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xSouh
Burakkurozu
15: Regreso
El tiempo comenzó a correr sin que ninguno de los dos se diera cuenta, no sabían si podían medir las horas con posición del sol o las estrellas, algunos días se sentían largos y las noches eternas, otras veces pasaban sin darse cuenta.
Aún así, ambos habían caído en una rutina cómoda, la cabaña pasó de ser un paraíso intocado por el humano a un laboratorio completo. Con la vida de viajeros nómadas que llevaban, Sakura acostumbró a guardar todos sus materiales en pergaminos con sellos de contención y eso era algo que ahora agradecía infinitamente.
Pasaba la mayor parte del día metida entre libros y pergaminos, devorando letras y buscando la respuesta a la ceguera de Itachi, la información que existía del Sharingan era tan escasa y superficial que pronto se dio cuenta que no era útil si planeaba regresarle la vista al pelinegro.
Diarios en blanco pronto comenzaron a llenarse de palabras y esquemas de lo que iba descubriendo en cada sesión de curación, con garabatos y letras ganchosas que comenzaban a tener más sentido la alegraban un poco, pero fueron los duros entrenamientos los únicos que le podían quitar toda la tensión y frustración.
Itachi no estaba mejor, no podía ver con claridad la cara de Sakura pero escuchaba perfectamente cuando suspiraba o chasqueaba los dientes cuando llegaba a camino sin salida. No mintió cuando le dijo que no le importaba no volver a ver, eso era mejor que incluso la muerte para la cual ya estaba preparado.
El mismo se dio cuenta de la gran mentira que era eso, parecía fácil decirlo, pero estar ciego era frustrante y se encontró agradeciendo infinitamente cada vez que Sakura agotaba su chakra para realizarle las microcirugías en su vista que le regresaban pequeños porcentajes de la luz.
Pasaba la gran parte del día meditando, algo fallido en la mayoría de los casos porque siempre terminaba pensando en su vida. ¿Habría muerto si hubiera dejado a aquella niña en el bosque muchos años atrás? ¿Estaría ciego por siempre? ¿Dónde estaba Sasuke? ¿Regresó a Konoha?
Sakura no le permitía tener entrenamientos pesados, pero había días en los que incluso ella necesitaba un oponente y todo se les iba de las manos. Itachi escuchó la respiración irregular de su compañera, podía sentir su firma de chakra a un par de metros, con emoción sacó varios kunais de su bolsa lateral y los lanzó sin pensar, afilando su oído para detener los que seguro vendrían de regreso.
El viento de la mañana era más tranquilo que el de la tarde, haciendo más fácil poder identificar los cortes en las corrientes de aire.
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Sakura observó el esquema que había dibujado, una vista lateral de un ojo, podría ser un ojo común, pero estaba lleno con muchos más detalles de los que cualquiera pudiera tener. Había identificado tres diferencias muy marcadas: la primera era un grupo de músculos extra que dilataban la pupila de una forma anormal, conectados a vasos sanguíneos que dejaban entrar sangre a la pupila.
Hubiera sido fácil que todo llegara hasta ahí y eso explicara la funcionalidad del dojutsu, pero ahí entraba la segunda y tercera diferencia: un sistema de producción y eliminación de una sustancia que se mezclaba con la sangre que entraba a la pupila. Al principio el sistema le pareció algo sencillo, pero entre más lo estudiaba más complejo se volvía.
No podía estar segura de ello, pero con todo lo que le preguntó a Itachi y lo que estudió, tenía una teoría sobre el Sharingan: cuando un usuario activaba el Mangekyo la sustancia que se producía era mayor de la que el sistema era capaz de eliminar, acumulándose lentamente en el ojo hasta que iba perdiendo la luz.
También se podía atrever a decir que algo había pasado con Itachi para que no afectara solo sus ojos. Sakura creía que era esa misma sustancia, que pasó al resto del cuerpo había dañado el resto de sus órganos.
La historia sobre el trasplante de ojos entre hermanos fue algo que ella considero horroroso desde que el momento en que la escuchó, pero solo faltaron pruebas muy sencillas para resolver el por qué. Sakura utilizó su propia sangre y un ratón para comprobarlo: la sustancia que los ojos de Itachi producía no eran dañinos para otras personas. El roedor no reconocía la sustancia, no la procesaba y la eliminaba. Nunca le dijo a Itachi que ella misma se había inyectado la sustancia después y nada pasó.
Sakura salió de la habitación llena de tubos de ensayo y papeles, caminó con los músculos entumidos hasta el porche, donde Itachi estaba sentado en una de las sillas mecedoras.
─¿Por fin sales de tu cueva? ─se burló el pelinegro sin voltear a verla, con la vista perdida en el paisaje de las montañas. Ahora ya podía identificar colores primarios y contornos.
─Me emocioné un poco. ─
─Eres el único ninja que se emociona estudiando dentro de cuatro paredes.
─Mira quien lo dice. ─le regañó, pellizcándole la mejilla mientras se sentaba en el reposabrazos de la silla.
─hmnp...
─Creo que tengo la respuesta, Itachi. ─sus palabras salieron serias, sabía lo que eso significaba, hasta ese momento poco habían hablado del tema de su ceguera. No quería darle falsas esperanzas.
Jaló la liga que mantenía su cabello rosa en alto, sintiendo al instante el placer de su melena suelta, ahora era lo suficientemente larga para llegar hasta sus caderas. Se masajeó el cráneo, tratando de quitar el silencio incomodo que se formó.
─¿Cuándo lo harás? ─
Sakura agradeció en silencio esa pregunta con los ojos vidriosos. Ella no le había asegurado que fuera a funcionar, incluso ambos sabían que todo podía salir mal e Itachi quedaría con una ceguera total, pero él no había preguntado cómo o si estaba segura. Tan solo aceptaría lo que ella hiciera.
De nada serviría traer sus dibujos y enseñarle lo que había descubierto hasta ese momento, así que comenzó a explicarle detalladamente todo, utilizando palabras que comunes y entendibles para que él mismo fuera formando la imagen en su cabeza.
Se detuvo en la parte del sistema que producía y eliminaba la sustancia, las personas normales tenían bastantes de esos en el cuerpo así que existiera uno que le diera funcionamiento al dojutsu no era tan descabellado.
─¿Entonces planeas eliminar esta sustancia? ─preguntó, entendiendo a grandes rasgos todo.
─Eliminarla no serviría de mucho porque se volvería a juntar de nuevo. ─ explicó, jugando con un mechón de cabello negro. ─ Lo más lógico sería crear un sistema artificial para sacarla del cuerpo, pero eso es bastante complicado con estructuras tan pequeñas. Lo que haré será pausar células productoras y aumentar la capacidad de trabajo de las que eliminan.
─¿Pausar las células no es algo similar a lo que hace Tsunade Senju?
─No hay mucha información sobre su trabajo, tan solo lo que encontramos en las guaridas de Orochimaru, pero lo que Tsunade-sama hace es una especie de alargamiento vital de las células congelándolas, pero manteniendo su ritmo de trabajo. Lo que yo necesito es una pausa en el ritmo de trabajo, pero no lo suficiente como para que no se pueda activar el Sharingan. Por eso se tiene que combinar con un aumento en la productividad de las células que eliminan la sustancia, pero en el espacio en el que están es muy pequeño, por lo que si solo modificamos estas células pueden dañar estructuras adyacentes.
─Eso no suena tan complicado cuando lo explicas de esa manera.
─No, pero lo complicado es alterar el metabolismo de estructuras tan pequeñas. Necesito llenar todas mis reservas de chakra para poder resistir todo el procedimiento.
─¿Todo eso en un solo procedimiento?
─Dos, uno para cada ojo. Y necesito algunas cosas, debemos volver.
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El regreso fue un golpe, un duro golpe en la cabeza que los dejó fuera de juego por varios minutos por una sobrecarga sensorial. Ninguno sabía cuanto tiempo habían pasado en el Santuario Haruno ni en qué momento su cerebro había dejado de procesar como extraño el hecho de no sentir el flujo de chakra de todos los seres vivientes a su alrededor además de ellos.
Para Sakura, que no había perdido la visión y no estaba en todo momento tratando de identificar su alrededor fue más duro, las nauseas la doblaron hasta acabar vomitando muy cerca de sus botas, su cabello cayó por los costados y casi entro en el charco que ahora era su desayuno.
Cuando por fin logró recuperar la postura, caminaron a pasos largos a la vieja cabaña donde se habían quedado antes de irse a la guarida Este. Habrían esperado encontrar el lugar un poco más abandonado y lleno de hiervas, lo que hizo que ambos prestaran más atención a su entorno.
El cielo estaba tapizado de gruesas nubes grises que se iluminaban de vez en cuando, pronto llovería. El clima del Santuario Haruno era una eterna primavera, con cielos despejados y suaves vientos, cambiar un poco se sentía bien.
Sakura dirigió el camino, teniendo que usar la fuerza para abrir la vieja puerta a la que ya le rechinaban las bisagras, no había polvo en la mesa y los candiles estaban prendidos. Ambos ninjas se pusieron en alerta, afilando sus sensores buscando una presencia de chakra.
No era solo una, eran dos. Pequeñas. Lo suficientemente bajas para ser de un civil.
─ ¿Quiénes son ustedes? ─preguntó una pequeña voz firme, aunque asustada. En la pequeña mano había un cuchillo y los ojos del niño estaban llenos de lágrimas.
Sakura lo observó, no tenía más de ocho años, con las piernas separadas y en una posición de ataque floja de alguien que no estaba entrenado protegía la puerta de la habitación principal.
Ambos ninjas llegaron a la pronta conclusión de que estaba protegiendo a alguien, pasaron de el para entrar a la habitación donde estaba un hombre joven, con cabellos castaños y rasgos similares al menor. Como ninja medico entrenada, a Sakura no le tomó mucho tiempo darse cuenta de la situación en la que estaba, la piel pálida y sudorosa, con los ojos hundidos, con ojeras marcadas y labios que se partían de lo seco que estaban.
La pelirosa se acercó a la cama, dejando fluir chakra verde mientras el niño trataba de detenerla sin saber que le estaba haciendo esa mujer a su hermano.
─No le haga daño. ─le pidió con llorando. ─el no ha hecho nada malo, solo se enfermó como muchos en el pueblo.
─No le haré nada malo. ─le aseguró, siguiendo con su trabajo. ─ Soy médico, puedo ayudarlo. Pero dime, ¿qué hacen ustedes dos solos aquí?
─¿De verdad lo va a ayudar? Yo... no tengo nada para pagarle.
A pesar de que la vista de Itachi no le dejaba ver toda la escena bien, fácilmente se imagino la cara de afligido del pequeño niño, por su silueta parecía bastante delgado.
─No te voy a cobrar nada, ¿Cuál es tu nombre?
─Mi nombre es Akiyama. Mi hermano es Kido, ha estado muy enfermo desde hace mucho tiempo, fuimos con muchos médicos, pero todos nos dijeron que lo que tenía era mortal y nadie lo podía curar. Pero el no es el único, hay otros tres en el pueblo igual que él.
Los dos Akatsuki se sorprendieron por el cambio de actitud del niño, desde que le había dicho que lo iba a ayudar comenzó a hablar hasta por los codos contando toda la historia de como viajaron por muchos lugares buscando una cura para su hermano.
Lo que tenía era más complicado de lo que Sakura hubiera esperado en un principio, pero después de tres horas de trabajo Kido se veía mucho mejor. Akiyama se había emocionado tanto que decirle que no estaba curado fue duro de ver para la medininj.
Sakura e Itachi se instalaron en la segunda habitación por varios días mientras conseguía todo lo que necesitaba en los pueblos cercanos, el estado de mejora de su segundo paciente pronto se difundió y muchas personas se acercaron a ella buscando ayuda a problemas que los curanderos o médicos que no eran capaces de usar chakra no podían hacer. Eso llenó pronto la cabaña con comida, animales y plantas que le regalaron por tratarlos y también le facilitó conseguir todo.
Le llevó tres semanas iniciar con el ojo derecho de Itachi. Mantuvo todos sus apuntes cerca y le pidió a todos los dioses ninja antes de empezar. Quince horas después, cansada y sin chakra cayó dormida en la camilla al lado del pelinegro.
Cuando despertó lo primero que vio fue un Itachi con un parche en el ojo izquierdo.
─Me mareaba un poco ver con ambos ojos ahora que puedo ver bien con el derecho. ─le explicó con una sonrisa.
Sakura brincó y lo abrazó. Lo había logrado. Nunca había visto a Itachi llorar, nunca hasta ese día.
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Cuando la vista de Itachi regresó, también lo hicieron los duros entrenamientos y Sakura se alegró infinitamente por eso. No se dio cuenta de lo mucho que extrañaba aquello hasta que los músculos de sus piernas y brazos lloraban de dolor, la adrenalina corriendo por su cuerpo mientras esquivaba llamaradas de fuego o golpes duros que acabarían con su vida si la tocaban.
Las personas no habían dejado de venir a buscarla, se daba cuenta que cada vez venían de más lejos buscando a la increíble doctora que era capaz de curar todo.
Pasamos 3 semanas en ese lugar, hasta que llegó la noticia de que Konoha había sido destruida, uno de los amigos de Taki había contado toda la historia.
En un principio nos sorprendimos, pero escuchar el nombre de la persona de quien había destruido la aldea fue más revelador que el mismo hecho de que una de las aldeas más poderosas del país del fuego haya sido destruida.
Nadie sabía su pasado ni que habían formado parte de Akatsuki, las noticias sobre la organización criminal eran cada vez más cercanas y pronunciadas con más miedo.
─Konoha ha sido atacada por Akatsuki. ─escucharon en el pueblo mientras compraban comida. ─Dicen que destruyeron la mitad de la aldea.
─Si ni siquiera Konoha esta a salvo, no sé que será de nosotros. ─dijo otro hombre mientras compraba un juego de kunai aunque no supiera usarlo.
─Konoha era la ultima esperanza, después de todo ellos mataron a la mayoría de esos criminales.
─Lo último que había escuchado fue que el asesino de la niebla y el Uchiha habían muerto.
─Me alegra que el Uchiha haya muerto, solo un monstruo mata a su propia familia.
No hizo falta escuchar nada más, Sakura tomó el brazo de Itachi para salir de ahí, ella había notado la mirada nostálgica en su rostro, si no salían de ese lugar en ese momento, Sakura mataría a ese hombre por hablar mal del pelinegro.
Pocos eran los que realmente conocían a un Akatsuki de frente, ella estaba segura que si le hubieran puesto a Kisame en frente ninguno de esos hombres lo reconocería.
Con bolsas de compra en mano, regresaron al bosque, brincando en silencio entre las ramas de los arboles para regresar a la cabaña, acercándose con precaución al ver a tres personas esperando fuera, se ajustaron las capas, cubriendo sus cabezas mientras se acercaban.
─¿Quiénes son ustedes? ─preguntó Sakura, abriéndose paso entre ellos. ninjas, dedujo al ver su vestuario y bolsas con armas. una mujer y dos hombres, los tres debían de ser poderosos porque ocultaban perfectamente su chakra para parecer civiles.
─Venimos buscando a la doctora Sakura-san. ─habló uno de los shinobi, Sakura lo observó mejor, tenía el cabello castaño y largo, además de los ojos color luna y sin pupila. Un Hyuuga.
─Solo lo repetiré una vez más. ¿Quiénes son ustedes? ─preguntó de nuevo la pelirosa, un paso por delante de Itachi.
─Somos ninjas de Konoha, venimos buscando a la doctora Sakura-san para pedirle un favor de parte de la Godaime Hokage─ intervino el segundo shinobi, este no tenía dojutsu, pero Sakura encontró que su postura floja y ojos aburridos podría ser mas peligroso que el mismo Byakugan.
─¿Un favor? ─preguntó Sakura, buscando más información antes de dar a conocer su identidad.
─Si. ─habló la rubia del grupo, leyendo los movimientos corporales de los dos recién llegados, ninjas sin dudarlo, en una posición de defensa, pero no dudaba que se convirtiera en una de ataque con cualquier mal movimiento. ─ En Konoha han corrido rumores de que aquí se aloja una medico con grandes habilidades y que ha podido curar cualquier caso que se le presente.
─¿Sabe algo sobre el paradero de la doctora Sakura-san? ─preguntó el Hyuuga.
─Soy yo. ─les respondió Sakura, aún sin saber si debía revelar su identidad o no frente a esos tres, al final bajó su capucha, mostrando su cara.
─Esto es serio, no estamos jugando. Es urgente que hablemos con la doctora, niña. ─La posición de la kunoichi cambio, no ocultando su enfado por el hecho de que estuvieran jugando con ella. Cuando la otra mujer se quitó la capucha dejó antes ellos una mujer joven, podría calcular que incluso tenían la misma edad.
─-Yo tampoco estoy jugando. Si quieres mi ayuda comiencen a hablar y decidiré que hacer, si no se pueden ir por donde vinieron y dejarnos en paz.
─Entonces discúlpame tu a mí, pero sabemos que la doctora Sakura-san es la doctora de Akatsuki, una persona con mucha experiencia.
Los dos ex ninjas de la organización criminal se pudieron en defensa activa al darse cuenta que esos ninjas sabían su verdadera identidad, al menos la de Sakura.
─¿Cómo saben que la doctora Sakura es la misma que la medininj de Akatsuki? ─-preguntó Itachi, llamando la atención de los tres.
