XVIII

Junio de 2012

Harry Potter: 31 años

Draco Malfoy: 15 años

Cuando el Patronus apareció frente a él en la planta baja, Harry subió y encontró a Draco inconsciente en el sofá. Harry decidió dejarlo en la sala de estar, así que lo puso lo más cómodo posible. La sala de estar era un espacio más abierto que el dormitorio, y Harry no quería que Draco se sintiera atrapado.

Después de asegurarse de que Draco estuviera bien colocado en el sofá, Harry volvió a agrandar la ropa de Draco. El sándwich se había ido, así que probablemente Draco se lo había comido, pero Harry trajo algunas galletas por si acaso. Limpiando con una ducha rápida la fatiga de ver a Draco crecer todo el día, y vistiéndose con ropa limpia, Harry se puso a trabajar arreglando la silla con estampado floral. Siempre le había gustado esa silla. Esperaba que pudiera repararla, y tratar de hacer eso era mejor que quedarse sentado viendo a Draco inconsciente. Eso era todo lo que Harry realmente quería hacer.

Incendio.

La silla se prendió en llamas.

—¡Draco! —Girándose, Harry encontró a Draco sentado y mirándolo con una expresión en blanco en su rostro. Volviéndose hacia la silla, Harry sacó su varita—. ¡Aguamenti! —El agua salpicó de la varita de Harry sobre las llamas, apagándolas efectivamente. La parte superior de la silla estaba carbonizada.

Incendio —repitió la voz aburrida de Draco.

La silla quedó medio quemada y no apareció ninguna llama nueva. Harry se dio cuenta de que Draco había prendido fuego a otra cosa, girando de nuevo para encontrar la mesa en llamas.

¡Aguamenti! —Dijo Harry, provocando que el agua cayera sobre la mesa.

Incendio. Incendio. Incendio.

Los libros estaban en llamas.

—¡Draco! ¡Expelliarmus! ¡Exaero! ¡Exaero! ¡Exaero! —La varita de Draco salió volando de su mano y cayó en la de Harry, mientras una corriente de aire pasó por las estanterías, privando a las llamas de oxígeno. El fuego se redujo, luego se apagó, y Harry lanzó el hechizo para liberar el aire capturado de regreso a la habitación. El corazón de Draco se rompería, pensó Harry salvajemente, si los libros se mojaban.

Luego miró la varita de espino que tenía en la mano, y sintió el cálido y amistoso cosquilleo de siempre. También recordó la última vez que había desarmado a Draco, cómo esa había sido la clave para derrotar a Voldemort: tener el control de la Varita de Sauco. Harry nunca se lo había contado a Draco. No necesitaba saberlo. Guardando las varitas, Harry volvió al sofá.

Draco estaba sentado allí, mirando la chimenea. Sus ojos parecían vacíos, sin vida. Como lápidas.

—Bueno —dijo Draco—, Diggory está muerto. ¿Quién lo necesitaba? El verdadero campeón de Hogwarts.

—Draco.

—Mi padre estaba allí, ¿no? Eso es lo que quisiste decir cuando dijiste que él había matado a personas. Mi padre mató a Cedric Diggory. ¿Qué piensas sobre eso?

—Peter Pettigrew mató a Cedric —dijo Harry—. Sucedió antes de que tu padre llegara.

—Ojalá él hubiera estado allí. Ojalá te hubiera matado a ti también.

—No lo dices en serio.

—Lo hago. Desearía —dijo Draco, pero se detuvo—. Desearía... oh, mierda —Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos—. Eres un mentiroso —dijo—. ¡Un sucio y vil mentiroso! El Señor Oscuro sí gana; él gana, y Padre… Padre, él- quiero a mi papá —Entonces Draco sollozó, y Harry no pudo evitarlo, se acercó a él—. No me toques —dijo Draco, alejándose—. Eres- eres- eres un puto homosexual.

La magia fluyó a través de Harry. Salió del corazón de Harry, llenando las yemas de sus dedos como si estuvieran chisporroteando. El calor detrás de sus ojos le hizo saber lo que estaba sucediendo. No estaba enojado. Estaba a punto de llorar.

—Draco —dijo, e incluso su voz sonaba húmeda.

—Eres un homosexual; no me infectes con tu homose- ¡con tus manos de maricón! Apuesto- apuesto… —Draco lloró un poco más—. Apuesto a que te estabas follando a Diggory, ¿no? ¿No es así? Apuesto a que por eso estuviste tan triste porque muriera; apuesto a que es por eso que tú- mi padre- mi papá —dijo Draco, pero no terminó—. Oh, Merlín —Cubriéndose la boca con una mano, Draco sollozó de nuevo, un horrible sonido desgarrador.

Eres amado, le había dicho Draco. Eres muy amado. Draco había protegido a Harry con su cuerpo cuando Vance intentó atacarlo; le había leído a Harry imitando todas las voces con las que su padre le había leído a él. Lo había llevado a volar y le había enseñado los hechizos de colores. Había hecho pastel y chocolate caliente, y Harry recordó a Draco con esa mancha de chocolate en el rostro, sonriéndole a él.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Harry había tenido que concentrarse tanto para hacer un Patronus.

Expecto Patronum —Apareció la zorra plateada—. Estaré abajo —dijo Harry.

-0-

El tiempo entre cada periodo de inconsciencia se hacía cada vez más largo, tal como Draco había dicho que sucedería. El Draco de quince años había aparecido cuando el sol ya se estaba ocultando, por lo tanto, la espera del siguiente periodo de inconsciencia fue hasta altas horas de la noche.

Harry sabía que debería haber usado ese tiempo para hacer algo constructivo, como dormir o trabajar en el caso de las pociones ilegales, pero no pudo. Ron y Hermione estaban siendo controlados; necesitaba ayudarlos, y Draco estaba allí solo, convencido de que su padre era un asesino. Draco había parecido tan complacido en el tren después de la muerte de Cedric, cuando todos se estaban yendo a casa. Draco había dicho que Voldemort vendría primero por los sangre sucia y los amantes de los muggles; que sabía Voldemort que Voldemort había matado a Cedric, y sabíaque su padre estaba en el lado de Voldemort.

Esa frase de la carta de Draco, retorcido prejuicio, seguía pasando por la cabeza de Harry, porque era verdad. Draco estaba retorcido; sus padres lo habían retorcido. Harry no sabía cómo reconciliar en su cabeza la imagen de un niño demasiado emocional que aparentemente se enamoraba de un chico nuevo cada año, con alguien que se reiría de la muerte de Cedric.

El hecho de que Draco estuviera lidiando con eso solo, y que Harry no pudiera ayudarlo, todavía era doloroso.

-0-

Junio de 2012

Harry Potter: 31 años

Draco Malfoy: 16 años

El Patronus de Harry lo alertó cuando Draco cayó inconsciente de nuevo.

Harry dejó a Draco en el sofá, pero Harry todavía no podía soportar la idea de irse a dormir. No sabía si Draco había dormido, si es que quedar inconsciente cada cierto tiempo contaba. En cambio, Harry decidió intentar reparar la silla nuevamente, tratando de restaurar los trozos carbonizados. Luego de eso, trabajó en la mesa, luego en los libros. Draco había lanzado los hechizos de fuego en el medio de la fila de estanterías, pero las llamas no tuvieron mucho tiempo para hacer un daño significativo, así que solo los libros en esas estanterías estaban chamuscados. Parecían en su mayoría rescatables, pero Harry no tenía ni idea de cómo restaurar las partes quemadas. Quizás Draco lo sabría.

Esta vez, Harry escuchó un grito ahogado, seguido inmediatamente por un "¡Papá!"

La pelea en el Departamento de Misterios. Lucius Malfoy acababa de ser enviado a Azkaban. Absolutamente nada de lo que Harry pudiera decir podría consolar a Draco.

Esta vez, cuando Draco se desmayó, Harry no disipó el Patronus. De todos modos, era difícil conjurarlo de nuevo en este estado, y la presencia de la zorra era reconfortante. La zorra se detuvo junto al sofá donde yacía Draco. Parecía bastante desaliñado.

—Estaré abajo —dijo Harry, pero cuando se dirigió hacia la puerta, Draco ya estaba levantado y bloqueando su camino.

Nuevamente, se notaron cambios significativos en él, y era evidente que quinto año había sido un buen año para la apariencia de Draco. Había crecido aún más, su frente más alta, sus pómulos más afilados. Sus labios se habían adelgazado, pero su boca estaba más cerca de esa forma definida que Harry recordaba muy bien. Cuando Harry vio a Draco en Slug & Jiggers por primera vez, se dio cuenta de que Draco había estado en buena forma en Hogwarts. Harry también se dio cuenta de eso ahora.

—Dame mi varita —dijo Draco, bloqueando el camino de Harry.

—No quiero que te lastimes —O a tus libros, Harry agregó mentalmente, porque los libros no parecían importantes en este momento, pero lo eran. Lo eran para Draco. Serían importantes para Draco, por lo que eran importantes para Harry también.

—Voy a hacerte daño a ti —dijo Draco, pero ahora Harry conocía a Draco, y pensó que Draco sonaba asustado. Parecía asustado, y Harry recordó lo que dijo Draco acerca de que Harry tenía una "mirada oscura". A los once, Harry había estado aterrorizado de sí mismo. Pararse frente a un adulto y amenazarlo de esa manera requería mucho coraje, y el corazón de Harry se apretó.

—Él no se quedará ahí —continuó Draco—. Los Dementores ni siquiera están en Azkaban. Él escapará y yo… te lo mostraré. Yo- yo ayudaré al Señor Oscuro, y luego él- él nos ayudará, y… y… —Draco se detuvo, sus ojos brillaban con lágrimas. Cada vez que Draco lloraba hasta quedarse sin lágrimas, volvía a quedar inconsciente y envejecía un año, y luego parecía que no había llorado en lo absoluto.

Harry estaba preocupado por cómo eso estaba afectando a Draco internamente, cómo estaba jodiendo su estado mental, pero ya habían puesto un pie en este camino. No podían detenerse.

—Te hice el desayuno —fue todo lo que dijo Harry—. Está en la cocina, puedes ir cuando quieras a comerlo. También dejé algo de ropa sobre la mesa, la que tú llevas puesta se está gastando —Harry señaló la ropa que llevaba Draco—. También puedes darte una ducha. Las toallas del inodoro están limpias.

—¿Por qué estás…? ¿Por qué estás aquí?

—Tengo que permanecer a una cierta distancia cerca de ti. Eso decía la libreta. Y quiero asegurarme de que estés bien.

—¿Pero por qué? —Una lágrima finalmente escapó del ojo de Draco, pero él se la secó.

Harry se preguntó por qué no se había dado cuenta cuando ambos estaban en quinto año cuán vulnerable había sido Draco, pero Harry ya sabía la razón. Harry era vulnerable él mismo, más vulnerable de lo que Draco había sido nunca, pero de una manera completamente diferente. Cuando tienes dieciséis años es difícil conocer bien a otras personas además de ti mismo. A los treinta y un años también es difícil, pero algunas se volvían más fáciles. Algunas cosas eran mucho más fáciles.

—Me agradas —dijo Harry.

—Me odias —dijo Draco—. Y yo te odio. Incluso si cambiaras de opinión… —Draco respiró hondo—. Incluso si cambiaras de opinión, todavía te odiaría. Te odiaré por siempre; ¿no lo entiendes? ¿Por qué no te vas?

Harry extendió su mano y Draco retrocedió.

—No voy a hacerte daño —dijo Harry, luego puso su mano sobre el hombro de Draco—. Come tu desayuno —dijo Harry, apretando su hombro con su mano, luego dejándola caer. Trató de alejarse, pero Draco tomó la mano de Harry.

—Esta cicatriz —dijo Draco, levantando la mano de Harry. Draco miró los bultos por un momento, luego volvió a mirar a Harry—. ¿Ella hizo eso?

—Algo.

—Es una pena —dijo Draco, dejando caer la mano de Harry—. Es una pena que no hayas aprendido la lección. Ojalá te hubiera dejado cicatrices por todo el cuerpo.

—Las dejó en el interior —dijo Harry, luego bajó las escaleras.

-0-

Después de un rato, Harry volvió a subir. Draco estaba sentado en la silla quemada, con un libro en su regazo.

—Devuélveme mi varita —dijo, mientras Harry cruzaba la sala de estar.

—No —dijo Harry, yendo a la cocina. Preparó pescado y papas fritas, y se los llevó a Draco.

Draco tiró el plato al suelo, directamente hacia la zorra, quien se apartó a pesar de que el plato y la comida la atravesaron.

Harry devolvió la comida del suelo al plato con un hechizo, luego le lanzó un encantamiento de limpieza.

—Dejaré esto en la cocina bajo un hechizo de calentamiento para ti —dijo, porque Draco obviamente había comido algo del desayuno, aunque muy poco.

—¡Odio a tu jodido animal! —Gritó Draco tras él, mientras Harry regresaba a la cocina.

Cuando Harry volvió a emerger, Draco había arrojado su libro a un lado y estaba acurrucado en la silla, con los brazos alrededor de sus piernas.

—¿Quieres ir afuera? —Preguntó Harry.

—¿Y para qué mierda querría eso?

—Solo pensé que quizás no querrías estar encerrado todo el día.

—Oh, no, es mucho mejor estar encerrado en esta cárcel contigo. ¿Alguien te ha dicho alguna vez que esa cicatriz en tu cabeza es jodidamente fea?

—Tú lo has hecho —dijo Harry—. Muchas veces.

—Bueno, es que es cierto.

Harry realmente no había pensado que estaría de acuerdo en salir con él, pero la suposición le dio una idea. Sacando su varita, lanzó el hechizo para llamar a Heloise, quien emergió de la ventana abierta de la cocina. Tan pronto como llegó a la sala de estar, fue directamente hacia Draco.

—¿Por qué…? —Draco comenzó, pero luego se sentó correctamente y extendió una mano para acariciarla.

Heloise cerró los ojos, apretó el cuello y ululó un poco. La comisura de la boca de Draco se crispó y Harry los dejó solos.

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Veinte minutos después, las barreras alertaron a Harry de que algo se movía a través de ellas. Harry tuvo que llamar a la lechuza y llevarse las notas que Draco había escrito.

—Goyle está en Azkaban —le explicó Harry a Draco. Goyle había salido de los juicios de la posguerra con una restricción mágica, al igual que Draco, pero la había roto dos años después y había sido arrestado. Después de que lo liberaron, lo volvió a hacer y lo arrestaron nuevamente—. Crabbe está muerto.

—Esto es una especie de tortura psicológica —comentó Draco—. Si tuviera mi varita, usaría Leglimancia en ti y averiguaría qué está pasando realmente.

Harry sacó la varita de Draco. Luego se la entregó.

Los ojos de Draco se agrandaron, pasando de la varita al rostro de Harry y viceversa. Luego, tal y como había hecho a los once, le arrebató la varita de las manos a Harry, como si estuviera seguro de que la mano extendida era una especie de engaño. Draco apuntó inmediatamente su varita a la cabeza de Harry.

Cru-… Cr- Cruc- ¡Imperio!

—Tienes que sentirla de verdad, querer hacer esto —dijo Harry suavemente.

—¡Lo hago! —Draco estaba temblando—. ¡Lo hago! Yo- ¡Imperio!

—Estás sosteniendo tu varita con demasiada fuerza —Harry era un bastardo por lo que quería decir; sabía que era un bastardo, pero lo dijo de todos modos—. ¿Te gustaría que te ayude?

—¡Legilimens!

Harry ni siquiera trató de bloquearlo. Nunca había sido bueno en Oclumancia, y ni siquiera quería serlo en este momento. En lugar de eso, pensó en Draco arrodillado ante él cuando Harry había tenido un resfriado, en Draco escuchándolo mientras probaban la Lejía de ojo de madera. Pensó en Draco sentado frente al fuego, enseñándole a Harry hechizos de colores y luego lanzando su Patronus.

Draco se arrancó a sí mismo del recuerdo.

—Yo… —dijo, luciendo sorprendido—. ¿Puedo conjurar un Patronus? ¿Uno corpóreo?

—Uno muy bueno.

—Pero —Draco se mordió el labio—. Es- ese... Ese era el tuyo. El mío no sería un… —Mirando a Harry con horror, Draco comenzó a retroceder—. No podría ser un… no lo es.

—El mío cambió para que coincidiera con el tuyo. No al revés.

—Pero… ¿por qué? —Draco parecía absolutamente aterrorizado.

—Mi magia sabía cómo me sentía antes de que yo mismo lo supiera —dijo Harry—. No soy… no muy bueno en saber lo que siento. Pero una vez que lo descubro, soy terco al respecto.

—Pero… —Los ojos de Draco buscaron el Patronus de Harry, el cual miraba cautelosamente a Heloise, que se había sentado en el respaldo de la silla de Draco cuando Harry le había quitado las cartas—. ¿Pero qué quieres decir con que ella sabía lo que sentías?

—Draco —dijo Harry, y no le importaba si era inapropiado—. Creo que tú lo sabes.

—No —Apretando los labios, Draco negó con la cabeza, retrocediendo hasta chocar con la pared de libros. Heloise ululó con preocupación—. No lo sé. No puedo- no lo estamos. No lo estamos, yo no-

—No lo estamos —dijo Harry—, pero yo sí.

—¡Bien! —Gritó Draco—. ¡Porque nunca dejaré que me toques!

—Está bien —dijo Harry—. Pero eso probablemente no cambiará cómo me siento. Dije que soy terco.

—No es justo —dijo Draco, hundiéndose contra los estantes—. No soy un maricón —Luego estaba en el suelo, de rodillas y con los brazos envueltos alrededor de ellas. Su varita todavía estaba apretada con fuerza en su mano. Heloise se acomodó las plumas, inquieta, luego extendió sus enormes alas para hacer unos pocos golpes incómodos que acortaron la distancia entre ella y Draco.

El Patronus de Harry se lamió los labios.

—No soy un maricón —La voz de Draco sonaba terrible.

—Voy a tomar tu varita —dijo Harry, porque Draco se iba a enojar de nuevo y comenzaría a quemar cosas. Medio esperando resistencia, Harry fue a tomar la varita de Draco, pero Draco la soltó fácilmente.

—Nunca estaría contigo —dijo Draco, alzando los ojos enrojecidos hacia Harry—. Me- me follaría a otros hombres. Lo haría frente a ti. Te haría- te haría mirar, para que supieras que yo nunca- te haría ver cómo me los follo.

—Pensé que no eras un maricón.

Draco tragó saliva, su pecho jadeando por respirar.

—Lo haría, lo haría solo para que supieras que, por asqueroso que sea, por depravado que sea, prefiero hacerlo con cualquiera que no seas tú.

—No es repugnante —dijo Harry—. Es divertido.

La boca de Draco se abrió en estado de shock.

—De todos modos —continuó Harry—. No podrías obligarme a mirar. Mi magia es más fuerte que la tuya; no hay forma de que puedas hacer que me quede.

—Lo haría —dijo Draco sin comprender—. Haría una- una poción congelante, una poción pegajosa, para que no pudieras ir a ninguna parte; yo… —todavía parecía sorprendido.

—Tienes razón —asintió Harry—. Eso probablemente funcionaría. Eres el mejor en pociones.

—¿Por qué eres…? ¿Por qué no…?

Draco había dicho todas esas cosas para lastimar a Harry, o al menos hacerlo enojar. No entendía por qué no había funcionado.

—No quiero a la persona que eres a los dieciséis —dijo Harry, tratando de no sonar duro al respecto—. Es un poco idiota.

—Mierda —Draco apoyó la frente sobre las rodillas. Heloise aleteó un poco, golpeando su brazo con el pico.

—Come tu almuerzo —dijo Harry, luego bajó las escaleras.

-0-

Junio de 2012

Harry Potter: 31 años

Draco Malfoy: 17 años

Para cuando Draco volvió a desmayarse, la noche ya había caído y los intervalos entre el crecimiento comenzaron a extenderse a días en lugar de horas. El Patronus de Harry lo alertó de que Draco había bajado, y Harry subió las escaleras para agrandar la ropa de Draco y asegurarse de que estuviera cómodo durante las horas que estaría inconsciente. Sin embargo, justo cuando Harry estaba lanzando el hechizo de crecimiento, Draco jadeó, lo cual no estaba bien. Era demasiado pronto, pero Draco aún estaba inconsciente, agarrándose el brazo izquierdo.

Harry cubrió la mano derecha de Draco con la suya, cubriendo la Marca Tenebrosa que había aparecido recientemente en la piel de Draco.

Ayudaré al Señor Oscuro, había dicho Draco, y luego él nos ayudará.

Ojalá pudiera quitármelo, le había dicho al Harry niño. Pero ahora es parte de mi cuerpo y, por lo tanto, es parte de mí.

Sexto año. La Sala de los Menesteres. Katie Bell y el collar maldito. Ron y el hidromiel envenenado. Mortífagos en Hogwarts y en la Torre de Astronomía.

Sectumsempra.

Mierda.

El dolor de la Marca Tenebrosa aparentemente se había disipado, la mano de Draco se deslizó de su brazo, pero Harry no soltó la mano de Draco, girándola para poder sostenerla. Después de lanzar un hechizo y colocar una silla frente al sofá, Harry sostuvo la mano de Draco durante las siguientes dos horas y cincuenta minutos, esperando que comenzaran los gritos.

De alguna manera era incluso peor de lo que Harry recordaba, el sonido que hizo Draco cuando sucedió. Harry recordaba gritos, pero había sido Myrtle la Llorona. Draco solo dejó escapar un suave jadeo, y resultó que Harry también se había olvidado de la forma en que la sangre había salpicado. Roció el rostro de Harry, su mano, su pecho, empapándolos a ambos, y la mano de Draco se soltó de la de Harry, agarrando su pecho.

Snape había venido de inmediato la primera vez que sucedió, y el envejecimiento de Draco se estaba acelerando mucho, por lo que ya debería haber terminado, pero no fue así. Draco todavía estaba luchando con su camisa mojada, su respiración entrecortada.

—¿Qué? —Jadeó—. ¿Qué-? —Estaba mirando a Harry, completamente despierto.

Harry levantó su varita.

—¡No lo hagas! —Gritó Draco, su rostro era un rictus de terror.

Harry realizó el hechizo de desvestirse, abriendo la camisa de Draco. Las heridas se habían curado, pero solo un poco. Harry recordó haberlo visto en el baño, el hechizo que Snape había lanzado para cerrar los cortes, pero debería haber funcionado mejor que esto. Snape había dicho que tal vez ni siquiera habría cicatrices, pero estas heridas apenas habían sanado.

Los eventos traumáticos pueden retrasar el proceso de envejecimiento, había escrito Draco, pero no permitas que esto te alarme. Si mi yo más joven no envejece un año completo durante ninguno de los pasos, debería recuperar el tiempo perdido en el siguiente paso…

No permitas que esto te alarme.

Maldito sea. Harry no había estado tan preocupado por eso, posiblemente porque Draco no había escrito, cuando mutiles mi cuerpo, es posible que no me recupere por completo.

Mierda.

—¿Por qué? —Draco le preguntó, aun mirándolo con horror.

—Yo… —Harry tragó—. Conseguiré un ungüento. Deberías- te pondrás mejor —Luego se Apareció, sintiéndose como un cobarde por hacerlo, pero si Draco realmente solo iba a estar medio curado durante el intervalo antes de volver a crecer, necesitaba- joder, ¿qué necesitaba? Ungüento, vendas, ropa limpia, líquidos, díctamo, un Sanador, eso era lo que necesitaba. Harry podría conseguir a alguien de San Mungo y luego Oblivearlo.

Frenético, Harry comenzó a convocar cosas de todo el laboratorio de Draco con su varita, amontonándolas y poniéndolas en un cuenco, el cual se llevó consigo cuando se Apareció de nuevo en la sala de estar.

Draco estaba tratando de sentarse.

—¡No lo hagas! —Dijo Harry, casi tirando el cuenco. Corriendo hacia el sofá, Harry dejó el cuenco y se puso de rodillas.

—A- aléjate de mí —dijo Draco débilmente.

—Recuéstate.

—No las toques —trató de decir Draco, pero Harry ya lo estaba tocando, tratando de que se acostara. Esta fue una idea absolutamente estúpida, y Draco se lo demostró cuando se liberó del agarre de Harry y una de las costras se abrió, comenzando a sangrar de nuevo.

—Déjame ayudarte —suplicó Harry, alejando sus manos.

—¿Como ya lo has hecho?

Lanzando un rápido hechizo de curación en la costra, Harry la cerró y luego abrió uno de los frascos que había agarrado.

—Esto es un ungüento; déjame ponértelo; déjame-

—Dije que no me toques.

—No te lastimaré; seré cuidadoso; déjame-

—¿No me lastimarás?

—Draco —dijo Harry. La magia corría a través de él, hormigueando detrás de sus ojos de nuevo.

—Merlín —dijo Draco, sonando un poco conmocionado—. No llores, joder. Yo soy el que intentaste de asesinar.

Por eso quiero llorar, quiso decir Harry, pero no lo hizo. En cambio, dejó el ungüento y abrió la botella que contenía el líquido naranja. Bebe esto.

—Ni lo sueñes. Es algún tipo de veneno, ¿verdad? No, gracias. Un intento de asesinato ya ha sido suficiente en mi vida.

Harry tragó saliva. —Es una poción cura-todo. Tú la hiciste; tú mismo la inventaste. Eres realmente bueno en pociones- —Se interrumpió porque Draco estaba tratando de recostarse en el sofá, su rostro se puso blanco al cambiar de posición—. Al menos déjame… —Sellando la poción cura-todo, Harry dejó la botella a un lado y trató de arreglar los cojines para que Draco se acostara más cómodamente.

—¿Por qué diablos estabas intentando matarme?

—No lo estaba —Harry deseaba poder tomar la mano de Draco al menos—. Yo… No sabía lo que hacía el hechizo.

—¿Por qué lo lanzaste si ni siquiera-? ¿Qué diablos te pasa?

—Lo siento. Draco, lo siento muchísimo.

Draco apartó la mirada.

—De todos modos, me alegro de haber manchado todo el puto sofá de sangre. Es jodidamente horrible.

Harry hizo un sonido ahogado, con ganas de reír, pero con miedo de romper a llorar. Draco todavía estaba cubierto de sangre. Harry podía oler ese penetrante aroma animal con un toque de metal, como en una carnicería.

Después de Sectumsempra, Harry tuvo que cumplir con detención con Snape. Se había perdido el último partido de Quidditch, pero Gryffindor había ganado de todos modos. Harry había entrado en la sala común y todos habían estado celebrando; Ginny había corrido hacia él con los ojos brillantes Harry la había besado.

—Yo mato a Dumbledore —dijo Draco—, ¿no? —Con indiferencia, miró hacia el techo—. Soy un asesino, al igual que mi padre.

—No mataste a Dumbledore.

—Muy bien, fallé en eso también, está bien entonces —Draco cerró los ojos y luego los abrió—. ¿Conseguí que los Mortífagos entraran a la escuela? También estoy tratando de hacer eso.

—Eso sí lo lograste.

—Bien —dijo Draco—. Y ellos mataron personas. Entonces, soy cómplice de asesinato, hurra.

—No mataron a nadie, en esa ocasión. Bueno, en realidad lo hicieron. Un mortífago mató accidentalmente a otro mortífago.

—Pero… ¿y qué hay de Dumbledore?

Harry miró sus manos, la cicatriz. No debo decir mentiras.

—Snape mató a Dumbledore.

—Entonces, Snape es un asesino.

—Lo hizo para salvarte.

—Para salvarme —dijo Draco, incrédulo.

—Sí.

Solo la cabeza de Draco giró hacía Harry, su cuerpo aún inmóvil.

—Dijiste que murió por alguien a quien amaba. ¿Quién?

—Mi madre.

Draco frunció el ceño.

—¿Qué, de repente regresó de entre los muertos? Lo creería, considerando todo esto.

—No, ella… —Harry volvió a mirar sus manos—. Él lo hizo para salvarme, para que yo pudiera derrotar a Voldemort —Draco se estremeció ante el nombre—. Pero lo hizo porque amaba a mi mamá.

—A tu mamá.

—Sí.

—Una sangre sucia.

Harry levantó la mirada, pero Draco simplemente volvió la cabeza hacia el brazo del sofá y miró al techo.

—Por favor, déjame limpiar las heridas —dijo Harry.

—Quieres ponerme las manos encima, ¿verdad? —Dijo Draco, sonando cansado y derrotado—. Supongo que siempre lo quisiste.

—Sabes que no es así.

—¿En serio? —La voz de Draco había ganado energía ahora—. ¿Cuándo decidiste que te gustaba, Potter, después de que casi me partieras por la mitad? ¿Qué? ¿Te gusta que haya sido tu víctima? ¿Te prende? Porque no puedo comprenderlo de otra forma, por qué te gusto, cómo podríamos ser amigos después de que hubieras hecho esto.

—Lo siento —dijo Harry.

—Ya lo dijiste —Draco miró hacia otro lado, hacia el cojín del sofá.

La sangre se estaba secando pegajosa en el uniforme de Harry, en su cabello. Podía sentirla en sus uñas, en la mano que había estado sosteniendo la de Draco.

—Tomaré esa poción cura-todo —dijo Draco de repente.

Harry la descorchó y le tendió el frasco, pero Draco hizo una mueca cuando se acercó a él.

—Déjame —dijo Harry, poniéndose de pie.

—No —dijo Draco, agarrando el frasco, pero luego lo tenía en su mano y estaba acostado de espaldas, un ángulo imposible para beber la poción.

—Déjame —dijo Harry de nuevo, tocando el cabello de Draco. Deslizó su mano debajo de la cabeza de Draco, ayudándolo a levantarse un poco sin abrir los cortes en su pecho. Harry tomó el frasco de la mano de Draco y lo acercó a los labios de Draco. Draco lo dejó, bebiendo débilmente la poción. Un poco del líquido naranja goteó por un lado de su boca, y cuando terminó, Harry se lo limpió con su varita. Alcanzando el cuenco que había traído del laboratorio, Harry tomó un trapo y lo humedeció con un hechizo—. Déjame, por favor —susurró, limpiando la cara y el cuello de Draco, donde se habían secado los charcos de sangre.

—Por el amor de Dios —dijo Draco—, usa un hechizo.

—Sí —Harry mojó el trapo, luego se lo puso en la frente de Draco, dejándolo ahí mientras apuntaba con su varita a Draco y lo limpiaba. La poción cura-todo parecía haber ayudado; las heridas permanecieron sin cambios, pero la tez de Draco mejoró y pareció recuperar su fuerza mientras Harry lo limpiaba. —. Quiero ponerte este ungüento —dijo Harry, cuando terminó la limpieza—. Tiene díctamo y un anestésico local.

—Entonces usa magia —dijo Draco con irritación. También sonaba mejor.

—No hay un buen hechizo para eso —dijo Harry, abriendo el ungüento y metiendo los dedos. Cuando extendió la mano para tocar una de las costras de Draco, Draco se estremeció—. No voy a lastimarte.

—Harry Potter, rey de la ironía. Hace frío, idiota.

Harry no sintió el ungüento frío, pero las heridas de Draco estaban calientes y la piel a su alrededor estaba roja e inflamada. Retirando los dedos, Harry lanzó un hechizo para calentar el ungüento y tocó a Draco de nuevo. Apenas se movió cuando Harry aplicó el ungüento, pero Draco hizo una mueca y se sobresaltó un poco cuando los dedos de Harry tocaron su vientre. Harry miró hacia arriba para asegurarse de que no lo había lastimado y lo miró a los ojos.

—Me hace cosquillas —dijo Draco, sonando humillado.

—Lo siento —susurró Harry, luego aplicó el resto del ungüento—. ¿Puedo…? —Comenzó— Quiero vendarte.

Draco se dio la vuelta, apretando la mandíbula.

—Si es necesario —dijo finalmente.

Harry sacó los vendajes, junto con la cinta.

—¿Es esto algún tipo de perversidad tuya? —Preguntó Draco, una vez que Harry comenzó a ponerle las vendas.

—Draco —dijo Harry, sujetando firmemente uno de los vendajes—. Absolutamente nada de esto es perverso.

—Pero podría serlo —La voz de Draco era apagada, ni interesada ni burlona, y Harry volvió a mirar para asegurarse de que estaba bien.

—Ojalá hubiera sabido lo mucho que pensabas en ese tipo de cosas a esta edad —dijo Harry, alcanzando otro vendaje—. Las cosas podrían haber sido diferentes.

—¿Cómo es eso?

—Podría haber considerado mis opciones de citas, eso es todo.

Draco se movió bajo las manos de Harry, pero cuando Harry comprobó, Draco no parecía sentir dolor.

—¿Cómo es eso? —Preguntó Draco de nuevo—. ¿Hubieras querido salir conmigo?

Harry se volvió para recoger otro vendaje.

—Probablemente no.

—Pero lo habrías pensado.

—Actuaste como un verdadero idiota conmigo —dijo Harry, tapando el vendaje—. Así que tal vez no. Pero estabas bastante en forma, así que quizás sí.

—Entonces. ¿Con quién más hubieras pensado en salir?

Harry miró hacia arriba, pero Draco no lo estaba mirando.

—Probablemente con Adrian Pucey —dijo Harry, recogiendo un trozo de cinta.

Draco giró abruptamente la cabeza para mirarlo.

—Cuidado —dijo Harry—. No quiero que se abran tus heridas.

Draco se deslizó un poco sobre las almohadas debajo de los brazos de Harry, pero el dolor pareció abandonarlo.

—¿Quién más? —Demandó.

—Michael Corner.

—Supongo —dijo Draco después de una pausa.

—Anthony Goldstein —Harry tomó otro vendaje.

—Eww, Potter, no —dijo Draco, retorciéndose debajo de él—. Tienes un gusto espantoso.

—Bueno —dijo Harry, poniendo el último vendaje—. Obviamente —Poniéndose de pie, comenzó a lanzar hechizos de limpieza sobre sí mismo.

—¿Tengo cicatrices?

Harry miró a Draco, cuya cabeza se había girado en el sofá para ver cómo Harry limpiaba.

—No lo sé —dijo Harry, terminando de aplicarse los hechizos.

—¿Cómo puedes no…? ¿Realmente no me has visto?

—No.

—¿Cuándo me vuelvo discreto, entonces? —Draco se volvió para mirar hacia el techo—. ¿Cuándo sucede eso?

—Sucederá.

—Bueno, ¿por qué no pudo haber sucedido cuando-? ¿Por qué no podría haber-? ¿Por qué Papá no fue más discreto? Sobre… sobre seguir al Señor Oscuro, sobre lo que piensa sobre los sangre-, ¿por qué no podría haber…?

—Yo no diría que fue decoroso —se ofreció Harry.

—No te atrevas a decir nada sobre mi padre —espetó Draco.

—Está bien —Harry comenzó a juntar los suministros que había traído de vuelta al cuenco—. Voy a cambiarme de ropa. No creo que debamos cambiar la tuyo, ya que eso requerirá que te muevas, pero te traeré una toalla limpia. Y tú necesitas beber algo.

—Alcohol.

—Eso no es lo que quise decir.

—Tengo diecisiete años.

—Tengo treinta y uno —dijo Harry, luego se Apareció abajo para cambiarse.

-0-

Cuando regresó a la sala de estar, Draco estaba acostado en la misma posición en el sofá, mirando fijamente a la nada.

—Aquí está la toalla —dijo Harry, poniéndola sobre él—. Y aquí está el jugo.

—Puedo hacerlo yo mismo —dijo Draco, cuando Harry comenzó a deslizar su mano debajo de la cabeza de Draco para levantarla. Pero Draco permitió que Harry lo hiciera de todos modos, y Harry le sostuvo el vaso. Draco bebió tres sorbos antes de que el jugo comenzara a caer por las comisuras de su boca.

Harry realizó el hechizo de limpieza de nuevo.

—¿Puedo al menos recuperar mi varita?

Harry la sacó y se la entregó.

Incendio —dijo Draco, pero apuntó hacia la chimenea vacía, y el fuego que se encendió allí era bastante normal.

—¿Te leo un libro? —Preguntó Harry, alejando un poco la silla del sofá, para que ambos pudieran ver el fuego.

—Preferiría morir.

—¿Me lees un libro?

—Solo leo libros a personas que son mis amigos —Durante un rato, Draco observó el fuego, las llamas danzantes formaban extrañas sombras en el suelo—. ¿Cómo murió Vince?

—Fuego

—Vince realmente amaba el fuego —dijo Draco, casi con nostalgia—. Cuando se enteró de la existencia del incendio se puso muy feliz. Era bueno en muy poco.

—Fuiste un buen amigo —dijo Harry.

—¿De qué estás hablando? Yo fui un amigo terrible. Le hice convertirse en una niña; le hice hice… —La voz de Draco se quebró y comenzó a llorar de nuevo—. Mierda. ¿Cuál era el punto de todo eso? ¿Cuál es el punto de todo esto? Snape muriendo, y Dumbledore-, ¿sabes que una vez me dijo…? —La voz de Draco estaba ronca—. Dumbledore me dijo una vez que el deseo es un fantasma que vive dentro de ti. No puedes matarlo. No cambia ni envejece. Y si lo ignoras, te perseguirá. Dijo que la única forma de hacer descansar a un fantasma es dándole lo que quiere.

—Eso suena a Dumbledore.

—Padre dijo… —Draco vaciló, miró a Harry y luego volvió a mirar el fuego. En un tono vacío, continuó—. Dijo que Dumbledore era un anormal.

—Creo que Dumbledore tenía un fantasma que no envejecía —dijo Harry.

—Supongo que Severus también —Draco miró fijamente al fuego—. Mató a Dumbledore y eso no logró nada. Papá todavía está en Azkaban.

—No —dijo Harry—. Eso lo sacó. Tuviste a Lucius a tu lado durante tu séptimo año y un poco después, pero eventualmente hubo juicios y él fue sentenciado.

Draco cerró los ojos.

—Me voy a ir a dormir ahora.

La luz del fuego iluminó el rostro joven y cansado de Draco. Harry lo miró mientras soñaba.

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—¿Te castigaron alguna vez por esto? —Preguntó Draco, la próxima vez que Harry lo despertara para darle de comer galletas y jugo—. Por cortarme, quiero decir.

—Me castigaron —dijo Harry—. Lo que significa que no pude jugar el último partido de Quidditch.

—Déjame adivinar —dijo Draco, alejándose del vaso de jugo. Harry lo dejó ir—. Gryffindor ganó la Copa de las Casas de todos modos.

—Sí —dijo Harry.

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—Tengo que ir al baño —dijo Draco una hora más tarde.

Harry saltó de la silla. —Déjame ayudar.

—Otra perversidad tuya —dijo Draco con sarcasmo, pero dejó que Harry ayudara. Una combinación de magia y caminar con la mano de Harry en su hombro le permitió a Draco cruzar la cocina y llegar a la puerta, pero allí Draco dijo—: Déjame hacerlo. Me destripaste, al menos déjame orinar en paz.

Harry lo dejó, esperando ansiosamente junto a la puerta. Cuando Draco salió, dejó que Harry lo llevara de regreso al sofá y lo ayudara a recostarse.

—Gracias —dijo Draco, que ya sonaba medio dormido.

-0-

Unas horas más tarde, Draco se despertó de nuevo.

—Todavía aquí — murmuró, mirando a Harry, sentado en una silla junto al fuego.

—Siempre —dijo Harry.

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—Siento que se acerca otro año —dijo Draco, abriendo los ojos.

—Estoy aquí —dijo Harry.

—Igual que en viejos tiempos —dijo Draco—. Igual que en viejos tiempos prometemos recordar las horas de felicidad que acabamos de pasar. No importa si un destino cruel nos ha de separar, por siempre nos querremos bien de estas horas recordar*.

Draco estaba citando la canción que la gente cantaba en Año Nuevo. Estaba intentando bromear.

Cerró los ojos.

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Junio de 2012

Harry Potter: 31 años

Draco Malfoy: 18 años

Draco jadeó y Harry se despertó. Debió haberse quedado dormido, lo cual era bueno, supuso. No había dormido nada en las últimas cuarenta y ocho horas.

—Estos vendajes son repugnantes —dijo Draco, arrancándolos.

La piel debajo de ellos estaba pálida. Tenía un poco de pelo en el pecho, solo una ligera pizca de rubio. Las cicatrices de su torso eran largas y delgadas, hilos blancos levantados que parecían casi plateados a la pálida luz de la habitación. Ya era pasado el mediodía y el fuego de la chimenea estaba apagado. A Harry le dolía el corazón por lo hermoso que se veía Draco. Incluso las cicatrices eran hermosas. La camisa de Draco estaba despojada hasta la cintura, todavía cubierta de sangre.

—He puesto ropa nueva en la mesa —Harry se dio la vuelta, avergonzado por siquiera haber mirado.

—Voy a darme una ducha.

Sin embargo, cuando Draco se puso de pie, Harry lo observó para asegurarse de que Draco se moviera con normalidad, de que no se había hecho ningún otro daño duradero. Draco parecía haberse curado como debería, caminando sin problemas, y Harry miró hacia otro lado de nuevo, esperando hasta que Draco hubiera tomado la ropa, ido al baño y abierto el grifo.

Mientras Draco estaba en el baño, Harry les preparó el almuerzo, pensando en lo que Draco recordaría ahora. Séptimo año. Gracias a Ginny, Harry sabía cómo había sido Hogwarts durante ese tiempo. Draco no había sido el mismo, había dicho, no era el mismo que en su quinto año, aterrorizando a todos, pero Crabbe y Goyle habían sido peores. Draco había vuelto a casa para pasar las vacaciones y no había identificado a Harry; Harry había desarmado a Draco y había ganado el control de la Varita de Sauco. Si la cura había envejecido a Draco hasta el momento en que debería, un año completo, más los pocos días extra después del Sectumsempra, Draco debería recordar al Fuego Maligno, a Voldemort muriendo, a su familia a salvo.

Cuando Draco salió de la ducha, estaba vestido con ropa limpia. Le quedaba bien, tenía su varita mágica en la mano, y su cabello todavía estaba húmedo, goteando un poco en la sien. Su cabello era corto, tal como había dicho que sería cuando había sido más joven, y parecía una versión un poco más pequeña y suave de su yo mayor. Su rostro y cuerpo finalmente habían tomado la apariencia general que Harry recordaba, pero era tan desesperadamente joven que, mirándolo, Harry lo extrañaba.

—Creo que deberías irte ahora —dijo Draco, justo cuando Harry estaba terminando de preparar la ensalada de pollo.

—¿Irme?

—Las instrucciones decían que el radio aumentaría con mis años. También decían que el intervalo entre mis pasos de edad aumentaría, lo que hemos visto. Has insinuado en gran medida que lo que sea que haya causado este accidente representa algún tipo de amenaza, y la libreta decía que tendrías asuntos como Auror. ¿No es mejor que te encargues de eso?

—¿Cuánto tiempo ensayaste ese discurso?

—Lo repetía una y otra vez en la ducha, solo para asegurarme de hacerlo bien. ¿No desearías haber estado allí? —Agregó Draco, pero apenas había malicia en su voz; sonaba como burla simplemente por la elección de palabras—. Fuiste y lo derrotaste, ¿no es así? No hay otras lesiones corporales importantes que estemos esperando, ¿verdad?

Mirando la ensalada de pollo que Harry había preparado, Draco hizo una mueca, lo que lo hizo parecer tanto a su yo de once años que Harry reconsideró sus opiniones sobre lo mucho que Draco se parecía a su yo adulto. Cuando Harry no respondió, Draco levantó la vista con cierta alarma.

—¿Las hay? No me corto el brazo, ¿verdad?

—No.

—Tengo dieciocho —Draco se enderezó—. Este es mi apartamento.

Es su apartamento, quiso decir Harry, pero eso no era justo. Draco era el dueño del apartamento, incluso si no tenía la edad adecuada, y Draco tenía razón. Dado que Draco no crecería por al menos un día, y Harry podría estar un poco lejos de él cuando llegase ese momento, sería mejor que Harry intentara acabar con esa red de pociones ilegales. Hermione y Ron todavía estaban bajo la poción que les había hecho actuar como lo habían hecho.

—Está bien —dijo Harry—. Pero tienes que dejarme venir a visitarte.

—Cómo si pudiera detenerte. Merlín, me cuidaste como si fuera una especie de… —Draco no terminó, haciendo otra mueca a la ensalada en su lugar.

—Supongo que no podrías detenerme —estuvo de acuerdo Harry—. Simplemente no quiero que desaparezcas. O pelees conmigo todo el tiempo.

—¿Pelear contigo? ¿Te has vuelto loco? Mataste al maldito Señor Oscuro, idiota. ¿Quién en su sano juicio querría pelear contigo?

—Parece que siempre lo haces.

—¿Apunté con mi varita al Héroe del Mundo Mágico? Así es como te están llamando, ¿no? Bien. Me voy a volver un loco, eso es lo que quieres decir.

—No me apuntas con tu varita —dijo Harry—. Tu… peleas conmigo verbalmente.

Draco lo miró fijamente.

—Quieres venir a visitarme y que yo no pelee contigo verbalmente.

Ahora que Draco lo había dicho así, sonaba ridículo.

—¿Me conoces si quiera? ¿Me he convertido en un completo fracaso? No contestes eso —Draco soltó un bufido—. No pelear verbalmente —dijo en voz baja—. ¿Qué más crees que me queda?

—Eres inteligente —dijo Harry—. Eres perseverante. Eres creativo. Y eres leal.

—Por los pantalones de Merlín —suspiró Draco—. Me he convertido en un Hufflepuff. Pensé que la tortura había terminado.

—Te veré mañana.

—En una semana —dijo Draco.

—Mañana —dijo Harry.

—En dos días —persistió Draco.

—Mañana.

—Día y medio.

—Mañana por la mañana —dijo Harry.

—Mañana por la mañana —dijo Draco—, pero llévate tu ensalada asquerosa.

—La hice para ti.

—¿Ni siquiera puedes hacer eso por mí? ¿Llevarte tu ensalada desagradable para no tener que volver a olerla?

—La hiciste para mí cuando era pequeño —dijo Harry.

—Bien. Ya hemos establecido que me convierto en un idiota sin gusto, también conocido como Hufflepuff. Pero no tengo que aguantar tus ensaladas por ahora.

—Parece que es lo mínimo que puedes hacer —señaló Harry—. Intentaste matar a mi mejor amigo, lograste que dos de mis profesores favoritos fueran asesinados y siempre llamaste a mi mejor amiga por insultos. Y ella fue torturada en tu casa, así que parece que la ensalada no es un gran sacrificio, la verdad.

—Pero odio la ensalada —La voz de Draco era amarga, pero sus ojos rehuían de los suyos y miraban abajo—. Escuché sobre el profesor Lupin. Realmente me agradaba. Como profesor.

Harry respiró hondo.

—Es historia antigua. No debería haberlo mencionado.

—Pero no es historia antigua. Para mí —Los ojos de Draco aún estaban en el suelo.

Harry respiró de nuevo.

—Me llevaré la ensalada.

—¿Y vendrás mañana? —Draco miró hacia arriba, no sonando tan molesto por eso ahora.

—Vendré mañana —asintió Harry.

—Todavía estás aquí —señaló Draco después de un momento.

—Tenías razón —dijo Harry—; sobre que hay una amenaza. No deberías- no salgas de tu apartamento sin cambiar tu apariencia primero. Y no quites las protecciones. Voy a dejar mi Patronus.

—Soy un prisionero en mi propia casa, ¿verdad? —Dijo Draco, de nuevo en tono sarcástico.

—Y llámame si necesitas mi ayuda.

—Por Merlín, Potter —dijo Draco, poniendo los ojos en blanco—. No tengo cinco.

La excusa era tan familiar que Harry se sintió tranquilo al irse.

Se llevó la bata con él. El Draco adulto se la había dado; a pesar de las casi dos semanas que Harry había pasado en el apartamento de Draco, era lo único que realmente le pertenecía.

-0-

Aquella noche, Harry registró el almacén de Colville Road con el Ojo-que-todo-lo-ve. Al observar que no parecía haber nadie en el laboratorio, Harry regresó con su Capa de Invisibilidad y revisó las protecciones, sacando los recuerdos del Ojo de regreso a un frasco. Harry tendría que revisar todos los registros de los últimos días en un Pensadero para ver si alguien más, además de Vance, había entrado en el almacén, por lo que Harry lanzó nuevos hechizos de rastreo en el Ojo para registrar todo lo que sucedía de noche y de día.

Después de casi dos semanas fuera, Grimmauld Place se sentía más oscura y sola que nunca. El apartamento de Draco era acogedor y cómodo en comparación con su casa, y Harry lo extrañaba con un dolor que no era racional. Extrañaba a Draco con un dolor que no era racional; estaba tan preocupado si Draco estaba bien, si había sucedido algo durante octavo año que lo lastimaría.

No podía engañarse a sí mismo. Draco había tenido que quedarse en Azkaban para espejar el juicio; luego estaba el juicio en sí, luego la destrucción de la Mansión, luego la restricción mágica. Durante los próximos diez años que le quedaban, no se le permitiría hacer magia. Todo sería doloroso para él.

Harry quería a Ron y Hermione con tanta desesperación que dolía.


*Extracto de la versión en español, llamada Vals de las Velas, de la canción patrimonial escocesa Auld Lang Syne, cuya letra consiste en un poema escrito por Robert Burns. A la canción en escocés se le suele utilizar en momentos solemnes, como cuando alguien se despide de alguien, se inicia o se acaba un largo viaje, etc.


En el último capítulo había escrito un "No, no estoy bien". Me refería a que haber tenido que revisar el capítulo antes de subirlo me había puesto mal debido a todo lo que sucedía ahí, especialmente el tema de la homofobia interiorizada de Draco. Lamento mucho si preocupé a algunas personas, no volveré a hacer eso, lo siento:( (Aunque de todas formas, aprecio su preocupación).

Nessie-sars: pERDÓOON. No fue mi intención preocuparte:(, pero sí tenías en parte razón, el capítulo anterior me puso demasiado triste. Es muy evidente la homofobia interiorizada que tiene Draco, y eso me da tanta pena y me hace sentirme molesta con Lucius y Narcissa. Al mismo tiempo, su mundo se derrumba de pronto. Se entera de que perderá todo lo que conoce y forma parte de su vida. Y ES TAN TRISTE, MI CORAZONCITO SE ROMPIÓ. Y luego está Harry que no tiene ni idea de qué hacer, ay:(. "No se merecen más mi llanto". Ay, perdón, yo lloré bien feo JAJAJAJAJA. Gracias por comentar:3

giulianacontesso: Solo faltan dos capítulos para que termine :3

Minoru Elric Kokubunji: Sip, estos capítulos en los que Draco va creciendo hasta recuperar su edad normal son muy intensos. la verdad. Aunque en lo personal, me gusta que den la oportunidad de entender más a ambos personajes y que se profundice en el pasado de ambos. Por otro lado, me disculpo por haberte preocupado no fue mi intención:(, pero estoy bien:D

SARAHI: Lo sé, lo que ambos están pasando es muy complicado y difícil para ellos:(

Guest: Los años de crecimiento de Draco van a ser muy difíciles, y las cosas van a continuar así hasta el último capítulo. Personalmente, me gusta que le den más profundidad al personaje de Draco, pero a la vez me da mucha pena porque te explican las razones detrás de ciertas actitudes de Draco y el porqué piensa de cierta forma. Gracias por comentar:3