EDITADO: 03/08/2019
xSouh
Burakkurōzu
08: Akatsuki
Cuando Sakura, Kisame e Itachi llegaron a la guarida, todos los miembros ya estaban ahí, la pelirosa nunca había entrado a las reuniones que hacían ni a los llamados, también era la primera vez que estaba en esa guarida que era distinta a todas, a diferencia de las salas amplias, los sillones y estantes de libros, esa no era más que una cueva iluminada por pequeñas antorchas y sin nada de lujo.
La estatua gigante en la pared con múltiples ojos se veía siniestra, en el medio también había dos manos enormes, cada uno de los miembros estaba parado sobre uno de los dedos.
Pein invitó a Sakura a tomar su lugar en una de las falanges, viendo a sus compañeros: Pein, Konan, Deidara, Zetsu, Itachi, Kisame, uno que no podía identificar y ella. Sakura había crecido viendo a estas personas, el hecho de que Sasori, Hidan y Kakazu no estuvieran era algo con lo que toda persona que decidiera entrar en la vida ninja tenía que cargar.
─Sakura-chan, no pensé que te unieras tan pronto a Akatsuki, uhh ─le dio la bienvenida el rubio, agitando su mano para saludarle.
─Así que tú eres Sakura-chan ─habló con voz infantil la persona que utilizaba una mascara naranja con solo un ojo visible, ella sabía que era el nuevo compañero de Deidara, el remplazo de Sasori y de alguna manera sentía que no estaba bien, ella estaba acostumbrada a que el rubio fuera el tonto infantil de Akatsuki.
─Además tu cabello esta ro-rosa, uhh ─gritó sorprendido apuntándola con el dedo.
─Apuntar con el dedo es de mala educación, Deidara. ─le regañó Kisame, actuando maduro por primera vez en su vida.
─Es mi tono de cabello natural.
─Iniciemos con esto ─habló Pein, todos los miembros guardaron silencio. El líder hizo un grupo de sellos con las manos, el fuego de las chimeneas se apagó y una ventisca helada recorrió toda la cueva, nadie se movió cuando sintieron un escalofrío recorrer sus columnas y salir por el dedo donde portaban su propio anillo. Frente a ella apareció un pequeño anillo color verde agua.
El procedimiento normal hubiera sido que ella tomara un anillo de los miembros fallecidos, pero Konoha se había quedado con los de Hidan y Kakazu, Tobi portaba el de Sasori, para desazón de Deidara.
Sakura tomó entre sus manos el pequeño anillo y lo colocó en su tercer dedo izquierdo, lugar donde Kakazu había llevado el suyo, mientras el líder de Akatsuki flotaba hasta ella y hacía una pequeña cortada en la palma de su mano con una daga que tenía grabados en un idioma que Sakura no pudo ni siquiera reconocer.
La sangre corrió hasta la piedra verde, formando un resplandor rojo que iluminó toda la cueva. Cuando las antorchas y chimeneas se volvieron a encender Sakura pudo leer el kanji sobre él:
蓮
Ren. La flor de Loto.
─A partir de ahora eres Sakura Haruno, miembro oficial de Akatsuki, portadora del anillo Ren en el dedo corazón izquierdo.
─Bienvenida, Sakura-chan ─le dijo con emoción el ultimo miembro en unirse.
El resto de los miembros también le dijeron palabras de bienvenida y todos se colocaron en posición para iniciar la extracción de los dos bijus. Los jinchurikis de ambos estaban inconscientes en una plataforma, Sakura no reconoció al de tres colas, pero sabía sobre su biju.
─Dos menos a la cuenta─ exclamó el rubio, el había sido el encargado de raptar al Kazakage meses atrás.
─Todavía faltan los más poderosos, Konoha tiene al Kyuubi. ─habló Konan, interrumpiendo el festejo de ex ninja de Iwa.
─Tendremos que tener cuidado con Konoha ─alertó el líder de nuevo. Todos los miembros de Akatsuki que habían muerto hasta ese momento habían sido a manos de la aldea de la hoja.
─Hebi, el grupo liderado por Sasuke Uchiha con el objetivo de matar a Itachi también es un rival a tener en cuenta ─susurró Zetsu ─podrían atacar a cualquier miembro solo por información.
─Tengo ese asunto bajo control ─interrumpió Itachi antes de que alguien más quisiera opinar sobre el asunto.
Cuando la extracción de los biju inició, Sakura no logró medir el tiempo que estuvieron dentro de la cueva, solo sentía salir chakra de sus dedos. No había un solo rayo de sol, luna o estrellas ahí. El crepitar de la madera que parecía no tener fin era lo único dentro.
─Todos pueden irse ─ Habló Pein una vez que habían terminado la extracción.
Uno a uno el resto de los Akatsukis fueron bajando de aquellos dedos, estirando los músculos después de un par de días en la misma posición, cansados y con niveles de chakra bajos tomaron caminos distintos, Sakura sabía que el líder no molestaba a los miembros a menos que tuviera una tarea para ellos y todos necesitaban descansar después de haber extraído dos de las bestias de colas.
No hubo ningún cambio en los equipos, eso quería decir que ellos tres seguirían juntos a pesar de que Akatsuki siempre trabajaba en parejas de dos.
Ninguno de los tres tenía chakra suficiente para un viaje largo o arriesgarse a acampar pudiendo ser encontrados y tener que iniciar un combate, con las aldeas siguiendo sus pasos se decidieron por quedarse en un hostal a unas 3 horas de camino de la guarida.
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El encargado del pequeño hostal había estado teniendo una noche tranquila, el lleno de su negocio estaba casi al tope, normalmente los ocupantes eran siempre civiles que temían ser asaltados por pequeños grupos de ninjas criminales, pero en los últimos meses incluso los shinobi se alojaban. El no se quejaba de eso, las ganancias en su caja registradora nunca habían sido tan buenas.
Cuando vio entrar a tres personas vestidas con capas negras y nubes rojas su instinto le decía que corriera lo más lejos que pudiera y no hablara con aquellas personas. Logró reconocer al azul que cargaba una espada, no necesitaba ver su protector tachado para saber de donde venía. El segundo no se veía tan intimidante como el primero pero cuando vio el protector de Konoha y el cabello negro supo quien era. Sus piernas temblaron y se arrepintió de no salir corriendo.
Sakura notó el miedo en el hombre, de seguro estaba acostumbrado a atender a ninjas, pero el uniforme de akatsuki era algo que en los tiempos que corrían era mejor evitar.
Suspiró cansada y se acercó al señor poniendo la cara más inocente que pudo.
─Me podría dar dos habitaciones, por favor ─le pidió.
El no la conocía, Sakura se sintió observada por el hombre, buscando algún rasgo o algo que le dijera quien era ella. Las llaves tintineaban cuando se las ofreció. Le dio un billete que cubría fácilmente la cuota de la noche y se fue sin esperar el cambio.
─Yo creo que esta ocasión amerita una celebración como es debido ─exclamó feliz Kisame una vez que estuvieron fuera de la visión del recepcionista. ─iré al pueblo cercano a buscar unos buenos dangos y algo de sake.
Sakura e Itachi entraron a la habitación de dos camas donde se quedarían, no era algo lujoso, pero estaba decente. Ambos se quitaron la capa de Akatsuki, que por una razón la pelirosa sentía que ahora pesaba más al igual que su dedo.
─¿A dónde iremos ahora, Itachi? ─le preguntó a su compañero mientras se sentaba en un colchón duro.
El silencio prolongado del pelinegro no le gusto mucho a Sakura, dejándose caer acostada, ahora tenía las piernas lo suficientemente largas para que aún siguieran tocando el piso.
Días antes cuando se había despedido de Yuumi-san se había sentido como si ya no fuera a ver nunca más, a pesar de que las palabras que le había dicho eran promesas de regresar pronto.
─Es hora que enfrente a Sasuke. ─fue lo único que dijo el pelinegro, ella sabía que significaba aquello y se llevó el antebrazo a la cara tapando sus ojos. Sintió como su piel se mojaba por culpa de una lágrima que se le había escapado, pero no quería que la viera llorar, aunque ambos supieran que lo estaba haciendo.
─No tienes que hacer esto aún, Itachi ─dijo, sabiendo que nada iba a cambiar ─no creo que aún este listo. No se que tan fuerte se haya vuelto entrenando con Orochimaru, pero estos años tú también entrenaste sin parar.
─Si no es ahora las cosas se pueden poner peor con Konoha. Nunca quise que dejara la aldea, sé que aun tiene una oportunidad de volver.
─¿Y por eso lo vas a dejar ganar? ─le susurró con coraje ─Soy tu médico y se que no estas en tu mejor momento.
─Tal vez es el destino.
─El destino y un carajo, Itachi. ─se levantó para verlo a los ojos, sin importarle que la viera con los ojos rojos ─-Si el destino existiera estoy segura que el mío seria tan nefasto como haberme quedado en Konoha, ir a la academia como un estudiante normal que no pertenece a ningún gran clan y no ser más que una niña lo suficientemente lista para convertirse en un shinobi que jamás seria alguien.
─Dudo que eso hubiera pasado si te hubieras quedado en Konoha ─ sonrió con cierta dulzura el pelinegro ─quizá tu habrías matado a Sasori.
─Me caía lo suficientemente bien para no pensar en esa posibilidad.
─Era un idiota loco con la inmortalidad que convirtió su propio cuerpo en una marioneta ─ recordó Itachi ─
─¿Dónde esta Sasuke? ─preguntó, rendida ante la idea de Itachi y sabiendo que no cambiaría de opinión y trató de no pensar en el peor de los resultados. Porque no habría forma de que Itachi muriera, ¿verdad?
─En una de las guaridas Uchiha, la que está en la frontera de Kusa. Kisame y yo tendremos una misión antes de ir al lugar del encuentro, te daré las coordenadas para que puedas llegar, es un viejo fuerte que perteneció a los Uchiha.
─¿Pein les dio esa misión? ─preguntó, ya que a ella no le habían asignado nada.
─No, no es una misión de Akatsuki, no te preocupes por eso.
─Esta bien ─le dijo sin cambiar de posición, su antebrazo aún cubría la luz del foco amarillo del techo. Confiaba en la decisión de Itachi, sabía que tenía que haber una buena razón para que se lo pidiera y ella no podía simplemente decirle que no.
Se volvió a sentar en un solo movimiento, viéndolo sentado en la cama frente a ella.
─Gracias, Sak ─ dijo, dándole un abrazo. La diferencia de altura era suficiente para que la mandíbula de él quedara por sobre su cabeza. La pelirosa pocas veces escuchaba ese diminutivo de su nombre, siempre era guardado para momentos donde estaban solos.
─¿Cuándo tengo que irme? ─ pregunto despacio, sin separarse.
─Después de que descanses lo suficiente para el viaje, tus niveles de chakra aún están muy bajos. ─explicó ─Además necesitas llegar antes de que dejen la guarida, sería más fácil de esa forma.
─Entonces saldré mañana mismo.
El silencio volvió a reinar en la habitación por un rato más hasta que se separaron, Sakura entró al baño para tomar una ducha rápida antes de dormir, Kisame no regresó por lo que seguramente había encontrado algo que lo entretuviera en el pueblo cercano.
Itachi buscó entre los bolsos de su capa una caja con un pequeño moño rojo y espero a que saliera, le había tomado un par de meses encontrar algo que pudiera ser perfecto, cuando salió aún llevaba el cabello suelto, a veces olvidaba lo largo que ya era.
─Tengo algo para ti. ─Sakura dejó la toalla y el cepillo en la mesa de noche para acercarse a ver que tenía entre manos el pelinegro.
─¿Qué es?
─Es tu regalo de cumpleaños. ─dijo entregándole el paquete.
─Pero aun faltan dos semanas para mi cumpleaños ─respondió, pero aun así tomó el paquete tratando de adivinar lo que era por el tamaño y peso.
─Ábrelo ─ no necesitó que decir aquello dos veces antes de que Sakura quitara el moño y rasgara el envoltorio emocionada por descubrir su regalo.
Cuando lo logró, se encontró con un libro, pasó las puntas de los dedos por el complejo grabado de las pastas metálicas que imitaban un árbol de cerezos que desprendía sus pétalos.
─La cerradura es de chakra ─le explicó, haciendo una demostración del jutsu de la pelirosa y creando una especie de llave que abrió las páginas. ─Lo hice con mi propio chakra, pero una vez que lo cierres solo reconocerá el tuyo.
Sakura comenzó a hojear el libro, encontrándose varias fotos que habían tomado durante los años que pasaron entrenando en el Este. La primera era donde aparecían ella y el pelinegro mientras partía una tarde de cumpleaños, había otras de ellos entrenando con Kisame y otra más su maestra. También había hojas con escritos sobre técnicas de distintos elementos y apuntes que Yuumi-san le había dejado, la ultima parte estaba en blanco por si ella quería agregar más cosas.
─Muchas gracias, Itachi ─ lo volvió a abrazar, apretando los ojos para no soltar ninguna lagrima.
─De nada pequeña.
─Ya soy grande, tengo casi 16
─Serás pequeña hasta que seas más alta que yo.
─Eso es trampa.
─Tómalo o déjalo.
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Cuando se despertó, aún faltaban un par de horas para que el sol saliera, agradecía todo ese entrenamiento en ninjutsu medico que hacía que su chakra bajara todos los días pues había impuesto a su cuerpo a recuperarse más rápido.
Itachi dormía en la cama de al lado cuando ella empezó a guardar sus cosas en pergaminos con sellos, ella sabía que estaba despierto, pero ambos preferían no tener que despedirse, ya lo habían hecho el día anterior y no querían repetirlo.
─Hasta luego, Itachi. ─dijo en voz baja antes de salir. Si se hubiera quedado medio minuto más tal vez hubiera escuchado el "cuídate mucho" que el pelinegro susurro antes de volver a cerrar los ojos.
Buscó en uno de los bolsillos las coordenadas que Itachi le había dado, no estaba muy lejos de donde estaba, si mantenía un buen ritmo llegaría para el siguiente día.
El camino fue tranquilo, el clima aún mantenía los últimos suspiros del invierno, se había encontrado a un grupo de shinobis que no llevaban protector y habían huido de ella solo al ver la capa que portaba.
Akatsuki se había convertido en organización temida desde el secuestro del kazekage, sin contar que todos los miembros eran parte de más de un libro Bingo, y aunque ella no lo estuviera, esa capa le decía al mundo que eran peligrosos.
Si, era cierto que ella había secuestrado al jinchuriki del Yonbi, aunque al no haber más personas en la cascada donde vivía Son Goku, se había dado por sentado que había sido Akatsuki, dejando que ella siguiera en el anonimato.
Ahora se tenía que enfrentar al equipo de Sasuke Uchiha, Sakura no estaba a favor de aquella pelea entre hermanos, ninguno tenía la culpa de lo que había pasado, ahora los dos cargaban con las decisiones que tomó su clan.
Cuando llegó a la ubicación que Itachi le dio, buscó la entrada a la guarida, no se sorprendió de encontrarse con varios genjutsus para cubrirla, no fue difícil deshacerse de ellos cuando ya sabía lo que buscaba.
─¿Qué es lo que quieres? ─le gritó una mujer de cabellos rojos que se mantenía delante del árbol con el tronco más grueso de todos los alrededores, esa debía ser la entrada.
─Dinos qué es lo que buscas aquí, hermosura. No queremos tratarte mal ─La voz del segundo que apareció fue menos tosca que la de la mujer peliroja, el ninja seguro era de la aldea de la niebla, Sakura no lo dudo cuando vio los dientes puntiagudos y la espada que llevaba en la cabeza.
El siguiente fue un ninja de cabellos naranjas, mucho más alto que sus dos compañeros y de complexión musculosa. La vista de Sakura se paseó por los tres ninjas sin decir una palabra, relajó su postura al darse cuenta que esos eran los compañeros de Sasuke, no necesitaba iniciar una pelea con ellos y terminar mal si tenía que ser su niñera por dos semanas.
─Solo lo repetiré una vez más, ¿qué es lo que buscas aquí? ─ dijo de nuevo la peliroja empuñando un kunai.
─¿Qué está pasando? ─ Interrumpió alguien más uniéndose a los tres ninjas. Sakura lo reconoció al instante, sus ojos y cabello eran prácticamente los mismos que Itachi.
─Uchiha Sasuke ─ le identificó la pelirosa, fijando su vista en él y dándose cuenta que en el fondo lo odiaba un poco. Por protegerlo a él es que Itachi había matado con sus propias manos a todo su clan.
Se molestó por haber tenido ese pensamiento, el niño no era el culpable de que las cosas resultaran de esa manera, pero era ella quien había visto sufrir en silencio a Itachi todo ese tiempo.
─¿Quién eres tú? ─ preguntó el pelinegro directamente al no saber quien era esa mujer y porque sabía su nombre.
─Haruno Sakura ─se presentó mientras se acercaba a Hebi con pasos tranquilos, consternándolos. La pelirosa sonrió al notar como el Uchiha tomaba el mango de su katana. ─ Tranquilo, no vengo aquí para matarlos.
─Como si pudieras ─se burló la Kunoichi y haciendo que Sakura la viera directamente. Desde su punto de vista no se veía como alguien fuerte, a pesar de tener los brazos cubiertos por una playera de mangas largas no se veían musculosos, tampoco había visto a muchos ninjas que necesitaran de lentes, así que esa debía de ser el radar del equipo.
─Puedo, estoy segura. Pero ni siquiera creo que puedas dar un combate lo suficientemente interesante como para tener que quitarme la capa ─ le respondió burlándose de ella, entrar en discusión no estaba dentro de sus planes, pero tampoco dejaría que se burlaran de ella.
─Pero si es una flor salvaje ─ se rio el ninja de la niebla al ver como su compañera ahora estaba lo suficientemente enojada como para atacar a la kunoichi que había aparecido ante ellos.
─No estoy aquí para pelear ─les repitió Sakura, levantando las manos ─vengo a guiarlos hasta Uchiha Itachi.
─No necesitamos de tu ayuda ─ bufó Sasuke, ocultando la sorpresa al escuchar aquellas palabras, mus manos se empuñaron al notar las nubes rojas en la capa negra de la mujer frente a ellos.
La capa abierta de Sakura no había dejado a la vista de ninguno de los cuatro ese pequeño detalle, la cara de Karin había cambiado al momento en que daba un paso atrás. Habían estado encerrados en alguna guarida de Orochimaru, pero sabían de Akatsuki.
─No estoy aquí de vacaciones ni nada por el estilo, tampoco les estoy preguntando si quieren que los guie. Los llevare hasta Uchiha Itachi y después cada uno tomará su camino.
Sakura no agregó nada más, pasó de los cuatro ninjas, hizo un par de sellos y abrió la entrada a la guarida.
