpo.

—Eso hace cosquillas —dijo Harry, moviéndose.

—Eso significa que está funcionando. Deja de retorcerte —El señor Malfoy hizo un pequeño giro con el palo. El hormigueo se detuvo y el señor Malfoy se volvió para tomar otra nota.

Lanzó algunos otros hechizos, generalmente agitando su palo y diciendo palabras extrañas. Algunos eran delicados; algunos hicieron que Harry se enfriara o se calentara. Varios hicieron que diferentes partes de Harry se iluminaran, lo cual fue realmente genial. Ninguno de ellos dolió. Después de cada uno el señor Malfoy tomó pequeñas notas en su pergamino, pero después de un tiempo Harry comenzó a aburrirse.

—¿Qué es un ghoul? —Preguntó, cuando el señor Malfoy se volteó para escribir una nota después del cuarto o quinto hechizo.

—Una criatura mágica.

—¿Hay criaturas mágicas? —Harry comenzaba a sentirse mucho mejor, a pesar de que el señor Malfoy iba a revertir la poción. Ciertamente ya no estaba aburrido.

—Oh, sí —dijo el señor Malfoy—. Muchas. Invenire infection —agregó, agitando el palo.

Algo parecido a la energía recorrió el cuerpo de Harry, algo así como la vez que puso sus manos en uno de los refrescos de Dudley y bebió toda la lata de un solo trago—. ¿Cómo son los ghouls?

—Tienen manos agarradas —El señor Malfoy pareció encontrar divertida la pregunta, lo que hizo que Harry se sintiera un poco tonto, pero el señor Malfoy lo estaba complaciendo con respuestas, así que estaba bien—. Escurren carne —añadió el señor Malfoy.

—¿Escurren carne? ¿Carne como… como la carne de cerdo?

—No, su carne siempre se está pudriendo. Siempre están dejando pedazos de sí mismos por todas partes.

Los ojos de Harry se agrandaron.

—¡Qué horrible! ¿Alguna vez tocó uno?

—No —El señor Malfoy agitó su palo y la adrenalina terminó—. Asqueroso —agregó, volviendo a sus notas.

—¿Por qué tiene un palo? —Preguntó Harry.

—¿Un palo? Morbi inventiet —Dándose la vuelta, el señor Malfoy agitó su bastón.

La ráfaga de energía recorrió a Harry de nuevo.

—Este se siente igual —dijo Harry.

—Eso es probablemente algo bueno —dijo el señor Malfoy, terminando el hechizo y tomando nota.

—Ese palo que sigues agitando —dijo Harry.

—Me sigo olvidando de que no sabes nada de magia. Aetatis inspicere.

Harry comenzó a sentir un zumbido suave en los dedos de los pies de, y se movió lentamente a través de él. Se sintió un poco agradable.

—¿Qué se supone que debo saber? —Preguntó.

—Es una varita —dijo el señor Malfoy, todavía moviendo el palo—. Ayuda a dirigir la magia.

—¿En serio soy un mago?

—Sí —El señor Malfoy sonaba divertido.

—¿Entonces puedo hacer magia?

Incantatem finito. Sí —El señor Malfoy volvió a sus notas, sonando aún más divertido—. Tú puedes hacer magia.

—¿Cómo?

—De hecho, ya has hecho magia. Ahora, si no te importa, voy a tocarte el pelo.

Harry se estiró para tratar de aplastar su cabello para que pareciera un poco más ordenado.

—Intenté peinarlo.

—Lo hiciste —dijo el señor Malfoy, su voz seca.

—Simplemente se desordena solo —dijo Harry, todavía tratando de peinarlo con los dedos—. Lo juro.

—No me importa si siempre quisiste lucir a la moda —dijo el señor Malfoy—. Iba a buscar residuos de pociones.

—Oh —Harry dejó de intentar peinarse, pero mantuvo las manos en la cabeza. Cubrirse la cara parecía una buena idea para su siguiente pregunta—. ¿Fueron los libros?

—¿Qué?

—Dijo que hice magia. ¿Fueron los libros?

—Sí.

Harry se puso tenso, pero el señor Malfoy no parecía enojado. Confundido, Harry se quedó como estaba, con los brazos protegiendo su rostro, por si acaso.

—Los niños mágicos no reciben varitas hasta más tarde. Es para que no hagan nada peligroso, o travieso, pero significa que su magia natural es difícil de controlar.

Harry, dándose cuenta de que sus ojos habían estado cerrados todo este tiempo, decidió abrir un ojo para ver qué estaba haciendo el señor Malfoy.

—Harry —dijo el señor Malfoy—. ¿Estás bien?

—Sí —dijo Harry, dándose cuenta de que debía parecer un idiota. Sus músculos estaban rígidos cuando se obligó a bajar los brazos, pero por dentro se sentía tembloroso.

—Está bien —dijo el señor Malfoy. Extendió la mano y tocó el cabello de Harry.

Harry saltó, aterrizando medio hacia atrás en el taburete y casi se cayó.

—Lo siento —dijo rápidamente, enderezándose—. Puede... me olvidé; puede comprobar si hay algún residuo de pociones. Olvidé que ibas a hacerlo, lo siento.

—Harry —dijo el señor Malfoy, luego se detuvo.

Harry estaba comenzando a darse cuenta de que el señor Malfoy se detenía así cuando algo lo perturbaba. Era muy diferente a lo que hacía la tía Petunia, que era chillar y gritar y encerrarlo en la alacena, y a lo que hacía el tío Vernon, que era agarrarlo y empujarlo. Una vez, cuando se enojó mucho, Vernon derribó una planta y rompió la maceta, haciendo que la tierra se esparciera por el suelo. La forma en que reaccionó el señor Malfoy hizo que se le hiciera bastante difícil darse cuenta de las cosas que no le gustaban, pero Harry estaba bastante seguro de que al señor Malfoy no le había gustado que se cayera del taburete. Harry ni siquiera sabía por qué se había estremecido. El tío Vernon nunca lo había golpeado, por lo que no tenía nada de qué temer.

—Harry —La voz del señor Malfoy era baja—. ¿Alguien te ha castigado alguna vez por hacer magia?

—No —dijo Harry, porque no quería que el señor Malfoy tuviera la idea de castigarlo—. Nunca la había hecho antes —agregó rápidamente.

—¿Y lo que pasó con los libros? Eso es magia accidental —La voz del señor Malfoy sonaba más suave ahora—. Sucede cuando un niño mágico está asustado, estresado o herido. ¿Estás diciendo que eso nunca te ha pasado antes?

—No —Harry negó con la cabeza con vehemencia—. Nunca.

—Harry —Hubo una pausa y Harry se dio cuenta de que había vuelto a cerrar los ojos—. Sabes que mentir es malo, ¿no?

Harry podía que se acumulaban lágrimas en sus ojos, pero ni siquiera sabía por qué estaban allí, así que no las dejó salir. Era muy bueno para no llorar. A nadie le gustaba un llorón, a excepción de tío Petunia y tía Petunia con Dudley. Pero eso era diferente. Harry asintió.

—La mayoría de los niños de tu edad han aprendido un poco más de control —la voz del señor Malfoy seguía siendo amable, a pesar de que decía que Harry estaba siendo malo. Harry también había escuchado eso antes. "Estás subdesarrollado, Harry", le había dicho una de sus maestras más amables, con voz bastante suave. Harry no sabía qué quería decir el maestro con "subdesarrollado", pero sabía que era algo malo—. Por lo general, solo los niños pequeños tienen accidentes mágicos como ese —continuó el señor Malfoy—, pero supongo que no tienes a nadie que te ayude a aprender a controlarla.

—Lo siento —dijo Harry.

—Déjame preguntarte de nuevo —dijo el señor Malfoy con esa voz baja y gentil—. ¿Alguna vez alguien te ha hecho daño cuando algo extraño ha sucedido a tu alrededor? ¿Algo que podría haber sido tú haciendo magia accidental?

—No —dijo Harry, porque era verdad. Había tenido que quedarse en la alacena durante días seguidos y había tenido que saltarse las comidas; el tío Vernon había gritado y la tía Petunia había chillado; el tío Vernon lo agarraba y lo empujaba, pero nunca lo golpearon ni usaron cuchillos ni nada por el estilo. Así que Harry nunca había sido herido por eso.

—Harry —la voz del señor Malfoy fue aún más baja—. ¿Estas mintiendo?

Las lágrimas en los ojos de Harry se sentían como pinchazos. Supuso que le dolía que el señor Malfoy no le creyera, pero el tío Vernon nunca le creyó y eso había dejado de molestar a Harry hacía mucho tiempo.

—Harry —La voz del señor Malfoy era tan tranquila.

Harry negó con la cabeza. No estaba seguro de recordar la pregunta.

El señor Malfoy se quedó allí durante lo que pareció mucho tiempo.

—Está bien —dijo, dándose la vuelta por fin. Cogió los anteojos de Harry, sus nuevos anteojos, los que el señor Malfoy había encogido mágicamente, se los ofreció—. Póntelos.

Harry miró las gafas, luego al señor Malfoy, tratando de decidir si era algún tipo de truco. Incapaz de ver la expresión del señor Malfoy para determinar si era uno o no, Harry le arrebató las gafas y se las puso. El señor Malfoy ya se estaba alejando de nuevo.

—¿Quieres chocolate caliente?

Su voz era ligera y normal, como si nada hubiera pasado. Harry no entendió.

—Ven —dijo el señor Malfoy de esa manera normal, dirigiéndose hacia las escaleras.

—¿Qué pasa con las pruebas? —Preguntó Harry, bajando del taburete.

—No tenemos que hacer eso ahora. Es la hora del chocolate caliente.