xSouh

Burakkurōzu

33: Movimientos

Salieron de Suna en las primeras horas de la madrugada, esperando aprovechar la oscuridad para poder evitar el sol del desierto y llegar a la frontera del país del Fuego durante la mañana.

Estaban cansados, la semana fue un golpe psicológico para todos, leyendo y releyendo mil veces los diarios que encontraron en busca de alguna pista que hubieran pasado por alto en la lectura anterior. El peor trabajo se lo llevó Sakura, siendo la encargada de estudiar todos los desechos biológicos que lograron rescatar, la mayoría aberraciones que incluían un sinnúmero de experimentos con células del primer Hokage

La noche anterior el Kazakage cerró la misión con una pequeña cena de despedida, aunque realmente fue un verdadero buffet que incluía las mejores comidas de la región, también fue la primera vez que probaron alcohol extraído de un tipo de cactus que solo crecía en Suna.

Los lazos entre ambas aldeas se volvieron más fuertes, Gaara No Sabaku agradecía que la Hokage hubiera tenido la confianza de mandar a cuatro de sus mejores ninjas para ayudar a Suna en algo que no tenían tanta experiencia. La memoria del pelirrojo era muy buena como para dejar de sentirse culpable por lo que pasó años atrás en los exámenes chunnin, Konoha ganó un aliado fiel.

Temari No Sabaku era otro asunto, su carácter fuerte y un punto de estar siempre a la defensiva hizo que las cosas no fueran fáciles al principio, necesitaba dejar claro que esta vez eran ellos los que estaban en su casa. No tenía nada en contra de ellos, pero se mantenía recelosa ante la presencia del Uchiha y la kunoichi, Haruno.

Pero el estrés hizo su trabajo y las dos mujeres terminaron en una especie de amistad-rivalidad que hacia que el resto encontrara divertido, incluso la rubia aceptó de buena gana que su idea de ir a Otogakure a buscar a Kabuto no era la mejor de las ideas.

Sasuke dejó claro que el peligris era leal a Orochimaru. Los rumores sobre esas tierras no eran claros, algunos incluso aseguraban que, en lugar de caer después de la muerte de su líder y liberación de prisioneros, se volvió incluso más fuere.

―¿Misión larga? ―preguntó Itachi.

El mayor iba llegando de la torre de la Hokage, los movimientos internacionales eran bastante en esa época y la comunicación entre los kages era algo que se empezaba a volver una rutina. No regresó a ANBU, ya no quería mas misiones como esas en su vida, pero el puesto de concejero de la Hokage no estaba mal, aunque no fuera oficial.

No necesitaba preguntar sobre los resultados de la misión, estuvo presente cuando Hyuuga fue a dar su informe a Tsunade, por lo que sabía sobre todo el material encontrado, incluso del ente vivo en el cilindro.

―Cualquiera pensaría que las misiones de Akatsuki eran horribles, pero las que nos han puesto en Konoha son peores. ―se quejó Sakura, con la frente pegada a la madera de la mesa.

―Hmnp… ―Sasuke estuvo de acuerdo.

El Uchiha menor nunca se interesó en los trabajos de su ex maestro, sabía a grandes rasgos que lo que hacía no era algo ético ni siquiera dentro del frío mundo ninja. Eso no le impidió ir a él y aprender todo lo que pudiera, pero jamás le interesó aprender ninjutsu médico, como a Kabuto, menos sobre los experimentos que llevaba a cabo.

―¿Crees que vaya a haber una guerra?

Los dos hermanos voltearon a verla después de decir aquello, esa era una palabra que sonaba mucho últimamente, susurrada en voces bajas o dicha con secreto, como si el solo hecho de mencionarla acelerara todo el proceso que ya veían venir.

―Estamos trabajando para impedirla.

―¿Vamos a impedir una guerra? ― cuestionó Sasuke, dudando de la veracidad de las palabras de su hermano. ―¿cómo rayos lograremos eso?

―No es una guerra si solo tenemos que pelear contra Madara. Eso solo sería una batalla.

―Esto es un dolor de cabeza, eso es lo que es. ― aseguró Sakura, levantándose del lugar solo para dar pasos a la nada. No parecía que acabara de llegar desde Suna horas atrás.

―Ambos necesitan relajarse. ― dijo Itachi, entendiendo perfectamente como debían de sentirse, todo lo que empezaba descubrirse sobre Orochimaru era algo que rebasaba, aunque el ligero tinte rojo que coloreó las mejillas de ambos si fue una sorpresa para el mayor.

Y fue algo que la mente de Itachi le dio vueltas una y otra vez durante toda la noche.

No le molestaba. Para nada.

Su plan cuando había enviado a Sakura con Sasuke era precisamente unirlos, aunque en ese momento no pensó que fuera a resultar en algo romántico.

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―Esta vez no nos vencerá, Sakura-sensei. ―aseguró Yamamoto.

Sakura no supo en qué punto especifico pasó de ser Sakura-sama a Sakura-sensei para el pelinegro, pero se alegraba de la transformación que el chunnin logró en ese tiempo.

―No seas presumido, ni siquiera puedes ganarme a mí. ―se burló Tanaka, uno de los jounnin con los que Sakura había tenido problemas al principio, pero esta vez pudo reconocer un claro tono de broma y camarería en la voz del hombre, que, si bien aún no estaba feliz de que una extranjera con un rango ninja tan bajo fuera la encargada de su entrenamiento, aceptaba la fuerza y habilidad de Sakura.

Tanaka tampoco podía aceptar no ser mejor que ella, lo que le llevó estar encerrado horas y horas en los laboratorios, practicando hasta quedarse sin chakra, pero no solo él, primero se le unió Yamamoto y después otros más, convirtiéndose en una lucha silenciosa por mejorar.

Pero la competencia no se quedó dentro de las puertas del hospital, esas malditas carreras que la Haruno los hacía correr día sí y día también tuvieron resultados positivos en el equipo, que, aunque al principio solo se unían para quejarse de su líder, terminaron por disfrutarlas y unirlos más.

―No sean tan presuntuosos, aun son unos bebés en pañales. ―les recordó Sakura, dibujando una sonrisa en sus labios que cuatro semanas atrás hubiera podido resultar ofensiva para sus alumnos, pero ahora solo era un reto. ―les daré cinco minutos de ventaja. ¡Muévanse, sabandijas!

La semana que estuvo fuera de aldea fue un gran avance para sus alumnos, ahora todos podían terminar la carrera y se estaban volviendo expertos en mantener los niveles de chakra para hacerla completa a mayor velocidad, lo que indicaba que sus reservas eran mayores comparadas con el inicio.

―Mañana comienzan a hacer el doble de vueltas. ―

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―Sakura-san, buenas tardes. ―saludó Hiashi.

Fue una completa casualidad para Hiashi el hecho de habérsela encontrado esa tarde, tuvo que ir con la Hokage a arreglar asuntos pendientes que tenía con la líder y se llevaba la pequeña sorpresa de ver a la kunoichi.

―Hyuuga-sama, buenas tardes.

―Espero que no haya olvidado mi invitación a unírsenos a tomar el té. ―le sonrió, buscando que sus palabras no sonaran como una orden.

―No lo he olvidado, señor. Aunque seguro se enteró que estos días no estuve en la aldea.

―La misión a Suna donde mi sobrino también bien, escuché de ello. ―dijo, mostrándole a la joven que efectivamente estaba informado de los movimientos que se realizaban en la aldea y sobre todo de su familia.

―Así es.

―En ese caso, ¿tendría un problema de acompañarnos hoy mismo? Sé que mis hijas y Neji deben estar entrenando a estas horas, incluso podría unírsenos.

Sakura no encontró forma para rechazar aquella oferta, buscó en su mente como zafarse del compromiso, pero no creía tener algo que convenciera al mayor, por lo que se rindió y lo siguió hasta el complejo donde fue con Neji tiempo atrás.

Esta vez la impresión fue más grande, pues el jefe del clan Hyuuga la había guiado por la puerta principal del complejo, que, a diferencia de la mayor parte de la ciudad, no sufrió con la invasión de Pein. El barrio era de calles amplias, con adoquines para facilitar el movimiento y no terminar con manchas de tierra en las yukatas y kimonos que vestían la mayoría de los habitantes.

Las casas eran grandes, con un estilo tradicional de patios amplios, incluso podía ver que algunas contaban con pequeños estanques que eran serpenteados por puentes de madera.

Hiashi había tomado esa ruta con la intención de maravillar a la invitada, esas calles eran donde vivían las familias Hyuuga más importantes para el clan, la rama principal. Supo que su plan no falló al ver como los ojos de la pelirosa iban de un lado a otro, absorbiendo toda la estética del lugar.

Finalmente llegaron hasta los campos de entrenamiento del clan, Sakura reconoció a Hinata y Neji sin problemas, pero a la menor no.

Y era la misma niña quien mantenía un enfrentamiento con Neji en ese momento, la pelirosa no podía hacer otra cosa que estar asombrada al poder ver de cerca de dos Hyuuga enfrentándose. Sakura sabía de primera mano que Neji no era un oponente fácil, y la adolescente le hacía frente con movimientos igual de fluidos y suaves al mismo tiempo, haciendo que su combate pareciera más una danza bien ensayada que un enfrentamiento de taijutsu que para el ojo humano no entrenado sería imposible seguir.

La forma orgullosa en la que Hiashi los veía tampoco pasó por alto, ni para la pelirosa ni para la mayor de las Hyuuga, pero Sakura tampoco vio dolor en la pelinegra, cosa que le alegró. Eso se hubiera convertido en algo muy incómodo de ser así.

―Oto-sama. —

―Oji-sama ―

Saludaron los 3 adolescentes, interrumpiendo su entrenamiento para acercarse al jefe del clan para saludarlo con una ligera reverencia.

―Hanabi, ella es Haruno Sakura. Sakura-san, ella es mi hija menor, Hyuuga Hanabi. ―presentó primero a la pequeña, omitiendo el hecho de también ser la heredera del clan.

―Un gusto conocerte, Hanabi-san. Hinata-san, Neji-san.

―Igualmente, Sakura-san. Oto-sama mencionó que eres alguien que puede neutralizar las sesenta y cuatro palmas de Neji-oni-san. Deberíamos tener un enfrentamiento, Sakura-san. Aunque te aseguro que no soy tan blanda como mi primo.

―No puedes decir eso, si nunca has podido ganarme, Hanabi-san.

―Solo es cuestión de tiempo, oni-san.

―Hola, Sakura-san.

―Hinata-san.

―Entonces, ¿Te vas a enfrentar a mí, Sakura-san? ―insistió la menor, mostrando claramente su amor por el combate, lo que hizo que se ganara al instante el respeto y cierto cariño por parte de la pelirosa, aunque no pensaba mostrarlo en ese momento.

―¿Pretendes abusar de una pobre Gennin perdida? ―rio Sakura, llevándose una mano al pecho en una señal de afección.

―¡Pero si yo también soy gennin! Justo este año me acabo de graduar de la academia ninja. ―se defendió, sin rendirse completamente a tener su enfrentamiento en ese momento. ―

―¿Una gennin abusiva que hacer morder el polvo hasta a los ANBU?

―Más respeto, niñita. ―le exigió Neji, haciendo que la hermana mayor por la curiosa forma de llevarse que habían tenido ambos.

―Dejaremos eso para después. ―terminó la discusión el líder. ―Por hoy solo he invitado a Sakura a que se una al té de la tarde.

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Uchiha Madara estuvo oculto por suficiente tiempo como para que el mundo se pudiera olvidar de Akatsuki de una forma superficial. Con la muerte y deserción de la mayoría de los miembros sus objetivos estaban cayendo, después de años completos invertidos en su plan, buscando los ninjas ideales para la extracción de los bijus y ahora…

Conseguir ocho ninjas más, con reservas de chakra suficiente para soportar la extracción fue algo que solo se pudo lograr haciéndolos caer en un genjutsu entre los distintos países.

Viajó hasta Takigakure en busca de Fuu, la Jinchuuriki que tenía sellado al siete colas. Con su poder y habilidades no fue fácil derrotarla y llevarla hasta la gran Estatua Demoniaca para su extracción donde obligó a los ninjas raptados a que le ayudaran en su tarea que duró cinco días completos.

Tampoco le importó dejarlos tirados en celdas dentro de la cueva, ya recuperarían la consciencia después, tenían que ayudarlo de nuevo cuando se hiciera de los dos bijus restantes.

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―Pensé que llegarías más temprano. ―le dio la bienvenida Sasuke en cuanto atravesó la puerta de la casa.

―¡Sasuke! ¡Me vas a matar de un susto! ―se quejó.

―Perdón…

―Tuve que ir con Hiashi a tomar el té.

―¿A tomar el té? ¿Qué quiere de ti? ―cuestionó, desconfiando de cualquier cosa que el jefe de los Hyuuga quisiera algo bueno con la pelirosa.

―No creo que quiera nada.

―Nunca dudes en que cualquiera de esos viejos tiene dobles intenciones en cualquiera de sus palabras.

―Además estaba Neji, Hinata y Hanabi, dudo que el me hubiera atacado estando todos ellos presentes.

―Puedes llegar a ser muy inocente, Sakura. Quizá el hombre solo te quiere en su clan.

―¿Acaso estas celoso, Sasuke?

―¿Y qué sí si lo estuviera?