Disclaimer: The story doesn't belong to us, the characters are property of S. Meyer and the plot belongs to iambeagle. We just translate with her permission.

Disclaimer: La historia no nos pertenece, los personajes son de S. Meyer y la trama de iambeagle, solo nos adjudicamos la traducción.


Here's To Now

Autora: iambeagle

Traducción: Flor Carrizo

Corrección: Melina Aragón


Capítulo quince

Día 36

Tengo un poco de resaca después de nuestra noche en San José. Edward, el conductor designado, está libre de resaca y se ha ido de la cama cuando me despierto.

Antes de quedarme dormida la noche anterior, le dije que quería encontrar un cibercafé en la ciudad para llamar por Skype a mis padres y a Jess. Había intentado usar la computadora del Airbnb, pero el internet era tan irregular que no valía la pena perder el tiempo. Netflix apenas cargó cuando intentamos la noche anterior. Lo que estuvo bien, porque Edward y yo ya no lo necesitábamos como excusa.

Estoy revolviendo algunos huevos y haciendo café con la cafetera, cuando Edward entra en la cocina, sudoroso y sin camisa. Unos pantalones cortos deportivos cuelgan de sus caderas, mostrando su estómago delgado y duro.

—Bueno, hola —le digo.

Su rostro está sonrojado, mechones de cabello cayendo sobre su frente. Deja un beso en mi hombro y luego besa a propósito mi cuello, mi rostro, mojándome con sudor.

—Qué asco —me río, limpiándome—. Muy encantador. ¿Quieres un poco de huevos?

Sacude la cabeza, pero me roba mi café.

—Estoy bien.

—Lo que es mío es tuyo —bromeo, pasando los huevos de la sartén al plato.

—¿No es así como funcionan las relaciones?

Lo miro y sus ojos brillan con diversión. Él sabe exactamente lo que está haciendo, lo que está diciendo. Me quedo quieta, tomando un bocado de mi comida.

—No puedes decir cosas como esa sin tener una conversación.

—Está bien —responde—. Tengamos una conversación.

Mirando mi plato, sacudo la cabeza.

—¿Ahora?

—Cuando sea.

—Todavía no sé… —Me detengo, haciendo una pausa—. Quiero hablar con mis padres primero. Y después seré capaz de tener esa conversación. ¿Está bien?

Estoy estancada, lo sé. Pero no puedo tomar ninguna decisión precipitada sin tener en cuenta mi vida en casa. Y tal vez no estoy dejando mucho atrás, pero eso no significa que mi vida antes de esto, antes de Edward, no exista.

Edward asiente, robándome un bocado de huevos.

—Me iré a bañar y después podemos ir a la ciudad… ¿a menos que haya un momento específico en el que debas llamar a todos?

—Es sábado y Texas está a solo una hora por delante, así que en realidad podría ser en cualquier momento —digo alegremente, fingiendo no estar afectada por la seriedad de nuestra conversación segundos antes—. Incluso si no puedo hablar con ninguno hoy, puedo enviarles un email y dejarles saber cuándo los llamaré mañana.

—Suena bien. No te importa si solo te dejo, ¿no? Carmen quiere que compre algunas cosas de la tienda e iba a ir a revisar el barco, asegurarme de que todo está bien.

—Eso está completamente bien.

Edward desaparece en la ducha, y yo como rápidamente mis huevos, decidiendo unirme a él. Él está sorprendido de verme, pero me acerca, colocándome bajo el chorro de agua caliente. Su cuerpo es tan jodidamente musculoso, y estar mojado solo agrega otra capa al atractivo. Le digo que es demasiado guapo, pero él lo niega, tocando mi pecho.

Este momento con él es dulce. Lava mi cabello, frota mi espalda. Cuando sus labios acarician mi piel, no es esperando algo. Es porque sí.

Poniendo champú en su cabello, me levanto, creando demasiadas burbujas en su cabeza. Él se ríe, sus ojos cerrados mientras inclina la cabeza hacia atrás debajo del agua. Dejo un beso en su nuez de Adam, en su barbilla, hasta que puedo alcanzar sus labios, grabando a fuego estos pequeños momentos con él en mi memoria.

XXX

El viaje a la ciudad es silencioso, el auto lleno de energía ansiosa. No de una forma debilitante, sino más como… emocionante. Estoy nerviosa por hablar con mis padres sobre potencialmente quedarme con Edward un poco más. Y quedarme ahora no quiere decir quedarme para siempre.

Por supuesto, mis padres realmente no tienen voz. Pero respeto sus opiniones y ellos nunca han mostrado nada más que apoyo.

—Llegamos —anuncia Edward, estacionándose.

Desabrochándome el cinturón, me inclino sobre la consola.

—¿Dame una hora? —supongo, besándolo.

—Suena bien.

Él me observa irme, alejándose de la acera una vez que estoy dentro. Pago por el café y por una hora de tiempo en la computadora. No estoy segura de si necesitaré tanto tiempo, pero tengo el tiempo en caso de que todos tarden un poco en iniciar sesión.

Cuando abro el navegador, un reloj comienza la cuenta atrás en la esquina de la pantalla. Abro Skype y me toma más de lo necesario recordar mi contraseña. Una vez que inicio sesión, les envío un mensaje a Jess y a mí mamá, que están inactivas.

Decido revisar mi email, dándoles algo de tiempo para que, con suerte, vean mi mensaje. A medida que me desplazo, empiezo a eliminar correos aleatorios, spam, anuncios. Veo algunos de bromas de mi padre y algunas cadenas de mi abuela. Pero son los dos de Liam los que llaman mi atención. Desearía tener el valor suficiente de borrarlos sin leer, pero no soy así. Ya lo superé, por supuesto que sí. Pero solo quiero saber lo que piensa que tiene que decir.

¿Jess me dijo que dejaste el país con algún tipo? Esperaba atraparte antes de que te fueras… pero… En fin. ¿Me avisarás cuando regreses? He estado pensando y sé que lo jodí. No trato de poner excusas… lo siento.

Huh. Es divertido porque no siento… nada. Soy totalmente indiferente a sus palabras, ni siquiera me siento un poco culpable de que sepa que estoy con Edward.

Eliminando ese correo, paso al siguiente mensaje de hace una semana.

Escuché lo de tu papá. Lo siento. Ni siquiera sé cuándo vas a ver esto… nadie sabe cómo contactarte. ¿Llamarás a mi celular cuando veas esto? Te amo, espero que estés bien.

Parpadeo ante la pantalla, completamente confundida por todo el mensaje. Por supuesto, la duda me llena y los peores escenarios pasan por mi cabeza. Pero entonces ¿por qué no he oído de nadie más? Podría ser solo Liam planeando una forma de que me acerque a él. Y les mandé a mis padres y Jess la dirección de donde nos estamos quedando. Estoy muy segura de que podrían haberme contactado si lo hubiesen necesitado.

La ansiedad me llena en el momento en que aparece una llamada de Jess.

—Oh, mi Dios —exclamo distraídamente mientras la pantalla se carga. Jess está sosteniendo a Sadie en frente de la cámara, por lo que su carita peluda es lo primero que veo—. Bichita mimosa. —Sonrío cuando ella golpea la pantalla.

Jess pone a Sadie en su regazo, rodando los ojos.

—Me imaginé que querías decirle hola a ella primero —admite.

Me río.

—No estás equivocada, pero extraño tu rostro también. ¿Cómo va?

—Va.

Su tono está apagado.

—¿Qué pasa?

—Nada. ¿Por qué?

—¿Están bien mis padres?

—¿Por qué me preguntarías eso?

—Suenas rara. Y recibí un correo extraño de Liam. Él dijo ¿siento lo de tu papá y te amo?

Jess toca su cabello.

—Liam es un idiota. Pensé que habías bloqueado su dirección de email. —Estoy a punto de presionar para obtener más respuestas cuando dice—: Hablando de eso, ¿cómo está tu nuevo potencial amante?

—¿Supongo que te refieres a Edward? Él está realmente muy bien —respondo, sonriendo ampliamente como una loca enferma de amor—. Nosotros… —Miro alrededor para asegurarme que nadie está escuchando—. Tú sabes.

La sonrisa de Jess es genuina esta vez.

—Gracias a Dios. Me iba a cabrear si todo esto fue para nada. He estado tratando de que te casaras por años.

—Cállate —me río, haciendo una cara—. El matrimonio… no. Ahí no es a donde se dirige esto.

—¿No?

—Eso no es realmente su estilo. ¿O el mío? No sé. Estoy tratando de no pensar tan lejos. Dormimos juntos tres veces, creo que es un poco pronto. —Hago una pausa—. Y no todas las relaciones tienen que ser tan… convencionales.

—Ah, ¿lo estás llamando una relación? —responde, riendo.

—He terminado con esta conversación —murmuro, rodando los ojos—. Oye, ¿puedes enviarle un mensaje a mi mamá y decirle que estoy conectada? Le envié un mensaje, pero supongo que todavía no lo vio. Me gustaría hablar con ella antes de irme.

—Claro. Un segundo… —Ella desaparece de la pantalla, regresando con su teléfono en la mano, escribiendo.

—Si está ocupada solo dile que puedo conectarme mañana alrededor de la misma hora. Además, ¿recibiste mi postal?

—No.

Frunzo el ceño.

—Oh. Tal vez toma más tiempo del que pensé —murmuro—. Aunque eso es raro. ¿Sabes si a mis padres les llegó la suya?

—No lo sé —responde, algo cortante.

—Está… bien. ¿Cómo va el trabajo?

—Lo odio, como siempre. Pero empecé a dormir con el que hace los sándwiches. Así que eso ha sido… interesante.

—Demonios, chica. ¿Ese chico de los sándwiches tiene un nombre?

—Mike. —Ella está actuando como si no fuera nada, pero la conozco mejor que eso.

—Te gusta —le digo.

—Por ahora. —Su teléfono suena, robando su atención—. Escucha, tu mamá va a conectarse. Deberías hablar con ella.

—Está bien. Bueno, me alegro de verte y a Sadie, incluso si fue por un segundo. Te amo, bicho raro. Buena suerte con ese chico que hace sándwiches.

—También te amo… y solo… —Ella hace una pausa y me resulta difícil leer su rostro—. Estoy aquí para ti, ¿está bien?

Antes de que pueda interrogarla, el video se corta. Ella estaba actuando real, realmente extraño. Con mi ansiedad creciendo, mi pierna rebota mientras me desplazo por mis contactos. Mi mamá todavía está inactiva y miro su pequeño punto amarillo hasta que se vuelve verde.

Ella me llama antes de que yo pueda llamarla.

—Hola —exhalo, muy aliviada de ver su rostro—. Jess estaba actuando de forma divertida. ¿Está pasando algo? ¿Está enojada conmigo?

—Hola, bebé. —Mi mama apenas puede decir esas dos palabras antes de que su rostro se tuerza y las lágrimas fluyan—. Es tan bueno verte.

—Esas no son lágrimas de felicidad —murmuro, mis ojos ardiendo—. ¿Dónde está papá?

Deja caer la cabeza en sus manos y llora por un par de minutos, demasiado ocupada para hablar. Sigo tratando de llamar su atención, pero luego también estoy llorando porque ella me está asustando y odio verla molesta.

—¡Mamá! —digo más fuerte—. ¿Qué está pasando? ¿Papá está bien? Necesitas hablar conmigo.

Ella sacude su cabeza.

—No sabíamos cómo contactarte.

—Les envié una postal hace unas semanas —digo débilmente, deseando haber pagado el dinero extra para mantener mi servicio de celular—. ¿Dónde está papá?

—Él tuvo un ataque… —su aliento se atora en su garganta— ataque de corazón masivo hace una semana y media.

—No. ¿No? ¿Qué quieres decir? —Me zumban los oídos y me siento tan, tan enferma—. Eso no pasó. —Ella asiente, su barbilla tiembla—. ¿Puedo hablar con él? ¿Está en el hospital?

—Bebé, no… él no lo logró.

Todo se detiene.

—¿Qué?

Ella me cuenta como estaba jugando al golf con sus amigos y se cayó de rodillas. Como trataron de hacerle RCP hasta que llegaron los paramédicos, pero no había nada que hacer y murió en la ambulancia. Como ella estaba conduciendo cuando recibió la llamada desde el celular de él, pero no respondió de inmediato porque había peleado temprano esa mañana, por algo tan estúpido que no podía recordar, y quería hacerlo sudar. Está tan jodidamente triste y enojada consigo misma, pero no hay nada que ella o nadie podría haber hecho.

—Solo tiene cincuenta y cinco —lloro, usando mi camiseta para limpiarme la nariz—. ¿Cómo sucedió esto?

Se suena la nariz.

—No lo sé. No lo sé, tampoco puedo darle sentido.

—Iré a casa —suelto—. Yo… tomaré un vuelo. Mierda. Solo… —Mi pecho se contrae y hago todo lo posible para detener las lágrimas para poder pensar con claridad, pero siguen saliendo—. Deseo estar ahí.

—Yo también.

La decepción me llena cuando me doy cuenta:

—¿Ya fue el funeral?

—Todavía no. Fue cremado ayer y estamos resolviendo algunas cosas con el seguro.

—Por favor no lo hagas hasta que regrese. Por favor, mamá —ruego—. Necesito estar ahí. Necesito estar contigo.

Ella solloza.

—Está bien. Solo ven a casa, cariño.

—Solo necesito averiguar algunas mierdas y volaré. Hoy —digo frenéticamente, sin ser capaz de pensar en qué día o qué hora es ahora mismo—. O mañana, siempre que pueda. Tan pronto como pueda. ¿Está bien?

—Está bien.

Muerdo la piel alrededor de mi pulgar.

—Te amo, mamá. Siento tanto, tanto no haber estado ahí.

—No es tu culpa, por favor no pienses así.

Lo sé, por supuesto que lo sé. Pero la culpa que siento es abrumadora y la pérdida repentina es debilitante. Mi corazón se está rompiendo, está roto, y, honestamente, no sé cómo superaré esto.

—Estaré ahí pronto, ¿está bien?

—Te amo, ten cuidado. Por favor.

—Lo haré —prometo, observando su rostro cansado hasta que desaparece de la pantalla.

Me quedo en mi silla por mucho tiempo, tratando de recordar la última vez que vi a Charlie. Claro, hablamos antes de irme, pero no lo vi. ¿Por qué no podría haberme molestado en pasar antes de dejar el jodido país?

El dolor irradia de mi pecho mientras me muevo para pararme, pasando entre las personas hacia la parte de atrás. Y en los confines de un pequeño baño, a tres mil doscientos kilómetros de distancia de mi familia, me desmorono por completo.


¡Hola!

¿Nos cuentan qué les pareció el capítulo?

Muchas gracias por los comentarios en el capítulo anterior: EmilyChase, Lizdayanna, Noriitha, saraipineda44, somas, alejandra1987, Gabs Frape, Lady Grigori, tulgarita, Lauguilln, Cassandra Cantu, Tata XOXO, Adyel, Isis Janet, Dama Sincera, jupy, tocayaloquis, Franciscab25, BereB y Cinti77.

¡Hasta el próximo capítulo!