xSouh

Burakkurōzu

12: Muerte

─A partir de aquí solo el Uchiha puede pasar. ─

Karin había dado un paso atrás como acto reflejo, Kisame tenía una cualidad puntiaguda para hacer cambiar su presencia y pasar de un bobo infantil al espadachín asesino que incluso había renunciado a chigiri llevándose con el una de las legendarias espadas.

El rostro del Uchiha no movió ni siquiera un músculo, manteniendo el semblante estoico cuando salió de la formación de Hebi para ir rumbo al lugar donde encontraría a su hermano teniendo que pasar entre los dos ninjas de Akatsuki.

Sakura sintió como si esos dos segundos fuera toda una eternidad.

El momento en que Sasuke volteó a verla antes de partir fue algo que no supo interpretar. Hace dos semanas todo lo que hubiera querido era que Itachi acabara con todo ese circo de la venganza de su hermano. Sakura había conocido a Sasuke el día en que fueron a Konoha y todo terminó en algo lamentable para el menor.

Por mucho que hubiera entrenado con Orochimaru, estaba completamente segura que no era rival para alguien como Itachi. Ella que había entrenado más de la mitad de su vida con el pelinegro de coleta aún seguía descubriendo sorpresas. No dudaba que Sasuke muriera a los cinco minutos de iniciado aquel combate.

Por otro lado, conociendo a Itachi como lo conocía, sabía que las cosas no iban a ser tan fácil o solo en blanco y negro. Pero ahora su perspectiva había cambiado y eso era algo que se fue cociendo poco a poco en esas dos semanas.

Sakura no quería que Sasuke muriera. Esos dos segundos habían sido suficientes para darse cuenta de ello, aunque llevara días dándole vueltas y vueltas a esos pensamientos.

Pero tampoco quería que Itachi muriera.

No fue difícil para Kisame darse cuenta de la forma en la que los dos ninjas se miraron antes de que el Uchiha desapareciera, los adolescentes nunca lograban ocultar sus pensamientos por mucho que así lo quisieran.

Ser conocido como el Monstruo de la niebla oculta o La bestia sin cola llevaba a muchos a pensar que era un ser sin corazón que solo se dedicaba a matar a diestra y siniestra, se les olvidaba lo buen observador que una persona tiene que ser para sobrevivir en un mundo donde el único color que se puede ver a través de la niebla es el rojo escarlata de la sangre.

Ya estaba mucho más vivido que todos los que los rodeaban, su actitud bulliciosa y a veces incluso mundana no le quitaba la experiencia y sabiduría que venían con los años y de alguien que ha visto tanto.

Aún recordaba la primera vez que había visto a Itachi, a su lado no era más que un niño. Uno muy valiente para pararse con la espalda recta frente a los monstruos que estaban en la misma habitación, con los ojos cansados de alguien que ya había visto una guerra y las ojeras que solo carga una persona con las manos lo suficientemente manchadas de sangre para ya ni siquiera recordar de que color eran sus uñas.

Después vino la niña de cabellos rosados, Kisame no entendía cual era su lugar en el tablero, por qué seguía a Itachi y por qué el pelinegro la protegía. Creyó saber la respuesta el día que fueron a Konoha y vio a un niño de la misma altura y con las facciones Uchiha.

Itachi volvió a mover las piezas dos semanas atrás y el ninja de chigiri supo al instante como iba a terminar todo.

Y no le gustó.

Porque nadie lo tomó en cuenta.

Porque ahora él también quería a Sakura y se había encariñado con Itachi.

Todos los malditos ninjas de Konoha eran unos sentimentales, creyendo en la fortaleza por medio de los lazos con las personas que amas. El había crecido en chigiri, el lugar donde se burlaban de los idiotas idealistas como los ninjas de Konoha, donde la muerte es lo único que ganas cuando tu corazón se expone.

─Hagamos que la espera no sea tan aburrida ─ habló Kisame mientras desenvainaba su espada, molesto por el camino a donde habían terminado sus pensamientos.

─Dudo que esos hayan sido los planes de Itachi ─lo interrumpió Sakura, manteniéndose al margen de cualquier combate que se pudiera desatar.

─Yo no sigo los planes de Itachi, Sakura-chan ─sonrió, mostrando las dos largas hileras de dientes puntiagudos característicos de su aldea. Como si fuera un espejo, la pelirosa vio como otro hombre con una dentadura similar también preparaba su espada.

─Yo estoy más que feliz en quitarte el aburrimiento, Kisame-sempai. ─El hombre de cabellos blancos dejó a su equipo atrás, mientras blandía en el aire la espada que portaba ─Aunque no guardare mis intenciones: Te mataré para quedarme con la bella Samehada.

─Jajajajajajaja... los mocosos de hoy en día no conocen su lugar, pero si quiero saber con que clase de dulce Kiri forma a sus ninjas en estos días.

─No deberías de pelear, Suigetsu. ─Le pidió Karin ─Sasuke-kun dijo que...

─Sasuke sabe cual es mi objetivo, no se enojará por tener una pequeña lucha. Si yo no me meto con sus planes, el no se debe meter con los míos.

─Si llegas a morir, dejaré tu cuerpo tirado en este lugar para que se lo coman los cuervos y los lobos, idiota. ─Sakura se rindió, sabiendo que ya no había forma de detener aquella pelea. Aunque en el fondo no podía negar que le parecía increíble poder ver un enfrentamiento con espadas de dos ninjas de Kirigakure. Aún con el tiempo que entrenó con Itachi, estaba segura no estar a nivel de lo que vería.

─¿Por qué eres tan mala conmigo, Sakura-chan? ─lloriqueó el ninja, regresando a su actitud infantil que no le pegaba a la voz ronca.

─Eres incorregible ─Se quejó, concentrándose para poder sentir el chakra de los Uchiha. Sasuke ya tendría que haber llegado, ¿Estaban hablando o solo utilizando genjutsu?

Kisame y Suigetsu iniciaron su combate poco antes de que Sakura sintiera como los Uchiha también iniciaban el suyo. Era difícil tener poder seguirlos a ambos. Por un lado estaba preocupada por el desarrollo entre Sasuke e Itachi, pero el estruendo de su pelea se perdía con el choque de espadas que tenía en frente.

─Has mejorado mucho, Suigetsu. ─le reconoció el ninja azul. ─La ultima vez que te vi eras un niño llorón.

─-No seas tan crítico, sempai. ─se defendió el albino mientras paraba una estacada lateral, evitando perder un costado. ─tenía solo un par de años cuando te fuiste de Kiri.

─¿Te estas excusando? ─.

─Por supuesto que no. Aunque para ser alguien que habla mucho, parece que el que no se entrenó en este tiempo fue otro ─.

─Retira eso ─se rio el mayor, disfrutando del encuentro. ─Sakura-chan me hubiera matado sin consideración si descuido mi entrenamiento. Tiene el carácter salvaje de una mujer de las montañas.

─Justo como me gustan las mujeres. ─aceptó el menor ─.

─Que no se te caiga la baba, Suigetsu. Si no la que acabara contigo seré yo. ─lo cayó Sakura al escuchar su nombre en la plática.

─Tranquila, primor. Llegará el momento en que aceptes que soy el ninja de tus sueños. ─tomarse el tiempo para lanzarle un beso le había costado muchos cabellos albinos a Suigetsu, Samehada había perdido sus vendas hace mucho tiempo y la pelea en el agua tampoco fue un problema para el ninja.

Karin trató de ayudarlo al ver a la gran espada tan cerca de su cuello, pero su intento había sido frenado al instante, para su suerte.

─Esta es una pelea entre ellos, Karin. Si quieres enfrentarte a alguien, será contra mí. ─

Eso había bastando para que la peliroja no intentara nada de nuevo, Sakura buscó a Juugo con la mirada, encontrándolo en la rama de un árbol a unos cincuenta metros, manteniéndose al margen de todo.

El combate de los Kiri se prolongó más de lo que ella misma esperaba, aunque los ignoró tratando de concentrarse en Itachi de nuevo, el cielo había comenzado a llenarse de nubes oscuras cuando escuchó una explosión del lugar donde había sentido a Kisame y Suigetsu.

De forma instintiva buscó sentir el chakra de los ninjas, ambos estaban muy débiles, siguió a Karin quien había corrido al instante. El suelo estaba mojado, formado lodo en todas partes, brincó entre las ramas y utilizó chakra para no caer hasta llegar al azul.

El cuerpo de ambos estaba lleno de raspones y cortes profundos, pero Kisame era el que estaba en peor estado, no estaba muerto, pero Sakura creyó que no le faltaba mucho. Desconocía cual había sido la última técnica que utilizó Suigetsu pero la gruesa piel azul estaba chamuscada en muchos sitios.

Corrió hasta el ninja y comenzó a utilizar chakra médico para curar lo peor, hizo un análisis rápido de por donde empezar, si se apuraba podría evitar que muriera.

─Sa-kura-chan... si un día... ─le habló entrecortado, tratando de levantar una mano para tocar la mejilla rosa.

─Cierra la boca, tiburón. Te dije que no hicieras nada estúpido.

─Al final si me quieres. ─ sonrió, logrando poner su mano en la piel y manchándola en el camino, pero a Sakura no le importó, siguió poniendo chakra verde en el cuerpo, si bien ya no para salvarlo, para quitar todo su dolor antes de que muriera.

─Eres el más grande idiota de todos los tiempos.

─Después de todo... podre morir como uno... de los grandes espadachines de la niebla. ─ la voz entrecortada del ninja azul atrajo la atención de todos. ─ Según las normas de Kirigakure, me has vencido en un combate, Suigetsu. Te has ganado a Samehada.

─Sensei...

Cuando Sakura volvió a checar el pulso de Kisame, ya no había nada. Sintió una lagrima caer por su mejilla hasta perderse en el cuerpo húmedo de su compañero por muchos años.

Sakura se levantó y tomó la espada que durante todo ese tiempo Kisame siempre había llevado en la espalda y se la entregó al otro ninja, sabiendo que estaba haciendo lo que Kisame había querido.

En su cabeza aún no se procesaba la idea de que hubiera muerto. No estaba preparada para ello, y a pesar de que le dijo que dejaría su cuerpo en ese lugar para que los carroñeros terminaran con lo ultimo que quedaba de él, no pudo hacerlo.

Terminó de quitar la sangre que aún se pegaba a su piel y cerró las heridas más grandes, acomodó su protector tachado y formó un ataúd de chakra que no permitía a nadie más verlo.

...

..

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"A los ninjas no se les mide según hayan vivido, sino como hayan muerto, no importa lo que haga en la vida, es los que hace antes de morir lo que muestra su valía"