V
Estuvieron ordenando los archivos durante un tiempo, clasificándolos por fecha y luego por caso. Harry hojeó la parte superior de los papeles, que todavía parecían aburridos, pero Draco leyó algunos de ellos.
—Muchos de estos no son los casos de Pot- tus casos —dijo Draco, corrigiéndose a sí mismo—, y hay una gran cantidad de archivos. Me pregunto si estabas vinculando casos antiguos del Ministerio para encontrar un patrón que coincidiera con tu actual sospechoso.
Lo de "vincular casos" no sonaba como algo que él pudiera hacer, pero Harry no dijo nada. Quizás se volvió más inteligente cuando creció.
—Si encontraste un patrón, probablemente no dejaste los archivos relevantes en cajas. ¿Te gustaría ver qué más podemos encontrar? —Draco se puso de pie y le ofreció la mano a Harry.
Harry lo miró, pensando que tal vez Draco iba a llevarlos arriba con el hechizo de aparición mágica. En cambio, cuando Harry tomó su mano, Draco tiró de ella, ayudando a Harry a ponerse de pie, pero no la retiró instantáneamente, y Harry apretó su agarre. Petunia tomaba la mano de Dudley todo el tiempo; a veces los amigos lo hacían en la escuela, pero nadie lo había hecho con él. Sin embargo, a Draco no pareció importarle.
El segundo piso tenía algunos dormitorios mohosos más, con un baño entre ellos, y Draco se detuvo allí para recoger algunos pelos del desagüe del lavabo.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Harry.
—Pueden ser necesarios para el trabajo que estoy haciendo con la cura —dijo Draco, poniendo los cabellos en un sobre que tenía en su capa.
—¿Un poco de pelo viejo? —Preguntó Harry, haciendo una mueca.
—Cabello viejo, precisamente —Los labios de Draco se torcieron en una sonrisa—. Estos son pelos de tu yo mayor, lo que puede ayudarme a determinar qué tan mayor hacerte cuando arreglemos la poción. No te preocupes, Harry —agregó Draco, aparentemente viendo la expresión de disgusto de Harry—. Solo los estoy tomando como precaución; puede que no los necesitemos.
Al salir del baño, subieron al último piso y abrieron la siguiente puerta de un dormitorio que parecía ser utilizado con regularidad. Al darse cuenta de que esta debía ser la habitación que él usaba, Harry deambuló un poco. Había una cama contra la pared del fondo con una pequeña mesita de noche que tenía un cajón. Había una gran cómoda contra la pared perpendicular, junto a una silla de aspecto cómodo. La cama estaba desordenada y la ropa estaba desparramada. También había unas zapatillas tiradas por el suelo, algunos platos y más papeles. Harry fue a revisar el armario mientras Draco comenzaba a inspeccionar la habitación.
En el armario, largas túnicas y capas colgaban de ganchos junto a otras prendas que lucían bastante bonitas. Harry se probó uno de los abrigos solo por diversión, encontrando unas extrañas monedas de oro en el bolsillo. No queriendo robar, volvió a poner las monedas y el abrigo en su gancho. Había tres o cuatro escobas en la esquina, lo que parecía extraño ya que Harry nunca había sido un fanático de la limpieza, y la habitación no parecía estar llena de polvo como las otras.
Cuando Harry salió del armario para ver qué más había en la habitación, Draco estaba de pie junto a la mesita de noche, sosteniendo un cuadrado verde de tela y un paquete de papeles. Con el ceño fruncido, Draco continuó mirando la tela verde mientras Harry entraba en la habitación. Pensando que la tela debía ser importante, Harry se acercó a él.
—¿Qué es eso?
—No es nada —dijo Draco, metiendo la tela y el paquete de papeles en el cajón y luego cerrándolo con su varita.
Mientras lo hacía, Harry vio una caja delgada en la mesita de noche. Parecía que tenía que ser electrónica, ya que de ella salía un cable sujeto a algo detrás de la mesa. Era la primera cosa electrónica que Harry había visto en la casa, además de quizás la batidora de mano.
—¿Qué es eso? —Preguntó Harry, presionando el botón en el frente. Una imagen llenó el espacio negro en la parte superior de la caja: una chica de cabello castaño y un hombre de cabello rojo.
—Es un celular.
—Dijiste que un celular era un teléfono —acusó Harry, tan confundido que se olvidó por completo de la tela verde.
—Es un teléfono —dijo Draco—. También puede contener imágenes.
—¿Quiénes son ellos? —Preguntó Harry, mirando más de cerca a la chica de cabello castaño y al hombre pelirrojo.
—Esos son amigos tuyos. De Hogwarts.
—¿Tenía amigos? —Harry cogió el teléfono -el celular-, para mirarlo más de cerca. La parte inferior de la imagen tenía una barra que decía "deslizar para desbloquear".
—Claro que tú- —Draco se interrumpió a sí mismo y bajó la mirada hacia él—. Sí, Harry —dijo con seriedad—, tenías amigos. Esos fueron tus dos mejores amigos.
Harry lo recordaba ahora; Draco había dicho que Harry era amigo de "el tipo correcto de personas". En la imagen, la chica de cabello castaño sonreía, mientras que el pelirrojo echaba la cabeza hacia atrás para reír.
—Parecen viejos —dijo Harry—. ¿Seguimos siendo amigos ahora?
—Sí. Tú... tú sigues siendo amigo de ellos ahora.
—¿Crees que podría haber hablado con ellos sobre mis casos? —Harry pensó que, si realmente tenía amigos, les contaría todo, y podrían hacer todo juntos, como resolver crímenes y tomar fotografías de sí mismos riéndose. Todos los días almorzarían pescado y papas fritas.
—Podrías haberlo hecho.
—Entonces, ¿crees que podrían saber algo? —Preguntó Harry—. Tal vez podríamos llamarlos para preguntarles sobre el pocionista —La barra en la parte inferior no tenía una forma obvia de deslizarla, pero intentó hacerlo con el pulgar. La imagen cambió a una diferente con un montón de pequeñas imágenes.
—Ah —Alejándose, Draco comenzó a barrer la ropa esparcida por la habitación—, no creo que sea una buena idea.
—¿Por qué no?
Draco recogió las zapatillas del suelo.
—Cuando viniste a mí, para hablar sobre el caso en que estabas trabajando, dijiste… —Mientras iba a poner la capa y las zapatillas que había recogido en el armario, Draco se apartó de Harry— dijiste que otras personas del Ministerio podrían estar involucradas.
—¿Qué es el Ministerio?
—El Ministerio de Magia —dijo Draco— es el gobierno mágico.
—¿Qué tiene eso que ver con esto?
—Significa… Harry, Granger y Weasley, tus dos amigos, ambos trabajan para el Ministerio.
—¿Estás diciendo que no confío en mis amigos?
—Tú dijiste… Apagando la luz del armario, Draco se volteó hacia él, y Harry se sorprendió por lo cansado que se veía. Las bolsas bajo sus ojos parecían estar manchadas con sombras o magulladuras—. Dijiste que yo era el único en quien podías confiar.
—Pero dijiste que no somos amigos —dijo Harry.
—No sé por qué lo dijiste. Solo intento- solo- solo dijiste, así que lo estoy… Lo arreglaré. Puedo arreglarlo, Harry. Dijiste que confiabas en mí, que lo era… No necesito la ayuda de nadie —Las bolsas bajo los ojos de Draco lo hacían lucir infeliz, muy desesperadamente infeliz, y su boca se torció hacia abajo.
—Excepto la mía —dijo Harry.
—Sí —Draco sonrió levemente—. Sí, Harry. Necesito tu ayuda.
Harry se subió las gafas. —También confío en ti. De verdad.
Draco tragó saliva. —Vamos… —Caminando hacia Harry, le ofreció su mano nuevamente. Harry dejó el móvil y le tomó la mano—. Ven conmigo. Te mostraré la Red Flu.
—¿Qué es una Red Flu?
Tomados de la mano, salieron de la habitación y bajaron las escaleras.
-0-
La Red Flu resultó ser la chimenea, que servía como un medio de transporte mágico. Draco dijo que la mayoría de los magos y brujas tenían polvos flú en las piezas de la chimenea. Al encontrar las del Harry mayor, Draco tomó un puñado de polvo y lo arrojó al fuego, que se puso verde. Cuando entraron, no estaba nada caliente y Draco dijo:
—Elixires Especializados —Esto los sacó de la chimenea del Número Doce de Grimmauld Place a una de las chimeneas del laboratorio de Draco.
—¿Qué es Elixires Especializados? —Preguntó Harry.
—Ahí es donde estamos —dijo Draco—. ¿Te gustaría ayudar con más pociones?
Harry aceptó con entusiasmo y se dispusieron a hacer algo que Draco llamó "soluciones indicadoras". Eran pociones que podías usar para probar si alguien había comido un ingrediente en particular, y Draco dijo que las había hecho antes para muchas cosas. Dijo que incluso había hecho uno para ayudar a Harry con su trabajo de Auror, pero luego no dijo nada más al respecto.
Draco hizo que Harry removiera algunos polvos, y luego, que les quitara algunas alas a algunas libélulas. La peor parte fue el sonido que hacían si no las sacaba correctamente; se les podía oír crujir. Harry accidentalmente le rompió la cabeza a una, pero cuando miró rápidamente a Draco para ver si se había dado cuenta, Draco estaba agitando su varita. Apareció un pequeño acuario con peces nadando en él y un pequeño calamar. Al final resultó que, tuvieron que asustar al calamar para poder obtener un poco de tinta.
—Eso no debió agradarle al calamar —señaló Harry, una vez que Draco recogió la tinta.
—No soy una persona muy agradable —dijo Draco, llevando el cuenco de metal a una de las ollas negras que colgaban de la barra sobre una de las chimeneas. El borde del tazón se alineó con el borde de la olla de modo que cuando Draco colocó el tazón encima, este se balanceó perfectamente sobre la olla y no se cayó.
—Yo creo que eres agradable —dijo Harry, siguiéndolo hasta la chimenea.
—Gracias, Harry —Usando su varita, Draco encendió un fuego debajo de la olla, luego regresó a su banco.
Harry también lo siguió hasta allí. —Crees que mi marco de preferencias ha cambiado.
—No debería haber dicho eso.
—Quizás tenías razón —Harry se subió las gafas—. Los Dursley no son nada agradables.
—Concuerdo. ¿Cómo estás cortando, Harry? Necesitamos esas colas de rata en trozos de medio centímetro.
Harry se encogió de hombros. —Está bien, supongo. La tía Petunia me pide que corte las cosas que a veces vienen un poco grandes.
—¿Recuerdas el hechizo cortante que te enseñé cuando preparamos el almuerzo?
—¿Puedo usarlo? —Harry preguntó, sintiéndose emocionado por volver a hacer magia.
—Solo tienes que seguir moviendo las colas debajo del cuchillo para asegurarte de que tengan la longitud correcta y asegurarte de que tus dedos no queden atrapados.
—Eh —dijo Harry, sintiéndose un poco avergonzado—, no sé dónde puse mi varita.
—Aquí —dijo Draco, sacándolo de la manga.
—Gracias, señor. Yo- yo la olvidé de nuevo.
—Está bien —dijo Draco, su voz cálida—. Te enseñaré un hechizo para que la guardes en tu manga.
—¿Como tú? —Dijo Harry, levantando la cabeza para ver si Draco hablaba en serio.
—Sí —Entonces la mano de Draco tocó su hombro, pero de una manera agradable, y Draco lo estaba mirando con sus ojos plateados, su garganta pálida y su bonita boca—. Todos hemos cambiado nuestra forma de pensar. No debería haber descartado la tuya, especialmente porque significa mucho para mí.
—¿Mi forma de pensar? —Preguntó Harry, sintiéndose un poco confundido.
—Sí, Harry. La valoro tremendamente.
—Oh —dijo Harry, sonrojándose un poco. Nadie le había dicho algo así antes, y era extraño cómo la mano de Draco no había dejado su hombro, pero también era agradable.
—Déjame mostrarte el hechizo para cortar de nuevo. Solo para estar seguros de que estamos a salvo —dijo Draco, su mano se deslizó, el cuerpo se giró levemente para mostrarle a Harry el hechizo.
Continuaron así durante varias horas, Draco le mostró a Harry hechizos que cortaban, removían y recogían, preparando las pociones hasta bien entrada la hora de la cena.
-0-
En la cena volvieron a comer pescado y papas fritas, que Harry había pedido cuando Draco le dijo de nuevo que podía comer lo que quisiera. Draco no parecía emocionado de comer eso de nuevo, pero lo hizo de todos modos. Después comieron helado, porque Draco dijo que todavía era su entre-cumpleaños.
Aún no habían terminado las pociones, así que Harry asumió que volverían a bajar después de la cena, pero en lugar de eso, Draco fue a la sala de estar y expandió la silla de nuevo con su varita.
—Hay algo que quiero que veas —dijo, apuntando con su varita a las estanterías para hacer que un libro flotara hacia ellos.
Bastante seguro de que Draco iba a intentar hacer que leyera, Harry se sentó con cautela en el borde del sofá que Draco había hecho, sintiéndose nervioso y molesto. Pero Draco se limitó a dejar el libro grande con una cubierta elegante en su regazo y lo abrió en una página que iba por el medio del libro. Por el rabillo del ojo, Harry pudo ver que la página estaba llena de imágenes en movimiento, lo que lo hizo sentir aún peor. Draco pensó que no podía leer en absoluto.
—Esta es mi tía abuela Walburga —dijo Draco en su lugar—. Ella es la tía de mi madre, por parte de su padre.
Harry instantáneamente se sintió más interesado. Apostó a que la familia de Draco era realmente genial.
Cuando Harry miró la foto, sin embargo, vio a una anciana adusta que fruncía el ceño con fuerza hacia la cámara y luego se giraba para mirar a alguien fuera del marco. Harry tragó saliva y trató de pensar en algo agradable que decir.
—Ella luce… muy agradable.
La cabeza de Draco se echó hacia atrás y se rio, pero fue un sonido amable y cómodo, que Harry encontró confuso pero agradable, sin embargo.
—Creo que ambos podemos estar de acuerdo en que se ve exactamente como un buitre —dijo Draco, sonando divertido—. Ella también era tiránica.
—¿Qué significa tiránico?
—Un tirano es alguien que nunca te deja divertirte.
—Oh. ¿Te castigan cuando no has hecho nada malo?
Hubo una pausa y Harry miró hacia arriba. Draco rápidamente pasó la página.
—No estoy seguro. ¿A qué tipo de castigo te refieres?
—Como encerrar a alguien en una alacena —dijo Harry—. A veces durante toda una semana y no poder comer las comidas adecuadas.
—Sí, creo que eso calificaría como tiránico —La voz de Draco era distante, como si estuviera pensando en otra cosa, y cuando habló de nuevo el tono fue brusco—. Este libro es bastante pesado. No estoy seguro de quererlo en mi regazo todo este tiempo. ¿Me ayudarías, Harry?
Harry frunció el ceño confundido.
—Si te sentaras más cerca, podría poner esta parte en tu regazo —continuó Draco, demostrando, acercándose más—, y aquí, para que no estemos aplastados, te rodearé con el brazo de esta manera y podrás pasar las páginas.
El brazo de Draco se deslizó alrededor de los hombros de Harry. El libro en el regazo de Harry no era tan pesado; no estaba realmente seguro de cuál era el problema de Draco, pero ahora que estaba sentado cerca de Draco se sentía muy bien. El cuerpo de Draco era cálido y sólido, y olía a pescado y papas fritas y tinta de calamar, y Harry nunca se había sentado con el brazo de nadie alrededor de él antes, a pesar de que había visto a otras personas hacerlo todo el tiempo.
—Aquí está Alphard —dijo Draco, señalando una foto de un hombre que parecía tan severo como la tiránica anciana—. Es mi tío abuelo y no es muy importante para los propósitos de esta historia familiar —Pasó la página para revelar a otro anciano—. Y aquí está Cygnus Black, mi abuelo por parte de mi madre.
—¿Black? —Preguntó Harry—. ¿Como mi padrino?
—Precisamente, Harry —dijo Draco—. Ahora vamos al grano. Pasemos a la próxima generación. Aquí está Bellatrix, pero no necesitamos mirar a esa vieja bruja en absoluto, y aquí está mi tía Andrómeda, que es bastante agradable, y aquí está mi mamá.
—Quiero mirar a tu mamá —dijo Harry, porque Draco estaba comenzando a pasar la página. Draco regresó y Harry miró los tres retratos de la chica de cabello negro, la chica de cabello castaño y la rubia. Parecían jóvenes, de entre doce y dieciséis años—. ¿Cuál es ella? —Preguntó, pero incluso mientras preguntaba, ya lo sabía. La chica rubia era la chica más hermosa que Harry había visto en su vida, y se veía exactamente como un Draco más joven.
Draco la señaló. —No se puede ver en estas fotos, pero sus ojos eran azules.
—¿No de color plata, como los tuyos?
Draco debió haber encontrado esto divertido, porque sonrió. —No, plata no.
Además de los tres retratos individuales, la página tenía otras dos fotografías de las tres chicas. En uno de ellos, las tres estaban posando muy bien para la foto, la madre de Draco sonriendo con gracia y la pelinegra poniendo los ojos en blanco. En el segundo, la chica de cabello castaño y la de cabello negro volteaban para verse la una a la otra y sacaban sus varitas, luciendo como si estuvieran gritando. En esa foto, la mamá de Draco seguía sonriendo con la misma sonrisa bonita, pero, aunque su boca no cambió, sus ojos sí lo hicieron. Parecía como si se estuvieran congelando lentamente en hielo, la inquietud consumiéndola poco a poco con todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.
—Ella es tan bonita —dijo Harry, porque lo era.
—Sí —estuvo de acuerdo Draco.
—¿La quieres mucho? —Preguntó Harry, mirando a Draco.
—Sí, Harry.
—¿La ves mucho? ¿Dónde vive? ¿Y tu papá?
—No tengo ninguna foto de mi papá —dijo Draco.
—¿Por qué no?
El brazo alrededor de los hombros de Harry se levantó, y Harry estaba seguro de que había dicho algo malo, pero luego la mano de Draco rozó el cabello de Harry. Le quitó el flequillo de la frente con un movimiento suave, y luego el brazo volvió a rodear los hombros de Harry, de una forma cálida y reconfortante. Con la otra mano, Draco pasó la página.
—No estás comprendiendo el punto de todo esto —dijo Draco—. No quería mostrarte mi historia familiar; quería mostrarte un poco de la tuya.
—¿Mía? —Dijo Harry, sorprendido, pero comenzando a sentirse emocionado.
—Este es Sirius Black —dijo Draco—, tu padrino.
El retrato que Draco estaba señalando era de un niño de la edad de Harry. Su cabello era bastante largo y negro, su expresión molesta. Tanto la expresión como su cabello le recordaron a Harry a la chica de cabello negro de la página anterior, al igual que su túnica. Todos los demás en todas las fotos estaban muy bien vestidos, pero Sirius Black se veía desaliñado, como si no le importara cómo se veía.
—¿Quién es ese? —Preguntó Harry, señalando el retrato de un niño más joven. Parecía que podía ser Draco, si Draco tuviera el pelo oscuro y no fuera tan guapo.
—Regulus Black —dijo Draco—, el hermano de Sirius. Ambos fueron grandes hombres, Harry.
—¿Los conocías?
—No —dijo Draco—, pero sé de ellos.
—¿Por tu mamá?
—No, por ti —Draco le dio a Harry un apretón en el hombro.
—Pero no somos amigos.
Los labios de Draco se crisparon, algo así como una sonrisa, pero también algo como un ceño fruncido.
—Te gusta mucho recordarme ese hecho.
—No parece correcto —dijo Harry—. Deberíamos ser amigos.
—Te diré una cosa —dijo Draco—: Si cuando seas grande todavía te gustaría ser mi amigo, lo aceptaré.
—Yo sé que todavía me gustaría ser amigo tuyo —Harry miró las fotos—. ¿Esto nos hace parientes? ¿Porque en tu familia también hay Blacks?
—Espero que no —dijo Draco, cerrando el álbum.
—Oh.
—Harry, me refería… hay personas de mi familia que son tan terribles que no querrías ser parte de ella.
—¿Quiénes?
—Bellatrix Lestrange, para empezar.
—¿La chica de cabello negro?
—Así es.
Harry pensó que ella no se veía tan mal, pero supuso que Draco sabía mejor que él. Parecía extraño que Draco pudiera tener un miembro de la familia horrible y crecer siendo tan buena persona, de todos modos, pero Harry supuso que el tío Vernon y la tía Petunia eran técnicamente miembros de su familia, así que tal vez había mucha diferencia.
—¿Qué les pasó realmente a mis padres? —Preguntó Harry. Se había estado preguntando sobre eso desde que Draco le había estado preguntando por ellos la noche anterior, y hablar de sus familias se lo recordó.
En lugar de usar su varita, Draco se puso de pie para guardar el álbum de fotos.
—Tus padres eran magos —dijo, poniendo el álbum con cuidado en uno de los estantes.
—¿En serio?
—Sí —Draco parecía estar acomodando la organización de los libros.
—¿Que les pasó a ellos?
—Ellos… ellos murieron. Murieron defendiéndote de… —La voz de Draco se apagó, se dio la vuelta y pareció cuadrar los hombros. Parecía alguien que estaba en una película horrible, y, mostraba valentía cuando estaba a punto de ser torturado, y Harry se preguntó si debería haber preguntado. Pero se trataba de sus padres, y luego Draco prosiguió—: Había un hombre. Era idiota, poderoso y arrogante. Pensó que podía… era egoísta y cruel, y pensaba que podía controlar a todo el mundo, pero no podía realmente. No podía controlar a tus padres, ni a personas como tus padres, y se enfrentaron a él y murieron por ello.
Harry trató de procesar todo eso.
—Mi tía y mi tío me dijeron que mis padres murieron en un accidente automovilístico.
—Tu tía y tu tío son unos asquerosos mentirosos —dijo Draco con vehemencia, luego se volvió hacia la estantería.
Harry miró su espalda con los ojos muy abiertos. Ninguno de los profesores agradables le habían dicho algo como eso. Por lo general, comentaban lo difícil que era tener acogimiento familiar, pero que los Dursley realmente estaban tratando de hacer lo mejor para él.
—Son unos mentirosos, Harry —dijo Draco, seleccionando un libro diferente del estante. Regresó al sofá—. Son mentirosos y nunca tienes que volver con ellos, no si no quieres. Voy a arreglar esto.
No volver con el tío Vernon y la tía Petunia sonaba bien. Draco era agradable, excepto que, si realmente le hubiera agradado Harry, Harry habría podido mantener la edad que tenía, cuando eran amigos, en lugar de tener treinta y un años, cuando no lo eran.
—¿Y qué pasó con el hombre malo? —Preguntó Harry, mientras Draco se sentaba a su lado—. ¿El que mis padres enfrentaron? ¿Fue encarcelado?
—Ah —dijo Draco—. No. Un hombre muy valiente se deshizo de él para siempre.
—¿Quieres decir que lo mató?
—Así es —Draco jugó con los bordes del libro que había ido a buscar. Parecía viejo, pero tenía una bonita cubierta, con enredaderas verdes cosidas en lo que parecía cuero—. El hombre malo terminó muriendo, finalmente. Él mismo se lo provocó.
—¿Eras tú? —Preguntó Harry.
—¿Hmm?
—El hombre muy valiente.
—Harry —dijo Draco—, no.
Harry trató de ocultar su decepción.
—Estoy seguro de que lo conocerás algún día —dijo Draco gentilmente.
A Harry no le importaba conocer al valiente hombre. Estaba bastante seguro de que Draco podría haberlo hecho si hubiera estado allí, pero Harry supuso que había sucedido hace mucho tiempo. Su mente se arremolinaba con pensamientos sobre el accidente automovilístico que siempre había imaginado y lo que Draco había dicho; Harry siempre había pensado que su mamá y su papá debían haber sido buenas personas, pero que Draco se lo dijera significaba mucho. Draco, que era amable e inteligente, y fuerte y mejor de lo que la tía Petunia o el tío Dursley jamás podrían ser. Draco no había conocido a los padres de Harry, se suponía que debía tener la misma edad que Harry, pero aún pensaba que la mamá y el papá de Harry eran buenos, y habían sido magos. Habían sido mágicos como él, y Harry se preguntó si la tía Petunia y el tío Dursley lo sabían.
Deben haberlo sabido.
Tu tía y tu tía son unos asquerosos mentirosos, había dicho Draco, y sonaba enojado por eso. Había sonado muy enojado por eso, pero no con Harry, y algo en eso se sentía casi agradable. Aunque Draco realmente deseaba que Harry tuviera treinta y un años, todavía se sentía bien. Acercándose más a Draco en el sofá, Harry fingió mirar el libro que Draco había traído, pensando que tal vez Draco pondría su brazo alrededor de él nuevamente.
—¿Qué es eso? —Preguntó Harry.
—Cuentos de hadas —contestó Draco.
—Oh —dijo Harry, haciendo todo lo posible por no sentirse decepcionado.
—Los muggles tienen cuentos de hadas, ¿no?
—Ajá. Como… ehm —Harry luchó por pensar en uno—, como Cenicienta.
—Cenicienta es un cuento fantástico —dijo Draco, lo que fue aún más decepcionante, porque Cenicienta era muy aburrido. La idea de que pudieras descubrir que tenías un padrino mágico siempre le había parecido tan poco realista que Harry pensó que era una estupidez. Draco continuó—. Realmente me gusta la parte donde los cuervos picotean los ojos de las hermanas.
—¿Qué? —Harry miró a Draco, sorprendido—. Eso no está en Cenicienta.
Draco frunció el ceño.
—Estoy seguro de que lo es. Sin embargo, encontré la parte donde una de las hermanas se cortó el talón un poco repugnante. ¿No sangraría el zapato?
—Eso tampoco está en Cenicienta.
—Quizás la versión Muggle esté alterada.
—¿A qué te refieres?
—Significa que no es tan interesante —Draco abrió el libro y rodeó a Harry con su brazo como había hecho antes.
Se sentía tan cálido y agradable que Harry quería acercarse aún más, lo cual era estúpido. Era tan estúpido, porque Petunia siempre estaba abrazando a Dudley, pero eso era porque Dudley era un bebé grande. Harry no quería ser un bebé, así que se quedó donde estaba.
—Cuando era niño, mi padre solía leerme estas historias —dijo Draco, revisando el índice y abriendo una página—. Mamá solía hacerlo también, pero era mejor cuando Padre lo hacía.
—¿Por qué? —Preguntó Harry, porque quería escuchar todo sobre el padre de Draco. Quizás había sido el valiente mago que había derrotado al malo, pero si hubiera sido, Draco probablemente lo hubiera dicho. Quizás Draco no había querido presumir. Quizás…
—Padre hacía todas las voces —dijo Draco—. Me preguntaba si… si te gustaría escuchar una de las historias.
Harry nunca había tenido a alguien que le leyera antes, excepto las veces durante su primer año en la escuela primaria, cuando la maestra leía un libro al frente de la clase y mostraba las imágenes.
—¿Harías las voces? —Preguntó Harry, olvidando temporalmente sus dudas y acercándose aún más—. ¿Como lo hacía tu papá?
—Sí —El brazo de Draco se curvó alrededor de él, manteniéndolo cálido y cerca—. Lo haré como lo hacía mi padre.
