Capítulo 5
"¡Ross Poldark es tu hombre misterioso?!" – Caroline casi gritó desde el otro lado de la línea.
"Sip."
"¿Te acostaste con Ross Poldark?"
"¡Caroline…!"
"¿Cómo no sabías que era Ross Poldark?"
"Ya deja de decir "Ross Poldark". Yo no sabia quien era, no sabía su nombre, lo sabes."
"Una descripción un poco más detallada habría bastado. No es un hombre difícil de reconocer. Tiene una cicatriz en su mejilla…" – su amiga le dijo como si ella fuera algo lenta.
"No vi la cicatriz, estaba cubierta por el antifaz. Y luego… Caroline, ya déjalo ¿quieres? Encima él ni siquiera me reconoció, así que no hagas tanto alboroto." Además, Demelza pensó, la habitación estaba a oscuras y ella no estaba prestando demasiado atención a otra cosa que no fueran sus labios en su boca o sus dedos contra su piel. Y cuando se fue él estaba durmiendo de costado, la cicatriz para abajo. La verdad era que tampoco le había llamado demasiado la atención en el último encuentro tampoco, otra vez, estaba distraída con otras cosas.
"Ya. Pero sólo quiero que sepas que podría haber averiguado quién era con solo un par de datos más."
"Lo sé, Caroline."
"Que malnacido, ¿verdad?"
"Mmm… ¿qué? Oh, sí. Su prometida…"
"Sí. Apuesto a que no fue la primera vez que lo hizo."
"Yo tampoco lo creo…"
"Demelza… lo siento, cariño." Dijo su amiga, compadeciéndola.
"¿A mi? ¿Porqué?"
"Pues… había sido una noche especial para ti. Y al final el tipo resultó ser, bueno, un idiota."
Demelza tragó saliva antes de contestar. No era que le afectara, no debería hacerlo. Esa noche no había significado nada. Ella lo había hecho en su cabeza más increíble de lo que había sido, y ahora la burbuja se había pinchado, eso era todo. Una fantasía que resultó ser exactamente eso.
"¿Lo es? ¿Un idiota? Digo, tu lo conoces…"
"No lo conozco, solo se quien es. Cuando ocurrió lo de su esposa hace unos años estuvo en boca de todos. Viudo, joven, dos niños pequeños, millonario. Se convirtió en el soltero más codiciado de Londres de la noche a la mañana. Muchas de mis amigas fueron tras él, aunque en vano. No es muy… accesible. Y poco después apareció Elizabeth Chynoweth y no lo dejó escapar. A ella si la conozco."
"¡Judas!"
"Demelza. Sabes que jamás diría nada. Además, solo la vi un par de veces y no estoy segura de que me caiga muy bien… Entonces, ¿Qué vas a hacer? ¿renunciarás?"
"Pensaba hacerlo. Pero hace un momento vino la pequeña y, no se…"
"Ya te encariñaste con ellos."
"No es eso. El niño me odia, pero parecen… solitarios. No sé, se ven que han pasado por muchas cosas y me da pena dejarlos así. ¿Qué van a pensar? ¿Que nadie quiere pasar más de un día con ellos? Creo que lo intentaré por unos días más. Después de todo, no creo que vea mucho a su padre, ¿no es así?"
"Es famoso por ser adicto al trabajo, así que nop. No lo creo."
"Mmm… Pues, si es así, me quedaré."
"Cambiando de tema, ¿hablaste con Hugh? Estuvo preguntando por ti hoy."
"Le estaba por enviar un mensaje."
"Hazlo."
"Creo que me iré a dormir. Tengo que levantarme para ir al colegio mañana." Cuando Caroline empezaba a tirar indirectas sobre su amigo, Demelza sabía que ya era hora de cortar. Por más que le hubiera dicho una y mil veces que no quería tener una relación con nadie en ese momento, Caroline siempre estaba intentando emparejarla con alguien. Y su amigo Hugh siempre era la opción más obvia.
"Sé lo que haces, Demelza."
"Y yo lo que haces tú. Hasta mañana, Caroline."
"Lo podemos hacer mientras está distraída en el auto." – "Jeremy, no. Mejor no." – Demelza escuchaba desde el otro lado de la puerta de la habitación de los niños.
"Así se irá."
"Pero se va a enojar." – "Exacto. Se enojará y se irá."
"Y después vendrá otra. Al menos Demelza es bonita." – "Pfff…."
Demelza sonrió antes de entrar.
"Ah, ya están despiertos. ¡Qué bien! Arriba que el desayuno ya está servido."
Pues no sabía que tenía Jeremy planeado para el viaje, pero no le sacaría la vista de encima durante toda la mañana. Por eso estaba concentrada en que se tomaran todo su chocolate en la gran mesa del comedor cuando el señor Poldark apareció en la cima de la escalera.
Se veía distinto a las dos veces que lo había visto antes. Llevaba el pelo recogido, aunque algunos rulos rebeldes no se sujetaban de la coleta y caían a los costados de la frente. Y llevaba traje. Un ambo gris con camisa blanca y corbata y zapatos negros. Bajó hablando por celular. Los niños parecieron igual de sorprendidos que ella cuando lo vieron, se levantaron de la mesa y corrieron al pie de la escalera al tiempo que él llegaba. Ella se puso de pie también.
"¡Papá!" – exclamó Clowance – "No sabíamos que habías vuelto."
"Estoy saliendo, estaré allí en veinte minutos. Aguarda, te llamo en un momento." – dijo él al teléfono cuando notó que la niña le hablaba. – "Hola, niños."
Demelza notó que no guardó el celular, a pesar de que Clowance se acercó y lo abrazó por la cintura por un momento, hasta que su padre le acarició los cabellos y estiró su brazo para dar una palmaditas en el hombro de Jeremy.
"¿Cuándo regresaste, papá?"
"Ayer por la tarde, Jeremy."
"Tenemos que hablar contigo." – dijo el niño muy serio.
"Ahora estoy apurado, Jud me está esperando para ir a la oficina."
"¿Podemos ir contigo?" – acotó Clowance.
"Hoy no, Clowie. Además, tú tienes que ir a la escuela."
"Pero no quiero ir…" – dijo, y se abrazó de nuevo a su padre.
"Vamos, Clowance…" El señor Poldark la apartó con la misma mano con la que sostenía su teléfono.
"Clowance, Jeremy. Ya es hora de ir al colegio, ¿porqué no van a buscar sus cosas?" – Intervino Demelza al fin.
Los tres Poldarks alzaron la vista para mirarla, al parecer Ross Poldark ni se había percatado de que estaba allí.
"¡Papá! No necesitamos niñera. Ya somos grandes, díselo." - Jeremy dijo sin importar si Demelza lo escuchaba o no.
"¡Jeremy, no! Ella se puede quedar."
Ross parecía muy poco interesado en lo que decían sus hijos y más en el mensaje que acababa de entrar a su celular.
"Me tengo que ir, niños. La Señorita Carne parece una niñera competente, traten de no espantarla."
"Pero papá…" Pero Ross Poldark ya daba largos pasos rumbo al ascensor, sin ni siquiera darles un beso a sus hijos.
"Vayan a buscar sus mochilas niños." Dijo Demelza otra vez, y esta vez hicieron caso.
Ross no se había ido aun, estaba esperando el ascensor, cuando sintió a alguien cerca suyo.
"Disculpe Señor Poldark. Si lo desea puede acompañar a los niños a la escuela. Solo tardarán un segundo en bajar."
"Tengo algo de prisa." – le dijo, volviendo a mirar la pantalla de su teléfono.
"Claro. ¿Los lleva usted alguna vez?" – preguntó, pues aun no conocía la rutina de la familia. Supuso, como cualquier persona haría, que un padre llevaría a sus hijos al colegio algún que otro día, por más ocupado que estuviera. El hombre alzó la vista hacia ella de nuevo, y sonrió algo arrogante.
"Ese es el trabajo de la niñera o, en su defecto, del chofer."
Ya podían escuchar a los niños volviendo de su habitación con las mochilas. Justo entonces, las puertas del ascensor se abrieron.
"Vamos niños, de prisa." – dijo ella.
Jeremy y Clowance corrieron animados al ver que su padre aun seguía allí. Y al final los cuatro se subieron al ascensor.
"¿Iras con nosotros al colegio, papá?" – Preguntó Jeremy.
"No, Jeremy. Nosotros tomaremos un taxi." – Respondió Demelza, ignorando la mirada hostil que estaba segura Ross Poldark le estaba dirigiendo en ese momento. Demelza intentó evitar que el recuerdo de la última vez que compartieron un ascensor se colara en su mente.
Él no dijo nada durante el corto viaje hasta el lobby, y Demelza esperaba que apenas se abrieran las puertas saliera de prisa hacia el auto. Pero cuando salieron al hall de entrada del hotel y los niños se desviaron hacia el restaurante para que Loui les entregara su vianda, el hombre suspiró irritado.
"Haz que se apuren si quieren ir en el auto conmigo."
Demelza titubeó por un instante, tal vez debería viajar adelante con Jud. Pero Ross Poldark sostuvo la puerta trasera abierta para que los niños subieran, y la mantuvo así al alzar la vista hacia ella, así que subió junto a los niños también. Al menos con su padre en el auto podría estar tranquila que Jeremy no intentaría llevar a cabo su plan, cualquiera que fuera.
Demelza conocía a los niños hace poco, pero era obvio que estaban chochos, los dos con una gran sonrisa a pesar de que su padre seguía con la vista clavada en el teléfono. ¿Cómo podía ignorarlos de esa forma? Demelza miró por la ventana, las callejuelas de la ciudad pronto dieron paso al río, que atravesaron por el puente de Westminster, y su imponente paisaje imposible de ignorar. Tanto que Clowance se movió a su lado atrayendo su atención.
"Ese es el Parlamento, Clowance. Adonde están la Cámara de los Lores y de los Comunes, donde funciona el gobierno." – susurró Demelza. La niña continuó mirando alrededor mientras el auto atravesaba el río Thames, hasta que otra cosa llamó su atención.
"¿Y eso que es?" – preguntó señalando la vuelta al mundo gigante que se alzaba junto al río.
"¿The Eye? El Ojo Londres. Desde allí puedes ver toda la ciudad, cuando llegas a la cima. Yo trabajaba allí, ¿sabes? ¿Nunca has ido?"
La niña negó con la cabeza.
"Pues un día de estos podemos ir, no tendremos que hacer la fila." – añadió orgullosa. – "¿Qué dices Jeremy?"
"¡Si, Jeremy! ¿Podemos ir? Papá, ¿quieres venir con nosotros?" Demelza se giró para ver al hombre, pues había estado mirando por la ventana hacia atrás con Clowance y no se había percatado que Ross había estado observando y escuchando lo que decía.
"Ya veremos, Clowie." - Fue todo lo que dijo, aunque no dejo de mirarla de tanto en tanto durante el resto del viaje.
Cuando llegaron al colegio ella fue la primera en bajar, Clowance detrás, y Jeremy se demoró un momento más, seguramente intentando convencer a su padre que no necesitaba una niñera de nuevo. Pero al parecer sin éxito, pues al bajar del auto la ignoró por completo y fue corriendo hacia la entrada. Ella caminó con Clowance de la mano por unos metros y cuando llegó a las rejas donde estaba la mujer esperando, Demelza se agachó para despedirla.
"Que tengas un bonito día, Clowie." – La niña le regaló una gran sonrisa al escuchar llamarla así. "Pórtate bien."
"¿Podemos ir al parque a tomar un helado cuando salga?"
"Si el día está lindo, si." Y con un beso en la mejilla, la niña entró al colegio, dejando a Demelza sola con Ross Poldark, que aún estaba esperando en el gran auto negro.
"Uhmmm… puedo volver en autobús." - Dijo hacia dentro del vehículo. Pero Jud le dijo que eran tonterías, que tardaría más. Irían a dejarlo al señor Poldark y volverían inmediatamente al hotel. Cuando se subió de nuevo al auto, el hombre estaba hablando por celular de nuevo. Era un hombre muy ocupado de verdad, pero eso no quitaba que no tuviera tiempo para sus hijos, o que no pudiera sonreírles o darles un beso. Eso era lo que no entendía. Demelza estaba sentada en la punta del asiento, lo más alejada que podía del aquel hombre. No era que le tuviese miedo, pero aún existía la posibilidad de que pudiera reconocerla ¿no es así? Sería educado de él reconocerla. Pero no parecía percatarse de que estaba allí siquiera. Al parecer estaba hablando con su novia, Demelza lo escucho decir "Elizabeth", ese había dicho Caroline que era su nombre.
"Dile que me esperen, estoy llegando. En menos de diez minutos estaré ahí… Me tuve que desviar… a llevar a los niños al colegio… si, Prudie contrato una nueva… lo sé… ya veremos…"
¡Judas! ¿Acaso estaba hablando de ella?
Cuando terminó la conversación las orejas le ardían.
"A Jeremy no le cae bien." – dijo sin mover los ojos del teléfono.
"¿Acaso alguna de las niñeras anteriores le caía bien?" – respondió bruscamente y sin pensar. Notó a Jud mirarla por el espejo retrovisor. Bien, ahora sí que Jeremy se saldría con la suya.
"No le gustan las niñeras." – dijo el hombre al fin. "No lo tome como algo personal."
"No lo hago. Es solo un niño, ya se acostumbrará."
"Jeremy puede ser algo… obstinado. ¿Qué le hizo cuando llegó?" - Tal vez no la despediría después de todo.
"Me puso una lagartija en la bañadera."
Ross Poldark sonrió. Era la primera vez que lo veía hacerlo desde la noche de año nuevo y algo revoloteó en su interior a pesar de que no estaba segura de que ese hombre le cayera muy bien.
"¿Y no salió usted corriendo?"
"Necesitara algo más que eso para espantarme."
"No lo desafíe, el no retrocederá."
"No lo desafío. Tome rehenes para negociar…" dijo misteriosamente. Ross arqueo su ceja ligeramente sorprendido mientras el auto disminuía la velocidad. Habían llegado. – "Señor Poldark, de verdad me gustaría tener un momento más con usted para comentarle lo que me dijo la directora…"
Pero Ross Poldark ya se estaba bajando del auto. "Parece una joven competente, Señorita Carne. Usted es la niñera, soluciónelo."
NA: ¡Gracias por leer! Un pequeño paso para ganarse la confianza de RP en este capítulo. If you're reading this with the translator, first thank you, I hope the translation is good and you can enjoy the story. Second, I'm posting pictures that inspired each chapter on my facebook page if you like to see them, it's Poldark Argentina.
