Capítulo 15
Demelza se movió instintivamente hacia el otro extremo del sillón, alejándose de Ross. Clowance levantó la cabeza de las piernas de su padre, y él se giró para ver quién había llegado. Se puso de pie al ver quien era. Clowie se arrodilló sobre el sillón y se acurrucó sobre ella.
La mujer no le quitó los ojos de encima cuando Ross se le acercó y le dio un beso, fue ella quien tuvo que desviar la mirada.
"Cariño, ¿Qué haces aquí? No sabía que vendrías." – Lo escuchó decir a Ross.
"El evento que tenía se canceló. Y como tú siempre me reprochas que no vengo seguido, decidí venir. ¿Estoy interrumpiendo? - dijo levantando ligeramente la voz.
"No, claro que no. Solo estábamos viendo una película. Niños, miren quién vino…"
Los niños apenas desviaron sus ojos de la pantalla, adonde Harry les estaba enseñando a hacer el encantamiento Patronus a sus compañeros.
"¿No van a saludar, niños?" – insistió Ross, al ver que Jeremy y Clowance no se daban por aludidos.
"Buenas noches, Elizabeth." – dijeron a coro los dos y mas porque eran niños bien educados que por que se alegrarán de ver a la prometida de su padre. Ellos la conocían, aunque no parecían tenerle particular cariño.
"Buenas noches, niños. Señorita Carne." – dijo la mujer secamente dirigiéndose a ella.
"Buenas noches." La saludó Demelza. ¡Judas! Quería hundirse en el sillón y desaparecer.
Ross la guio hacia los sillones mientras ella se quitaba la chaqueta de cuero y su cartera. Las apoyó en el respaldo de un sillón. Adonde sentarse, no era tan sencillo. Ross había estado sentado en el mismo sillón adonde estaba Demelza, pero Clowance, al verlos acercarse, había estirado su cuerpo y apoyado su cabecita en sus piernas, dejando espacio solo para una sola persona en el otro extremo. Jeremy estaba en el piso. Ross volvió a su lugar, tomando los pies de la niña en sus manos.
"Clowie, ¿haces lugar para Elizabeth?"
Pero Clowance ni siquiera respondió. Solo sacudió la cabeza en sus piernas y estiró más su cuerpito. No debía estar muy cómoda en esa posición. ¿Qué debía hacer ella? ¿Tenía que hacer que Clowie hiciera lugar? ¿Debería irse y dejarlos?
"Ven, Clowie. Siéntate arriba mío." - Le dijo a la niña. Intentando moverla sobre ella.
"¡No, no quiero!" – exclamó alzando la voz, lo que no era nada común en ella.
"¡Shhhh! Dejen ver la película." – agregó Jeremy. Silenciándolos a todos. Así que la prometida del Señor Poldark no tuvo más remedio que sentarse sola en uno de los otros sillones.
Demelza no quería ni mirarla, aunque sentía sus ojos fijos en ella. La mujer había intentado hablar con Ross sobre una reunión que había tenido y sobre alguien a quien había visto. Pero en ambas ocasiones los niños la habían callado con un "¡Shhh!" – hasta el punto de parecer groseros.
"Jeremy. Clowance." Había dicho Ross cortante a modo de llamada de atención. La niña se había abrazado a su pierna. No la estaban haciendo quedar muy bien.
"¿Comieron pizza? Eso no es nada saludable, Ross. Los niños tienen que comer verduras y no carbohidratos. Estoy segura que el chef puede prepararles algún menú más saludable…" – dijo Elizabeth.
Y Demelza no pudo más que girar su cabeza para ver la reacción de Ross, pues lo de las pizzas había sido su idea, y porque al parecer Louis no le caía muy bien y ella sospechaba el motivo, aunque no se atrevía ni a pensarlo. Y que intentara ella hacerlos comer verduras, pensó. Ya tendría su oportunidad. Notó que Ross tensó la mandíbula y entonces su mirada se cruzó con la de ella.
"Señorita Carne, ¿sería tan amable de levantar todas estas cajas y limpiar todo esto de aquí?" – le dijo dulcemente.
"Erhm…" – por un instante no supo que decir.
"Y ya que va a la cocina, tráigame un café. ¿Quieres uno, cariño?"
"Elizabeth…" murmuró Ross. No sabía que hacer. O más bien, quería enviarla al demonio pero no podía hacerlo frente a los niños. No le podía faltar el respeto, debía dar el ejemplo a los pequeños. Así que intentó ponerse de pie para limpiar las cajas que aún estaban apiladas y chorreando queso sobre la pequeña mesita, pero no era fácil con Clowance prendida a ella.
"Esto es un desorden, Ross."
"No es su trabajo limpiar la casa, Cecily ya lo hará después."
"Pero si ella está aquí sin hacer nada. No le cuesta nada hacerlo, ¿verdad, Señorita Carne?"
"Ehmm, no. No es molestia."
"¿Lo ves, cariño? Eres muy blando con el staff. Les pagas para trabajar, no para mirar películas." – Elizabeth continuó diciendo mientras ella recogía las cajas de pizza.
"¡Arghhh!" – gruñó Jeremy levantándose del piso. – "Así no se puede ver. Me voy a mi habitación, vamos Clowie."
Dios bendiga a Jeremy que se levantó del piso de un salto, le dirigió una mirada digna de un Poldark a su padre, tomó a su hermana de la mano y se fue rumbo a las escaleras.
"Subiré en un momento, niños." – dijo ella en su dirección, mientras llevaba las cosas a la cocina. – "Le debo el café, Señora Elizabeth."
No la había ni querido mirar. Que mujer estirada y desagradable. Bueno, quizás no debería ser tan dura con ella. Después de todo los había encontrado con una escena que parecía bastante familiar con su novio, que de seguro no le había caído nada bien. Pero ella tenía la culpa también por no pasar tiempo con los hijos de su prometido. Estaba claro que no los conocía para nada ni sabía tratar con ellos. Y los niños no la querían tampoco, pero eso se podría solucionar si compartieran algo tiempo juntos. Así como lo habían hecho con ella. Quizás debería intentar incluirla a ella también en alguna salida.
"Eso no estuvo nada bien, Jeremy." – le dijo al niño cuando subió a su habitación. Había evitado salir de nuevo a la sala y había subido por la escalera de servicio que rara vez usaba. "Tienes que respetar a tus mayores. Saludarlos cuando llegan y despedirse cuando te vas, como el niño bien educado que eres."
Jeremy levantó los hombros sin darle importancia.
"Lo digo en serio, Jer. ¿Qué va a pensar la Señora Elizabeth de ti? Ella es la prometida de tu papá. Cuando se casen será tu madrastra."
"¡No, no lo será! No será mi mamá, nunca. Yo solo tuve una mamá…" – gritó, de una forma en que no había visto antes y sus ojitos se llenaron de lágrimas.
"Jer… lo sé. Nadie podrá jamás reemplazar a tu mamá. Nadie jamás será tan especial como ella. Pero eso no quita que tu padre quiera que alguien lo ayude a cuidar de ti. Y él eligió a Elizabeth, puede que sea simpática si le das la oportunidad." Jeremy se frotó los ojos para secar las lágrimas que no habían llegado a caer. – "Yo no te caía bien cuando me conociste y ahora soy tu persona favorita." – bromeó, haciendo reír al niño y dando un beso sobre sus cabellos.
"Ya hablaremos de esto más adelante, ahora a ponerse el pijama y a dormir."
"¡Pero queremos terminar de ver la película!" - Exclamo el niño.
"Hoy no. Hoy a dormir, están castigados por la forma en que se comportaron."
"¡Ohhhh!" – se quejaron los dos. Era la primera vez que los castigaba.
"¿Yo estoy castigada también?" – le preguntó Clowance mientras la arropaba.
"Si Señorita. No creas que no me di cuenta lo que hiciste para que no se sentara en el sillón."
La niña sonrió con picardía sabiendo lo que había hecho. Era igualita a su padre.
"¿Demelza?"
"¿Si cariño?"
"¿Puedes ser tu nuestra mada-madastra?"
"¡Judas!" – Demelza exclamó cuando salió de la habitación de los niños y casi se choca con Ross Poldark.
"Demelza… vine a decirles buenas noches a los niños antes de irme. Voy a salir con Elizabeth." – le dijo, luciendo algo apocado.
"Por supuesto. Ya están en la cama." Le respondió ella cortante. Hasta entonces no se había dado cuenta que estaba algo molesta con él. No sabía porqué, él no había hecho nada. Quizás era por eso, porque había visto como su prometida la trataba y la había dejado levantar la basura como ella le había ordenado. Y no es que le molestara limpiar, ordenar o lo que sea que fuera necesario. Lo hacía con frecuencia desde que trabajaba allí, siempre corriendo atrás de los niños para dejar todo en orden. Lo que le molestó fue que la tratara como una criada y que creyera que porque le pagaban un sueldo ella tenía que hacer lo que fuera que le ordenaran, y que él había permitido que la tratara así.
"¿Tan temprano?"
"Están castigados."
"¿Oh…?"
"Si. No fueron educados con su prometida así que hoy se irán a la cama temprano, pero están despiertos aún para que los salude. Que tenga buena noche."
Ella fue a pasar por su lado de vuelta en la dirección de la escalera de servicio, cuando escuchó que el la llamaba de nuevo.
"Acerca de Elizabeth… no quiso hacerte sentir mal o que no estabas haciendo bien tu trabajo…"
"No quiso hacerlo, ¿de verdad?" – preguntó irónica. Cálmate, Demelza – pensó. No inicies otra discusión, menos acerca de su prometida. Sobre eso si que no tienes porqué opinar…
"¿Es mi trabajo insatisfactorio para usted?"
"No, por supuesto que no. Al contrario. Y puedes tutearme, Demelza."
"No aquí. No se preocupe, no lo tomaré como algo personal. Pero para que quede claro mi trabajo consiste en cuidar de Jeremy y Clowance. Y por supuesto que iba a ordenar el desorden que ellos, nosotros, hicimos. Pero no me darán órdenes para que limpie o para que sirva café si yo no quiero hacerlo."
Ross metió sus manos en los bolsillos del pantalón y encogió sus hombros. Ya había notado que esa era la postura que adoptaba cuando algo lo ponía incómodo. Lo mismo había hecho esa mañana mientras ella inspeccionaba la Iglesia adonde ellos se casarían.
"Está claro."
"Bien. Me voy a mi habitación. Buenas noches."
"Demelza… ¿saldrás mañana a correr?"
"No. Creo que me quedaré a dormir."
Demelza bajó de prisa a su cuarto. Quería sacudirse esa sensación. Esa mezcla de exasperación, humillación, y… culpa. Estaban pasando una tan bonita noche, y no era la primera. Y le pareció que Elizabeth los había descubierto haciendo algo ilícito. Se sintió como una extraña, como una usurpadora del lugar que esa mujer debería ocupar. Pasaba mucho tiempo con su jefe y ella lo sabía. Y ahora esa mujer lo sabía también, estaba segura. Pero sólo es algo profesional – se dijo mientras estaba tendida en su cama. Salvo por aquella noche, de la que él no se acordaba. Salvo por la forma en que te mira en ciertas ocasiones. O la manera en tu piensas en él… Judas. Necesitaba distraerse. Era temprano aún. Bajaría a ver a Louis.
Noc. Noc. Noc.
Demelza estaba profundamente dormida.
Noc. Noc. Noc.
Algo la despertó. Abrió un ojo. Afuera llovía.
Noc. Noc. Noc.
"¿Demelza? ¿Estas despierta?"
"¿Qué?"
Se sentó en la cama. Sus cabellos colorados despeinados en todas direcciones. Tenia la boca seca.
"¿Estas despierta?" – esta vez escuchó claramente la voz de Ross Poldark al otro lado de su puerta. Se levantó de la cama de un salto, pensando que algo le había sucedido a los niños. Del otro lado de la puerta se lo encontró a Ross vestido con su habitual ropa deportiva negra.
"¿Ocurrió algo? ¿Están bien los niños?" – carraspeó. El la miro de arriba a abajo.
"Si, si. Lo siento, no quise alarmarte. Estaba por ir a correr, quería ver si no querías acompañarme."
Demelza se lo quedó mirando. ¿Acaso no le había dicho que no?
"Esta lloviendo." – dijo ella. Esa era excusa suficiente.
"Podemos ir al gym. Podrías enseñarme esas posiciones de yoga de las que me hablaste…"
"Dame unos minutos."
Demelza cerró la puerta a su media sonrisa. Era muy temprano para poder lidiar con ella. Luego se miró al espejo. La remera que tenía puesta para dormir apenas le cubría los muslos. Sus cabellos eran una masa deforme que le cubría mitad del rostro. Sus ojos aún tenían bolsas debajo por el sueño y como no llevaba sostén, sus pezones se marcaban erguidos a través de su remera. ¡Judas!
Quince minutos después Demelza se encontró con Ross en el salón donde hace unas horas los había encontrado su prometida. Decidió que no diría nada al respecto, aún no estaba despierta del todo para otra discusión, o aclaración de posiciones.
Demelza fue directo hacia el ascensor, pensando que bajarían al gimnasio del hotel, hacia donde Ross iba en aquel primer encuentro matutino…
"Ehm… Demelza? Vamos arriba. Las vistas son mejores."
Y era cierto que lo eran. Una típica lluvia Londinense caía sobre la ciudad. No muy copiosa, pero abundante para cubrir los edificios del otro lado del Thames con una espesa niebla gris sobre la que San Paul's se erguía orgullosa.
"Siento haberte despertado, se que dijiste que no harías ejercicio hoy."
Demelza estaba contemplando el paisaje distraída.
"Esta bien." – dijo aún media dormida. No se había acostado muy tarde después de todo. El restaurante estaba repleto cuando bajo a ver a Louis, y solo pudieron conversar un momento. No quería molestarlo en el trabajo, así que había vuelto a su habitación con intención de ver una película. Pero se había quedado dormida a los diez minutos. – "¿Corremos?" le preguntó acercándose a una de las cintas. Había dos, y dos bicicletas y varios otros aparatos.
"Pensaba que podíamos hacer yoga, de verdad. O algo para aliviar la tensión…"
Se movieron al salón de la pileta, a sugerencia de Demelza que no encontraba el gimnasio lleno de máquinas y con poco espacio adecuado para hacer yoga. Se estiraron y Demelza le mostró algunas posiciones que Ross encontró difícil de imitar, pero hizo lo posible por seguirla. Eso la hizo sonreír un poco y 'aliviar la tensión' que había entre ellos. Había sido una buena idea al final. Las vistas desde allí eran impresionantes y el agua brillando y reflejándose en el techo tras ellos eran relajantes.
Demelza se sentó en el piso y se cruzó de piernas para hacer la meditación final, Ross a su lado.
"¿Estas molesta por lo de anoche?" – dijo. Sabía que no sería capaz de quedarse en silencio en esa última parte de la clase, los hombres generalmente no eran buenos meditando.
"No estoy molesta, solo… preocupada."
"¿Porqué?"
"Por Jeremy y Clowance. Y su prometida. Disculpa si estoy siendo entrometida, pero ella será su madrastra en poco tiempo y parece no conocerlos en absoluto…" – le pareció mejor no mencionar el hecho de que no le caía bien a los niños.
"Ya veo. Elizabeth… Elizabeth no está acostumbrada a tratar con niños. Es hija única y toda su vida la dedico a trabajar."
Aja.
"Pero tendrá que tratar con ellos cuando se case contigo…"
Ross se quedó un momento en silencio, contemplando la lluvia que caía silenciosa más allá de los ventanales.
"Eso es lo que espero… hablamos de ello muchas veces. Acerca de que ella se convertirá en su madre cuando sea mi esposa y ella está de acuerdo. Solo que ahora está ocupada. Entre la fusión de las empresas y organizar la boda…" – se excusó.
"Ella no será su madre." – aseguró Demelza y él la miró con curiosidad. – "Nadie podrá nunca reemplazar a su madre. Jeremy es muy claro en ello."
"¿El… él te dijo eso?"
"Si. Jer extraña a su madre, y Clowie también, aunque casi no la haya conocido."
Ross suspiró. "Regina era una madre excelente. Nació para ser mamá, los amaba con toda su alma."
Y ahora te estás por casar con alguien a quien no le gustan los niños. Pensó ella, pero se guardó el comentario. Era la primera vez que Ross le hablaba de su esposa muerta y tenía intriga por saber más.
"Estoy segura. Jeremy aún la recuerda y Clowie recuerda cosas que su abuela le contó sobre ella. Deberían ser muy jóvenes cuando se casaron…"
"Nos conocimos en la universidad. En realidad, nos conocíamos de antes, pero en la universidad nos hicimos amigos. Nuestras familias se conocían y éramos los dos de Cornwall, así que en nuestro primer descanso coincidimos en el viaje de regreso. Ella quedó embarazada de Jeremy antes de terminar la universidad…" Dijo ausente, mirando a la nada. O quizás intento ver a través de los años a aquella joven con quien se había casado …
"Debió amarla mucho…" – susurró ella. Ross pareció salir del trance en el que estaba al oír esas palabras.
"Éramos muy jóvenes… ¿Cuál es su sugerencia? Para Elizabeth, para que conozca a los niños." - Preguntó cambiando abruptamente de tema.
"Uhm… solo, solo pasar más tiempo con ellos. Quizás puedan salir a algún lado ustedes solos. Estoy segura que los niños solo necesitan conocerla para encariñarse con ella también." Le dijo. Porque se había prometido que lo ayudaría, más allá de lo que ella pensara de esa mujer.
