El nulo erudito de no saber sobre lo trivial del caos.

Su primera probada del mundo exterior termino en un tormento de emociones, desviándose por la moral que se le había inculcado a una pequeña Castaña que fue privada de obtener lo que nisiquiera se le había dado, su libertad.

En un principio ella temió por lo que no conocía, ahora ya no podía imaginarlo como aquel sueño fugaz por el que temia, ese que la hacía llenarse de aquel despavorido miedo, ahora era diferente, lo veía como algo sorprendente y simultáneo.

había experimentado por cuenta propia un mundo del que no había palpado nunca y tantas dudas comenzaron a carcomear por su cabeza; que era un beso, que era el sexo, como nacían los bebés y que era amar.

Sabía que si le preguntaba a sus padres su confianza hacia ella terminaría por los suelos, aunque ya se encontrara allí en primer lugar.

Pero mientras se ahogaba en la idea de ignorar sus sentimientos, las dudas cada vez crecían, era como la tina que ella trataba de llenar pero que siempre se terminaría vaciando.

primero un golpe, luego dos y hasta llegar al tercero, fue cuando el propietario musitó un desganado "adelante" permitiéndole a su pequeña hermanita entrar a su habitación.

Rescargandose en lo que era el escritorio del chico, mediante esto, lo miró fijamente en un intento desesperado por llamar su atención.

Su hermano mayor soltó un suspiro ahogado y la miro de reojo para finalmente soltar una ansiada repuesta.

— ¿Que pasa Rebecca? ¿Necesitas algo? — Este arrugó su entrecejo, que su hermana le hubiese interrumpido de sus clases extracurriculares no le hacía gracia, pero a la vez le intrigaba cierta insistencia

La castaña simplemente se encogió de hombros y ladeo su cabeza afinando su voz en una repuesta suave — Sólo quería saber como te estaba yendo en la escuela privada y en la escuela pública... — El chico por su gran intelecto y dialecto, había sido elegido para estudiar en una de las más catalogadas escuelas privadas de Denver, pero sin querer dejar la escuela pública, le permitieron organizar su horario para poder asistir a las dos.

Este se sintió un poco culpable por su hermana a quien se le había prohibido tener una educación "normal" en donde el tenía gran parte de la culpa.

— Tengo algunos trabajos escritos y libros que me han dado ¿Te interesaría verlos? — La chiquilla de Trece años había reaccionado de una forma muy entusiasmada a la respuesta de su hermano deslizando sus pies descalzos por la cerámica hasta sentarse en el regazo de este, tapando por completo su vista con su abultada melena castaña. — Rebecca puedo conseguirte una silla — en respuesta meneó la cabeza negándose a su sugerencia, su hermano bufo y trato de quitarsela de encima, pero esta simplemente se negó.

Mientras tomaba uno de los libros comenzó a leerlo entusiasmada, preguntando a su hermano por cada punto subrayado, al mayor le pareció curiosa la forma en la que contemplaba los libros, pero algo en su actitud no terminaba de convencerlo

— Dime rebecca — Mientras deslizaba el libro por sus manos para quitárselo, se ganó la atención de la chica en contados segundos — Estudiar es lo que has hecho toda la vida, sin importar que lo hubieses hecho en casa... pero aún así, ¿desde cuándo desperto esta empatía por las cosas de una simple escuela local? —

— Es que simplemente... me interesa saber y ya — entre uno de sus tantos tips iba aplaudir delicadamente y sin notarlo sus dedos comenzaron a tocarsen y separarsen entre sí provocando un sonido brusco, pero suave.

— No mientas — Musitó suavemente en su oreja — estás interesada algo más, o mejor dicho alguien más — la chica al no saber que responder en un intento desesperado por evadir las preguntas quiso escapar pero un fuerte apretón en su muñeca le impidió alejarse pocos centímetros.

Sus pies deslizándose sin voluntad por la cerámica vieja, su cintura aprisionada en un brusco agarre y una de sus muñecas alzadas a pocos centímetros del hombro de éste.

Era toda ella temblando y la ansiedad pasando por todo su cuerpo con una fuerza similar a la de la energía estática, sus dedos se deslizaban en su pecho y comenzaba a perder el control de todo su cuerpo, como si poco a poco se apagará en los brazos de su hermano.

La respiración se cortaba cada vez más y una gota de sangre se deslizaba entre sus labios aprisionados junto a los de su querido hermano mayor, esta sin más que hacer para defenderse, pegó un chillido despavorido.

Impresionado por su acción, este la soltó, dejándola caer como si se tratará de un fino pétalo de cascabel, la chica terminando por desmayarse se deslizó hasta quedar de rodillas en el suelo, pero este seguía tomando de su brazo con fuerza, para que no fuese a golpearse.

Tras limpiar con su manga su labio inferior la sangre que había brotado, por la acción inedita de su hermanita al morderlo por tratar de besarla, segundos después presenció como sus padres azotaban la puerta de su recámara con brusquedad y volviendo a su porte, mirando a ambos padres a los ojos excuso la situación.

— Solo sufrió uno de sus colapsos de siempre — Ambos padres acabaron por tomar la situación en base a la respuesta de su hijo y llevaron a la pequeña niña hasta su respectiva recámara.

Que clase de padres serían... ¿Si desconfiaran de la palabra de su hijo?