Al final sí terminé dividiendo el capítulo, pido perdón. Lxs quiero:3
XXI
Junio de 2012
Harry Potter: 31 años
Draco Malfoy: 24 años
Cuando Draco tenía veinticuatro años, Harry y él encontraron al proveedor responsable del almacén y de toda la red ilegal de pociones.
Ambos estaban examinando los recuerdos del Ojo en Elixires Especializados cuando la mano de Draco agarró el hombro de Harry, sacándolo de su Pensadero.
Draco había estado deprimido esa mañana. Eso había hecho que Harry desconfiara, de tal manera que cuando Draco lo sacó del Pensadero, Harry estaba preparado para otra discusión sobre cómo no iban a tener sexo en la tienda de Draco.
Mientras tanto, Draco estaba diciendo:
—¡Mira, Potter, mira! —y tiró de su brazo. Como Draco parecía querer que lo hiciera, Harry se puso de pie, luego Draco lo empujó hacia su Pensadero y metió la cara de Harry en él. Harry se sumergió en el nubloso gris de recuerdos, que al final se convirtió en el laboratorio del almacén que había estado vigilando hora tras hora, día tras día.
En los recuerdos, Vance ya había entrado y salido del laboratorio varias veces. Harry le había dicho a Draco que separara esos recuerdos, pero Vance no era lo que Harry y Draco estaban buscando. Ni a Savage ni a Ron tampoco, porque Harry ya sabía que Savage estaba involucrado, y que Ron estaba siendo controlado. Lo que Harry necesitaba era al proveedor, porque tenía que ser alguien fuera del Departamento. Si Harry podía encontrar al proveedor, sería más fácil para él rastrear a todos los involucrados y el lugar donde estaban todos los ingredientes de contrabando. También eso debería permitirle encontrar cualquiera que fuera el mecanismo que estaba controlando a Ron, Hermione y Shacklebolt, y llegar al fondo de todo esto.
Cuando Draco empujó la cara de Harry en el Pensadero, Harry estaba medio asustado de que lo que viera no fuera útil. Quizás estaban controlando mentalmente a otro Auror para involucrarlo en el caso. Quizás Robards sabía sobre el almacén. Harry reconoció la figura que entró al laboratorio en la memoria, pero no era un Auror. Era Abel Alby.
Harry sacó la cabeza.
—Él podría ser el proveedor —dijo Draco. En la línea de tiempo de Draco, Alby acababa de despedir a Draco—. Lo que tiene sentido; siempre estaba desapareciendo en momentos extraños, pero nunca supe por qué. No intenté averiguarlo; no me importaba, ¿a dónde vas?
Harry se había puesto de pie, vertiendo los recuerdos en el frasco.
—Tengo que interrogarlo.
—Excelente —Draco extendió el brazo—. Te acompaño.
Harry lo miró, luego al rostro de Draco.
—Eres un civil.
—Y te estoy ayudando —dijo Draco—. Vamos.
Harry volvió a mirar su brazo.
Draco lo bajó.
—Voy a ir contigo. Ese pequeño gusano cobarde, quiero verlo caer. Quiero verlo… —Él mostró los dientes, una expresión cruel que Harry recordaba de su versión adolescente, pero nunca del Draco veinteañero—. No puedes detenerme.
—Sabes que podría —dijo Harry. No podía llevarse a Draco con él, estaba en contra del protocolo. Draco podría resultar herido.
—No lo harás —dijo Draco—. Sabes lo que me hizo.
Harry vaciló.
—No haré nada —dijo Draco, detectando su ventaja—. Seré un espectador. Se permiten transeúntes. Solo quiero ver. Lo prometo.
Harry todavía no estaba seguro.
—Siempre quieres ayudarme —dijo Draco—. Esta vez te lo estoy pidiendo.
Harry extendió su brazo. Sonriendo, Draco lo tomó y se Desaparecieron.
-0-
—¡Harry Potter! —Exclamó Alby, dirigiéndose rápidamente hacia él.
Harry instintivamente se paró frente a Draco, la voz aceitosa de Alby le recordaba a las veces que Draco había sido insultado, y Harry inmediatamente sintió la necesidad de protegerlo.
—Tengo que preguntarte algunas cosas —dijo Harry.
—Como sabes, ese pequeño Mortífago ya no- —Alby se calló, aparentemente habiendo visto a Draco.
Harry esperaba que Draco sonriera o hiciera algún tipo de comentario sarcástico, pero estaba parado allí, con una extraña mirada en blanco.
—El pequeño Lord Malfoy —dijo Alby, sonando significativamente menos complacido.
—Es un espectador. Vamos, hay que entrar —Apuntando a Alby con su varita, Harry lo arrastró por el cuello hacia la sala de trabajo detrás de la caja registradora, luego empujó a Alby adentro con un movimiento de varita. Cuando Harry se dio la vuelta, Draco todavía estaba parado frente a la puerta.
—¿Draco?
Lamiendo sus labios, Draco lo siguió.
—El almacén en Colville Road —dijo Harry, apuntando con su varita a Alby—. ¿Porque estabas allí?
—No sé de qué-
Harry lanzó un hechizo sobre las cuerdas vocales de Alby, congelándolas.
—Escúchame con atención. ¿Sabes quién es él? —Señalando a Draco con un gesto con la cabeza, Harry continuó—. Sabes lo que puede hacer con las pociones. Diseñó una solución indicadora para la Lejía de ojo de madera, así que sabré si las ha tomado. Si lo has hecho, él, tú y yo podemos esperar juntos hasta que los efectos desaparezcan y pueda darte Veritaserum. O simplemente podrías responder a mis preguntas ahora mismo, y podemos terminar con esto —Harry retiró el hechizo sobre las cuerdas vocales de Alby.
—Auror Potter —dijo Alby, jadeando para respirar, su voz sonando un poco chillona—. ¿Estoy bajo arresto?
—Para nada. Esta es una charla amistosa. Ahora dime lo que necesito saber, o empezaré a usar mis manos en lugar de mi varita.
—¡Solo estaba obteniendo ingredientes para mis pociones! —Alby parecía entusiasmado con esta explicación—. ¡Para mi pequeña tienda! ¿Cómo cree que consigo ingredientes para mi pequeña tienda? ¡Están en ese almacén!
—¿Y quién más sabe eso?
Alby miró a Draco, que estaba en algún lugar detrás de Harry.
Harry agitó su varita de nuevo. Un collar invisible atrajo lentamente a Alby de puntillas, levantándolo unos centímetros del suelo y apretando su cuello.
—¿Quién más?
Alby gorjeó. —Yo- ¡La señora Mulpepper!
Harry miró a Draco, que estaba parado atrás, sus ojos se agrandaron. Sin embargo, cuando Harry miró a Draco a los ojos, Draco negó levemente con la cabeza. Harry conocía a Draco lo suficientemente bien ahora como para leer sus expresiones. Draco había estado trabajando para la señora Mulpepper durante algunas semanas y no creía que ella pudiera estar involucrada. Alby incluso podría haber dicho algo así solo para vengarse de la competencia.
—Inténtalo de nuevo —dijo Harry, apretando el cuello.
—Yo- ¡El Auror Vance!
—Bien —Harry lo soltó—. ¿Quién más?
Alby lo fulminó con la mirada, se frotó la garganta y miró a Draco.
—Él no te ayudará —dijo Harry—. Lo atormentaste durante dos años. Ha tenido siete para pensar en cómo vengarse de ti. Sabes lo inteligente que es, lo ingenioso que puede llegar a ser. Sabes muy bien lo que podría hacerte.
Alby tragó saliva. —Yo… podría dejarle formar parte —dijo desesperadamente—. El Auror Vance está involucrado en eso. ¡Un montón de Aurores están involucrados en esto! Usted también podría. Cuando ven que llegan mis envíos, si saben que es para mí, miran hacia otro lado, y reciben una comisión. Son solo los reactivos; no las pociones, todavía vienen por los pocionistas; son los pocionistas quienes son los verdaderos-
—No me hagas volver a ponerte el collar —Harry ni siquiera se molestó en usar su varita, sino que levantó la mano. Su magia sin varita era mucho menos poderosa, pero por alguna razón las personas pequeñas como Alby a menudo tenían más miedo de lo que Harry podía hacer sin una varita cuando usaba el poder puro como amenaza. Sabían que Harry había matado a Voldemort y la mayoría no sabía cómo. Harry usó eso a su favor—. ¿Quiénes son los otros Aurores?
—Proudfoot. Savage.
—¿Quién más?
—Nadie más.
Harry apretó su mano.
—¡El jefe de Aurores Robards! —Alby chilló.
—Bien —Harry mantuvo su mano apretada, luego usó la otra para sostener su varita en la sien sudada de Alby—. Dime qué le estás haciendo al Auror Weasley.
—No le estoy haciendo nada.
La mano de Harry se cerró en un puño y Alby hizo un sonido ahogado.
—Dímelo.
—Yo no-
Alby estaba a punto de negarlo todo de nuevo, así que Harry aumentó la presión de la magia alrededor del cuello de Alby.
—Potter.
Una mano cayó sobre el hombro de Harry. Harry hizo un gesto con la cabeza para mirar, y Draco estaba allí de pie, su rostro tan blanco como una sábana, sus ojos enormes.
—Potter —dijo Draco—, no puede respirar.
Harry miró a Draco sin comprender.
Los ojos de Draco se posaron en Alby, por lo que Harry también miró. La cara de Alby, que había estado roja, había perdido su color, volviéndose gris lentamente.
—Harry —susurró Draco—. Para.
Harry soltó su agarre. Alby se desplomó, respirando con dificultad y jadeando, y la mano de Harry alcanzó ciegamente la de Draco. Harry sintió la mano fría y huesuda de Draco, y la apretó con fuerza, luego sacó su varita y apuntó a la cabeza de Alby.
—Auror Weasley —dijo Harry de nuevo, mirando a Alby, pero aun sosteniendo la mano de Draco—.
Dime lo que le hiciste.
—Yo- —jadeó Alby—. Imperius —jadeó de nuevo—, una poción.
—¿Dónde la guardas? ¿Está en el almacén?
Alby negó con la cabeza, así que Harry levantó su varita.
Draco apretó la mano de Harry.
—¿Dónde está? —Preguntó Harry.
Los ojos de Alby se dirigieron a un armario en la esquina derecha de la habitación.
—Draco —dijo Harry, todavía apuntando con su varita a Alby.
—Sí —Dándole un apretón final a la mano de Harry, Draco se acercó al armario.
—¿Hay algún antídoto? —Harry le preguntó a Alby.
Alby todavía tenía las manos en la garganta, los ojos recorriendo la habitación con pánico.
—Él no está aquí para detenerme ahora —le dijo Harry a Alby, todavía apuntándolo con su varita—. ¿Hay algún antídoto?
Detrás de él, la voz de Draco dijo:
—Tiene líquido cefalorraquídeo de Sphynx.
Harry se movió para poder ver a Draco y Alby al mismo tiempo, todavía apuntando con su varita a este último. Draco estaba oliendo un frasco abierto en su mano, el gabinete abierto justo detrás de su cabeza.
—¿Puedes preparar el antídoto? —Preguntó Harry.
—¿Con ese magnífico laboratorio que tengo? —Draco tapó el frasco—. No seas tonto, Potter. Por supuesto que puedo hacerlo.
—Voy a Oblivearlo —dijo Harry—. Una vez que tengamos el antídoto, podré poner a Kingsley otra vez de nuestra parte.
—Kingsley —dijo Draco, sorprendido.
—¡No he hecho nada malo! —Alby se retorció las manos—. Esa no es mi poción Imperius; ¡Yo… yo... estoy bajo la maldición Imperius! ¡Fue él! —De repente se enderezó, Alby extendió su mano, señalando a Draco—. ¡Debe haberla puesto en mi gabinete cuando estaba trabajando aquí! ¡Me ha estado controlando todo este tiempo! No es más que un patético y asqueroso-
Harry volvió a agitar su varita y Alby empezó a vomitar babosas. Volviéndose hacia Draco, Harry se aseguró de que tuviera la muestra en sus manos.
—¿Tienes lo que necesitas?
Draco se había puesto pálido de nuevo, mirando a las babosas que salían de la boca de Alby y luego a Harry.
—Él estará bien —Harry agitó su varita—. Finite Incantatem. Son solo babosas.
—¿Pero no quieres…? —Draco se mordió el labio—. ¿No quieres interrogarme?
—¿Interrogarte?
Los ojos de Draco se dirigieron hacia Alby, y el corazón de Harry se congeló por un momento en su pecho. Cuando se descongeló, latió demasiado rápido, llenando a Harry con la necesidad de tocar a Draco de nuevo.
—No —dijo Harry—. No, Draco. Trabajaste aquí hace siete años —La boca de Draco se abrió para protestar, posiblemente porque en la memoria de Draco, él acababa de dejar de trabajar aquí recientemente—. Incluso entonces, no lo habrías hecho. Nunca harías algo así.
—¿Cómo lo sabe? —Demandó Alby, la mucosidad todavía salía de su boca—. ¡No se puede saber con los Mortífagos! Simplemente no puede-
Apuntando su varita, Harry lanzó un simple hechizo de silencio. Eso no impidió que Draco mirara fijamente a Alby, los ojos de Draco tan grandes, las cejas levantadas, los labios ligeramente separados, como si aún no pudiera creer lo que estaba pasando. Lentamente, se volvió hacia Harry, y Harry se dio cuenta de que Draco tenía la misma pregunta. ¿Cómo lo sabes?
—Es un plan estúpido, para empezar —dijo Harry. El hecho de que Draco no entendiera cómo Harry podía confiar en él se sintió como un dolor agudo en el pecho de Harry—. En segundo lugar, no tendrías ninguna razón para hacerlo. Y lo más importante, no lo harías. Sé que no lo harías.
—Sí —dijo finalmente Draco, todavía luciendo como si no pudiera comprender por qué Harry le creía.
—Voy a Oblivearlo ahora —dijo Harry.
—Espera.
Draco se acercó a ellos, todavía sosteniendo el frasco de la poción Imperius. Sus labios se curvaron y Harry se preguntó si Draco querría hacerle algo a Alby. Draco había dicho que no lo haría, pero tal vez iba a hacer algo pequeño, como escupirle o tirarle un Mocomurciélagos, y Harry no estaba seguro de que debería permitírselo. Harry entendía por qué Draco querría hacerlo, pero eso no era justicia; la pequeña venganza no era algo que Harry solía dejar que se apoderara de él, por lo que se alegraba de que Draco le hubiera impedido asfixiar a Alby con más fuerza. Incluso si Harry hubiera estado haciendo lo necesario para sacarle información.
Pero los labios de Draco no se curvaron ante Alby, como Harry notó después de un momento. Draco estaba haciendo una mueca a las babosas en el suelo, rodeándolas mientras caminaba con cuidado, hasta que estuvo al lado de Harry.
—¿Puedes quitarle el hechizo? —Dijo Draco, más como una demanda que como una pregunta.
Harry agitó su varita.
Draco se paró frente a Alby, con los hombros cuadrados.
—No me merecía la forma en que me trataste —dijo.
Alby hizo una mueca que era más fea que la de Draco.
—Eres una escoria de Mortífago. Asesino, partidario de-
—Soy una persona terrible —coincidió Draco—. Pero tengo una sentencia, y la voy a cumplir —prosiguió, sin recordar que, en esta línea de tiempo, su condena ya había terminado—. Y mis padres la están cumpliendo, porque fuimos terribles y nos equivocamos, y lo merecemos. Pero nos merecemos nada de lo que tú puedas decir o hacer.
El rostro de Alby estaba moteado de manchas multicolores: rojo por el esfuerzo, verde por las babosas. Hizo que su piel se volviera casi púrpura, su rostro contorsionado por la rabia, y en ese momento, le recordó a Harry a Vernon.
—¿Qué te hace pensar que te mereces-? —Comenzó a exclamar Alby, con un tono exigente.
—Harry Potter —dijo Draco—. Él piensa que soy inteligente.
—Eso no es todo lo que creo que eres —señaló Harry.
Draco levantó la nariz. —Y atractivo.
Harry quería reír, porque en ese momento Draco no era particularmente atractivo, lucía tan pálido, delgado y demacrado, con los ojos hundidos y esa mirada presumida en su rostro.
—Sí —asintió Harry, sonriendo—. ¿Puedo lanzarle el hechizo ahora?
—Hazlo —dijo Draco con altivez.
Alby comenzó a protestar.
—No puedes-
Harry deslizó su brazo a través del de Draco, apuntando su varita con su mano libre a Alby.
—Obliviate —dijo, y se Desaparecieron.
-0-
Una vez que estuvieron en Elixires Especializados, Draco soltó el brazo de Harry, caminando hacia uno de sus bancos de laboratorio con la poción Imperius en una mano.
—Creo que puedo idear un antídoto en una o dos horas —dijo, colocando el frasco en uno de sus soportes—. Ya tengo algunas ideas; creo que puedo-
Harry cruzó el laboratorio y se acercó a Draco. Tomando su mano, tiró de Draco hacia él.
—Esto es específicamente para tu yo de ahora —dijo Harry, quitándose las gafas con la otra mano—. No para tu yo de treinta y dos. ¿Entiendes? —Sin esperar una respuesta, Harry lo besó, cerrando la boca sobre la de Draco, sintiendo el calor y la pesadez. Draco estaba rígido y aturdido contra él, y a Harry no le importó, lamiendo los labios de Draco con la lengua hasta que Draco abrió la boca con un pequeño sonido desconcertado. La lengua de Harry empujó, lamiendo el interior de la mejilla de Draco, una larga y caliente caricia a lo largo de la lengua de Draco hasta que Draco estuvo temblando en sus brazos, y luego Harry se apartó—. ¿Entiendes? —dijo Harry, presionando su frente de nuevo contra la de Draco, jadeando a cinco centímetros de su boca.
—No —dijo Draco suavemente—. No, no lo entiendo. Tal vez sea mejor que lo hagas de nuevo, solo para que yo-
—Sí —dijo Harry, y lo besó de nuevo. Esta vez Draco estaba listo para eso, e inmediatamente abrió la boca, pero Harry se presionó contra él de todos modos, echando la cabeza de Draco hacia atrás para profundizar el beso. Draco lo dejó, inclinándose hacia atrás con tanta fuerza, casi como una chica en una de las estúpidas películas de Petunia. Mierda. Harry quería tirarlo contra la mesa del laboratorio.
Se detuvo, finalmente se apartó y volvió a ponerse las gafas.
Aturdido, Draco parpadeó. Sus labios estaban húmedos y rojos por los besos, también como en una película. Incluso con su piel amarillenta, tensada sobre sus rasgos afilados, incluso con los huecos debajo de sus ojos y ese cabello opaco, era hermoso.
—¿Has cambiado de opinión sobre el sexo con ropa? —Dijo Draco, sonando también aturdido.
—Mierda. Quizás.
Draco se aferró a la tela de la túnica de Harry.
—¿Te…? Hmm —Draco se humedeció los labios— ¿Enfrentarte a los criminales realmente te excita?
—No.
—¿Entonces fue…? —Draco se lamió los labios de nuevo—. ¿Fue porque te detuve de torturar a alguien?
—Sí. Algo así.
La mirada de Draco bajó. Todavía estaba agarrado de la tela de la túnica de Harry. Su voz era apenas más fuerte que un susurro cuando dijo:
—Siento que tienes estándares más altos que eso.
Harry contuvo el aliento. La verdad era que no podía estar seguro de que en el pasado le hubiera gustado el Draco de veinticuatro años de esta manera, si lo hubiera conocido mejor. Pero Harry sabía que le gustaba ahora, así que eso fue lo que dijo Harry.
—Me gustas —Tomó las manos de Draco, sacándolas de su túnica—. Me gustas tanto.
—Lo sé —dijo Draco, sonando preocupado.
Harry se inclinó de nuevo. Lo deseaba tanto, y estaba allí.
—Yo… —Draco dio un paso atrás—. Potter —dijo, luego se detuvo—. Yo… tengo un novio.
Por un momento, la mente de Harry se volvió loca, porque pensó que Draco se refería a que tenía novio ahora, en la línea de tiempo actual, hasta que recordó que Draco debía querer decir que tenía uno en su propia línea de tiempo, cuando tenía veinticuatro años. Harry sabía muy poco sobre ese momento en la vida de Draco, a excepción de cuando se veían cada dos meses para que Draco identificara sus pociones.
—Pero tu mamá… —se escuchó decir Harry, pensando más racionalmente ahora—. Pensé que no ibas a hacerlo por tu madre.
Luciendo miserable, Draco se encogió de hombros.
—Pensé que podía dejarlo. Quise decir lo que dije, no es tan importante para mí como lo es mi madre. Pensé que podía detenerme por ella, pero no pude. Es solo que… lo necesito, a veces. Demasiado.
No solo a veces, pensaba Harry. Draco no estaba diciendo que follaba con hombres de vez en cuando. Estaba diciendo que tenía novio, lo que significaba que probablemente lo hacía con regularidad. Lo hacía lo suficiente como para no querer besar a Harry, a pesar de que Draco sabía que él y su novio estaban en una línea de tiempo diferente a la actual, lo que significaba que no era un engaño, a menos que… A menos que Draco y su novio todavía estuvieran juntos, en el presente, ahora. Harry en realidad no tenía forma de saberlo; Draco nunca le dijo nada; Draco podría estar casado y Harry no tendría ni una puta idea, excepto que, con suerte, habría visto alguna evidencia de ello durante las últimas tres semanas. Pero era la maldita familia Black, así que, ¿quién diablos sabría?
Draco continuó:
—Siempre pensé que… que podía parar. Pero nunca pude. Y ahora… ella está en el hospital, y yo solo… ni siquiera lo sabrá, si tengo cuidado, si la gente no se entera. Pensé que, si era lo suficientemente discreto —Harry hizo una mueca de dolor—, podría hacerla feliz y también podría tener lo que necesito.
—Está bien —Harry se encontró diciendo, luego vio el rostro de Draco—, no me refiero a ocultárselo a ella —Harry retrocedió—, sino ir tras lo que quieres. Eso es bueno. Esa ha sido la impresión que siempre me has dado.
—Mi Patronus se convirtió en una zorra.
—No hay nada de malo en ello.
—No lo entiendes —Draco lucía como si quisiera cubrirse la cara con una almohada—. Los zorros son animales solitarios. No animales de carga. No como un lobo. No como un dragón.
—Pero los dragones están un poco… —locos, había querido decir Harry, pero no lo hizo, debido a la madre de Draco. Sin embargo, era cierto. Los dragones habían sido criados básicamente hasta el punto de la locura, algo así como los Border Collies. Si no les dabas algo para acumular, proteger y luchar, se volvían violentos. A Charlie le gustaban, pero él siempre había estado un poco loco también—. Solo quiero decir —dijo Harry— que los zorros son geniales —Y realmente bonitos, quiso agregar, pero no lo hizo.
—Se siente tan egoísta —Draco se veía miserable y Harry quería abrazarlo de nuevo. Quería besarlo de nuevo, y Draco le acababa de decir que tenía novio.
—Ser quien eres no es egoísta.
A pesar de parecer miserable, Draco puso los ojos en blanco.
—Soy una persona egoísta, Potter, ¿o no has estado prestando atención estos trece años?
—He estado prestando atención —Harry tragó—. ¿Cómo es… tu novio? Las cosas… ¿están bien?
Draco apartó la mirada. Cuando habló, su voz era muy baja.
—Su nombre es Rohit. Es un muggle.
Harry lo miró fijamente.
—¡No lo sé! —Dijo Draco, a pesar de que Harry no había dicho nada. Draco presionó sus manos contra sus párpados—. Tengo que comprar en lugares muggles, debido a la restricción, y él… él siempre tomaba mi pedido de café, y siempre me sonreía, y era… era agradable y divertido, y él… joder, es tan guapo-
—¿Estás saliendo con un barista muggle? —Harry debía estar bastante jodido, porque de alguna manera, la idea de que Draco saliera con un barista muggle lo excitaba. Tal vez Ginny supiera qué mierda le pasaba; ella siempre decía cosas como, es porque eres bisexual, o así es como funciona el homoerotismo, pero él realmente esperaba que ella no dijera algo como, tal vez deberías considerar el poliamor, porque eso definitivamente no era para él. No le gustaba la idea de que Rohit, el barista muggle, y Draco estuvieran juntos.
Solo que… La idea de que Draco fuera lo suficientemente abierto como para estar con alguien así hizo que Harry lo deseara más.
—No sé cómo sucedió —Draco agitó las manos—. ¡No sé por qué le gusto!
—Draco —dijo Harry—. Está bien.
—¡No está bien! —Draco agitó sus manos un poco más—. ¿Qué diría Madre? ¡Y quieres besarme! —De repente, se desinfló—. Oh, cuál es el punto. De todos modos, Madre está muerta; dijiste que lo estaba. Probablemente Rohit también esté muerto, considerando mi suerte. Y tú… bueno. Bueno, no estás muerto y te gusto. Lo que sea. Podemos follar, si quieres.
—Eh… —Harry miró hacia la mesa del laboratorio—. Tal vez deberíamos ponernos a trabajar en esta poción.
—Está bien —Draco se dejó caer derrotado en el taburete al lado del banco—. Si quieres ser práctico al respecto.
—Sí quiero.
—Entonces no me beses —gruñó Draco—. Es una gran distracción.
—Está bien —estuvo de acuerdo Harry—. No lo haré.
No lo hizo.
Draco preparó el antídoto y todo el mundo pareció dar vueltas.
-0-
Junio de 2012
Harry Potter: 31 años
Draco Malfoy: 25 años
Una vez que se administró el antídoto de la poción Imperius a Kingsley Shacklebolt, Harry finalmente pudo presentar pruebas contra Vance, Savage y Robards a alguien que realmente lo fuera a escuchar. Shacklebolt supervisó la distribución del antídoto a los altos funcionarios, mientras que Harry les dio a Ron y Hermione el antídoto él mismo. Hermione se hizo responsable de separar a aquellos en el Departamento de Misterios que estaban bajo la poción Imperius de aquellos que habían estado involucrados ilícitamente con la red de ingredientes ilegales de Alby. Harry y Ron se hicieron cargo de la Oficina del Aurores, ya que no había forma de saber quién había estado actuando bajo la poción y quién había estado actuando por su propia cuenta.
Trajeron a Alby para interrogarlo, lo que aclaró muchas cosas. Robards había estado involucrado, pero solo para hacer la vista gorda. Había asignado todos los casos de pociones ilegales que habían llegado a su escritorio, pero nunca alentó la búsqueda de dónde los pocionistas obtenían sus ingredientes. Cada vez que un caso se acercaba peligrosamente a Alby, Robards simplemente lo entregaba al Departamento de Misterios, donde Hermione encontraba a un Inefable responsable de encubrir cualquier cosa que pudiera hacer que se llegara hasta Alby. Robards y los Inefables fueron suspendidos en espera de una mayor investigación.
El propio Vance contactó a Alby en el 2008, que fue también cuando Robards lo puso a cargo de revisar los informes de todos. Utilizando la burocracia proporcionada por Robards, Vance había podido manipular testigos y archivos de manera que las conexiones entre los casos no se vieran. También había sido él quien había proporcionado a sus compañeros conspiradores la pintura disfrazada de solución indicadora, así como distribuido la pintura disfrazada de solución indicadora a los Aurores desprevenidos.
Ron lo había descubierto antes que Harry. Sabiendo que Harry estaba trabajando en el caso de Lorica Ludville, Ron había comenzado a investigarlo cuando encontró la solución indicadora falsa en su escritorio. Vance había visto a Ron encontrarla y había podido darle a Ron la poción Imperius antes de que Ron hubiera descubierto quién era el responsable. Vance había tenido que controlar a Ron desde entonces.
Vance también fue responsable de controlar a Savage. Aunque Savage había ignorado algunos de los indicios de que varios casos de pociones ilegales estaban conectados, cuando le pusieron pruebas directamente debajo de la nariz, acudió a Robards. Robards había pasado la evidencia al Departamento de Misterios, pero Savage no había abandonado el caso, y fue entonces cuando Vance había comenzado a usar la poción Imperius en ella también. Cuando Harry estuvo fuera durante una semana después de la transferencia de Lorica Ludville fuera de Azkaban, Vance se preocupó de que Harry hubiera descubierto algo. Había enviado a Savage a la Oficina de Aurores para buscar en los archivos de Harry para averiguar desde hace cuánto lo sabía, que fue cuando Draco, disfrazado como Harry, y Harry, disfrazado como Draco, se habían encontrado con ella.
Cuando Savage informó haber visto a Harry en la Oficina de Aurores, Vance había irrumpido en Grimmauld Place con la esperanza de robar pruebas que llevaran a Harry al almacén, sin saber que Harry ya lo había hecho. Savage había omitido el hecho de que Draco había estado con Harry, porque Vance solo le había ordenado que le contara sobre Harry.
Todo lo involucrado con la poción Imperios, así como todos los interrogatorios que se llevaron a cabo bajo el Veritaserum, requirió una gran cantidad del antídoto, así como también muchas soluciones indicadoras para la Lejía de ojo de madera. Draco pasó la mayor parte del intervalo en el que tenía veinticinco años haciendo pociones para el Ministerio.
—Bueno —dijo Draco, luciendo un poco desconcertado por todo esto—. Dije que quería ser importante.
—¿Estás bien? —Preguntó Harry. Había ido a ver cómo estaba Draco una vez que su Patronus le había dicho que Draco había envejecido de nuevo, luego le había contado a Draco sobre las pociones que necesitaba.
—He ayudado a resolver el caso del siglo, Abel Alby obtendrá lo que se merece, he terminado con mi novio, tengo un millón de pociones que preparar y solo esta tienda para hacerlo, y tu Patronus sigue siguiéndome con tristeza como si fuera un cadáver al que ella realmente le gustaría roer, pero no llega a hacerlo. ¿Cómo crees que estoy?
—¿Has terminado con tu novio? —El interés de Harry aumentó—. ¿Rohit?
—Armen. Por si quieres saber.
—¿Armen? —Dijo Harry sin comprender. Sentía como si su corazón se apretara—. Tú… ¿tenías otro novio?
—Se me permite tener más de uno. Siempre que sea consecutivo y no concurrente.
—¿Tuviste un novio consecutivo? ¿Era un…? —Harry no sabía por qué importaba; no debería importarle—. ¿Era un muggle?
Draco apartó la mirada.
—Nacido de muggles.
El corazón de Harry seguía apretándose, excepto que ahora, por alguna razón, también parecía estar levantándose en su pecho. Oh, Dios. No había ninguna razón para que se sintiera feliz; Draco tenía novio, y Harry quería que ese novio fuera él, por el amor de Dios. Y, sin embargo, Harry se sentía feliz de todos modos, y sabía que el sentimiento era orgullo. También sabía que el orgullo, si lo expresaba, sería humillante para Draco en ese momento, así que Harry se contuvo, pero aún lo sentía. Lo sintió en todo su ser. Como si fuera algo suave, plateado y perfecto, que lo consumía muy gratamente.
—Deja de mirarme así —dijo Draco, sonando malhumorado.
—¿Así cómo?
—Como si fueras incrédulo, podría evitar insultar a un nacido de muggles el tiempo suficiente para salir con uno.
Harry buscó las palabras que quería decir.
—Eres malo interpretando mis expresiones.
—Sé lo que piensas.
—¿En serio? —Dijo Harry—. ¿O estás pensando en el otro Harry? ¿El que tiene veinticinco años?
Draco hizo una mueca.
—Sabes lo que siento por ti. ¿De verdad crees que ando pensando ese tipo de cosas sobre ti?
—¡No lo sé! —Estalló Draco—. No sé por qué si quiera- solo me preguntaste qué quería ser cuando fuera mayor, como si… como si tuviera miles de opciones ante mí, y yo vi aquella en la que yo era un Mortífago y mis padres estaban en Azkaban y esa fue la opción que elegí conscientemente. ¡Y luego insultaste mi trabajo en una tienda!
Harry lo recordaba vagamente, sobre todo porque Draco había respondido a la pregunta de qué quería ser cuando creciera años después.
—No estaba tratando de insultarte —dijo Harry, extendiendo las manos—. Estaba tratando de conocerte.
—¿Pero por qué lo harías? ¡Todavía me odiabas!
—Porque estaba interesado —dijo Harry—. No como lo estoy ahora, pero estaba interesado.
—¿Pero por qué? —Volvió a preguntar Draco, luciendo consternado—. ¡Granger fue torturada en mi casa! ¡Dejé entrar a los Mortífagos a Hogwarts! Traté de entregarte a… V-Voldemort. Hice cosas horribles, yo…
Cuando Draco no parecía que planeara terminar de hablar, Harry dijo:
—Eso fue hace años.
—¡Para ti!
—Draco —dijo Harry lentamente—, eso fue hace años para ti también. Tienes veinticinco. Eso fue hace ocho años para ti.
Draco todavía tenía esa mirada destrozada en su rostro.
—No es suficiente —dijo, con voz entrecortada—. Nunca será suficiente.
Harry estaba sentado en uno de los taburetes del laboratorio de Elixires Especializados. Se puso de pie, caminando hacia Draco.
—Ven aquí —dijo, pero cuando trató de abrazar a Draco, él se apartó.
—Tengo que hacer estas pociones —dijo, sollozando un poco.
—Draco —dijo Harry, extendiendo la mano.
—Es solo que… no ahora —dijo Draco, encogiéndose de hombros—. Hoy no.
Harry lo miró por un momento, Draco colocando en la mesa los frascos de arena, libélulas y moco de trol.
—Lamento tu ruptura —dijo Harry de repente—. Con Armen. Lamento si sufriste por eso.
—No sufrí.
—¿Entonces todo estuvo bien?
Draco golpeó la maja con el mortero, y se giró bruscamente.
—¡Todavía no te conozco! ¡Aún no nos conocemos! ¡No puedes meter la nariz en todos los detalles de mi vida solo porque estás enamorado de mí!
En este hombre, Harry podía ver al niño que Draco había sido: las mejillas rosadas, el pecho agitado y una actitud defensiva abrupta que surgió de la nada como una bofetada en la cara.
—Está bien —dijo Harry.
—Harry —dijo Draco, con la voz quebrada.
—Draco —dijo Harry—, lo entiendo. Volveré la próxima vez, cuando vuelvas a crecer.
—No —Draco respiró hondo y ruidosamente—. La cura obviamente está funcionando; no necesitas seguir vigilándome. Puedes llevarte tu Patronus.
—Oh —dijo Harry.
—No estoy tratando de… —Draco se mordió el labio, mirando hacia el techo—. No te estoy rechazando, Potter; solo necesito tiempo. Necesito ser la persona que recuerdas, porque…. porque quererte en dos líneas de tiempo diferentes, es demasiado para mí. Es confuso; no puedo… solo necesito tiempo.
¿Me quieres en dos líneas de tiempo diferentes? Harry quiso preguntar, pero ya lo sabía. A los veintiún Draco había dicho que Harry era su fantasma, el que Dumbledore había mencionado. Y a los diecisiete, Draco le había dicho a Harry que el fantasma de Dumbledore era el deseo.
—Está bien —dijo Harry. Sacando su varita, hizo un gesto a su Patronus para que se alejara—. Dime si me necesitas —Harry se volvió para irse.
—Potter —dijo Draco, y Harry se detuvo—. Gracias.
Harry lo dejó solo para que preparara las pociones.
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Junio de 2012
Harry Potter: 31 años
Draco Malfoy: 26 años
El testimonio de Alby ayudó a localizar a Clint Matinsky, un hombre de Florida que había estado en la lista de vigilancia del MACUSA durante una década. Hasta entonces, el MACUSA nunca había podido demostrar nada. Matinsky había estado enviando a Alby los ingredientes ilegales, manteniéndose en contacto con Alby a través de dos máquinas de escribir encantadas que imprimían mensajes a larga distancia. Esto significó que la Oficina de Aurores pudo confiscar años de registros que detallaban quién estaba involucrado en la cadena de suministros ilegales.
Hace dos meses, la naturaleza de la correspondencia había cambiado, Matinsky afirmó que había encontrado algo que revolucionaría la industria de las pociones. Cuando el MACUSA lo interrogó, Matinsky afirmó haber descubierto la Fuente de la Juventud, pero luego de una investigación más profunda, los Aurores de Estados Unidos descubrieron que la fuente había sido descubierta por una joven bruja que Matinsky había asesinado para obtener la información.
La Fuente había sido descubierta antes, pero estaba protegida por la Ley del Secreto de los Secretos de Estados unidos, así como también por la Ley de la Causa Perdida del Reino Unido. Se decía que lugares como Atlantis, El Dorado y Avalon estaban protegidos por tales leyes, así como cosas mágicas naturales como el árbol de las manzanas de oro, la Fuente de la Juventud y los manantiales del amor. La gente podría conocerlos, pero nunca debería poder encontrarlos. Esto pondría en duda su existencia, lo que protegería aún más los lugares mágicos.
Los Aurores incautaron el almacén de Colville, recolectando todas las pociones e ingredientes. Si bien el Agua de la Vida se entregó de inmediato al Departamento de Misterios, muchos de los artículos confiscados que quedaban debían ser identificados antes de que pudieran manipularse adecuadamente. Si Robards aún hubiera estado a cargo, incluso él habría cedido al argumento de que se requeriría un consultor de pociones para ocuparse de todo. Por lo tanto, la posición de Draco dentro del Ministerio se hizo oficial y se le ofreció un salario por el trabajo, así como un título.
Se supo que Draco aceptó el título, pero rechazó el salario, un hecho tan sorprendente que llegó a la primera página de El Profeta. "Ex mortífago realiza un trabajo gratuito para el desesperado Ministerio", decía el titular, con el subtítulo, "¡y luce más joven que nunca mientras lo hace!" El artículo citaba a Draco diciendo:
—He estado haciendo este trabajo para Potter gratis durante años.
Cuando el reportero presionó por una explicación, Draco había continuado:
—Porque es lo correcto.
El reportero fue muy elogioso, lo que Harry encontró particularmente satisfactorio ya que la firma era de Lee Jordan.
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Junio de 2012
Harry Potter: 31 años
Draco Malfoy: 27 años
Al día siguiente, la portada de El Profeta también presentaba a Draco, esta vez con la historia exclusiva de cómo se había vuelto más joven a través de un accidente de pociones que involucraba a la cadena de suministros ilegales de pociones recientemente descubierta. (¡impactante!) (Más en la página once). Draco le dijo al reportero (quien no era Jordan esta vez, sino a Susan Bones, lo que Harry encontró igual de agradable) cómo había estado ayudando a Harry cuando ocurrió el accidente y cómo se las había arreglado para desarrollar una cura. No dijo nada acerca de que Harry se volviera joven, lo cual Harry agradeció, aunque él no estaba realmente seguro de si Draco lo estaba haciendo por Harry. Dado que Draco se había olvidado de mencionar el envejecimiento de Harry, Draco podía hacer que pareciera que había ideado toda la cura a la edad de once años, lo que hizo que todos pensaran que era un genio.
Sin embargo, Harry estaba muy bien con eso. Después de todo, Draco era un genio y también un tramposo en Quidditch. Algunas cosas no cambiaban.
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Esa noche, Harry se Apareció en una calle normal, con pavimento regular y arbustos desordenados junto a un bordillo lleno de basura a un lado y un aparcamiento al otro. Del lado de los arbustos había una gran finca municipal, llena de hormigón y ventanas. Subió dos pisos por unas escaleras de cemento adyacente a la casa, luego bajó por un pasillo cubierto hasta que llegó a una puerta con el número 127, donde se detuvo y llamó.
La puerta se abrió y Harry descubrió que no podía decir nada.
—¿Harry? —Inmediatamente luciendo alarmado, Dudley miró por encima del hombro hacia el piso y luego volvió a mirar a Harry—. ¿Todo está bien?
—Sí —dijo Harry, pero descubrió que no podía decir nada más.
—¿Tú… quieres entrar? —Dudley abrió más la puerta.
—Estoy bien donde estoy, gracias.
Dudley estaba de pie en el umbral de la puerta, con la mano todavía en el pomo de la puerta.
—Escucha. Un tipo vino hace unas semanas, uno de los tuyos- quiero decir… solo quiero decir… que era… —Harry no lo ayudó, y Dudley tragó saliva— mágico, y había una lechuza, solo que él dijo que no tenía nada que ver contigo, solo… ¿estás bien?
—Hablé con la tía Petunia —se escuchó decir Harry.
La boca de Dudley se abrió.
—Yo… —Tragó saliva—. Perdón.
—Ella te extraña —dijo Harry.
—Ella puede continuar con su vida —dijo Dudley.
—No tienes que perdonarla —dijo Harry—. Por lo que sea que ella… no tienes que hacerlo. Y no tienes que volver a verla ni hablar con ella. Solo creo que ella te ama. Ella todavía te ama y pensé que deberías saberlo. En caso de que no lo sepas.
—Me casé —espetó Dudley— con Julia.
—Sí —dijo Harry—. Felicidades.
—¿Viniste aquí solo para decir eso sobre mamá?
Harry vaciló.
—Sí. No —No sabía a lo que había venido a decir—. Vine para decirte que… que te perdono. No porque te lo mereces. No lo sé; tal vez sí, pero no es por eso. Te perdono, porque la vida es demasiado corta y no quiero ser una persona que guarda rencor, y no quiero que definan como… No quiero que nadie más que yo me defina. Así que te perdono; eso es lo que vine a decirte.
Dudley lo miró fijamente. Luego dijo:
—Cena con nosotros. Quiero decir, algún día. A Julia le- quiero decir, a mí me gustaría mucho. Si cenas con nosotros. Algún día.
—Sí —Harry se metió las manos en los bolsillos y se dio la vuelta—. Algún día.
—¡Harry! —Gritó Dudley, y Harry se dio la vuelta—. Gracias. Por… por todo. Por mi vida, y por Julia, y por… por mi mamá y mi papá. No tenías que hacerlo.
—Sí tenía que hacerlo —Harry se alejó.
Bueno, solo queda una parte y siento que en cualquier momento mi corazoncito se va a romper. Aunque eso sí, prepárense para ella JAJAJAJA:D
Minoru Elric Kokubunji: Síp, mañana se acaba:3
Nessie-sars: Siempre he pensado que se refería a ambos. Cuando se refiere a que Narcissa había volcado todas sus emociones en Draco, yo lo interpretaba como que todo aquello que ella podía sentir, cualquier emoción, lo había expresado en él, pero también actitudes o ideas, como la pureza de sangre, o pensamientos dañinos, como la homofobia interiorizada de Draco. Al mismo tiempo, pienso que ella sentía que eso también había conducido a que ambos desarrollaran una gran dependencia por el otro, y es por eso que terminó enloqueciendo en Azkaban. Por otro lado, ¡gracias a ti por leer!:D
SARAHI: Creo que las experiencias de ambos por la poción que causó todo eso, los ayudó a comprenderse mejor entre ellos, pero a la vez, a sí mismos y a recapacitar sobre ciertas de sus propias actitudes, lo cual conduciría a que también decidieran intentar mejorar, aunque este proceso sea lento. Así que sí, de cierta forma, es como si sanaran un poco, como tú dices.
Jade Angel7: Creo que eso del pago tiene que ver con lo que le dice Savage sobre Draco cuando el Departamento necesitaba de algún consultor de pociones. Ella se refería a como Draco era un ex Mortífago, haría el trabajo por ellos gratis. A medida que pasó el tiempo, cuando Robards prohibió que los Aurores trabajaran con Draco, esto de la paga no se dio porque, personalmente, pienso que Draco en verdad quería ayudar en algo. Hacer algo para bajar ese sentimiento de culpa por todo lo que había hecho en el pasado. "Siento que ya hemos pasado las peores partes". La muerte de Cissy es lo que sigue en el siguiente capítulo, prepárate:3. ¡Gracias por comentar!
