la envidia de la brisa entrando descaradamente por la ventana y bailando entre los rizos castaños de aquella joven muchacha que a penas descendía por la flor de la pubertad. su belleza despojante de cualquier suspiro, era un tesoro guardado celosamente por cuatro paredes inalcanzables para cualquiera que osara pretenderla a costillas de sus progenitores.
Estaba ahí recostada, observando a través del cristal lo que para ella era la libertad que nunca tendría. Sus padres, estrictos trabajadores que sin confiar más que en sus conocimientos propios decidieron educarlos en casa, privandolos de todo contacto con el exterior y con otros chicos de su edad, solo era ella y su hermano.
Mientras no retiraba la vista de la transparencia, escucho como la melodiosa voz de su madre pronunciaba su nombre fastidiada, tal vez por la incompetencia de su hija al no responder a varios llamados anteriores.
La castaña musitó un "Ya voy" llevando sus zapatillas que se movían de lado a lado entre sus dedos, aún descalza provocaba un sonido brusco contra el suelo el cual hacia eco por todo el pasillo hasta los escalones, al final de estos la esperaba su madre con una expresión que le hacía saber a que atenerse.
Esta se puso sus zapatillas y bajo pesadamente, agarrada con fuerza del barandal no podía evitar manifestar cierta costumbre ansiosa de morder su labio inferior hasta sangrar, al llegar al último escalón una cachetada fue el recibimiento que obtuvo por parte de su madre, la cual la hizo desequilibrarse dando algunos pasos hacia un lado.
- ¡¡¡Tan cansada estoy de tu incompetencia señorita!!!, ¡te he dicho que esta noche habrán visitas muy importantes!, se suponía que debías estar lista hace media hora y nisiquiera te has peinado, ¡Ve a sentarte antes de que te deje sin cenar! - Vociferó su madre con furia, el perfeccionismo debía estar intacto en aquel hogar, las visitas aún no llegaban, pero preferirían estar preparados con anticipación, en especial si la visita se trataba de la primera vez en la que se le permitiría a la chica interactuar con alguien más fuera de su núcleo familiar desde la última vez.
Era en la sala en donde esperaba su padre junto a su hermano, con una charla espontanea sobre todos los trofeos que habían ganado juntos, logrando aliviar la tensión del ambiente por unos contados segundos.
Cuando el padre de la castaña desvío su mirada hasta la menor de sus hijos, una mueca de fastidio nada disimulada le brindo a su madre, seguido de las palabras chocantes y dolorosas que soltaba como cuchillos hacia la menor.
- Rebecca no nos acompañará está noche, creí que estaba claro, solo con Mark nos es suficientemente -
- Cariño han sido varias las ocasiones en las que al recibir una visita la hemos excusado - Musitó nerviosa - solo por esta noche permitamosle acompañarnos- El padre dispuesto a renegar definitivamente fue interrumpido por la voz de su hijo
- Padre, Considero que lo que dice madre es cierto, de lo contrario tampoco yo podría merecer estar presente esta noche-
dispuesto a retomar la compostura que se le había quitado, de no ser por que la visita había llegado en el momento más indicado, algunos minutos antes de la hora acordada, pero aún así no tenían ni el tiempo ni la creatividad para devolver a su hija sin llamar la atención.
Los broflovskys una pareja casada de casta judia, habían acordado una reunión con los cotswolds simplemente para charlar sobre algunos negocios, formar una microempresa mediante los contactos y las posiciones relevantes de ambos, con una pensión que querían utilizar bien.
Tal vez podrían juzgarsen como temas de escasa relevancia para un par de niños. con tal fundamento, Sheila Broflovsky sugirió traer a sus hijos dejando a los cotswolds sin la opción de negarsen.
Ya se habían saludado de forma un poco más íntima ambas cabezas de familia, procediendo a presentar a sus hijos. Aunque estos ya hubieran interactuado en algunas ocasiones pasadas
- Este es mi hijo mayor Kyle y mi pequeño bubala ike - Mencionó la pelirroja sosteniendo a el mayor de gancho y al menor por los hombros
- Es un placer estar esta noche con ustedes - seguido de presentarse formal mente prosiguió a saludar a ambos cotswolds de un apretón de manos.
el cual el hombre rechazo el acto del pelirrojo disimuladamente por lo que paso hace ya 5 años con su hija, aquellos días en los que la ultrajo y la exhibió sin su consentimiento.
haciendosen los de la vista gorda todos procedieron a sentarse en la gran mesa para cenar o mejor dicho para charlar.
la Sr. Cotswolds no tuvo que presentar a sus hijos debido a que ellos ya se habían encargado de presentarse hacia ambas cabezas de familia, a excepción del mayor que ya habían distinguido hace tiempo y por el menor que se encontraba concentrado jugando en su Nintendo como para notar en que lugar se encontraban.
-Entonces ya han conseguido avanzar una gran parte de vuestra Tesis ¿No? - Quiso añadir Mark a la conversación, como un rompe hielos, ya que ninguno se atrevía a soltar palabra a diferencia de los adultos.
- Emh si, fue complicado en un comienzo por como organizaron los grupos y el "contrato" que nos hicieron firmar... - Musitó el pelirrojo, pero en realidad... aunque fuera realmente esporádico este no podía evitar desviar su mirada hacia la castaña, le sorprendía que después de tantos años, hubiera podido verla, siempre la imagino en otra parte lejos de este pueblo después de tal escandalo que habían provocado sus padres, y que su hermano le diera tal paliza que ahora excusaba con "El pasado pisado" para evitar hablar de su hermana.
Se notaba que ahora eran tan estrictos como para no permitirle siquiera salir y seguirla educando lejos del exterior, a diferencia de su hermano a quien se le permitió su libertad.
La chica provocaba en el cierta melancolía, como si estuviera afligida de estar rodeada de tantas personas, repitiendo una y otra vez el acto ansioso que no había dejado desde su niñez, veía como la cuchara no dejaba de temblar, suponiendo que solo era un acto preciso de estrés.
Al dirigir de vuelta su mirada hacia su conversador observo como este la miraba de tal manera, tan repugnante, tan ilícita provocando tanta incomodidad que en el momento donde sus padres anunciaron retirarsen el pelirrojo se sintió aliviado pero desalentado he intrigado.
Todos se pusieron de pie, la sr.Costwold empezó a acomodar todos los platos para llevarlos a la cocina y Rebecca quiso hacer notar sus intenciones de ayudarla, pero justo en el momento en que el canadiense quiso levantarse golpeó la mesa con tal brusquedad provocando que uno de los vasos de cristal se cayera, en lo que la castañas se agachaba para recoger los trozos y el pelirrojo por inercia repitiera la misma acción.
Ambos padres del niño empezaron a ofrecersen a pagar el vaso apenados por la acción de su hijo, pero los cotswolds se negaron a la oferta, excusando al niño de que este tipo de cosas pasaban a cualquiera y era normal.
Mientras la chica con un pañuelo blanco recogía cada pieza el pelirrojo no dejaba de observarla, sintió como esta desvocaba un suspiro y cuando dejaba algunas de las piezas en el trapo, la chica con fuerza agarró su mano posicionando entre sus dedos una envoltura, aparentemente de dulce.
observando como esta se puso de pie y caminaba inaudita en dirección a la cocina, no sabía si había sido producto de su imaginación, pero estaba convencido de lo que había visto.
Su hermano mayor agarrando con fuerza de su brazo y aprentando su dedo índice contra su dedo pulgar en sus mejillas, como si quisiera obligarla a besarlo.
No se había percatado de la mirada de los cuatro adultos y muy disimuladamente se puso de pie sin antes golpearse torpemente contra la punta de la mesa, todos los adultos compartieron una carcajada como si lo del vaso hubiera sido olvidado o eso hicieran creer.
Al llegar a su casa lo primero que hizo fue salir disparado a su cuarto, mientras se dejaba deslizar por la puerta cerrada, tomo la envoltura que traía un trozo de papel dentro, observando que se trataba de un número, al principio intento llamar, pero al escuchar como en repetidas ocasiones la llamada eran desviada, antes de dejar de insistir optó por mandar un mensaje, esté fue contestado Casi de inmediato, la vaga idea de que el celular era reportado paso por su cabeza y podía confirmarlo
- Hola ¿Rebecca?-
-Si, soy yo -
- Esto... -
- Para hacer de esto algo corto, necesito de tu ayuda -
La chica comenzaba a ajustar una cadena de mil dudas para alguien que prácticamente la volvía a conocer.
