VII

No terminaron de preparar más soluciones indicadoras para la hora de la cena, principalmente porque las soluciones indicadoras eran algo muy difícil de preparar, a pesar de que Draco dijo que tenían suerte de no tener que esperar a la luna o a las estrellas o algo por el estilo para esperar a que funcionaran. Cuando se detuvieron, Draco dijo que Harry podía elegir qué cenar. Harry tenía la impresión de que Draco estaba harto de pescado y las papas fritas, pero Harry no podía pensar en nada más que en la carne Wellington, que también había sido muy buena.

—Eh… —había dicho finalmente—. ¿Hamburguesas?

Una sonrisa se torció en un lado de la boca de Draco, y por ella, Harry supuso que a Draco no le gustaban las hamburguesas, pero él las hizo de todas formas, y eran tan deliciosas como todas las demás comidas. Para el postre, tenían algo llamado fondue; Harry señaló que ya había comido postre ese día, pero Draco no parecía pensar que fuera tan importante.

—Es nuestro entre-cumpleaños —dijo Draco—. Podemos tener postre para la cena, si es que queremos —Luego hizo una fuente de chocolate y le mostró a Harry cómo hacer flotar las fresas en ella.

—Mamá nunca me dejó comer con mi varita —dijo Draco, después de haber hecho algunos hechizos para echar el chocolate sobre las fresas en diferentes patrones—. Ella dijo que era indecoroso.

—La tía Petunia dice que soy grosero —Harry podía sentir el chocolate en su rostro, pero no le importaba.

—No creo que tu tía Petunia sea decorosa. Aguamenti —agregó Draco, señalando una servilleta. Ese fue el hechizo de agua, y un poco de agua salió disparada de su varita para mojar la servilleta.

—¿Decoroso significa aburrido? —Preguntó Harry, llenando de chocolate otra fresa, a pesar de que ya tenía una con chocolate esperando a ser comida.

—A veces significa no ser sincero contigo mismo, pero otras veces puede significar ser respetuoso con los demás. Ven, déjame… —Inclinándose hacia adelante, Draco comenzó a limpiar la mejilla de Harry con la servilleta.

Harry se apartó bruscamente.

—Puedo hacerlo —Agarrando la servilleta, accidentalmente se olvidó de concentrarse en la fresa a la que le estaba poniendo chocolate, la cual cayó sobre la mesa. Simplemente no quería que Draco tuviera que limpiarle la cara por él. Mencionar a Petunia le había recordado que ella siempre hacía cosas así por Dudley, pero eso era porque Dudley en realidad era grosero, y también un bebé llorón. Harry no quería ser un bebé, y especialmente no quería que Draco pensara que era un bebé.

Draco se alejó rápidamente. —Por supuesto. No quise… —De repente, se puso de pie—. Empezaré a lavar los platos. ¿Te gustaría aprender más hechizos después de que hayas terminado con el postre?

Harry recogió la fresa que había dejado caer y apuntó con su varita al desorden de la mesa.

—Puedo ayudar a lavar los platos. ¡Scourgify!

—Lo apreciaría.

Había algo tan gentil y casi triste en el tono de Draco que Harry levantó la vista de su última fresa, pero Draco ya se había alejado.

-0-

Esa noche, Draco no hizo que le crecieran los pelos de la nariz, pero sí puso una alfombra sobre el suelo. Esta ronroneó cuando Harry la pisó, y luego Draco hizo que su sofá flotara para que no estuviera sobre la alfombra. Dirigió el sofá en diferentes direcciones alrededor del cuarto durante un rato, y luego lo encogió para que pudiera atravesar la ventana. En el techo, Draco volvió a agrandar el sofá y Heloise descendió en picado desde donde había estado, aterrizando en uno de los brazos del sofá. Harry volvió a acariciarla y Draco le mostró más estrellas.

—No me voy a quedar dormido —dijo Harry, justo cuando estaba a punto de quedarse dormido.

—¿Ah, de verdad? —Dijo Draco, su voz seca.

Harry se dio cuenta de que de alguna manera el brazo de Draco lo rodeaba y su propia cabeza se había apoyado en el hombro de Draco, que era cálido, firme y un poco huesudo. Sin embargo, la tela de su camisa era sedosa y Harry pensó que era mucho más bonita que una almohada de verdad. Avergonzado, se obligó a levantar la cabeza.

—Si lo hago, me llevarás flotando a tu cama, y no tendrás un lugar adecuado para dormir, y luego irás a hacer pociones toda la noche.

—Qué bien me conoces, Harry —murmuró Draco.

—Es verdad.

—¿Has oído hablar de las literas? —El brazo que rodeaba a Harry se apretó y luego lo soltó—. ¿Te parece bien si transfiguro mi cama en dos? Puedes quedarte ahí despierto hasta que me oigas roncar, para asegurarte que estoy dormido.

—¿Puedo dormir en la de arriba? —Preguntó Harry, muy emocionado por la perspectiva de las literas.

—Puedes dormir donde quieras —dijo Draco, poniéndose de pie. Una vez que Harry también se puso de pie, Draco apuntó con su varita al sofá para encogerlo. En lugar de hacerlo volar de regreso hacia la ventana, lo cual, dijo Draco, no era lo más seguro de hacer en un sofá transformado y encogido, hicieron la cosa de desaparecer: estrujarse en la oscuridad para aparecer de nuevo en la sala de estar. Dejando el sofá en el lugar, bajaron las escaleras, atravesaron la tienda y regresaron al dormitorio de Draco, donde Draco se dispuso a transfigurar la cama.

El resultado fue colchones y mantas mucho más estrechas, pero Draco transfiguró una esponjosa toalla en más almohadas para que ambos pudieran tener más, y luego dejó que Harry se metiera en la litera de arriba.

—Draco —dijo Harry, una vez que ambos estuvieron acostados en la oscuridad.

—¿Sí, Harry?

Harry inclinó la cabeza hacia un lado.

—¿Has dormido en literas antes?

—Realmente no —Draco estaba acostado en la litera estrecha con las manos cruzadas sobre las mantas. No parecía que estuviera listo para dormir en absoluto, pero se había puesto el pijama. Parecían meno elegante que la mayoría de su ropa.

Harry volvió a recostar la cabeza en la almohada y cerró los ojos. El pijama que Draco había transfigurado para Harry era mucho más cómodo, diferente a los pijamas de rayas blancas y azules que había tenido antes. Este verde y plateado, y se sentía un poco resbaladizo, como la seda. Era la cosa más cómoda que Harry había usado.

—Draco —dijo Harry, volviendo a poner la cabeza a un lado.

Draco abrió los ojos. —¿Sí, Harry?

—Cuando hiciste ropa nueva y la pusiste en el baño, ¿era el pijama? ¿Seguiste haciendo ropa nueva con la misma ropa una y otra vez?

—No, Harry —Sin sus lentes, Harry solo pudo ver una mancha blanquecina como el rostro de Draco, iluminado por la luz de la luna que entraba por la ventana—. Eran diferentes. Puse las viejas en el lavado.

—Oh —Harry volvió a apoyar la cabeza en la almohada.

Se quedó allí un rato, pero no escuchó a Draco roncar.

—Draco —dijo Harry, volviendo a poner la cabeza a un lado.

—¿Sí, Harry?

—¿De verdad roncas?

—No estoy seguro. Quizás me lo puedas decir, si alguna vez me dejas dormir.

Draco estaba bromeando, Harry estaba bastante seguro de ello, pero de todos modos apoyó la cabeza en la almohada.

—¿Draco? —dijo, después de otro minuto, mirando hacia atrás por su costado.

—¿Sí, Harry?

—¿Alguna vez has tenido una pijamada?

—¿Perdón?

—Es cuando vienen los amigos —dijo Harry—. Y se quedan a pasar la noche. Dudley tuvo una, una vez; fue horrible.

—Sí, Harry. He tenido... pijamadas.

—Oh —Harry se quedó mirando a un lado—. ¿Fueron divertidas?

—Harry… —comenzó Draco, luego se detuvo—. Sí —dijo finalmente—, fueron divertidas.

—¿Draco? —Harry ni siquiera se había molestado en volver a recostar la cabeza en la almohada, esta vez.

—¿Sí, Harry?

—¿Esto cuenta como una?

—¿Contar como qué?

—Como una pijamada.

—Sí, Harry. Esta es una pijamada. Sin la parte de dormir.

—¿Draco?

—¿Sí, Harry?

—Me alegro de que la poción haya caído sobre mí.

Draco se giró para mirarlo entonces, su rostro tan pálido en la oscuridad. Levantó la mano, vaciló y luego apartó el flequillo de la frente de Harry, dejando al descubierto la cicatriz.

Harry deseó no estar en la litera de arriba. Quería estar en la de abajo, acostado junto a Draco, o en el sofá de nuevo, con el brazo de Draco alrededor de él, con la cabeza en el hombro de Draco. A veces, cuando Dudley tenía pesadillas, solía ir corriendo a dormir con la tía Petunia y el tío Vernon. Harry los había escuchado hablar de eso. Los había escuchado hablar de que solo los bebés dormían con sus padres, y que solo los bebés tenían pesadillas, y Dudley necesitaba ser duro y dormir en su propia cama repugnante.

Harry no quería ser un bebé. Y, sin embargo, quería dormir con el brazo de Draco a su alrededor.

Draco apartó su mano. —Lo aprecio —comenzó Draco, pero su voz era áspera. Se aclaró la garganta—. Aprecio la oportunidad de conocerte mejor, Harry. Siento que no… había entendido antes.

—¿Entender qué? —Preguntó Harry, con la cabeza aun colgando hacia un lado. Se sintió estúpido por desear que Draco lo tocara de nuevo.

—A ti —fue todo lo que dijo Draco.

Sin saber realmente a qué se refería Draco, Harry volvió a apoyar la cabeza en la almohada. Su cabeza había comenzado a sentirse extraña al estar al revés. Trató de pensar en lo que Draco podría entender, pero no podía concentrarse, estaba demasiado somnoliento y emocionado para pensar con claridad.

—¿Draco? —Preguntó, echando la cabeza hacia atrás.

—¿Sí, Harry?

—¿Cómo sabe la Snitch a dónde volar?

Draco soltó una carcajada. —Ve a dormir.

—Pero, ¿cómo lo sabe?

—Vete a dormir, Harry. Te lo diré por la mañana.

Harry apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos.

-0-

Los siguientes tres días siguieron una especie de rutina. Draco siempre estaba levantado antes que Harry, lo que le daba a Harry dudas sobre cuánto dormía Draco. La litera se quedó, sin embargo, y aunque Draco siempre le decía a Harry que se fuera a dormir cuando estaban acostados allí, siempre respondía las preguntas de Harry hasta que Harry realmente se dormía.

Por la mañana, Harry se despertaría con la zorra plateada. Una vez que saliera del dormitorio, encontraría a Draco trabajando en el laboratorio. Por lo general, Draco ya estaba vestido para ese entonces, luciendo muy elegante como de costumbre, pero Harry descubrió que Draco a veces usaba un abrigo largo si estaba en pijama. Una bata, lo llamaba Draco, pero eso lo hacía sonar aburrido cuando en realidad era genial. Harry pensó que Draco se veía como una persona importante, como posiblemente alguien que resolvía crímenes, pero en pijama y pantuflas. Cuando Draco escuchó a Harry decir esto, también le transfiguró a Harry una bata. Entonces, ambos se lucían geniales, y Harry le preguntó si podía quedarse con la bata. Draco dijo que Harry no podía hacer eso porque la ropa transfigurada debía regresar a su estado original con el paso del tiempo, pero era el entre-cumpleaños de Harry, así que el viernes llegó una bata por correo.

—¿No te gusta? —Preguntó Draco, cuando Harry la sacó del envoltorio de papel marrón—. Pensé que te gustaba la mía.

—Me gusta —dijo Harry rápidamente.

—¿Pero?

Harry no quería quejarse cuando le habían dado un regalo tan bonito, pero Draco sabía que algo andaba mal.

—La tuya es verde y plateada.

Los labios de Draco hicieron algo extraño.

—Pensé que te podrían gustar más estos colores.

Harry miró la seda roja y dorada.

—Es genial —dijo, porque realmente lo era, a pesar de que Draco parecía menos caricaturesco y mucho más elegante.

Los labios de Draco se pusieron aún más extraños. —Puedes tener una verde y plateada si quieres, Harry.

Harry volvió a mirarlo. —Me hiciste un pijama verde.

—Sí, bueno… —Los labios de Draco seguían retorciéndose—. Me estaba divirtiendo. Pero si realmente prefieres el verde, yo… puedo arreglarlo.

Harry finalmente se dio cuenta de que Draco estaba tratando de no sonreír.

—¿Qué es tan gracioso?

—Nada. Solo que no creo que tu yo mayor quisiera que sea verde.

Harry miró el paquete.

—Pero de todos modos no sería lo suficientemente grande para él.

—Es una bata que crece —dijo Draco—. Está destinada a crecer a medida que envejeces. Pero no te molestes, Harry; si te gusta el verde, tendrás una verde.

—¿Por qué no me gustaría el verde? Mis ojos son verdes.

—Sí que lo son. Y te ves muy bien en verde.

—¿En serio? —El interés de Harry se despertó—. ¿Me veo bien en él cuando soy mayor?

—Enviemos esto de vuelta, ¿de acuerdo? —Dijo Draco, tomando la bata roja y dorada, luego doblándola para envolverla.

La bata verde llegó el sábado, y Harry y Draco desayunaron después de que llegara. Draco preparaba un desayuno diferente todos los días. Harry nunca llegaba a elegirlos, ya que Draco siempre comenzaba a hacerlos antes de que Harry se despertara, pero todos eran deliciosos: gofres belgas y crepes, y luego una fritura con arenques ahumados y huevos florentinos. Todos llevaban siempre tocino, incluso cuando el tocino no parecía que quedara bien ahí.

Después del desayuno, trabajaron en las pociones en el laboratorio. Draco no volvió a darle un libro a Harry, sino que le pidió ayuda con las soluciones indicadoras. Hicieron trece de ellas y cinco dieron positivo. Después de la primera exitosa, Harry miró a Draco y le preguntó, tratando de ocultar su decepción:

—¿Esto significa que puedes hace la cura?

—Este es solo un ingrediente —dijo Draco—, y es uno que pensé que probablemente estaba en la poción, de todos modos.

—Oh —dijo Harry—. ¿Qué ingrediente?

—Patas de gallo. Está en la mayoría de las pociones que tienen que ver con la edad.

—Eww —dijo Harry.

—Ven —dijo Draco, dirigiéndose hacia las escaleras—. Tenemos que esperar a que la mancha en tu pulgar se desvanezca.

Con el pulgar de un violeta brillante, Harry había seguido a Draco por las escaleras para buscar sus escobas. Por la tarde solían hacer otras cosas mientras los ingredientes de las pociones se cocinaban a fuego lento o se secaban. En dos de esos días, habían ido volando al lugar verde de Wiltshire, y en una ocasión, Draco le había enseñado a Harry cómo los magos se batían en duelo.

—¿La gente realmente lo hace? —Harry había preguntado, después de que Draco se lo mostrara.

—La gente tonta lo hace.

—¿Alguna vez lo hiciste? —Preguntó Harry, no porque pensara que Draco era tonto, sino porque Draco solía decir cosas malas sobre sí mismo, y Harry pensó que tal vez esto era otra cosa mala sobre él disfrazada.

—No, Harry —dijo Draco—. Yo… Una vez pensé que quería hacerlo, pero era muy cobarde. Por cierto, puedes hablar con las serpientes.

—Sí —Harry siguió comiendo el curry que Draco había preparado para el almuerzo. Draco ya no le dejaba elegir el almuerzo, pero todo lo que Draco preparaba terminaba siendo lo mejor que Harry había probado Harry en su vida. Harry estaba comenzando a sospechar que a Draco no le gustaban mucho las opciones de comidas de Harry, lo cual estaba bien para Harry. Nunca había comido tantas comidas buenas antes, o de lo contrario habría sabido pedir otras cosas que no fueran pescado y papas fritas.

—¿Ya lo sabías? —Draco lo miró sorprendido.

—Hablé con una en el zoológico. Entonces el vidrio se desvaneció y se escapó. Eso fue justo antes de que yo viniera aquí.

—Cielos, Harry —Draco dejó su cuenco—. ¿Cómo no sabías que tenías magia, entonces?

—No sé —Harry se encogió de hombros—. Solo pensé… Solo pensé que uve muy mala suerte.

—¿Mala suerte? ¿Porque hablaste con una serpiente y la ayudaste a escapar? Harry, no tuviste mala suerte. Estuviste genial.

—No se sintió genial —dijo Harry—. Aunque espero que la serpiente haya regresado a Brasil.

Draco lo miró fijamente y Harry se dio cuenta de que tal vez Brasil parecía algo aleatorio de decir.

—De ahí era venía ella —explicó.

Draco siguió mirándolo.

—Harry —comenzó a decir con voz preocupada.

El silencio se prolongó y Harry se dio cuenta por sí mismo de lo que Draco había dicho sobre esta parte de Wiltshire, la forma en que los insectos no se arrastraban por la hierba. Los pájaros no volaban en el cielo. Nada se movió, excepto por el ocasional vaivén de la hierba en el viento, y el pecho de Draco moviéndose mientras respiraba.

—¿Estuvo…? —Harry finalmente se obligó a decir—. ¿Estuvo mal? Lo de la serpiente, quiero decir.

—Harry —dijo Draco de nuevo. Extendiendo la mano, volvió a apartar el flequillo de Harry. Lo había hecho antes, como para ver su cicatriz. Harry pensó que era agradable, porque su cicatriz era genial a pesar de que Petunia decía que era muy fea, pero no sabía por qué Draco quería verla todo el tiempo, y ahora se sentía incómodo—. Harry —dijo Draco de nuevo—, nada de lo que haces está mal.

Harry se apartó.

—Algunas cosas sí lo son.

—Eso no es lo que yo… —La mano de Draco vaciló, pero la dejó—. Eres especial, Harry. Eres tan, tan especial. ¿No te das cuenta de cómo…? —Pero Draco no terminó de hablar, su voz se apagó, la mirada en sus ojos casi impotente.

—Fue solo un vidrio —dijo Harry, moviendo los hombros, incómodo.

—Merlín —De repente, Draco se pellizcó el puente de la nariz.

—¿Qué pasa?

—No estabas fingiendo. Tú nunca… —Draco se interrumpió de nuevo.

—¿Fingir qué?

—Nada, Harry. Solo que, a veces, esto es mucho para asimilar.

—¿Qué cosa?

—Tú. Esto —Draco agitó una mano vagamente—. No te molestes, Harry. Nos he traído un pudín —Acercándose a la canasta, Draco sacó el pudín con su varita, luego procedió a transfigurarlo en formas de animales feos y tambaleantes con su varita hasta que Harry se rio.

—Pensé que tu mamá dijo que no podías usar tu varita en tu comida.

—Mi mamá no está aquí —dijo Draco—, y es nuestro entre-cumpleaños. Hacemos lo que nos place —Luego convirtió el pudín en una serpiente, y de alguna manera hizo que dijera: "Llévame con Brasssssssssil, Harry.

Harry rio. —¡No es así como sonaba!

No me importa, Harry —dijo la serpiente-pudín, sonando mayormente como Draco—. Llévame a Brassssssssil. Ssssssssálvame del viiiiidrio.

Harry rio y rio.

-0-

El día que estaba lloviendo en Wiltshire, no volaron, pero detuvieron el trabajo de pociones para que Draco pudiera enseñarle a Harry un juego llamado Snap Explosivo. Lo jugaron diez veces, y Harry observó muy de cerca para ver si Draco estaba haciendo trampa, pero no parecía estar haciéndolo.

—Lo odiaste tanto la última vez —dijo Draco, cuando Harry mencionó eso.

—Porque es hacer trampa —dijo Harry.

—Oh, sí, señor Gryffindor, lo olvidé.

—No soy irracional —dijo Harry, ya que eso era lo que quería decir ser un Gryffindor.

—Pero estás mucho más obsesionado con cómo se juega el juego que en ganar, y eso es bastante Gryffindoresco.

—¿No es ese el objetivo de los juegos? —Dijo Harry, por una vez sintiéndose un poco molesto con él.

—En algunos de ellos —concedió Draco—. ¿Alguna vez has jugado al ajedrez? Creo que he oído hablar de una variación muggle.

—No sé cómo jugarlo —dijo Harry. Había oído hablar de eso antes, pero Dudley parecía considerarlo aburrido. Por una vez, Harry había estado de acuerdo con él.

—Tu amigo Ron Weasley es un genio en eso —dijo Draco, jugando una carta—. Por mucho, el mejor de nuestro año.

—¿Ron Weasley? —Dijo Harry, emocionado de nuevo por la idea de tener amigos—. ¿Es el pelirrojo?

—Sí, el pelirrojo. Es tu turno, Harry.

—¿Cómo es él? —Harry quería saber, jugando su carta sin pensarlo realmente.

—Alto —Draco colocó otra tarjeta encima de la de Harry.

—¿Es agradable? —Harry tomó su turno de nuevo.

—Es mucho mejor que eso, Harry. Él es bueno. ¡Snap! —Las cartas explotaron.

—¿Qué quieres decir con que es bueno? —Preguntó Harry, no distraído por la explosión. Las cartas ya lo habían hecho cinco veces.

—Bueno —dijo Draco, tomando las cartas de la pila y añadiéndolas a las suyas—. él nunca envenenó a nadie ni les dio joyas malditas. Nunca trató de que despidieran a gente buena ni trató de controlar la mente de nadie. Nunca dejaba entrar a maníacos en nuestra escuela. Yo diría que Ron Weasley fue de primera —Barajó las cartas.

—Supongo —dijo Harry dudoso. Quería decirle a Draco que parecía tener un marco de preferencias sesgado, pero aún no estaba seguro de lo que eso significaba exactamente, así que se contuvo—. ¿Es amigo de la chica de cabello castaño? ¿Granger?

—Oh, sí —dijo Draco, jugando otra carta—. Ellos están casados.

—Oh —Harry se sintió un poco decepcionado por esto. Cuando Draco había dicho que la chica de cabello castaño era su mejor amiga, había pensado que él podría crecer y tener una novia, pero eso no parecía plausible ahora que lo pensaba. En realidad, ni siquiera quería una novia, al menos no ahora mismo. La sola idea de una sonaba bien. Un pensamiento repentino lo golpeó—. ¿Yo…? —Tragó saliva—. No estoy casado, ¿verdad? —No había visto ninguna evidencia en la casa de que alguien más viviera allí, pero nunca se le había ocurrido que podría…

—Eres un soltero confirmado, creo —dijo Draco, su tono descuidado—. Es tu turno.

Harry no estaba seguro de lo que significaba soltero confirmado, pero estaba bastante seguro de que significaba que no estaba con nadie.

—Bien —Jugó una carta.

—Entonces no estás interesado en el matrimonio —Draco estaba mirando las cartas.

—Tengo diez años.

—Bien —dijo Draco a la ligera—. Lo olvidé.

—Solo quiero decir que sería extraño —dijo Harry, dejando una tarjeta—. Sería extraño si tuviera diez años, pero tuviera una esposa.

—Ah —Cada uno jugó un par de veces: Draco, luego Harry, luego Draco. De repente, Draco dijo—: ¿Alguna vez alguien te ha hablado de tener una esposa?

—Eh —Harry jugó una de sus propias cartas—. Realmente no.

—Sí. Eso pensé.

Cada uno mostró las cartas, pero ninguno de ellos tenía cartas explosivas, así que siguieron adelante. Cuando Draco jugó una carta rápida, dijo:

—Supongo que te gustaría tener una esposa en el futuro —Posiblemente estaba pidiendo distraerse, ya que si había un chasquido doble se podía decir "Snap", y cuando las cartas explotaban, te tenías que quedar con ellas.

—¿Qué?

—Te pregunté si pensabas que querrías tener una esposa cuando fueras mayor.

—Bueno —dijo Harry, sintiéndose un poco incómodo por eso—. Supongo que sí. Quiero decir. ¿No todo quiere eso?

—No creo que Hermione Granger lo quisiera —dijo Draco a la ligera, como una broma, pero todavía estaba jugando con su serie de cartas explosivas. Iba a ganar; su mazo era mejor en este punto, de todos modos.

—Me refiero a los chicos —Draco finalmente terminó con la serie, así que Harry jugó una carta y la pila explotó—. ¡Snap! —Harry dijo y tomó la pila—. ¿Cómo es que no estás casado? —Preguntó, pensando en ello de repente mientras trataba de mezclar las cartas explotadas en las restantes.

—Dame eso —dijo Draco—. Voy a barajar por ti.

—¿Y si haces trampa? —Dijo Harry, pero se las entregó de todos modos.

—Te prometo que no lo haré —Sonriendo secamente, Draco tomó las cartas y barajó.

A veces Draco era raro, pero mientras Harry lo veía arrastrar barajar las cartas, recordó su pregunta—. ¿Por qué no estás casado?

—No tengo ningún deseo de tener una esposa, Harry —dijo Draco, devolviendo las cartas.

—¿Por qué no?

—Tu turno de nuevo —dijo Draco. Parecía estar realmente interesado en este juego.

Harry puso una carta y Draco puso otra encima. Harry puso otra encima y hubo un ¡snap!, así que siguió adelante. Draco se quedó en silencio mientras Harry jugaba las siguientes tres cartas.

—Tu turno, ahora —dijo Harry, cuando terminó la serie.

—Nunca he conocido a una mujer con la que estuviera interesado en casarme —dijo Draco finalmente, jugando otra carta.

—Oh. ¿Crees que lo harás?

—Sinceramente lo dudo, Harry.

—Oh —dijo Harry de nuevo. Pensando que sonaba un poco triste, jugó otra carta. Quizás si Draco ganaba el juego, sería más feliz. O al menos, menos distraído.

Draco dejó una tarjeta y de repente dijo:

—Nuestro antiguo director nunca se casó con nadie. Algunas personas son así.

Aun pensando que sonaba triste, Harry jugó otra carta. Hubo una explosión de nuevo, así que jugó otra, que también hubo una explosión, y luego otra.

—Era amado por muchas personas —dijo Draco—. Nuestro director. Y él también amaba a muchas personas.

—¿Lo extrañas? —Preguntó Harry, por fin terminado con las explosiones.

—No lo conocía muy bien —dijo Draco, jugando una carta—. Pero yo estaba con él cuando murió.

—Oh —dijo Harry, sin saber qué decir.

Draco jugó otra carta, luego otra. —Tú también estabas allí, aparentemente. Ya ves, Harry. Él no estaba solo al final. ¡Snap! —Las cartas explotaron y Draco las recogió en su pila—. Creo que esa es probablemente la forma en que lo habría visto, de todos modos —dijo Draco mientras arrastraba los pies—. Siempre tuvo una forma extraña de ver las cosas.

Por fin, al darse cuenta de lo triste de la conversación, Harry dijo con fiereza:

—No creo que te quedes solo.

—Tú tampoco lo estarás —dijo Draco—. Estoy seguro de que encontrarás una esposa muy hermosa y tendrás muchos bebés muy guapos —Lentamente, con su pila finalmente en orden, Draco jugó otra carta.

—Puedes ser su padrino —dijo Harry impulsivamente—. Como Sirius Black.

—Creo que me gustaría eso, Harry —dijo Draco en voz baja. Por fin, miró hacia arriba—. Me gustaría mucho.

—Excepto que no serás encarcelado —agregó Harry.

—Bien —murmuró Draco—. Estoy seguro de que te encargarás de eso. Es tu turno, Harry.

Continuaron jugando Snap Explosivo durante toda la tarde.

-0-

Por las noches, Draco hacía que Harry eligiera la cena. Harry solo elegía pescado y papas fritas una vez más. Después de eso, eligió tener Solomillos de Wellington de res como las que habían tenido para su primer picnic, luego curry como lo habían tenido para su segundo picnic. Draco parecía divertido con estas decisiones, pero las tomó de todos modos, y Harry nunca comió hasta que se enfermó de nuevo. Luego lavaban los platos juntos.

Por lo general, iban al laboratorio un rato después de eso. Draco ponía más cosas a hervir, remojar o secar durante la noche y mezclaba las cosas para que pudieran combinarse la cantidad de tiempo adecuada. Hubo una vez en la que tuvo que probar algo, y otra vez en la que algunos pepinos de mar tuvieron que meterse en un congelador para enfriarlos. Draco dijo que con los cinco ingredientes que ya habían encontrado, pensaba que entendía la poción original que le había quitado la edad a Harry, excepto que faltaba un ingrediente. Si podían encontrar ese ingrediente, Draco pensaba que podría hacer una cura, pero también dijo que era ese ingrediente el que había hecho que la poción original fuera tan poderosa. Tenía que ser algo especial e inusual, y tal vez ilegal, o de lo contrario Draco ya se habría dado cuenta de lo que era. A veces escribía en su libreta de notas, diciendo que estaba llevando un registro de lo que estaba haciendo.

Una vez que las pociones estaban listas para la noche, Harry y Draco casi siempre iban a la sala de estar frente al fuego. Allí tomaban chocolate caliente, y Draco le enseñaba a Harry hechizos, o le leía un libro de cuentos de hadas, o jugaba más Snap Explosivo con él. Cuando Harry pidió ver más fotos, miraron el resto del álbum, pero después de eso, Draco dijo que no había más.

—Entonces, ¿puedes hablarme de tu mamá y tu papá? —Preguntó Harry, acercándose más al sofá. Por lo general, si hacía eso, Draco lo rodeaba con el brazo para que no se aplastara, pero Draco no lo hizo esta vez.

—¿Por qué? —Dijo Draco, las líneas empezaron a aparecer entre sus cejas.

Harry se encogió de hombros. —No tengo ninguno, así que me pregunto cómo será.

—Claro, por supuesto —dijo Draco rápidamente. Pero luego miró hacia el fuego y no dijo nada en absoluto.

—¿Fueron agradables? —Preguntó Harry, aunque ya sabía que lo eran.

—Mi madre y mi padre —comenzó Draco, luego se detuvo, como hacía a veces— se amaban mucho —dijo finalmente—, y me amaban a mí aún más.

—¿Cómo lo supiste?

Draco respiró hondo y luego dejó escapar un suspiro. Harry supuso que Draco debía extrañar a sus padres, y se preguntó dónde estaban.

—Madre, ella… jugábamos juntos todos los días, antes de irme a Hogwarts. Y una vez que llegué allí, me enviaba lechuzas todo el tiempo: chocolates, jerséis, juguetes y dulces. Padre, él... él nunca dijo nada al respecto, aparte de que esperaba que me fuera bien en la escuela y en el Quidditch, y que hiciera conexiones, y que no dejara que me lavaran el cerebro, y... y todo lo demás, pero yo... yo pienso que, en el fondo, él estaba tan preocupado y preocupado como Madre.

Draco jugaba con algo en su manga, como si no fuera del todo recta o pareja, pero todo en Draco siempre era perfecto, así que Harry no estaba seguro de lo que estaba haciendo. Draco continuó,

—Padre me compró casi todo lo que había en el Callejón Diagon para mi primer día. Dijo que quería que estuviera preparado, y que yo... yo rico y debía ser consciente de eso, y que los otros niños deberían... deberían admirarme. Pero ahora me doy cuenta de que lo que quería decir era que quería que me sintiera cómodo y que hiciera amigos, y que estaba orgulloso de mí.

Harry se sintió tan lleno de preguntas que no estaba seguro de cuál elegir.

—¿De qué estaba orgulloso de ti?

—Por ser su hijo.

—¿Por qué pensó que te lavarían el cerebro? ¿Por algún hechizo?

—No, a él... a Padre no le gustaba mucho Hogwarts. Él era... era muy arrogante, Harry.

—Pero, ¿qué tenía de malo eso?

Draco jugueteó con su manga un poco más.

—Dumbledore —comenzó, luego se detuvo.

—¿El director? —Preguntó Harry, se acercó para aplastar deliberadamente el brazo de Draco, pero Draco todavía no lo abrazó—. ¿El que les agradaba a todos?

—Sí. Pero Padre… —Draco se movió, como si quisiera aliviar la presión en su brazo, pero aun así no abrazó a Harry. Decepcionado, Harry dejó de presionar— no le gustaba Dumbledore.

—¿Por qué no?

—Dumbledore fue muy... no se alineó. Todos los demás siempre lo hacían, alrededor de Padre; ya ves, porque mi padre era muy importante.

—Oh —Harry pensó en eso—. ¿Porque era un hombre muy valiente?

—Porque era rico —dijo Draco.

—Oh.

—Pero también… —Draco habló de nuevo, de repente. Harry esperó, y finalmente Draco prosiguió—: Padre no… no aprobaba el estilo de vida de Dumbledore. Dijo- pensó que sería… un mal ejemplo para mí.

—¿Qué tipo de estilo de vida?

Draco jugueteó con su manga, pero Harry pudo ver que Draco en realidad no estaba haciendo nada con ella; solo estaba tirando de ella hacia abajo, y también se frotaba el brazo, como si le picara o le doliera.

—¿Recuerdas que dije que Dumbledore nunca se casó? Ese tipo de estilo de vida.

—¿Tu padre estaba enojado con Dumbledore por no casarse? —Preguntó Harry, sorprendido.

—Esa no era la única razón —dijo Draco rápidamente—. Él simplemente- mi padre deseaba mucho que yo lo hiciera- que creciera y tuviera una esposa. En particular, creo que él quería… quería que le diera nietos y continuara con el nombre Malfoy.

—Oh —Harry trató de pensar en algo para que Draco se sintiera mejor, pero no se le ocurrió nada—. Pero él igual te amaba —pensó decir por fin—. Y tu mamá.

—Correcto —Finalmente, el brazo de Draco lo rodeó. Lo habían estado aplastado todo ese tiempo, pero Draco acababa de recordar esta simple solución.

—¿Sabes eso porque te dio muchos regalos? —Preguntó Harry, todavía curioso sobre cómo sería ser amado.

—No solo por eso —dijo Draco—. ¿Recuerdas que te dije que mi padre me leía cuentos?

—Imitando todas las voces.

—Él no habría hecho eso si no me amara —El brazo de Draco se apretó con más fuerza alrededor de Harry—. Y él me enseñó a volar.

—¿Como me enseñaste tú a mí?

—Sí, Harry —Draco sonrió levemente—. Como yo te enseñé.

—¿Él no habría hecho eso si no te quisiera?

—No. No creo que lo hubiera hecho —El brazo de Draco se mantuvo apretado a su alrededor.

—¿Te hacía el desayuno?

—Teníamos elfos domésticos para eso.

—¿Qué es un elfo doméstico?

—Es alguien que quiere prepararte el desayuno todo el tiempo —dijo Draco—. Quieren lavar todos los platos y toda la ropa, y limpiar todo el tiempo. Si no los dejas, a veces se enfadan mucho. Tienes que asegurarte de que haya suficientes tareas para ellos.

—La tía Petunia debe pensar que soy un elfo doméstico —dijo Harry.

—Debo confesarlo, Harry —Draco se veía muy serio, su cabello rubio iluminado por la luz del fuego—, no me agrada tía Petunia.

—¿La has conocido alguna vez? —Preguntó Harry con curiosidad.

—No —dijo Draco lentamente—. Sin embargo, si alguna vez lo hiciera, estoy bastante seguro de que le tiraría un maleficio.

—¿Por qué?

—A veces, si amas a alguien, eso es otra cosa que haces —dijo Draco—. Los defiendes. Quieres lastimar a las personas que los lastimarían.

—¿Tu mamá o tu papá alguna vez lastimaron a alguien? ¿Por ti?

—Sí —Draco desvió la mirada.

—¿A quién? —Preguntó Harry, pensando que esto sonaba emocionante—. ¿Qué te hizo la persona?

Draco no dijo nada. Cuando Harry lo miró, Draco estaba mirando fijamente al fuego, y Harry no pudo evitar tener la impresión de que había entristecido a Draco.

—¿Draco? —Preguntó Harry.

Draco se giró para mirarlo, la vieja expresión se convirtió en una vacía y limpia.

—Mi padre una vez maldijo a una instructora de baile porque ella me insultó —dijo, casi en tono de conversación.

Harry pensó en esto, luego recordó lo que Draco había dicho sobre hechizar a la tía Petunia.

—¿Maldecirías a Dudley? —Preguntó Harry.

—Harry. Yo… —Draco se interrumpió y luego tragó. Después de un largo momento, se volvió hacia el fuego—. Maldeciría a tu prima si necesitaras que lo hiciera, pero dudo que me necesites. Eres bastante autosuficiente.

Autosuficiente significaba que podías hacer todo por ti mismo. Harry siempre había pensado que ser autosuficiente sonaba genial, pero Draco hechizando a Dudley también sonaba bastante bien, y Harry no podía decir cuál prefería. Quizás era mejor ser autosuficiente y también tener un protector como Draco, que te ayudaría si lo necesitabas. Harry miró a Draco de nuevo, la luz dorada iluminando su rostro. Harry quería sentarse más cerca de él, pero ya estaba lo más cerca posible. Sin embargo, si se inclinaba un poco, estaría un poquito más cerca. Pensando que Draco podría no darse cuenta, Harry lo intentó.

Cuando Harry se movió, el brazo de Draco se apretó alrededor de Harry, atrayéndolo. Girando su cabeza contra el pecho de Draco para comprobar la expresión de Draco, Harry vio que Draco todavía estaba mirando hacia el fuego. No parecía molesto en absoluto, así que Harry apoyó su cabeza en su pecho.

—¿Qué más hicieron tus padres? ¿Te enseñaron magia? ¿Jugaste Snap Explosivo con ellos? ¿Tuviste…? —Harry trató de pensar en otras cosas que hacían los magos— ¿Duelos?

—Ambos me enseñaron magia. Madre jugó a Snap Explosivo conmigo, y también muchos otros juegos. Padre me enseñó a batirme en duelo.

Inquieto, Harry movió la cabeza para comprobar la expresión de Draco de nuevo.

—¿Qué más?

Durante mucho tiempo, Draco no dijo nada. Luego dijo:

—Todo lo que hicieron, lo hicieron porque querían que yo tuviera éxito. Querían que yo fuera influyente y apreciado, pero nunca fue para ellos, sin importar lo que pareciera. Pensaron que me haría feliz. Eso era todo lo que les importaba: hacerme feliz.

Harry realmente no podía imaginar a un par de personas que estuvieran completamente dedicadas a hacerte feliz. Parecía más de lo que necesitarías, solo Petunia siempre parecía querer hacer feliz a Dudley, pero él nunca parecía quererlo.

—¿Lo eras? —Preguntó Harry—. Feliz, quiero decir.

—Algunas veces.

—¿Por qué no siempre fuiste feliz?

—Harry —Draco hizo una pausa después de eso, lo que generalmente significaba que estaba molesto por algo. Harry no podía entender qué estaba mal, excepto que tal vez a Draco no le gustaba hablar de cosas que lo hacían infeliz. Harry podía entender eso. A él tampoco le gustaba hablar de la alacena, pero sobre todo porque era muy aburrida—. Cuando la gente quiere que seas feliz —dijo finalmente Draco— crea una expectativa. Y cuando la gente tiene muchas expectativas de ti, a veces te preocupas de no cumplir esas expectativas.

—¿Estabas preocupado? —Harry lo miró. Draco seguía mirando el fuego—. ¿Cuando eras un niño?

—Todo el tiempo —Draco parecía tan obsesionado con el fuego que Harry lo miró para comprobar si algo andaba mal—. Ellos —comenzó Draco, luego se detuvo de nuevo— querían que fuera alguien que soy incapaz de ser.

—¿Un astronauta?

Esto pareció sacar a Draco de un trance, lo que hizo que mirara a Harry. Petunia dijo que Dudley podría ser astronauta, pero Harry no creía que Dudley pudiera serlo en realidad—. No —dijo Draco, sonriendo levemente—. No un astronauta.

—Entonces, ¿qué querían que fueras?

Draco miró a Harry durante tanto tiempo que Harry pensó que Draco no iba a responder. La sonrisa de Draco se había desvanecido. Tenía el ceño fruncido, la boca hundida en las comisuras. Entonces Draco dijo:

—Querían que yo fuera como ellos. Lo intenté y no pude. Al final, no pude.

—No quiero que seas como ellos. Me gusta como eres —Como estirar el cuello era incómodo, Harry bajó la cabeza y la apoyó en el pecho de Draco.

—Harry.

Draco no dijo nada más después de eso, a pesar de que Harry esperó. Podía escuchar el corazón de Draco latiendo ahí, un golpe constante. Entonces Draco puso su mano en el cabello de Harry.

—Harry —susurró Draco—. A mí también me gusta cómo eres.