xSouh

Burakkurōzu

35: Nimbostratus

―Iré a Amegakure. ―le dijo a Itachi durante el desayuno.

Prefirió decírselo a él solo, no quería enfrentarse a los dos hermanos al mismo tiempo en algo que incluso ella sabía no era el plan más inteligente que había tenido en toda su vida.

―Hablarás con Konan. ― señaló el Uchiha, sabiendo que no habría otra razón para que fuera a Ame, al menos no una que él pudiera comprender.

―Si. ―aceptó. ―Siento que hay muchas cosas que no sabemos sobre Madara, hay muchos huecos en la historia y cómo todo se entrelaza siempre con Orochimaru. Quiero saberlo antes de que nos volvamos a enfrentar a él.

Itachi no volvió a preguntarle otra cosa sobre el viaje, el mismo sentía que tenía razón y les hacían falta piezas importantes en el rompecabezas, no solo eso, los jugadores se habían movido tanto en el tablero que incluso cambiaron de color, era difícil saber para quién estaban jugando.

696969…

―No vas a ir sola. ― la expresión de Sasuke no dejó lugar para argumentos, aún así Sakura no planeaba ceder.

―No puedes ir conmigo. ― aseguró, recargándose en la barandilla del porche de la casa, sintiendo el viento fresco de finales del verano.

―Si puedo.

―Entrar en Ame en estos momentos podría considerarse un suicidio para cualquier foráneo, la muerte de Pein.

―Tú también eres una foránea.

―Sabes que no. No lo soy.

―Ya no eres una Akatsuki. ―le recordó Sasuke.

―Saldré al amanecer. ―susurró, perdiendo la vista en los bosques que rodeaban la casa.

―Sakura, yo…

―No digas nada. ―lo cayó, ella esperaba escuchar las palabras que él quería decirle, pero sabía que, si lo hacía, no tendría la fortaleza para sacar lo que sentía sin ponerse a llorar. No era el momento para eso.

―Quizá no necesite hacerlo. ―sonrió, tomando posición al lado de ella. ―Estoy seguro que ya hablaste con Itachi, y si el dejó que te fueras, es porque sabe que saldrás viva de ahí.

―Entrenó a una chica fuerte. ― le dijo, contagiándose de esos pequeños momentos felices que podían compartir.

Sakura no lo planeó, pero cuando le dio un ligero codazo mientras reía, él pasó un brazo sobre sus hombros, se sintió cómodo y de manera natural recargó su cabeza sobre el pelinegro.

No podían verse las caras, pero ambos estaban sonrojados.

Eran fuertes, tenían la fuerza y poder para enfrentarse a enemigos poderosos, pero en relaciones interpersonales, y sobre todo amorosas, estaban en pañales.

―Sasuke. ―susurró, quizá sin intención y solo pensó en voz alta, pero eso fue suficiente para él.

No fue un beso como tal, solo un choque ligeramente brusco de sus labios. Pasó muy rápido para si quiera procesarlo de forma correcta la primera vez, pero se repitió en su mente muchas veces, y la sensación cálida y revoltosa en el abdomen la acompañó incluso a la cama.

Al Uchiha le costó dormir, pero lo realmente difícil fue no levantarse de la cama, abrir la puerta y cruzar el pasillo para verla. Volver a juntar sus labios… besarla.

Estaba despierto cuando sintió la firma de chakra alejarse antes del amanecer.

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No le pareció extraño ver todas esas nubes grises y densas sobre los edificios a pesar de las pocas veces que visitó esa aldea. Se llevó una mano a la bolsa de armas y tanteó entre los bolsillos internos hasta dar con el objeto que buscaba, sintió lo helado del metal y lo sacó. La piedra verde aún conservaba el mismo brillo que el día que se formó y el kanji parecía más llamativo. Ren, recordó.

Flor de Loto, la flor que sobrevive a entornos difíciles, que representa de la pureza del cuerpo y alma. No se sentía pura. Sus ojos ya habían visto demasiado como para considerar su alma como limpia.

Dejó las divagaciones atrás y se colocó el anillo en su lugar, el dedo corazón izquierdo. Se ajustó la capa negra que la protegía de las gotas de lluvia que empezaron a caer y continuó su camino, saltando entre los escombros y vigas de metal que rodeaban la aldea.

Amegakure no tenía un muro como Konoha, de todos modos nadie animaba a ir más allá de aquel basurero industrial. Un hombre se levantó de una silla metálica plegable que ya había visto mejores tiempos, su piel era clara y el cabello de un tono casi negro con varias cicatrices que invadían el cuero cabelludo, se acercó a Sakura y pudo ver que le sacaba fácilmente treinta centímetros, pero eso no hizo que la pelirosa de amedrentara, levantó el mentón, lo suficiente para que el ninja la viera a los ojos y flexionó el brazo izquierdo, la manga de la capa se arrugó y el anillo verde que vio fue suficiente para que la dejaran pasa.

Solo un miembro oficial podría portar ese anillo e incluso un guardia primerizo podía saber cuándo un anillo fue hecho para esa persona en especial.

Nunca estuvo tanto tiempo en Ame como para que las calles y edificios se volvieran familiares, todas las construcciones se veían parecidas a sus ojos: rascacielos enormes, que se perdían entre las nubes grises, cableado que conectaba todo, letreros con letras neón y alcantarillas cada pocos metros en las calles de concreto evitaban que el agua formara charcos y los zapatos se humedecieran.

― ¿Necesita un paraguas, señorita? ― le preguntó una anciana fuera de una tienda, la mujer parecía amable, pero Sakura se negó y siguió su camino al edificio más alto de la ciudad.

Tuvo que esquivar a varias personas, la mayoría civiles que salían a hacer sus compras o a trabajar pese al aguacero que caía del cielo, el clima no era un impedimento para que alguien dejara de hacer sus quehaceres diarios.

―Haruno-sama, la esperan. ― le dijo un hombre, apareciendo a su costado sin hacer ningún ruido. Sakura no necesitó preguntar quién era la persona que mandó por ella, no hacía falta.

Los pasos del shinobi eran suaves, sus pies no hacían eco en la fina capa de agua del suelo mientras la guiaba hasta un edificio de menor tamaño pero que se mantenía en las calles principales de la aldea. Era tan gris y metálico como el resto, con un letrero verde y naranja que ofrecía café las veinticuatro horas, imitó al hombre cuando se quitó las notas de cuero, cambiándolas por unas sandalias de interiores que ofrecía el local, esperaba sentir frío pero el interior tenía calefacción que mantenía a todos los clientes en una temperatura agradable.

―Por aquí. ―los guío una de las host hasta una cabina donde marcó el numero veinte.

Sakura solo se había subido a un elevador una vez en su vida, y la sensación de vértigo que se instaló en su cuerpo cuando el aparato empezó a subir era tal cual recordaba.

―Me sorprende tu visita, Sakura. ―la saludó la peliazul, acomodando varios papeles y pergaminos en la única mesa que había en la terraza del edificio.

―Buenos días, Konan-san. ― dijo, sentándose en la silla libre frente a la mesa, ya había una taza de café servido, no dudo que fuera para ella.

― ¿Sabías que ayer por la mañana Kumogakure fue atacado por Uchiha Madara? ― preguntó, dándole un trago pequeño a la bebida caliente.

― ¿Encontraron al Hachibi? ―

―No, se dice que el Raikage lo mandó ocultar. ―sonrió, a Sakura le pareció extraño que esa noticia alegrara a uno de los pocos miembros vivos de Akatsuki. ―Y ahora tu proteges al Kyuubi, Estas con Konoha.

―Itachi y yo regresamos.

― ¿Uchiha Itachi está vivo? ― la sorpresa en su cara fue evidente, aunque solo hubiera levantado las cejas medio centímetro.

―Después de la batalla contra Sasuke quedó mal herido, pero las cosas mejoraron un poco. ―respondió, animándose a probar de la taza sin antes olfatear en busca de algún veneno o droga. ― ¿Sigues con Akatsuki?

―Akatsuki no es Uchiha Madara o Uchiha Obito. ― dijo, esperando la reacción de la kunoichi. ― ¿No lo saben aún?

― ¿Saber qué? ―inquirió.

―La verdad detrás de Tobi. ― susurró la peliazul. ―Quizá será mejor empezar desde el inicio, en la época en la que Nagato, Yahiko y yo éramos unos niños, huérfanos en medio de una gran revolución, solos hasta que Jiraya-sensei nos empezara a entrenar. Formamos Akatsuki hasta años después, tu ya debes saber toda la historia de Hanzo, la muerte de Yahiko y el plan de Danzou.

El nombre de Danzou caló en los huesos de Sakura, al final eran los mismos nombres.

― ¿Qué tiene que ver Danzou en todo esto?

―Me enteré hasta años más tarde, ese hombre nos tendió una trampa a todos, volviendo nuestros esfuerzos en basura, llevándonos por el camino contrario al que queríamos. Akatsuki nunca buscó guerras, ―continuó ―nosotros solo queríamos paz y tranquilidad, poder defendernos de los continuos ataques de Konoha, Suna e Iwa, dejar de ser su campo de batalla. Dimos asilo a muchos ninjas renegados, hacíamos misiones para otras aldeas, peleamos en sus guerras por oro hasta que fuimos lo suficientemente fuertes como para proteger nuestras fronteras, hicimos que los otros temieran por nuestro nombre, Madara no se equivocó.

― ¿En qué momento entró Madara? ―

―Hace unos quince años, aproximadamente. ―respondió. ―Era un genio a pesar de que no podría tener más de dieciséis años, fue el estratega que convirtió a Akatsuki en una verdadera organización, tenía visión para elegir a los futuros miembros, para saber que trabajos aceptar y tener la menor cantidad de perdidas, al principio creímos que era una broma cuando se presentó con ese nombre, pero dejo claro que, aunque no fuera el Uchiha Madara real, estaba a la altura de la leyenda.

― ¿Entonces no es Uchiha Madara? ―preguntó Sakura, sorprendida.

― Si y no. ―suspiró la mujer, levantándose de la silla y caminando hasta la orilla del edificio, donde la brisa de la lluvia se podía sentir en su cara. ― Orochimaru fue uno de los pocos miembros que conociste que no fue reclutado a petición de Madara, fue directo a Pein y le pidió entrar. Nagato se negó, sabiendo que Orochimaru y Danzou tenían muchos acuerdos, parecía una trampa, pero él le dijo que era un miembro valioso, que tenía información valiosa para compartir.

―¿Sobre los laboratorios de que tiene por todo el continente y experimenta con fetos humanos? ―dijo, siguiendo a la peliazul hasta el borde metálico.

―Orochimaru le dijo a Nagato sobre el verdadero origen de Madara. ― explicó. ―Madara Uchiha no murió en esa batalla contra el primer hokage como esta en todos los libros, sobrevivió muchos años más hasta llegar a la vejez, según Orochimaru, un día llegó a Otogakure un anciano con un adolescente malherido, el hombre sabía sobre algunos experimentos que estaba haciendo y le pidió que combinara sus cuerpos, llevar su alma y conocimientos al cuerpo del niño, convirtiéndolo en una especie de quimera.

― ¿Eso es posible?

― Por lo que sabemos, Orochimaru tenía años experimentando la transferencia de cuerpo en busca de la inmortalidad, no sería algo muy difícil hacer lo que Uchiha pedía. Zetsu es el resultado de esos experimentos, fue algo fallido ya que no se logró fusionar completamente los dos cuerpos, por eso existen dos Zetsus que conocemos como Zetsu blanco y Zetsu negro.

―Zetsu fue uno de los experimentos que se hicieron con las células de Senju Hashirama. ―recordó haberlo leído en alguno de los diarios.

―Ambas entidades fueron sometidas a diversos experimentos en ellos antes de que intentaran fusionarlas, y a pesar de que no fue completamente exitoso, de alguna manera sobrevivió. Dejó a Orochimaru al mismo tiempo que el nuevo Madara lo hizo.

― ¿Por qué me estas contando todo esto? ― quiso saber Sakura, con la mirada perdida en algún punto de la ciudad.

―Quizá porque me siento culpable de que todo terminara así. Que Akatsuki se convirtiera en lo que es hoy en día, Nagato murió entendiéndolo gracias al Jinchuuriki. Yo lo entiendo ahora.

―Y… ¿Y los Bijus? ¿Sabes para qué quiere Madara los Bijus?

―Eso fue algo que nunca compartió de forma detallada con Nagato. ― explicó. ― Eran necesarios para que el Plan Ojo de Luna funcionara correctamente. Crear un mundo ideal, sin guerras… Eso era lo que Akatsuki buscaba en sus inicios, fue lo que creíamos que queríamos.

―Él no quiere paz. ―aseguró Sakura. ―Atacó a Konoha, dices que atacó a Kumo. Tenemos que detenerlo.

―Yo no puedo. No me puedo ir de aquí, soy la única persona que puede proteger el cuerpo de Yahiko y Nagato, si me voy el vendrá por ellos y convertirlos en un ejercito de muertos como los que hizo para acabar con Kumo.

― ¿Edo Tensei?

―Si, el jutsu del menor de los hermanos Senju. ―Afirmó. ― Tiene el cuerpo de Deidara, Kakazu y Sasori. Pensé que también tendría a Itachi, pero dices que esta vivo.

―El cuerpo de Kisame esta en lugar que el jamás podrá alcanzar. ― dijo Sakura, poniendo en orden las ideas en su cabeza. ― ¿Sabes dónde está ahora mismo?

―Mis espías aseguran que es Kabuto, el alumno de Orochimaru, quien realmente está haciendo el jutsu y le esta dando asilo a Madara en Otogakure.

―Gracias, Konan.

―Itachi y tu pueden acabar con él. ― le dijo la peliazul. ― Tienen el respaldo de muchos ninjas, si no lo hacen ahora mismo, si lo dejan prepararse para una guerra, vamos a perder contra él.

― ¿Tienes una hoja y papel?

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Itachi estaba en biblioteca de la oficina de la Hokage cuando el cuervo apareció en su hombro, sintió como su corazón empezó a latir a mil revoluciones por hora, solo había una persona con la que compartía invocación y que usara ese medio quería decir que lo que sea que hubiera en el papel amarrado a la pata del animal era urgente.

Leyó el papel y fue directo con Tsunade para mostrarle el contenido.

―Uchiha, nos vamos a poner locos y hacer lo que dice la Akatsuki. ―rio la mujer rubia en el escritorio. ―Shizune, prepara a mis mejores ninjas. Vamos a evitar una guerra.