XII

Agosto de 2008

Harry Potter: 28 años

Draco Malfoy: 28 años

Haber establecido un intercambio de cartas con Malfoy había sido conveniente. Durante el siguiente año, Harry le enviaba de vez en cuando pociones a Malfoy para que este las identificara, aunque Harry todavía visitaba su casa en repetidas ocasiones en emergencias o cuando pensaba que el caso que estaba investigando necesitaba más explicaciones que las que podía dar una nota. O cuando era tarde y no había nadie más en la oficina, y Harry pensaba que Malfoy estaría despierto.

Harry guardaba toda la correspondencia de Malfoy en el cajón de la mesa al lado de su cama, junto con el pañuelo y el papel con la dirección de Malfoy que Malfoy le había dado a Harry hacía tanto tiempo. Mantener estas cosas tenía sentido, en caso de que Harry olvidara dónde vivía Malfoy o tuviera que sonarse la nariz. En cuanto a la correspondencia, Harry podría necesitarla algún día para recordar qué poción era cuál mientras estaba resolviendo un caso, aunque la mayoría de las notas de Malfoy solo decían cosas como: "Usaron alas de mariposa tropical", y "Buena suerte, Potter", y "Nunca me vuelvas a enviar intestinos en una bolsa de nuevo, Potter".

Unas cuantas veces Malfoy llamó por la Red Flú para decirle que había identificado la poción que le había mandado, pero la primera vez que Malfoy visitó Grimmauld Place, Harry se sorprendió.

—Oh, hola —dijo Malfoy, como si no hubiera sido él quien tocó el timbre. Se veía perfectamente cómodo de pie, allí en la escalinata, como si perteneciera allí. Sosteniendo tres viales, los movió y luego dijo—: Tengo una solución para un pequeño problema tuyo.

—¿Qué? —Dijo Harry.

Malfoy sonrió.

—Lejía de ojo de madera. La última vez que viniste a verme mencionaste que estaba proliferando de nuevo, a pesar de que ya habías arrestado al pocionista hace mucho tiempo. Esto es Veritaserum —dijo Malfoy, moviendo solo uno de los viales—. Aquí está la Lejía de ojo de madera, y aquí hay una solución indicadora —continuó, moviendo cada uno de los siguientes dos frascos—. La solución indicadora detectará si alguien ha tomado alguna poción con lágrimas de cocodrilo en las últimas setenta y dos horas; las lágrimas de cocodrilo son un ingrediente raro pero operativo en la Lejía de ojo de madera, ¿recuerdas?

—Entra —dijo Harry, abriendo más la puerta.

—Supongo que no me molesta —Sin dejar de sonreír, Malfoy entró tranquilamente en la casa—. ¿Siempre está tan oscuro aquí? —Preguntó, mientras Harry cerraba la puerta.

—Yo- yo no suelo tener visitas.

Malfoy parecía estar analizando todo el lugar.

—Veo que te has deshecho de la tía abuela Walburga.

Harry miró hacia la pared donde solía estar el retrato. Ahora había una pintura de un campo de flores con thestrals pastando.

—Luna pintó encima de ella.

—¿Y cómo está Lovegood?

—Se encuentra bien —dijo Harry. Malfoy se veía tan cómodo y perezoso, como si tener una conversación normal y visitarse fuera algo que hacían todo el tiempo—. ¿Cómo está tu… mamá?

Malfoy se alejó.

—Supongo que podría habértela enviado por la Red Flú, pero administrar la solución indicadora es un proceso delicado. No imaginé que pudieras manejarlo sin instrucciones explícitas.

—Bien —dijo Harry—. Vamos —Condujo a Malfoy por el largo y oscuro pasillo hasta la cocina, donde encendió las luces y sacó una silla, indicándole a Malfoy que se sentara—. No sabía que estabas haciendo una solución indicadora —dijo, mirando cómo Malfoy dejaba los frascos sobre la mesa—. Eso será de gran ayuda para interrogar a los sospechosos.

—Sí, bien —Malfoy se sentó cautelosamente a su lado—. No tengo la costumbre de transmitir mis intenciones. Prefiero ser impredecible.

Toda la excesiva despreocupación de Malfoy parecía haberse desvanecido, reemplazada por una rigidez que era casi vacilante. Harry supuso que la pregunta sobre su madre lo había puesto nervioso; a Malfoy no le gustaba hablar de eso. Sintiéndose un poco mal por haber preguntado por ella, Harry dijo:

—No obstante, sigue siendo una gran ayuda —Harry tomó el frasco que Malfoy había dicho que era una solución indicadora. Era un líquido oscuro y ahumado que casi parecía moverse por sí solo, como una neblina atrapada dentro de un vidrio—. ¿Dijiste algo sobre cómo administrarla?

—Sí. Tienes que verter la solución en algo, no demasiado superficial, para que puedan sumergir el pulgar más allá del primer nudillo. Luego tienes que hacer que lo mantengan allí durante cuarenta y seis segundos por cada seis kilos que pesen. Si lo sacan y su dedo cambia de color, han tomado al antídoto. Si no es así, no lo han hecho.

—¿A qué color cambia? —Preguntó Harry con curiosidad.

Malfoy parpadeó.

—¿En serio? —Preguntó—. Me he tomado la molestia de crear una solución absolutamente brillante para todos tus problemas, y ¿lo que te da curiosidad es el color?

—Vamos a probarla —Harry se levantó para buscar un vaso para la solución indicadora, pero una vez que estuvo en el gabinete, se dio cuenta de que solo un vaso muy pequeño les permitiría sumergir los pulgares lo suficientemente profundo, ya que los viales eran estrechos y no contenían mucho líquido. Buscando en el armario, Harry encontró unos vasos de chupito, que había olvidado que tenía. Nunca los usaba, porque no había nadie con quien usarlos. Era una pena, ya que había tenido una botella de un buen Whisky de Fuego que alguien le había dado y que había tenido la intención de beber desde hace un tiempo.

—Oye, ¿te apetece un poco de Whisky de Fuego? —Harry se escuchó a sí mismo preguntar. Quizás había estado pensando en la mamá de Malfoy.

—Ah —Malfoy sonaba inseguro y Harry lo miró—. Sí —dijo Malfoy rápidamente. Se humedeció los labios—. Sí, tomaré- tomaré un poco. De eso.

Harry sacó tres vasos de chupito, tomó el Whisky de Fuego y sirvió un trago en dos de ellos, luego tomó el frasco con la solución indicadora y la vertió en el tercer vaso.

—¿Quién va a ser el que pruebe la solución? —Preguntó Harry, después de haber tomado un shot de Whisky.

—Hmm —Malfoy miraba a Harry como si le hubiera crecido una segunda cabeza—. Ya la he probado —dijo al fin—. Es perfecta.

—¿Qué te pasa, Malfoy? —Preguntó Harry—. ¿Asustado?

—No —Malfoy frunció el ceño y bebió su trago, y Harry tuvo darse la vuelta para evitar ver la larga línea pálida de la garganta de Malfoy marcarse al tomar su trago.

—Creo que tú la probarás —dijo Harry, tomando el Veritaserum y preparándose para echar las tres gotas en su lengua—. Sin preguntas —agregó, después de habérselas tragado.

—Nunca prometí nada —dijo Malfoy, sacudiendo la cabeza. La tenue luz de la cocina se enganchó en su cabello mientras tomaba el Veritaserum de las manos de Harry—. Espero que no vayas a todos los interrogatorios a ciegas esperando que no te hagan preguntas cuando estás bajo Veritaserum.

Harry puso los ojos en blanco.

—Vamos, Malfoy. No me cuestionarías mientras estuviera bajo Veritaserum.

—¿Cómo lo sabes? —Preguntó Malfoy, su voz alta.

—Porque sería inmoral.

Con las mejillas enrojeciéndose, Malfoy inclinó la cabeza hacia atrás para dejar caer algunas gotas en su lengua.

Harry apartó la mirada y recogió el frasco con la sustancia gris lechosa.

—Además —prosiguió Harry—, esto no es un interrogatorio. Literalmente te estoy entregando el antídoto de Veritaserum para que no tengas que decir la verdad si no quieres —Harry le entregó el frasco a Malfoy—. ¿Qué clase de auror sería, entonces?

—Creo que probablemente eres uno bastante bueno —dijo Malfoy, e inmediatamente se sonrojó—. Dame eso —dijo, tomando un sorbo rápido de Lejía de ojo de madera—. No deberías haberme hecho ninguna pregunta antes de que tomara el antídoto —agregó, limpiándose la boca con el dorso de la mano.

Harry sonrió, pensando que nunca había visto a Malfoy lucir tan incivilizado.

Los ojos de Malfoy se agrandaron y Harry miró a su alrededor para ver qué lo había hecho lucir tan sorprendido. Sin embargo, no había nada allí, y Harry supuso que la Lejía de ojo de madera debía tener un sabor desagradable.

—¿Por qué empezaste a dejarte barba? —Malfoy dijo de repente.

Harry sintió que sonreía de nuevo.

—Te dije, sin preguntas.

Esta vez, Harry sabía por qué Malfoy parecía tan sorprendido.

—Puedes resistirte al Veritaserum —Luego puso los ojos en blanco—. Obviamente. Debería haberlo sabido.

—Es útil —dijo Harry, a pesar de que su habilidad para resistir Veritaserum no era necesaria para evitar responder preguntas sobre su barba. Al trabajar la mayoría de los días, realmente no veía el sentido en afeitarse. No había tenido una cita en más de un año. Tener barba era más fácil; lo máximo que tenía que hacer era mantenerlo recortada y afeitar los bordes para que conservara la forma que tenía. Él tampoco se había cortado el pelo en un tiempo, pero Malfoy no necesitaba saber que Harry era un vago. Que se quedara con la duda.

—Demasiado para ser quien tome el Veritaserum —dijo Malfoy con amargura.

—Pero sigo siendo quien lo toma —dijo Harry, todavía divertido—. La prueba es para determinar si has tomado Lejía de ojo de madera, no para ver si el Veritaserum está funcionando. Además, tengo que luchar activamente contra el Veritaserum para que este no funcione. Tú ve primero —dijo Harry, empujando el vaso de chupito con la solución indicadora hacia Malfoy—. Quiero ver a qué color cambia tu pulgar.

Malfoy parecía molesto, pero se sacó su reloj de bolsillo y metió el pulgar en la solución.

—¿Por qué te importa el color al que cambie?

—Porque es mágico —Harry se encogió de hombros—. Es genial.

—¿Genial? Potter, ¿tienes seis años?

—No —dijo Harry, debido al Veritaserum—. Así que, ¿cuánto tiempo tenemos que esperar?

—Aproximadamente nueve minutos —dijo Malfoy—. ¿Es esto algo que puedas hacer en el trabajo?

Suspirando, Harry se levantó para ir por más Whisky de Fuego, luego le sirvió un trago a cada uno.

—Quizás —dijo, poniendo la tapa en la botella—, si Robards no se interpone en mi camino.

—¿Por qué se interpondría en tu camino?

—Él siempre se interpone en mi camino —dijo Harry, luego le explicó un poco acerca de cómo Robards parecía ocupado con los altos funcionarios del Ministerio que, resolviendo casos, y sobre cómo Robards no quería que Harry fuera demasiado bueno en su trabajo, porque lo hacía lucir a él como el verdadero Jefe.

—Supongo que hay otros Aurores que también piensan como tú.

—Sí —dijo Harry—. Pero Ron acaba de empezar en el Departamento.

—Leí eso en El Profeta —murmuró Malfoy—. ¿No es eso algo bueno?

—No —dijo Harry, olvidándose del Veritaserum—. Quiero decir: sí —Se frotó la cara. Si Veritaserum le había hecho decir que no, entonces había algo mal con Ron trabajando allí, incluso si él mismo no se había dado cuenta. Mierda. Harry no podía hablar con Hermione sobre eso. No podía hablar con nadie—. Es sólo que no sabe nada. Sobre cómo funciona ese lugar —dijo Harry, y luego se encontró hablando de cómo funcionaba el Departamento de Aurores.

No había podido hablar de nada de eso durante tanto tiempo. Durante el último año, Ron había ido a la Academia de Aurores y Harry no había querido desilusionarlo. Y, sin embargo, ver a Ron explorar todas las complejidades del trabajo del Departamento fue en cierto modo tan terrible como si él mismo estuviera pasando por todo eso de nuevo, sabiendo que Robards no iba a apoyarlo. Entender la cantidad de trámites burocráticos que tenía que atravesar para obtener una orden de arresto para alguien que sabía que era culpable. Y todo eso solo para descubrir que carecía de fondos y del equipo necesario para verificar adecuadamente las evidencias requeridas para realizar el arresto. Pero tener que escuchar a Ron enojarse por eso también era frustrante, cuando Harry ya había pasado de la ira a la aceptación.

—Sí, puedo ver lo frustrante que es eso —Esa baja resonancia en la voz de Malfoy, con la que solía hacer comentarios sarcásticos, ahora lo tranquilizaba sorprendentemente.

—Exactamente —dijo Harry. Luego estaba Savage, que le estaba enseñando a Ron todos los atajos: cómo romper todas las reglas, tal como le había enseñado a Harry. Sin embargo, a lo largo de los años, Harry había estado cada vez menos seguro de los métodos de Savage. Ella lograba hacer las cosas, pero a veces Harry se preguntaba a qué costo. Y, sin embargo, cuando trató de investigar sus fuentes, se sentía mal por interrogarla, cuando había estado en el Departamento durante tanto tiempo y había hecho tanto bien. Vigilarla para evitar que hiciera alguno de sus trucos parecía una pérdida de tiempo cuando se acumulaban casos mucho más importantes y cuando Savage, en su mayor parte, estaba sacando a los criminales peligrosos de las calles.

—Y parece que es bastante difícil —dijo Malfoy en voz baja—, pensar en ello cuando a nadie más parece importarle tanto como a ti.

—Exactamente —dijo Harry de nuevo. Y luego estaba el salario, que era terrible. Así que, ¿qué importaba que Savage tomara atajos o hiciera algunos de sus trucos cuando no le pagaban ni la mitad de lo que merecía por el trabajo que hacía? Y luego estaba Ron, ahora con dos niños. Ron había sabido de la paga, por supuesto, pero no había estado esperando estar trabajando todas estas horas, a pesar de que Harry había tratado de decírselo.

Pensé que era solo porque eres, ya sabes, tú, había dicho Ron.

Malfoy tarareó en comprensión.

—Y luego está Vance —dijo Harry.

—He oído hablar de él —dijo Malfoy—. Su madre murió en la guerra.

—Sí —dijo Harry—, y él cree que eso significa que puede salirse con la suya sin hacer nada. Pero él y Robards son mejores amigos, por alguna razón, y Vance inmediatamente comenzó a meterse con Ron. Y he tratado de decirle a Ron que no puede hacer nada contra Vance, porque Robards se desquitará con él, pero él cree que me refiero a que le van a hacer algo, físicamente, cuando no es así como trabaja Robards. Él simplemente… te desacredita. Durante años. Una y otra vez, hasta que te sientas tan inútil, incluso cuando estás haciendo el mejor trabajo que puedes.

—Y no quieres que eso le pase a Weasley.

La palabra "Weasley" detuvo a Harry, y finalmente se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

Mierda.

Y Malfoy estaba sentado allí, sus grandes ojos tan claros, su boca curvada suavemente en comprensión.

Mierda.

Harry se puso de pie, tomó su shot de Whisky de Fuego y lo tiró por el fregadero. Volviendo a la mesa, tomó el frasco de Lejía de ojo de madera y bebió lo que quedaba.

Malfoy parecía un poco asustado.

—Dijiste que no harías preguntas —dijo Harry.

—Yo… —Malfoy se detuvo y tragó, inmediatamente luciendo culpable—. No se suponía que preguntara —dijo débilmente.

Harry frunció el ceño.

—Creo —dijo Malfoy, su voz apresurada—, creo que mi pulgar podría estar listo —Sacando su pulgar de la solución indicadora, Malfoy se puso de pie abruptamente, tropezando hacia atrás y empujando su silla. Malfoy levantó su pulgar empapado—. ¡Es cerúleo!

—Cristo —Harry se frotó la cicatriz. No recordaba la última vez que había hablado tanto con alguien. Maldito Veritaserum.

Maldito Malfoy.

—Será- será mejor que me vaya —respondió la vacilante voz de Malfoy.

Cristo. Ni siquiera era culpa de Malfoy. Harry había bebido el Veritaserum y el Whisky de Fuego. Malfoy no lo había planeado en absoluto. No había hecho nada malo; Harry acababa de… balbucear como un tonto, y ni siquiera estaba seguro de por qué lo había hecho. Malfoy solo había… estado allí. Y él había preguntado, o algo así. Realmente no. Cristo.

—Yo- buscaré la salida, ¿de acuerdo? —Malfoy tropezó con sus palabras—. Conozco el camino. Espero que esa- que esa solución de indicadora funcione.

—Malfoy —dijo Harry, y Malfoy se congeló.

—No se lo diré a nadie —espetó Malfoy.

Harry frunció el ceño de nuevo.

—Por supuesto que no lo harías.

Malfoy tragó.

—¿A quién se lo dirías?

La expresión de Malfoy cayó un poco, pero luego su boca se convirtió en una línea.

—Cierto —Comenzó a caminar por el largo pasillo oscuro.

—Malfoy —dijo Harry de nuevo, siguiéndolo.

Malfoy se detuvo en el vestíbulo oscuro, con los hombros rígidos.

—Siento haber dicho eso —dijo Harry—. No debería haberlo hecho.

—Es intrascendente para mí —Malfoy se encogió de hombros—. No es como si me importara.

—Y gracias —prosiguió Harry—, por la solución indicadora.

—Sí, bien-

—Y por escuchar.

Malfoy cerró la boca.

—¿Cómo consigo más? —Preguntó Harry—. De la solución indicadora.

—Tengo un caldero entero —dijo Malfoy—. Heloise puede traerte toda la que necesites.

—Gracias.

—Potter —Malfoy tragó. Cuando habló, su voz era más baja y vacilante que nunca—. Puedo- puedo ser bueno. Escuchando.

—Será mejor que te vayas —dijo Harry, abriendo la puerta.

Malfoy se fue y Harry cerró la puerta. Jesús. Iba a tener un jodido dolor de cabeza por esto.

-0-

Abril de 2009

Harry Potter: 28 años

Draco Malfoy: 28 años

La solución indicadora de Malfoy para la Lejía de ojo de madera funcionó a la perfección. Sin embargo, los problemas de Harry con el Departamento de Aurores persistieron. Harry no quería quejarse con nadie, así que no lo hizo, excepto con Malfoy, solo de vez en cuando. La mayoría de la gente no entendía las complejidades de sus casos de todos modos, y aquellos que sí, como Savage y Ron, también eran parte del problema. Y luego estaba el Auror Vance.

El auror Vance siempre había sido un dolor de culo para Harry, pero principalmente porque era un incompetente y un vago. Sin embargo, durante el último año, se había obsesionado irracionalmente con la debida diligencia y el adecuado protocolo, especialmente cuando se trataba de los casos de Harry.

—Vance ni siquiera debería estar mirando tus casos —se había quejado Ron.

—Robards le está pidiendo que procese el papeleo de todo el Departamento —le había explicado Harry, tratando de ser paciente.

—Pero, ¿por qué? —Ron había dicho—. ¡Es un Auror de campo! ¿No debería estar en el campo?

Harry no se molestó en explicarle de nuevo que a Robards le gustaba que las cosas se hicieran como a él le daba la gana, y que estaban condenado a lidiar con Vance en el futuro previsible, sin importar lo obstructivo que fuera. Sin embargo, cuando Vance comenzó a meter su nariz en su consulta de pociones con Malfoy, Harry amenazó, por primera vez en su carrera de Auror, con acudir a una autoridad superior.

A Harry nunca le gustó usar el hecho de que era amigo personal del ministro Shacklebolt para su propia conveniencia, pero Vance había amenazado a Malfoy. El único recurso de Harry era amenazar a Vance a cambio, y así lo había hecho, pero a Vance, por supuesto, no le había gustado eso. Iría directamente a Robards, y esto tenía el potencial de volverse feo, particularmente porque a Robards nunca le había agradado la asesoría de Malfoy, para empezar.

Esto tenía el potencial de volverse muy feo.

Después de discutir con Vance, Harry se Apareció directamente desde la oficina del Auror a la sala de estar de Malfoy.

Malfoy no estaba allí.

—Joder —murmuró Harry.

—¿Me llamaste? —dijo una voz sensual, solo que no era sensual. Era Malfoy, y probablemente estaba molesto, porque siempre lo estaba cuando Harry lo visitaba.

De todos modos, esto no era una visita. Harry tenía cosas importantes que discutir.

—¿A qué debo este placer? —Malfoy estaba apoyado en la puerta, lo cual parecía ser uno de sus pasatiempos favoritos. Estaba de pie junto a la puerta de la planta baja, que conducía a la Tienda de calderos de Potage, y se veía bien. A medida que el tiempo pasaba, la ropa de Malfoy se veía un poco más bonita que la última vez; su cabello, un poco más brillante; su rostro, un poco más lleno. Mierda. Se veía demasiado bien.

—Sé que soy una buena vista —dijo la voz lacónica de Malfoy—, pero ¿tienes una poción que debo identificar o no?

—No —dijo Harry.

Las perezosas cejas de Malfoy se levantaron.

—Cecil Vance vino a verte —dijo Harry.

—Oh, mi querido Potter —Malfoy fingió inquietud—, no tenía idea de haberte prometido servicios exclusivos.

—Déjalo —espetó Harry, porque Malfoy seguía haciendo esto. Seguía haciéndolo, las burlas perezosas, esa voz baja, las sonrisas y las miradas cómplices. Lo hacía más y más, cada vez más, y Harry no podía soportarlo. No podía soportarlo.

—¿Dejar qué? —Malfoy se acercó pavoneándose a él. Él se pavoneó—. ¿Dejar de identificar pociones para otros tipos?

—Malfoy —dijo Harry—, Vance cree que podrías haber roto la restricción mágica.

La provocación salió del cuerpo de Malfoy como una vela que de repente se apaga. La expresión de Malfoy cayó, y algo en el pecho de Harry se retorció.

—No lo he hecho —Por una vez, Malfoy parecía tan desprotegido.

—Lo sé —dijo Harry, dando un paso hacia él.

—Pero yo- —comenzó Malfoy— no puedo. El Ministerio tiene hechizos de rastreo sobre mí.

—Lo siento —dijo Harry—. Yo… tal vez le hice pensar que podrías evitarlos.

—¿Pero por qué?

Harry se acercó. Malfoy se veía tan desconcertado, y Harry no sabía qué hacer. Si Malfoy hubiera sido Hermione, Harry lo habría abrazado. Pero Malfoy no era Hermione, y Harry no abrazaba a otras personas a menos que fueran Molly Weasley, y ciertamente no abrazaba a Draco Malfoy. Eso sería ridículo.

—Yo estaba tratando de decir que podrías eludir los hechizos de rastreo, pero que nunca lo harías, y eso demostraba que se puede confiar en ti —Harry dijo al fin, con la voz quebrada.

—No entiendo —Malfoy frunció el ceño, frunció el ceño de una manera tan conmovedora—. ¿Cómo podría eludirlos?

—Malfoy —Harry dio otro paso. Ahora estaba muy cerca de Malfoy—. Creo que podrías hacer lo que quisieras, si pones todas tus fuerzas en ello.

Malfoy lo miró. Su rostro estaba tan claro, sus ojos brillaban.

Harry se humedeció los labios.

—Vine a advertirte. Vance te guarda rencor.

—¿A mí? —Malfoy se mordió el labio—. Él ni siquiera me conoce.

Harry vaciló, luego trató de hablar lo más gentilmente posible.

—Porque eras un Mortífago.

—Ah — Una sombra pareció llenar su rostro.

—Malfoy —Harry extendió la mano, pero Malfoy se alejó.

—Perdóname —dijo sin expresión—. Actué asumiendo que era una persona normal. Qué estúpido de mi parte.

—Eres una persona normal —dijo Harry, su irritación era tan refleja que ni siquiera se dio cuenta de que estaba llamando normal a Malfoy—. Vance es solo un imbécil.

—Oh, pero tiene razón —dijo Malfoy, alejándose más—. Recordaste las cosas importantes. Soy un Mortífago, ¿no? Me alegra que lo hayas tenido en cuenta.

—Ese no es mi punto —dijo Harry—. Estamos hablando de Vance.

—¿Estamos? —Malfoy se volvió hacia él—. Le dijiste a Vance que podía escabullirme de mi castigo, que podría estar haciendo todo tipo de cosas viles y despreciables, ¿por qué? Porque soy astuto, ¿no? Soy insidioso; tan syltherin.

—Sabes que eso no fue lo que dije. Estaba tratando de defenderte —Harry estaba empezando a enojarse.

—Sí —dijo Malfoy—. Bien por ti. Has defendido a tu escoria de mortífago, y ahora que me has advertido; eres libre de-

—Malfoy —dijo Harry, incrédulo—, ¿cómo es posible que pienses que te considero una escoria?

Malfoy de repente se veía tan desnudo, sus ojos se agrandaron y sus cejas se arquearon, parecía como si le hubieran quitado el aire.

—¿No es así? —Preguntó, con la voz quebrada.

—Por supuesto que no —dijo Harry.

—Entonces, ¿qué es lo que soy? —Preguntó Malfoy.

Los labios de Harry se sintieron secos. Su boca entera de repente se sintió seca, y se apretó el labio inferior entre los dientes para humedecerlo.

—Uh —dijo finalmente, inteligentemente—. ¿El mejor en pociones?

—Quiero decir… además de eso.

Los brillantes ojos de Malfoy inmovilizaron a Harry en su lugar, y Harry no pudo pensar en qué decir. Las personas en su vida y todo lo que habían sido para él parecían desvanecerse, y los únicos que siempre se quedaron fueron Ron y Hermione, porque atravesaron todos los problemas y todas las pruebas que les había puesto la vida con él. Y al final, fueron los únicos que se quedaron. Todos los demás se sentían como transeúntes casuales, como algo pasajero, excepto Malfoy, que siempre había estado allí también.

Por primera vez en mucho tiempo, Harry pensó en Dudley. Harry había oído que Dudley se había casado. Bien por él. Harry debería haber enviado una tarjeta.

Después de una larga pausa, la voz de Malfoy fue rápida, las palabras saliendo de su boca muy abruptamente.

—No importa. Yo- olvida lo que pregunté.

—Malfoy —dijo Harry, tratando de pensar en algo que decir—, eres un excelente consultor de pociones.

—Bien —Malfoy se irguió, moviendo un poco la cabeza—. Apuesto a que Vance solo está celoso. Es cierto que tiene mucho de qué estar celoso —Luego añadió, con su voz más remilgada—: Gracias por la advertencia, Auror Potter.

—No seas así —dijo Harry.

Malfoy inclinó la cabeza, y toda su postura, mirada, habla, todo gritaba fingimiento.

—¿Así cómo?

—Solo estaba tratando de advertirte.

—Y te agradecí por ello, ¿por qué estás disgustado?

—Bien —dijo Harry, sacando su varita para Aparecerse.

—Potter —dijo Malfoy, deteniéndolo

Harry suspiró.

—¿Sí, su Alteza? —dijo, porque estaba demasiado cansado para lidiar con Malfoy actuando como un idiota.

Los ojos de Malfoy brillaron ante la broma, pero no hizo algún comentario arrogante. En cambio, dijo:

—¿Recuerdas la vez que me preguntaste qué quería ser cuando fuera mayor?

—Sí —dijo Harry con cautela, sin saber a dónde iba esto.

—Un combatiente del Fuego Maligno.

Harry lo miró fijamente, incapaz de procesar esta respuesta. La mayoría de los incendios normales se pueden apagar con un Aguamenti u otros hechizos de agua. La mayoría de los fuegos mágicos tenían encantamientos o contra hechizos, por lo que el escuadrón contra el Fuego Maligno en el Ministerio era de solo cuatro personas. Salían volando en busca de los incendios más terribles en todo el país, a veces ayudando de manera invisible a los muggles también, solo porque hacían lo que podían para ayudar. Harry escuchó que hubo combatientes Fuego Maligno en la batalla de Hogwarts que apagaron el fuego que había quemado la Sala de los Menesteres.

—¿Quieres saber por qué quería ser un combatiente del Fuego Maligno? —Preguntó Malfoy.

Harry todavía recordaba volar lejos de allí, Malfoy aferrándose a él, temblando de terror.

—Quería ser un héroe.

—Malfoy —dijo Harry, dándose cuenta de que no debería haberle dicho a Malfoy que era un excelente consultor de pociones. Debería haberle dicho que lo había perdonado, por todo, por el pasado. Debería haberle dicho a Malfoy que era una persona decente.

Malfoy se alejó.

—No me molestes más. Estaba remodelando.

—Tú ayudas a la gente —dijo Harry—. Lo que haces, ayudándome con pociones, ayuda a la gente.

Malfoy hizo una pausa, todavía de espaldas a Harry, sus hombros enderezándose con orgullo.

—Buenas noches, Potter —dijo, luego bajó las escaleras.

-0-

Marzo de 2010

Harry Potter: 29 años

Draco Malfoy: 29 años

Malfoy recuperó su magia el mismo día que su madre murió.

Tan pronto como Harry se enteró, guardó la poción de su último caso en el bolsillo y se Apareció en el apartamento de Malfoy.

El lugar era un desastre, la pared entre la sala de estar y la habitación de Malfoy estaba destruida, tirada en escombros en el suelo. Malfoy no estaba a la vista, y Harry miró abajo, solo para estar seguro. Varias veces durante el año pasado, le pareció que Malfoy había subido de allí, pero tampoco estaba allí. Sin embargo, la Tienda de calderos de Potage había desaparecido, como si nunca hubiera estado allí. Las paredes vacías rodeaban tres chimeneas vacías, el escaparate todavía adornado con cristales en forma de diamante que daban a la calle. Harry se preguntó cuánto tiempo llevaba cerrada la tienda.

Al Aparecerse en el Boticario del señor Mulpepper, Harry tampoco encontró a Malfoy allí. Cuando le preguntó a la señora Mulpepper, ella lo miró con extrañeza.

—Draco no ha trabajado aquí en dos años —dijo, pero Malfoy nunca le había dicho eso a Harry. Malfoy nunca le había dicho nada. ¿Estás ahorrando para un apocalipsis de pociones? Le había preguntado una vez, pero Malfoy solo le respondió que estaba practicando. Le había tomado casi cuatro años responder una pregunta estúpida sobre lo que quería ser cuando creciera, y casi un año después, Harry todavía recordaba la respuesta.

Quería ser un héroe.

Cristo. Su mamá. La mamá de Malfoy.

Desesperado, Harry fue a la oficina de correos, garabateó el nombre de Malfoy en un pergamino, luego lo enrolló, lanzó el hechizo de rastreo y le dio el pergamino a una lechuza. Demasiado impaciente para esperar a que la lechuza regresara, Harry volvió a casa en busca de una escoba, luego activó el hechizo de rastreo y se Apareció para seguir a la lechuza. Después de diez minutos de vuelo, Harry sabía a dónde iban. Al enviar de regreso a la lechuza, Harry se Apareció el resto del camino.

Durante los juicios, los investigadores mágicos habían descubierto que la magia maligna aún permanecía alrededor de la mansión Malfoy y, como resultado, la mansión había sido destruida. Narcissa había sido liberada hace cinco años, casi un año antes de la primera vez que Harry había visto a Malfoy en Slug Jiggers. Por lo que Harry sabía, ella había estado en la Sala Janus Thickey desde entonces.

Nunca había estado seguro de si creer que había magia maligna rodeando la mansión, pero cuando llegó allí, pudo ver que era verdad. Todo en los kilómetros que rodeaban la mansión estaba muerto, a excepción de las tristes y desordenadas parcelas de hierba que parecían estar luchando por crecer. Harry tuvo que caminar casi todo el perímetro de las ruinas antes de encontrar a Malfoy, sentado entre los restos de las paredes de piedra, con la cabeza entre las manos.

—Malfoy —Harry no sabía por qué estaba tan aliviado, como si algo frenético lo hubiera estado empujando todo este tiempo, y solo ahora sintió que podía respirar. Harry se hundió en el suelo y se sentó a su lado, con la escoba a un lado.

—Vete —dijo Malfoy, su voz entrecortada y confusa.

—Malfoy —dijo Harry de nuevo, tocando el brazo de Malfoy.

—¡Dije que te vayas! —Malfoy extendió el brazo, pero tuvo que levantar la cara para hacerlo, y Harry lo vio: los ojos rojos de Malfoy, su rostro rojo, cada parte de él hinchada por el llanto.

—Oh —dijo Harry, y la energía que lo había estado impulsando antes se dio a conocer por su repentina y completa ausencia. Harry sintió que todo se detuvo, simplemente se detuvo, su corazón momentáneamente se apoderó de su pecho—. Malfoy —suspiró Harry.

Malfoy sollozó y Harry no supo qué hacer.

Harry no tenía idea de qué hacer. Nunca había sido bueno con las personas tristes.

Ahora que Harry lo pensaba, no tenía idea de por qué había venido. Después de todo, no sabía nada sobre la muerte de mamás. No sabía nada de mamás. Al parecer, no sabía nada sobre Malfoy, y eso le dolía de alguna manera, una extraña especie de dolor en la niebla plomiza que había entrado en el pecho de Harry.

Entonces, Harry se sentó allí mientras Malfoy lloraba, deseando poder recordar lo que hacía Ron cuando Hermione lloraba. No podía recordar. No podía recordar. Cuando Hugo lloraba, Hermione lo abrazaba, pero no era lo mismo.

Finalmente, Malfoy dejó de llorar. Se sentaron allí durante una hora.

Luego se sentaron allí durante dos.

Las nubes se movían en el cielo, pacientes y blancas, como si nada sucediera debajo de ellas. La ausencia de vida fue extraña después de un tiempo, sin el sonido de los pájaros, sin ni siquiera insectos que se arrastraran entre las piedras. Harry pensó en hacer un hechizo para hacer crecer la hierba. No podía saber si eso haría que Malfoy se sintiera mejor.

Por fin, Malfoy se puso de pie.

—Gracias —dijo, como si Harry lo hubiera ayudado de alguna manera, en lugar de sentarse allí estúpidamente, sintiéndose inútil.

—Rompiste la pared —Harry se puso de pie, todavía estúpido e inútil—, en tu apartamento.

—Te dije —Harry temía que Malfoy sonara desconsolado, pero en cambio, sonaba petulante—. Estoy remodelando.

Harry hizo memoria.

—Eso fue hace casi un año.

—La remodelación lleva mucho tiempo —dijo Malfoy con irritación.

Harry buscó en su bolsillo y sacó una botella.

—Traje una poción —dijo, extendiéndola.

—No estoy tomando pastillas de la felicidad, Potter.

—No, quise decir… —Harry vaciló—. Para que la identifiques.

La cabeza de Malfoy se levantó de golpe.

—¿Qué?

—No tienes que hacerlo —dijo Harry—. Pero pensé que… si quisieras volver a la normalidad, podrías hacerlo.

—Joder, ¿qué?

Harry sabía que había hecho algo incorrecto. Parecía insensible, ahora que lo pensaba; era solo lo que Harry hubiera querido- algo que hacer, algo para mantenerlo ocupado. Se había vuelto tan loco después de la muerte de Sirius, en parte porque no había tenido nada que hacer. Al menos después de la muerte de Dumbledore, Harry había sabido exactamente qué hacer. Luego, con Remus, Tonks, Fred y todos, lo único que podía hacer era seguir adelante.

—¿Siquiera piensas en mí como una persona real? —Demandó Malfoy—. ¿Un ser humano real, con sentimientos reales?

Harry miró la botella, tratando de pensar en sentimientos reales. Había lastimado a Malfoy al traerle esto; Harry podía decir eso. Era obvio por qué. Malfoy pensó que Harry pensaba en él como una máquina que solo era buena para consultar sobre pociones, para hacer el trabajo. Harry debería sentirse culpable por eso. Debería lamentarlo y, sin embargo, lo único que podía pensar era en que él era la máquina. Él era el que no tenía sentimientos reales, porque no podía sentir nada en este momento.

—Vete a la mierda —dijo Malfoy. Agarrando la botella de la mano de Harry, Malfoy la arrojó a los escombros de su antigua casa, donde se rompió en docenas de pedazos y el líquido verde salpicó por todas partes—. Vete a la mierda, Potter. Al diablo con tus pociones, al diablo con tu puto uniforme de Auror, al diablo con tu estúpida cicatriz, tú, estúpido… —Malfoy tragó saliva—, estúpido… —trató de decir, pero no terminó, ahogándose con otro sollozo.

Malfoy estaba llorando de nuevo, pero luego se estaba acercando y Harry estaba seguro de que Malfoy quería golpearlo. Incluso pensó que Malfoy podría haberlo hecho, porque la mano de Malfoy se hizo un puño y luego rozó el pecho de Harry, pero el golpe fue tan débil y patético que Harry no supo qué era. Entonces Malfoy se quedó allí, a centímetros de él, llorando, y Harry todavía no sabía qué hacer.

—Puedes golpearme —dijo Harry finalmente, porque era algo que entendía, aunque no parecía que Malfoy realmente quisiera hacerlo.

—Mierda —Malfoy se quedó sin aliento—. Mierda. Estúpido —Malfoy lo empujó—. No quiero golpearte.

—Está bien —dijo Harry.

—Mierda —Malfoy volvió a hacer ese horrible ruido ahogado—. ¿No puedes simplemente…?

Pero Harry no era una persona real con sentimientos humanos reales; no confiaba en sí mismo para saber lo que Malfoy quería, para ser lo que Malfoy necesitaba, no cuando ya lo había jodido tanto. Bastante seguro en este punto de que cualquier cosa que hiciera, lastimaría a Malfoy, Harry trató de no moverse.

Malfoy estaba de pie tan cerca, y las lágrimas corrían por su rostro, los brazos apretados alrededor de él. Harry intentó ni siquiera respirar, porque quizás si su respiración golpeaba a Malfoy, él recordaría que la forma de Harry de decir "Siento que tu mamá haya muerto" había sido tratar de distraer a Malfoy con el trabajo.

Eventualmente, sin embargo, Harry iba a tener que echarle un Reparo a esa botella y devolver la poción a ella. Después de todo, era una evidencia.

Después de unos minutos, la respiración de Malfoy comenzó a nivelarse nuevamente y Harry se relajó un poco.

—Joder —dijo Malfoy, con un aliento húmedo en la cara de Harry—. No puedes, ¿verdad?

—Haré todo lo que tú quieras —dijo Harry.

—Joder — dijo Malfoy de nuevo. Su voz era suave—. Apuesto a que lo harías. Harry Potter, salvador del puto mundo.

—Malfoy —dijo Harry, extendiendo la mano.

—No lo hagas —Malfoy se apartó, sus pasos levantaron polvo. Sacando su varita de espino de su manga, señaló la botella rota en el suelo—. Reparo.

La botella de vidrio volvió a tomar forma.

Potius extractus —continuó Malfoy, y el líquido verde flotó desde los escombros, fusionándose en una masa tambaleante—. Decantum —dijo Malfoy, y la masa entró en la botella—. Accio corcho.

Harry lo miró con extraña fascinación. Había visto a Malfoy hacer magia antes. Había visto a mucha gente hacer magia antes, pero Harry no había visto a Malfoy hacerla desde la escuela. Malfoy no había hecho magia desde la escuela y Harry sintió que no podía apartar la mirada. Malfoy recordaba todo, el movimiento de su varita, elegante y fluido, sus encantamientos pronunciados casi a un ritmo. Parecía como si nunca hubiera dejado de hacer magia, y algo en el pecho de Harry le dolía. Su corazón se sentía como si estuviera retorciéndose, y ni siquiera sabía por qué, porque Malfoy se veía hermoso así, bajo el cielo azul, lanzando magia entre los escombros de su antiguo yo.

Luego Malfoy puso el corcho en la botella y metió la botella en su bolsillo.

—Te enviaré el resultado mañana.

—No tienes que hacerlo —dijo Harry rápidamente.

—No, tenías razón —Malfoy se alejó—. Será una buena distracción.

—Malfoy —dijo Harry, pero no sabía qué más decir.

—Me gustaría estar solo ahora —dijo Malfoy, alejándose más—. Si no te importa.

Harry dijo que estaba bien.

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Al día siguiente, Harry recibió un paquete de Malfoy: la poción verde, junto con una nota:

Esta poción provoca un terror extremo. El ingrediente clave es la saliva de jaguarundi, que es lo suficientemente rara como para llevarte fácilmente a su pocionista.

Por favor, realiza más negocios conmigo a través de un búho o con cita previa. Espero estar muy ocupado en los próximos meses.

Malfoy

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Esta es la primera parte del capítulo, la siguiente la subiré en unas cuantas horas, o mañana en la mañana, cuando termine de revisarla y editarla. Cuídense:3

Jade Angel7: A mí también me emociona bastante que los comportamientos del Harry adulto se puedan entender gracias a que hemos leído sobre el Harry niño. Las cosas que hace y la manera en la que piensa son producto de todo lo que tuvo que pasar durante su infancia, y creo eso se refleja también en este capítulo. Y dioooos, cuando el Draco adulto se da cuenta de por qué el Harry adulto actuaba de cierta forma con él, y no lograba expresarse correctamente (lo cual desencadenaba conflictos, como ha sucedido aquí), me quiebra el corazón. Es tan triste, pero a la vez me emociona el hecho de que Draco, al saber sobre la infancia de Harry, haya tratado de que esos días que estuvo con el Harry niño fueran los mejores para este. Y sobre lo último que mencionas, la relación entre ambos, cuando ya son mayores, va desarrollándose de a poco.

Nessie-sars: Ya que mencionas los años que le toma a ambos tratarse de cierta forma decente, justo en este capítulo Harry menciona los años que le tomó a Draco hablar de ciertas cosas con él JAJAJAJA. Respecto a Harry, creo que parte de su comportamiento es explicado en este capítulo, y de cómo ciertas cosas que le ocurrieron afectaron en su forma de comunicarse con las personas, especialmente con Draco. Por otro lado, ¡gracias por tu comentario! ¡Eres muy dulce!:3

sol77: ¡Me alegra que te esté gustando! Lettered, la autora del fic, en serio hizo un hermoso trabajo con ella. ¡Gracias por leer!:3