Sus favoritos eran ciertos días de calor poco habituales, donde afuera de su jardín siempre estaba aquella silla mecedora, alejada de su prisión y de las discusiones paternas de su axfisiante vida.

Mientras con un pie se impulsaba en la fresca hierba verde recién descongelada por aquel calor de verano tan anhelado, el otro estaba posado sobre uno de sus muslos, con los residuos de un esmalte mal aplicado mientras el envase se terminaba de vaciar sobre las petunias que con bastante amor había sembrado su padre en el jardín qué tanto cuidaba.

las marcas del helado seco sobre su blusa llamaban alguno que otro bicho que se posaba sobre el espacio del dulce y sus senos.

con el rostro totalmente cubierto por la Sombra de aquel sombrero de paja que llevaba guardado varios años en el garaje, obsequio para su padre de una feria a la que ella no asistió pero el resto de su familia si.

Se dejó llevar por la brisa tibia que hacía bailar las flores de su progenitor y sus rizos castaños de pasó.

Estaba tan profundamente dormida en el jardín que siempre le había brindado cierta tranquilidad y tantos recuerdos tan hermosos he inolvidables, como su primer beso.

Aquel lugar cerca del culumpio era su escondite, en donde podía escaparse por unos pocos minutos de todos, y de todo.

Mezclarse entre el aroma de las flores y su suave balanceó.

cuando la silla se detuvo, por inercia aquel sueño liviano de la tarde había terminado; Quitándose el sombrero del rostro miro al perturbador de sus sueños, pero viendo que se trataba de su hermano lo dejo pasar y volvió a poner el sombrero sobre su rostro dejando ir una pequeña risilla despreciable fingiendo volver a dormir.

una mano agarro con fuerza de su muslo y lanzando aquel sombrero en alguna parte de los arbusto, la silla se inclinaba por el peso de un intercambió de saliva.

mordiendo su labio inferior y separándose en contados segundos para tomar aire, la castaña desliza sus manos por su pecho hasta llegar a su cinturón, mientras lo desabrochaba sus manos se sugetaron con fuerza de su camisa, mientras sentía como sus dedos medio y anular se sumergían en lo profundo de su vagina, no podía concentrarse en algo más que no fuera calmar sus gemidos.

mientras los dedos de sus pies se contraían en la hierba, ahogaba sus jadeos entre besos mal dados y sacrificados, deseando no ser descubiertos por aquellas personas poco deseadas, dejándose llevar entre los contrastes agarro con fuerza de su miembro, pidiéndole que no dejará nada a medias.

deslizó sus shorts pegados a su ropa interior por sus piernas, apoyando una de sus rodillas sobre la silla, sostuvo una de las piernas de su pequeña hermana, encajando a la perfección a quien ansiaba salir de sus boxers, aunmentando el sonido de la fricción entre ambos, le complacía ver a la castaña disfrutando de cada toque, de la vulnerabilidad y deslizándose entre la silla.

mientras tapaba su boca y cerraba sus ojos con fuerza no podía evitar observar cada pequeño detalle sin quedar fascinado de su perfección, de la perfección de su mujer.

las gotas de sudor que se pronunciaban entre sus senos, las que se deslizaban en las esquineras de sus labios, aquellas que condecoraban desde su frente hasta su nariz y algunos fragmentaciones de su ombligo.

ella era su musa. su forma de manejarlo durante el sexo era increíble, sin saberlo ella lo tenía a su completo merced.

Soltando el último jadeo del climax un hilo de semen y fluido brotaban de sus labios y la punta de su uretra.

retomando la energía, mientras observaba como su hermano se subía sus pantalones, le parecía curioso su forma de desviar la mirada despreciablemente cada vez que terminaban, sin tanto espacio se encimismo sobre este hasta hacerlo caer sobre la hierba aplastando algunas plantas pequeñas de camino.

mientras rozaba sus labios entre su pantalón mal puesto, introdujo su virilidad una vez más en su interior, mientras su hermano quedaba atónito por sus acciones, la chica tomo una de sus manos y las deslizo desde su abdomen hasta su pezon.

-No me digas que ahora si te arrepientes, infeliz- Palabras tan cortantes pero que simulaban el erotismo al atravesar sus oídos.

Deslizandolo todo por su interior con tal brusquedad, observaba de reojo que nadie fuera a venir, por un momento cerró sus ojos y arqueó su espalda, no le tomó mucho hacer que su hermano se viniera y de su propio placer prefería encargarse ella.

antes de que entre abriera sus ojos este ya había tomado posesión de sus labios, de forma tan brusca y tan horrible que de la misma impresión lo mordió con tal fuerza como para arrancarle una parte muy pequeña de su lengua, quizás provocarle una pequeña hemorragia.

- Maldita perra - entre dientes musitó tratando de frenar la sangre que brotaba de su lengua, maldijo la castaña que escupía la sangre que había quedado en su boca para luego mostrarle el trozo de carne nada distintivo pegado a su lengua.

- No creo que sea muy conveniente que nuestros padres te vean en ese estado, así que guarda silencio - cito aquellas palabras que una vez su hermano le dijo

En lo que buscaba su ropa interior y prenda extra para vestirse, sin predecir una bofetada que espantó algunas aves por el tortuoso sonido, sus mejillas fueron apretadas con tal fuerza como para provocarle un chillido.

- Recuerda tu lugar Rebecca, sigues aquí por mi inmenso amor hacia ti, de lo contrario...-

empujándolo con fuerza se alejó corriendo, mientras llegaba al portón lo abrió sin detenerse a pensar en cerralo subió las escaleras pasando por la habitación de sus padres.

- Una cena, ¿Estás seguro? -

Mientras detenía su respiración agitada se detuvo a escuchar la conversación con atención, hasta que algunos pasos seguidos de un "esperá no sigas" invadieron aquel silenció.

la castaña reaccionó rápido y toco la puerta, no tuvo que dar un segundo para que su madre abriera sin antes darle una mirada replicadora

- ¡¡¡¿Rebecca que haces paseandote por ahí así vestida?!!!,¡¡¡Ve a cambiarte!!! y... ¿Eso es sangre? - presencio como su madre estiraba su blusa, con la cual se había limpiado la sangre.

- Mark volvió a morderse la lengua - Mientras su madre chasqueaba la lengua furiosa dejo la habitación sin antes replicarle que se fuera a cambiar, seguido salió su padre qué desviando su mirada también le exigió irse a cambiar antes de seguir a su madre, pero ambos presenciaron unos cuantos gritos que venían desde la cocina causados por su madre hacia su hermano que ya estaba atendiendo su propia herida.

mientras está en respuesta corrío a su habitación en lo que su padre iba a mirar que pasaba, está cerró la puerta mientras se deslizaba sobre esta, dirigió su mirada al vacío y pensó en la conversación de sus padres y como aprovecharía aquella oportunidad.

para huir de todo.