CAPÍTULO DOS: UN GOLPE DE REALIDAD
Óscar observó su reflejo en el pequeño charco de agua estancada. Su piel, normalmente blanca y clara, ahora estaba cubierta de polvo y tierra. En su mejilla izquierda estaba empezando a crecer un moratón. Miró hacia abajo, a su cuerpo. Tenía algunos cortes, todos superficiales por suerte.
"¡Humano!" Una voz autoritaria gritó, haciendo que Óscar se incorporase rápidamente.
"Vengo, por orden del emperador, a traerle su cena consistente de un plato principal con dos raciones de agua." Por detrás de los barrotes había un hombre enmascarado. Alto, fuerte y formal. Mostraba la postura de alguien que se hace respetar. En sus manos había una bandeja con un plato y dos vasos.
Detrás de él había otra figura. Esta parecía bastante nerviosa. Estaba algo encorvada y tenía sus manos detrás de la espalda.
"Ahora, mi compañero va a abrir la celda para que poder dejar su cena. Le recomiendo que no intente nada peligroso, que se quede en una esquina con ambas manos al descubierto." La 'recomendación' no parecía ser opcional, así que Óscar subió las manos y se quedó en su fría esquina.
El otro guarda procedió a abrir la puerta muy lentamente, como esperando que en cualquier momento Óscar le saltara como un animal. Óscar no se movió. Dejaron la comida en la entrada y cerraron la puerta, esta vez más rápido. Óscar bajó las manos y se relajó.
"Perdonad…" Él seguidamente preguntó, con un hilo de voz.
"¿Sí?"
"Bueno, ya sé que seguramente no habláis mucho con vuestros prisioneros, pero, me temo que debe de haber algún error. Yo no recuerdo haber cometido ningún crimen. Además, yo-" Óscar fue cortado por primer guarda.
"Usted se encuentra en prisión preventiva por orden del gran emperador."
"¿Prisión preventiva…? No lo entiendo, no he cometido ningún crimen-" El guarda le cortó otra vez.
"Lo siento, solo se me es permitido compartir esta información." Su voz parecía tener un punto de pena. Óscar se percató de ello. ¿Cómo de miserable se veía?
"De todas formas, no se preocupe demasiado. Disfrute de su cena y descanse." Se volteó para marcharse.
"Un segundo, ¿Podría hacer una pequeña petición? Veréis, cuando me caí esta mañana, me hice algunos cortes. Hay alguna posibilidad de traerme algunos vendajes o algún desinfectante." Óscar estaba más calmado que antes. Si les daba la suficiente pena, tal vez podía conseguir lo que quería.
"Comunicaré su petición a mi superior. Buenas noches." Con esta despedida, el primer guarda se marchó, y con él, el segundo.
Una vez sus siluetas se perdieron de vista, las luces del techo se cerraron. Como iluminación solo quedaba las antorchas del pasillo. Unas pequeñas motas de esperanza en una noche de piedra y cemento.
Esa misma noche, después de haber intentado comer la extraña papilla con ojos y garras que se supone se había de comer, Óscar estuvo recordando. Mientras usaba un poco de agua limpia para lavarse las heridas, intentó recordar como llego hasta aquí.
Cerro los ojos una vez estuvo algo limpio.
Todo empezó con ese maldito portal.
Hola, aquí el autor/a. Como prometí, aquí está la segunda parte. La traducción tal vez tarde un poco más en llegar. La siguiente parte relatará como nuestro protagonista llego hasta donde está ahora y alguna cosita más. Hasta la próxima.
