xSouh

Burakkurōzu

22: Aprendiz

Miró el reloj colgado en una de las paredes de la cocina, faltaban doce minutos para las ocho de la mañana. A pesar de que el sol aún no estaba en lo más alto, el clima decía a gritos que ya era verano y ni siquiera la cola de caballo que alejaba sus largos mechones de la cara ayudaba un poco.

En su armario predominaba la ropa de entrenamiento gruesa y con mangas, funcional para climas montañosos pero que también serian útiles en lugares templados, no recordaba los días de Konoha tan calientes.

―¿Saldrás? ―preguntó Itachi, entrando a la cocina, vestido con uno de sus uniformes estándar de entrenamiento impecable, detrás de él llegó el Uchiha menor, en condiciones parecidas.

―Hoy no tengo mucho que hacer, por la tarde pasaré por la torre, algo sobre un proyecto de Tsunade-sama. ―explicó, sirviendo varios tazones llenos de arroz, verduras, huevo y salmón que había conseguido en el lago.

―hmnp... ―

―Encontré un viejo horno en una de las bodegas, quizá deba intentar hacer esos panecillos que Yuumi-san horneaba. ―

―¿Cocinas? ―la sorpresa no pasó desaperciba para ninguno de los dos cuando Sasuke preguntó, las artes culinarias no era uno de los tantos talentos que el heredero Uchiha tuviera que dominar. Sus recuerdos no eran muchos, pero los ojos del clan siempre estuvieron sobre su hermano mayor, ya sea esperando el momento de verlo fracasar o simplemente esperando una perfección abrumadora.

―Ya ha quemado más de un horno, pero va mejorando. ―rio Sakura, contenta de que las interacciones espontaneas entre los hermanos fueran creciendo.

―Eres cruel, Sakura.

―Vayamos a comprar lo necesario ahora mismo. ― les sonrió a ambos, ansiosa por la escena que podría encontrar. ―Sasuke puede ayudar, veamos quien lo arruina primero.

―hmnp...

―¿Tienes miedo, Sasu-chan? ―se burló de Sasuke, sabiendo que de esa forma definitivamente participaría en esa carrera por destrozar la cocina.

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Cinco minutos fuera de la sombra de la casa fue el tiempo suficiente para que la piel de los tres se perlara con una fina capa de sudor, y no fueron los únicos, la mayoría de las personas que transitaban por las calles se abanicaban buscando refrescarse un poco y frases como "el día más caliente en los últimos años" fue algo que escucharon muchas veces.

Las gruesas mangas negras de tres cuartos de Sakura solo la hacían sentir que la ropa misma se estaba quemando, por suerte sandalias ninjas con tacón ayudaban a que el calor del suelo no pasara.

―Necesito ropa sin mangas. ―lloriqueó, doblando la tela en busca de refrescarse. ―Ninguna de las que tenía me queda ya.

―Has crecido bastante en el último año.

El centro comercial de Konoha era muy diferente a como los tres lo recordaban, la plaza era del tamaño de una cuadra completa e incluía todo tipo de tiendas y lo mejor de todo era que tenía aire acondicionado que bajaba bastantes grados la temperatura lo que lograba que la mitad de la aldea estuviera ahí a pesar de solo ser media mañana.

Se abrieron paso entre la multitud, dejándola atrás cuando pasaron a la sección que albergaba lugares para comprar equipamiento ninja, ropa y todo tipo de detalles, lo que también ayudo a perderse de las personas que se les quedaban viendo.

―Tardaran un poco en acostumbrarse. ―susurró Itachi, ignorando las miradas y cuchicheos que eran claramente sobre ellos.

―No todas juzgaban precisamente. ―dijo Sakura, sonriendo al notar lo incomodos que se sentían los hermanos.

―Tks... molestos.

―En mis tiempos si querías armamento ninja tenías que ir a uno de los barrios del centro, en una tienda poco llamativa.

―No eres tan viejo. ―se quejó Sasuke, viendo los estantes llenos de shurikens.

―Primero la ropa.

―Mujeres.

―Lo dice quien también se pinta las uñas. ― la pelirosa dio un golpe amistoso en el brazo del hermano mayor, riéndose de él mientras jalaba a los dos hombres dentro de la tienda.

―Buenos días, bienvenidos a Shinobi Style, ¿Los puedo ayudar en algo?

La experiencia dentro de la tienda fue... nueva para los tres. Había maniquís y cientos de estantes llenos de ropa, de todos los colores que pudiera imaginar, con accesorios y funciones que podrían resultar muy útiles, aunque al final no fueran totalmente necesarias.

La dependienta no se separó de ellos ni un solo minuto después de que los dos adolescentes y el joven pusieron más de dos prendas en su canasta de compra, mostrándoles cada producto que creía podían llevar. La mayoría de las personas que entraban solo eran adolescentes sin presupuesto o que solo llevaban una pieza o dos, una buena vendedora jamás dejaba ir a un cliente potencial y ella amaba su trabajo: ayudar a buscar prendas a personas con cuerpos atléticos, ¿Quién se negaría a eso? Además, los dos hombres eran tan increíblemente guapos que solo veía como sus dos compañeras de trabajo se morían de envidia.

―¿No puedes elegir algo que no sea negro, Sakura? ―suspiró Itachi, viendo como la mayoría de las prendas que tenía en las manos eran de color negro.

―¿Qué tiene de malo? Esta blusa es bonita y fresca. ― estiró el brazo, mostrándoles la pieza. Era una blusa de algodón con tirantes finos y un pequeño bordado en la costura inferior.

―El diseño no es el problema, solo digo que puedes llevar otra ropa que no sea negra.

―Lleva esta. ―Sakura no sabía si esa había sido una orden o no, pero cuando Sasuke le tendió la prenda su impresión fue tan grande que solo la tomó. Hasta ese momento el chico solo se había mantenido caminando por los estantes, quejándose con monosílabos cuando Itachi le mostraba algo, nunca dijo que no, así que el mayor solo fue agregando más.

―Al menos no es negra. ―dijo Itachi, igual de sorprendido por la reacción de su hermano, aunque no lo demostró y solo siguió.

Sakura observó la prenda, era de color azul marino sin mangas y cuello tipo mao, una abertura pequeña bajaba unos centímetros y finalmente giraba a la derecha dándole un estilo extranjero. El azul marino era un color que no acostumbraba, su clan prefería el rojo y en medida ella había respetado eso, pero no podía negar que si le gustó así que le pidió a la chica que la agregara a sus compras.

Para el de coleta no pasó desapercibido el cambio de humor o la pequeña y casi inexistente sonrisa Sasuke, lo ignoró dándose la vuelta en busca de unas nuevas sandalias sintiéndose alegre el también.

El azul era un color que le gustaba a Sasuke, recordaba haberlo usado en su juventud aunque en la actualidad su paleta de colores se inclinaba un poco más al violeta, el negro tampoco era un mal color, pero el había visto como más de un idiota se le había quedado viendo desde que salieron del complejo, estaba seguro que si el e Itachi no estuvieran a su lado se hubieran acercado en una actitud tan asquerosa como la del idiota de Suigetsu.

Y no, Sasuke Uchiha no quería tener que lidiar con eso. No señor.

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―Buenos días, Sakura. Llegas justo a tiempo. ―Saludó la Hokage, notando el cambio de ropa en la niña.

―Buenos días, Tsunade-sama.

―Me alegra que hayas venido, hay un proyecto que me anda rondando en la cabeza y creo que eres perfecta para llevarlo a cabo. ―sonrió al ver la mirada llena de determinación, era justo lo que necesitaba.

―¿Qué proyecto?

―No soy una persona modesta, Sakura. ―inició a hablar, sirviéndose un trago de Sake. ―Sé que soy una de las mejores medininj que viven en la actualidad y he llevado mis ideales ―y los de Dan―al hospital para mejorar todo lo que he podido, pero como Hokage no tengo el tiempo suficiente para pararme frente a un aula y enseñar medicina, realmente nunca me importó transmitir mis conocimientos y habilidades a otra persona porque sabía que no lo soportarían. El mundo entero da por hecho mi nombre, pero nadie se ha puesto a pensar todo lo que tuve que hacer para ganármelo.

―¿Qué quiere decir?

―Jamás tomaré un estudiante. ―sentenció. ―No una persona que venga a mí tres horas al día para que le recite mis técnicas. Algunos dicen que las experiencias cercanas a la muerte te cambian o quizá es porque ya me estoy haciendo vieja, pero ahora puedo aceptar que siempre quise una discípula. No alguien que solo le interese la medicina, sino todo el paquete en general. Y tú, niña, tienes la actitud.

―¿Me tomará como su discípula? ―preguntó asombrada, sin podérselo creer realmente.

―A cambio de un favor.

―¿Qué favor?

―Tú vas a formar a un escuadrón completo de medininj de elite. ―dijo finalmente, gustándole más la idea y viéndola más real. ―No tienen que ser expertos en medicina ni poder realizar cirugías complicadas, su objetivo será más el trabajo de campo.

―Acepto.

―¿Estás segura? ―cuestionó, levantando una ceja. ―No hay vuelta a atrás.

―¿Porqué me negaría? Es una oportunidad única.

―Vuelve mañana temprano para hablar con más detalle, y no olvides guantes de entrenamiento.

Solo bastó una señal con la mano por parte de la kage para que Sakura desapareciera de la oficina, dejándola sola, aunque sabía que eso no duraría mucho tiempo, desde esa distancia podía escuchar los engranes de la cabeza de Shizune moviéndose y la pelinegra no tardaría en exteriorizar sus dudas.

―Tsunade-sama, ¿esta segura? ―sonrió, no sintiéndose defraudada por lo mucho que conocía a la sobrina de Dan, pensar en ella como su propia sobrina la hacía sentir vieja.

―Ya habíamos hablado sobre el nuevo escuadrón, Shizune. ―evadió el tema principal.

―Me refiero a tomarla como su discípula, muchos ninjas han querido aprender de usted desde que la conozco, y siempre se negó a tomar un aprendiz.

―No estoy siendo del todo altruista. ―rio, volviendo a rellenar el vaso con bebida. ―Quizá sea solo lo contrario, esa niña ya esta formando un nombre en todo el continente, tal vez solo quiero que sea conocida como mi aprendiz.

―Podría creer eso si usted fuera una persona que le importe lo que digan los demás, Tsunade-sama; pero no es el caso.

―Entonces te conformaras con saber que de alguna forma ella me da la confianza de dejarle mi legado. ―se tomó el vaso completo de un solo trago, dándole la espalda a Shizune y observando la aldea desde el ventanal, más específicamente un edificio blanco con muchas ventanas. ―En la actualidad no hay ningún medininj que sea capaz de quedarse a cargo del hospital y que siga funcionando como en los últimos años, ella podría.

―Los lideres de los clanes no la dejarían escalar tan alto en la política de la aldea. ―agregó Shizune, como mano derecha de Hokage ella sabía mejor que cualquiera el poder que tenían los lideres en la aldea, como eran duros incluso dentro de sus propias familias. ―Por muy buen medico y ninja que sea no está respaldada por nadie.

―Lo estará si se convierte en mi aprendiz.

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―¿Qué diablos hicieron? ―gritó Sakura al entrar a la cocina, o lo que quedaba de ella.

No había sido broma cuando habló sobre los accidentes con los hornos de Itachi, pero tampoco esperaba encontrar harina y huevo en todas partes. En todas partes.

―Estábamos haciendo panecillos y nos pareció buena idea hacer galletas y como nos sobró harina, quisimos hacer un pastel. ―explicó Itachi, que a pesar del delantal que debía impedir que su ropa se ensuciara, había polvo blanco incluso en su cabello.

―hmnp... ―Sasuke no estaba en mejor forma. De alguna manera lo que empezó como una tarde de cocina terminó en una competencia (principalmente por parte del menor) sobre quien batía la mezcla más rápido o quien vertía huevos en menor cantidad de tiempo.

―¿Y quien les dijo que la harina para galletas es la misma que la de harina para pastel?

―Los ingredientes del libro eran los mismos. ―explicó Sasuke, como si fuera lo más obvio del mundo. ―Y en ambas se tenían que verter en un recipiente.

―No les contaré de mi nuevo proyecto hasta que limpien todo.

Porque ni siquiera su cocina empanizada le iba a quitar la felicidad que Sakura sentía en esos momentos, pero podía hacer sufrir un poco a sus chicos.

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SasuSaku va tomando fuerza poco a poco!

Para los que sigan queriendo ItaSaku, los invito a leer mi historia "Propósitos de año nuevo"