Capítulo 10

"Caroline, hoy voy a conocer a Elizabeth."

Demelza no entendía porque eso era relevante, pero tenía ganas de decírselo a alguien. Acababa de salir de las oficinas en el Edificio Trenwith. Ross Poldark la había invitado a ver un Rembrandt que tenían en su piso. Últimamente pasaba más tiempo con sus hijos. Demelza apreciaba el esfuerzo, y los niños estaban encantados. Pero a raíz de eso, ella también pasaba más tiempo con él. Se había obligado a no pensar en él como el hombre misterioso, tenía que olvidar aquella noche. Su relación era estrictamente profesional ahora. Pero Demelza no podía evitar sentirse algo acalorada cuando estaban solos. Lo que ocurría casi a diario después de dejar a los niños en el colegio.

Pero más allá de su aprensión, Ross Poldark se había mostrado amable con ella. Respetando las debidas distancias, claro. Hablaban sobre los niños, y le había resultado curioso descubrir que ella también era de Cornwall y que estudiaba Arte. Al parecer a él le interesaba también. Y ese día la había sorprendido su invitación, pues nada tenía que ver eso con Jeremy o Clowance. Y esa mañana por un pequeño instante, le había permitido ver un lado de él que no conocía. Ross era serio, profesional, el VP de una gran empresa, sin tiempo si quiera para ver a sus hijos, esa fue su impresión que tuvo al llegar a Nampara. Pero ahora Demelza conocía otro lado suyo. Era dulce con sus hijos, aunque inseguro; y era algo simpático cuando estaba en confianza y un poco provocador. La había hecho sonrojar un par de veces en ese día. No que ella fuera tímida, pero nunca había podido evitar ese rubor que subía a sus mejillas. No le importaba realmente que estuviese mal vestida para ir a semejante lugar, si lo hubiera sabido, se habría arreglado. Le había causado gracia, y a él también. Y también le había gustado conocer a su prima, parecía una joven muy simpática y para nada altanera como alguien podría esperar de la casi dueña de semejante empresa. Y además había estado a punto de contarle una anécdota de su jefe cuando era pequeño. Le hubiera gustado oírla.

Quizás su prometida Elizabeth sería así también. Una mujer con los pies sobre la tierra. Amable y encantadora, que se encargaría de criar a los niños con afecto y cariño… No iba a mentir, no le había gustado nada que en el ascensor le dijera que podía tomarse la tarde libre. Es cierto, no se había tomado ni un día de los que le correspondían desde que había comenzado a trabajar, pero no le hacían falta. Tenía algo de tiempo libre todos los días mientras los niños estaban en el colegio y salir con ellos era muy divertido. Así era ella, pensó. Prefiriendo la compañía de niños antes que Caroline la arrastrara a alguna de sus fiestas para presentarle a alguien. No era que llevara a su prometida lo que le molestaba, sino que era el último día de escuela y ella tenía planeada una bonita salida con los niños para celebrar. Estaba segura de que se iban a divertir. Pero ahora ellos se irían con su padre y su prometida, como debía ser. Demelza se preguntó cómo se lo tomarían Jeremy y Clowie.

"¿Sí? Pues ya era hora. Esa mujer se supone que será su madre y ni un momento pasa con ellos." - Caroline le respondió con otro mensaje de voz, mientras ella bajaba las escaleras del tube.

"Sip. Hoy irá al acto de fin de año con el Señor Poldark."

"¿Señor Poldark? Demelza, me da gracia cada vez que lo llames así. Por Dios, ¡el hombre estuvo adentro tuyo!"

"¡Caroline, shush! Pues ahora es mi jefe, y así debo llamarlo. Además, ya casi ni me acuerdo de esa noche. Quizás me equivoque, tal vez no era él…"

"Si, si, Demelza. Claro. Volviendo a Elizabeth, trata de mantenerte alejada de ella ¿si, cariño?"

"¿Porqué?"

"Pues, porque puede ser una verdadera perra. Principalmente con el staff."

"¿De verdad? No te preocupes, no tengo intención de socializar con ella. Apenas termine el acto y salude a los niños me desapareceré. Me han dado la tarde libre, ¿Qué vas a hacer hoy?"

"Pues tengo que trabajar por lo menos hasta las ocho. Puedes venir al local si quieres, y me cuentas todo de "La Madrastraaa"" – Caroline hizo una voz de terror en la última palabra, lo que la hizo reír en medio del vagón del subte.

"Te aviso. Tal vez lo llame a Hugh y me ponga al día. Hace semanas que no hablamos."

"De seguro te extraña."

"Ya estoy por llegar, te dejo."

"Pero es que los dos harían tan linda pareja… avísame si vienes, podemos salir por unos tragos."

"No sé hasta que hora tengo libre. ¿Crees que los lleven a cenar? Cuando sepa te aviso. Adiós."

Demelza bajó del subte y cruzó el puente, distraída. Se sentía algo decepcionada, aunque era tonto. Podría salir con los niños al día siguiente. Lástima que Caroline tuviera que trabajar, le hubiera gustado salir, aunque sería un poco temprano para ir por tragos. Por alguna razón, sentía un ligero calor adonde la mano de Ross Poldark la había tocado, como si aún estuviera allí. Demelza sacudió la cabeza. No pienses en esas cosas, se dijo. Él ha sido más que correcto contigo. Solo quiso ser amable al invitarte a su oficina hoy. Pensó. Iba tan absorta en sus pensamientos que no vio al hombre que estaba apoyado en la baranda del puente terminando un cigarrillo. El hombre se enderezó cuando la vio venir.

"¡Mademoiselle Demelza! Que gago vegnos a la luz del día."

"¡Loui! Lo siento, no te vi. ¿Cómo-cómo estas?"

"Yo estoy bien. ¿Y tú? ¿Estas bien?" – le preguntó preocupado.

"¿Qué? Si, oh sí. Solo… venía pensando tonterías." – dijo sonriendo. Loui le caía bien, era muy simpático con los niños y siempre les hacía reír. A ella también. – "¿En un descanso?" - preguntó señalando el cigarrillo.

"Sí. Ya estaba pog volveg a entrag. Tegminó el desayuno, hoga de empezag a prepagag el almuegzo."

Loui la acompañó lo que quedaba del camino de vuelta a Nampara. "Debe ser difícil trabajar tantas horas…" – dijo ella para hacer charla.

"Amo mi trabajó. La cocina es una fogma de vida. Pero sí, es extenuante. Tus hogarios deben seg muy difíciles también. ¿Se pogtan bien los pequeños?"

"En realidad, sí. Todos dicen que son unos diablillos, pero conmigo se portan muy bien."

"Los encantaste con tu belleza."

Demelza se rió.

"Y tu inteligencia y tu dulzuga, pog supuesto. Los conozco desde hace meses, y nunca los vi más felices. Eso es gracias a ti."

"Solo necesitaban algo de atención, eso es todo."

"No tienes que ser modesta conmigo."

"En realidad, la mitad del tiempo no sé lo que estoy haciendo. Nunca había sido niñera antes."

"¿De vegdad? ¿Y a qué te dedicas?"

"Estudio Historia del Arte."

"Oh la la… eso es magnífic. Y más en una ciudad como esta, guepleta de obras de agte. Me tienes que llevag a un museo algún día y mostragme tus obras favoguitas…"

Ella sonrió de nuevo.

"Yo no salgo mucho de esa cocina, casi ni conozco la ciudad… y seguia un placeg salig con una joven tan bonita como tú…"

"Loui…"

"¡Lo egues! Nunca lo dudes. Siempre siéntete oggullosa, Demelza, y podrás conseguig todo lo que quiegas…"

"Tengo esta tarde libre si quieres."

Si, le caía bien Loui, y dado que no había tenido una cita desde… bueno, desde año nuevo o desde Malcolm, Demelza se sintió más animada de lo que estaba hasta hace un momento.

Tanto, que se animó a enviarle un mensaje a Ross recordándole el horario en que debía estar en la escuela. Él había respondido con una ironía… ¿Qué se pondría esa tarde?

A diferencia de lo que ella esperaba, el acto de fin de año tuvo lugar en el campo de deportes del colegio que estaba detrás del antiguo edificio. Era una tarde soleada y habían armado el escenario y colocado sillas para los alumnos en el campo de juego, los padres estaban sentados en las gradas. Al menos ella lo estaba, había colocado su campera de jean y su cartera a un lado para reservar lugar para Ross y Elizabeth, aunque según como le cayera la mujer había pensado dejarles el lugar a ellos y ella se iría a otro lado. Faltaban unos minutos para que comenzara el acto, los alumnos ya habían empezado a llegar y se ubicaban en sus sillas. Todos llevaban un birrete en la cabeza, los del último año se sentaban más adelante y llevaban toga también. Demelza buscó a los niños entre los cientos de caritas pero no conseguía verlos. Sintió vibrar el celular en su cartera, era un mensaje de Ross diciendo que ya estaba allí, que adonde estaba. Bueno, aquí vamos – pensó.

Lo ubicó primero a él entre la muchedumbre de padres que a los niños. Era algo difícil de no ver, con su barba crecida, el pelo negro atado, zapatos de vestir, pantalón gris, camisa blanca con las mangas arremangadas hasta los codos. Llevaba el saco agarrado de un dedo sobre un hombro. Incluso mujeres que estaban con sus esposos al lado se volteaban disimuladamente para verlo. Judas. Demelza buscó a la mujer que venía con él, pero no la vio. Lo veía buscándola entre la multitud, pero no la veía. Así que no tuvo más remedio que ponerse de pie y hacerle señas para que la viera.

Sí, venía solo. Quizás la mujer estaba estacionando el auto, o habrían quedado en encontrarse allí y todavía no había llegado, pensó mientras Ross se abría paso entre la gente. Cuando llegó junto a ella Demelza sacó sus cosas para que se sentara.

"Hola. Que bien, llegué a tiempo. ¿No me perdí de nada?"

"No, los niños recién están llegando. Aún no he visto a Jeremy ni a Clowie, todos se ven iguales con esos sombreros."

"Deben tener calor." – dijo, y Demelza notó que la miró de reojo. Se había arreglado un poco. Tenía una cita después de todo, y además pensó que debería ir bien vestida a un acto en una escuela de ese nivel. Nada exagerado, solo se había puesto un vestido de broderie blanco de tiritas, con zapatos y cartera de cuero marrón – que eran de Caroline – y una campera de jean y lentes oscuros pues había mucho sol. Ross puso su saco sobre sus cosas entre ellos y comenzó a buscar a los niños también.

"Allí hay unos pequeños…" – le dijo señalando a un grupo de niños que recién había llegado. – "Sí, allí está Clowie."

Demelza ubicó a la niña que estaba mirando hacia las gradas buscándolos también. Como con su padre, también se puso de pie y empezó a sacudir los brazos a lo alto para que la viera. La niña sonrió cuando la ubicó, aun mas cuando su padre se puso de pie a su lado y la saludó también. Clowance luego hizo señas a alguien entre otro grupo de niños señalándole el lugar adonde estaban y siguiendo la dirección hacia donde miraba ubicaron a Jeremy también, quien saltaba haciendo señas mientras ellos los saludaban. Cuando se sentaron, Demelza buscó su teléfono otra vez.

"Estamos lejos para sacar fotos…"

"Cuando los llamen vas a poder sacar algunas, y creo que vi a un fotógrafo por ahí. De seguro van a mandar las fotos por mail."

"¿Sí? Espero, así serán de mejor calidad. ¿Y... su prometida? Se va a perder el comienzo, creo que ya está por comenzar…"

"Elizabeth tuvo un compromiso de último momento. No va a venir."

"Oh."

Oh, en serio.

"Nada grave, espero."

Ross la miró frunciendo los labios con ironía.

"Algo en la oficina."

"Intentaré filmar. Así se lo puede mostrar luego."

El acto comenzó unos minutos después. La Señora Leith fue la primera en darles la bienvenida con un traje igual al que tenía el día en que la conoció. Se debería estar asando. Demelza intentaba darse aire agitando su mano frente a su rostro, pero el sol les daba a pleno.

"¿Te sientes bien?"

"Sí, sí. Hace mucho calor." Por suerte el escenario tapaba el sol y daba sombra donde estaban sentados los niños. Quizás estaba ubicado así a propósito. Demelza sacó de su cartera una botellita térmica y bebió un poco de agua fresca. Le ofreció a Ross, y el aceptó apreciativamente.

"Mmm… gracias."

"Guardaré para los niños."

Una por una, las maestras de cada clase se acercaron al micrófono y fueron llamando a sus alumnos para darles su diploma. Clowance no tardó mucho en subir, para Jeremy tuvieron que esperar un largo rato.

Los dos aplaudieron cuando llamaron a los niños y ellos subieron al escenario. En un momento, Ross contempló la nada absorto… "Ojalá su madre estuviese aquí para verlos." - Lo escuchó susurrar, aunque no estaba segura de que se lo hubiera dicho a ella.

"Ellos están felices de que usted esté aquí." – le dijo ella también en voz baja y tocando ligeramente su brazo por un instante. Él sonrió tristemente.

Cuando ya pensaban que todos esos niños no podrían aguantar sentados mucho tiempo más, llegó el último curso y los últimos discursos y pronto todos los birretes volaron por el aire. Demelza había podido sacar unas buenas fotos con la cámara de Ross que era mejor, aunque no sabía cómo enfocar bien el zoom y él tuvo que explicarle. También había filmado las partes más importantes, a Clowance le gustaría ver cuando todos los gorros estaban en el aire.

Al terminar, todos los padres que estaban en las gradas y los niños se desparramaron por el campo. Apenas descendieron de la tribuna, Clowance se acercó corriendo a mostrarles su diploma.

"¡Papá! ¡Demelza! Miren lo que me dieron…"

"Te felicito, Clowie…"

"¡Y miren mi sombrero!"

"Es muy bonito. Ven, toma un poco de agua."

Demelza tomó el diploma de Clowance, y la niña los agarró de la mano, uno de cada lado, y así comenzaron a buscar a Jeremy. Por el camino se encontraron con los padres de Paul, Demelza se los presentó a Ross. La mujer era unos años mayor que Demelza pero siempre había sido muy amable con ella, y felicitó a Clowance. Ellos tampoco sabían dónde estaban los niños, así que se quedaron conversando. El padre de Paul con Ross, y su madre con ella. Mientras le decía que Jeremy podría ir a jugar cuando quisiera a su casa durante las vacaciones, los niños aparecieron junto a ellos.

"¡Papá, viniste!"

"Te dije que lo haría." – Jeremy abrazó a su padre por la cintura. – "Paul, él es mi papá."

"Mucho gusto en conocerte, Paul." - Ross dijo estrechando la mano del niño.

Acordaron que se seguirían viendo durante las vacaciones. Algunos días Jeremy iría a su casa, y otros Paul podría ir a Nampara. También sacaron fotos a los niños con sus sombreros y diplomas. Demelza tuvo un pequeño momento incómodo luego de que les tomara unas fotos a la familia de Paul, y la mujer se ofreciera para sacarle a ellos. – "No te preocupes, yo les sacaré a ellos también."

Era extraño, todos allí eran familias y ella era solo una empleada. Aunque no lo parecía por la forma en que los niños la tomaban de la mano. Mientras caminaban entre la gente hacia la salida se cruzaron con la directora, la Señorita Leith.

"¡Señor Poldark!" – exclamó como si estuviera retando a un alumno. – "Me alegra verlo aquí. Señorita Carne…" – dijo, reconociendo a Demelza. Ella se sorprendió de que recordara su nombre.

"Señorita Leith." – dijeron los cuatro a coro.

"Pues debo felicitarla, Señorita Carne. En un corto tiempo ha hecho un trabajo espléndido. Te felicito por el resultado de tus exámenes, Jeremy." – "Gracias.", dijo el niño. – "Y a ti también, Clowance. Te has comportado muy bien últimamente. Veo que sus métodos son muy efectivos."

No tengo ningún método, pensó Demelza. Pero solo dio las gracias, esperando terminar pronto con ese encuentro.

"Que tengan unas lindas vacaciones y nos vemos en el próximo termino."

"No me gusta esa mujer." - Murmuró Demelza más para sí misma que para que alguien la escuchara, pero Ross estaba junto a ella y la oyó.

"¿Por qué? Ella piensa que tienes unos "métodos muy efectivos"." Dijo burlándose.

"No sabía que había métodos que se podían aplicar a niños."

"¿Y adonde iremos ahora?" – preguntó Jeremy.

"Si, ¿adonde?" – se sumó Clowance.

¡Judas! Se había olvidado por completo. Ella tenía una cita con Loui. Habían quedado que le enviaría un mensaje cuando terminara.

"Pues no sé. Tenemos que ir a algún lado para celebrar ¿no es así?" – dijo Ross, mirándola a ella.

"¡Siii!" – los niños vitorearon a coro.

"Uhmmm… ¿Yo también? ¿Su prometida no habrá terminado ya con el compromiso que tenía?" – le preguntó en voz baja.

"No creo. ¿adónde podemos ir?"

Demelza le envió un mensaje a Loui disculpándose mientras iban en el taxi hacia Somerset House. Se sentía horrible por dejarlo plantado, pero su tarde libre se había cancelado. No había forma que Ross Poldark fuera solo con sus hijos, y ella quería pasar la tarde con los niños también. Al final podrían ir adonde ella había planeado. Loui le respondió que no había problema, que podrían ir otro día.

Los niños se enloquecieron cuando llegaron. El patio de Somerset House estaba rodeado de carritos de comida, había diversas actividades para niños y al final del patio había una gran carpa con autitos chocadores. Ni Ross, ni ella estaban vestidos adecuadamente para un parque de diversiones, pero acabaron divirtiéndose como si fueran niños también. Se subieron varias veces a los autitos chocadores, la primera vez ella con Jeremy conduciendo, y Clowance con Ross. Demelza temió que la niña se asustara cuando los autos comenzaran a andar, pero estaba chocha con su papa y luego de un pequeño gesto de preocupación después del primer choque, se rio a carcajadas cada vez que envestían a alguien. Demelza hubiera preferido un mejor conductor. Afortunadamente más tarde le tocó manejar a ella con Clowance de copiloto, y allí se rieron de lo lindo yendo tras su padre y su hermano. Cenaron comida chatarra que compraron en los carritos, y comieron sentados escuchando música mientras empezaba a anochecer y se encendían cientos de luces de colores a su alrededor. Ross no pudo evitar reírse cuando Clowance, distraída, derramó una gota de salsa en su vestido blanco. "¡Judas!" - Jeremy le contó a su padre la historia del primer día que fueron al parque y como Clowance había tirado su helado. Lo bueno es que la niña no lloró esta vez.

"¿Están muy cansados, niños? ¿Quieren volver a casa?"

"¡NO!"

"Ah, que bien. Porque no les conté lo mejor todavía…"

"¡¿Qué?! ¿Hay una sorpresa?"

"Proyectarán Harry Potter dentro de un rato."

"¡SIIII!"

Los niños eran fanáticos de Harry Potter. Demelza había planeado llevarlos allí porque sabía que la proyectarían al aire libre ese día. No estaba segura de que resistieran sin quedarse dormidos, pero harían un buen intento.

"No es necesario que se quede, yo los puedo llevar a casa en un taxi cuando termine." Demelza le dijo a Ross mientras iban a alquilar los almohadones y las mantas para sentarse en el piso.

"No, no. Me quedaré, no vi esa película."

"¿No vio Harry Potter?"

"Nop."

"Pues a sus hijos les encanta."

Cuando estuvieron acomodados, Ross se fue por un momento y regresó con un balde de pochoclos y jugos para los niños, y dos botellas de cervezas para ellos. Demelza se encontró riéndose en un par de ocasiones de lo absorto que estaba el hombre mirando la película, incluso haciendo preguntas a su hijo como: "¿Quién es el pelirrojo?" "¿Dónde queda esa escuela?" "¿Quién es el innombrable?"

"¿De qué te ríes?" – Demelza había movido la cabeza de un lado a otro, incapaz de contenerse.

"Las puede ver en casa si quiere." – había susurrado. Ross la había mirado, bebiendo un sorbo de su cerveza.

"¿Hay más de una?"

"Hay ocho."

"¡¿Ocho?!"

"Shhhh… papá, ¡silencio!"

Era extraño compartir risas cómplices con él, pero le causaba gracia y no podía evitarlo.

Cuando llegaron a Nampara eran bien pasadas las diez de la noche. Clowance se había quedado dormida y Ross la cargaba en sus brazos. Ella llevaba su saco sobre su cartera y animaba a caminar a Jeremy que apenas abría los ojos. La tarde había sido encantadora, los niños se habían divertido más que nunca en sus vidas, o eso habían dicho, y ella la había pasado bien también. Le estaba contando su versión de la historia del helado cuando las puertas del ascensor se abrieron, y ellos se bajaron riendo a la sala de Nampara.

"¿Ross? Te estuve llamando durante toda la tarde." – La mujer se había puesto de pie cuando los escuchó llegar. Había estado esperando a su prometido sentada en el sillón. Era Elizabeth.

Las sonrisas en el rostro de Ross y Demelza fueron desapareciendo a medida que se acercaban a la mujer, que evidentemente estaba molesta.

"Elizabeth," – dijo Ross – "disculpa, tenía el celular apagado."

Un silencio incómodo invadió la sala por unos instantes. Demelza podía sentir los ojos de la mujer recorriéndola de pies a cabeza. No era nada disimulada. El ambiente raro fue interrumpido por Jeremy que bostezo exageradamente y dijo "¿Puedo ir a acostarme ya?"

"¡Jeremy, cariño! Discúlpame que no pude ir hoy. Mira, te traje un regalo por haber terminado otro año de colegio." – Elizabeth se acercó de nuevo al sofá y tomó una bolsa de papel blanco con una manzanita en el medio. ¡Judas!

Demelza cruzó una mirada con Ross, que ya sabía lo que ella pensaba de regalos materiales para compensar a los niños. ¿Qué le había comprado?

Jeremy tomó la bolsa y apenas espió que había en su interior.

"¿Cómo se dice, Jeremy?" – le dijo ella al niño.

"Gra-gracias, Señorita Elizabeth."

"De nada. Te lo mereces."

"Creo que los iré a acostar."

"Uhm… sí. Elizabeth, ella es la Señorita Demelza Carne. Es la nueva niñera de los niños. Demelza, ella es Elizabeth Chynoweth, mi prometida."

"Mucho gusto." Dijo Demelza en dirección de la mujer, y se apresuró a tomar a Clowance de los brazos de su padre. No quería estar allí ni un minuto más de lo necesario. La mujer no le respondió, solo hizo un sonido en su garganta y se cruzó de brazos.

"Vamos, Jeremy."

Los niños cayeron rendidos en sus camas. Bah, Clowance ya estaba dormida, y Jeremy se acostó sobre las mantas sin sacarse siquiera los zapatos y tirando sin ningún cuidado la bolsa que le acababan de dar. Demelza espió en su interior, era un iPad. ¡Judas! Así, como si nada.

Con algo de esfuerzo, pues ninguno de los dos la ayudaba, logró sacarlos de los uniformes, ponerles el pijama y meterlos bajo las mantas. Estaba recogiendo la ropa cuando escuchó las voces en el pasillo. No quería ser chismosa, pero no pudo evitar acercarse a la puerta e intentar escuchar…

"Te lo había dicho dos veces, Elizabeth. ¿Acaso tengo que asegurarme que Ruth lo anote en tu agenda?"

"No es para tanto… cariño, lo siento. No me perderé la próxima vez que me invites, solo avísame con más tiempo. Pero tú te desapareciste toda la tarde, y me preocupé. ¿Adónde estabas?"

"Con los niños."

"Y esa joven…"

"Es la niñera."

Fue lo último que escuchó además del ruido de la puerta de la habitación del Señor Poldark cerrarse. Demelza terminó de acomodar la ropa de prisa y salió al pasillo. Allí, a unos metros nomas detrás de una puerta estaba su hombre misterioso seguramente por hacerle el amor a su prometida. Dios, Demelza… ¿qué te importa a ti? Se dijo, aunque no podía evitar sentirse algo desilusionada. Había pasado un día increíble, esto no lo cambiaba. ¿Qué esperaba que pasara cuando llegaran a casa? Nada. ¡Nada!

Demelza bajó las escaleras hacia la sala de nuevo, miró la hora. No tenía ganas de irse a dormir todavía. Seguramente Loui todavía estaría en el restaurante, podría ir a pedirle disculpas personalmente por haberlo dejado plantado. Fue hacia el ascensor.

ROSS

Elizabeth se quedó durante un par de horas. Casi nunca se quedaba a dormir en Nampara. Cuando llegaron, estaba molesta de que él no hubiera respondido sus mensajes durante la tarde, pero él estaba molesto también porque ella no fue al acto de los niños. Y así era Elizabeth, si él estaba molesto ella siempre le pedía disculpas dulcemente con un "Lo siento, cariño" – e intentaba hacer las paces en la cama. Era fácil, con ella siempre había sido así. Aunque no le pasó desapercibido la forma en que había mirado a Demelza, y el hecho de que no le había dirigido la palabra. Era de esperar, los dos habían entrado riendo y la joven… pues se veía muy bonita ese día. Más de lo habitual. Más de una vez durante la tarde Ross había apreciado de reojo la curva de sus pechos que sobresalían sobre el escote de su vestido, era un hombre después de todo. Tenía ojos. Y Elizabeth no era tonta. Nunca había dicho nada, nunca le había reclamado nada, pero Ross no creía que no supiera de sus aventuras, o al menos lo sospechara. Definitivamente había notado que hubo un cambio a principio de año luego de que tuvieran una crisis, pero ella se había esforzado en sacar su relación adelante. Ella lo quería y quería que su relación funcionara, lo que era muy cómodo para él. Aunque le gustaría que tuviera más relación con sus hijos, que se pareciera un poco a Demelza en la forma que trataba con ellos. Ella era increíble con los niños, habían tenido suerte en encontrarla. Y era agradable pasar tiempo con ella también. Era inevitable hacerlo al estar con sus hijos.

Elizabeth se fue pasada la medianoche, Ross bajó con ella para acompañarla hasta el auto. Cuando volvía al ascensor, escuchó risas provenientes del restaurante. Era raro que hubiera gente a esa hora, así que se acercó a ver. El salón ya estaba a oscuras, solo en un sector quedaban las luces encendidas y solo una pareja estaba allí. El Chef francés Loui y su niñera, Demelza.


NA: ¡Gracias por leer!