VI

A la mañana siguiente, Harry volvió a despertarse en una cama. Parpadeando para abrir los ojos, alcanzó sus gafas. Cuando se las puso, vio a una zorra plateada, que se puso de pie, se dio la vuelta y trotó a través de una pared. Esta vez Harry no entró en pánico, encontró su varita en la mesita de noche y comenzó a hacer la cama. Quizás debería preguntarle a Draco sobre ese hechizo para hacer la cama. Probablemente estaba en ese libro que Draco le había dado, pero Harry no había leído el libro como debía, y luego Draco lo había hecho desaparecer. Harry se preguntó si a Draco le gustaría que se lo pidiera otra vez. Por otra parte, no planeaba seguir durmiendo en la cama de Draco. No había tenido la intención de volver a dormir en ella esta vez; debió haberse quedado dormido y Draco lo puso ahí con magia, así como también transfiguró su ropa en pijamas.

Harry estaba esperando a que volvieran a tocar la puerta de la habitación, como había sucedido la mañana anterior. No sucedió eso, así que terminó de hacer la cama, abrió la puerta y se fue a buscar a Draco, quien estaba trabajando en el laboratorio. Su ropa era diferente a la del día anterior, tan elegante como siempre, pero las bolsas debajo de sus ojos eran más pronunciadas.

—Buenos días, Harry —dijo Draco, sonriendo.

—Me pusiste en tu cama —acusó Harry.

La sonrisa vaciló. —Te quedaste dormido.

—¿Dónde vas a dormir si me sigues dando tu cama?

Draco agitó su varita y la zorra plateada se desvaneció, siendo absorbida por la varita de Draco.

—Lo siento, Harry —dijo Draco en voz baja—. La próxima vez te pediré permiso.

—¿Dónde dormiste? —Repitió Harry, sintiéndose petulante.

—No tienes que preocuparte por mí —dijo Draco, de esa manera tranquila—. Puedo-

—¡Como dormiste —Harry escuchó su propia voz elevarse y ni siquiera estaba seguro de por qué—, te quedaste despierto toda la noche trabajando en una poción tonta para tratar de regresarme a la normalidad!

Los ojos de Draco se abrieron en sorpresa y una expresión atónita adornó su rostro.

—Pero no necesito que me regresen a la normalidad —se escuchó decir Harry, y ni siquiera sabía por qué lo estaba diciendo; era como si su boca no estuviera conectada a su cerebro—. ¡Estoy bien! ¡Solamente no quieres pasar tiempo conmigo!

—Oh, Harry —Suspiró Draco.

—¡Me voy al baño! —Harry gritó, dando pisadas fuertes mientras caminaba por el pasillo con las escaleras—. ¡No entiendo por qué todo está arriba! —agregó, solo porque se sentía realmente enojado sin ninguna razón.

En lo alto de las escaleras apareció la zorra plateada. Harry quería gritarle a ella también, porque sabía que Draco la había enviado para seguirlo y no necesitaba un maldito animal mágico viéndolo usar el baño, por el amor de Dios. Pero Draco estaba abajo, así que gritarle sería de mucho esfuerzo, y Harry ni siquiera estaba seguro de por qué estaba gritando en primer lugar.

Después de usar el baño, Harry bajó la tapa del inodoro y se sentó encima, sintiéndose miserable, principalmente porque le había gritado a Draco sin una buena razón. Tal vez Draco encontraría al tío Vernon y la tía Petunia y enviaría a Harry de regreso con ellos hasta que Draco arreglara la poción. O tal vez Draco encerraría a Harry en una alacena, aunque eso fuera tiránico. Tal vez Draco no haría ninguna de esas cosas, porque era el hombre más amable y mágico de todos los tiempos, pero después de esto, no le caería bien a Draco, y eso hizo que a Harry le doliera el pecho.

No queriendo volver allí afuera y encontrarse con la zorra mirándolo, y ciertamente no queriendo volver con Draco, Harry finalmente decidió tomar una ducha. Bajo el rocío tibio del agua, trató de no pensar en nada, frotando su piel con el jabón de aroma agradable de Draco hasta que estuvo realmente limpio. La tía Petunia siempre le decía que estaba sucio y Harry pensó que ella podría tener razón.

Cuando Harry salió de la ducha, se puso las gafas y descubrió que la ropa lo estaba esperando en la tapa del inodoro y el pijama se había ido, al igual que el día anterior. Sabiendo que Draco debía haberla hecho aparecer allí, Harry se sintió aún más mortificado que antes, porque eso significaba que Draco había descubierto que Harry se estaba duchando y todavía le agradaba lo suficiente como para hacerle ropas mágicas. Sintiéndose como el idiota más grande del mundo, Harry se secó lo más lentamente posible y luego trató de vestirse con aún más lentitud, sin saber qué haría cuando terminara de hacerlo.

Poco a poco, sin embargo, el olor a tocino y los sonidos de algo sucediendo al otro lado de la puerta lo atrajeron, y como no había nada más que hacer en el baño, Harry finalmente abrió la puerta y salió.

En la cocina, una sartén de bollos flotaba fuera del horno y se cernía sobre el tocino que se estaba friendo en la olla. Un tazón de crema y otro tazón con bayas ya estaban sobre la mesa, y Draco estaba deletreando platos, cubiertos y servilletas en la mesa.

—¿Quieres desayunar, Harry? —Dijo Draco, como si nada hubiera pasado.

Sintiéndose humillado, Harry murmuró que sí, sobre todo porque su estómago se retorcía ante la idea de no poder comer las cosas que producían tan deliciosos olores. Sabiendo que probablemente su rostro estaba rojo, Harry se sentó a la mesa. Los bollos y el tocino volaron, flotando delicadamente hasta su plato.

—Gracias —murmuró Harry, y comenzó a comer no tener que decir nada más.

Draco se sentó frente a él, sin apenas hacer ruido. Sin embargo, cuando Harry lo miró, se dio cuenta de que Draco había puesto un bollo y algunas bayas en su plato. Al menos Draco sí estaba comiendo, a pesar de que no dormía. Porque estaba tratando de curar a Harry. Avergonzado y molesto de nuevo, Harry tomó un trago de jugo de naranja y luego comió el tocino.

Harry entendía por qué Draco quería encontrar la cura. Incluso si Draco odiaba al yo adulto de Harry y amaba al Harry de diez años, él todavía iba a tratar de regresarlo a la normalidad, porque ser un adulto era lo que Harry debía ser. No tenía nada que ver con si le agradaba a Draco en absoluto.

Saber eso no cambiaba el hecho de que, si Draco solo estaba tratando de hacer lo correcto, eso significaba que Harry a esta edad era lo incorrecto. Mientras tanto, Harry nunca había estado tan feliz ni se había sentido tan bien, lo que hacía que ser algo incorrecto fuera mucho más deprimente. Y luego se había ido y le había gritado a Draco por eso y había arruinado todo.

—Harry —dijo Draco en voz baja.

Harry se congeló.

Draco le dio una pequeña pero definida sonrisa.

—La comida no va a desaparecer —dijo—. Puedes masticar.

¿Qué vas a hacer al respecto? Harry quiso preguntar, pero básicamente se había metido un bollo entero en la boca, así que se lo tragó.

Draco no estaba tomando jugo de naranja recién exprimido, como Harry. En cambio, estaba bebiendo de una taza que tenía un rizo de vapor saliendo de ella. Por el olor, Harry supuso que era café. Draco ya había tomado dos tazas y ahora se estaba sirviendo una tercera.

—Pensé que podríamos salir de nuevo hoy —dijo.

¿Para ir a "un pequeño viaje"? Harry quiso decir con voz desagradable, pero tampoco dijo eso. Draco no lo había llevado a ningún lugar malo la última vez, incluso si no había sido exactamente divertido. Quizás esta vez Draco lo llevaría a la casa del pelirrojo… no. Draco dijo que tenían que ser un secreto, que nadie podía enterarse de lo que había sucedido. Como un experimento científico fallido. Harry tomó otro bollo.

—Conozco un lugar en Wiltshire —continuó Draco—. Es hermoso para un picnic. Y podría enseñarte a volar. ¿Te gustaría eso?

Harry había estado buscando más tocino, pero al escuchar las palabras de Draco, se quedó paralizado de nuevo.

—¿Volar? —Preguntó, con la boca llena de bollo.

La leve sonrisa regresó. —Sí. Solías volar todo el tiempo para un deporte que jugábamos en la escuela. Se llama Quidditch. Incluso cuando eras muy joven eras bastante bueno. El mejor de nuestro año, de lejos.

Harry tomó su jugo de naranja y tomó un sorbo para tragar el bollo que tenía en la boca.

—¿Vuelas con los brazos?

—Uno generalmente usa una escoba.

Tomando otro sorbo de jugo para pasar el resto del bollo, Harry tragó de nuevo.

—¿Como una bruja?

—Muchas brujas usan escobas, sí. En algunas culturas se usa más las alfombras, pero yo solo sé volar en una escoba. ¿Te gustaría aprender?

—Tú no… —Comenzó a decir Harry mientras agarraba otro bollo y lo hacía partía en pedazos con su mano. Algunas migajas cayeron en su plato.

—Sería un placer enseñarte a volar, Harry —La voz de Draco era profunda y cálida, lo que lo hacía sonar como si realmente lo dijera en serio.

Harry sabía que Draco solo estaba diciendo todo esto para poder fingir que nada había pasado antes, excepto que no estaba seguro de por qué Draco querría fingir eso mas que quizás querría olvidarlo. Y eso casi tenía sentido, porque Draco era muy amable y talentoso -era un genio, en realidad, con magia-, pero Harry le había gritado, de todos modos. Debería haber sido enviado a la alacena durante varias horas por eso al menos.

—¿Por qué tú…? —Harry comenzó, pero no pudo entender lo que quería preguntar.

—Porque no he podido volar en mucho tiempo —dijo Draco con esa voz perfectamente amistosa y razonable—. Me recuerdas a los tiempos en que estábamos en la escuela, y entonces volamos tan a menudo. Me di cuenta de que lo extraño.

Harry trituró su bollo un poco más.

—¿Vendrías conmigo, Harry?

—¿Por qué tu baño está en el piso de arriba? —Soltó Harry, que no era lo que había querido decir en absoluto.

—¿Perdón?

—Tu baño y cocina —dijo Harry—. Por lo general están en la planta baja, ¿no? ¿Es diferente aquí? Quiero decir, ¿porque eres mágico?

—No —dijo Draco lentamente, la confusión pintando sus rasgos—. El primer piso fue construido para ser un piso. La planta baja es una tienda.

—¿Una tienda? —Repitió Harry, sorprendido—. ¿Qué tipo de tienda?

—Una tienda de pociones.

—¿Con clientes?

La leve sonrisa regresó.

—Sí, Harry. Con clientes.

—Pero no parece una tienda. Y no he visto ningún cliente.

—Sí, bien —De pie, Draco flotó sus platos hacia el fregadero—. La tienda ha estado cerrada últimamente, para que el propietario pueda atender otros asuntos.

—¿Qué otros asuntos? —Preguntó Harry, antes de que pudiera pensar. Cuando Draco solo lo miró, Harry se dio cuenta de que, fuera lo que fuera un propietario, Draco era uno, y Draco no había abierto su tienda porque había estado tratando de regresar a Harry a la normalidad. Tal vez "Elixires Especializados" había sido el nombre de la tienda.

—Pero no parece una tienda —dijo Harry.

—No es el tipo de tienda donde la gente viene a comprar pociones que hay en los estantes —dijo Draco, dirigiendo las cacerolas de la cocina al fregadero también, luego haciendo algo que hizo que unas pocas burbujas flotaran en el aire. Jabón, supuso Harry—. Preparo según las especificaciones.

—¿Especificaciones?

—Especificaciones. Pociones especializadas, por así decirlo. Como un sastre, pero para filtros y elixires.

Nada de eso sonaba a español.

Draco lo miró y se dio cuenta de que Harry no sabía a qué se refería.

—La gente viene y me describe específicamente sus problemas —dijo Draco—. Diseño una poción especial, solo para ellos, y les digo el costo. Acuerdan en pagarme el monto establecido, y luego preparo la poción y se las entrego. Ahora bien, Harry. ¿Te gustaría aprender a volar o prefieres hacerme preguntas todo el día?

—No deberías tener que cerrar tu tienda —dijo Harry apresuradamente.

—No me molesta.

—Pero no deberías —Harry quiso decirlo con pasión, porque le importaba que Draco tuviera que cerrar su tienda, pero su tono sonó agresivo. Empujó el tocino restante en su plato con su tenedor—. No deberías tener que cerrarla o pasar toda la noche trabajando en pociones o, o entretenerme, solo porque yo- solo porque todo esto es mi culpa. Tú… parece que te arrastré hasta donde sea que fuimos, cuando la poción cayó sobre mí. Así que no deberías tener que hacer todo esto por mí. Eso es todo.

—¿Entonces no quieres ir a volar conmigo? —Preguntó Draco a la ligera.

—Sí quiero-

—¿Entonces, por qué no quieres venir?

—Porque tienes que-

—Por el amor de Dios. Déjate divertirte un poco, solo por una vez.

El tono de Draco era tan exasperado que la boca de Harry se cerró de golpe.

Draco no había terminado.

—Mereces tener las cosas que quieres. Deberías haber conseguido las cosas que querías. Deberías haber- te merecías… —Pero Draco cerró la boca y no dijo nada más, y Harry no pudo ver su expresión porque estaba mirando al fregadero.

Harry, sintiéndose muy desconcertado, dijo:

—Lo siento.

No. No lo hagas… —Draco respiró hondo—. No te disculpes —Dándose la vuelta abruptamente, Draco se acercó a él, apuntando con su varita a una silla vacía para que esta se arrastrase a la mesa, al lado de Harry. Hizo un horrible ruido al arrastrarse por el piso de baldosas, y luego Draco se sentó a su lado, más cerca de lo que se suponía que debías estarlo cuando estabas en una mesa—. Es tu entre-cumpleaños —dijo Draco—. Finge que son como unas vacaciones. Puedes hacer cualquier cosa, todo lo que quieras.

—Pero las vacaciones son horribles.

Draco mostró una expresión afligida, pero la dobló rápidamente, como una carta enviada a alguna parte.

—Las vacaciones son felices —dijo, su voz suave y baja—. Las vacaciones son felices y los cumpleaños son felices y la magia es feliz, cuando la haces con buenas intenciones y con- con alguien que te importa. Y alguien que se preocupa por ti, Harry —Draco extendió la mano, vaciló, luego lentamente tocó el cabello de Harry, apartando su flequillo a un lado.

Harry sabía que Draco podía ver su cicatriz. Cuando Petunia le había afeitado la cabeza, había dejado su flequillo para taparlo porque era tan horrible. Harry siempre había encontrado su cicatriz bastante genial.

—Mereces ser feliz —dijo Draco—. Te merecías una infancia feliz.

Harry estaba bastante seguro de que iba a conseguir una, ya que podría ir a una escuela mágica donde tenía amigos. Pero tal vez no sería feliz si Draco no era uno de ellos.

—Ven a aprender a volar conmigo —dijo Draco—. Te lo prometo, la tienda estará bien.

Draco realmente quería hacerlo, incluso si era solo para hacer feliz a Harry. Harry dijo que estaba bien.

-0-

El lugar que Draco conocía en Wiltshire estaba lleno de colinas verdes, de esas que parecían tener ovejas pastando en ellas, solo que no tenían ovejas. El cielo se veía más grande que en Privet Drive, y era de un escandaloso color azul, con nubes que lo atravesaban como si hubieran sido arrastradas hasta allí por un peine.

Comenzaron en el suelo, donde Draco le enseñó a Harry a decir "Arriba" y cómo usar la escoba para hacer cosas como cambiar de dirección. Sentarse en una escoba le parecía algo salvaje a Harry, era tan delgada y estrecha que parecía que podías caerte. Incluso si no lo hacías, parecía que sería incómodo, pero cuando lo intentó, se sintió natural, como algo que estaba destinado a hacer.

Después de alejarse un metro del suelo durante un rato, Draco le mostró una Snitch, que era una pequeña pelota dorada con alas que debías perseguir. Eso también parecía extraño, a quién le importaba una pequeña pelota de oro, pero cuando comenzó a zumbar y empezaron a perseguirla, Harry comprendió instantáneamente la emoción de seguirla.

Draco era mucho mejor volando y podía hacer muchas cosas, pero Harry no estaba seguro de que Draco estuviera tan interesado en perseguir a la Snitch como él, porque cada vez que la Snitch pasaba zumbando cerca suyo, Draco la dejaba pasar y le mostraba a Harry un nuevo truco. A veces, Draco se acercaba a la escoba de Harry para que pudieran hacer el truco juntos, en tándem, y por lo general flotaba allí hasta que Harry podía hacerlo por su cuenta.

En un momento, Draco le mostró cómo hacer una caída en pica, que dijo que Harry ya había dominado en primer año. Lo hicieron una y otra vez juntos, ya que a Harry le encantó: la sensación del viento silbando a través de su cabello, el suelo corriendo hacia él, incluso el mareo del giro. Por fin, Draco dijo que Harry debería intentarlo por su cuenta, y fue entonces cuando se cayó.

Harry había visto pasar a la Snitch justo debajo de él, y pensó que si desenganchaba sus piernas podría patearla al alcance de su brazo, pero había calculado mal. Su escoba ya estaba girando en espiral y procedió a salir en espiral debajo de él, y Harry estaba cayendo al suelo.

Harry estaba tan alto que podía ver un extraño montón de escombros en la distancia. Esto fue; había fallado en su primer intento de volar, en lo que Draco había dicho que era realmente bueno. Draco. Él era muy agradable, y el suelo venía muy rápido, y Harry no quería sentir cómo sería chocar con él, su cuerpo aplastándose como un insecto salpicado en un parabrisas. El aire que pasaba ya no se sentía agradable, sino amenazador, estaba allí, pero no podía agarrarse a él. Incorpóreo, dijo su cerebro, y luego…

Iba a la deriva lentamente, como una pluma, y Draco estaba allí, fuerte y cálido.

—Harry —dijo Draco, poniéndolo de pie, en el suelo, pero no aplastado como un insecto, sino que perfectamente normal—. Harry —dijo Draco de nuevo, sonando frenético. Estaba tocando los hombros de Harry, su rostro, su cabello—. ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño en algún lugar?

—Estaba tratando de atrapar la Snitch —dijo Harry.

—Lo sé —Draco dejó de tocarlo—. Como siempre… ¿estás bien?

—Creo que sí —Harry frunció el ceño, pensando en su cuerpo. Parecía estar todo allí—. ¿Incorpóreo solo significa que puedes pasar tu mano a través de algo, o significa que no puedes sentirlo en absoluto? —Se preguntaba si el aire contaba como incorpóreo.

—¿Qué estás-? Cielos, Harry, acabas de caer desde cientos de metros. Está bien tener miedo.

—¿Por qué tendría miedo? Me salvaste.

—Sí, pero si no hubiera estado allí… Merlín. Realmente no tienes miedo —Draco frunció el ceño—. No es de extrañar que te hayan clasificado en Gryffindor.

—¿Qué es Gryffindor?

—Significa ser irracional, Harry —Draco vaciló—. Cuando rejuveneciste y pensaste que te había secuestrado, ¿tenías miedo?

—Eh, tal vez un poco —dijo Harry—. Pero no me secuestraste.

—No, no lo hice. Y todo esto, descubrir que eres un mago, y hay magia, y tus padres, y en realidad eres veinte años mayor, nada de eso te ha asustado, ¿verdad?

—Hice que los libros flotaran —Harry lo miró—. Dijiste que era ansiedad.

—No te preocupes por los libros, Harry. Eso fue… normal.

Draco parecía tan preocupado que Harry finalmente entendió lo que estaba diciendo. Harry dio un paso atrás, poniendo más pasto verde entre él y Draco.

—Dijiste que no era normal. Dijiste que solo los niños pequeños lo hacían.

—Sí, pero en momentos de gran emoción-

—Crees que no soy normal.

—Creo que eres especial.

Subdesarrollado, Harry.

—Crees que soy un fenómeno —dijo Harry.

No —Draco dio un rápido paso hacia adelante—. Harry, no-

—¿Porque no siento lo que se supone que debo sentir? —Dijo Harry—. ¿Querías que me asustara más?

—No, Harry —Draco lo agarró por los hombros—. Harry, no quiero que actúes nunca de una manera que no sientes. Todo lo que sientas o no sientas está bien; no dejes que nadie te diga lo contrario. ¿Me entiendes?

—Supongo —dijo Harry, porque el tío Vernon y la tía Petunia parecían molestos si sentía algo, pero Draco parecía como si hubiera estado diciendo que Harry debería tener miedo.

—Tienes buen corazón, Harry. Eso es lo que importa. Te conozco, y sé que quieres ayudar a la gente. Quieres ayudar a todos, todo el tiempo, y no te detienes. Nunca dejas de preocuparte por la gente y de tratar de ayudar, incluso cuando no… cuando no hay suficientes personas que se preocupen por ti.

Harry entendió lo que Draco estaba diciendo ahora, lo que realmente estaba diciendo.

Harry había pensado a menudo que la tía Petunia y el tío Dursley no eran amables con él, pero pensó que era porque no eran buenas personas y él no era su hijo. Había pensado que había sido importante para su mamá y su papá, y que ellos se habían preocupado por él; tenía la esperanza de que se hubieran preocupado por él mucho. Nunca se le había ocurrido que alguien más debería preocuparse por él. Escuchar a Draco decir eso fue sorprendente, y Harry no estaba seguro de qué pensar al respecto.

—Ven —dijo Draco gentilmente—. ¿Te gustaría volar un poco más? ¿Esta vez, sin caerte?

—No fue mi intención —dijo Harry, mientras Draco se giraba para recoger la escoba de Harry.

—Lo sé, Harry —Draco le entregó a Harry su escoba, luego se alejó un poco más para recoger la suya.

Harry lo siguió. —Vi algo mientras me caía. Algunas piedras viejas. Creo que solía haber un edificio cerca.

Aún alejado, Draco recogió su escoba.

—Era una casa.

—No parecía una casa —dijo Harry—. Eran un montón de rocas.

—Fue demolida —Con la escoba en la mano, Draco siguió caminando.

Adivinando que Draco quería ir hacia la canasta donde estaba su almuerzo, Harry lo siguió de nuevo.

—¿Podemos ir a verla?

—No creo que sea una buena idea.

—¿Por qué?

Draco se giró tan abruptamente que Harry casi choca con él.

—¿Has notado que no hay animales aquí, Harry?

—Eh —Harry miró a su alrededor—, me di cuenta de que no había ovejas.

—No hay ninguna. Ni siquiera insectos. Nada vive aquí, nadie quiere hacerlo.

Es un lugar encantador para hacer un picnic, había dicho Draco. Harry nunca había tenido un picnic, pero había escuchado que las hormigas solían arruinarlo. Un lugar sin hormigas sería encantador, supuso, pero lo que Draco estaba diciendo no sonaba tan encantador.

—¿Qué tiene de malo? —Preguntó finalmente.

—El mago que mató a tus padres vivió en esa casa durante dos años. Se convirtió en un... en un lugar maligno, y nadie debería querer volver a él. Durante años, ni siquiera la hierba crecería aquí. Las flores apenas están comenzando a regresar.

Harry miró a su alrededor, notando las brillantes manchas de color que salpicaban el campo. Todo parecía tan fresco e inocente, como una pintura. Las pinturas tampoco tenían insectos.

—Pero no es culpa de la tierra —agregó Draco, más a la ligera—. Solía ser un lugar hermoso, el lugar más hermoso del mundo. Creo… creo que a la tierra le gustaría saber que hay muchachos en ella, volando y jugando Quidditch y pasándola bien. Eso... eso solía suceder aquí antes.

—Oh —fue todo lo que Harry pudo pensar en decir. Draco se veía tan triste.

—Ven, Harry —dijo Draco, girándose de nuevo—. Trabajaremos en sus fintas.

—¿Solía haber pavos reales aquí? —Soltó Harry, sin siquiera saber que iba a preguntar.

Draco se quedó quieto.

—Sí, Harry —dijo, luego voló en su escoba.

-0-

Durante las siguientes horas, Harry y Draco volaron tratando de atrapar la Snitch. Draco demostró varias técnicas de vuelo cada vez que la Snitch se le acercaba.

—En realidad no estás tratando de atraparla —se quejó Harry en algún momento—. Sigues enseñándome cosas.

Draco pareció sorprendido, sus mejillas sonrojadas por la ráfaga del viento.

—¿Querías que intentara atraparla?

—¡Pensé que era un juego!

—Oh, no pensé que fueras lo suficientemente rápido.

Harry estaba a punto de sentirse bastante abatido por eso, ya que Draco tenía razón, después de todo, pero luego Harry procesó el tono de Draco y la forma en que Draco lo miraba, sonriendo. En realidad, estaba sonriendo, con dientes y todo.

—Soy lo suficientemente rápido —dijo Harry—. Quizás simplemente no estás preparado para el desafío.

—¿Yo? Yo te enseñé todo lo que sabes.

Entonces Draco levantó la nariz y se veía tan idiota que Harry dijo:

—Sí. Pero eres viejo.

—Te vas a arrepentir de haber dicho eso-

—¿En serio?

—Oh, claro que sí. ¿Quieres saber por qué?

—¿Por qué-

—¡Porque la Snitch está ahí! —Exclamó Draco, alejándose por encima del hombro derecho de Harry.

Draco atrapó la Snitch tres veces después de eso.

—¿Ahora quién es el viejo? —Gritó, después de la cuarta vez.

—¡Sigues siendo tú! —Respondió Harry.

—Juguemos con ventaja —dijo Draco, dirigiéndose hacia Harry para volar en un espiral a su alrededor.

Harry tuvo que inclinar el mango de su escoba hacia abajo, yendo hacia el suelo para no chocar con él. Sin embargo, Draco siguió haciéndolo, girando en espiral cada vez más fuerte, hasta que de repente se puso de pie en su escoba y saltó.

—¡Draco! —Gritó Harry.

—¿Hmm? —Dijo Draco, colgando de su escoba con una mano. Para ese entonces, estaban lo suficientemente cerca del suelo que cuando Draco se soltó, se dejó caer el metro restante que lo separa del suelo con tranquilidad, y aterrizó sobre sus pies.

Harry decidió intentarlo.

—No lo sé —Draco lo llamó—. Eres muy joven, Harry; ¿estás seguro de que quieres intentar-

Harry logró poner ambos pies sobre la escoba. Ahora solo tenía que soltar sus manos, para poder pararse sobre ella como en una patineta, exactamente como Draco lo había hecho, y…

Cayó de nuevo, pero no tanto, esta vez, y cuando aterrizó fue directamente a los brazos de Draco.

—Tranquilo, Harry —murmuró Draco, poniéndolo de pie. Debió haber lanzado algún hechizo para hacer a Harry más ligero—. Dije que no te cayeras esta vez.

—Me distrajiste —acusó Harry.

Draco sonrió. —Suelo distraer mucho.

—¿Qué es "jugar con ventaja"? —Preguntó Harry.

—Ya estoy jugando con una, ya que tengo años y años de experiencia, y tú qué… ¿cuatro años? ¿Cinco?

—Tengo diez años.

—Por supuesto que los tienes —dijo Draco, agitando una mano alegremente.

Draco estaba siendo un imbécil, pero era a propósito. Harry sabía que se estaba burlando de él, pero… de una manera agradable. Como si fueran amigos, y Draco quería que Harry se riera con eso. La mayoría de las veces Draco parecía tan preocupado y serio todo el tiempo, pero a Harry le gustaba más cuando se hacía crecer el vello de la nariz o hacía que el suelo cambiara de color.

—Si jugaras con ventaja —continuó Draco—, podríamos estar más igualados. Intentémoslo de esta manera. Puedes lanzarme hechizos ofensivos, pero yo no puedo. Conozco muchos buenos; te los enseñaré.

—Oh —dijo Harry—, ¿estás seguro de que eso está bien?

—Por supuesto —Draco sonrió. Su cabello brillante junto con su camisa blanca, abierta en la garganta, lo hacía parecer un modelo en una sesión de fotos—. Tienes que vencerme de alguna manera, Harry.

—Te venceré, está bien —dijo Harry, y Draco comenzó a enseñarle hechizos.

Sin embargo, una vez que ambos regresaron al cielo, Draco no parecía que en verdad quisiera ganar. Siempre que se encontraba al alcance de la Snitch, le gritaba a Harry un hechizo que podía usar para detenerlo, o si Harry intentaba un hechizo y no funcionaba, Draco se detenía para recordarle cómo hacerlo.

—Todavía no estás realmente tratando de ganar —señaló Harry.

—Siempre intento ganar —Draco sacudió la cabeza—. Simplemente no me conoces lo suficientemente bien.

—Eh —Harry sabía que eso no era cierto, pero también sabía que no se suponía que debías corregir a los adultos—. Si tú lo dices.

—Preferiría ganar contra un oponente digno —agregó Draco.

Después de eso, Draco dejó de intentar ayudarlo. Estaban más cerca de un partido parejo de lo que habían estado antes, ya que Harry podía lanzar corrientes de aire para llevar a Draco de un lado a otro, aunque Draco sabía muchas maniobras para forzar a su escoba a dirigirse la dirección que quería. Mientras tanto, Harry no sabía tanto sobre maniobras, pero era pequeño y descubrió que eso significaba que era más rápido que Draco.

Después de otra media hora de volar, se encontraron al alcance de la mano de la Snitch. Los brazos de Harry eran más cortos, pero era más rápido. Pensó que podría conseguirlo si tan solo…

—Harry —dijo Draco, su voz llena de pánico—. ¡Mira allá!

Harry miró hacia donde Draco señalaba, sin ver nada más que un cielo azul y un verde ondulante. Cuando volvió a mirar a Draco, sin embargo, Draco sostenía la pequeña pelota de oro en su mano, sonriéndole a Harry triunfalmente.

Harry parpadeó, sorprendido.

—¡Hiciste trampa!

—Se permiten tácticas de distracción verbal —dijo Draco, inclinando su escoba hacia el suelo.

Harry no sabía lo que era una táctica de distracción verbal. También inclinó su escoba hacia abajo.

—¡Pero eso es trampa!

—Eso es ganar —Cerca del suelo ahora, Draco saltó desde su escoba.

—No —Harry también saltó desde su escoba—. ¡Eso es hacer trampa!

Draco se rio, ese sonido suave y agradable que tanto le gustaba a Harry.

—Estás tan sorprendido.

—Porque hiciste trampa.

—Me olvidé de tu indignación por la injusticia —Draco comenzó a caminar hacia la canasta del almuerzo—. Soy un Slytherin, después de todo.

Harry tampoco sabía lo que era indignación por la injustica, pero mientras seguía a Draco decidió preguntarle sobre la palabra más extraña.

—¿Qué es un Slytherin?

—Son unos tramposos, Harry. ¿Quieres almorzar?

Harry estaba interesado a pesar de estar todavía enojado.

—¿Qué hay ahí?

—Mini solomillos wellingtons de ternera y ensalada de primavera —dijo Draco, sacando una manta de la canasta y extendiéndola con su varita. Mirando a Harry mientras lanzaba hechizos a la canasta, sonrió—. No hay necesidad de lucir tan decepcionado. No tienes que comer la ensalada, y traje tarta de melaza como postre.

—No estoy decepcionado —dijo Harry, queriendo ayudar con el almuerzo, pero sin saber qué hacer—. Gracias.

—Ven a sentarte conmigo —dijo Draco, encantando los platos para que flotaran en lugares sobre la manta, luego se sentó sobre la manta él mismo.

Harry se acercó y se sentó, un poco inseguro de cómo la gente hacía las cosas en los picnics, pero en realidad era muy parecido a comer en el departamento de la tienda: Draco hizo le lanzó un hechizo a la comida en el plato de Harry, y cuando empezaron a comer, sabía delicioso.

—No creo que seas un tramposo habitual —dijo Harry, después de llenarse la cara con un poco de carne Wellington. Había descubierto que era carne de res cubierta con hojaldre, y no estaba nada mal.

Draco enarcó una de sus cejas doradas.

—¿Un tramposo habitual?

—No creo que harías trampa en cosas importantes —dijo Harry.

—Hmm —Draco le dio un mordisco a su ensalada—. ¿Es realmente trampa si uno encuentra una manera más fácil de hacer las cosas?

Harry abrió la boca y luego la cerró.

—No harías cosas que no deberías a hacer, es lo que quiero decir.

Draco dejó su tenedor, mirando hacia las colinas. Levantó la rodilla y apoyó el codo en ella, y eso lo hizo lucir como un modelo de nuevo, o como alguien en una película, posando de tal manera que mostraba seriedad.

—Cuando se trata de las cosas importantes de las que estás hablando, puede que no esté claro qué se supone que debes hacer. No hay exactamente una guía de instrucciones.

—Pero es por eso por lo que estás tratando de hacerme viejo —dijo Harry—. Estás trabajando muy duro porque estás tratando de hacer lo correcto.

—Siempre estás muy ansioso por atribuir motivos a la gente —Draco seguía mirando a la distancia.

Harry tampoco sabía qué significaba "atribuir motivos".

—De todos modos, cuando dijiste que pensabas que a la tierra le gustaría que la gente estuviera aquí divirtiéndose en ella, no estoy tan seguro de que a la tierra le gustaría que uno de ellos se divirtiera haciendo trampa.

Finalmente, mirándolo, Draco sonrió.

—Eres gracioso, Harry. Eso es algo que nunca supe de ti. Eres muy gracioso.

Harry se encogió de hombros. —Nadie quiere escuchar mis bromas. La mayoría de las veces tengo que decirlas en mi cabeza.

—Creo que en Hogwarts decías algunas de ellas en voz alta —dijo Draco—. Puedes ser muy descarado cuando quieres.

—Oh —dijo Harry, preguntándose si esa era la razón por la que Draco y él no habían sido amigos—. Lo siento.

—No lo sientas. Era muy grandioso. Siempre quedaba impresionado.

—Por… ¿mí? —Draco había dicho algo así antes, pero Harry todavía tenía problemas para creerlo.

—Oh, sí. La gente se sentaba alrededor de la sala común y se preguntaba qué dirías tú a continuación. Por supuesto —continuó Draco, recogiendo su tenedor—, siempre deseé que fuera de mí de quien estaban chismorreando. Siempre quise decir algo impactante e inteligente, pero tenía demasiado miedo de meterme en problemas para responder a los profesores que no me gustaban. Cuando dije cosas que pensé que eran impactantes e inteligentes para otros estudiantes, principalmente estaba siendo cruel.

—¿Por qué? —Preguntó Harry, porque le costaba creer que Draco pudiera ser cruel.

—Yo era un niño cruel —Draco siguió comiendo su ensalada.

—No creo que lo fueras.

—¿Cómo sabrías?

—Porque eres agradable —dijo Harry.

—¿No crees que la gente puede cambiar, Harry? —Draco preguntó suavemente.

Harry pensó en los Dursley.

—Realmente no.

—Eso pensé. ¿Quieres un poco de esa tarta de melaza?

—Sí, por favor —dijo Harry, ya que ya se estaba acabando su carne.

Draco limpió el plato de Harry con un toque de su varita, luego le encantó una gran rebanada de tarta. Luego le lanzó un hechizo que Harry no conocía y añadió una bola de crema. Cuando Harry lo probó, la tarta estaba tibia, la crema estaba fría, y si no lo hubiera decidido antes, habría decidido en ese momento que la magia era realmente maravillosa, y también Draco.

—Quiero ayudar con la poción —dijo Harry, una vez que ya se había comido la mitad de la tarta.

—¿Estás seguro? —Draco no estaba comiendo nada de la tarta—. Podemos pasar más tiempo volando, si quieres.

—Estoy seguro —dijo Harry.

—Muy bien —Draco estaba mirando las colinas de nuevo—. Siempre hiciste lo correcto, ¿sabes? —Dijo finalmente—. Tanto si tenías una guía de instrucciones como si no.

—Eh —dijo Harry, ya que no estaba seguro de si era un cumplido. La voz de Draco no sonaba exactamente como si estuviera diciendo uno, pero tampoco sonaba como si no lo hiciera—. Gracias.

Draco miró el plato de Harry. —¿Terminaste?

Harry sabía que era mejor no pedir otro trozo, así que solo asintió. A pesar de que no le importaría probar un poco más, no quería repetir un episodio de vómitos, especialmente porque no había un baño cerca para vomitar.

Draco comenzó a encantar sus platos limpios, dirigiéndolos a la canasta.

—Entonces vámonos —dijo—. Vamos a ir a hacer lo correcto.

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De regreso en el laboratorio, Draco ya había preparado varias pociones. Draco debió haberse quedado despierto la mayor parte de la noche para hacerlo, ya que Harry estaba bastante seguro de que no había habido tantas cuando se detuvieron la noche anterior.

—¿Cómo es que hay tres? —Preguntó Harry—. Pensé que estabas haciendo una sola solución indicadora.

—La solución indicadora es ver para si te ha afectado un ingrediente específico —dijo Draco, vertiendo las tres pociones en cuencos bajos y poco profundos—. No sé qué ingredientes había en la poción que cayó sobre ti, así que tenemos que probar cada ingrediente que pueda ser.

—¿Entonces habrá más de tres?

—Posiblemente habrá… —Draco vaciló— muchas.

Harry pensó en las bolsas bajo los ojos de Draco y en la forma en que se había quedado despierto toda la noche preparando cosas, y luego en la forma en que había dicho "puedo arreglarlo, Harry. No necesito la ayuda de nadie." De repente, Harry se sintió terrible y no supo qué hacer más que enderezar los hombros y decir:

—¿Qué hago?

Draco sonrió, sus ojos plateados amables. —Necesitarás poner tu pulgar en cada uno de estos —dijo, indicando los cuencos—. Lo pondremos en cada uno. Si tu pulgar cambia de color, tendremos que esperar un poco antes de que lo pongas en el siguiente.

—¿De qué- de qué color cambiará? —Harry mantuvo los hombros rectos, a pesar de que estaba un poco preocupado por tener un pulgar de otro color.

Draco pareció encontrar esto muy divertido, por alguna razón.

—El color indica un resultado positivo. No te preocupes, Harry. Volverá a su color normal.

—Está bien —dijo Harry—. ¿Debería-? —Hizo un gesto hacia los cuencos.

—Prueba este —dijo Draco, empujando un cuenco hacia él—. Hazlo lentamente. No te hará daño.

Harry metió el pulgar, pero no pasó nada.

—Está bien —dijo Draco, tomando gentilmente la mano de Harry y secándole el pulgar con una franela—. Hiciste un buen trabajo.

—Todo lo que hice fue meter mi pulgar —dijo Harry, pero pensó que era agradable la forma en que Draco sostenía su mano, frotándola suavemente para secarla.

—Intentaremos con el siguiente —dijo Draco, soltando la mano de Harry y dejando la franela a un lado.

Los otros dos tampoco funcionaron.

—¿Tienes que saber qué ingredientes había en la poción que cayó sobre mí? —Preguntó Harry, después de que Draco le hubiera secado el pulgar nuevamente.

—No necesariamente —Draco ya estaba sacando más ingredientes, haciendo otra poción, supuso Harry—. Pero en general, es una buena práctica tratar la causa, en lugar de los síntomas. Si hice una poción que solo te hizo rejuvenecer, podría tener consecuencias inesperadas.

—¿Cómo?... ¿Podría explotar? —Harry dijo, muy interesado en esto, a pesar de la posibilidad de no sobrevivir.

—Probablemente nada tan severo —dijo Draco—. Si las cosas empeoran, podemos usar esos pelos que encontré. Eso te haría crecer hasta la edad de los pelos, que es como máximo unos días y al menos unas horas antes de que la poción cayera sobre ti.

—¿Pero algo malo todavía podría suceder?

—Potencialmente —dijo Draco, sacando un poco de musgo verde—. ¿Podrías ocuparte de esto, Harry? Saca todos los trozos marrones y luego intenta aplastarlo —Harry tomó el musgo y Draco hizo flotar los frascos hasta el banco de trabajo—. Idealmente, nos gustaría hacerte crecer a la edad que deberías tener ahora mismo, en estos momentos. De esa manera, recordarás todo lo que sucedió hasta el momento en que la poción cayó sobre ti, así como lo que sucedió después.

—¿Quieres decir que tal vez no recuerde tener diez años? —Preguntó Harry, levantando la mirada del musgo.

Draco lo miró con sorpresa.

—No voy a recordar a Heloise y haber volado y... ¿al dragón congelado en el cielo y todo eso?

—No tenía idea de que recordaras al dragón congelado en el cielo —murmuró Draco.

—Pero tú me lo mostraste —dijo Harry, realmente angustiado por esto ahora. Quizás Draco tampoco iba a recordar la forma en que habían sido amigos—. Y había una reina que era realmente engreída, y también la pusieron en el cielo. La pusieron al revés.

Draco lo miró fijamente. Después de un largo momento habló con voz suave.

—Quiero que recuerdes.

—¡Entonces no me dejes olvidar!

Draco tragó. —Muy bien. No dejaré que lo olvides.

—Y los entre-cumpleaños —dijo Harry—. También quiero recordarlos.

Una leve sonrisa apareció en el costado del rostro de Draco.

—Sí, Harry.

—Y que me llames Harry —prosiguió Harry—. No quiero que me llames Potter si me haces mayor.

—Tú… —La mano de Draco se extendió hacia él, pero luego se detuvo, a unos centímetros del rostro de Harry—. Sí —dijo Draco en su lugar, dándose la vuelta un poco—. Por supuesto.

Draco levantó su mano para traer más frascos con su varita, pero Harry tomó su otra mano.

—Tienes que prometerlo —dijo Harry.

Draco lo miró con una mirada extraña en sus ojos que Harry no pudo interpretar. Cuando habló, su tono era ligero, pero su mano apretó la de Harry con fuerza.

—Está bien, Harry. Lo prometo.

—Bien —dijo Harry. Dejando ir la mano de Draco, regresó su mirada al musgo.

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